COMUNISMO

Dictadura del proletariado para la abolición del trabajo asalariado

Organo central en castellano del Grupo Comunista Internacionalista (GCI)


COMUNISMO No.54 (Febrero 2006):



Competencia y connivencias burguesas... contra nuestra clase

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La sociedad del capital se basa en la competencia, en la carrera por la mayor valorización posible, por la obtención de la más fulgurante tasa de ganancia. Los mismos proletarios son enganchados en esa competencia, desde la guerra de todos contra todos en la venta de su fuerza de trabajo, hasta la masacre entre explotados cada vez que éstos son sometidos y enrolados en la guerra de una fracción burguesa contra otra. En este artículo intentaremos mostrar, a través de algunos ejemplos de actualidad, como el proletariado, cuando se resigna y no actúa como clase, es doblemente perdedor. Perdedor como carne de cañón en la guerra imperialista, defendiendo intereses que le son fundamentalmente antagónicos, y perdedor también ya que en el campo burgués competencia y connivencia cohabitan de forma permanente. Como la historia muestra, detrás del perpetuo espectáculo de apretón de manos entre «dirigentes» y de sus ariscos odios se ocultan verdaderas alianzas útiles e inestables, coaliciones de razón contra la clase enemiga, diplomacia paralela y beneficios ocultos... Dicho de otro modo, las relaciones reales de fuerza se juegan siempre en entresijo.

Cuando el proletariado resurge y se unifica en la lucha, la burguesía se encuentra obligada a cerrar filas detrás de sus fracciones más determinadas, lúcidas y aptas para controlar y reprimir al proletariado. Sobre estas bases se cristalizan, entonces, las polarizaciones y la competencia entre ellas, para determinar quién tendrá la capacidad de tomar la dirección real de las operaciones contra el movimiento proletario. Paralelamente a esta distribución de tareas, que se establece entre fracciones burguesas, el espectáculo se mantiene globalmente bajo nuevas oposiciones ficticias («dictadura»/«democracia», «estado de derecho»/«razón de estado», «libertades civiles»/«seguridad»), cuyo objetivo es mantener al proletariado como furgón de cola de alternativas ideológicas que destruyen su autonomía revolucionaria. Pero el espectáculo tiene sus límites, las caretas también tienden a caer frente a la realidad, la unificación de la burguesía contra nuestra clase no puede ocultarse más. Por esa razón, las verdaderas connivencias y colusiones burguesas siempre son menos mediatizadas que los pactos y tratados telegénicos, que los grandes combates entre estandartes adversos, en los que la burguesía nos invita a cavar nuestras propias sepulturas y las de nuestros hermanos de clase en lucha. En este texto queremos contribuir a fijar la atención sobre algunas de esas clarividentes connivencias entre hermanos enemigos en la competencia capitalista, seleccionando algunos ejemplos del flujo de informaciones con que se nos bombardea cotidianamente.

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Desde la invasión de Irak por las tropas anglo-norteamericanas, hace tres años, millones de árboles fueron abatidos y transformados en papel para hacernos avalar que Europa, como potencia económica, tenía en ese momento intereses irreconciliables con Estados Unidos. Tan irreconciliables que ciertos grandes especialistas, auto proclamados estrategas en geopolítica, jugaban a «pitonisas» y hasta nos pronosticaban que, sin duda alguna, la Unión Europea se preparaba a entrar en guerra en los próximos meses, contra sus aliados estadounidenses. El teatro que hacen el presidente francés, Jacques Chirac, y su ministro de relaciones exteriores, Dominique de Villeppin, no debe engañarnos con respecto a los verdaderos objetivos perseguidos durante esa operación por las tropas anglo-norteamericanas. La era de Saddam Hussein había terminado, al haberse demostrado incapaz de asegurar el orden y la disciplina capitalista en la región, como lo atestigua un hecho que pasó totalmente desapercibido en la víspera de la invasión (1), había que reemplazarlo lo más rápido posible, no había otra posibilidad. Para la fracción burguesa dominante en Estados Unidos, la más decidida a llevar adelante esa operación, había que actuar rápidamente e, ilusionada por la velocidad de su invasión en Afganistán, estaba bien decidida a arreglar ese conflicto, aunque tuviese que hacerlo sola. Sus aliados europeos, más prudentes, se preguntaban si no era mejor restablecer el orden en Irak bajo la bandera de la ONU, con el objetivo de evitar un posible marasmo. La sublevación proletaria de 1991, durante la primera guerra del Golfo, había dejado la más amarga remembranza tanto en las memorias de los burgueses europeos como en el equipo que en la actualidad dirige Estados Unidos. Sea como sea,en ningún momento, durante esa crisis entre los aliados occidentales, hubo una verdadera oposición de Europa a esa operación de gendarmería mundial llevada e iniciada por los Estados Unidos.
Irak: un soldado testimonia
“Pienso que el verdadero peligro no se encuentra en que las personas idealicen a los veteranos, sino en que se laven las manos de toda responsabilidad y que se sometan a los veteranos para que los guíen y para actuar. A mi parecer, es crucial que las personas (los no veteranos) asuman su parte de responsabilidad por lo que esta pasando en Irak: haya o no votado por el presidente actual, vuestro silencio e inercia lo hacen a usted cómplice de la política de esta administración. Día a día, es vuestra ausencia de reacción que le confiere el poder de continuar la ocupación.”
 
Entrevista de Jim Talib, veterano de Irak, Personal Paramédico de los Ejércitos de Tercera Clase (Flete Marine Force/ paracaidista), en “Irak: un soldado testimonia”, Derek Seideman Left Hook, 29 noviembre 2004.
A guisa de ilustración, Alexis Bautzmann, director de una revista francesa, Defense et Securité internationale («Defensa y Seguridad internacional»), escribía como editorial en el número 6, de julio de 2005:

«Las tensiones diplomáticas entre estados revelan con frecuencia un juego de engaños sabiamente orquestado por los principales antagonistas. Cuando cada ‘adversario’ alimenta frente a los medios de información el melodrama bien conocido de la crisis internacional en devenir, la realidad de los intercambios entre ‘enemigos’ participa frecuentemente de otro registro bien diferente. La colaboración ‘estrecha’ entre servicios de información franceses y estadounidenses durante la última guerra de Irak se inscribe en esta lógica».(Las comillas son del autor.)

«Lógica» que permitió, práctica y concretamente, la invasión anglo-norteamericana. Fue el gobierno francés el que acordó la autorización a los B-52 de la US Air Force, provenientes de las bases situadas en Reino Unido, sobrevolar su territorio para lanzar miles de toneladas de bombas sobre los barrios obreros de Irak. Más aún, fueron de las bases alemanas que partieron no solamente los miles de hombres necesarios en esa guerra, sino también los tanques, los helicópteros, los vehículos de transporte de tropas, los obuses y otras municiones necesarias. En ningún momento la coalición socialdemócrata formada por socialistas y ecologistas (Schroder, SPD, y Fischer y Cohn-Bendit), que se pavoneaban vestidos de pacifistas, hizo algo para detener el raudal continuo de hombres y materiales que transitaban por Alemania hacia Arabia Saudita. La palma de oro de la hipocresía la obtuvo, sin lugar a dudas, Bélgica; dos días después de haber pregonado que el país no colaboraría en el esfuerzo de guerra estadounidense, que ningún material relacionado a esa guerra atravesaría el país ni por tierra ni por mar ni por espacio aéreo, el ministro de relaciones exteriores y el ministro de defensa se retractaron bruscamente, encubriéndose detrás de los tratados internacionales firmados por el país muchos años antes. Ni una sola hoja de vuelo de avión de guerra estadounidense o británico fue modificada en una letra, ni un solo segundo fue frenado el embarque de material y hombres provenientes de las bases norteamericanas de Alemania, vía el puerto de Amberes. El sabotaje de un puente ferroviario fue vivamente condenado, y sus autores arrestados y procesados.

Ese apoyo masivo de Europa, a esa política de terror capitalista, no debía agotarse con la conquista de Bagdad. Por el contrario, cuanto más fuerte se fue haciendo la resistencia a las tropas de ocupación, más esfuerzo hacía la Unión Europea para apoyar la operación policial llevada adelante por los anglo-norteamericanos. En una conferencia de prensa, que tuvo poca relevancia en los medios de (des)información, la Comisaria europea de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, anuncia que Europa “ya había gastado 300 millones de euros y agregaría, antes de fines de 2005, 200 millones más para reforzar el proceso democrático en ese país”. La Unión Europea se revelaba como el socio capitalista Nº 1 de esa operación policial en Irak, como ya lo había sido durante la primera guerra de Golfo en 1991, con los japoneses. A ese apoyo financiero importante iba también adjuntarse, en el cuadro de la operación Enjustlex, la formación de jueces y otros magistrados (2) , así como la de centenas de carceleros y la construcción de una serie de prisiones según las normas europeas.¡Y ni hablar de la formación y del entrenamiento de miles de iraquíes pertenecientes a los diferentes cuerpos de represión! Esta última operación será supervisada por el experto británico Stephen White, que hizo sus pruebas como antiguo responsable de la represión en Irlanda del Norte. Todas esas misiones, según Javier Solana, ex secretario general de la OTAN y ahora especie de ministro de relaciones exteriores europeo, deberán “servir para fortificar el cuadro de estabilización y reconstrucción del país”. Y sabemos cual es la situación de penuria e indigencia en Irak, en particular para el aprovisionamiento de agua corriente, desde que las canalizaciones y estaciones de depuración fueron sistemáticamente destruidas durante los bombardeos que precedieron la invasión por las tropas anglo-americanas.

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La colaboración en la represión mundial del proletariado entre mercaderes europeos y estadounidenses no es para nada reciente. Durante la invasión de Irak en 2003, Europa participó plenamente en la movilización de 250.000 hombres de tropas norteamericanas, tomando a su cargo una parte activa en la pacificación de Afganistán, recientemente conquistada por el ejército estadounidense. La Unión Europea y sus esbirros, al tomar a su cargo la reconstrucción de los aparatos estatales en Afganistán, liberó gran número de milicos estadounidenses de las tareas represivas que estaban realizando, lo que permitió al estado de ese país utilizarlos en la invasión de Irak. Desde entonces, la presencia de los ejércitos franceses y alemanes se fortificó con el envío de tropas italianas, griegas, belgas, turcas, noruegas, holandesas, danesas, españolas, australianas..., en pocas palabras toda una serie de países, de los cuales muchos aparecían en los medios de (des)información como opuestos a la política intervensionista de Estados Unidos. En la actualidad, Francia es quien tiene «el honor», como lo afirma su ministra de la defensa, la señora Aliot-Marie, de formar a los oficiales del ANA, Afgan National Army (Ejército Nacional Afgano), así como de llevar adelante operaciones de represión en todo el país. Reafirmando así la vieja tradición en este dominio que posee el ejército francés de cubrirse de gloria, masacrando y torturando con coraje a millones de civiles en los cuatro rincones del mundo. En total coherencia con su más prestigioso pasado colonialista, las tropas francesas desplegadas en ese país desde hace más de dos años, como la 27ª brigada de montaña y la legión extranjera, no tienen nada que envidiar, en materia de atrocidades, a aquellas que cometieron ayer las tropas soviéticas cuando invadieron Afganistán en 1980. Son también los estados europeos los que aseguran la planificación y la organización de la represión en Afganistán, creando un estado mayor que centraliza las operaciones de todos esos mercenarios sedientos de sangre proletaria. Fue en los locales de ese estado mayor, sucesivamente en manos de oficiales franceses, alemanes y, en la actualidad, turcos, que fueron estudiadas y planificadas las operaciones de rastrillaje que se llevaron adelante, y en las que las violaciones, los asesinatos, los robos, los bombardeos de pueblos, las deportaciones, las destrucciónes de campos..., fueron tan corrientes que terminaron conmoviendo a organizaciones burguesas como Amnesty Internacional que, como es su costumbre, las denunció como excesos (legitimando así como norma la represión “normal”). Pobres ingenuos, ¿se puede seriamente pretender que exista un capitalismo sin guerras, masacres, violaciones..., sin explotación..., en pocas palabras, sin todo lo que le es propio? Además del aspecto propiamente militar, Europa, a través de una gran mayoría de sus ONGs, asegura el orden en la población local ejerciendo el chantaje que permite obtener alimentos o semillas para los agricultores, a cambio de una colaboración cada vez más abierta con las tropas de ocupación. Por ello no nos sorprende ver que se tome como enemigos, y sean objetivo de los ataques, al igual que los militares presentes en ese país, al personal de esas ONGs. En Afganistán, humanitarios y militares son vistos por los proletarios como los numerosos enemigos que sirven a la misma causa: la defensa encarnizada de la civilización capitalista y de su necesaria democracia. Otro episodio, que fortifica esa política de terror, se materializa en el envío masivo de diputados europeos, misiones ministeriales que supervisan y aseguran la reconstrucción del estado, tanto en ese país como en Irak. No es solo la policía sino también las prisiones, el sistema judicial, las escuelas, y todo lo que es necesario para imponer el orden y el trabajo, que se hacen funcionar en base a subsidios millonarios atribuidos por un fondo de ayuda europea, en el que participan todos los países de la Unión Europea. El restablecimiento y reforzamiento del orden y del infierno capitalista en Afganistán son asegurados no sólo por la invasión de las tropas estadounidenses, sino también, en un segundo momento, por las tropas, las ONGs y el dinero europeo. Una vez más fueron los fieles europeos, aliados a esa política de terror llevada adelante y centralizada por Estados Unidos, los que orquestaron el circo electoral que propulsó a Hamid Karzai, ex administrador de una sociedad petrolera norteamericana, al puesto de primer ministro de Afganistán.
“Nosotros fuimos los verdaderos amigos de Saddam, fuimos los proveedores de armas, estuvimos entre quienes, sin lugar a dudas, contribuyeron a la fabricación de armas químicas... La masacre de Kurdos la veíamos como algo irrisorio. En esa época en Francia nosotros nos reíamos de eso.”
 
Declaraciones del ex ministro francés de la Salud, Bernard Kouchner, y dirigente del Partido Socialista francés, extraído del periódico Metro, Bélgica, jueves 20/1082005.
Cuanto más se amplifican las dificultades que encuentran las tropas de ocupación en Irak, aquellos que ayer fingieron defender el «no» a la política de Estados Unidos más se muestran como sus mejores diligentes colaboradores. Con el objetivo de aliviar al dispositivo norteamericano en toda una serie de países a través del mundo, más de 7.000 hombres, bajo el pabellón europeo, fueron enviados hacia lo que fue Yugoslavia (Bosnia-Herzegovina, Kosovo, Macedonia...) para asegurar el orden capitalista. Desde el primero de diciembre de 2004, las tropas europeas controlan, bajo estandarte de la Unión Europea y en el cuadro de la Eurofuerza, la región, aliviando así a las tropas estadounidenses que imponen el terrorismo de estado en Irak. Lo mismo sucede en numerosos países de África, como lo atestigua la presencia de tropas francesas en Costa de Marfil, en el marco de la operación «Licorne», (Unicornio), la presencia de diversas tropas europeas (francesas, italianas, británicas...) en la región de Darfur (región montañosa del Oeste de Sudán), otras en Sierra Leona, Chad, Republica Democrática del Congo... Sin mencionar las bases permanentes que disponen las tropas francesas y británicas en África. La próxima destinación para esos misioneros dispensadores de muerte y desolación será probablemente Somalia, lugar donde el orden necesita ser restablecido. Miles de hombres de diferentes países africanos, encuadrados por las tropas francesas y británicas, se preparan para ocupar el país -diciembre de 2005-, bajo el estandarte de la Unión africana, «para garantizar la paz», con la ayuda financiera y técnica de las Naciones Unidas. Y no hemos terminado la lista... Sólo es necesario abrir cualquier periódico para alargarla. Así, la operación Felino concentra, por primera vez en este año, el conjunto de tropas especiales de Angola, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique, Santo Tomé y Príncipe, bajo la égida del Portugal, y con el objetivo declarado de «entrenar las tropas por la paz». Está claro, cuanto más nos hablan de paz, más escuchamos los ruidos de botas y los cañonazos. A fines de junio de 2005, bajo la protección de Estados Unidos, y en colaboración con los instructores europeos, se desarrolló la operación Flintlock 2005, que reagrupó a 700 marines estadounidenses y más de 3.000 soldados de Argelia, Nigeria, Malí, Mauritania, Túnez, Ghana... Esta operación tuvo como objetivo declarado el entrenamiento de esos hombres, que tienen ya mucha sangre en las manos, para aprender a trabajar conjuntamente en las futuras «operaciones de manutención de la paz».

¡Y todo esto no es suficiente! La bestia capitalista exige siempre mucho más. A iniciativa de París y Londres se crearon, desde 2003, los primeros contingentes del futuro ejército unificado europeo bajo la apelación de Grupos de Fuerzas Interejércitos compuestos de 1.500 hombres «encargados de intervenir bajo la bandera de la Unión Europea para mantener la paz a través del mundo». Paralelamente, el 17 de septiembre de 2004, durante una reunión informal de ministros de defensa europeos, el aliado más fiel de Estados Unidos completaba su dispositivo con el fin de aumentar su eficacia en la represión social, decidiendo la creación de una Fuerza de Gendarmería Europea (FGE) con el objetivo «de mantener el orden, participar plenamente en la lucha anti terrorista, y anti mafia en el marco de acciones exteriores cívico-militares de estabilización y manutención de la paz». ¡Vasto programa! El estado mayor de la FGE se situará en Vicenza, Italia, y estará encargado de dirigir y planificar toda una serie de fuerzas de represión, que ya se encuentran manos a la obra en Macedonia, Bosnia, Kosovo, Costa de Marfil, Líbano, Chad, Haití. Si se escogió Vicenza no es por azar, ese estado mayor se encontrará así a sólo 240 kilómetros de la base norteamericana de Camp Darby (entre Pisa y Livorno), la reserva logística militar más grande del mundo. Es este centro de abastecimiento, redoblado de un centro de comando, que juega, en la actualidad, un papel fundamental en el abastecimiento de las tropas estadounidenses hoy presentes en Irak.

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Esta colaboración a todos los niveles entre los diferentes miembros de la internacional de explotadores no se limita únicamente a sus aliados europeos. Otro protagonista juega también un papel importante en el corazón de los grandes predadores que ensangrientan nuestro planeta: la República Democrática de China, como potencia imperialista, al lado de las otras, participa en la manutención del orden en Haití, enviando a más de 125 oficiales y suboficiales para contribuir a la formación de la policía local. Esto solo fue posible gracias a la bendición de Washington y Paris, que administran directamente Haití desde la intervención en 2003. El Pentágono supervisa ese programa de formación, elaborado con las autoridades chinas. Hace ya muchas décadas que la policía y el ejército del Imperio del centro son maestros en el arte de controlar y reprimir a las masas que protestan, contra las condiciones miserables, a las que quedan sometidas por la loca carrera por la maximización de la ganancia. El número de días de huelga, manifestaciones, secuestros de patrones y otras autoridades, sabotajes, ... ya ni se cuentan a través de todo China y más específicamente en las zonas económicas especiales (ZES), en las que la división internacional de la producción ha concentrado, de manera extremadamente poderosa, rápida y bárbara, a miles de fábricas y millones de proletarios, la mayor parte de ellos separados, con una violencia increíble, de la tierra para ser amontonados a disposición del capital en barrios donde miseria, contaminación, hacinamiento, horas de trabajo extenuantes, enfermedades, represión..., se disputan entre sí para saber cuál de esos males, típicamente capitalistas, enviarán definitivamente a esos proletarios bajo tierra. Embebida de esa experiencia, la burguesía china intenta compartir sus conocimientos con sus consortes, proponiéndole sus servicios. El Pentágono no se equivoca cuando da luz verde para que la policía china forme las nuevas unidades anti motines haitianas.

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Cambiemos de decorado sin cambiar de farsa sangrienta. Mientras Washington continúa calificando a Siria de país «perteneciente al eje del mal» o, en otra variante de esa retórica simplista, «de puesto de avanzada de la tiranía», nos enteramos de que los servicios secretos sirios otorgaron un importante apoyo a la presencia estadounidense en el Líbano, colaborando de forma abierta en esa formidable campaña de terror lanzada contra los proletarios del mundo entero. El semanario francés Marianne, en su número 399, fechado del 11 al 17 diciembre de 2004, afirma:

«En realidad, la guerra global contra el terror ha llevado a la creación de una red mundial de intercambio de prisioneros, al intercambio de personal para asegurar los interrogatorios... El régimen de Damasco, aunque criticado en público por los halcones del departamento de Estado, colabora por lo bajo con Washington contra Al-Qaeda».

Otras informaciones reseñan que los mercenarios sirios, bajo la supervisión de agentes secretos norteamericanos, se encargan de la tortura en Siria, así como de los interrogatorios en árabe de los detenidos capturados directamente durante las operaciones militares estadounidenses no sólo en Afganistán e Irak, sino también de aquellos que fueron secuestrados en toda la zona de lengua árabe, así como también en Alemania e Italia. Ni hablar de las prisiones que los servicios secretos norteamericanos, en plena colaboración con los aliados europeos, han creado en Bulgaria, Polonia y Rumania, para torturar a los prisioneros. Suecia, Francia, España... ofrecieron sus aeropuertos para el transporte de prisioneros. Esa verdadera subcontratación de la tortura permite al gobierno estadounidense «reconquistar» cierta legitimidad, al presentar su guerra como una guerra limpia, sin torturas, intentando hacer pasar a un segundo plano los escándalos sobre las prisiones de Abu Ghraib y Guantánamo. ¿Para qué continuar ensuciándose las manos con ese trabajo inmundo, cuando los «puestos de avanzada de la tiranía» pueden asegurar discreta y limpiamente el trabajo necesario en la guerra llevada adelante contra los proletarios que no se someten a las necesidades del capital?

Del mismo modo, nos informan que Irán, otro país clasificado por Washington como parte del «eje del mal», negoció discretamente con el actual gobierno de Irak, es decir, directamente con Estados Unidos, la construcción de 24 puestos encargados de controlar una banda fronteriza común de más de 130 kilómetros, para impedir que los «terroristas» se infiltrasen en Irak. el 1 de diciembre de 2004, en una reunión en Teherán, los ministros de interior de Egipto, Kuwait, Jordania, Arabia Saudita, Siria, Turquía, Siria, Irak e Irán, el gobierno de este último país propuso a su vecino iraquí encargarse de la formación y el equipamiento de sus guardafronteras. Esta colaboración abierta con «el gran Satán norteamericano» no es reciente. Irán y su gobierno siempre apoyaron a las tropas de ocupación en Irak, participando plenamente en el proceso electoral y en la formación del nuevo gobierno, que, sin el concurso de partidarios de los ayatolás iraníes en ese país, jamás hubiesen podido anunciar «esa gran victoria de la democracia», como lo pregonaron todas los medios de (des)información occidentales. No nos asombremos, entonces, de que se haya secuestrado y liquidado a los representantes de la embajada iraní en Bagdad, como vulgares agentes de Washington, ni tampoco de los ataques lanzados contra el clero que apoya la política de terror que hacen reinar las tropas de ocupación. ¡El número de ayatolás y mulás liquidados en Irak son ya incontables!

Esa colaboración abierta entre Irán y Estados Unidos no se limita únicamente al dominio político o militar. Como la Unión Europea, los ayatolás de Irán intervienen a nivel financiero, invirtiendo millones de dólares para crear una red caritativa que permita suplir la incompetencia, la corrupción y el desbarajuste de las tropas de ocupación, para así asegurar el mínimo vital que permita restablecer el orden social. Como lo hemos constatado a lo largo de todo este artículo, el abismo entre lo que la burguesía nos vende y la realidad de los hechos, es cada día más grande, y es también la expresión de otro momento de la catástrofe que afrontan los capitalistas.

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Queremos terminar este artículo subrayando otro ejemplo que demuestra como los burgueses, a pesar de sus intereses divergentes, se ponen al final de acuerdo para llevar adelante su empresa de pacificación social. Pacificación social que, en última instancia, tiene por objetivo asegurar la explotación de la clase obrera en todo el mundo.

La burguesía en Israel tomó a su cargo, desde hace tiempo, la reconfección del mapa geográfico de la región. El gobierno de Sharon tranquilamente podía, evacuando una parte de Gaza que pasara directamente al control de la Autoridad Nacional Palestina, retomar una vieja idea del Partido Laborista: delimitar las nuevas fronteras gracias a la construcción de un muro de separación que englobe, en cierto plazo, la mayor parte de las implantaciones judías con el resto de Israel. Pero para que esa política se transformara en realidad, era necesario cemento, mucho cemento, miles de toneladas de cemento para construir ese muro de varias centenas de kilómetros. Y, bueno, pese a la gran especialidad de las empresas israelíes para hacer surgir de la tierra decenas de colonias en algunos meses, en Israel no hay empresas de cemento capaces de producir las cantidades necesarias de esa mercancía.

Así, un mercado formidable se abrió a los buitres ávidos de consumar buenos negocios. Pelsinky, empresa de Haifa, obtuvo ese jugoso contrato, recurriendo a empresas de cemento egipcias. Logró, gracias a su pasaporte alemán, negociar la entrega de más de 120.000 toneladas de cemento a Israel. Pero el negocio se fue a pique cuando la prensa local dio trascendencia a la cuestión, lo que generó manifestaciones contra ese proyecto. No obstante, el señor Pelsinky, como todo buen capitalista, no se desanimó frente a esas dificultades. ¿Y si para continuar importando el cemento a Israel –fue su idea- se lo hiciera pasar por territorio palestino? Se remangó, tomó su agenda de direcciones y, en septiembre de 2003, obtuvo la firma de un nuevo acuerdo entre él, las empresas de cemento egipcias y... Jamal Tarifi, ministro palestino de relaciones públicas, propietario de Qandeel Tarifi Company For Cement. Ese señor Tarifi poseía muchas cualidades, que el señor Pelsinky no tenía; frente a los ojos de los editorialistas patrióticos egipcios que fabrican la opinión pública, primero poseía la cualidad de ser árabe, además ministro de la Autoridad Nacional Palestina y, por fin, lo que para nada es accesorio, poseer la mayor empresa de cemento de Palestina. Más de 420.000 toneladas de cemento fueron así vendidas con toda la tranquilidad que eso requería, por los capitalistas de Egipto, no a Israel sino a la Autoridad Nacional Palestina, y ésta rápidamente los revendió a los israelitas para construir el muro. Sin embargo, ese inmundo capitalista no se contentó con ello, y gracias a una nueva jugarreta, Pelsinky y sus cómplices hicieron otro lucrativo negocio. El gobierno de Egipto, desde hacía muchos años, había puesto en marcha toda una serie de reglamentos de aduanas para favorecer el comercio con su vecino palestino. Todo el cemento vendido a Palestina, con el objetivo declarado de participar en la reconstrucción de edificios destruidos por el Tsahal (los milicos israelíes), fue liberado de impuestos y pasaron a recibir una prima que redujo su precio a unos 22 dólares la tonelada. Para ello se estableció que el ministro de relaciones económicas palestino asegurase la legitimidad de la transacción, estableciendo una especie de certificado que garantizara que la compra de ese cemento subsidiado serviría para la finalidad establecida. Muchos burgueses utilizaron ese procedimiento para llenarse los bolsillos, gracias a esa fabulosa maquinación. En primer lugar, el propio ministro de economía, vendiendo certificados; luego la Sociedad General de Servicios Comerciales Palestinos, una especie de sociedad de estado dirigida por Mohammed Rashi, presidente de dicha empresa y simultáneamente tesorero personal del más alto representante de la Autoridad Nacional Palestina de entonces, el propio Yasir Arafat. El primer ministro palestino de la época, Ahmed Qorei, también propietario de la empresa Al-Quds Cement Company, que dio mucho que hablar en la prensa por el escándalo que suscitó su participación directa en la construcción de colonias israelíes, participó también en la compra y venta de ese cemento. Todos, absolutamente todos, multiplicaron sus fortunas, encaminando el cemento comprado en Egipto a 22 dólares y vendiéndolo entre 35 y 37 dólares a Pelsinky. También los servicios de seguridad de Gaza, que accesoriamente cuentan entre sus competencias el asegurar el servicio de aduana, se enriquecieron hasta provocar la exasperación de la población. Unos meses más tarde, el responsable de esos servicios de seguridad fue ajusticiado en plena calle. Diversas encuestas señalan que fueron más de seis millones de dólares los que pasaron a los bolsillos de los dirigentes palestinos, mientras que éstos no dejaron un solo día de aparecer en las tribunas internacionales y en los medios de difusión de todo el mundo, repitiendo sus inmundos refranes, que tan lucrativos les resultan, acerca de «la oprimida nación palestina» y el «muro de la vergüenza».

Así, bajo la cobertura del patriotismo, burgueses de Egipto vendían cemento a capitalistas palestinos, en nombre de la reconstrucción de la Palestina destruida por «el enemigo sionista», para construir el famoso muro israelí. «Mientras nadie movía un dedo contra los capitalistas palestinos, hemos arrestado a pobres que trabajaban de jornaleros a los pies del muro. Y además los llamamos colaboracionistas » confiesa el diputado Hassan Kreishe. Ese cemento fue al final utilizado por los explotadores israelíes para la construcción de un muro infranqueable, detrás del cual miles de proletarios son, y serán, hacinados, apiñados, y en donde revientan y reventarán en una miseria espantosa porque su lucha los ha transformado en indeseables y perjudiciales a los ojos del capital (3). ¡Ésta es la verdadera historia vergonzosa de ese muro!

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En la división se encuentra también la unificación de los burgueses contra nuestra clase. Creer un solo instante que es más agradable vivir bajo el estandarte azul de la Unión Europea que bajo el del tío Sam, como los Chirac y otros Cohn-Bendit quieren hacernos creer, es una falsa elección que nos ata de pies y manos a una fracción burguesa, y que busca llevar al proletariado al campo de la guerra ínter imperialista. Jamás fue posible una alianza, ni lo será, entre el proletariado y cualquier fracción burguesa sin que el proletariado salga derrotado. Sus oposiciones, sus enfrentamientos, sus guerras se hacen siempre con nuestros muertos, con los cadáveres de nuestra clase. Solamente si se permanece en nuestro terreno de clase, reivindicando la única guerra que libere nuestra clase, la guerra social por la abolición del trabajo asalariado, podremos denunciar a todas las fracciones burguesas como lo que son, nuestros peores enemigos, podremos luchar contra todos los que asesinan a nuestros hermanos de clase que luchan en Irak, Afganistán, Palestina..., como los mismos enemigos que nos hacen frente acá, cuando vamos a la huelga, incendiamos comisarías e intendencias o, si nos remontamos a un pasado no tan lejano, ¡cuando nuestros ancestros partían al «asalto del cielo», para retomar una consigna de la época de la Comuna de París! La lucha de nuestros hermanos de clase en otras partes del mundo es nuestra propia lucha. Nuestro enemigo es también el mismo: la burguesía mundial centralizada hoy en torno a la bandera de Estados Unidos. Todas las fracciones burguesas, desde las más pacifistas a las más progresistas, participan, apoyan y sostienen ese estandarte. Contra todos los frentes, en los que el proletariado perderá de vista sus objetivos históricos, es decir, la agonía de la sociedad de clase, reivindicamos nuestro terreno de clase, nuestro rechazo de todas las guerras imperialistas, de todas las medidas de austeridad. Luchemos por nuestros propios intereses contra todas las fracciones de clase, con nuestros hermanos de clase del mundo entero. ¡Proletarios de todos los países, unámonos contra la burguesía, que se nos enfrenta sólidamente armada y bien unificada! ¡Viva el comunismo!
Armas de destrucción masiva en Irak 
2003 
Los Aliados, declaran la guerra a Irak. El argumento principal de esta guerra era la presencia de armas de destrucción masiva en Irak.

2003-2005
Desde los comienzos de la invasión aliada a Irak, los represores utilizaron armas de destrucción masiva. Los cadáveres carbonizados encontrados luego de la batalla librada en el aeropuerto de Bagdad fueron el primer testimonio de la utilización de NAPALM en Irak. Asimismo, en diferentes páginas web y otros medios de comunicación se denunció la utilización de armas químicas. Pero esta realidad no llegó a trascender demasiado. Solo cuando el Ejército de Estados Unidos utilizó grandes cantidades de NAPALM durante la ofensiva contra la población de Falluja en noviembre 2004 dicha realidad resultó inocultable.

“La utilización de NAPALM y de fósforo blanco en la guerra en Irak era ya conocido... Esos cadáveres carbonizados, encontrados luego de la batalla del aeropuerto (abril 2003); los testimonios de los habitantes de Falluja.., con sus rostros desencarnados por el fósforo blanco me lo confirmaron y los soldados americanos, alistados en el campo de batalla también me lo ratificaron. El documental de Rainews24, “Falluja. La masacre olvidada”1, muestra ese horror ilimitado. Rostros quemados, irreconocibles de mujeres y niños inertes en sus habitaciones intactas (¡el fósforo solo consume las células que contienen agua!). Matanza reconocida también por los autores materiales de la masacre, los soldados, que atestiguaron delante de las cámaras… Las imágenes de la encuesta de Rainews24 lo prueban y los interesados lo confirman: el Pentágono admitió la utilización de NAPALM, bajo la forma de Mk77. El ministerio de defensa inglés se justificó sosteniendo que ignoraba que Estados Unidos había empleado dicho producto... Quemados (los pobres habitantes de Falluja) hasta no poder ser reconocidos, ni contados: únicamente 700, de las miles de víctimas de Falluja, fueron sepultadas con un nombre...
Y ¿qué hace la comunidad internacional? Se calla. Pero no podemos callarnos frente a un tal horror sin devenir cómplices y somos cómplices cuando permitimos que nuestras tropas permanezcan en Irak...”
 

Giuliana Sgrena, “Il manifesto”


“Hasta hoy en día nuestros superiores del pentágono continúan declarando que es ‘inhumano’ utilizar armas químicas y de destrucción masiva en Irak, porque ‘se asesina civiles’. De hecho hemos utilizado y continuamos a utilizar fósforo blanco y uranio empobrecido. Somos responsables de masacres sistemáticas de civiles iraquíes. 
Las bombas de fósforo fueron utilizadas de noche y de día, de manera continua, y he asistido a la muerte de numerosos civiles inocentes –mujeres y niños incluidos- quemados vivos: imágenes difíciles de contar... He visto una enorme cantidad de civiles incinerados, carbonizados, quemados vivos por los efectos del fósforo blanco. Se trata de bombas de 44 libras de polystireno-like gel y 63 galones de propergol… Fui testigo ocular de la consecuencias de la utilización de armas con NAPALM, exactamente como las que se utilizaron en Vietnam” 
Jimmy Massey (marino del Ejército estadounidense, autor de “Cowboys from hell” perteneciente a la organización “Irak, veteranos contra la guerra”.)

El Pentágono ha eliminado de su vocabulario el término napalm, término que hace alusión directa a las masacres que hizo en Vietnam y afirmó haber destruido todo su stock en 2001. Aquél habría sido remplazado por “bombas incendiarias”, alegando que no se trata de la misma cosa. Sin embargo, el propio M. Spike, director de “GlobalSecurity.Org.” instituto americano de estudios militares confiesa: “Esta distinción es estúpida, se trata de NAPALM”.

“Hemos bombardeado con NAPALM... No es una súper manera de morir. Los generales adoran el NAPALM, pues tiene un gran efecto psicológico” Declaración de un oficial de la US Air Force.

“El fósforo blanco ha probado ser una munición efectiva y versátil. La usamos para misiones de investigación... y, luego en la lucha, como una arma potentemente psicológica contra los insurgentes...”
 

Capitan James T. Cobb, Teniente Christopher A. LaCour y Sargento de Primera Clase William H. Hight en TF 2-2 in FSE AAR: Indirect Fires in the Battle of Fallujah

1 Se trata de un reportaje realizado por la cadena Italiana Rai News 24, en la que revela uno de los misterios, mantenidos en el más estricto secreto, del frente de la guerra durante toda la campaña bélica en Irak. Esta encuesta presenta los testimonios de militares USA que combatieron en Irak y los de los habitantes de Falluja.

Atentados indiscriminados, fuerza de ocupación e intereses imperialistas 
“... Hay atentados (indiscriminados) que son obra de los propios estadounidenses, como el perpetrado hace un año contra la mezquita Kadimiya (en Bagdad)... Pero la mayor violencia es la derivada de los ataques continuos de las fuerzas de ocupación y los colaboracionistas contra poblaciones, como las recientes contra al-Qaim, Hut, Samarra, etc. Los coches-bombas no causan tantas víctimas civiles como las causadas en un solo día por los ocupantes en cualquier ciudad del país” Al-Kubaysi en “¿Quién mata a quién en Irak y por qué?” Carlos Vera y Pedro Rojo, Delegación de la CEOSI en Iraq, 9 de junio, 2005 (Rebelión/IraqSolidaridad (www.nodo50.org/iraq )
El interés actual del capital en Irak es el de transformar la guerra social en una guerra interimperialista, como ya lo señalamos en el número anterior de nuestra revista. Uno de los métodos para luchar por ese objetivo es la organización deliberada de atentados, por parte de diferentes fuerzas estatales, que, con la complicidad de los medios, se les atribuyen a “la resistencia” en Irak. Diferentes fuentes de información (periódicos occidentales, comunicados de la llamada resistencia, prensa militante...) dicen que los estados británico, israelí, estadounidense, iraní... organizaron, desde los primeros meses de 2004, ataques indiscriminados contra ciertos objetivos particulares, como los edificios de las comunidades religiosas (chiítas, cristianas o sunitas).
El 21 de julio, diversos grupos armados denunciaron a las “fuerzas de ocupación” como responsables de los sangrientos ataques contra civiles, que se habían desencadenado en la últimas semanas. En un comunicado conjunto de dichos grupos se niega toda implicación en el ataque contra una parada de taxis y minibuses (17/08/05) en el que murieron 52 iraquíes (mujeres y niños incluidos) y señalan a los servicios de la inteligencia israelí y a los ocupantes como responsable de ese atentado. Luego afirman “otro de sus trucos es colocar bombas cerca de escuelas y hospitales, tras la cual aparece el americano “salvador” para descubrir el explosivo y desactivarlo antes de que estalle, ‘rescatando así a los musulmanes’ ... El último de sus trucos sucios es hacer estallar coches-bombas en lugares públicos como mercados o calles abarrotadas, en un intento desesperado de hundir la imagen de la lucha y de los guerrilleros, enviando así un mensaje a la gente de que a ‘los muyahidin no les importa la sangre de los musulmanes’.El tipo de mensaje que los medios dirigidos por los cruzados vierten, no hacen mención alguna del número de ataques en que los cruzados y sus esbirros mueren. ¿Qué podemos ganar nosotros haciendo estallar coches en lugares públicos? Los Cruzados utilizan medios retorcidos para hacer estallar coches-bombas, incluyendo el colocar bombas abajo de los vehículos que detienen en los puestos de control”.
En septiembre se descubren a dos agentes británicos camuflados de resistentes y con bombas preparadas para estallar en la ciudad de Basora, lo que pone al descubierto la utilización de agentes británicos en tareas de provocación terrorista.
Otras fuentes indican que el asesinato de intelectuales, científicos, académicos y profesionales serían obra de los servicios secretos israelitas, el objetivo sería impedir que Irak se transforme en una potencia rival o en una amenaza para el Estado de Israel 
Arabia Saudita como Irán son también señalados como estados que financian ciertos grupos que practican atentados indiscriminados en Irak.
Actualmente circulan informaciones según las cuales la “operación Salvador”, dirigida por los servicios secretos americanos y en la que estarían sistemáticamente implicados milicianos de las Brigadas Badr (brazo armado del Congreso Supremo de la revolución islámica en Irak), los pesmerghas del UPK y del PDK, tendría como objetivo “limpiar” Irak, como lo hacen los milicos de Sao Paulo cuando limpian cotidianamente las favelas, en base a asesinatos masivos, secuestros, torturas... 
Ese tipo de acciones contra la población y todos los mecanismos de información deformada de lo que pasa en ese país, intentan polarizar la sociedad en términos interburgueses, confundir la situación interna e internacional, aislando así al proletariado en ese país, dado que la confusión generalizada que esos mecanismos desarrollan, siembran el desconcierto y hacen muy difícil que el proletariado de otras partes del mundo se reconozca en la lucha de sus hermanos de clase en Irak.

Notas

1 Con el objetivo de ganarse a la población, los dirigentes iraquíes prometieron la liberación de todos los detenidos que tomasen las armas contra las tropas de la coalición, a excepción de aquellos que «tuviesen sangre -de baasistas, NDR- en sus manos». El proletariado fue, así, a las prisiones el día anunciado de la amnistía, pero no se sometió a las condiciones dictadas por los dirigentes capitalistas locales. Todas las prisiones fueron tomadas por asalto y vaciadas sin que las fuerzas de represión presentes fuesen capaces de impedir tal desbordamiento. Este hecho, que pasó casi desapercibido en el momento en que todo el espectáculo mediatizado giraba y se concentraba sobre lo que Chirac decía a Bush, nos da una idea del estado de descomposición en el que se encontraba el régimen de Saddam Hussein, y ¡la imperiosa necesidad, para los capitalistas del mundo entero, de invadir Irak para finalmente reimponer el orden!
2 Tanto los actuales magistrados como los que hubo durante el régimen de Saddan Hussein, fueron el blanco de ataques cotidianos de la parte de proletarios que buscan hacerles pagar con la muerte sus innobles sentencias que pronuncian contra nuestra clase.
3 En particular tras «la primera intifada», pues la burguesía israelí se vio obligada a buscar otras fuentes de mano obra sumisa para sus necesidades de valorización.



Cuando los suburbios arden, se escucha la revolución que crepita

(Francia, noviembre 2005)

* * *

No neguemos el placer que nos provocan esos alegres fuegos que se encendieron por doquier en Francia e incluso más allá de las fronteras del hexágono. Ellos le dan alegría a nuestros corazones y probaron, a quien quiera comprenderlo, que cuando la revuelta vuelve a retumbar, ella puede extenderse como un reguero de pólvora. A quienes piensan que la revolución pertenece al pasado, que el proletariado está resignado, alienado, que es impotente o que ya no existe, la extensión misma del movimiento y su potencia les probó lo contrario: el proletariado puede volver a levantar cabeza. Claro que nosotros no nos hacemos ilusiones acerca de la situación general del proletariado, las separaciones y divisiones que la sociedad le ha impuesto, no podían permitir que esa ruptura fuese suficiente para destruir tanto el aislamiento nacional como internacional. No podía esperarse que esa explosión condujera a todo el planeta a una insurrección generalizada, dado que la burguesía tiene una gran capacidad para circunscribir la revuelta a un solo sector del proletariado, para evitar que la misma desborde demasiado de las fronteras y para ahogarla en lo inmediato. Pero no nos sorprendamos de que la revolución mundial pueda surgir tan súbitamente y extenderse con esa rapidez. Las explosiones están ineluctablemente ligadas a la catástrofe cotidiana del capital, el proletariado se encuentra forzado a defenderse contra las agresiones cada vez más provocadoras de este modo de producción inhumano.

A contracorriente del pesimismo ambiente en cuanto a la capacidad del proletariado de volver a ser sujeto de la historia, a contracorriente de todas las falsificaciones y divisiones que el estado y sus servidores de todo tipo tienden a imponer al movimiento para descalificarlo y debilitarlo, nosotros vemos objetivamente la potencialidad revolucionaria detrás de ese movimiento porque consideramos su naturaleza profundamente proletaria. Afirmamos, de manera clara y fuerte, que dicha revuelta expresa el rechazo, por parte de nuestra clase, contra todo lo que el sistema pretende hacerle soportar. Reconocer a nuestros hermanos de clase en lucha, implica también asumir la crítica del movimiento. Los límites que constatamos en este movimiento, no podemos imputarlos únicamente a la represión, al armamento de las fuerzas de mantenimiento del orden, sino que debemos también criticar los propios límites del proletariado, la supeditación y la credulidad frente a un conjunto de ideologías que traban nuestra fuerza. Muchos proletarios, por diversas razones que analizaremos brevemente, no se reconocieron en esos cócteles molotov que hicieron temblar el orden burgués, impidiendo de esta manera la mayor generalización del movimiento.

El populismo “antiimperialista”, como siempre a favor del estado y contra la lucha del proletariado. 
Ayer Chávez en medio de sus declaraciones antiimperialistas, en plena huelga del sector petrolero, entregaba en condiciones favorables petróleo a Ecuador para cumplir con sus obligaciones con Estados Unidos, jugando así un claro papel contra la lucha proletaria en aquel país.
Coherente con ello y frente al movimiento de los suburbios franceses Chávez declara el 10 de noviembre de 2005: “Nosotros condenamos (el movimiento) y expresamos nuestra solidaridad al pueblo francés y al gobierno francés, que es un gobierno hermano, un amigo”.
1- Algunos consideraron que sus condiciones de supervivencia son más envidiables que los habitantes de los HLM (1), aunque tarde o temprano serán también tirados a la basura del capital. Otros se reconocieron pero no hicieron gran cosa para contribuir a la revuelta, tal vez por miedo a perder el poquito de confort que la burguesía les concede para encadenarlos mejor, pero esto pende de un hilito porque nuestros dueños se encuentran forzados, por la loca competencia que se libran en plena catástrofe del capital, a arrancarnos las zanahorias que nos tendieron ayer y se verán forzados a utilizar cada vez más el garrote cuando intentemos impedírselo. Los salarios bajan, la estabilidad de empleo ya es parte de un pasado mítico, el horror de las medidas coercitivas y de los mecanismos de enajenación se amplifican: el absurdo de este mundo revienta un poco por todas partes. Pocos trabajadores, incluso algunos que hoy se encuentran en lucha en Francia o en otras partes, percibieron la identidad de su lucha con la que se desarrollaba frente a sus propios ojos.

2. Otros no se reconocieron en esta lucha porque sus principales actores eran muy jóvenes. No comprendieron que esos jóvenes proletarios eran la expresión en palabras, en hechos, en bronca, en desesperación,... de lo que sienten todos los otros: los mayores (o menores todavía), las hermanas,... sin dudas mucho más bloqueados por roles y responsabilidades más apremiantes. ¿Cómo no imaginarse que muchos apoyaban, participaban en la revuelta e incluso la organizaban a diferentes niveles sin aparecer en el fuego de la acción? Mantener la confusión haciendo de la revuelta una simple cuestión de jóvenes perdidos, fue el principal argumento utilizado por la burguesía para confinar el movimiento. A nosotros nos importa un bledo la edad de los actores de primera línea: en la calle se trataba de un enfrentamiento entre proletarios y el estado.

3. El estado promocionó la representación de la revuelta de “inmigrantes” y muchos proletarios crédulos reproducen el abanico de clichés utilizados para distinguirse de esa “escoria”. Recordemos que la sociedad capitalista es fundamentalmente racista, que no hay fracción burguesa, incluida la socialdemocracia, que sea realmente antirracista. Quienes hoy se dicen
antirracistas son quienes pretenden que el capitalismo pudiese no ser racista, que podría reproducirse sin reproducir simultáneamente las condiciones del racismo al interior mismo del proletariado empujándolo a la competencia frente a sus explotadores. Lo vimos en el mismo momento de la revuelta, los burgueses solo discuten de cómo domar a los revoltosos, en el mismo momento en que montan el espectáculo acerca de la proporción de la ciudadanía patriótica y de “integración” a la cual tendrían derecho los diferentes detentadores de los permisos de estadía o de otros documentos definitivamente provisorios. La división mundial y racista del trabajo es una realidad objetiva, determinada por las diferencias históricas en la sumisión a la explotación y a las ideologías que la justifican. Todo proletario porta en sí su “origen” y eso lo diferencia en el mercado de fuerza de trabajo, para conseguir un alojamiento o frente a los milicos. Sabemos que los suburbios que se levantaron poseen un gran número de proletarios de origen inmigrado. También sabemos que el sistema social ha desarrollado las condiciones de putrefacción social, apiñando los proletarios en condiciones invivibles y que el estado utiliza esa misma putrefacción contra las luchas que inevitablemente estallan, denunciando a los “extranjeros” culpables de los disturbios. Sabemos que el movimiento mismo drena a los proletarios hacia el mismo, independientemente de los diferentes “orígenes” de ellos y recuerda brutalmente al capital, que de hecho, sigue unificando a los esclavos en su miseria. Evidentemente que con esta comprensión es totalmente lógico que nos situemos a total contra corriente con respecto a los que se dedican a falsificar esos movimientos considerándolos como simples agudizaciones de la putrefacción social típica de esas “cités” (2) , cuyos habitantes no serían lo suficientemente “obreros” por  lo que se les retira ideológicamente el calificativo social de “proletarios”.

4. El movimiento se desencadenó en los suburbios y a causa de ello muchos proletarios tampoco se sintieron concernidos. Algunos porque ya lograron escapar de esos suburbios y viven en lugares un poco menos podridos, otros porque todavía no fueron obligados a vivir en ellos y se sienten al abrigo de la ignominia de la política pública de las viviendas sociales. Pero que importancia puede tener que se nos encierre en un gallinero, que paguemos un alquiler exorbitante o que laburemos hasta sangrar para pagar las cuotas de una casa. Esas diferencias son las zanahorias con las que hacen marchar, con las que nos quieren hacer marchar, como esclavos. Pero mientras no logremos abolir las relaciones sociales capitalistas seguiremos en la prehistoria humana y nuestro cotidiano será siempre el de pagar el derecho a existir, a quienes y para quienes, se estableció e instauró el “estado de derecho”. Y si la burguesía no tiene ningún escrúpulo en encerrar a nuestros hermanos de clase en esas inmundas torres, no nos ilusionemos con la posibilidad de que algunos de nosotros saldremos adelante y que no nos dejaría reventar si no tuviésemos los medios para servirla. De la boca del ministro del interior salió la palabra que ilustra la alta estima que ella nos reserva y que es válida para cada uno de nosotros, incluso si dicho ministro intentó limitar el significado de la misma únicamente a los causantes de los desórdenes: todos nosotros somos escoria, porque todos nosotros somos potencialmente peligrosos para la supervivencia de este mundo.

5. La clave de la longevidad de la clase dominante es la detención del monopolio de la violencia y la utilización de una parte de la clase explotada para defender la explotación. Cuando en los suburbios el proletariado no se expresa pacíficamente en marchas ovejunas y portando carteles consensúales, es lógico que otros proletarios se desorienten. Estos no ven la violencia histórica que consiste a hacernos laburar todos los días para engordar el capital, ni la violencia sutil y permanente para mantener nuestra sumisión y cierran los ojos frente a la represión que se desencadena contra quienes manifiestan no aceptar más sus condiciones de supervivencia. Olvidan, que es esa misma burguesía que no duda en utilizar la violencia para enviarnos a reventar en la guerra si sus intereses lo imponen. Olvidan la violencia cotidiana de la catástrofe del modo de producción capitalista que cada vez hace más estragos en los cuatro rincones del planeta y que esconden detrás supuestas catástrofes naturales, conflictos “interétnicos” o de cuestiones de gestión. No solo no ven en esta violencia el terrorismo que ejerce la burguesía en permanencia contra nosotros, sino que la apoyan condenando toda respuesta de sus hermanos de clase, respuesta proletaria necesariamente violenta. Solo el terror revolucionario podrá parir una sociedad sin violencia: el comunismo.

6. La fuerza principal del movimiento fue sin duda la de no reivindicar nada. Habituados a reivindicar de una manera constructiva, razonable, ciudadana, tanto las alzas de salario, las bajas de impuestos o los cambios en la política socioeconómica o política… para muchos proletarios, ese movimiento de los suburbios no tenía objetivo claro y aparece así como sin perspectiva o incluso autodestructivo. Nuestra perspectiva es sin duda la de no reivindicar nada, en el sentido reformista del término, es decir no pedirle nada a la burguesía sino de retomar aquello de lo que ella se apropió, los medios de reproducción de la vida. Nosotros no reivindicamos nada en particular, reivindicamos todo. Por eso vemos perspectivas revolucionarias ahí donde muchos esconden y trafican la realidad detrás de la apología permanente del cuadro limitado a las reivindicaciones parciales, de las respuestas “positivas” a los deseos sociales: un trabajito, un alojamiento, un salario y algo para distraernos de nuestros verdaderos deseos humanos. En el movimiento de los suburbios franceses nosotros vemos una determinación de cambio radical, que aunque no sea claramente verbalizado, se expresa en los actos. En el mismo vemos una neta tendencia a atacar todo lo que nos destruye, de lo cual hacemos un breve inventario en nuestro volante. Claro que toda la prensa burguesa se movilizó para presentarnos un espectáculo catástrofe nihilista, de violencia ciega, de juego mórbido y de manipulación. Así los pocos proletarios que fueron identificados como tales solo lo fueron en la medida en que eran propietarios de los autos incendiados, clarísima tentativa de hacernos creer que los proletarios y los burgueses tienen que defender lo mismo. Para ilustrar esto, ardemos de deseo de hacer público este textito anónimo producto del movimiento mismo:

Quemar simplemente el decorado de lo que no queremos ver nunca más, el de la miseria que oprime, el de la ciudad hormigón que encierra, que asfixia.

Quemar los medios de transporte que humillan todos los días la imposibilidad de salir de ese gris.

Quemar las escuelas de “la república” que son los primeros lugares de exclusión, de selección, de clasificación, de aprendizaje a la obediencia incondicional.

Quemar los ayuntamientos que gestionan la miseria, y las comisarías, sinónimos de humillación, prepotencia y golpizas.

Quemar el estado que gestiona esas prisiones a cielo abierto.

Quemar los locales de los partidos políticos, Quemar a los políticos despreciativos (3). Quemar a la élite.

Quemar los depósitos de mercancías, los concesionarias automotrices, los bancos, los videoclubs, los supermercados, los centros comerciales, los canales de televisión.

Quemar y no robar (4), solo para transformar en humo esta mercancía por la cual debemos reventar laburando y que debemos “normalmente” codiciar, consumir, acumular.

Quemar porque parecería que es la única forma de hacerse oír, de no ser invisible.

Quemar con el espíritu evidente de hacer cambiar las cosas.

7. Como es costumbre y ya hemos evocado, los medios repitieron ampliamente la falsificación, según la cual, con total seguridad ese tipo de movimiento solo podría ser dirigido por un hampa inescrupulosa o por los “islamistas radicales”. Es un elemento normal del arsenal utilizado, para evitar lo peor, por parte del estado. Sin embargo este mismo estado se vio forzado, con posterioridad, a reconocer, principalmente por la boca de los Servicios de Inteligencia de la represión, que todo esto era mentira, pero que la duda, acerca de las motivaciones de los insurgentes, había tenido el impacto deseado: negar y ocultar su carácter esencialmente proletario. Evidentemente que la trampa de la recuperación se encuentra presente, como en todo movimiento, pero tanto por parte de los gurús islamistas como por la izquierda tradicional, es decir tanto por la socialdemocracia religiosa como por la laica, todos actúan juntos para enterrar nuestra lucha. Los llamados a la calma se escucharon por todas partes. No pudiendo negar la violencia estatal, ni la putrefacción social, la mayoría de las organizaciones de izquierda se atrincheraron detrás de la repugnante consigna: “hay que sustituir el estado de urgencia policial por un estado de urgencia social”. Lo que significa más milicos de proximidad, más contralores y asistentes sociales, más animadores bomberos, más negreros para los “nuevos mercados de trabajo”. El estado social es siempre un estado policial. ¡Represión y reformismo están del mismo lado!

Todas esas cortinas de humo tuvieron como consecuencia que nuestros hermanos de los suburbios tuvieran que arreglárselas solos en el enfrentamiento al estado. Pocos proletarios de otros sectores se juntaron a esa lucha. Podrían haberlo hecho afuera de los suburbios, el capital está por todas partes, pero la división del proletariado permitió nuevamente a las fuerzas de la represión, retomar provisoriamente el control de los barrios populares.

El apoyo pasivo o activo de las campañas estatales de denigración del movimiento no solo contribuye a la represión realizada por el estado francés, sino que contribuye a la represión del proletariado en otras partes en que ese estado, o sus aliados, interviene directa o indirectamente: Irak, Bolivia, Argelia, Haití, Costa de Marfil,… Las fuerzas capitalistas se unifican y se socorren cuando el capital se encuentra en peligro en una zona del planeta y por eso lo que más temen es que el proletariado de los diferentes países se reconozcan en la lucha de sus hermanos y se unifiquen en la lucha.

Extraigamos entonces una conclusión provisoria, dado que toda esta historia no está concluida: antes o después el movimiento volverá a emerger. Mantengamos la llama que lo animó para que cuando el viento de la revuelta vuelva a soplar, sea mucho más potente y salga de los suburbios abarcando la totalidad de la sociedad.

La represión golpeó fuerte encerrando en calabozos a muchos de nuestros hermanos. Poco importa que los reprimidos tengan o no algo que reprocharse en cuanto a haber atacado el orden público. Es nuestra clase que es atacada, todo lo que podamos hacer para sacarlos de ahí, ¡hagámoslo!

Muchas asociaciones de ciudadanos intentarán hacernos marchar para reclamar más justicia: ¡desbordémoslas!

Muchos especialistas en paz social intentaron imponer la calma en las “cités”; son nuestros enemigos, ¡Guardémoslos en nuestra memoria!

Durante la lucha que se desarrolló fueron surgiendo diversas estructuras organizativas más o menos informales. ¡Tratemos de mantenerlas y desarrollarlas!

Haber hecho la experiencia de una lucha abierta contra el capital no es nada anodino: discutamos, analicemos, preparémonos para la próxima.

¡QUE VIVAN LOS FUEGOS DE LA REVUELTA!

Notas

1 HLM quiere decir en Francia “habitación con alquileres moderado” y son en realidad las viviendas sociales, horribles edificios y barrios enteros, adonde son hacinados los proletarios más pobres, que participaron en masa en la revuelta,
2 “Cités” barrio pobre que en castellano tiene equivalencias muy locales como: villa, chabola, barrio, favela, villa miseria…
3 Todo dirigente político es despreciativo.
4 ¡Lástima que los proletarios en lucha no se reapropiaron más de parte de lo que nuestra clase produce!
 

“¿Canalla? ¡Pues bien, soy parte de ella!”

(La comuna de Paris, 1871)

Hace más de un siglo, cuado la burguesía trataba a los proletarios de “canallas” (1), estos respondían afirmando, por la insurrección, su desprecio por esta sociedad que solo ofrece miseria.

Hoy día, la sociedad capitalista nos encierra y amontona en barrios-basura adonde miseria brutal y aburrimiento reinan por doquier. Esa sociedad que durante década explotó a la mano de obra inmigrada, hoy la desprecia, junto a sus hijos, tratándolos como una subcategoría social, como desecho del orden republicano y cuando nuestra clase se anima a levantar la cabeza, la trata de canalla ... de chusma (2) a lo que la lucha responde:

“¿Chusma? ¡Pues bien, soy parte de ella!”

Hoy en Berlín, Venecia,... en Grecia, los proletarios se reconocen en las llamas que se encienden en los barrios de cerca de 300 comunas francesas

Ataques de ayuntamientos, de bancos, de oficinas de correo, de palacios de justicia, de centros de seguridad social, de centros de trabajo (ANPE), de escuelas, de centros deportivos, de comisarías, de periodistas, de supermercados, de comercios, de transportes...

Proletario, si, es la propiedad privada y las instituciones que las defienden que son responsables de nuestra miseria, de nuestra explotación, de los asesinatos de nuestros hermanos de clase (“errores” dicen ellos), de las condenas cada vez más crueles, de las expulsiones cuotidianas,...

El estado hace todo lo posible para encerrarnos en barrios, fábricas, escuelas, ... transportes costoso, policías, asistentes sociales y otros socio-policías de “proximidad”, embrutecimiento escolar, agotamiento deportivo...

¡Proletario, atraviesa esos cordones sanitarios, sal de los suburbios! ¡Mira en Argentina, como nuestros hermanos de clase salieron de sus diferentes barrios para bloquear todo, paralizando la economía y organizando la respuesta a la represión!

Los políticos en el gobierno, o los de recambio, de derecha como de izquierda, los periodistas y otros propagandistas de mentiras oficiales, las asociaciones ciudadanas, las crápulas arrivistas del “Banlieue Respect” (“respetar el suburbio”), los imanes... todos intentan hacernos creer que la dimisión del indeseable ministro (3), la participación masiva en las próximas elecciones podría cambiar las cosas... Todos intentan comprar nuestra docilidad ciudadanía para llevarnos al matadero.

Y tu proletario que tienes un trabajo “estable”, que te enganchaste al “ascensor social”, no te olvides que la explotación creciente o la desocupación te esperan por todos lados; ya los CRS (milicos antidisturbios) te esperan en los lugares de tu futura lucha. No te unas hoy con el estado en su desprecio de las “chusmas”, no te hagas cómplice de la represión de los que osaron salir a la calle.


A las divisiones que el estado intenta imponernos,

Jóvenes /viejos, marginales / ciudadanos, emigrantes / franceses puros... respondamos con una sola voz:

“¿Chusma? ¡Pues bien todos somos parte de ella!”


¡A destruir lo que nos destruye!

¡De esta sociedad solo tenemos que dejar las cenizas!


¡A la violencia del estado, opongamos la violencia proletaria!

Salgamos de los suburbios, organicémonos para defendernos contra el capital y su estado.


Notas

1. Canalla, etimológicamente fue un término que se utilizó para designar a la gente que se consideraba despreciable, al populacho, peyorativamente al “bajo pueblo”. Actualmente se utiliza para designar a personas calificadas de mal honestas, despreciables.
2. “Racaille” es un término francés que en castellano puede traducirse por: chusma, infame, escoria, ruin, basura desechable, gentuza, hampa, gente que se desprecia
3. Se refiere al ministro del interior francés, Sarkozy que lanzó una campaña de represión contra los proletarios en lucha, calificándolos de “racaille”.

Grupo comunita internacionalista (GCI)
BP 33 – Saint-Gilles (BRU) 3 – 1060 Bruselas – Bélgica
www.geocities.com/icgcikg - icgcikg@yahoo.com
Camaradas, no duden en reproducir todo o partes de este panfleto, es la expresión de una clase que vive, que lucha para eliminar su propia condición de esclavo. Noviembre 2005.


RECIBIMOS Y PUBLICAMOS:
AVISO URGENTE A TODOS LOS QUE ESTEN EN CONDICIONES DE SEGUIR ESTAS RECOMENDACIONES:
VIOLENTOS DISTURBIOS SOCIALES HAN SACUDIDO LOS BARRIOS POBRES DE PARIS Y OTRAS CIUDADES EUROPEAS, EN LAS ULTIMAS SEMANAS LA SITUACION, TAL COMO LO HAN RECONOCIDO LOS GOBERNANTES EUROPEOS, ES SUMAMENTE INESTABLE. BASTA CON QUE UNOS POCOS SIGAN EL EJEMPLO DE LOS PROLETARIOS DE PARIS PARA QUE LA SUBLEVACION SE EXTIENDA COMO UN REGUERO DE POLVORA. SOLO HACE FALTA TRASPASAR UN LIMITE MUY SUTIL PARA QUE EL CONTAGIO SE GENERALICE. ES EL MOMENTO DE TOMAR LA INICIATIVA: HAY QUE DESPLAZAR EL CENTRO DE GRAVEDAD A NUESTRA PROPIA ACCION. LOS POBRES DE BRUSELAS Y DE BERLIN NO ESPERARON NINGUNA PROVOCACION POLICIAL PARA SALIR A LAS CALLES: SALIERON SOLO PORQUE SUS HERMANOS DE CLASE DE PARIS LO HABIAN HECHO. A PARTIR DE AHORA, YA NO TIENEN NINGUNA IMPORTANCIA LAS CAUSAS LOCALES DE LAS REVUELTAS, SOLO IMPORTA QUE ELLAS SE EXTIENDAN A TODAS PARTES.
EN AULNAY SOUS BOIS, CERCA DE PARIS, LOS PROLETARIOS MANTUVIERON SITIADA UNA COMISARIA DURANTE VARIAS HORAS.
SI LOS AUTOS, GASOLINERAS, COMISARIAS Y COMERCIOS DE SANTIAGO ARDEN EN LLAMAS AHORA, TODOS SABEMOS LO QUE PUEDE PASAR: OTRAS CIUDADES DE CHILE, ARGENTINA, PERU, BOLIVIA, ECUADOR, BRASIL...
RECUERDEN LO QUE PASO EN LOS ANGELES (EEUU) EN 1992.
EL SISTEMA CAPITALISTA SE TAMBALEA. SON ESTERTORES DE MUERTE A LA CALLE, PROLETARIOS DEL MUNDO

A LUCHAR

¡¡AHORA!!

«reguero de polvora» <encendamoselpolvorin@gmail.com>

LAS DIFFERENTES POSICIONES CON RESPECTO A LOS RECIENTES MOVIMIENTOS EN FRANCIA
HE AQUÍ LAS POSICIONES, CON RESPECTO A LOS RECIENTES MOVIMIENTOS EN FRANCIA, DE QUIENES PIENSAN QUE LA REVOLUCIÓN NO SERÁ EL DESENCADENAMIENTO DE TODAS LAS PASIONES SOCIALES PRODUCIDAS POR LA CATÁSTROFE DEL CAPITAL SINO LA OBRA ORDENADA Y CONSCIENTE DE LOS OBREROS NACIONALES, MADUROS, PACÍFICOS, DISCIPLINADOS POR EL TRABAJO, RESPONSABLES.
TAMPOCO ELLOS QUIEREN QUE LA ESCORIA REVIENTE LAS BASES MISMAS DE ESTE MUNDO.

De la CCI (Corriente Comunista Internacional):

“Lo que llama la atención, más que la amplitud de los destrozos y violencias, es que son totalmente absurdos”
“Los actos de violencia y las depredaciones que son cometidas, noche tras noche en los barrios pobres, no tienen nada que ver ni de cerca ni de lejos con la lucha de la clase obrera”
“¡De la misma manera, las heridas infligidas a los bomberos, a personas cuya profesión es la de socorrer a las otras, muchas veces con el peligro de sus vidas, solo puede chocar!”

PCF (Partido Comunista Francés):

“La propagación de los actos de violencia es insoportable para las poblaciones concernidas. El orden debe ser restablecido. Hay urgencia en tomar un conjunto de medidas que pongan fin a una evolución cada vez más peligrosa. La seguridad de todos no puede ser restablecida aceptando esta escalada de violencia”

MC (Mouvement Communiste):

“La expresión política informal de esas violencias urbanas no es compatible con la perspectiva de la lucha proletaria independiente”
“Hay que actuar para que cesen tales actos que no hacen más que agravar la condición, ya difícil, de la clase obrera”

EVIDENTEMENTE NO ES NUEVO QUE ORGANIZACIONES QUE SE DICEN DEL PROLETARIADO DENIGRAN SU LUCHA Y DEFIENDEN, FRENTE AL MISMO, AL MISMÍSIMO ORDEN BURGUÉS, QUE SUPUESTAMENTE CUESTIONAN. SI PUBLICAMOS ESTAS PERLAS NO ES SOLO PARA SUBRAYAR EL PAPEL CONTRARREVOLUCIONARIO CONCRETO QUE ESTOS GRUPOS DESEMPEÑAN SINO PARA DENUNCIAR UNA CONCEPCIÓN GENERAL DEL PROLETARIADO (OBRERISTA, MACHISTA, EUROPEÍSTA, SINDICALISTA…) QUE SIEMPRE LLEVA A LA CONTRARREVOLUCIÓN PRÁCTICA.



Ayer, hoy y mañana

La obra civilizadora

* * *

Civilizar, nos dice el diccionario, significa «elevar el nivel cultural de sociedades poco adelantadas» o «hacer pasar una colectividad a un estado social más evolucionado». Nosotros sabemos que el nivel adelantado por excelencia es el que determina el polo de centralización capitalista, que esa elevación del nivel no es otra cosa que la sumisión de la comunidad humana a la valorización del capital con todo lo que ello implica de masacres y de destrucción.

Bajo las órdenes del rey Leopoldo II, entre 1890 y 1910, el Estado belga ha contribuido con una sólida piedra al edificio de la civilización en África diminuyendo a la mitad la población de la región del Congo, territorio sobre el que se ejercían los favores de su colonialismo. Esta región de África fue azotada por esa concepción tan personal que tiene el capitalismo de «elevar el nivel cultural de sociedades poco adelantadas». Así, se estima que en menos de veinte años la explotación del marfil y el caucho cobraron la vida a cerca de diez millones de africanos. Asesinatos masivos para forzar al trabajo, hambre y agotamiento junto con la destrucción de pueblos enteros y los intentos de escapar a la carnicería capitalista, desarrollo de enfermedades y caída de las tasas de natalidad fueron los efectos de las condiciones generales en las que se efectuó la acumulación acelerada de capital en esta parte del mundo. Estos datos fueron sacados de un libro aparecido recientemente: Los fantasmas del rey Leopoldo – Un holocausto olvidado, de Adam Hochschild (1). El autor introduce su texto de esta manera:

“Yo no conocía prácticamente nada de la historia del Congo hasta hace algunos años cuando un día caí sobre una nota en el transcurso de mis lecturas (…) La nota se refería a una cita de Mark Twain, escrita, había precisado él, en la época en la que estaba comprometido con el movimiento contra la esclavitud en el Congo, sistema que había segado de cinco a ocho millones de vidas. ¿Movimiento mundial? ¿Cinco a ocho millones de vidas? Quedé estupefacto. Las estadísticas relativas a los crímenes masivos son a menudo difíciles de corroborar. Pero yo me hice la reflexión de que, incluso si esas cifras estuviesen sobrestimadas, el Congo había sido el teatro de una de las masacres más importantes de nuestra época. ¿Por qué razón no se había hecho estado de esos muertos en la letanía habitual de los horrores de nuestro siglo?... Más avanzaba en mis lecturas, más adquiría la convicción que el número de muertos decimados en el Congo en el último siglo era comparable al del Holocausto...” (2)

Más lejos, fundándose en diferentes estimaciones, el autor confirma que “durante el periodo del régimen de Leopoldo y el que le siguió inmediatamente después, la población del territorio diminuyó en cerca de diez millones de personas.” (3)

Hemos extraído de ese libro algunos pasajes que, además de permitirnos apreciar la obra civilizadora capitalista en África, nos hace comprender la diferencia esencial entre civilización y barbarie.

Comencemos por la civilización. Henry Morton Stanley, el más célebre de los exploradores capitalistas, y el hombre de Leopoldo II en el Congo, nos explica los objetivos de la civilización:

“Cada vez que encuentro un aborígen con cara cordial, dirijo hacia él la misma mirada que un agricultor dirige a su niño con los miembros sólidos; él constituye un nuevo recluta para los rangos de soldados-obreros” (4)

Los civilizados tienen la ventaja de tener sus intenciones claras cuando encuentran esos salvajes de cara cordial, inmediatamente quieren beneficiarlos de las ventajas del progreso: servir de carne de cañón o trabajar. En todo caso está fuera de cuestión dejar desprovistos de una actividad útil y rentable a tan débiles aborígenes. Leopoldo II, quien  no perdonaba ni siquiera a los niños para procurarse la soldadesca a bajo costo, confirma:

“Yo soy de la opinión de abrir tres colonias de niños. Una específicamente militar en el Alto-Congo hacia el ecuador, con religiosos para la instrucción religiosa y la sección profesional. Otra en Leopoldville bajo el mando de religiosos, con un militar para el entrenamiento militar. Finalmente, una en Boma como esa de Leo... El objetivo de esas colonias es sobretodo proporcionarnos soldados. Entonces será necesario construir en Boma, Leo y hacia el ecuador tres grandes cuarteles... pudiendo abrigar cada una hasta mil quinientos niños más el  personal director” (5)

Tener un salario o un sueldo es también poseer la facultad para entrar en el mundo del comercio, otro dominio en el cual la civilización ha tenido que intervenir con determinación. Un oficial de Stanley nos describe aquí cómo inculca las leyes del intercambio a los salvajes:

“Nosotros hemos terminado nuestra última banana hoy (...) los indígenas no comercian. Como no están dispuestos a hacerlo, solo nos queda como recurso el capturar más mujeres de ellos” (6)

En todos los casos, el encuentro entre civilización y barbarie es siempre un choque. Así lo atestigua otro oficial de Stanley. Frente a la carnicería manifestada por la escena que él mismo describe...

“Era muy interesante mantenerse escondido en el bosque mirando a los indígenas ocuparse tranquilamente de su labor cotidiana. Algunas mujeres fabricaban harina de banana machacando aquellas que estaban secas. Podíamos ver a los hombres construyendo chozas o realizando otras tareas. Los niños y niñas corrían y cantaban.”

...el oficial no duda en hacer intervenir valientemente la civilización:

“Abrí la caza apuntando a un tipo en pleno pecho. Cayó como una piedra. Inmediatamente, una salva barrió al pueblo.” (7)

La escena puede parecer brutal, pero una vez reexplicada y puesta en perspectiva por algún dirigente capitalista, no lo parece más. Leopolo II nos recuerda con felicidad que los métodos utilizados en el Congo no tenían otro objetivo que alejar a los bárbaros de los horrores de la pereza y hacerlos descubrir las virtudes del trabajo.

“Cuando se trata con una raza compuesta desde hace miles de años por caníbales, es necesario utilizar métodos que sacudan su pereza y que les hagan comprender el aspecto sano del trabajo” (8)

Otro civilizado, coleccionista de mariposas y cabezas humanas, confirma la horrible situación en la que se encontraban esos salvajes antes del desembarco de la libre empresa. Describe el régimen infernal del cual fueron arrancados por la sociedad civilizada y el estado de confusión mental en el cual se encontraban:

“La principal ocupación del Negro, aquella a la que consagra la mayor parte de su existencia, consiste en tenderse sobre una estera bajo los calurosos rayos del sol, como un cocodrilo sobre la arena... El Negro no tiene ninguna idea del tiempo y preguntado sobre ese tema por un europeo, generalmente responde con  una tontería.” (9)

Frente a semejante desórden, la civilización capitalista, que sabe bien que tiempo es dinero, debía intervenir y probar que no existe alternativa a la dura labor. Esta intervención era aún más urgente cuando el desarrollo y el progreso capitalista de entonces exigían una cosecha masiva y rápida de caucho. En efecto, en 1895 estalla el boom del caucho. En todo el mundo la industria se muestra ávida y los competidores capitalistas compiten codo a codo para construir lo más rápido posible: neumáticos, mangueras, tubos, juntas, aislantes, etc. La demanda de caucho es enorme y precisamente la selva tropical ecuatorial, que cubre la mitad del Congo, está repleta de lianas de caucho salvaje que serpentean hasta lo alto de los árboles. Conciente de la ganga, el buen rey Leopoldo acosa a sus funcionarios para que activen la cosecha de caucho a cualquier precio porque la competencia acecha:

“Leopoldo se inquietaba sobre todo por la competencia del caucho cultivado, que no viene de una liana sino de un árbol. No obstante los árboles de caucho necesitan numerosos cuidados y muchos años de crecimiento antes de poder ser sangrados. El rey no cesaba de exigir vorazmente mayores cantidades de caucho salvaje del Congo, pues sabía que su precio caería cuando las plantaciones de América Latina y  Asia llegaran a su punto de  madurez. Finalmente esto se produce, pero ya entonces el Congo había aprovechado desde hacia una veintena de años del boom del caucho salvaje. Durante este periodo la colecta no conoció ningún límite.” (10)

Para la civilización, los beneficios sacados del caucho fueron un don del cielo. Al contrario, para los salvajes fue como si el cielo les cayera sobre la cabeza. Misioneros, oficiales y diplomáticos se fijaron como tarea imponer al Negro el gusto por el trabajo.

“Ningún salario en chucherías o barras de cuero habría sido suficiente para que la gente se quedara varios días seguidos en la selva inundada, donde debían cumplir un trabajo tan esclavizante y doloroso físicamente. Un colector debía desecar el caucho pegajoso para hacerlo coagular, la única manera de lograrlo era extender la substancia sobre sus brazos, muslos y torso. Un oficial de la Fuersa pública explica esta situación a su periódico en 1892:

‘Las primeras veces no es sin dolor que el hombre arranca las partes pilosas de su cuerpo. El indígena no quiere hacer el caucho, es necesario forzarlo’” (11)

¿Cómo? Tomando mujeres y niños como rehenes, cortando sus manos, quemando pueblos recalcitrantes...

“La lista de masacres conocidas y documentadas es interminable. El territorio estaba literalmente cubierto de cadáveres. ‘En el lugar donde un curso de agua cae en el lago Tumba, escribe el misionero sueco E. V. Sjöblom, ‘yo ví flotar en el agua del lago cadáveres con la mano derecha cortada; a mi retorno el oficial me explicó por qué los habían matado. Por causa del caucho. Atravesando el rio vi algunos cuerpos colgando de las ramas hasta el agua. Cuando me apartaba de ese horrible espectáculo, uno de los caporales indígenas que nos seguía dijo: ‘Oh, eso no es nada, hace algunos días volviendo de un combate, llevé al hombre blanco ciento sesenta manos, que tiraron al río.” (12)

El capitalista, el dinero, el trabajo, el progreso hicieron así su espléndida aparición bajo el sol de un Congo que finalmente se desarrollaba, después de tantos años de insostenible somnolencia. Todo se militariza. Cada compañía posee su propia milicia y se lanza en toda suerte de operaciones para aterrorizar a los futuros proletarios y meterlos al servicio de accionistas con las manos limpias de la Anglo-Belgian India Rubber and Exploration Company. Aquellos que rechazan trabajar y que huyen a la selva son sistemáticamente perseguidos y ejecutados. La resistencia al trabajo es metódicamente reprimida y el Estado contrata para esos efectos a “salvajes negros”  recientemente cooptados. Demasiado recientemente sin duda, ya que el ejército debe verificar su trabajo. Así, para controlar la buena utilización de las municiones provistas, el Estado exige de esos soldados que restituyan los cartuchos no utilizados y que devuelvan por cada cartucho tirado una mano derecha, prueba de que su tarea fue llevada a buen término. Pero esas operaciones, así dolorosas que puedan parecer, no tienen otro objetivo, recordémoslo, que familiarizar la población local con las reglas de una sociedad que busca volverlos libres para trabajar. Puesto que enfin, estar contratado por la Anglo-Belgian India Rubber and Exploration Company no puede decirse que no sea nada como situación. En suma, todas estas operaciones no son más que acciones humanitarias, como no duda en remarcarlo un oficial de la Fuerza pública de ese entonces: “Yo les hago la guerra. Un ejemplo ha sido suficiente: cien cabezas cortadas y desde entonces los víveres abundan en la estación. Mi objetivo es, en suma, humanitario. Yo he suprimido cien existencias, pero eso permite vivir a quinientas otras.” (13)

¡Sólo había que explicarlo! Igualmente fue en nombre de lo humanitario y de los derechos del hombre, o mejor todavía, en nombre de la abolición de la esclavitud, que Leopoldo II encargaba a sus funcionarios de hacer comprender a los Negros “el aspecto sano del trabajo”:

“En Europa continuábamos indignándonos de los traficantes de esclavos ‘árabes’ basados en Zanzíbar y en la costa oriental de África... Leopoldo II se encarga, una vez más, de pulir su reputación de filántropo y humanista... Sus denuncias vigorosas del tráfico de esclavos impresionaban tanto que le valieron ser nombrado presidente honorario de la Aborigenes Protection Society, venerable organización británica de derechos del hombre” (14)

Podríamos creer -y los adeptos del progreso y del desarrollo capitalista lo intentarán- que todo esto pertenece al pasado; que la humillación, a la que el capitalismo ha sometido en África, a aquellos que liberaba de la pereza, para lanzarlos al trabajo, es un dato colonial enterrado por el tiempo; que el cinismo con el cual los mercaderes explotaban y humillaban hablando de “buenas obras” no existe en la actualidad. Y sin embargo es bajo la cobertura de una operación humanitaria que actualmente, ni más ni menos que en 2002, el mal aliento de ese periodo ha venido a parar en los bordes de un pueblito belga, donde se ha propuesto al público, por pocos euros, echar una miradita sobre un extraño zoológico en el que evolucionan nada menos que pigmeos.

Terminaremos, entonces, este pequeño viaje al país de las maravillas del desarrollo y progreso capitalista con una carta que Yolanda Mukagasana envió en 2002 a las asociaciones belgas “de lucha contra el racismo” para indignarse de su silencio frente a la exhibición humillante de pigmeos en Yvoir, en un museo situado en la región valona de Bélgica. Más allá de una que otra reacción de ciudadana indignada, más allá de ciertos aires escandalizados llamando a la dignidad de los “hombres ricos”, posturas que parecen revelar las numerosas ilusiones que conserva su autora sobre el sistema capitalista, esta breve carta tiene el mérito de romper la repugnante ausencia de reacciones que ha reinado, al principio, en Bélgica frente a esta siniestra exhibición. En un segundo momento, y como les corresponde, también las asociaciones antirracistas pusieron el grito en el cielo asumiendo, así, su tradicional función de pacificadores sociales y asegurando a los ciudadanos belgas que el exceso, del que habían sido testigos, sería rápidamente corregido y que podían seguir viviendo y trabajando tranquilamente bajo la vigencia del “estado de derecho”.  El texto de esta carta restablece, en perspectiva, las humillaciones que sufren desde hace siglos los proletarios de África. Si la hemos hecho preceder de estas notas, sobre las masacres perpetradas en el Congo entre 1890 y 1910, es precisamente para recordar que hoy todavía reina el mismo sistema basado en la ganancia e, infelizmente, la misma ceguera global frente a los crímenes capitalistas.

Cuando el texto pregunta con insistencia “¿adónde están ustedes? ¿adónde están ustedes? ¿adónde están ustedes?”, esperando obsesionadamente una respuesta que venga de alguna parte, se siente claramente que sólo el vacío ha hecho eco a sus llamadas y que su autora se encontró, como un orador perdido, en una inmensa sala quien, agarrado a su pupitre, sigue gritando “¿hay algún ser humano en la sala?”.

Los periodistas clasificarán bajo la rúbrica de “asuntos diversos” el tema de los pigmeos expuestos. Para nosotros, esos hechos recuerdan, antes que nada, hasta qué punto el capitalismo se empecina en parecerse al capitalismo. En ese contexto, la fuerza de trabajo de un proletario africano, poco escolarizado, poco experimentado, poco controlado, no es más que una mercancía que contiene menos valor que aquella de otro proletario. Su fuerza de trabajo tiene simplemente menos trabajo social (policía, cura, sindicalista, maestra, psicoanalista...) incorporado. Y como en el siglo pasado, esos proletarios a los que no se les puede ni siquiera explotar haciéndoles vaciar  latas de basuras o prostituyéndolos, se les saca un poco de dinero sometiéndolos a humillaciones todavía más terribles.

El capitalismo humilla de forma permanente a los proletarios categorizándolos, fichándolos, clasificándolos étnicamente, reduciéndolos a una identidad nacional, comprando su fuerza de trabajo al precio más bajo. Sea lo que fuere que la autora de esta carta esperaba, no será, infelizmente, dirigiéndose a la conciencia del hombre y a sus derechos que esta situación cambiará. Ni la conciencia de las angustias de la esclavitud, ni de las masacres coloniales, ni de los genocidios en Ruanda lograrán transformar profundamente el mundo e impedir que el sistema mercantil de funcionar como tal. Sólo nuestra unión solidaria, más allá de toda categorización y de toda frontera, nos permitirá un día, como proletariado mundial, como fuerza organizada, como partido revolucionario, corregir de una vez para siempre la manera como la burguesía canta la historia.

Señor director 25 de julio de 2002
Centro por la Igualdad de Oportunidades y Lucha contra el Racismo
Tema: Operación « humanitaria » pigmea en la propiedad de Champaille en Yvoir, región Valona.
Señor:

En nombre de la investigación científica, Occidente clasificó étnicamente a mis ancestros, midiendo sus sienes y el largo de su nariz. ¡Eso fue hecho en el siglo XX!. En ese contexto la Bélgica colonial les creó una carta de identidad étnica dividiéndolos en Hutu, Tutsi y Twa y a estos últimos los clasificó como raza pigmoide.
En ese mismo siglo nació un bebé, que era yo, al que se le otorgó el llamado derecho a la vida marcándolo étnicamente y de manera indeleble sin que ese bebé lo supiera.
En ese mismo siglo Bélgica se revela incapaz de ratificar la convención europea sobre la protección de minorías.
Durante ese siglo veinte en mi país, como causa de y gracias de esa carta de identidad étnica, unos masacran a otros en nombre de diferencias decididas por Bélgica. Miles de muertos y decenas de miles de refugiados en cada una de las masacres. ¡Los que eran hermanos se convirtieron en enemigos!
Durante este mismo siglo yo crecí marginada como consecuencia de la marca étnica y, como si esto no fuera suficiente, fue preciso que todo terminara en un horrible genocidio que me arrancó todo lo que había podido crear. Todos mis niños, mi marido, mi hermano y mis hermanas fueron asesinados ante la pasividad cómplice de ciertas autoridades belgas, que quedarán impunes para siempre y a la indiferencia de tantos otros.
Bélgica conserva un doble lenguaje luego del genocidio. Por un lado el Primer Ministro fue a pedirle perdón a Ruanda y, por el otro, en nombre de la investigación científica, la cooperación financia la producción de un centro de investigación regional que insiste en publicar listas étnicas sobre la África de los Grandes Lagos, incluso después del genocidio y con una seguridad elemental tan difícil a encontrar. Estas listas étnicas « empujan a los crímenes » que han enlutado mi país y rasgado mi corazón de madre herida para siempre. ¡Esta lectura étnica de nuestra sociedad impulsa la división, el odio y al asesinato!
Durante ese mismo siglo veinte, Bélgica, en nombre de la cultura, exhibe en Tervuren, durante la exposición colonial, a « seres » congoleses, a « salvajes desnudos » desprotegidos del frío. Quien vaya a visitar el Museo Africano de Tervuren puede ver todavía las huellas de ese espectáculo africano: sus tumbas. Este recuerdo odioso no solo nos choca. Un siglo antes Inglaterra exponía en el zoológico a una joven africana hotentote como si fuese un animal. Todo el mundo podía ir a ver un ser extraño, una hembra africana tan distinta. Como resultado de la presión ejercida por una asociación de lucha por los derechos humanos, ella fue comprada y expuesta en las ferias de Francia para terminar su vida en el museo de las ciencias: el cerebro y los órganos genitales en formol, el esqueleto en colección y su molde para que no se la olvide. Los despojos mortales fueron recientemente reclamados por su país de origen, África del Sur. Pequeños comentarios irónicos en la prensa se burlaban de la preocupación de la diplomacia africana de repatriar dignamente a esta víctima increíble de los esquemas racistas y étnicos de Occidente. Cuando se trata de África, toda afrenta a la dignidad más elemental está autorizado, se piensa que un poco de caridad condicional será suficiente para hacer desaparecer nuestro asco y nuestra rabia. 
Incluso hoy me pregunto si en Bélgica es posible sacar lecciones de estas historias. ¡Sino como explicar que en nombre de un proyecto « humanitario » y una vez más bajo el pretexto de la cultura, nuevamente se exhiben seres humanos: la operación pigmeo en Yvoir!
¿Quién imagino tal proyecto? ¿Quién lo financió?
¿Quién hizo la publicidad en la televisión y la radio nacional belga?
¿Quién trajo a los pigmeos de África?
¿Quién otorgó sus visas?
¿Quién concluyó su seguro de enfermedad?
¿Adónde van a parar los 6 euros pagados todos los días por persona y por visita?
¿Adónde está la embajada de Camerún? ¿Es cómplice del deshonor africano?
¡Exhibición vergonzosa! ¿Adónde están ustedes, Centro por la Igualdad de Oportunidades?
¿Adónde está el Movimiento contra el Racismo y la Xenofobia?
¿Adónde está la Liga de los Derechos del Hombre?
¿Adónde está la sociedad civil belga?
Como hoy día exhiben africanos, mañana podrían exhibir a los SDF (Sin Domicilio Fijo), a vuestros pobres, a vuestros discapacitados o a los enfermos mentales para apiadar al parroquiano. ¡Todo parece bien para ganar dinero! ¡Quien calla consiente, es un proverbio de vuestro país! ¿Ustedes están todos en vacaciones, ausentes, ciegos, sordos? ¡Esto esta ocurriendo en vuestro propio país en pleno año 2002! ¡Yo denuncio en nombre de África y de los africanos! Hoy por la « operación pigmeo » denuncio al organizador, al financista y a aquellos que han dado las autorizaciones, a todos los actores de esta vergonzosa exposición en nombre de lo humanitario y de la cultura. ¡Por tal exhibición los africanos son insultados, como si no fueran humanos, sino animales de circo y del zoológico! ¡Yo denuncio al racismo!
¿Podríamos imaginar hoy una exposición en África, en nombre de lo que sea, de los sin-techo belgas? Podríamos tirarlos entre cartones poniendo poner al lado de cada uno de los miserables belgas una botella de vino abierta, pedirles que hagan un poco de cine para mostrar su pobreza y así poderlos ayudar? ¿Cuál sería la dignidad de seres humanos? Indignos son todos los hombres ricos y oportunistas que no comprenden que su dignidad consiste en respetar a los pobres, pues también ellos son hombres y no objetos de exposición que sirvan a la distracción o para conmover o apiadar.
 

Sin más Señor Director, 
lo saluda atentamente,
Yolanda Mukagasana

Notas

1 Los fantasmas del rey Leopoldo – Un holocausto olvidado, Adam
Hochschild, ed. Belfond, 1998.
2 Ibid., pp. 11-12.
3 Ibid., pp. 264-275.
4 Stanley, The Congo and de Founding of its Free State: A Story of Work and Exploration, t.II, pp. 93-94.
5 Leopold II a Van Eetvelde, 27 de abril 1890, citado en Marchal, J. El Estado libre del Congo, t.II, p. 209.
6 Los fantasmas del rey Leopoldo – Un holocausto olvidado, Adam Hochschild, ed. Belfond, 1998, p. 122.
7 Ibid., p. 122.
8 Leopoldo II, entrevista de Publishers’ Press, aparecida en el New York American el 11 de diciembre de 1906.
9 Léon Rom, El Negro del Congo, pp. 5-6. Léon Rom, escritor, era igualmente pintor, cuando no coleccionaba mariposas o cabezas humanas, pintaba retratos y paisajes. Cinco de sus cuadros se encuentran todavía hoy en el Museo Real de Africa Central en Tervuren, Bélgica.
10 Los fantasmas del rey Leopoldo – Un holocausto olvidado, Adam Hochschild, ed. Belfond, 1998, p. 192.
11 Ibid, p. 194.
12 Ibid, p. 266.
13 Ibid, p. 200.
14 Ibid, p. 115.



Recibimos y publicamos:

ANSIEDAD

* * *

Nerviosismo, inquietud, inseguridad, angustia..., ansiedad. Son distintas formas de describir estados en los que nos encontramos a menudo. Se pueden manifestar en forma de tensión, falla de concentración, dificultad para tomar decisiones, sensación de pérdida del control sobre nuestra propia vida... También puede aparecer como palpitaciones, mareo, sequedad en la boca, movimientos torpes o sin una finalidad concreta, evitación de situaciones, etc.

La ansiedad es una reacción emocional ante una amenaza o peligro y es útil porque nos prepara para afrontarlos. Las condiciones de vida en que nos desenvolvemos marcan de manera decisiva nuestros estados de ánimo y, estos a su vez, influyen en la relación que tenemos con nuestro entorno. Conseguir los medios necesarios para vivir nos obliga a vender gran parte de nuestro tiempo y esfuerzo.

RECURSOS (para explotar) HUMANOS 
Así es como se llama en el mundo empresarial al departamento, sección o responsable encargado de conseguir que el empresario saque mayor beneficio de la explotación de los trabajadores: que nos expriman más y mejor.
Entre sus funciones está la de elegir a quien se contrata y a quién no, la de señalar a quien se debe renovar y a quien despedir, la de evaluar a cada trabajador para decidir sobre su futuro, la de establecer a quien y como se dan los incentivos, la de elaborar planes de formación que faciliten la introducción de las nuevas tecnologías, la de hacer que el trabajador identifique sus intereses con los de la empresa, la de servir de pantalla protectora de la directiva en momentos de conflictividad laboral, la de informar a la dirección del clima existente y la de hacer cumplir las órdenes de esta a los trabajadores. Si en los años ‘40 el jefe de personal era un administrativo “de confianza” del director o un exmilitar, la evolución de la estructura y del funcionamiento empresarial ha hecho que quienes componen este departamento hoy sean psicólogos, trabajadores sociales y abogados. Asi mismo se han separado las funciones de recursos humanos (rr.hh.) de las de relaciones laborales y estas últimas se ocupan ahora de los asuntos administrativos y de las reclamaciones de los trabajadores. También se tiende actualmente a la descentralización del departamento y su descarga en los jefes de línea; así como a un funcionamiento como suministrador de servicios a la empresa cuyo producto es la mejor explotación de la mercancía más importante: las personas.
La creciente importancia de la dirección de rr.hh. se debe al contexto cambiante en que se mueven las empresas y su continua necesidad de adaptación se debe a la introducción de nuevas tecnologías, a los cambios en la organización interna de la empresa, a la aparición de nuevas leyes, pero sobre todo se debe a que se dan las condiciones para un recrudecimiento del enfrentamiento entre empleadores y empleados. Cuando los empresarios prevén una época de conflictividad es cuando el departamento de rr.hh. toma verdadera importancia pactando con los líderes sindicales a espaldas de los trabajadores, chantajeando, reprimiendo o despidiendo a los menos domesticados.
La relación con el mundo laboral es la responsable de muchas de nuestras tensiones cotidianas, no hay más que mirar a nuestro alrededor para observar las consecuencias: dificultades para relacionarnos, actitudes autodestructívas, búsqueda de chivos expiatorios, etc.

Las salidas falsas que se nos ofrecen al trabajo asalariado (autoempleo, “cooperativismo”, supervivencia a base de robo o subsidios) no son más que maneras distintas de sobrevivir que, en muchos casos, solo contribuyen a empeorar nuestra frágil estabilidad emocional. Así pues, queramos disfrazarlo o no, estamos obligados a relacionamos con el mercado laboral a lo largo de casi toda nuestra vida.

Los cambios que se están produciendo en la forma en que se desarrolla el trabajo asalariado nos influyen directamente, no solo en el momento de trabajar sino en toda nuestra vida. La palabra que mejor define la relación que hoy tenemos con el trabajo es la de: inseguridad.

Inseguridad a la hora de conseguir un empleo, inseguridad una vez que lo hemos conseguido por la posibilidad de perderlo cuando quiera el jefe (sin consecuencia ninguna), inseguridad cuando estamos trabajando porque se nos puede cambiar de puesto (de contenido de trabajo) en cualquier momento; inseguridad en los ingresos que pueden variar a gusto del patrón en cualquier momento. El resultado es que vivimos en un estado de permanente incertidumbre, en el cual, de un día para otro, por circunstancias ajenas a nosotros, nuestra vida puede dar un vuelco (siempre a peor, claro) a causa de la relación que estamos obligados a mantener con el trabajo asalariado.

El mismo proceso de transformación del mercado laboral ha hecho que el colectivo de trabajadores asalariados quede fragmentado a su vez en varios subgrupos por las condiciones en que se desarrolla nuestra explotación. Hay quienes mantienen seguro su puesto por que al capital le conviene de momento que así sea hay quienes pierden poco a poco esa seguridad por que son cada vez mas prescindibles, estamos quienes nos movemos en las relaciones laborales totalmente inciertas e inseguras y están también quienes directamente han sido excluidos del mundo laboral a su pesar y sin posibilidad de conseguir los medios básicos de supervivencia.

En este contexto de fraccionamiento laboral y de debilidad de la conciencia de pertenencia a una misma clase, la trabajadora, el apoyo mutuo escasea. Sólo las luchas y los choques con quienes nos explotan pueden hacer resurgir la solidaridad entre explotados. Mientras tanto, la sensación de soledad y de indefensión contribuyen todavía más a aumentar nuestra ansiedad. A esto hay que añadir las condiciones en las que trabajamos y la presión calculada a la que nos someten nuestros empleadores para extraer lo máximo de nosotros.

La frustración que implica vernos obligados a bloquear nuestros propios deseos y necesidades por la urgencia de mantener, por un poco de tiempo más, nuestro empleo temporal añade todavía más angustia a nuestra existencia.

El resultado de todas estas tensiones supone habitualmente un desgaste lento que va socavándonos poco a poco. Desgaste que mina nuestra seguridad en nosotros mismos, que nos hace sentirnos insignificantes frente a nuestros explotadores y que, muchas veces, hace que nos sintamos responsables de situaciones que no hemos elegido. Un desgaste que puede acabar convirtiéndonos en vegetales deseosos de que toda esta pesadilla acabe cuanto antes, mientras “descansamos” viendo caricaturas de nosotros mismos en el programa televisivo de moda.

Cuando reconocemos la ansiedad en nuestra vida reaccionamos automáticamente, es natural. Sin embargo, muchas veces, esta reacción no solo no nos alivia sino que nos confunde todavía más y contribuye a la perpetuación de la situación miserable.

Gran parte de estas reacciones vienen dictadas por creencias que nos han inculcado y no hemos sabido o querido cuestionar. Creencias dictadas en muchos casos por los mismos que quieren mantenernos como explotados inofensivos y obedientes. Creencias útiles para confundirnos y empujaron a aceptar con resignación nuestra condición de esclavos. Creencias y hábitos que deberíamos destruir para afrontar de forma realista la situación en la que vivimos.

Asumir el papel de víctima es una de estas imposiciones. Desde todos los ámbitos se refuerza esta idea. Y, en parte, es cierto que somos víctimas de un sistema que se sostiene sobre nuestra explotación de la mayoría para el beneficio de unos pocos. Pero esto es solo una porción de la realidad. Tenemos también parte de responsabilidad en que esto siga siendo así, mantenernos en el papel de víctimas contribuye a aumentar nuestra impotencia y confusión. Solo luchando contra los que se benefician de nuestra situación sentaremos las bases para acabar con la explotación.

Desarrollar nuestra capacidad para analizar las razones que nos mantienen sometidos, es el primer paso para salir de la fosa victimista. Asumir que tenemos capacidad para intervenir en el presente y defender nuestra dignidad enfrentándonos a nuestros amos, es el siguiente.

Otra reacción ante la ansiedad es culpabilizarnos de nuestra propia situación asumiendo que somos los responsables exclusivos de todo lo que nos pasa. En este sentido va dirigida la propaganda institucional que trata de descargar en nosotros la responsabilidad por nuestras condiciones de vida. También desde la propaganda del sistema se nos anima a que busquemos culpables de nuestras miserias entre gente cercana (familiares, inmigrantes, vecinos, etc.) En uno y otro caso de lo que se trata es que no salgan a la luz las verdaderas relaciones de explotación, que no distingamos a nuestros verdaderos enemigos y que no empecemos a actuar de forma consecuente con esta realidad.

En la búsqueda de cierta seguridad es fácil caer en la tentación de aferrarse a ideologías, dogmas, sectas, religiones, patriotismos de cualquier color o incluso al culto al trabajo, lo que nos hace hundirnos un poco más.

Siempre que nos sentimos amenazados de alguna manera, a la ansiedad le suele acompañar un impulso destructivo. Este es una consecuencia natural de nuestra situación. Es necesario aceptarlo como algo útil que nos suministra energía y motivación para afrontar las amenazas y para satisfacer nuestras necesidades. Además es un detector infalible que nos avisa  cuando nuestras necesidades están amenazadas o en peligro.

La destrucción, nuestra capacidad destructiva, nos da miedo por dos razones sobretodo:

Primero, por que implica la negación de todo lo que nos han enseñado respecto a nuestra finalidad en este mundo. Un mundo dominado por la ideología capitalista, por el culto a la cantidad y a la adquisición. Una sociedad basada en la acumulación debe necesariamente fomentar el rechazo sobre su contraria: la destrucción llevada a cabo por los que tenemos poco o nada que perder, se desarrolle esta en el plano físico o de la ideas.

En segundo lugar, nuestra capacidad destructiva, nos asusta por que no podemos separarla de nosotros mismos; mientras la acumulación puede escindirse de uno (se acumulan discos, libros, etc.) la destrucción va asociada inseparablemente a quien la practica. La destrucción no es un concepto o pensamiento metafísico, implica actividad física y mental a la vez. Al destruir el individuo se arriesga a destruirse a si mismo en el intento (o al menos a poner en peligro su tranquilidad sociodoméstica).

Se hace necesario, por todo esto, aceptar nuestra capacidad destructiva como algo útil y natural. Se hace necesario también aprender a canalizarla correctamente. A dirigirla contra la fuente real de nuestras miserias. No hacerlo implica que suframos estallidos periódicos de ira fuera de contexto contra alguien que no tiene por que ser responsable de nuestra situación o contra nosotros mismos en forma de actitudes autodestructivas.

El miedo a la muerte, mas o menos camuflado, esta presente no solo en relación a la destrucción sino también en otros ámbitos de nuestra vida. Históricamente el poder lo ha usado como herramienta de dominio. La religión hace del miedo a la muerte un instrumento para controlar a los feligreses. La democracia capitalista, cuyos mandamientos se imponen en forma de leyes, usa la muerte legal (la cárcel) como un importante herramienta de control. A la vez promociona actitudes ante la vida que son claramente perpetuadoras del sistema. Las actitudes de tipo cristiano en las que la vida es un lugar donde se deben hacer méritos, en forma de resignación y sufrimiento, para “la otra vida” se añaden a las actitudes de tipo instintivo, en las que la vida es un “matar el rato”, un rumiar pasivo de sensaciones esperando la muerte; o el tipo hedonista, promocionado por las marcas comerciales, en el que se habla lo menos posible de “problemas” y se pretende centrar la existencia en una danza entre el dolor y el placer, con algún estimulante de por medio en forma de producto de moda en el mercado.

Frente a este vivir insípido, solo cabe una actitud, la de tomar las riendas de la propia vida y darle un sentido que la eleve por encima de la supervivencia. Observar la realidad que nos rodea, desafiando las creencias que nos han inculcado, tomar conciencias de las razones por las cuales nos encontramos en la situación que nos encontramos, darnos cuenta de nuestra capacidad para intervenir en nuestro entorno, comprobar que no somos los únicos en esta situación y actuar en consecuencia.

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Comprender la realidad que nos rodea, sin dejaron manipular por la ideología capitalista o por cualquier otra forma de pensamiento fosilizado, es un paso imprescindible da cara a intervenir en nuestro entorno. Dotaron de los medios teóricos implica analizar la dinámica de los acontecimientos, la evolución de la economía y comparar nuestra situación con otras similares en otros lugares o en el pasado. Cualquiera que quiera desarrollar el enfrentamiento con quienes nos mantienen sometidos necesita hacer un esfuerzo por entender el sentido de los acontecimientos actuales y descubrir en ellos las fuerzas en movimiento que se necesitará impulsar o combatir.

La comprensión del mundo que nos rodea debe hacer visibles a quienes se esnifan nuestra sangre día a día. Cada hora que perdemos haciendo que el empresario se forre, cada hora que perdemos esperando la cola de la oficina de empleo, cada hora que perdemos en el transporte que nos lleva al curro, nuestros enemigos disfrutan de los beneficios que les reporta la situación actual. Por ello el enfrentamiento con el enemigo tiene que ser permanente, para ello se le debe conocer, aprender como actúa, cuales son sus puntos débiles e incidir sobre ellos.

Parte de nuestro esfuerzo tiene que encaminarse a señalar a nuestros enemigos, hacer públicas sus actividades y su implicación en el aparato que nos exprime. Quien quiera acabar con este modelo social debe entender la destrucción como una herramienta básica. Destrucción de los pilares ideológicos sobre los que se sostiene hoy el capitalismo; destrucción de las creencias que nos impiden actuar eficazmente y nos dificultan las relaciones con nuestro entorno; destrucción de todo lo que nos mantiene sometidos. Nuestra creatividad tiene que ser una herramienta para amplificar nuestra capacidad destructiva.

Es necesario plantearnos como queremos intervenir y desarrollar proyectos reales que hagan visible en nuestro entorno la existencia de un rechazo total al sistema capitalista.

Es necesario acabar con la imagen estereotipada del revolucionario como una especie de misionero evangelista (que tanto se lian empeñado en practicar los intelectuales izquierdistas y los gurús de diversas ideologías “salvadoras”); es necesario acabar con los misioneros de todo tipo. El revolucionario es, sencillamente, alguien que comprende porque se encuentra incómodo en este mundo, alguien que quiere acabar con esa situación enfrentándose con las causas y no simplemente parcheando las consecuencias. El revolucionario no es un mártir, es alguien que prefiere luchar para vivir que sobrevivir vegetando en cualquier rincón. El revolucionario siente pasión por la vida y por eso acaba aburriéndose de los sucedáneos de vitalidad que ofrece el sistema para mantenernos como zombis resignados.

Gran parte de la angustia y las tensiones con las que convivimos son consecuencia directa de nuestra relación con el mundo laboral. Los ansiolíticos reformistas en forma de apaños socialdemócratas no van a terminar con las causas de nuestro mal. Solo el enfrentamiento directo con el sistema capitalista y sus defensores puede sentar las bases para la transformación real de nuestra vida cotidiana.

“NO   PODEMOS  VIVIR  ETERNAMENTE  RODEADOS DE   MUERTOS  Y   DE   MUERTE Y   SI   TODAVÍA  QUEDAN   PREJUICIOS   HAY   QUE DESTRUIRLOS ...   (NO PUEDE  UNO)   ENCERRARSE   COBARDEMENTE  EN UN  TEXTO,   UN   LIBRO,   UNA  REVISTA DE  LOS QUE  YA  NUNCA   MAS   SALDRÁ,   SINO   AL  CONTRARIO, SALIR   FUERA  PARA   SACUDIR,   PARA  ATACAR   (...) SINO  ¿PARA  QUÉ  SIRVE?”
 
ANTONIN ARTAUD
Extraído de Adrenalina Número 5
(adrenalina30@hotmail.com)