COMUNISMO

Dictadura del proletariado para la abolición del trabajo asalariado

Organo central en castellano del Grupo Comunista Internacionalista (GCI)


COMUNISMO No.1 - CONTRA LA DEMOCRACIA (Junio 1979):



Presentación

Estas lineas pretenden, breve y sin ninguna duda esquemáticamente, explicar porque existe nuestro grupo, que papel pretende desempeñar, a que realidad responde, cuales son los ejes históricos a los que debe sus bases programáticas y que tareas generales se fija. Entre estas ubicaremos la publicación de esta revista en castellano especialmente dirigida a esa fracción del proletariado latinoamericano, que en cualquier parte del mundo lucha por reorganizarse sobre una base clasista.

Nuestro pequeño grupo es producto de una síntesis embrionaria de experiencias particulares regionales directas de la lucha del proletariado mundial, y de una comprensión aún parcial, de la experiencia global de la clase obrera mundial, en su lucha contra el capital, sistematizada por las fracciones comunistas de las que heredamos una interpretación materialista de la misma y la necesidad vital de actuar organizadamente para contribuir a la transformación del mundo.

Explicar nuestro surgimiento implica entonces oponer a todas las fábulas que la burguesía ha construido sobre el fantasma del comunismo los ejes centrales del movimiento comunista que se desarrolla hoy en el capitalismo y contra él; precisar las fuerzas y el contenido de la revolución y la contrarrevolución, para poder caracterizar la situación actual, reiterar en base a ellas las tareas permanentes de los comunistas y por lo tanto las nuestras.

Capitalismo y comunismo - contrarrevolución y revolución

La historia del capitalismo mundial, es la historia de la agudización de sus crisis, del renforzamiento de sus antagonismos. Cada nueva expansión se culmina necesariamente con una crisis más violenta, que soporta todo el planeta. La solución capitalista a la crisis es siempre la misma, miseria obrera, austeridad, expulsión de fuerza de trabajo del proceso productivo, centralización estatal, economía de guerra, fortificación democrático-terrorista del Estado, destrucción de fuerzas productivas, guerra imperialista. Frente a ella, contra ella, el proletariado se fortifica, tendiendo a afirmar su programa comunista: organización del proletariado en clase y por lo tanto en partido, destrucción del estado burgués, dictadura del proletariado, destrucción despótica de las relaciones capitalistas de producción. Cada crisis del capital, contiene entonces una crisis global, que se expresa en el estallido brutal de la contradicción entre dos proyhhsciales antagónicos: la conservación es necesariamente contrarrevolución; la revolución o se impone, se extiende y generaliza o es destruida.

La solución burguesa a la crisis del capital, es por su propia esencia parcial y limitada en el tiempo.El desarrollo del capitalismo que ella permite, desarrolla necesariamente al proletariado, lo fortifica y lo concentra.El nivel de la nueva expansión, determinara, el nivel de la nueva crisis; el desarrollo de sus antagonismo y afirmación de su decomposición: la nueva crisis es tan segura como la nueva ola revolucionaria. La solución comunista a la crisis es necesariamente mundial y definitiva; ella no consiste en abolir los efectos del capitalismo, sino el propio capitalismo, no "se propone" mejorar los salarios, sino que es objetivamente la guerra de clases por la abolición del trabajo asalariado, no consiste en democratizar el Estado sino en su destrucción.

Es tan evidente como necesario, constatar, que pese a los enormes esfuerzos del proletariado por extender su revolución, la contrarrevolución ha logrado en todos los casos hasta el presente, abortar dicho proceso, lo que lo permitió simultanea e inseparablemente destruir física y políticamente los bastiones obreros que lo intentaron. De la más gloriosa batalla clase contra clase que tiene su centro entre los años 1917-23, contrariamente a lo que afirma la burguesía, no le queda a la clase obrera, más que la experiencia. Si hoy es necesario insistir en evidencias, incluso en tautologías, es porque la imposición de la contrarrevolución en todo el mundo, que permitió la carnicería de obreros que fue la segunda guerra mundial; mantiene aún una enorme predominancia ideológica.

La reproducción ideológica de la contrarrevolución se expresa en múltiples planos y niveles. Uno de ellos que permite conciliar a pesar de sus contradicciones a la totalidad de la burguesía mundial es la "teoría" de la existencia de tres mundos. A pesar de las distinciones subtiles, que cada fracción del capital aporta a la misma, dicha ideología, tiene como común denominador el dividir al proletariado mundial, encuadrarlo en políticas regionales antagónicas a sus intereses generales, que en su totalidad sirven al capital. Según dicha ideología existiría un primer mundo desarrollado y capitalista donde a los obreros no les conviene luchar por la revolución comunista sino por la defensa de la democracia, las instituciones "sociales" y la reforma de estructuras (nacionalizaciones). Existiría otro mundo "socialista" donde tampoco hay que luchar por la revolución comunista, pues ya está hecha, y se trataría de "mejorar el socialismo" realizando un conjunto de reformas democráticas o de "revoluciones" extrictamente políticas. En el tercero, la revolución tampoco puede hacerse, sería utópico, pues es necesario primero la liberación nacional. Se trata de apoyar más o menos críticamente a la fracción nacional y democrática de la burguesía en su lucha contra el subdesarrollo y la dependencia imperialista. En síntesis: se trata en permanencia de supeditar al proletariado a una fracción progresista o nacionalista; es decir de mantener su desorganización como clase. El conjunto de distinciones que se operan, a partir de esta base común, se debe a que la burguesía, por la propia esencia de su régimen -la competencia- está permanentemente confrontada a los conflictos de intereses en su seno. La unión de burgueses -centralización, Estados, Constelación de Estados- no se basa nunca en la eliminación de la contradicciones en la unión, sino que se realiza únicamente para afrontar en mejores condiciones la guerra comercial imperialista o la guerra de clases. Por eso si toda la burguesía está de acuerdo con los "3 mundos" (que implica identificar socialismo con nacionalizaciones y subdesarrollo con extracapitalismo),cuando se trata de poner los obreros al servicio de una u otra fracción, de un u otro bloque imperialista, la burguesía aparece siempre dividida. Algunos harán la apología de tal "país socialista", otros harán incapié en las atrocidades de la represión de ese mismo país; unos dirán que Videla es progresista, otros hicieron el apoyo crítico a Velasco Alvarado en nombre de la liberación nacional, unos justificarán la política de los Estados Ruso, Cubano y Vietnamita, en nombre del socialismo, la liberación nacional y la autodeterminación de los pueblos, otros la de la OTAN o China en nombre de la soberanía nacional la democracia y el socialismo. Aquí no puede haber acuerdo, cada fracción burguesa pelea por apropiarse de las banderas mistificadoras que le dieron resultado en la segunda guerra (democracia-antifascismo), cada una intenta utilizar a los obreros como carne de cañon de su campo imperialista.

Todo esto hace que nunca esté demás el hecho de inisitir, en que el régimen de explotación capitalista es mundial. Que contrariamente a lo que sucede con la burguesía, el proletariado no tiene patria, ni ningún interés regional, sectorial, a defender; que es tan absurdo y reaccionario imaginarse el socialismo en un solo país, como sería concebir el capitalismo en un feudo. Que el capitalismo no es más que una fase de transición para toda la humanidad, que su destrucción será necesariamente mundial.

La propia denominación de nuestro grupo contiene una tautología deliberada COMUNISTA - INTERNACIONALISTA. Es obvio, que el comunismo, contiene la práctica internacionalista, la abolición del dinero, de la mercancía, de todo Estado, de las clases sociales. Si hoy es aún imprescindible remarcarlo es porque el peso de la contrarrevolución stalinista-democrático-fascista es todavía enorme y el programa comunista a pesar de las grandes masas del proletariado que luchan objetivamente por su afirmación, permanece, en lo que se refiere a su expresión teórica, absolutamente enterrado desconocido o desfigurado por la maraña de la ideologías del capitalismo.

Repetimos entonces lo que Marx afirmaba hace más de un siglo, el comunismo no es un ideal, ni un conjunto de recetas o principios a aplicar a la realidad es por el contrario el movimiento real de destrucción del orden establecido; el programa comunista no se compone únicamente del arma de la crítica sino de la crítica por las armas. Su afirmación es a la vez comprensión teórica de la acción y la acción misma, su fuerza no deriva únicamente de una comprensión materialista del mundo, sino que implica la práctica subversiva revolucionaria de la socieda burguesa.

La esencia de la lucha del proletariado, cualquiera sea la forma que toma el capitalismo, no se modifica, en la medida que el antagonismo de la sociedad capitalista es siempre el mismo. La resolución de éste antagonismo, no puede ser el resultado de diferentes "programas", sino el resultado del desarrollo y fortificación del movimiento comunista, unidad indisociable de objetivos y medios, es decir por la afirmación práctica del proletariado como clase autónoma mundial. Es por ello que si en una fase de revolución las tareas o las formas de actuar de los comunistas pueden ser diferentes de las necesarias en una fase de contrarrevolución, el eje central de su acción es siempre el mismo, defensa práctica del programa comunista, lucha por la constitución del proletariado como fuerza política estructurada orgánicamente a nivel internacional.

Las fases de revolución se caracterizan por la afirmación del programa comunista, que se concretiza simultaneamente en a) el estallido brutal de la crisis de la sociedad burguesa b) en la unificación y asociación del proletariado tendiente a la centralización de su acción revolucionaria para lo cual c) se dota de una dirección comunista d) enfrentando la totalidad de las fracciones de la burguesía en la lucha abierta contra el Estado. Las fases de contrarrevolución se caracterizan por (1) la reconstitución de la sociedad burguesa y superación más o menos duradera de la crisis (2) la dispersión y desorganización física (masacres, prisiones, exilio) e ideológica (imposición de la mitología burguesa sobre el contenido de la lucha obrera) (3) la destrucción de su vanguardia organizada (4) la repolarización de la sociedad en base a los intereses fraccionales de la burguesía tendiente a utilizar los obreros como masa de maniobra y carne de cañon en la lucha interburguesa.

Las fracciones comunistas y su necesidad historica

Revolución y contrarrevolución, expresiones de las dos clases de la sociedad, son hasta la destrucción total del capitalismo, fuerzas y realidades relativas. La función predominante del Estado burgués es -cualquiera sea su forma - la de destruir, desorganizar, recuperar, todo intento de asociación autónoma del proletariado; su objetivo permante es el de abortar o desvíar la organización del proletariado en partido. Pero, no puede destruir la fuerza de trabajo que permite la reproducción ampliada del régimen de explotación capitalista, ni elimar los antagonismo del mismo, que son inherentes a su propia naturaleza. Es por lo tanto incapaz de impedir las necesarias manifestaciones de descomposición del régimen y el resurgimiento de las asociaciones obreras, que renacen cada vez más fuertes, más firmes, más potentes. Cada afirmación del proletariado como fuerza política, es decir cada afirmación de la revolución comunista, ha significado en general un importante avance con respecto al pasado. Cada derrota pone en evidencia, necesariamente, debilidades e incoherencias del movimiento; que es imprescindible comprender para superar.

Todo fracaso de la revolución puede ser explicado en última instancia por la ausencia de la totalidad de las condiciones materiales -comprendidas los factores subjetivos-. Sin embargo desde el punto de vista obrero la "ausencia de condiciones" ni sirve de pretexto a la inacción, ni constituye una explicación suficiente. Tampoco puede explicar nada la conducta del enemigo (5 generales "traidores", o el PC "traicionó") que como no podía ser de otra manera utilizó todos los medios y fuerzas a su alcance contra la revolución.

Por ello todo fracaso de la revolución desde el punto de vista del proletariado, debe ser explicado por sus propias debilidades, concretizadas en una afirmación inacabada de su constitución en partido, en fuerza política autonoma. Aclarar los ejes de dichas debilidades, es decir las causas, las fuerzas, los mitos, que abortaron dicho proceso, constituye en un momento de desorganización y dispersión el punto de partida y la condición imprescindible de toda práctica revolucionaria.

En efecto, lo que permite a la revolución afirmarse a un nivel cada vez más elevado (ejemplo: 1848, 1871, 1917-23) es de un lado el hecho de que los antagonismos del capital sean cada vez más explosivos e insoportables, y que el proletariado haya sido concentrado más por el capital, que sea numéricamente más fuerte y por el otro la acción voluntaria de una fracción del proletariado que asegura la continuidad teórico-programática -a pesar de la contrarrevolución- entre cada ola revolucionaria. Sin esta acción voluntaria, el proletariado debería comenzar cada vez su historia, repetir los mismos errores.

Por el contrario, toda la política de desorganización del proletariado, de reproducción de la situación contrarrevolucionaria se basa no solo en la represión física y militar sino en a) la falsificación y el ocultamiento de la historia de la lucha de clases, b) en la utilización del nombre de dirigentes del proletariado, vaciando el contenido de su acción, c) en la utilización de las expresiones utilizadas por los revolucionarios, que también vaciadas de su contenido se utilizan al servicio de la reacción, d) en difundir como "los objetivos del proletariado" en el momento de la ola revolucionaria la reforma o la democratización del capital (no su destrucción); para lo cual los intelectuales del régimen son especialista en revisar y utilizar las debilidades en las formulaciones y explicitaciones inherentes a toda revolución abortada.

A ello el proletariado ha opuesto las fracciones comunistas que combatiendo toda falsificación revisionista que traba la organización del proletariado en partido, críticando despiadadamente todo lo que existe, trabajan pacientemente en la reconstitución del proletariado. Dicha tarea de afirmación programática implica: a) la reconstitución de la historia de la lucha de clase tendiente a asegurar la memoria colectiva de la clase, b) la formalización teórica -plataforma- del punto más elevado de afirmación programática, lo que implica necesariamente el análisis y la crítica de las debilidades y errores, c) fortificando y desarrollando su propia forma organizada- fracción- sosteniendo y asumiendo practicamente la acción directa contra el capital, actuando deliberadamente en su organización y centralización; es decir constituyendo no solo en sus orientaciones generales, sino en la totalidad del movimiento presenta la parte más decidida de la clase; en síntesis constituyendo un germen imprescindible del Partido Comunista.

Claro que muchos compañeros en América Latina o en el exilio, que intentan reorganizarse y romper el aislamento que la contrarrevolución democrático-"fascista" continúa a lograr reproducir; sienten hoy luego de haber pasado por la carcel, los allanamientos sistemáticos, la tortura, la clandestinidad, etc; una alergia objetiva a la simple mención del "partido", de la "organización, de la "vanguardia". Más de uno saltará, para recordarnos que con el cuento de la "dirección", de la "vanguardia", de la orga, del partido, "mandaron a la ruina a un pueblo" y dirá caliente: "y todavía me vienen a hablar de partido." Cualquiera sabe que la canción "lo que faltó fue el partido", combinada en general a "la traición de fulanito" o "la acción de provocadores" la repiten hasta el cansancio y constituye "la explicación de la derrota", de la totalidad de la izquierda burguesa sea stalinista (oficialista o maoista), trotkysta (en sus múltiples variantes), o del foquismo en su expresión burguesa (nacionalista, patriotera y reformista) (1).

Respondemos categóricamente, que el mismo antagonismo que separa el comunismo del programa de estos señores consiste en general en nacionalizar y estatizar los medios de producción, es decir en fortificar el Estado Capitalista opone la organización del proletariado en partido comunista al conjunto de dichas organizaciones. Que la reproducción de la situación contrarrevolucionaria, es debida -contrariamente a lo que nos quieren hacer creer- no solo a la represión sistemática del ejército burgués, sino y fundamentalmente la repolarización de la sociedad entre "fascismo" y "oposición" democrática" de la que ellos forman parte y que nosotros combatimos y con la cual lógicamente no discutimos ni sobre organización, ni sobre partido; sino que denunciamos implacablemente.

Respondamos que si bien la falta de partido, no es una explicación, dado que el probleme se reduciría a explicar porqué faltó "el partido", y de todas formas es imprescindible rastrear siempre el conjunto de causas materiales que determinan una derrota; todo intento de romper el círculo vicioso de la contrarrevolución (incluso su explicación), es necesariamente un intento organizado, es indiscutiblemente una tarea de partido.

Respondamos que la fuerza contrarrevolucionaria de la unidad popular democrática (cualquiera sea el nombre que utilice en los distintos países) continúa a imponerse, incluso indirectamente en esos compañeros que sienten asco (supercomprensible pero paralizante) al oir hablar de organización. Muchos militantes que saben que desde el punto de vista obrero no hay lucha contra "el fascismo" sin lucha simultanea contra el "antifascismo" no asumen las tareas de reorganización, necesariamente ultraminoritarias. El asco a las organizaciones de izquierda de la burguesía se transforma así en asco a todo tipo de reorganización, la burguesía triunfa una vez más; el "grupejo" queda descalificado como atividad en nombre de "las masas populares". Y este viejo y reaccionario argumento que sirvió siempre al oportunismo para justificar toda su política contrarrevolucionaria; el nacionalismo, el frentismo, el parlamentarismo, el sindicalismo siempre se explicaron en nombre de las masas y contra las fracciones comunistas; sirve una vez más a la burguesía.

La situación actual

La extraordinaria expansión permitida por la destrucción de la segunda Guerra Mundial, comenzó a resistirse ya a mediados de la década del 50 y (en algunos países) desde esa fecha se comenzó a manifestar la crisis, se comenzó a hablar de "ajuste de cinturones", "esfuerzo nacional de aumentación de la producción ", etc y con ello (contra ello) recomenzaron las luchas obreras. Si bien se trataba solo del primer síntoma cíclico de la crisis del capital, por la cual algunas zonas del planeta dejaban de ser rentables; éstas no recuperaron ya sus ritmos anteriores de crecimiento industrial. Estas primeras manifestaciones pudieron, aún "repartirse" entre Estados capitalistas y algunos pudieron incluso aumentar sus ritmos de expansión hasta que nuevas manifestaciones cíclicas de la crisis del capital a mediados de los años 60 y posteriormente en el 74/75 desmentían una vez más la mitología de un capitalismo sin crisis generalizada. Si en la década del 50 la crisis podía "exportarse a unas pocas areas geográficas y a mediados del 60 había solo unas pocas que pudieron atenuar sus efectos en el 74 /75 no se salvó nadie: hoy la política burguesa de ajuste de cinturones, de intensificación de la explotación dejó de ser el monopolio de algunas fracciones de la burguesía y es sin excepción la política de todas las fracciones del capital en todos los países del mundo. Hoy la congelación de salarios y el aumento de precios, la "batalla de la producción", el "esfuerzo nacional para aumentar la productividad" no caracterizan solo a Argentina, Polonia, Alemania del Este, Italia, Cuba o Chile; sino que abarca sin excepción todo el globo terraqueo incluidos los centros imperiales de la burguesía: Rusia y Estados Unidos. Desde el punto de vista burgués solo es concebible una nueva expansión sostenida, en tanto que reconstrucción. La guerra imperialista que en realidad nunca ha cesado desde la segunda guerra, tiende de más en más a su generalización. Una vez más el capitalismo confirma su ciclo infernal expansión - crisis- guerra generalizada - reconstitución - expansión crisis... Hoy como ayer Guerra Imperialista generalizada o Revolución Comunista son las únicas perspectivas. Hoy como ayer la consigna comunista es oponer a la Guerra Imperialista la Guerra Revolucionaria contra su propia burguesía.

El triunfo de la revolución comunista mundial es solo posible, eliminando las debilidades del pasado, es decir solo si el proletariado logra reapropiarse de la experiencia, identificar los errores cometidos en sus batallas más grandiosas y si es capaz de enfrentar decididamente a todas las fuerzas, a todas las ideologías, que lograron desarmarlo en el pasado.

A pesar de que la guerra de clases tampoco ha cesado nunca, a pesar de los grandes enfrentamientos e insurrecciones abortadas que caracterizan el mundo en los últimos años, la contrarrevolución brutal y prolongada de la historia del proletariado mundial abierta con la derrota de la ola revolucionaria de 1917-23, predomina aún. La generalización de la crisis del capital y su funesta perspectiva; comienza solo a hacer despertar al gigante proletariado mundial, después del sueño contrarrevolucionario más largo de toda su historia. Este proceso es lento y desparejo; reduciéndose a veces a algunas zonas (década del 50); el capital intenta derrotar al proletariado país por país, paquete por paquete, pero no podrá evitar la repetición general y superior (cuantitativa y cualitativamente) de sobresaltos obreros como los que caracterizaron a países de todos los continentes entre 1967-73.

Las diferencias en la repartición mundial de la crisis, generan diferencias en el tiempo, en los medios y en la forma de los ataques contra el proletariado, y éstas provocan reacciones obreras "despegadas" en cuanto a la intensidad y el momento; que la burguesía utiliza para aislar cada lucha en la nación. Es evidente, por ello, que la lucha de clases, que la situación del proletariado, es diferente en las distintas zonas del globo, que la guerra entre revolución y contrarrevolución presentará como en el pasado enormes diferencias por regiones. Pero, la crisis del capital es mundial, el contenido fundamental de la política antiobrera de todos los Estados del mundo es idéntica (trabajar más y cobrar menos), sean cual sean los medios, los mitos y tácticas que utilice la burguesía para hacer tragar la crisis al proletariado. Cualquiera que sea la forma e intensidad del combate obrero en cada parte del mundo, su contenido y perspectiva es comunista y mundial.

Si bien entonces, toda acción voluntaria y organizada de los militantes revolucionarios debe tener en cuenta los desfasajes, en la intensidad y la forma de los enfrentamientos no se puede perder nunca de vista la perspectiva general de lucha mundial entre dos clases antagónicas. Por ejemplo, si bien, no podemos ignorar que en algunas zonas la situación contrarrevolucionaria, es la más impresionante que el proletariado ha conocido en toda su historia su ruptura no puede procesarse en el cuadro regional sino que será el resultado inevitable de explosiones sociales en las zonas donde el proletariado no ha sido derrotado. Es evidente que si la situación del proletariado mundial, fuera la de Argentina, Chile y Uruguay; la situación de contrarrevolución mundial sería total, pero para desgracia de la burguesía la situación general en el mundo es muy diferente a ésta y lenta pero segura la lucha del proletariado renace en todos los continentes.

Entre el intento de la derrota paquete por paquete, región por región del proletariado y la generalización mundial de la crisis existe una tensión dialéctica: la derrota del proletariado en una región pesa más o menos directamente en todo el mundo, pero hoy la lucha obrera contra la política generalizada de austeridad e intensificación del trabajo no puede ser contenida en ninguna frontera y hace inestable cualquier derrota, incluidas las más espantosas, abriendo las puertas a una nueva perspectiva de lucha revolucionaria generalizada a nivel mundial. Esta es la perspectiva de nuestra clase, ésta es la perspectiva comunista.

Grupo Comunista Internacionalista y la Revista Comunismo

Con la formación del Grupo comunista Internacionalista, nos organizamos para contribuir al proceso de constitución del proletariado en clase, y por tanto en partido.

Nuestra acción general se inscribe en la perspectiva general que siempre caracterizó a los comunistas. Por ello nuestra estructura organizativa no tiene como objetivo el "formar un partido aparte de los otros partidos obreros"; sino el de constituir un factor activo, conciente y voluntario en la monumental tarea de organización del proletariado en Partido mundial de clase. Dado que los comunistas "no tienen intereses que los separen del conjunto del proletariado", que "no proclaman principios especiales a los que quisieran almodar el movimiento proletario" no pretendemos ni poseer el "Programa de la revolución comunista", no nos proclamamos "El Partido". Nuestra estructura organizativa obedece a la necesidad de asumir las tareas que caracterizaron en permanencia a las fracciones comunistas que "solo se distinguen de los demás partidos proletarios en que... destacan y hacen valer los intereses comunes a todo el proletariado, independientemente de la nacionalidad... representando siempre los intereses del movimiento en su conjunto", y tiende a constituir... "el sector más resuelto de los partidos obreros... el sector que siempre impulsa adelante a los demás...".

La tendencia a la organización del Proletariado en partido mundial, está determinada por las condiciones comunes y generales de explotación salarial, y acentuada en la fase actual por la crisis generalizada del capital. Sin embargo la ruptúra orgánica y teórica en el tiempo y en el espacio de las organizaciones comunistas ha impedido la mantención y el desarrollo de la memoria colectiva de la clase. Cada lucha obrera del presente, muestra todavía errores e indesiciones que los comunistas, señalaban hace más de un siglo. El balance de cada derrota que asumido por la clase constituye un arma desiciva, sigue cubierto del polvo de la contrarrevolución. En cada batalla más o menos generalizada el proletariado REAPRENDE a golpes, con un costo social enorme lecciones insciptas ya en otro tiempo o en otros espacios geográficos con letras de sangre obrera.

A nadie escapa, que hoy la burguesía; por ejemplo de Colombia, de Perú de Ecuador y también de Italia, Francia, España, comienza a utilizar las mismas armas que las que utilizó ayer la de Chile, Argentina y Uruguay. Que los errores del movimiento obrero son en líneas generales los mismos. Pero lo que solo se comprende a medias es que la Unidad Popular, el Peronismo, el Frente Amplio, son la reiteración exitosa del Frente Popular en Francia y de España a mediados de los años 3O. Y mucho menos se admite que dichas respuestas burguesas a la lucha de clases, son a su vez idénticas por ejemplo al yrigoyenismo o al battlismo y estas la reiteración de permanente del desarmamiento republicano burgués del proletariado, experimentada durante el siglo pasado, por ejemplo en Francia en 1848.

A pesar del esfuerzo de las fracciones comunistas que luego de la derrota de la más potente ola revolucionaria del proletariado mundial, se separan y rompen con la Tercera Internacional en descomposición, no se ha logrado romper con las barreras del tiempo y el espacio, en la reconstitución de la memoria colectiva de la clase. Agrupada durante la pre-segunda guerra, en torno a Prometeo y Bilan, la izquierda comunista italiana fue el mayor intento del proletariado mundial en este sentido.

A dicha tarea, indispensable a la victoria de la revolución mundial, nuestro grupo se propone contribuir activamente. Hoy, tratando de desenterrar la historia de la lucha de clases, retomando el balance (lógicamente incompleto) realizado por las fracciones comunistas, demostrando la continuidad programática de la revolución y de la contrarrevoluión por encima del tiempo y el espacio

Pero hay dos aspectos que debemos dejar bien clarito, 1) dicha tarea, necesaria, no la consideramos ni un instante como la única, sino que nuestros militantes en la medida de sus posibilidades actúan en el país que se encuentran en el combate cotidiano de nuestra clase, 2) si nuestras insignificantes fuerzas no nos desalientan en las enormes tareas que nos asignamos, es porque basamos nuestra perspectiva en la necesidad histórica de nuestra clase, y en la situación actual de la lucha de donde se deriva la certitud de tender a la convergencia con fracciones del proletariado que ya hoy tienden a la defensa prática del programa comunista y a dotarse de una estructura orgánica para ello.

Nuestra actitud antisectaria, que redoblamos con un llamado a la discución, intercambio de informaciones, fortificación de los contactos entre grupos obreros tendientes a la formación del Partido Comunista; no debe ser confundida con ningún tipo de democratismo. La práctica de nuestra clase es esencialmente antidemocrática y todo avance de la revolución solo fue posible porque minorías más o menos estructuradas desconocieron toda consultación democrática, pasándole por arriba al principio mayoritario. Una de las grandes lecciones de la contrarrevolución, es que no solo la clásica democracia burguesa como forma de reproducción del poder del capital constituye un arma de éste; sino que en los propios órganos obreros -sindicatos, consejos, soviets, partidos, internacional- la supeditación de la acción de los comunistas al principio mayoritario fue siempre nefasta.

Entre las tareas que nuestro grupo asume proyectamos un conjunto de publicaciones, que irán concretizándose en la medida que nuestras escasas fuerzas lo permitan. Una revista por el momento cada dos meses en francés "Le Communiste"; y ésta "Comunismo" en castellano cada 4 meses. Lo antes posible publicaremos en ambas lenguas una formulación provisoria de las tesis de orientación que determinaron nuestra constitución y que centralizan nuestra práctica. En la medida de lo posible y además de los volantes que puedan ser imprescindibles en luchas puntuales, pretendemos publicar boletines de discusión y de profundización teórica.

En este conjunto, y con la perspectiva mencionada sale Comunismo, que pretendemos sea una herramienta de esa minoría de exilados que lucha contra el exilio organizado por la burguesía y en la medida de lo posible de compañeros a los que se la haremos llegar en América Latina. Dado que su difusión será cuantitativamente pobre (pues no tenemos las fuerzas para lo contrario) su periodicidad excesivamente espaciada (porque nuestras propias debilidades materiales nos impiden concebir por el momento una mayor frecuencia); estaremos obligados a privilegiar en el contenido temas con un nivel de generalidad que sabemos excesivo. No podemos por lo tanto pretender que esta revista, responda a cada necesidad de la lucha y que oriente el combate obrero. Sin embargo no perdemos de vista la necesidad de conveccionar un períodico que combinando la propanganda, con el análisis teórico, sea capaz de agitar, de ligar por encima de cualquier frontera con que la burguesía nos intenta mantener divididos, constituyendo asi un órgano sin fronteras de centralización y organización. Por ello desde ahora llamamos expresamente a todos los lectores a no recibir comunismo como una mercancía más que se trata de consumir rápido en una lectura pasiva; sino a contribuir activamente en el mejoramiento de sus diferentes aspectos:

- contenido enviando informaciones publicaciones de grupos obreros, análisis de situaciones, textos históricos, críticas de lo publicado, etc

- difusión de luchas obreras, haciendo cirular cada número en el mayor número de lectores posibles, es decir poníendole un eslabón más a la cadena; suscribiéndose, y suscribiendo compañeros.

Nota

(1) Excluimos expresamente a sectores obreros que no encuentran otra forma de defender sus intereses que el "esquema foquista": aparato contra aparato. Es evidente que la ideología foquista es burguesa, como lo es la ideología terrorista (acción ejemplar, voluntarismo, individualismo, desprecio de la "masa"). Pero la acción armada, la acción directa, el terrorismo obrero, la toma de rehenes, son no solo necesarios sino imprescindibles en la lucha de clases. En muchisimos casos en América Latina, como en el mundo hoy y ayer, sectores de vanguardia del proletariado, cuyo accionar es necesario reinvindicar integralmente, han expresado en sus formulaciones programáticas claras desviaciones foquistas. Desde el punto de vista comunista es indispensable distinguir estos grupos obreros que a pesar de sus errores (toda organización revolucionaria está sujeta a la presión de la ideología burguesa) pelean de nuestro lado contra la burguesía afirmando el terrorismo revolucionario. Cuando ellos llegan a la conclusión de "lo que faltó fue el partido", nosotros le respondemos que estamos de acuerdo pero como explicación resulta absolutamente insuficiente y peligrosa y le recordamos lo que decia Bordiga en 1951"... el pretendido análisis según el cual todos las condiciones revolucionarias existían, pero faltaba la dirección revolucionaria, es un sin sentido. Es justo decir que el órgano de dirección es indispensable, pero su formación depende de las condiciones generales de la lucha y jamas del genio o del valor de un jefe o de una vanguardia".



América Latina: No olvidar

* * *

No hemos olvidado, ni olvidaremos nunca, el ruido de las botas en toda la calle, los rastrillos, la casa de torturas, la jeta de algún verdugo que nos arreglamos para ver a pesar de la capucha, los golpes recibidos, los gritos y amenazas de los oficiales, el submarino, la picana.

No podemos ni queremos olvidar tampoco los compas que quedaron, algunos muertos, otros presos hasta que los arranquemos de las cárceles; ni a algún soldadito que en el peor de los momentos te arrimaba un faso y de noche cuando dormía el oficial de guardia hasta te dejaba sentar, sacarte la capucha y te cebaba un mate.

No podemos ni queremos olvidar ni un instante a los que desde las fabricas y del barrio, nos apoyaron como pudieron y hasta bancaron la prole en los momentos más jodidos; y que hoy no sabemos todavía como se las arreglan para morfar, ni para seguir reuniendose.

No olvidaremos nunca los gritos de angustia y de dolor de las ñeris violadas, del tano que lo sacaron una noche y nunca más se supo, las maniobras militares, la explosión de granadas en la noche, los fusilados y los que se ahorcaron para no hablar.

Pero para desgracia de todos los demócratas, de todos los frentistas, de todos los pacifistas, bolches y socialistas, no nos olvidamos tampoco su siniestro papel, de como sus loas a la tradición democrática y constitucionalista del ejército preparaban nuestra desorganización y la masacre consecutiva. No, nunca olvidaremos a esa masa inmunda de políticos burgueses, a los Perón, los Allende, los Torres, los Arismendi, los Frei, los Moreno, los Campora, los Hugo Blanco, los Leonidas Rodrigues, los Ferreira Aldunate, los del Prado, los Altamirano, los Corvalán, los Seregni, y tantos otros cuyo discurso se hacía más izquierdista, demócrata y socialista, cuanto más requerían desorganizarnos, desarmarnos.

Porque sin lugar a dudas ni Onganía, ni Levingston, ni Lanusee con su excelente servicio de represión pudieron realizar la gran aspiración de la burguesía Argentina. Al contrario, lo único que lograron fueron cordobazos, rosariazos, mendozazos..., fortificación, armamento y organización de la clase obrera. Pero el retorno de la democracía, de populismo pudo cambinar inteligente y sistemáticamente "el respeto a la voluntad popular", "el verticalismo", el terror estatal, la democracia,... en síntesis imponer el pacifismo efectivo para la clase obrera, reintegrando el monopolio social de la violencia en el Estado. La burguesía no preparó únicamente la guerra, con profesores de tortura, con las AAA, con los entrenamientos antisubversivos de sus vasallos; sino llamando a la paz, a la inacción, a la concordia nacional en torno al acuerdo de "los trabajadores" (léase aparato estatal de la CGT) con los empresarios, a la pacificación social y a la Argentina potencia. Así como sin social democracia en Alemania hubiese sido imposible Hitler, sin Frente Popular inconcebible Franco; sin Allende, sin Perón, el tio, el brujo y la puta no hay Pinochet, ni Vidella. Sin "tregua electoral", sin "ley de control de armas", sin la "tradición democrática del ejército", sin "ahora si el cobre es chileno", sin democrático Estado de Guerra Interno, sin Frejuli, sin Unidad Popular, sin Frente Amplio no hay terror estatal exitoso.

Hay demasiado sangre en el medio para olvidar que el ataque demorático populista cumplió enteramente su objetivo: en Argentina, Chile y Uruguay. Pero no se trata solo de arreglar cuentas con un pasado inmodificable. Sino de poner en evidencia que hoy la democracia juega un papel fundamental del lado de la contrarrevolución, y lo jugará mañana.

Si en esos tres países del Cono Sur es correcto caracterizar a la situación de contrarrevolucionaria no se debe únicamente a los campos de concentración, a los desaparecidos, la masividad del exilio, en síntesis el terror abierto del Estado burgués dado que no es un "privilegio" de la zona; sino al pasaje de un enfrentamiento sistemático y masivo contra todo el estado burgués a una polarización "fascismo-antifascismo" en la que se cree hasta en el cuento de los derechos humanos de Carter. El pasaje de la contradicción burguesía-proletariado a fascismo-democracia, es el verdadero triunfo de la burguesía, la causa y el efecto de la derrota obrera, pues en el mismo resume la destrucción física y orgánica de toda las asociaciones de clase, o su pudrición y reuperación ideológica por la burguesía. Derrota es la desaparición de miles de reuniones discutiendo al mismo tiempo como enfrentar al Estado, en la fábrica, en las minas, en el café, en los barrios y la destrucción -física y orgánica de los grupos obreros de acción directa, que aseguraban el cumplimiento de la huelga, ajustaban cuentas a algún carnero y saboteaban la producción, la desaparición de miles de volantes obreros que llamaban a la guerra contra la burguesía, el pasaje de una situación de armamento progresivo del proletariado, a la restauración absoluta del monopolio Estatal de las armas. Derrota es que debamos retroceder muchas décadas en la historia de esos tres países para encontrar niveles de salarios reales tan miserables, condiciones de trabajo tan imponentes (aumento brutal de las horas trabajadas); condiciones de desorganización de la clase tan escalofriantes. Es también derrota que con el pasaje del proletariado al fondo de la escena revolucionaria, las viejas rivalidades entre burgueses, vuelvan a dominar el panorama político, que otra vez el proceso político pase por sobre las cabezas de los obreros hoy reclutados por la multiplicación incesante de los comités interclasistas de "resistencia a la dictadura". Así como la transformación de un comité de fábrica o de barrio, surgido para enfrentar la política económica del estado en comité electoral de la unidad popular o del frente amplio -lo que habían logrado parcialmente- condujo a la derrota; aislando a la masa obrera de su vanguardia explícitamente clasista, la reproducción de estructuras orgánicas "antidictatoriales" (1) reproduce, afirma y completa la contrarrevolución.

Ayer la democracia, el fascismo y el antifascismo servían para ligar al proletariado a los intereses de su burguesía, para diluirlo en el "pueblo" para imponer la masacre de por lo menos 50 millones de obreros en la guerra imperialista; hoy todos los régimenes y opciones burguesas enfrentan la lucha autónoma del proletariado en nombre de la Democracia. La defensa de los derechos humanos es ya hoy la bandera de la Guerra imperialista que la burguesía intentar generalizar. La lucha por la bandera democrática es una lucha entre las fracciones del capital. Por ello no debe extrañarnos que así como el PC Argentino defienda al régimen "democrático" de Vidella, el maoismo ortodoxo se alinea con Pinochet o la junta uruguaya en defensa de la democracia; mientras sus versiones respectivas se oponen a las juntas también en nombre de los derechos del hombre y la democracia.

En estos tres países como en todo el mundo, la lucha del proletariado es una lucha contra la burguesía y por lo tanto contra la democracia sea derechista o izquierdista; emplee el terror en una forma más o menos descarada. En el democrático Méjico, familiares de militantes denuncian campos de torturas y miles de desaparecidos, en la democrática Colombia a las masacres de trabajadores que caracterizan su historia, la burguesía intenta coronarlas a través del funcionamiento cada vez más sistemático de la tortura y las AAA. Y mientras el terror de la democrática derecha se perfecciona se aprueba el "Estatuto de seguridad", la burguesia de izquierda que se agrupa de más en más en torno al democrático FIRMES completa su obra llamando al pacifismo a la classe obrera. Y sus apoyadores críticos -aún más democráticos - no tienen ningún tapujo en anunciar sus objetivos intentando convencer el conjunto de su clase de la efectividad antiobrera de un frente de izquierda; "Porque con una represión como esta es dificil convencer a los grupos terroristas de que con fórmulas distintas a las de ellos se va a poder derrotar a la oligarquía. Los autores del Estatuto probablemente no se den cuenta de que un proyecto convincente con resonancia popular, como el que está surgiendo a la izquierda del lineralismo, acabaría mucho más facil con lo que ellos llaman terrorismo que todos las fórmulas represivas de Camacho Leyva." (Garcia Marquez a Alternativa)

La burguesía colombiana, tiene indudablemente fracciones que son conscientes de que la imposición de la paz de los sepulcros, pasa por la izquierda democrática. El Movimiento Cívico, de Pardo Llada, que lucha por la "moralización y la democracia" basa su acción de propaganda en los riesgos de la "uruguayización", los trotskystas de Socorro Ramirez utilizan el cuco de los militares pinochetistas para quebrar huelgas llamar a votar "por candidatos obreros". Pero hay algo que a todos los democratas colombianos preocupa enormemente: al proletariado no lo han logrado llevar a las urnas ni creer en ellas. El cuento de los "candidatos obreros" sigue sin cuajar: 75% de abstenciones.

En los países de más larga "trayectoriano democrática", las represiones y masacres comienzan a demostrarse incapaces de enfrentar solos al proletariado El Salvador, Nicaragua, etc. Como hongos se reproducen los llamados a la liberación nacional, a la unificación de la oposición en torno a la democracia, los frentes que reintegrarán el gobierno a los representantes de la burguesía, que no tienen más remedio que abanderarse con los que ayer enviaron a matar.

En Brasil, ante las huelgas obreras (especialmente metalúrgicos) registradas en el último año, no solo la clásica oposición a su majestad el Movimiento Democrático Brasileño y los pelegos democráticos reiteran sus llamados a la "institucionalización"; sino que la propia organización de empresarios industriales hace la advertencia de que únicamente un régimen democrático es capaz de impedir "los indeseables conflictos de clases". En Bolivia la burguesía combina, sin poder quebrar al proletariado, los golpes "pinochetistas", con los golpes para restaurar la democracia, el terror sin tapujos; con las élecciones; la movilización con el cuento de la "salida al mar", con el clásico llamado al orden y al trabajo.

En la democrática Venezuela los encargados de asegurar el terror democrático son los cuerpos paramilitares de la Acción Democrática.

En el Perú la burguesía democrática y constituyente, desde los correligionarios del viejo decrépito de Haya de la Torre, al FOCEP dirigido por ese eternal apoyador crítico de la contrarrevolución Hugo Blanco, desde los antiguos generales del Régimen Velasquista (PSR) a los maoistas de la UDP se unifican en nombre de la lucha contra el terrorismo para ahogar el grito proletario de "queremos pan y no constituyentes".

Por todo ésto, la lucha de la clase obrera, por su constitución en fuerza autónoma, pasa hoy en América Latina y en el mundo entero, por su lucha abierta contra la democracia, contra las constituyentes, las uniones democráticas, los populismos. Hoy como ayer y mañana, los comunistas sostenemos que al canibalismo de la contrarrevolución, solo se le puede responder con la violencia revolucionaria del proletariado,con el terror rojo.

Por todo esto que no hay que olvidar ni un instante, el primer número de Comunismo lo dedicamos especialmente a la Democracia.

Nota

(1) Evidentemente dichas estructuras orgánicas no enfrentan a la dictadura burguesa sino a una de sus formas la definida como "fascista" pronunciándose expresamente por la mantención de la dictadura demócratica del capital.



La continuidad historica del combate militante contra la democracía

"Con respecto a la democracia pura y el papel que desempeñara en el futuro estoy en desacuerdo contigo... en el momento de la revolución tomará una importancia momentanea como partido burgués extremo, desempeñando el mismo papel que en Franfort en 1848, como última tabla de salvación de toda la economía burguesa e incluso feudal. En un momento como ese toda la masa reaccionaria se alinea en su huella y la refuerza, todo lo que es reaccionario se da aires democráticos. De cualquier forma, el día de la crisis e inmediatamente después, nuestro enemigo será el conjunto de la reacción, reagrupada alrededor de la democracia pura, y ésto es en mi opinión lo que no debe ser perdido de vista." (1)

ENGELS a Bebel

* * *

Durante toda su historia, cada vez que el proletariado intenta organizarse como fuerza autónoma, encuentra su principal obstáculo en la burguesía radical y la democracia extrema. La fuerza política de dicha barrera, que el proletariado deberá derribar en su lucha revolucionaria, radica en que la ideología democrática burguesa es una fuerza material que cementa, unifica y cohesiona el edificio de la explotación capitalista y que dicha materialización se opera en la dilusión - atomización permanente del propio prhiado. La ruptura entre el proletariado y la democracia, es por lo tanto al mismo tiempo que condición indispensable, ruptura del proletariado con su propio pasado de masa atomizada.

A pesar de que esta ruptura exista en permanencia, por la propia naturaleza del proletariado como clase revolucionaria y los antagonismos de la sociedad burguesa siempre crecientes, ella aparece inevitablemente dominando toda la escena social, únicamente en momentos de crisis revolucionaria: "Yo considero inevitable éste resultado final: oposición entre los burgueses radicales jugando de socialistas y los obreros verdaderamente revolucionarios." (Engels 1884)

La resolución burguesa de la crisis es la liquidación de esa oposición, la retransformación del proletariado en masa de apoyo de los burgueses radicales; solo así la sociedad burguesa puede continuar su nefasta supervivencia. Entre cada crisis, es una minoría de militantes revolucionarios, la que mantiene, expresa y asegura la continuidad de dicha ruptura entre el proletariado y la fracción extrema de la burguesía -llámese democrática o socialista-.

No es necesario situarse en Chile y Argentina de 1973, ni en el mundo en 1917/23 para comprender que ha sido siempre la fracción más extrema de la burguesía, la que ha sido capaz de desarmar al proletariado. Ya en el siglo pasado los militantes comunistas habían señalado que este era el peligro que anazaba toda revolución a venir. Es, en el combate de los militantes de vanguardia del proletariado; cuya función ha sido siempre la lucha por la autonomía de la clase obrera, independientemente de la época o la región geográfica, que la continuidad de la ruptura entre revolución proletaria y democracia se expresa en permanencia, sea como balance de una derrota, sea como tareas inmediatas, sea como escollo en la revolución a venir, sea como combinación de los 3 aspectos. Las expresiones formales de dicha ruptura demuestran en cada momento histórico o región, comprensiones diferentes de la misma que son a su vez el producto del nivel alcanzado por la ruptura, o lo que es lo mismo, por el nivel de la lucha autónoma del proletariado. Históricamente cada crisis revolucionaria aparece como un nivel más elevado de autonomía, de emancipación del proletariado. Históricamente cada crisis revolucionaria aparece como un nivel más elevado de autonomía, de emancipación del proletariado. Hoy sin ninguna duda no utilizaríamos las expresiones, de Babeuf o de Blanqui que demuestran el estado embrionario del partido comunista de las épocas respectivas. Sin embargo, así como el capitalismo, a pesar de sus brutales cambios en todos los órdenes en los dos últimos siglos, mantiene su esencia, el movimiento comunista se fortifica, comprende mejor, explicita, intenta no reiterar los errores del pasado, pero mantiene su continuidad. Así como cada fase del capitalismo es un salto cualitativo en un modo de producción que mantiene su substancia antagónica invariante; cada gran experiencia aporta y clarifica las lecciones extraidas en el pasado, pero no modifica su contenido.Se nos dirá que textos como el de Blanqui que reproducimos casi en su totalidad, no son suficientemente claros. Es evidente que hoy no tiene ningún sentido hablar del "traidor Noske o Allende" (2), sino de enemigos, que éstos no traicionan a la democracia sino que la realizan contra el proletariado. Sin embargo, es imprescindible no olvidar que hoy podemos afirmar esto con claridad porque existió hace dos siglos "la liga de los iguales" de Babeuf, y la revolución de 1848 en Francia donde el proletariado se reagrupó en torno a Blanqui, y porque hubo fracciones comunistas que haciendo el balance de esos y otros gloriosos combates de nuestra clase, retomaron (con una mayor claridad) la continuidad histórica del programa del proletariado.Por ejemplo, para comprender el enorme salto adelante que dará el proletariado en 1848, por un lado dotándose del Manifiesto de los Comunistas (1847) y por el otro librando en junio de 1848 la primera gran batalla clase contra clase, es preciso no olvidar que ya el abismo y la ruptura entre burguesía progresista y proletariado se había manifestado anteriormente: "en cada gran movimiento burgués surgieron también movimientos de la clase que es la predecesora más o menos desarrollada del proletariado moderno. Así, en el tiempo de la Reforma y la guerra de los paisanos, la tendencia de Thomas Münzer; en la gran revolución inglesa, los niveladores, en la revolución francesa Babeuf." (Engels)

Babeuf ya había constatado: "La revolución francesa, no es más que la antesala de otra revolución mucho más grande, mucho más solemne, y que será la última". Y había comprendido que la república estaba en las antípodas de los intereses de la clase obrera. "Nos han dicho que la República era una cosa magnífica. Lo hemos creido, hasta tal punto que para obtenerla hemos hecho esfuerzos sobrenaturales. La experiencia, no justifica esos maravillosos anuncios." "El entusiasmo que ellas (las expresiones igualdad, libertad) le habian razonablemente inspirado se han transformado en indiferencia e incluso en odio."Odio que se expresaría en la tentativa insurreccional del 20 de mayo de 1795 por el pan, contra la Convencion Nacional y contra el "Gobierno Revolucionario". Pero era demasiado tarde, el desarmamiento casi total del proletariado ya habia decidido la resolución de la crisis: el terror rojo habia sido desarticulado, el terror blanco se impondría, el propio Babeuf dejaría su cabeza en la guillotina.

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Hemos reagrupado a continuación 3 extractos de textos que consideramos representativos de la continuidad y la progresión ascendente en la comprensión histórica del combate de la vanguardia comunista contra la democracia y sus defensores de izquierda (en general autodenominados marxistas). El tema daría para un libro, pero el reducido espacio con que contamos nos ha obligado a hacer una selección, para lo que hemos tenido en cuenta dos criterios: 1). hemos seleccionado textos o bien inéditos en castellano (3) o con poca difusión real; 2). textos que se refieren expresamente a los mitos más difundidos en la actualidad por la izquierda burguesa latinoamericana.Situemos rápidamente los autores, el contexto y el contenido principal de los textos presentados.

1. Toast de Londres

Autor: Blanqui, dirigente del partido del proletariado francés durante décadas. No es este el lugar de reiniciar su reinvindicación histórica. Digamos simplemente, que algunos errores indudables de Blanqui en la evaluación concreta de cada circunstancia histórica -correlación de fuerzas entre las clases- fue aprovechado por el revisionismo social-demócrata para falsificar sus concepciones. A partir de entonces todo intento comunista de planificar, preparar, centralizar y formar la dirección insurrecional sería condenado como "blanquista".

Contexto: Aplastamiento del proletariado francés 1848-51, pasaje de éste al fondo de la escena revolucionaria. Los obreros franceses son arrastrados otra vez por los demócratas burgueses responsables de su masacre. Este texto fue escrito por Blanqui desde la carcel de Belle-Ile. En la misma época aparecen otros 2 textos que expresan la ruptura entre comunismo y democracia: "Directivas del Consejo Central a la Liga de Comunistas" (de Marx y Engels, Londres 1850) y "Barrera del Combate" (de Coeurderoy y Vauthier, Bruselas 1852).

Contenido: Más que un fulminante análisis de las causas de la derrota, el texto es una guía para todas las revoluciones a venir: no solo se condena a uno u otro burgués, a uno u otro Gobierno Provisorio, sino que se indican las únicas dos vías: o destrucción del ejército burgués y armamiento del proletariado o gobiernos democráticos y "Obreros" desorganización del proletariado, preparación del terror blanco.

2. Las vías que conducen al "Noskismo"

Publicado por: "Il Comunista", el 14 de julio de 1921, órgano del Partido Comunista de Italia, (fundado recién ese mismo año) dirigido entonces por la Izquierda Comunista. El degeneramiento creciente de la Internacional Comunista eliminaría tiempo después todo resabio de posiciones comunistas en dicho partido, como lo había hecho ya en otros países. Se constituiría entonces la fracción comunista del PC de I.

Contexto: Italia 1921 ataque combinado contra el proletariado, los demócratas y socialistas llaman a los obreros a entregar las armas, a no combatir, los fascistas en pleno desarrollo completarán la obra.

Contenido: Denuncia de la función real del social-pacifismo. Desarmamiento obrero, asegurar el monopolio de la violencia (a la que consideran como legítima) en el Estado, de hecho preparar la masacre.

3. Plomo, metralla, carcel

Publicado por: "La fracción belga e italiana de la izquierda comunista internacional" en "COMMUNISME" No.3 (15 de junio de 1937) y "BILAN" No.41 (junio 1937).

Contexto: Avance y fortificación de la contrarrevolución en toda Europa, aplastamiento del proletariado en base a la utilización conjunta o alternativa del fascismo y la democracia, del frente populismo y el nazismo; es decir preparación de las condiciones que harían posible la guerra imperialista. Situación en España: 4 de mayo de 1937 represión sangrienta contra el proletariado ejecutada por el antifascismo, el frente popular, la república, la democracia.

Contenido: Denuncia del antifascismo y sus partidos (socialistas, stalinistas, CNT, FAI, POUM,etc.) en España y en el mundo. Contra la guerra imperialista que el antifascismo y el fascismo preparaban, se llama a la solidaridad internacional del proletariado por la revolución comunista mundial.

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1. Blanqui (1851) "Toast de Londres"

"¿Cuál es el escollo que amenaza la revolución de mañana? El mismo contra el cual se ha estrellado la revolución de ayer: la deplorable popularidad de los burgueses disfrazados de tribunos Ledru-Rollin, Louis Blanc, Cremieux, Lamartine (4)...

Lista fúnebre. Nombres siniestros, escritos con letras de sangre sobre todos los adoquines de la Europa democrática.

Es el gobierno provisorio el que ha matado a la Revolución. Es sobre su cabeza que debe recaer la responsabilidad de todos los desastres, la sangre de tantos miles de víctimas (5).

La reacción no ha hecho más que su propio oficio, al tragarse a la democracia.

El crimen pertenece a los traidores a los que el pueblo confiado había aceptado como guías y que en los hechos lo han entregado a la reacción.

¡Miserable gobierno! A pesar de los gritos y los ruegos, lanza el impuesto de los 45 centésimos que levanta a la campaña desesperada, mantiene los estados mayores reales, la magistratura real, las leyes reales (6). ¡Traición!

Persigue a los obreros de Paris; el 15 de abril, mete en prisión a los de Limoges, ametralla a los de Rouen el 27, desencadena a todos los verdugos (7).

Oh! ellos son los grandes culpables, entre todos los culpables los mas grandes; ellos en los que el pueblo engañado por sus frases de tribunos, veía su espada y su escudo, aquellos a los que con entusiasmo proclamaba arbitros de su destino (8).

¡Desgracia para nosotros, si, el día del próximo triunfo, la indulgencia olvidadiza de las masas dejará subir al poder a uno de esos hombres que han traicionado su mandato! Una segunda vez se habría castrado a la Revolución (9).

¡Qué los trabajadores tengan sin cesar delante de sus ojos, esta lista de nombres malditos! y si uno solo aparece un día en un gobierno surgido de la insurrección, que griten todos a una sola voz: ¡Traición!

Discursos, sermones, programas, serían otra vez trampas, mentiras, falsedades; los mismos truhanes volverán solo para ejecutar la misma maniobra, con la misma bolsa, ellos formarían el primer anillo de una nueva cadena de reacción aún más foribunda (10).

Sobre ellos, anatema, si se atreven a reaparecer.

Verguenza y piedad sobre la imbécil multitud que caería de nuevo en sus redes.

No es suficiente con rechazar para siempre del Gobierno a los escamoteadores de febrero, es neesario precaverse contra nuevos traidores.

Traidores serían los gobiernos que, levantados sobre el pavés proletario no hicieron operar al instante mismo:

1. El desarmamiento de los guardias burgueses
2. El armamiento y organización en milicia nacional de todos los obreros.

Sin lugar a dudas, hay muchas más medidas indispensables, pero éstas surgirán naturalmente de ese primer acto que es la garantía previa, la única llave de seguridad para el Pueblo.

No debe quedar un solo fusil en manos de la burguesía. Sin ello, no hay salida...

Las armas y la organización he ahí el elemento decisivo del progreso, el único medio serio de terminar con la miseria.

Quien tiene el fierro, tiene pan.

Uno se posterna frente a las bayonetas, las masas desarmadas son barridas.

Francia, erizada de trabajadores armados, (es por el contrario N. de T.) el advenimiento del socialismo. Frente al proletariado armado, los obstáculos, las resistencias, las imposibilidades, todos desaparecerán.

Pero para los proletarios, que se dejan entretener con ridículos paseos por las calles, (11) por plantaciones de árboles de la libertad, (12), por frases sonoras de abogados, habrá de primera agua bendita, luego injurias, al fin la metralla, la miseria siempre.

¡Qué el pueblo elija!".

Se puede pedir más claridad a un texto de hace 130 años !!!

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2. Las vias que conducen al "Noskismo"

"Digamos algunas palabras acerca le la evolución de la social democracia italiana hacia la derecha. En las repetidas proclamaciones oficiales, el Partido Socialista se coloca sobre un terreno netamente "pacifista" en lo que concierne los métodos de lucha que el proletariado debe emplear y ha por lo tanto adoptado el punto de vista de los partidarios de Turati: apaciguamiento de odios, desarmamiento de espiritus y de manos, lucha con las armas civilizadas (es decir no sangrientas) de la propaganda y de la discución, condenacion de la violencia proletaria armada, no solo para la ofensiva, sino también en la ofensiva. Esto significa que si el Partido Socialista no está todavía perfectamente de acuerdo con el punto de vista de Turati que va hasta admitir la "colaboración gubernamental" con la burguesía, aprueba al menos sus métodos legales y social-democráticos. Son, es verdad, dos cuestiones distintas. Cualquiera que admita la colaboración con la burguesía está contra las directivas revolucionarias de los comunistas; pero cualquiera, que sin ir tan lejos, repruebe el uso concreto de la violencia en la lucha de clases y se limite a los medios tácticos que le ofrecen las instituciones burguesas, lo está también. La experiencia revolucionaria permite concluir que tal posición conducirá fatalmente a sus autores a renunciar a la revolución y a hacerse los cómplices de la contrarrevolución. Veamos como ésto se encuentra confirmado por los acontecimientos en Italia.

¿Cuál es la base del principio del "social-pacifismo"? Será la del "no matarás", la de "ofrecerás tu otra mejilla al ofensor", del cristiano, del tolstoiano? Seguro que no. Si los social-demócratas creyeran en estravagancias parecidas, serían ciertamente menos peligrosos, pero más bestias de lo que son en realidad.

La consigna de no matar a los fascistas, de no responder a sus provocaciones es una consigna contingente que procede de otro principio general que el principio moral antes evocado. ¿Cuál es ese principio?

Examinemos si "siempre" la socialdemoccracia ha condenado la violencia como tal, es decir en el absoluto. Tomemos a Turati que fue quien dió a su partido esa consigna de pasividad. Que decía él, en octubre del 17, luego de la derrota de Caporetto, mientras el ejército austríaco penetraba, armas en mano, en el territorio italiano? Aconsejaba a los soldados italianos no matar, tirar sus armas, no responder a la violencia por la violencia? Todo lo contrario. Exaltaba y santificaba la resistencia armada de las tropas italianas en el Grappa. Y fue cuando nosotro, los comunistas, defendíanos la tesis revolucionaria condenando la defensa de la patria, que él nos atribuía por comodidad de la polémica motivos "tolstoianos" que calificaba de "idiotas y nefastos", mientras que en realidad nosotros partíamos de la consigna "los proletarios no dirigen sus armas contra otros proletarios, sino contra su enemigo de clase que está en su propio país."

Entre estas dos posiciones tomadas por la social democracia frente a la invasión extranjera y frente al bandidaje fascista, tiene que existir una continuidad lógica. Debe existir y no es dificil definirla.

El social-demócrata, el social-pacifista no está contra la violencia en general. El reconoce que la violencia tiene una función histórica y social. No niega, por ejemplo, la necesidad de arrestrar y, si es necesario matar al delicuente común al autor de agresiones en la calle. Es a este género de delitos que él compara la invasión militar, pero se niega a compararlos igualmente a la ofensiva social de las camisas negras. ¿Cuál es, entonces, la distinción que lo guía?

No es el social-pacifismo que puede responder a esta pregunta, sino nosotros. Su distinción se basa sobre su concepción de la "función del poder del Estado constituido". Esta es extramadamente simple. Cuando es el poder del Estado que emplea la violencia que la quiere, que la ordena, esta violencia es legítima. En consecuencia, cuando es el Estado que la ha querido, organizado y ordenado, la defensa armada en el Grappa ésta fue no solo legítima, sino sagrada, aunque extremadamente sangriente. Pero la violencia defensiva contra el fascismo es ilegítima porque no es el Estado, sino fuerzas extralegales que toman la iniciativa.

Si no hay que defenderse contra el fascismo, no es porque no sea el mejor medio de desarmarlo (¡Turati no ha recaido en la infancia!), sino porque es al Estado a quien incumbe reprimir la violencia fascista, consideraba también como extra-estatal y extra -legal, según la mentalidad social-pacifista. Tal orientación, supone suscribir un principio típicamente burgués, contra el cual el socialismo marxista, se ha siempre levantado... Ese principio consiste en admitir que desde que existe el Estado democrático y parlamentario, la época de lucha violenta entre los particulares, grupos y clases de la sociedad está terminada, y que la función del estado es precisamente la de tratar toda iniciativa violenta de la misma manera que las acciones antisociales incluso si él ha nacido de la destrucción violenta del Estado constituido del antiguo régimen.

En ésta lógica teórica que responde la política actual y la fatal política futura del Partido Socialista italiano. Ha lanzado la consigna de desarme y de no-resistencia al fascismo, pero el fascismo no se ha desarmado. Ha lanzado la consigna de la acción legal y electoral, y una fracción considerable del proletariado ha seguido, pero el fascismo no se ha desarmado.

El P.S.I. se coloca en oposición al punto de vista comunista según el cual el fascismo no es más que otro aspecto que el Estado burgués opone a la violencia revolucionaria del proletariado y que constituye su último recurso defensivo y contraofensivo. El PSI quisiera un estancamiento de la situación que permitiría un retorno a la VIDA NORMAL en la cual, pudiera continuar la obra pacífica tradicional, a la cual su estructura está adaptada. Como la política de desarme y participación electoral no ha sido suficiente para obtener ese resultado, el PSI se ve conducido a negociar directamente con los dirigentes fascistas. Su fracaso actual no significa nada. El simple hecho de haberlo hecho, luego de haber renunciado espontanea y oficialmente a la lucha armada, significa que el PSI se prepara a realizar otras concesiones que serán la consecuencia lógica de su fatal premisa "pacifista". Ella implica un pacto de éste tipo: nosotros hemos realizado el desarme; que el fascismo se comprometa a hacer lo mismo; que la represión de la violencia privada incumbe de nuevo a las fuerzas legítimas del orden, al Estado. El social-democratismo aspira con un ardor estúpido y nefasto a ese ilusorio retorno a la legalidad. Es entonces, lógico y verosímil que el PSI haya propuesto que las dos partes se comprometan a denunciar a todos los que, sean quienes sean, atentan contra esa legalidad, y si aún no se ha hecho, se hará.

Reservar al Estado la "administración de la violencia" no es únicamente reconocer un principio típicamente burgués, pues el reconocimiento de un principio "falso" conduce a muchas otras consecuencias. Dado que es cierto que el Estado administra la violencia en provecho de la burguesia y que el fascismo no es más que un aspecto de esta misma violencia, que una contra-ofensiva destinada a precaver un futuro ataque revolucionario del proletariado (si la burguesía asumiera la batalla de clase sirviéndose de las fuerzas del orden oficial, mismo antes que una vanguardia proletaria la ataque, pondría demasiado al descubierto sus baterías y proporcionaría demasiados armas a la crítica comunista), debemos necesariamente concluir que el fascismo no se desarmará hasta no estar absolutamente seguro, que la clase obrera en su conjunto no tiene la más minima pretensión de atacar el Estado constituido y las instituciones burguesas. El fascismo hará por lo tanto a la social-democracia la oferta siguiente: para estar seguros que las masas proletarias no atacarán el poder legítimo... tomen la dirección del Estado, participen en el gobierno burgués.

El sentido común social-democrático vulgar ve esta situación bajo otro ángulo. Acaricia la ilusión estúpida que podría apoderarse parcial o totalmente de las riendas del Estado para terminar con la "barbara ilegalidad" del fascismo gracias a la guardia real y a las otras fuerzas policiales oficiales... Arribando (la Social-Democracia) a la función de gerente del Estado y por lo tanto de la violencia legal sea pactando con el fascismo, sea a través de la colaboración ministerial, ¿qué hará ella cuando LOS COMUNISTAS CONTINUEMOS A PRECONIZAR Y A EMPLEAR LA VIOLENCIA PARA EL ATAQUE REVOLUCIONARIO CONTRA EL PODER DEL ESTADO?

Hará algo bien simple. Condenará esta violencia revolucionaria en principio; pero a pesar de su pseudo-pacifismo cristiano de hoy, jamás hablará de no resistencia a esa violencia. En perfecta lógica consigo misma, proclamará que el Estado tiene el derecho y el deber de aplastarla. Prácticamente, dará a la Guardia real la orden de ametrallar al proletariado, es decir a los nuevos "bandidos antisociales" que negarán entonces la función benéfica de su gobierno "obrero". He aquí la vía que seguirán los partidos que niegan que la ilegalidad y la violencia sean los medios fundamentales de la lucha del proletariado. Es exactamente la vía que Noske (13) siguió.

Es esto lo que muestran la crítica marxista y la dramática realidad que vivimos hoy en Italia." (14)

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3. Plomo, metralla, carcel: esa es la respuesta del Frente Popular a los obreros de Barcelona que han osado resistir al ataque capitalista

PROLETARIOS!

El 19 de julio los proletarios de Barcelona, con sólo sus puños desnudos aplastaron el ataque de los batallones de Franco, provistas de armas. (15) Y ahora, durante las jornadas de mayo de este 1937, dejaron sobre los adoquines de las calles muchas más víctimas que en julio, cuando tuvieron que rechazar a Franco. Es el gobierno antifascista -incluyendo hasta los anarquistas, por lo que el POUM es indirecctamente solidario- quien desencadena la chusma de las fuerzas represivas contra los obreros.

El 19 de julio, los proletarios de Barcelona son una fuerza invencible. Su lucha de clase, librada de las ataduras del Estado burgués, encuentra eco dentro de los regimientos de Franco, los desagrega y despierta el instinto de clase de los soldados: es la huelga que encasquilla los fusiles y los cañones de Franco y rompe su ofensiva.

La historia sólo registra intervalos fugaces durante los cuales el proletariado puede adquirir su total autonomía en relación al Estado capitalista. Pocos días después el 19 de julio, el proletariado catalán llega a la encrucijada: o se decide por entrar en la fase superior de su lucha con la finalidad de destruir al Estado burgués o permite que el Capitalismo reconstituya las mallas de su aparato de dominación. En este preciso momento de la lucha en que el instito de clase ya no es suficiente y en el que la consciencia se transforma en factor decisivo, el proletariado no puede vencer sino a condición de disponer del capital teórico, paciente y encarnizadamente acumulado por sus fracciones de izquierda transformadas en partidos por la fuerza de los acontecimientos. Si hoy en día el proletariado español vive sumergido en tal tragedia, la causa es su falta de madurez para forjar su partido de clase: el único cerebro que le puede dar la fuerza de vivir.

En Cataluña, desde el 19 de julio, los obreros crean de modo espontaneo, en su propio terreno de clase, los órganos autónomos de su lucha, pero, inmediatamente, surge el angustioso dilema: comprometerse a fondo en la batalla política para la destrucción del estado capitalista y completar de ese modo los éxitos económicos y militares, o dejar en pie la máquina opresora del enemigo y permitirle, entonces, desnaturalizar y liquidar las conquistas obreras.

Las clases luchan con los medios que lo son impuestos por las situaciones y el grado de tensión social. Ante un incendio de clase, el Capitalismo no puede ni siquiera pensar en recurrir a los métodos clásicos de la legalidad. Lo que lo amenaza es la independencia de la lucha proletaria que condiciona la otra etapa revolucionaria hacia la abolición de la dominación burguesa. Por consiguiente el Capitalismo debe rehacer la malla de su control sobre los explotados. Los hilos de esta malla, que antes eran la magistratura, la policia, las prisiones, se transforman, en la situación extrema de Barcelona, en los Comités de Milicias, las industrias socializadas, los sindicatos obreros gerentes de los sectores esenciales de la economía, las patrullas de vigilancia, etc.

Así,en España, la Historia plantea nuevamente el problema que, en Italia y en Alemania, había sido resuelto mediante el aplastamiento del proletariado: los obreros conservan para su clase los instrumentos que se han creado en el ardor de la lucha, a condición que los orienten contra el Estado burgués. Los obreros están armando a sus futuros verdugos si, faltándoles la fuerza para destruir al enemigo, se dejan entrampar nuevamente en la red de su dominación.

La milicia obrera del 19 de julio es un organismo proletario. La "milicia proletaria" de la semana siguiente es un organismo capitalista adaptado a la situación del momento. Y para realizar su plan contra-revolucionario, la Burguesía puede utilizar a los centristas (16), a los Socialistas, a la CNT, a la FAI, al POUM, ya que todos hacen creer a los obreros que el Estado cambia de naturaleza cuando el personal que lo dirige cambia de color. Disimulado en los repliegues de la bandera roja, el Capitalismo afila pacientemente la espada de la represión que, el 4 de mayo, está ya preparada por todas las fuerzas que, el 19 de julio, habían roto el espinazo de clase del proletariado español.

El hijo de Noske y de la Constitución de Weimar es Hitler; Mussolini es el hijo de Giolitti y "del control de la producción"; el hijo del frente antifascista español, de las "socializaciones", de las "milicias proletarias", es la matanza de Barcelona del 4 de mayo de 1937.

Y, solo, el proletariado ruso replicó a la caída del zarismo con el octubre de 1917, porque solo, logró construir su partido de clase a través del trabajo de las fracciones de izquierda.

PROLETARIOS!

Es a la sombra de un gobierno de Frente Popular que Franco pudo preparar su ataque. Es a través del camino de la conciliación que Barrios intentó formar, el 19 de julio, un único ministerio que pudiera realizar el programa conjunto del Capitalismo español, fuera bajo la dirección de Franco, fuera bajo la dirección mixta de la derecha y de la izquierda fraternalmente unidas. Pero es la revuelta obrera de Barcelona, de Madrid, de Asturias, la que obliga al Capitalismo a desdoblar su Ministerio, a distinguir claramente las funciones unidas por la indisoluble solidaridad de clase entre el agente republicano y el agente militar.

En aquellos lugares donde Franco no logró imponer su victoria inmediata, el capitalismo llama a los obreros para que le sigan en la "lucha contra el fascismo". Sangrienta emboscada que los obreros han pagado con millares de cadáveres al creer que, bajo la dirección del gobierno republicano, podrían aplastar el hijo legítimo del Capitalismo: el fascismo. Partieron hacia los collados de Aragón, las montañas del Guadarramay de Asturias, para luchar en favor de la victoria de la guerra antifascista.

Todavía una vez más, como en 1914, la hecatombe del proletariado es el camino por el que la Historia subraya en caracteres sangrientos la oposición irreductible entre Burguesía y Proletariado.

¿Los frentes militares fueron una necesidad impuesta por las situaciones? ¡No! ¡Fueron una necesidad para el Capitalismo con la finalidad de sitiar y destruir a los obreros! El 4 de mayo de 1937 es la prueba evidente de que, después del 19 de julio, el proletariado tenía que combatir contra Companys y Giral, al igual que contra Franco. Los frentes militares no podian sino cavar la tumba de los obreros porque representaban los frentes de la guerra del Capitalismo contra el Proletariado. Contra esta guerra, los proletarios españoles, al igual que sus hermanos rusos que les dieron el ejemplo de 1917, solo podían replicar desarrollando el derrotismo revolucionario en los dos campos de la Burguesía: el republicano y el "fascista". Transformando la guerra capitalista en guerra civil con la finalidad de lograr la destrucción total del Estado burgués.

La fracción italiana de izquierda ha estado apoyada únicamente, en su trágico aislamiento, por la corriente solidaria de la Liga de los Comunistas Internacionalistas de Bélgica, que acaba de fundar la fracción belga de la izquierda comunista internacional. Sólo esas dos corrientes han dado la alarma mientras que se proclamaba, por todos lados, la necesidad de salvaguardar las conquistas de la Revolución, de vener a Franco para mejor derrotar a Largo Caballero en una segunda etapa.

Los últimos sucesos de Barcelona confirman trágicamente nuestra tesis inicial y demuestran la crueldad, sólo igual a la de Franco, con la que el Frente Popular, flanqueado por los anarquistas y por el POUM, se ha abatido sobre los obreros insurrectos del 4 de mayo.

Las vicisitudes de las batallas militares han sido otras tantas ocasione por parte del Gobierno republicano para reforzar su dominio sobre la clase oprimida. No habiendo una política proletaria del derrotismo revolucionario, tanto los éxitos como las derrotas militares del ejército republicano han sido únicamente las etapas de la sangrienta derrota de clase de los obreros. En Badajoz, en Irún, en San Sebastian... la República del Frente Popular aporta su contribución a la matanza concertada del proletariado, al mismo tiempo que aprieta las filas de la Unión Sagrada, ya que es necesario un ejército disciplinado y centralizado para ganar la guerra antifascista. La resistencia de Madrid facilita, por el contrario, la ofensiva del Frente Popular capaz ahora de deshacerse de su criado del día anterior, el POUM, para mejor prepara el ataque del 4 de mayo.

De manera paralela, en todos los países, la guerra de exterminio llevada a cabo por el Capitalismo español alimenta la represión burguesa internacional y los asesinatos fascistas y "antifascistas" de España acompañan a los asesinatos de Moscú y de Clichy. También los traidores reúnen a los obreros de Bruselas alrededor del capitalismo democrático, sobre el ala sangrienta del antifascismo, en el momento de las elecciones del 11 de abril de 1937.

"Armas para España": este ha sido el principal slogan que ha resonado a oidos de los proletarios. Armas que han disparado contra sus hermanos de Barcelona. Rusia Soviética, colaborando en el aprovisionamento de armas para la guerra antifascista, también ha servido al entremado capitalista para la recien carnicería. A las órdenes de Stalin, el cual despliega su rabia anticomunista el 3 de marzo, el PSUC de Cataluña toma la iniciativa de la matanza.

Otra vez todavía, como en 1914, los obreros se sirven de las armas para matarse los unos a los otros, en vez de utilizarlas para la destrucción del régimen de opresión capitalista.

PROLETARIOS!

Los obreros de Barcelona han tomado nuevamente, el 4 de mayo de 1937, el camino que iniciaron el 19 de julio y del que el Capitalismo los había podido separar apoyándose en las múltiples fuerzas del Frente Popular. Provocando la huelga por todos lados, incluso en los sectores presentados como conquistas de la revolución, se han enfrentado contra el bloque republicano-fascista del Capitalismo. Y el Gobierno Republicano ha respondido con la misma salvajez con la que actuó Franco en Badajoz e Irún. Si el gobierno de Salamanca no ha explotado esta conmoción del frente de Aragón para impulsar un ataque es porque ha intuido que su cómplice de izquierda ejecutaba admirablemente su papel de verdugo del proletariado.

Agotado por diez meses de guerra, de colaboración de clase, de la CNT, de la FAI, del POUM, el proletariado catalán acaba de sufrir una terrible derrota. Pero esta derrota también es una etapa en vistas de la victoria de mañana, un momento de su emancipación, porque significa el acta de defunción de todas las ideologías que habían permitido al Capitalismo la preservación de su dominio, a pesar del sobresalto enorme del 19 de julio.

¡No! Los proletarios caídos el 4 de mayo no pueden ser reivindicados por ninguna de las corrientes que, el 19 de julio, los impulsaron fuera de su terreno de clase para precipitarlos en el abismo del antifascismo.

Los proletarios caídos pertenecen al Proletariado y soló al Proletariado. Representan las membranas del cerebro de la clase obrera mundial, del partido de clase de la revolución comunista.

Los obreros del mundo entero se inclinan ante todos los muertos y reivindican sus cadáveres contra todos los traidores, tanto los de ayer como los de hoy. El proletariado del mundo entero saluda en Berneri a uno de los suyos y su inmolación en aras del ideal anarquista es asimismo una protesta contra una escuela política que se ha derrumbado durante los acontenimientos de España: porque es bajo la dirección de un gobierno con participación anarquista, cuando la policía ha repetido en el cuerpo de Berneri la hazaña que Mussolini logró en el cuerpo de Matteotti.

La carnicería de Barcelona es el signo precursor de represiones todavía más sanguinarias contra los obreros de España y del mundo entero. Pero también es el signo precursor de las tempestades sociales que, manaña, se desatarán contra el mundo capitalista.

El capitalismo, en sólo diez meses, ha tenido que agotar los recuros políticos con los que contaba para dedicarse a demoler el proletariado, poniendo obstáculos al trabajo que éste cumplía para fundar su partido de clase, arma para su propia emancipación y para la destrucción de la sociedad comunista. Centrismo y anarquismo, uniéndose a la social-democracia, han alcanzado el término de su evolución en España, del mismo modo como la guerre redujo al estado de cadáver a la Segunda Internacional, después del 1914.

En España, el capitalismo ha provocado una guerra de dimensiones internacionales: la guerra entre el fascismo y el antifascismo que, a través de la forma extrema de la lucha armada, anuncia una tensión aguda de las relaciones de clase en la arena internacional.

Los muertos de Barcelona desbrozan el terreno para la construcción del partido de la clase obrera. Todas las fuerzas políticas que han llamado a los obreros para la lucha en favor de la revolución comprometiéndoses en una guerra capitalista, todas sin excepción se han pasado de trincheras y, delante de los obreros del mundo entero se abre el horizonte luminoso en que los obreros de Barcelona han escrito, con su propia sangre, la lección de clase ya trazada por la sangre de los muertos de 1914-1918: la lucha de los obreros es proletaria sólo a condición de dirigirse contra el capitalismo y su Estado, sirve los intereses del enemigo si no se dirige contra él mismo, a cada momento, en todos los campos, en todos los organismos proletarios que las situaciones hacen nacer.

El proletariado mundial luchará contra el Capitalismo incluso cuando éste pasará a la etapa de represión contra sus criados de ayer. Porque es la clase obrera, y jamás su enemigo de clase, quien tiene al responsabilidad de ajustar las cuentas a los que han expresado un momento de su lucha para la emancipación de la esclavitud capitalista.

La batalla internacional que el Capitalismo español ha iniciado contra el Proletariado abre un nuevo capítulo internacional de la vida de las fracciones de todos los países. El proletariado mundial, que debe continuar su lucha contra los "constructores" de Internacionales artificiales (17), sabe que sólo puede fundar la Internacional proletaria a través de la conmoción mundial de la relación de las clases que abra el camino de la revolución comunista, y únicamente de esta manera. Ante el frente de la guerra de España, que anuncia la aparición de tormentas revolucionarias en otros países, el proletariado mundial siente que ha llegado el momento de anudar los primeros lazos internacionales de las fracciones de la izquierda comunista.

PROLETARIOS DE TODOS LOS PAISES!

Vuestra clase es invencible; significa el motor de la evolución histórica: la prueba la constituyen los acontecimientos de España, ya que ¡es vuestra clase, únicamente la que representa el centro neurálgico de una lucha que convulsiona el mundo entero!

No debe ser la derrota la que os descorazone: ¡de esa derrota sacaréis las enseñanzas para vuestra victoria de mañana!

¡Apoyados en vuestras bases de clase, reconstituiréis vuestra unidad de clase más allá de las fronteras, contra todas las mistificaciones del enemigo capitalista!

¡En pie, para la lucha revolucionaria en todos los páises!

¡Vivan los proletarios de Barcelona que han girado una nueva página sangrienta del libro de la Revolución mundial!

¡Adelante, para la constitución del Buró Internacional para la promoción de la formación de fracciones de izquierda en todos los países!

¡Levantemos el estandarte de la Revolución comunista, que los verdugos fascistas y antifascistas no pueden impedir a los proletarios vencidos que transmitan a sus herederos de clase!

¡Seamos dignos de nuestros compañeros caídos!

¡Viva la Revolución comunista en el mundo entero!

"No tenemos que tornarnos hacia los partidos democráticos de los otros países, hacia las asociaciones de imbéciles o hipócritas como la Liga de los Derechos del Hombre, pues no podemos hacer nacer la ilusión que esos partidos y esas corrientes representan otra cosa sustancialmente diferente al fascismo, o que la burguesía de los otros países no está en condiciones de infligir a su clase obrera las mismas persecuciones y las mismas atrocidades que el fascismo en Italia... La reacción y el terror que reinan en Italia deben suscitar un odio de clase, una contraofensiva del proletariado que conducirá al reagrupamiento internacional de las fuerzas revolucionarias, a la lucha mundial contra el fascismo y contra todas las otras formas de opresión burguesa."

BORDIGA 1924

Notas

(1) Todos los subrayados de los textos y extractos incluidos son nuestros.
(2) Cuando el proletariado identifica como enemigos a los que antes consideraba como guías en muchos casos utiliza aun hoy la palabra "traición", traidores". Si ello puede ser a veces un paso adelante, el mito de la traición mantiene enormes y peligrosas confusiones. Al apartarse de una comprensión materialista de la lucha de clases y reducir la historia a la historia de una traición, se cae en general en la condenación de un acto o de un aparato, sin comprender la naturaleza social global de ese acto, o ese aparato. El mito de la traición ha servido a mantener la confusión sobre por ejemplo la naturaleza burguesa de sindicatos, partidos (social democracia, stalinismo), e incluso Estados y la autojustificación en tanto que "traicionados" de todos los que hacen el juego de dichos aparatos. Poner las cosas en su lugar implica comprender que la naturaleza social de un aparato (y de todos los apoyadores críticos), está determinada por la función real que el mismo cumple de uno u otro lado de la barricada, en la lucha entre la burguesía y el proletariado.
(3) Todo error de traducción es imputable a nosotros mismos. Carecemos de especialistas en la materia.
(4) Se precisa demasiada imaginación para ubicar en cada país hoy ¿cuáles son los burgueses disfrazados de tribunos?... siempre habrá los Ledru-Rollin, los Louis Blanc...
(5) Se requiere tanta perspicacia para comprender la continuidad entre esos gobiernos provisorios y los "frentes populares" un siglo después?
(6) Indudablemente hoy los gobiernos populares van muho más lejos que la pura y simple mantención de los Estados mayores, las leyes y la magistratura represiva. Por ejemplo Allende los llamó a los ministerios y bajo su régimen no solo se mantiene la legislación represiva en su totalidad sino que se aprueba "la nueva ley maldita" (así le llamó el proletariado) "Ley de Control de Armas".
(7) También aquí los recientes populismos han ido mucho más lejos, bajo el gabinete cívico militar de Allende que incluye desde generales a dirigentes de la CUT se veja a los obreros de Cobre Cerrillos, de Indugas, de Cemento Melón, de cervecerías Unidas, se realiza el allanamiento y la matanza de SUMAR, la represión de los "campesinos" de Cautín, la tortura sistemática de los marineros y suboficiales que no cumplían ordenes y tantas otras. Y a los verdugos, no digamos ya los verdugos del gobierno que no se iban a autoapresar, sino a los de Patria y Libertad, también se los sacaba de las cárceles y se le otorgaban salvo conductos.
En Alemania el Estado democrático, contando con gobiernos total o parcialmente socialdemocráticos entre 1918 a 1932 realizará identica obra: represión abierta contra el proletariado, liberación de los putchistas nazis (ejemplo: proceso de Hitler en 1923). El Partido “Comunista” Alemán en el mismo periodo iba adoptando las posiciones frentistas, parlamentarias, electoreras, sindicalistas que lo transformaban en Partido de la contrarrevolución. Por ello los nacional socialistas ni siquiera necesitan nada similar a la "marcha sobre Roma" llegan al gobierno por la via pacífica y las medios democráticos y parlamentarios.
(8) Seis dias antes del golpe de Estado en Chile del 73, los cordones industriales dirigían una carta a Allende, donde se denunciaba la represión sistemática contra todas las organizaciones de clase y se explicaba como se había reintegrado en el Estado el monopolio de la represión, como se preparaba el golpe. Pero esos mismos que moririán bajo las balas de una represión solo posible por el Gobierno de Allende, dirigían la carta al "compañero Salvador Allende" y constataban (otra vez muy tarde) "ahora los trabajadores tenemos desconfianza".
(9) En el original en francés "une seconde fois, s'en serait fait de la Revolution". Si Blanqui supiera que no solo hubo segunda vez. !!
(10) Nótese que ya Blanqui con toda claridad consideraba la burguesía más radical como anillo necesario de la misma cadena de la contrarrevolución.
(11) Esos que los sindicatos y los partidos de la izquierda del capital denominan "manifestaciones".
(12) En el Uruguay de 1971 los comités de luchas barriales, fueron transformados por el Frente Amplio en impotentes comités de arreglos de basurales, confección de garitas de omnibus, etc.
(13) Hombre clave de la social-democracia alemana en el aplastamiento de la insurrección del proletariado de Berlín en 1919, la represión contra los consejos Revolucionarios y la KPD (Liga Espartaco). Si algo lo distingue de sus hermanos de clase social-demócratas es su sinceridad. No tuvo incovenientes en decir: "se precisa alguien que haga de perro sanguinario: yo no tengo miedo de las responsabilidades".
(14) Gracias a lo que en realidad constituían sus aliados objetivos los socialistas, en el desarmamiento del proletariado, el fascismo preparaba ya su ataque: menos de un año y medio después el exsocialista Mussolini sin tirar un solo tiro entra en Roma en acuerdo con el conjunto del gobierno demócrata, Mussolini formará el gobierno de "Gran coalición nacional".
(15) Texto integral. Los subrayados son del original.
(16) Se refiere a los PC Stalinistas, considerados ya por las fraciones comunistas como gendarmes de primera fila de la contrarrevolución. Sin embargo se mantenía aún para referirse a dichas fuerzas la expresión "centristas", que mantiene la confusión sobre la naturaleza de clase de las mismas. En efecto, desde el punto de vista histório la expresión centrista designa una fracción políticamente oportunista y oscilante de la clase obrera y no un partido burgués, como era el caso de los P.C.
(17) Se refiere a los trotskystas con respecto a los cuales la revista BILAN dirá unos meses después: "Es pues evidente que con los grupos trotskystas el distanciamento (ya existente) se ha transformado por los acontecimientos de España, en un abismo que en realidad es el que existe entre los que luchan por la revolución comunista y los que se han incorporado a las ideologias del capitalismo".



El mito de los derechos y libertades democráticas

* * *

El proletariado en su tendencia a organizarse en clase autónoma requiere reunirse, desarrollar la prensa obrera, asociarse, realizar huelgas ocupaciones de fábricas, organizar la acción directa, liberar a los compañeros presos, armarse, etc. Dichas tareas fueron asumidas con diferentes resultados en todos los momentos de su lucha histórica, indepedientemente de la forma de dominación burguesa: bonapartista o democrática, republicana o fascista.

La política burguesa para el proletariado, consiste en presentar como idénticas dichas necesidades obreras el conjunto de instituciones y libertades democráticas (derecho de prensa, de asociación, "amnistía" para los presos políticos, libertad de reunión, de huelga, etc). No solo los clásicos liberales burgueses tratan de convencernos de que "la democracia es mejor", sino que la totalidad de los partidos pseudo-obreros (socialistas, stalinistas, trotskystas (1), etc.) basan su política contrarrevolucionaria en la afirmación de que la clase obrera se aproxima al socialismo (o abre el camino para luchar por él) con la defensa y la conquista de la totalidad de esos derechos y libertades.

En realidad existe -como veremos- una oposición irreductible e inconciliable entre el conjunto de libertades democráticas burguesa y las necesidades del proletariado de organizarse sobre su terreno de clase. Las posiciones que el proletariado conquista en este terreno, no deben confundirse nunca con las pretendidas "libertades obreras".

Existen dos caminos antagónicos, que se corresponden con dos críticas muy diferentes de cualquier situación coyuntural. O bien se critica la falta de igualdad, de democracia, de tal o cual derecho y por lo tanto es necesario luchar por mayores derechos, libertades e igualdades democráticas; o se comprende que las raíces mismas de todas esas libertades, igualdades y derechos son esencialmente antiproletarios y por lo tanto se lucha por la destrucción del conjunto del Estado democrático con todas sus igualdades, derechos y libertades.

Cuando la "derecha" nos dice que la izquierda es "dictatorial y antidemocrática" que cuando llega al gobierno no respeta los derechos del hombre que por ello nuestro interés es el de abanderarnos con la democracia y bajo su manto protector luchar por la democracia pura, nos está únicamente haciendo el cuento del tío o tiene un interés objetivo en la democratización? Cuando la "izquierda" nos dice en nombre del "marxismo" que la "burguesía y el capitalismo" no respetan las libertades democráticas, que tenemos que defenderlas contra el ataque fascista, que tenemos que reclamarles ahí donde no existen, que ese es "el camino del proletariado hacia el socialismo" son únicamente un conjunto de consignas oportunistas o luchan objetivamente por imponer la democracia?

Sin lugar a dudas toda fracción de la burguesía intenta utilizar al proletariado como base social y carne de cañon de sus intereses y ello responde parcialmente a la cuestión. Pero aspiran o no a la democracia? el cuento de las libertades y derechos del hombre, es solo un cuento sin ninguna base material o por el contrario emerge y responde a una realidad y necesidad objetiva? O debemos concluir que ninguna fracción de la burguesía tiene interés en esas libertades y derechos del ciudadano (lo que implicaría aceptar que el proletariado no caería bajo la dominación de la burguesía "defediéndolos realmente") o por el contrario luchan por el paraiso de los derechos democráticos que corresponde objetivamente a una aspiración suprema de la burguesía.

Evidentemente nuestra respuesta es la segunda, el conjunto de los derechos del hombre y del ciudadano corresponden enteramente a la forma ideal, de la reproducción de la opresión capitalista. Veamos en que consiste y de donde emerge dicha forma ideal de la democracia.

El paraiso de los derechos del hombre y del ciudadano

El partido del orden, el partido general del capital, o si se quiere el conjunto de partidos burgueses serían absolutamente incapaces de enfrentar al proletariado como clase, como partido. Por ello, el secreto central de la dominación burguesa radica en impedir la constitución del proletariado en fuerza autónoma, para lo cual no hay nada más adecuado que el conjunto de libertades y derechos del hombre y del ciudadano. Efectivamente, mientras el proletariado ni siquiera se reconoce a si mismo, sino que cada obrero funciona como un buen ciudadano, con libertades deberes y derechos que derivan de su ciudadanía, acepta el conjunto de reglas de juego que lo atomizan y los diluyen en el "pueblo", donde sus interés específicos de clase no tienen ninguna cabida. Como ciudadano, igual a todos, como elector igual a todos, como vendedor y comprador libre e igual a todos, no existe como clase. Esta es precisamente la condición para el funcionamiento de la democracia, sin ser molestada.

Pero ese reino ideal de la democracia, que nos promete la izquierda y la derecha, en nombre del socialismo y de la libertad, donde no existen las clases, sino los ciudadanos y los hombres libres, como toda forma ideológica de la burguesía, ni surge de la nada, ni se mantiene como pura idea fuera del mundo. Por el contrario, este mundo -paraíso terrenal de los derechos del hombre y del ciudadano- obedece por un lado a una realidad material bien precisa, al reino de la circulación de mercancias, de donde todos los abogados del capital extraen sus categorías y conclusiones. Por el otro el conjunto de formas mentales que del mismo se derivan, son aceptadas por la sociedad y por lo tanto son objetivas, la dilución del proletariado en el amorfo ciudadano no tiene nada de inmaterial, aunque se base en el místico mundo de las mercancias. Las millones de páginas escritas por marxólogos y juristas del capital, las constituciones burguesas, etc. no puede pretenderse que le sirvan solo a la burguesía, para no respetarlas cada vez que las cosas se le complican, sino que debe admitirse que reflejan, consolidan una cierta realidad y que como ideología transformada en fuerza material asegura su reproducción.

En el ámbito de la circulación de las mercancías, no existen clases, todos son ciudadanos y hombres iguales que aparecen respectivamente como compradores y vendedores de mercancías como iguales, libres y propietarios. Incluso cuando se trata de la compra-venta de la mercancía fuerza de trabajo, se está en pleno paraíso de los derechos del hombre y del ciudadano (2). Cada uno persiguie su propio interés privado en el reino de la libertad, la igualdad, la propiedad. Libertad, pues el comprador y vendedor de una mercancía -fuerza de trabajo- no obedece a otra ley que la de su libre voluntad. Igualdad pues en el mundo de las mercancías todos son compradores y vendedores, y cada uno recibe un valor igual al valor contenido en la mercancía que vende, cambiando equivalente por equivalente. Propiedad, pues cada uno se presenta al mundo del cambio como propietario de su mercancía y solo puede disponer de lo que es suyo. Todos los ciudadanos contratan, como hombres libres, iguales y propietarios de donde emerge naturalmente la fraternidad entre ellos. El reflejo jurídico de este mundo son el conjunto de constituciones, leyes, decretos y contratos, donde se garantizan la libertad, igualdad e idéntica posibilidad de acceso a la propiedad de mercancías de todos los hombres. Toda compra-venta de mercancías es el resultado, de un acuerdo de voluntades entre los hombres (expresion jurídica: contrato) propietarios, libres, iguales y hermanados por la mercancía.

De este mundo fetiche de las mercancías donde no tienen cabida las clases, sino los hombres, los ciudadanos, emergen el conjunto de libertades y derechos que les permiten como tales decidir, en la sociedad, sobre la regulación y mejoramiento de dicho mundo. Por ello no solo se permite votar y elegir, como ciudadano sino tener sus representantes en los órganos democráticos, para lo cual se le aseguran la libertad de reunión, la libertad de prensa, la libertad de asociación, la libertad de expresión, etc. Los ciudadanos pueden asociarse, sea como electores y elegibles, sea como compradores y vendedores de mercancías. Nada mas natural entones que los ciudadanos puedan constituirse en partidos políticos, aspirar a conseguir cargos en el gobierno, en los ministerios, en los parlamentos, en los "soviets". Para ello tampoco tienen que mostrar su certificado de sangre azul, como ciudadano, cualquiera independientemente de su condición social (de la cual el mundo del derecho hace abstraccion), puede ser diputado, ministro o presidente. No hay tampoco nada más natural que puedan como vendedores o compradores de mercancias, asociarse, sindicarse, negarse a vender o a comprar si no les parece conveniente. A ello corresponde otro conjunto de derechos y libertades, como las que rigen las sociedades anónimas o los sindicatos "obreros". Los vendedores y compradores de mercancías, asociados en calidad de tales (jamás como obreros o como burgueses, dado que en el mundo de la circulación de las mercancías nadie trabaja ni nadie se apropia del trabajo de otro) pueden hasta suspender la libración de los valores de uso, reclamando que se le pague el equivalente de su valor: derecho de huelga, de la misma manera que el ciudadano que compra dicha mercancía puede decidir comprar otra equivalente libertad de trabajo (no profanemos el sacrosanto reino de la mercancía hablando de carneros y amarillos), o negarse a seguir comprando, libertad de empresa (en este paraíso no puede existir tampoco ni desocupación, ni lock-out).No es que nos olvidemos de los derechos de los presos, ni de la amnistía general, pues en este mundo, y siempre y cuando todos se comporten como buenos ciudadanos, compradores y vendedores, como en el que se imagina Amnisty Internacional, no hay presos.

Se nos dirá que en ninguna parte existen tales derechos y libertades que en todos lados se limita el derecho de propiedad (en realidad en todos), que en tales otros solo se permite el partido único etc. y de ello no nos cabe la mínima duda. Sin embargo, en cualquiera de estos ejemplos existe una fracción burguesa que critica los régimenes respectivos por las carencias y las imperfecciones de la democracia, pero para hacerlo tiene que tener un sistema de referencia y es precisamente este sistema de referencia el que tratamos de poner en evidencia. Solo así seremos capaces de romper con la crítica burguesa que se basa siempre en las imperfecciones de la democracia y reconocer nuestro enemigo en todos los defensores de la democracia pura o perfecta que es al mismo tiempo producto y reflejo de la superficie mercantil de la sociedad, cuadro de referencia de toda crítica burguesa a las imperfecciones de la democracia y punto de convergencia de la contrarrevolución en un momento de crisis revolucionaria.

Pero, es posible que la ideología burguesa, llegue a tales extremos de imaginarse una sociedad así? Donde no haya presos, pues nadie "roba" y porque ningún grupo de obreros se les ocurre organizarse como clase, donde toda "huelga" se haga en los estrictos marcos del derecho de huelga, donde toda asociación tienda a regrupar a compradores y vendedores que aseguran que las mercancías se venden y compran a su justo precio, etc, etc. Indudablemente SI. Hace mas de dos siglos los demócratas no tenían problema en reconocer que la república democrática debía corresponder a un "pueblo de dioses" como decía Rousseau; hoy por el contrario la burguesía en su apoteótica descomposición, incapaz de comprender su limitada perspectiva histórica se aferra de toda tabla salvadora, por más mística que sea. Si la burguesía ha requerido integrar y asimilar (y ha sido capaz) toda religión que ayer combatía en nombre de la razón y la ciencia; si ha necesitado (y logrado) canonizar y santificar el "marxismo leninismo" que antes enfrentaba; como dudar que no aspire "honestamente" a su paraíso democrático que siempre defendió.

El hombre se imagina a dios a su imagen y semejanza, pero depurado de sus contradicciones. El capital se imagina también su reino eterno y perfecto, en base a afirmar el polo positivo de su sociedad, depurado de sus aspectos antagónicos. Es incapaz de autocomprenderse a si mismo como realidad contradictoria (riqueza y miseria, crecimiento y traba en el desarrollo de las fuerzas productivas, producción-cirulación,"desarollo y subdesarrollo", igualdad-opresión)sino como idéntico a su polo positivo (riqueza, crecimiento, industrialización, igualdad, libertad, democracia), por más ahistórico y sin sentido y místico que sea por ejemplo concebir la valorización del capital, sin la destrucción periódica, masiva y creciente de las fuerzas productivas sociales. Llámese o no socialismo, proclámese o no comunismo-democrático (!?), el capitalismo siempre construye todas sus categorías, su análisis, su visión del mundo, desconociendo su propia realidad contradictoria, ignorando la unidad y oposición indisociable entre el trabajo asalariado y el capital. No debe extrañarnos entonces para nada que en su mundo democrático, no exista nadie que trabaje, ni nadie que marcha preso por retobarse sino capital, riqueza, igualdad, crecimiento, desarollo, libertad....

La unidad contradictoria de la prosaica realidad

Abandonemos ahora el mundo de las ideas y categorías del capital, el de la circulación, el del ciudadano y volvamos al de todos los días al de la producción y valorización del capital. El vendedor de la fuerza de trabajo, le guste o no le guste, crea en los reyes magos o en la democracia, en la fábrica es un obrero, y aquí tiene que trabajar, rendir, escupir valor, sudar capital. Aquí no es igual a todos, ni libre de nada, ni propietario de lo que toca. Si quiere puede imaginarse que su ciudadanía la tiene "suspendida" que su igualdad, libertad y propiedad las dejó a la entrada y que las recuperará a la salida. Pero se equivoca rotundamente, si en las 8 horas (o más) consumía materias primas y máquinas para producir valores de uso que serían propiedad del capital, en las 16 restantes, en los feriados, en los fines de semana o en las vacaciones, consume comida, caña, futbol o televisión para reproducir un valor de uso -su fuerza de trabajo- que solo utilizará el capital para su valorización. Fuera del fugaz y místico paraíso de la circulación y las elecciones libres, el obrero es le guste o no un obrero todos los minutos de su vida; hasta cuando fornica por placer o por aumentar la prole, no es más que fuerza de trabajo de valorización del capital, como tal no es igual, ni libre, ni ciudadano, ni propietario, ni un minuto de su vida, sino esclavo asalariado. Todavía ni siquiera se le ocurrió organizarse para defender sus intereses de obrero y ya tiene toda la igualdad, la libertad, la propiedad contra él.

Sin embargo para penetrar en el real significado, del conjunto de los derechos y libertades burguesas, no solo es necesario pasar de la cirulación a la producción y centrarse en su unidad contradictoria; sino que se requiere captar la esencia misma de las contradicciones de clase de la sociedad.

Asi comprendemos que la primera libertad que tiene el proletariado es la contenida en su propia definición, ser libre de toda propiedad. Efectivamente, los ancestros del actual proletariado, fueron liberados por la violencia física de toda otra propiedad, que la de su prole y su propia capacidad de trabajar para otro. Esta libertad de toda propiedad es la más importante pues determina todas las otras. Gracias a dicha libertad, es no solo libre de vender su fuerza de trabajo, sino que tiene el derecho de morirse de hambre -él y su prole- si no consigue comprador. La igualdad que vimos que en el reino de la circulación permitía al obrero recibir un valor igual al valor de su fuerza de trabajo, es precisamente la que lo priva del producto de su propio trabajo, asegurando la explotación capitalista. La fraternidad no es tampoco una consigna burguesa vacía de sentido, ha implicado en la práctica la fraternización de los burgueses contra el proletariado, y en tanto que fraternidad nacional y democrática, ha servido para conducir a los obreros atados de pies y manos, por sus respectivos explotadores, a la masacre entre los hermanos de clase en el campo de la guerra imperialista.

La libertad, la igualdad, la propiedad y la fraternidad reales de la democracia implican entonces una situación permanente de violencia antiproletaria, la represión no solamente no constituye ninguna ruptura con la democracia, sino que es uno de sus elementos indispensables, de imposición, de reproducción y de extensión . Hace ya mucho tiempo que Marx denunciaba a la sagrada trinidad "libertad, igualdad y fraternidad" como equivalente de "infanteria, caballería y artillería". Mas aún, la tendencia al paraíso de la democracia pura (donde nadie se quejaría contra esa libertad, igualdad, propiedad y fraternidad), implica el pasaje por niveles superiores de realización de la demoracia y ésta el pleno funcionamiento de la máquina terrorista del Estado Democrático con formas cambiantes. Por ello, por ejemplo, entre la forma democrática y fascista del Estado no se opera una modificación orgánica en el Estado, sino un proceso de purificación en su tendencia a realizar la inalcanzable democracia (3). Veamos otros derechos y libertades democráticas. El derecho electoral consiste en que cada 4 o 5 años el obrero puede dejar un día de trabajar, vestirse de ciudadano, e ir a eligir libremente sus opresores. Lo que supone evidentemente de un lado una libre campaña electoral, es decir acorde a la capacidad de cada fracción de invertir con este fin y del otro la libertad de imaginarse que la sociedad podría cambiar con la accesión de tal o cual partido al gobierno del Estado burgués. Dichas libertades y derechos otorgan el privilegio a los obreros de elegir incluso entre los partidos autodenominados obreros, cual de ellos es el que puede dirigir mejor el Estado del capital y concretizar físicamente la masacre de los proletarios que se les ocurra, desconocer las directivas de los grandes "partidos obreros" rechazando lo que la sacrosant mayoría ha decidido. La libertad de prensa y propaganda, consiste en asegurar también en este campo, la libre empresa, de tal forma que sea solo el potencial económico y la capacidad financiera de los diferentes partidos lo que asegure el control y el dominio de la opinión pública, que garantizará la libre aplicación del principio mayoritario (4). Y frente a ello los obreros tienen la libertad, el derecho y el deber de joderse, o organizarse como clase para lo cual no se les otrogará jamás ningún derecho ni libertad.

Las pretendidas "libertades obreras"

"Nosotros estamos de acuerdo en teoría en que la democracia burguesa es el sistema de dominación de la burguesía -responderían socialistas de izquierda, stalinistas, trotskystas, etc- pero de lo que se trata hoy es de reinvicar los derechos y libertades que sirven para la organización de la clase obrera: derecho de asociación, de reunión, de sindicalización, de huelga, amnistía para los presos políticos, etc., ahi donde no existen y defenderlos ahí donde el fascismo los ataca... Lo que ustedes no comprenden -agregarían- es que solo con esos derechos podremos luchar por el socialismo".

Dejemos de lado, por demasiado evidente, el hecho de que todas esas fuerzas del capital tienen bien escondidita esa "teoría" que prometen sacar el día del juicio final y veamos en que consisten en la práctica esos derechos y libertades inscriptos en el programa que dichos partidos denominan "mínimo" o "transitorio". De todos esos derechos no tomameros sino lo que supone y pretende sean libertades obreras; por ejemplo en el derecho de asociación, haremos abstracción de las sociedades anónimas, de su función en la centralización y concentración del capital, y responderemos exclusivamente al mito de que el mismo sirve a la clase obrera.

El derecho de reunión, el derecho de asociación, el derecho de sindicalización, la libertad de prensa nos dice la burguesía (de derecha y de izquierda) "sn derh cocedidos a los obreros, conquistas de la clase obrera". Veamos, la realidad. Los obreros, luego de escupir valor durante todo el día al servicio del capital, dejando su fuerza, sus brazos, su cerebro, su sudor, su sangre, su vida, tienen reconocido no solo el derecho de ir al futbol o mamarse en el café para distraerse, para estar en forma y tener un buen rendimiento al día siguiente; sino que se les otorga el derecho de discutir, sindicalizarse y envíar sus "representantes" a negociar el precio en que venderán el pellejo. Es totalmente lógico que todo vendedor trate de vender su mercancía lo más cara posible y con gusto el capital acepta que los sindicatos transformen las necesidades "excesivas de los obreros" en "justas" reinvindicaciones salariales. "Justa" reinvindicación es la que permite un aumento de la tasa de explotación que impida la concretización de la baja de la tasa de ganancia y es hasta considerada "legítima" por el conjunto de la burguesía cuando no atenta contra la competitividad de la sacrosanta economía nacional. No hay dudas de que los grandes sindicatos son especialistas en hacer las reclamaciones "justas" para no atentar contra la ganancia del capital. ¿Qué otra cosa puede caber en esos derechos otorgados por la burguesía que éstos? Nada absolutamente nada más.

Frente a una asociación obrera real, que se sitúa precisamente en la defensa de los intereses obreros, luchando efectivamente por una reducción real del tiempo de trabajo, un aumento efectivo del salario relativo, el capital no tiene ningún interés en reconocerle ni el derecho de asociación, ni el de reunion, ni el de prensa,ni el de sindicalización; pues ésta atenta contra la tasa de ganancia y la economía nacional. En este caso la democracia no tiene más remedio que mostrar sus garras represivas, milicos, cuerpos de choque sindical, partidos, en nombre de la democracia, los derechos de los trabajadores, el respeto a las decisiones sindicales, no dudarán en recurrir al terror blanco contra la organización clasista de los obreros. Y ni dudar que sucederá lo mismo, en todos los casos en que se asuma la asociación obrera como escuela del comunismo, y cuando el problema del socialismo deja de ser un problema de palabras y se asume el combate no por la mejora del salario, sino por la abolición del asalariado.En todos estos casos, -que hay que tener claro que son los únicos acordes con los intereses inmediatos e históricos del proletariado- la asociación obrera, su prensa, sus reuniones, sus acciones, se sitúan abiertamente contra el capital, su ganancia y su economía nacional. La libertad de reunión, de asociación, toma la forma de represión en nombre del respeto al sindicato legal, lucha contra la subversión, la unidad contra los provocadores, el atentado a la seguridad nacional. Aquí no hay tampoco ninguna ruptura con la democracia, sino que la represión es democrática, pues se hace cuando los obreros no se comportan como ciudadanos, sino como obreros, cuando no aceptan ser el ejército bien disciplinadito de valorización del capital para lo cual se le habían otorgado esos derechos y libertades. Esto prueba que contrariamente a lo que dice la burguesía ningún derecho se le otorga a la clase obrera como clase (lo que sería absurdo y estúpido de la parte de su enemigo histórico), sino que todos estos derechos son otrogados a los ciudadanos, como vendedores de mercancías. El terror represivo, es absolutamente coherente con la aspiración burguesa al paraíso democrático, frente a los que no aceptan comportarse como ciudadanos y se organizan como clase.

Con el derecho de huelga presentado por la izquierda burguesa como teniendo un valor en sí antagónico con la superestructura jurídica burguesa pasa exactamente lo mismo. No es un derecho otorgado, a la clase, sino a los vendedores de mercancías. Siempre y cuando los obreros acepten mantenerse como simple fuerza de valorización del capital, tienen todo el derecho, a adoptar la actitud de cualquier vendedor de mercancías, reclamar su justo valor, negarse a vender, suspender la entrega de sus valores de uso, et. En contrapartida aceptan la libertad del comprador de no comprar, la libertad de trabajo (aquí sí: amarillismo, desocupación, lock-out, carneros, expulsiones, etc). Como con las otras libertades, el que sale con el cuero curtido es el obrero.

Y cuando se realiza una huelga enserio (haya o no derecho de huelga) donde realmente se atacan los intereses burgueses, no hay derecho que valga, enseguida nos tildan de "agentes provocadores y extranjerizantes", la huelga -precisamente la que sirve a nuestra clase- es declarada ilegal, salvaje, antisindical. Y en realidad lo es. Consciente o no, toda lucha de nuestra clase se sitúa contra la igualdad del reino de la mercancía, y por su destrucción y por ello no puede aceptar ni carneros, ni amarillos, ni libertad de trabajo ni derecho de huelga, ni el convenio entre el sindicato y los patrones. Y en nuestro terreno, en el del enfrentamiento al capital, que ha pasado siempre por la acción directa contra los carneros, sindicalistas alcahuetes, no tenemos ningún derecho burgués que los ampare. Habría que ser terriblemente otario para creerse que la legalización de la huelga -que no la decidimos nosotros sino nuestro enemigo y la historia demuestra que la burguesía no da puntada sin hilo- ofrece alguna garantía para ganarla, o para creerse que el derecho de huelga nos garantiza contra la represión del Estado.

"Amnistía para los prisioneros políticos" grita Amnisty, junto con pacifistas de todo tipo, trotskystas, socialdemocratas, parlamentos y gobiernos. "Amnistia para los presos políticos" repiten a coro stalinistas, demócratas, humanistas, curas y "carteristas" (de Carter), de uno y otro campo imperialista, siempre que los tales presos hayan sido encarcelados por Estados del campo adverso (sus propios presos los tienen bien guardaditos tantos los unos como los otros). Lo único que falta es que los comités de exilados chilenos, uruguayos o argentinos se les ocurra pedir la firma de este señor Bokassa de Africa Central que se dedica a matar niños, ya han conseguido las de la humanista socialdemocracia alemana que casi no le quedan presos políticos porque los están matando a todos. Negociado inmundo, lucha imperialista, se cambian secretarios generales por carne de clavo, espías rusos por sionistas declarados y en todo este repugnante tráfico de carne humana se mezclan hábilmente, todos los presos, incluidos los presos obreros, nuestros compañeros que cayeron combatiendo el Estado burgués, cualquiera sea la organización formal en que militaron. Y nos hablan de "Amnistía", que si cae la junta habrá una "amplia amnistía general, que si gana tal o cual partido otorgará una "amplia amnistía popular", que la mejor forma de ser solidarios con nuestros presos es recolectando firmas demócratas, colaborando con las campañas por cheque y telegrama que realizan Amnisty, los partidos, los gobiernos respetuosos de los derechos humanos, etc.

Nosotros sabemos que esa olla podrida se encuentra en diametral oposición a la solidaridad que esperan y exigen de nosotros los compañeros presos, que la única solidaridad que existe es la solidaridad de clase, que esta no se concretiza ni con discursos humanitarios, ni jugando del lado de Carter en el ajedréz de los derechos del hombre, ni tampoco del lado ruso-cubano, ni con cartas a torturadores para que no torturen; sino en la lucha contra la burguesía de cada país. Únicamente la acción directa de la clase obrera por todos los medios a su alcance, huelgas, ocupaciones, sabotaje de la producción y al conjunto de la economia de cada nación, es capaz de imponer una relación de fuerzas (ningún derecho o amnistia) no solo para arrancar a los actuales presos obreros de las garras del Estado, sino para sentar las bases organizativas de su propio poder como clase, de su propia dictadura para barrer de la historia el Estado y el problema de los presos.

Como con respecto a los otros derechos y libertades la Amnistía, parlamentaria o gubernamental, no tiene nada que ver con la lucha obrera por arrancar a los compañeros de las cárceles pues mientras se mantenga el sistema de opresión explotación y miseria capitalista habrá siempre presos y especialmente presos obreros. No solamente podemos afirmar que contra la prisión y la tortura no hay ningún derecho, ni libertad que nos garantice; sino que será siempre en base a esos derechos y libertades que se utilizará la prisión y la tortura. Así como en el capitalismo todo obrero efectivo es potencialmente un desocupado, todo proletario que no acepte el conjunto de reglas de juego del ciudadano -derechos, deberes, libertades- es potencialmente un preso. La represión física abierta, la picana y el submarino o la muerte no son más que la aplicación de la democracia.

Por todo esto, la posición de los comunistas, frente a las libertades de asociación, de prensa, de huelga, de reunión, amnistia, etc, es decir frente a toda la legalidad burguesa es afirmar sin ninguna ambiguedad: la organización del proletariado no se basa en ningún derecho, en ninguna ley, en ninguna libertad concedida por su enemigo, sino que el terreno de la organización revolucionaria de clase es necesariamente ilegal. Como dice Marx: "nosotros nunca lo hemos disimulado: el terreno en el que actuamos no es el terreno legal, sino el terreno revolucionario".

Ello no significa que abandonemos una huelga porque sea declarada legal, que no publiquemos y difundamos, pues nuestra prensa circula legalmente en tal o tal período, en tal o tal país, o que nos neguemos a salir de la carcel si un juez o Amnisty nos da la libertad. Sería también colocarse en el terreno legal del cual se depende permanentemente como antitésis.

No debe identificarse jamás ilegalidad con clandestinidad. Toda verdadera huelga obrera es ilegal, pero no es clandestina (aunque haya preparativos que si lo sean); la organización de los obreros en asociaciones clasistas, consejos revolucionarios, soviets, se sitúa enteramente en el terreno de la ilegalidad (aunque el gobierno quiera e intente legalizarla) pero desarrollan un conjunto de actividades públicas y no clandestinas. El mejor ejemplo al respecto es la destrucción del ejército burgués por parte del proletariado. Cuando los soldados (gracias a un largo trabajo comunista de acción y propaganda clandestina) se unifican, se reunen con el resto de la clase y comienzan a utilizar sus armas contra los oficiales, a demolir el ejército burgués, a ejecutar a "sus" mandos superiores no lo hacen necesariamente en forma clandestina, sino abiertamente. Sin embargo es el acto más ilegal que se pueda imaginar.

Colocarse en el terreno de la ilegalidad implica asumir la totalidad de las tareas independientemente de las libertades y derechos democráticos, sin perder nunca de vista que toda libertad y derecho es una decisión del enemigo y como tal no puede ser otra cosa que la mejor táctica que este encuentra para enfrentarnos.

Correlación de fuerzas entre las clases y formalización juridica de una situación de hecho inevitable

Llegamos así a la más repugnante y peligrosa de todas las mentiras. Oigamos otra vez a los abogados del capital: "Nosotros somos marxistas y sabemos que todos esos derechos son democrático-burgueses, pero la burguesía es incapaz de darlos o mantenerlos, debemos imponérselos, arrancárselos". Y llamarán a "luchar hoy por el derecho de huelga, la Asamblea Constituyente, la amnistía de los prisioneros políticos, la libertad de reunión, las elecciones libres, la libertad de prensa, etc" a los que algunos agregarán que "hay que mantener la autonomía de la clase obrera (?!) para realizar la revolución permanente" y otros "que se trata únicamente de una etapa".

Empecemos por responder a lo más burdo y evidente. Donde se vió una clase que pueda mantener su autonomía, que si no jugamos con las palabras quiere decir luchar por sus propios intereses de clase, luchando precisamente por la purificación del Estado democrático, aparato de dominación de su enemigo? Esta pregunta no tiene respuesta en el campo marxoide del trotskysmo o del stalinismo. El proletariado -en la visión trotskysta democrática de la história- sería no la primera clase de la historia que a la vez de ser oprimida tiene la capacidad de ser revolucionaria; sino un fiel servidor de su opresor, la clase dominada, menos autónoma, más cobarde e insensata de toda la historia. Mientras los esclavos del pasado -aún sin perspectivas revolucionarias- en toda revuelta atacaban la esclavitud y a los esclavizadores; los siervos a las instituciones medioevales, a la Iglesia y a los señores; el proletariado tendría en esta visión de la historia que luchar primero por objetivos burgueses, con métodos burgueses (legales), para preparar su propia revolución.

Y además, si fuese cierto que "la burguesía no puede mantener o dar la democracía y que solo el proletariado en su lucha autónoma puede imponérsela", porqué mierda pudiendo imponer, no impone su poder de clase, -no después, sino en ese momento- la dictadura del proletariado, sino que precisamente "impone" una dictadura contra él? ¿Por mazoquismo? Segunda pregunta que no tendrá nunca respuesta en la marxología de la izquierda burguesa.

Pero ¿cuál es la relación que existe entre un avance obrero, una correlación de fuerzas desfavorable para la burguesía y el otorgamiento de tal o tal derecho o libertad? Tomemos un ejemplo: Argentina 1973. Luego de enormes y gloriosas luchas obreras durante años, se arrancan a los presos de las cárceles. Mientras los peronistas "burocráticos" y "antiburocráticos", los troskomorenistas del PSI llamaban a esperar el decreto que todavía ni se sabía si sería o no general, si incluiría o no a los que cometieron "graves delitos", la lucha obrera vaciaba Villa Devoto y permitía la reintegración de muchos compañeros a la inquebrantable lucha del proletariado. Y el decreto se firmó en el entrevero. ¿Cómo interpretar el hecho? Para los más clásicos partidos burgueses, el que salgan los presos es siempre una consecuencia de que se decrete tal o cual cosa legalmente; para los partidos burgueses que se autoproclaman obreros la cosa es al revés, el decreto de amnistía es la gran victoria de la clase obrera. Ambos tipos de partidos están de acuerdo en que lo fundamental es la formalización jurídica. Existe oposición, pero se trata de una oposición en el seno de una misma clase: la burguesía. Solo están en desacuerdo en cuales son las vías más adecuadas para integrar democrática y jurídicamente la situación.Para los comunistas por el contrario la victoria obtenida por la clase no consiste en ningún decreto, sino en la fortificación organizativa de la clase, la afirmación práctica de su autonomía y que los presos, estén en la calle. Y la amnistía? la amnistía la denunciamos como lo que és: una maniobra jurídica de la burguesía que intenta integrar en su legalidad en su Estado democrático, lo que pasa en la calle y no puede evitar. Su objetivo es evidente: transformar una correlación de fuerzas coyunturalmente favorable a su enemigo histórico, en su contrario,al retomar las riendas de la sociedad. La formalización jurídica permite disfrazar la salida de los presos en amnistía (la izquierda y la derecha aportan las máscaras para la ocasión), esconder detrás de la libertad del ciudadano todo lo que le resulte simpático a la totalidad de los obreros (unos como "triunfo", otros como "consecuencia").

Entre el derecho de prensa y la existencia de la prensa obrera autónoma hay la misma oposición. Independientemente del caso más general ya analizado de la libertad de prensa garantizando la libertad de empresa y la predominancia del aspecto financiero en el dominio, solo puede explicarse que la "libertad de prensa" abarque a la prensa obrera, porque es el derivado de una situación de fuerzasindependientemente de la formalización jurídica o porque con la circulación legal se logre su control y su inocuidad. En una sociedad donde todo lo que se vende es mercancía, se aspira a su dilución en el mundo del cambio, el dinero y el consumo, donde los obreros jamás podrán predominar.

Lo mismo sucede con el "derecho de huelga". Dejando al caso ya analizado de la "huelga" que no ataque la tasa de ganancia de la burguesía, la huelga solo se reconoce legalmente cuando: la burguesía no tiene más remedio como producto de una correlación de fuerzas o/y cuando a través de la legalización aspire a quebrarla. Ambos casos aparecen indisociablemente unidos en la práctica, pero en ninguno su legalización aspire a quebrarla. Ambos casos aparecen indisociablemente unidos en la práctica, pero en ninguno la legalización le aporta nada nuevo al proletariado. Su fuerza y solo su fuerza es lo único que tiene al proletariado, antes y después de la legalización.

Llegamos a la tercera pregunta sin respuesta para los marxistoides: Si no es por estas razones, correlación de fuerzas (independientemente de toda legalización), intento de quebrarla aislándola de las huelgas "salvajes" porqué la burguesía otorgaría un "derecho" no al anónimo ciudadano, sino a su enemigo histórico: el proletariado? Y las preguntas sin respuestas podrían perseguirse hasta el infinito. Si fuese cierto que el funcionamiento del conjunto de los derechos y libertades democráticas favorecen la revolución ¿porqué en los países de más larga tradición democrática y permanencia de las instituciones y libertades democráticas -como por ejemplo en Estados Unidos- nunca se produjo una insurreción obrera generalizada digna de ese nombre? ¿cómo es posible que precisamente se haya gestado la crisis revolucionaria en un país como Rusia donde solo se conocía el "antidemocrático" Zarismo durante siglos y la "democracia" unos meses? los obreros del petroleo y otros durante el 78 y el 79 en Iran ¿en qué derecho o libertad basaban su huelga y su lucha? En la Argentina de Onganía existía el "DERECHO A LOS CORDOBAZOS" ¿porqué no rechamar el DERECHO DE INSURRECCION?

En realidad no se trata únicamente de preguntas sin respuestas, sino de intereses materiales de clase antagónicos a los de la clase obrera. Es absolutamente normal que la burguesía democrática de derecha o de izquierda, trata de imponer sus derechos del hombre y del ciudadano, y que para ello presente como equivalentes la amnistía con la salida de los presos a la calle, el derecho de huelga con la huelga, la existencia de la prensa con el derecho de prensa. El eje central de toda la mistificación consiste en considerar la formalización jurídica (libertad o derecho) como la victoria obrera, cuando es en realidad un arma de la burguesía (y no puede explicarse de otra forma).

Dos formas de interpretar la historia

La contrarrevolución ha interpretado la historia a su gusto para su reproducción. Por ello cuando gritamos cuatro o cinco verdades, nos dien que desconocemos la historia, que la clase obrera realizó una larga lucha para obtener el sufragio universal, para obtener el derecho sindical, etc. Todos los partidos pseudo-obreros reducen así la historia de las luchas obreras a la conquista de los derechos democraticos, pudiendo así justificar su práctica.

Estos cipayos utilizan como método de "interpretar" (en realidad revisar y falsificar) la historia, no los antagonismos reales y los interéses específicos de las clases en pugna, sino lo que las masas inscriben en sus banderas en cada momento. Entre la interpretación de los partidos pseudo-obreros y la posición comunista, como en todos los aspectos hay un abismo de clase. Aquellos tratan de probar como el conjunto de combates proletarios va acercando poco a poco a los obreros al reino inalcanzable de la democracia pura y a ellos como representantes a los parlamentos y ministerios.

Toda esta interpretación se desvanece si úbicamos el problema en sus verdaderos fundamentos, es decir si tenemos en cuenta los interéses y la perspectiva de la lucha de clases. En efeto solo son comprensibles los combates obreros si no se los separa de la linea ascendente hacia la emancipación del proletariado. "Poco importa lo que tal o cual proletario o incluso el proletariado todo entero se imagine momentáneamente como su objetivo. Lo que importa es lo que estará históricamente forzado a hacer en conformidad con su ser" MARX. Lo que interesa en la historia de los combates obreros no es tal o cual bandera aún confusa, sino el giganteso esfuerzo por organizarse, enfrentar a la totalidad de la burguesía.

Es lógico entonces que mientras los marxistoides consideran el sufragio universal como una conquista obrera, nosotros consideramos que toda reforma del Estado es un intento de perfeccionar los métodos de dominación capitalista contra la clase obrera. La verdadera conquista obrera es la experiencia de la lucha, su ejemplo para el proletariado mundial, su organización y autonomía crecientes a través de la historia, las lecciones que cada combate permite extraer y especialmente la indispensable separación de la paja del trigo, es decir la identifiación de los enemigos progresistas del proletariado.Sin embargo, la interpretación de la historia basada en las sucesivas conquistas democráticas, de los "obreros" que conduce a los que se portan bien a las funciones parlamentarias o estatales, no debe extrañarnos. No debe olvidarse que la clase capitalista es la primera clase dominante de la historia donde los privilegios de sangre (herencia) juegan un papel no totalizador (aunque no despreciable) y por ello a priori no se excluye a nadie aunque sea obrero de la posibilidad de ascender a esta clase. El mecanismo democrático permite reclutar los elementos más capaces para gestar el capital, y en este sentido no pueden excluirse los personajes salidos de la clase obrera, con capacidad de control de la misma, por esa misma razón. Esta es la vía no solo que siguió tal o tal obrero hacia un puesto de opresión de sus hermanos de clase, sino que incluso partidos enteros fueron "cooptados" por el capital para su gestión a través del mecanismo democrático. ¿De qué otra forma pueden esos partidos interpretar la historia de los combates obreros, que como un conjunto de triunfos hacia el parlamentarismo y la democracia?

En síntesis: las dos formas de interpretar la historia se corresponden enteramente con los intereses antagónicos de las dos clases de la sociedad: lucha por la revolución comunista o contrarrevolución e integración democrática en la gestión del capital.

¿A qué aspiran los "marxistas"?

Dejando de lado ahora, los cargos parlamentarios,los ministerios, la participación en la propiedad y gestión del capital desde el gobierno, sindicatos, directorios de sociedades etc, nos interesa responder a la pregunta siguiente: ¿a que"clase obrera" aspira la izquierda del capital?,¿cuál es el resultado de aceptar sus consignas?, ¿qué situación social intentan imponer?

Que aceptemos sus consignas implica que las huelgas obreras las hagamos por la defensa del derecho sindical, la libertad de reunión, la defensa del derecho de huelga, que dediquemos nuestra prensa a la defensa del derecho de prensa (y las otras libertades), que nos asociemos (evidentemente con ellos y bajo su dirección) en nombre del derecho de asociación, que hablemos en nombre del derecho de hablar (o como dicen ellos el derecho a la libre expresión del pensamiento), que votemos por los diputados "obreros" en nombre del parlamentarismo "revolucionario" o para defender el derecho de votar (sufragio universal) y porqué no, que vayamos presos en nombre de los derechos de los presos y la amnistía, que arriesguemos el pellejo, la propia vida en nombre de los sagrados derechos del hombre y del ciudadano. ¿Qué esto es exagerado? Cínicos, cuantos obreros que creyeron en ustedes están muertos o presos por escribir en una pared la consigna de su propia sumisión: "Viva la democracia, abajo la dictadura". El objetivo es evidente: arrancar a la clase obrera de su terreno de clase, la acción a todos los niveles contra el capital, pudrir y desviar hacia la defensa de la democracia todo lo que la clase obrera vaya intentando; huelgas, reuniones, prensa, discusiones, grupos militares, en el camino hacia su dictadura de clase.

Logrado este objetivo, la burguesía aseguraría todos los piolines de su sistema de dominación, lo que efectivamente ha sucedido históricamente, cada fracción del capital respiraría segura de tener recambio para rato. La "derecha" (en el lenguaje de la opinión pública, pues en muchas partes del mundo es exactamente al revés), puede matar, reprimir huelgas, liquidar imprentas obreras, tomar prisioneros; la "izquierda" habría sido capaz de canalizar todo el descontento en la defensa de los "derechos humanos". Más aún podría llegar un momento en que los obreros no se les ocurriría realizar huelgas por sus "mezquinos intereses materiales", que a ningún grupo de "descamisados" se les ocurra la maléfica idea de hablar y escribir contra la democracia y mucho menos organizar insurrecciones. La "izquierda" habría aportado su valiosa contribución para construir el paraiso terrenal de la democracia pura con el que sueña todo burgués, "convenciendo" a los obreros de que la lucha es por los derechos democráticos, y como es lógico que no le alcancen las palabras, es también inevitable que utilice otros métodos, siempre lo ha hecho. De todas formas el asesinato será considerado como una buena lección "contra los provocadores y agentes de la CIA",la "izquierda" tiene una larga experiencia al respecto, la represión no es el privilegio de la derecha.

Sin embargo, este paraíso terrenal burgués no puede durar a pesar de la "izquierda". A Lenin lo acusaban de espía alemán, Rosa Luxemburgo y Liebkneck fueron asesinados por socialistas en nombre de la democracia, la tortura bajo el régimen de Allende era organizada también por socialistas en nombre del "gobierno de los trabajadores" y la sacrosanta libertad; pero no pueden ni podrán evitar que los "culo roto", los "mal agradecidos a la nación", los "anarquistas" continuemos a resurgir cada vez con más fuerza destruyendo toda ilusión en la democracia pura. Y no aceptamos hacer huelga por la defensa de tal o tal derecho, sino que la hacemos por nuestros propios intereses materiales, inseparables de los intereses históricos del conjunto de nuestra clase, luchamos por arrancar a nuestros compañeros presos de las garras del Estado capitalista, pero no confundimos ni un instante ésta lucha con la concesión parlamentaria de la amnistía.Los "marxistas" maoistas, trotskystas, socialistas, etc. en su lucha por la purificación de la democracia, no pueden aspirar a otra cosa que a la sumisión total de la clase obrera, o mejor dicho a su desaparición y atomización en el ciudadano, es decir en el burgués (5).

Nunca el proletariado obtiene nada de los derechos democráticos y estos constituyen siempre un arma de la burguesía

A lo largo del texto hemos considerado en forma separada por motivos de exposición diferentes aspectos de los derechos y libertades democráticas que en realidad se combinan en la práctica:

A. La democracia pura, ideología del capital donde no existen intentos de organizarse como clase, sino solo ciudadanos.

B. En la práctica solo puede existir la purificación de la democracia real, que se concretiza históricamente en la atomización del proletariado como ciudadano luchando por la defensa y mantención de los derechos y libertades, controlado por la derecha y la izquierda del capital. El terrorismo estatal se ejecuta en los marcos estrictos de los derechos democráticos, contra los que los violan: toda organización de clase atenta contra la democracia.

C. Formalización jurídica de derechos y libertades de una situación de hecho inevitable.D. Dicha formalización tiende a reinvertir la correlación de fuerzas desfavorables a la burguesía.

Es evidente que ninguno de estos aspectos favorecen al proletariado, y que son inseparables. Dado que el cuadro de referencia (A) solo puede concretizarse por una situación de relativa estabilidad democrático-terrorista (B). Cuando las huelgas "salvajes" son demasiadas, los periódicos obreros circulan en el proletariado como pez en el agua, los panfletos y volantes subversivos imparables, la burguesía necesita legalizar la situación (C): se autorizan algunos periódicos, se sueltan a los presos que no hayan cometido "delitos comunes o graves", se legaliza alguna huelga. Es evidente que se intenta quebrar (D) la unidad de "los agentes del desorden", a algunos no habrá más remedio que matarlos pues "no respetan la democracia" (y es verdad), "ahora que se permiten las huelgas debemos ser severos con los que nos respetan el derecho al trabajo y continuan con las huelgas salvajes y ni siquiera tienen en cuenta los intereses de la nación (y es verdad) etc.; a otros se los tratará de arreglar con un aumentito de salarios "acorde a los intereses de la nación" (y es verdad) con "el derecho de huelga" (debería decir paro de trabajo), con el "derecho de prensa" con el derecho de los trabajadores a la dignidad nacional" (debería decir ciudadanos). ¡Cuántas veces hemos vivido esta situación!

Siempre que se llega a una situación compleja para la burguesía muy lejana a su paraiso democrático (A) la burguesía formaliza jurídicamente ciertas situaciones de hecho (B), lo que constituye un arma decisiva (D) para obtener al menos una situación democrática normal (B). En esta democracia recompuesta (por más que huela a podrido hace tanto tiempo) los demócratas liberales, los sindicalistas, los stalinistas, los trotskystas, los socialistas podrán darse otra vez la mano en los corredores de los parlamentos, en las cámaras de conciliación sindicato-patronales, etc. FUERON SALVADOS LOS DERECHOS DEMOCRATICOS DEL HOMBRE Y DEL CIUDADANO... los obreros entran normalmente a trabajar y pronto podrán ejercer sus derechos cívicos.

No es necesario llegar a una situación de crisis política total de la burguesía para constatar la articulación de todos estos elementos. Sin embargo es en estas condiciones extremas donde la situación abstracta que hemos descripto reproduce más fielmente la realidad. Frente a la misma existen solo dos salidas posibles para el proletariado: o aceptar la democracia y el desastre es inevitable (los ejémplos históricos son demasiados) o barrer con su armamento y organización la democracia, las Asambleas Constituyentes o como se les llame (hay un sólo ejemplo histórico, la insurrección de octubre del 17 en Rusia). ESTE ES EL UNICO CAMINO DEL PROLETARIADO, LA ORGANIZACION OBRERA HACIA LA INSURRECCION HACIA SU DICTADURA DE CLASE NO PUEDE BASARSE EN NINGUN DERECHO EN NINGUNA LIBERTAD CONCEDIDA POR EL ENEMIGO.

NUESTRO MAS CALUROSO SALUDO COMUNISTA, NUESTRO APOYO INCONDICIONAL A TODOS LOS PROLETARIOS QUE LUCHAN PARA AFIRMAR SUS INTERESES AUTONOMOS DE CLASE MUNDIAL, CONTRA LA BESTIA CAPITALISTA, CONTRA SU ESTADO Y CONTRA LOS PARTIDOS Y SINDICATOS PSEUDO-OBREROS QUE PERPETUAN SU SUPERVIVENCIA.

Notas

(1) En este como en todos nuestros textos utilizamos la expresión "trotskystas" no para referirnos a todos los que desde una posición obrera reconocen el valor revolucionario, del dirigente del proletariado de Petrogrado en 1905, del revolucionario de octubre del 17, del organizador del ejército rojo etc; sino a los sectores de izquierda de la burguesía que utilizan su nombre para basarse en sus errores y vacilaciones, que construyen su "programa" en base a la última época de la vida de Trotsky en la que éste se había entregado derrotado en los brazos de la contrarrevolución democrático -stalinista ("apoyado critico"). Nos referimos a todos los partidos y grupos que con variaciones y sutilezas basan su acción en el programa de defensa del régimen capitalista conocido como "programa de transición" a los de la "Cuarta Internacional", a los de la "reconstrucción de la Cuarta Internacional", a los antifascistas "bolcheviques leninistas" de la Segunda Guerra Mundial, a los pablistas, mandelistas, posadistas, lambertistas,... defensores "criticos" del Estado Imperialista Ruso bajo la cobertura ideológica de "Estado obrero degenerado".
(2) ver Marx "El Capital" Tomo 1, Sección Segunda, Capítulo 4.
(3) "(En) el problema de la conversión del Estado democrático en Estado fascista... no es una modificación orgánica que se verifica en el Estado democrático sino un proceso de purificación de este Estado que aplasta por la violencia todos los factores adversos que hubieran podido existir" BILAN.
(4) Ver al respecto el texto de A. Bordiga "El principio democrático" publicado en "Rassegne Comuniste" (1922). Existe versión en castellano publicado por Etcétera, Apartado de Correos 1363 Barcelona.
(5) Ciudadano = habitante de la ciudad, del burgo = burgués.