COMUNISMO

Dictadura del proletariado para la abolición del trabajo asalariado

Organo central en castellano del Grupo Comunista Internacionalista (GCI)


COMUNISMO No.50 (Octubre 2003):



Acerca de las luchas proletarias en Argentina

Segunda parte:

Contra las campañas burguesas de descalificación de esas luchas

y algunas discusiones entre compañeros

* * *

La burguesía y sus lacayos en todo el mundo hacen de todo para descalificar y falsificar las luchas del proletariado en Argentina. Pensamos que ello se debe a que en muchos sentidos esas luchas están mostrando, con sus fuerzas y debilidades, lo que puede pasar en otras latitudes. Por eso mismo las mismas han suscitado un conjunto de discusiones entre compañeros de todas partes. Por ambas cosas volvemos y volveremos sobre el tema: porque la defensa del carácter proletario de esas luchas y esas discusiones tienen una validez de perspectiva internacional.

1- NEGACIÓN DEL PROLETARIADO EN ARGENTINA, REPRESIÓN

La dominación burguesa requiere negar a su enemigo histórico, negar que pueda existir un proyecto antagónico a la sociedad actual. El terrorismo de estado directo o la acción de los medios de difusión realizan esa misma negación: el proletariado no existe, no existe su lucha... La liquidación física de los militantes, la propaganda estatal, las teorías de las universidades y de las organizaciones políticas de la clase dominante, la acción de los partidos socialdemócratas, la falsificación y el ocultamiento de la historia de nuestra clase, son diferentes mecanismos de opresión para negar (destruir) al proletariado. Como mostramos muchas veces, la lucha es presentada como lucha nacional y hasta nacionalista, como lucha entre etnias, como lucha de los desocupados, de los pobres, de los comerciantes, de los jubilados, de los estudiantes, de los obreros, de los campesinos... en fin cualquier cosa, para negar el carácter revolucionario del movimiento y para negar al proletariado mismo como fuerza histórica.

Como ya lo denunciamos cuando escribimos el texto "Acerca de las luchas proletarias en Argentina" en el número 49 de Comunismo 1, todas las teorías dominantes se concentraron en presentarnos el movimiento proletario dividido en componentes sociológicos: lumpen, "clase media", estudiantes, obreros, ahorristas, asambleas barriales... De esa forma queda fuera de la historia el proletariado, se liquida el sujeto de la revolución y su proyecto revolucionario, Se abona así el terreno para hablar de "nacionalizaciones", "privatizaciones", asambleas constituyentes, gestiones y autogestiones, acciones cívicas y pacíficas, planes para los ahorristas, cambios gubernamentales o sindicales, economía alternativa y cualquier otro invento local... Si la lucha no es una lucha del proletariado contra el capital, no tiene ningún sentido hablar de revolución social.

Así se reconstituye la historia y se dice que los piquetes, los saqueos y las violentas luchas contra los aparatos de la burguesía son la acción desesperada del "lumpen", de los "desclazados", de los "desocupados"; la protesta contra el corralito, los caceroleos y hasta las asambleas unitarias que se desarrollaron en Capital Federal se le atribuyen a las "clases medias" o la "pequeña burguesía"; en fin se marginaliza a los "obreros" de las fábricas ocupadas teorizando que los mismos se encuentran sumergidos en una revuelta policlasista o interclasista.

La autollamada "Corriente Comunista Internacional" presenta un ejemplo clarísimo de esa manipulación ideológica burguesa, como puede comprobarse en el recuadro correspondiente.

"En las movilizaciones sociales que se han producido en Argentina ha habido tres componentes:

Primero, los asaltos a supermercados protagonizados esencialmente por marginados, gentes del lumpen y también por jóvenes parados. Estos movimientos han sido ferozmente reprimidos por la policía, los vigilantes privados y los propios comerciantes...

El segundo componente ha sido el "movimiento de las cacerolas".

Este ha sido protagonizado esencialmente por las "clases medias" exasperadas por el golpe bajo que ha significado el secuestro y devaluación de sus ahorros en el llamado "corralito". La situación de estas capas es desesperada: "entre nosotros, la pobreza se liga con el alto desempleo; en ella van cayendo además los "nuevos pobres", ex habitantes de la clase media, en virtud de una movilidad social descendente, inversa a la de la pujante Argentina migratoria de comienzos del siglo XX Empleados del sector público, jubilados, algún sector del proletariado industrial, comparten con los pequeño burgueses la misma puñalada del corralito: sus humildes ahorros conseguidos con el esfuerzo de una vida se han convertido prácticamente en humo; los complementos a unas pensiones de hambre se han volatilizado. Sin embargo, ninguna de esas características otorga al movimiento de las cacerolas un carácter de clase proletario sino que su naturaleza es la de una revuelta popular interclasista dominada por planteamientos nacionalistas y "ultrademocráticos".

El tercer componente lo forman toda una serie de luchas obreras. Mencionemos, en particular: las huelgas de docentes en la gran mayoría de las 23 provincias argentinas; el combativo movimiento de los ferroviarios a nivel nacional; la huelga del hospital Ramos Mejías en Buenos Aires o la lucha de la fábrica Bruckmann en el Gran Buenos Aires, en los cuales ha habido choques tanto con la policía uniformada como con la policía sindical. Lucha de los trabajadores de Banca.

Los revolucionarios saludan evidentemente la enorme combatividad de que la clase obrera ha dado prueba en Argentina. Pero como lo hemos dicho siempre, la combatividad, por fuerte que sea, no es el principal y único criterio para tener una visión clara de la relación de fuerzas entre las dos clases fundamentales de la sociedad: la burguesía y el proletariado. La primera pregunta a la que debemos contestar es la siguiente: esas luchas obreras que han estallado por todo el país, ¿han desembocado en un movimiento unido de toda la clase obrera, un movimiento masivo capaz de superar los cortafuegos instalados por la burguesía (especialmente sus fuerzas de oposición democrática y sus sindicatos)? La realidad de los hechos nos obliga a responder claramente: NO. Y es precisamente porque las huelgas obreras quedaron dispersas y no han podido desembocar en un gran movimiento unificado de toda la clase obrera por lo que el proletariado en Argentina no ha sido capaz de ponerse a la cabeza del movimiento de protesta social y arrastrar tras sí, tras sus propios métodos de lucha, al conjunto de las capas no explotadoras. Al contrario, por su incapacidad para colocarse en la vanguardia del movimiento, sus luchas han quedado anegadas, diluidas y contaminadas por la revuelta sin perspectivas de las demás capas sociales, las cuales, por mucho que sean ellas también víctimas del desmoronamiento de la economía argentina, no tienen ningún porvenir histórico. Contrariamente a su visión fotográfica y empírica, no ha sido el proletariado quien ha arrastrado a los estudiantes, a la juventud, a partes importantes de la pequeña burguesía, sino justamente lo contrario, la revuelta desesperada, confusa y caótica de un amasijo de capas populares la que ha anegado y diluido a la clase obrera. Un examen somero del planteamiento, las reivindicaciones y el tipo de movilización de las Asambleas populares de Barrio que han proliferado en Buenos Aires y se han extendido por todo el país lo prueba de forma fehaciente. ¿Qué pide la convocatoria de cacerolazo mundial del 2/3 de febrero de 2002 y que tuvo un eco entre amplios sectores politizados en más de 20 ciudades de 4 continentes? : "Cacerolazo global. Todos somos Argentina. Todo el mundo a la calle, New York City, Porto Alegre, Barcelona, Toronto, Montreal (agrega tu ciudad y tu país). ¡Que se vayan todos! FMI, Banco mundial, Alca, multinacionales ladronas, gobiernos, políticos corruptos, ¡Que no quede ni unos solo! ¡Viva la Asamblea popular! ¡Arriba pueblo argentino!" Este "programa", por mucha rabia que manifieste contra "los políticos", es el que estos están defendiendo todos los días, desde la extrema derecha a la extrema izquierda pues incluso los gobiernos "ultraliberales" saben darse toques de "crítica" al ultraliberalismo, las multinacionales, la corrupción etc.

Por otra parte, ese movimiento de protesta "popular" ha estado profundamente marcado por el nacionalismo más extremo y reaccionario...

Al ser un movimiento interclasista, popular y sin perspectivas, no podía hacer otra cosa que preconizar las mismas soluciones reaccionarias que han conducido a la trágica situación en la que está hundida la población y con las que se han llenado la boca los partidos políticos, sindicatos, Iglesia etc. es decir, las fuerzas capitalistas contra las que el movimiento quiere luchar. Pero esa aspiración a repetir la situación anterior, ese buscar su poesía en el pasado, es una confirmación muy elocuente de su carácter de revuelta social impotente y sin porvenir...

Argentina muestra con claridad ese peligro potencial: la parálisis general de la economía y convulsiones importantes del aparato político burgués, no han sido utilizadas por el proletariado para erigirse como una fuerza social autónoma, luchando por sus propios objetivos y ganando tras su estela a las demás capas de la sociedad. Sumergido dentro de un movimiento interclasista, típico de la descomposición de la sociedad burguesa, el proletariado se ha visto arrastrado a una revuelta estéril y sin futuro."

La "demostración" de la CCI  2 consiste como siempre en una enumeración sociológica de componentes de la sociedad burguesa, separando ideológicamente los tipos de protestas (negando la unidad práctica de las mismas, así como el proceso unificación real que se dio en la pelea en torno a los sectores más combativos del proletariado) pasando luego a denunciar todo lo que el movimiento tiene de ideología burguesa, en primer término el nacionalismo. ¡Habrán visto estos señores una "revolución proletaria" que no tenga ideologías burguesas, ideologías nacionalistas! La idealización de una clase obrera pura (sin lumpen, ni obreros de países periféricos, ni saqueadores), de la autonomía proletaria (no como un proceso que se afirma en la lucha, sino como un "deber ser") y de una revolución proletaria sin ideologías burguesas, no solo les lleva a negar ideológicamente el movimiento real de afirmación del proletariado sino a contribuir a desorientar y dividir al proletariado. No hay nada más coherente entonces con esa concepción que esa docta conclusión a la Plejanov ("no había que haber empuñado las armas"): la revuelta es ¡"estéril y sin futuro"!.

La contraposición no puede ser más evidente (tanto a nivel local, nacional como internacional) entre por un lado, todas las ideologías y fuerzas que dividen al proletariado ideológica y prácticamente y por el otro la acción real del proletariado tendiendo a afirmarse como clase y como partido.

Como señalábamos en el artículo del número 49, el proletariado se había ido unificando en la acción directa (de la ocupación de la calle, de las asambleas, del piquete, del saqueo, del escrache, del ataque a los centros represivos y económicos del sistema) superando las divisiones y haciendo participar en la lucha a obreros y empleados, ocupados y desocupados, niños, jóvenes y viejos, mujeres y hombres, habitantes del campo, de la ciudad, del barrio, de la villa. Como señalábamos en ese artículo el proletariado había superado en su práctica las reivindicaciones categoriales, cuestionando en forma creciente los sindicatos, los partidos y conjuntamente con ello tendía a organizarse en asambleas territoriales, lo que siempre es un salto de calidad del movimiento (ver Autoorganización de la clase, piquetes y asambleas página 11 a 18, así como el recuadro con la reproducción de la tesis Nº 15). En dicho proceso se fue afirmando como clase ocupando toda la calle, atacando la propiedad privada que lo hambrea y los aparatos del estado que la protegen.

Agreguemos también que los propios trabajadores que ocuparon y ocupan fábricas (a mediados del 2003 hay más de 100 empresas que continúan ocupadas por sus trabajadores) tuvieron la lucidez de ver este salto de calidad entre la fábrica y la calle, el piquete de fábrica y el corte de ruta, entre asamblea de empresa y asamblea territorial. Así, por ejemplo, los propios proletarios de la Cerámica Zanon ya desde 1996/97 pasan de los piquetes de fábrica a los cortes de ruta para oponerse a la distribución de mercancía y a unificarse en los piquetes y asambleas con otras franjas proletarias (especialmente con el Movimiento de Trabajadores de Neuquen). En Capital se da algo similar con el ejemplo de Brukman y la participación de esos trabajadores en lucha en las asambleas vecinales, lo que posibilitó una unificación grande con otros sectores del proletariado para enfrentar los intentos de desalojos violentos por parte de las fuerzas represivas. Así los proletarios de las empresas ocupadas (más allá de la dificultad de mantener a largo plazo esa posición conquistada en la lucha, haciendo que la ocupación sirva a la lucha, dada la enorme presión ideológica que existe para encerrarlos en el gestionismo –ver al respecto el texto anterior) serán elementos dinamizadores de las asambleas de los barrios, las protestas en la calle, los escraches: las mismas empresas ocupadas sirven muchas veces de locales de reunión.

Todas las ideologías burguesas tienden a minimizar ese proceso, a negarlo, a hablar de una especie de unidad interclasista y hasta de conciliación entre pequeño burguesía y proletariado negando que en la práctica, no se fue hacia una protesta pacífica, ciudadana, demócrata, políticista, como querían todos los sectores partidarios de esa conciliación, de esa canalización, todos los organizadores de las protestas cívicas, sino que por el contrario fueron los sectores decisivos del proletariado, que ya estaban en la calle, que arrastraron a los otros a desbordar todos los aparatos del estado. No, no fueron las consignas moderadas, los pacíficos caceroleos que propagandearon los medios de difusión, ni los piquetes "sin cortes totales de ruta y sin capuchas", ni las marchas ovejeriles organizados por partidos y sindicatos que determinaron el movimiento, sino que por el contrario fue el movimiento que salía de los barrios, de los piquetes totales, de los escraches, de las asambleas, de las huelgas y ocupaciones de fábricas que vanguardizó el salto de calidad ocupando la calle, en forma cada vez más masiva y organizada, por asociaciones proletarias de todo tipo y con consignas cada vez más generales, contra todas las estructuras del estado.

Mientras que el proletariado, en ese mismo proceso de lucha, de afirmación clasista, genera una crítica a muchas de sus propias consignas y consecuentemente los militantes de vanguardia denuncian el nacionalismo, el democratismo, el gestionismo o/y el politicismo, es decir, un conjunto de ideologías y banderas contrarrevolucionarias presentes en todo el movimiento (lo que es una invariante histórica de todo gran movimiento proletario), todos los aparatos nacionales e internacionales de difusión y control de las informaciones, desde la derecha a la izquierda de la burguesía, meterán el acento y propagandearán las ideologías nacionalistas, gestionistas, politicistas... Todo contra la unificación del proletariado en la Argentina y en el mundo: se difunden las canciones nacionalistas y peronistas, se da palo y se mete bala atacando de frente a los sectores más organizados de los piqueteros, se afirma las posiciones gestionistas de tal o tal grupo piquetero que recorre el Europa con un discurso marquista (del llamado subcomandante Marcos), se proyecta y aprueba leyes cada vez más represivas específicamente contra el piquete y el escrache, se infla la alternativa democrático electoral, inmundos reformistas de vieja data como Tony Negri hacen propaganda por los grupos argentinos más gestionistas, se credibiliza al nuevo presidente argentino como izquierdista y antiimperialista, se propagandea el cacerolismo pacifista así como los piquetes sin violencia y hasta sin parar el tráfico, se contrapone los piquetes con las cacerolas, los barrios entre sí y hasta los piqueteros entre sí. La burguesía en todas partes quiere dormir tranquila, los proletarios del mundo no existen, ni actúan como tales, ni pueden enterarse de la acción de sus hermanos de clase en ese país, solo la opinión pública cuenta y debe repetir a coro que en la Argentina solo hubo una lucha policlasista, pequeño burguesa, lumpenizada... los famosos desesperados de hambre, de lo que ellos denominan "tercer mundo". Como en otras grandes luchas revolucionarias se establece así un verdadero cordón sanitario que busca aislar al proletariado, que le tocó vivir y luchar, en ese país. El consejo para los "verdaderos proletarios" no puede ser más claro: no participar en la pelea, no dejarse arrastrar por las capas lumpenizadas que llaman a la acción directa y para rematar, no solo están las decenas de muertos del terrorismo del estado directo, sino ese planteo de que el movimiento es "estéril y sin futuro" como repite la contrarrevolución.

O lo que busca el mismo objetivo confucionista y liquidador: la asimilación como parte de un mismo movimiento de lo que en realidad es totalmente opuesto, la lucha proletaria con las fuerzas estatales, la lucha piquetera con la gestión estatal capitalista.

Se dirá que estamos exagerando, que sería demasiado grosero asimilar los proletarios en lucha paralizando la reproducción del capital con los gestionarios estatales de esa misma reproducción de capital, se dirá que solo un Pinochet o un Reagan (para quienes todos son terroristas o/y comunistas) son capaces de una amalgama tan absurda y brutal y sin embargo un personaje tan conocido, como de izquierda, como Tony Negri, la hace muy alegre y abiertamente, en nombre de su propio simplismo reformista que reduce el mundo a la oposición entre lo múltiple y lo unilateral.

Esa combinación, entre los métodos directamente represivos y las maniobras ideológicas liquidadoras del movimiento, adquiere una potencia particular, cuando el terror del estado se combina con las ideologías que explican los muertos y heridos entre los que luchan, diciendo que se trata de lúmpenes peleándose entre sí.

La piedra fundamental de toda esa acción burguesa es evidentemente la descalificación de la acción revolucionaria del proletariado que en contraposición abierta con la sociedad mercantil generalizó la expropiación/recuperación de lo que necesitaba inmediatamente para subsistir y su transformación en simples actos de marginales y lúmpenes que atacan realmente cualquier cosa y sin ningún criterio. Tomemos nuevamente lo que dice la CCI:

"...los asaltos a supermercados protagonizados esencialmente por marginados, gentes del lumpen y también por jóvenes parados... En una serie de casos han degenerado en robos de viviendas en barrios humildes o en saqueos de oficinas, almacenes, etc. La consecuencia principal de este ‘primer componente’ del movimiento social es que ha conducido a trágicos enfrentamientos entre los propios trabajadores como lo ilustra el enfrentamiento sangriento entre piqueteros que querían llevarse alimentos y obreros almacenistas del Mercado central de Buenos Aires el 11 de enero... Para la CCI, las manifestaciones de violencia en el seno mismo de la clase obrera (que en este caso son una ilustración de los métodos típicos de las capas lumpenizadas del proletariado) no son la expresión de su fuerza, sino, al contrario, de su debilidad. Esos enfrentamientos entre diferentes sectores de la clase obrera van, evidentemente, en contra de su unidad y de su solidaridad y sólo pueden servir los intereses de la clase dominante".

Podríamos retrucar que en todo proceso de ataque social de la propiedad privada hay violencia, que en todos los casos históricos en los que el proletariado dio ese salto de calidad afirmando sus intereses contra la ley del valor y la tasa de ganancia, hubo defensores de la propiedad privada que se opusieron, que esos defensores (como la propia policía o las milicias privadas) son reclutados por la burguesía entre los proletarios, que en ese sentido, todo proceso de cuestionamiento del orden burgués implica niveles de violencia entre quienes están por la revolución y quienes defienden el orden establecido, que en todos los casos la mayoría de los que sufren esa violencia son de extracción proletaria (lamentablemente no existen movimientos en los que solo se ataca a generales, burgueses, políticos... y que siempre estos utilizan cuerpos policiales o parapoliciales reclutados entre los proletarios), que en todos los procesos revolucionarios la socialdemocracia utiliza ese argumento de la "no violencia entre obreros", para defender el orden social y defender, por ejemplo, las decisiones democráticas de los obreros (véase la propia revolución rusa que implicó una ruptura violenta en el seno de todas las estructuras formales de los obreros, tanto de los soviets como de los partidos denominados obreros), pero entrar en todo eso, sería retroceder a un nivel que la ola de luchas en Argentina superó, desde el principio. Pues como decimos en nuestro texto anterior:

"Evidentemente hubo también enfrentamientos entre los saqueadores y algunos comerciantes, lo que fue aprovechado por los medios burgueses de propaganda para intentar denigrar al movimiento proletario. Sin embargo, ese problema que ya analizábamos en los saqueos de 1989 en Argentina es superado por la lucha actual. En el artículo de entonces 3 decíamos: "Paralelamente con ello se desarrolla un gran operativo de contrainformación iniciado algunos días antes: se hace correr el rumor en cada barrio de que la gente del barrio vecino atacará las casas de este barrio, que hay que defender sus propias casas y, aunque parezca increíble, este cuento es creído por gran parte de los protagonistas de estos acontecimientos". A fines de 2001 y principios de 2002, los sepultureros de la realidad sacan a la luz el viejo cuentito, pero esta vez los proletarios no se tragaron la mula. Muchos periodistas son escrachados por el movimiento. Esos agentes constitutivos del estado, como los políticos, los torturadores y los empresarios, no pueden salir a la calle sin escolta. Un terror frío les recorre el cuerpo, el fantasma de aquellos que creían muertos y enterrados les escupe en la jeta".

El hecho de que un grupo, que pretende hablar en nombre de la revolución proletaria, repita esa tesis de los enfrentamientos entre lúmpenes define bien (más allá de la ignorancia pedante que puede reflejar el hecho de que quienes hacen tales elucubraciones balconean un movimiento desde la vereda de enfrente como confiesan al definirse explícitamente fuera del mismo), de que lado está dicho grupo. Más aún si tenemos en cuenta que esa tesis, de los enfrentamientos entre lúmpenes, es la tesis por excelencia de la represión, la que utilizan siempre los aparatos opresores del estado cuando deben justificarse públicamente.

Ello, lo podemos verificar por ejemplo, ante el mayor golpe represivo operado contra el movimiento piquetero el 26 de junio de 2002: dos compañeros asesinados, más de tres decenas heridos con armas de guerra, centenas de torturados... Dicho día las fuerzas policiales y parapoliciales de la burguesía salieron a tirar, a matar, a ejecutar selectivamente a militantes organizadores del movimiento piquetero como lo muestra en forma terminante e incuestionable el libro realizado por el MTD Anibal Verón "Dario y Maxi, dignidad piquetera" cuyo subtítulo es: "El gobierno de Duhalde y la planificación criminal de la masacre del 26 de junio en Avellaneda".

En el mismo dicen: "Con respecto al disparo sobre Darío (Santillán) no cabe más que interpretar que buscaron darle muerte. Más allá de los disparos por toda Avellaneda, entraron en la estación (donde fusilarán por la espalda a Darío - ndr) con el fin de garantizar que de allí sacarían piqueteros muertos y explicar después que ‘se mataron entre ellos’. Las mismas palabras que, sin mediar comunicación, empezaban a resonar al mismo tiempo en los despachos de la Casa de Gobierno" (pagina 66).

Como señala ese libro, los aparatos centrales del estado habían preparado minuciosamente tanto la represión como esa "explicación" de los piqueteros que se mataban entre ellos. Así, solo unos días antes, el 18 de junio, se había realizado una reunión presidida por Atanasof, jefe del gabinete de Duhalde que los periodistas habían definido así: "El gobierno nacional, la justicia y las fuerzas de seguridad avanzaron hoy en la definición de las directivas que deberán acatar jueces, fiscales y efectivos uniformados para prevenir y dispersar protestas como los piquetes y otras acciones que interrumpan el transito en vías estratégicas, informaron fuentes oficiales... En los encuentros se debatió cuál será la actitud de la Gendarmería Nacional, Prefectura Naval y Policía Federal y la cobertura a su acción que tendrán en la justicia, a través de los jueces y los fiscales federales en las próximas acciones de piqueteros que preocupan al gobierno. Las conclusiones deberán estar acordadas antes del jueves, cuando los grupos piqueteros preparan interrumpir el tránsito en los accesos estratégicos a la Capital Federal, sitiando virtualmente a la metrópoli" (Agencia Infosic).

El propio Atanasof, que oficialmente dirigió esa reunión, en la que se dice abiertamente que se prepara la acción represiva coordinándose todas las fuerzas represivas (ese 26 de junio será la primera acción realmente centralizada de todas las fuerzas represivas de Capital y el conurbano 4), que se le dicta a jueces y fiscales lo que deben decidir (¡democrática demostración, por si aún fuera necesaria, de la validez de la tan mentada "división de poderes"!) y hasta que deben darle cobertura a las fuerzas represivas, sale al día siguiente, a dar una conferencia de prensa, en la que de antemano sostiene esa macabra tesis, de que son los propios pobres que se enfrentan entre ellos. Luego de explicar que "las reuniones que se mantuvieron con los funcionarios y las fuerzas de seguridad fueron para establecer un mecanismo de coordinación que nos permita proteger el derecho de las personas a su desplazamiento (es como con el derecho al trabajo u otros derechos democráticos, siempre que se aplican los mismos el resultado es el terrorismo contra los proletarios- ndr) " (pagina 84) e insistir en que había que ir "privilegiando el derecho a circular por sobre cualquier derecho humano" (no debe ser por casualidad que de pronto, justo en la Argentina piquetera, ¡ese "derecho humano" se transforma en el derecho más privilegiado!) explicó que "en el marco del caos sólo gana el caos" y que lo que había era una "suerte de guerra de unos contra otros".

Y efectivamente desde los ejecutantes directos a las altas esferas, todos darán esa misma explicación de la masacre: los lúmpenes se matan entre ellos, "guerra de unos contra otros". El Comisario Fanchiotti, que dirigió directamente la operación represiva, mentirá abiertamente: "En la estación, lugar al que nunca entramos... Nosotros sólo portamos gases y balas de goma". Luego dará una explicación, en la que con lujos de detalles inventados sobre las fuerzas a su mando, presenta a ésta como verdadera brigada de auxilio de la pobre población azotada por maleantes que tiraban: "la gente que estaba adentro de la estación nos reclamaba. Había entrado un grupo muy importante, se sentían disparos de armas de fuego hacia uno de los trenes que pasaban. La gente ahí con la que pudimos tomar contacto y establecer diálogo nos comentaba que habían disparado hacia el tren, que había tiroteos ahí adentro... Quedaban algunos grupos, ahí tiramos unos gases. Los gases entraron a la estación, ahí tuvimos que salir nosotros y pudimos sacar un montón de gente que nos reclamaba auxilio porque había mujeres con chicos, embarazadas y demás que estaban tirados en el piso y tuvimos que sacarlos para el lado de Pavón...para evitar que pudiera pasarles algo..."

Claro que con lo que no contaba, ni este hijo de su madre, ni sus comanditarios, ni los periodistas que reprodujeron hasta el cansancio esa versión, es que había sido filmado y fotografiado, adentro de la estación y tirando con su revolver contra Darío. Hasta el Clarín publica una foto el 27 (día siguiente) en el que se ve todavía de pie junto a Maxi una figura borrosa que es Darío y a su lado se ve con toda nitidez al comisario Fanchiotti y sus subalternos el cabo Acosta, el principal Quevedo y el cabo Colman todos apuntando con sus armas (página 93). Luego aparecerán más fotos en las que con total claridad se ve a estos cuatro sujetos, que declaraban que nunca habían entrado en la estación adonde se "estaban matando entre piqueteros", apuntando a Darío antes de que cayera muerto.

Pero antes de que se conociera todo esto y durante las primeras horas de la tarde "ninguno de los funcionarios de gobierno atendió los llamados de la prensa. Después de escuchar las palabras de Fanchiotti en las dos conferencias de prensa y de acordar entre ellos la misma explicación ya no hizo falta que les insistiera. Pasadas las 16 horas, fueron los propios miembros del gabinete nacional quienes llamaron a los periodistas de confianza y a las redacciones de los principales diarios del país. Las operaciones de prensa en marcha tenían por objetivo reforzar la teoría de que "los piqueteros se mataron entre ellos", pero esta vez de boca de "altas esferas del gobierno... Ya en la reunión del gabinete, todos se esforzaron por trasmitir el mensaje sólido: ‘Las balas que mataron a los piqueteros provinieron de los mismos piqueteros’ ...aseveró Matzkin. El gobierno difundió el mismo discurso que quienes habían apretado el gatillo" (páginas 90 y 91).

2- SOBRE EL LUMPEN

En general, quienes sostienen que los saqueos fueron obra del lumpen, que quienes atacan la propiedad privada y los símbolos del estado son mal vivientes que están dispuestos a reventarse entre ellos, están bien protegidos en los ministerios, en los congresos internacionales, en las universidades, en los canales de televisión, en las comisarías... Es muy difícil que esta teoría se encuentre en la calle, por falsificaciones de ese tipo más de uno fue y seguirá siendo escrachado.

El proletariado defiende así su fuerza y su perspectiva contra esa forma de descalificar y reprimir a los elementos más decididos a contraponerse a la propiedad privada. No hay nada más lógico, en el proceso de afirmación revolucionaria del proletariado, que sean los elementos más desesperados por la situación que viven en el capitalismo, los que más abiertamente asumen el ataque a la propiedad privada. La contraposición general entre el ser humano y la propiedad privada que define toda la vida de los proletarios, asume sus formas más antagónicas en capas particulares, que en muchas ocasiones muestran la vía al resto del proletariado, asumiendo primero o más abiertamente la acción decididamente revolucionaria. La descalificación de estas capas, como de los ataques particulares a la propiedad privada, es sin ninguna dudas una forma disimulada o abierta de defensa de la propiedad privada y el estado.

En todos los grandes procesos revolucionarios, una parte muy importante de esos elementos calificados de lumpen por la socialdemocracia o de simples bandidos, cacos, bandoleros,... tuvieron decisiva participación. Así, la insurrección de octubre de 1917, en Rusia, no hubiese sido imposible sin la acción conspirativa de elementos que los partidarios del gobierno de Kerenski consideraban como lúmpenes. No olvidemos tampoco que la socialdemocracia y los oficialistas línea Moscú tratarían como lúmpenes a lo que en realidad fue la vanguardia de la revolución en Alemania. A Max Holz y sus compañeros se los tildó de lúmpenes, a los insurrectos de 1918 también, en fin, al proletariado reagrupado en torno al Partido Comunista Obrero de Alemania (KAPD) lo miraban con desprecio, muchos de los obreros altamente calificados y sindicalizados, por ser aquellos, en su mayoría desocupados y por no tener calificación. Lo mismo se verifica en otros grandes movimientos revolucionarios como en México a principios del siglo XX, en España en los años 30, en Hungría en 1919 y en la misma Argentina de los años 1919/21. En todos esos casos, la socialdemocracia en nombre de los "obreros conscientes" califica de lumpenproletariado a los sectores que se encuentran a la cabeza del movimiento revolucionario.

Es verdad que Marx y Engels, contrariamente a Bakunin u otros comunistas anteriores, no fueron conscientes de la potencia revolucionaria de esos sectores del proletariado y muchas veces se refirieron despectivamente al "lumpenproletariado". Pero en contraposición con el caso de Argentina, en el que a quienes se pretende descalificar es a los que atacan a la propiedad privada y los aparatos estatales que la protegen, Marx se refiere, con eso de "lumpen proletariado", a sectores que son movilizados por el bonapartismo, para defender el estado y la propiedad privada. Marx nunca utiliza ese calificativo para designar a quien ataca la propiedad privada, ni descalifica jamás a quien roba, saquea, ataca y aterroriza al capital. Al contrario en sus trabajos, como en los de Engels, siempre define al proletariado por esa contraposición general con la propiedad privada, considerando como parte de la guerra del proletariado contra el capital los robos, los saqueos e incluso los ataques individuales (o colectivos) a propiedades o/y propietarios privados. También en esta falsificación de lo que es el lumpenproletariado, constatamos como se ha constituido la religión de estado que se denomina "marxismo" y que ya Marx denunciaba.

En Argentina, como decíamos, ese discurso del lumpen, de los marginales, no prendió, y solo fue empleado, por los agentes directos del estado. En realidad ese discurso no podía cuajar por la sencilla razón de que toda la propiedad privada apareció violentamente como lo que realmente es: el hambre para franjas cada vez más amplias del proletariado. Porque las grandes masas proletarias asumieron prácticamente ese acción contra la propiedad privada, o se sintieron parte de la misma, y porque esa lucha asumió la forma de enfrentamiento abierto contra la propiedad privada concentrada, es decir, los cuerpos policiales y parapoliciales del estado capitalista.

Sin embargo, esa repugnante concepción, según la cual la parte más golpeada del proletariado, pertenecería a otra clase social o tendría intereses diferentes a los del proletariado, tiene peso y muchas veces la burguesía logra aislar o descalificar a ciertos sectores, especialmente cuando los mismos se efectúan en épocas de paz social. Eso sucede, hoy mismo, en otros países (incluso vecinos de Argentina) en los cuales los saqueos son todavía marginales, se producen a destiempo (incluso entre ellos) y adonde todavía la mayoría del proletariado no asume abiertamente esa oposición, por miedo a la represión, por las ideologías dominantes, (legalismo, religiones, ilusiones...) y hasta por el desprecio ideológico contra quien es todavía más pobre que uno. En última instancia porque la burguesía puede todavía convencer a la mayoría de los proletarios de que el sistema de la propiedad privada es el único posible y porque, el muy relativo mejor nivel de vida, de esa mayoría, con respecto a los que no tienen nada, le permite al sistema mantener esa división del proletariado.

En realidad, denigrar los saqueos o/y los piquetes en Argentina, atribuyéndolos al lumpen, persigue exactamente ese mismo objetivo estatal: dividir al proletariado. Aunque no tenga éxito local, dicha ideología busca aislar a los proletarios en Argentina del resto de sus hermanos de clase en el mundo. Por esa misma razón todos los medios de desinformación pública presentaron en todas partes saqueos en Argentina como un producto particular de ese país, como simples revueltas de hambre. Lo que se busca es claramente, que ese idiota útil, que es el televidente del mundo, no se sienta para nada concernido con dicho problema, que no sienta que esa "gentuza" está peleando contra toda la sociedad que lo explota y oprime también a él. Y esto sí que cuaja mucho mejor: el televidente ni siquiera se siente un proletario sino un consumidor, un ciudadano y como tal, no puede ver a su hermano en aquella lejana lucha, sino que ve a los desesperados, a los que no tienen nada, a los marginales.

Lo que se busca, además, es que los proletarios del mundo no se contagien y que consideren, que la revuelta en Argentina, en vez de estar mostrándoles el camino, por la generalización de métodos de lucha como la asamblea, el piquete, el saqueo, el escrache, la ocupación de la calle,... consideren todo eso, como algo del pasado. La socialdemocracia de Europa Occidental, como hoy la CCI y otros grupos de esa línea histórica, en perfecta coherencia programática con ella, también negaba la existencia de una lucha proletaria revolucionaria en Rusia. Todo lo que sucedía en este país era visto como algo del pasado, "fruto del atraso ruso" y del poco peso que, según ella, tenía el proletariado en ese país, en relación al campesinado y el lumpen. ¡Por eso el susto que se pegaron en 1917 fue todavía mayor!

3- SOBRE LA PEQUEÑO BURGUESÍA

De la misma manera, se le atribuyó a la pequeña burguesía, una parte decisiva del movimiento. e incluso el violento estallido proletario de los días 19 y 20 de diciembre de 2001.

En efecto, falsificando hechos y deformando conceptos, se le atribuye a las "clases medias", las asambleas, los caceroleos, muchas manifestaciones violentas y hasta un protagonismo en la calle durante esos días decisivos. Además, al contrario de lo que pasa con la historia del lumpen, que solo repiten los agentes del estado, la burguesía ha logrado que esta teoría fuera repetida y ampliada por el propio movimiento incluso en Argentina misma. Así, encontramos piqueteros de las asambleas y coordinadoras más combativas, como la Anibal Verón, que sostienen que la manifestación del 19 de diciembre fue realizada por la clase media y que ellos se plegaron a la misma.

¿Cómo hizo la burguesía para convencer al piquetero, o a los pocos obreros de fábrica, que todavía quedan en Argentina, de que la composición de las asambleas de Capital Federal es pequeño burguesa? ¿cómo es posible que una ciudad entera esté compuesta de pequeño burgueses?

Resulta todavía más difícil de entender este milagro cuando tomamos como ejemplo la composición de una asamblea, que podemos considerar como composición tipo: una decena de jóvenes de ambos sexos que nunca consiguieron trabajo, tres jóvenes con empleos precarios, dos estudiantes, la maestra del barrio, dos desocupados que fueron bancarios hasta hace poco, otro que era obrero, tres funcionarios públicos, el panadero y la panadera del barrio, uno que reparte pizzas, dos enfermeras, un profesor de filosofía y una de matemáticas, dos cajeras, tres o cuatro vendedoras de diferentes tiendas, un muchacho recién recibido de abogado, una limpiadora, una psicóloga, dos mucamas que trabajan en un hotel, un guitarrista, un pintor, un plomero y varios otros/as que trabajan muy de vez en cuando, en "lo que venga" 5...

Sólo, la imponente fase de terrorismo de estado abierto, que vivieron los compañeros de ese país y más aún, la ruptura histórica con el programa de la revolución, fenómeno que es mundial, puede haber provocado tan imponente inconsciencia de clase: el proletario mismo no se considera proletario. Esto es verdad hoy en todo el mundo y constituye, como es obvio, el mayor obstáculo a nuestra propia organización en clase, en fuerza internacional.

No es este el lugar para discutir conceptualmente sobre el término pequeña burguesía o clase media. Tampoco nos interesa convencer al "medio", que se autodenomina marxista, en Argentina o en el mundo, todo el absurdo que contiene el calificar todo ese mundo y hasta a toda la Capital Federal de "clase media". Digamos simplemente que, quien mayor interés tiene en inflar real o ideológicamente un conjunto de sectores sociales intermedios es, evidentemente, la propia burguesía. Siempre la contrarrevolución tendió a atribuirle a la pequeño burguesía una fuerza que ella no tuvo ni puede tener. Así, durante el siglo XX, casi todo lo importante y decisivo, que sucedió en el mundo, fue atribuido a la pequeño burguesía. Se dijo que el democratismo era pequeño burgués, que el fascismo era un producto de clases medias, que la lucha nacionalista es pequeño burguesa, que el stalinismo era burocratismo pequeño burgués, que el reformismo es pequeño burgués, etc. En realidad la democracia es la esencia de la dictadura del capital y fascismo, nacionalismo, reformismo, stalinismo, son todas formas o aspectos particulares de esa dictadura. Son expresiones de los intereses de la burguesía y las fuerzas sociales correspondientes son, sin ninguna excepción, fuerzas del capital. Pero también se le atribuyó a la pequeño burguesía: la impaciencia revolucionaria, el radicalismo social, la lucha directa y violenta, el rechazo del parlamentarismo y del frentismo, la conspiración, etc... cuando se trata en general de expresiones de búsqueda, afirmación y lucha del proletariado, en su difícil camino de reafirmación como fuerza histórica. Incluso fenómenos más complejos, en donde en muchos casos la burguesía canaliza la fuerza proletaria y la transforma en lucha interburguesa, fueron catalogados de fenómenos pequeño burgueses. Así se le atribuyó a los movimientos guerrilleros el ser un producto de la pequeño burguesía, cuando en muchas ocasiones fueron intentos proletarios de lucha, a pesar de que la mayoría terminaron siendo recuperados o/y dirigidos por fuerzas burguesas hacia el aparatismo, el nacionalismo y el reformismo armado. El ocultamiento sirve para esconder la contradicción real entre la lucha proletaria y su encuadramiento y consecuente liquidación por parte de fuerzas burguesas populistas, nacionalistas. Más todavía, la mayoría de los partidos "comunistas", trotskistas, y hasta muchos autodenominados libertarios.... teorizaron que la violencia minoritaria en general, el terrorismo contra los propietarios privados sería un producto de la "impaciencia" de la pequeño burguesía. ¡Cómo si además de todo, el proletariado debiera ser "paciente"!

En todos esos casos se infla artificialmente a la pequeño burguesía atribuyéndole una fuerza social que no tiene, ni puede tener. En efecto, la pequeño burguesía, al no tener proyecto social propio, solo es capaz de generar movimientos parciales y oscilantes entre las dos clases antagónicas decisivas, que por eso mismo son muy poco importantes. En momentos de crisis social abierta, cuando el proletariado tiende a transformar la misma en crisis revolucionaria, esos movimientos se rompen y los sectores proletarizados por la crisis tienden a alinearse con el proletariado revolucionario y participar en dicho movimiento, mientras que otros sectores, que temen la revolución, tienden a alinearse con la reacción. Fuera de esos momentos, las famosas "capas medias" juegan un papel de colchón intermediario y le sirven de protección al capital, como le sirve también de protección, toda la ideología que infla el papel de dichas capas y reduce el proletariado al obrero industrial. Pero incluso en ambos casos, tanto para asegurar la paz social, como para enfrentar al proletariado insurrecto, lo que más peso tiene y más le sirve al capital, no son esos tan televisivamente famosos pequeños burgueses, sino lo que piensan y hacen los propios "proletarios" dominados por las ideas de sus explotadores. Así, no es por las ideas de la pequeña burguesía, que la democracia marcha o que se impone un voto democrático contra la acción decidida de minorías proletarias (en asambleas, soviets, fábricas ocupadas, shoras, consejos, etc), sino porque la democracia de la sociedad mercantil logra reimponerse y consecuentemente la ideología burguesa de la democracia domina a "los proletarios". La democracia no es solo una ideología o una simple mistificación burguesa para proletarios. Al contrario, la misma es reproducida por las propias relaciones sociales capitalistas: ese sustituto, o si se quiere, ese consolador de comunidad que es la democracia 6 seguirá separando y unificando ficticiamente, hasta que la lucha revolucionaria reviente las relaciones mercantiles que le dan vida. Lo decisivo no es nunca esa famosa pequeño burguesía, sino la correlación de fuerzas central: la reproducción del capital y su negación revolucionaria. Por eso es absurdo hablar de tres, cuatro o cinco clases; cuando en última instancia los proyectos viables son solo dos: el capitalismo y el comunismo.

La gigantesca inflación ideológica del mito de la pequeño burguesía procura precisamente esconder esa contraposición general. No solo le sirve a la burguesía para dividir y confundir al proletariado en cuanto a su propia fuerza, sino para desvirtuar su propia búsqueda de la salida revolucionaria, de su programa histórico.

Esa teoría, de las clases medias (como las teorías, que pretenden que, marginales y lúmpenes, forman otra clase o que oscilan entre las clases), surge en el fondo, de los intelectuales burgueses (de las universidades, de los partidos políticos de derecha y de izquierda, de los sindicatos), y con la misma se martilla (todos los medios parten de dicha teoría como de un hecho), hasta el cansancio, al proletariado. Es para eso, que sirve la famosa teoría kaustkysta/leninista de la teoría de los intelectuales burgueses que viene desde afuera del proletariado. Sigue viniendo desde afuera y ahora le dicen: "mirá que ya no existís como clase, tu clase tiene cada vez menos importancia. En todo el mundo se escriben obras de "adiós al proletariado". Y efectivamente si a los desocupados no se los considera proletarios, si de los trabajadores de los servicios se dice que son pequeño burgueses, si se repite lo mismo de los maestros, de los pequeños cuentapropistas urbanos, suburbanos y rurales (que en su gran mayoría son asalariados apenas disimulados), de la cajera del supermercado y de la vendedora de la tienda, si a los trabajadores del sector público se los considera pequeño burgueses, todas las teorías de desaparición del proletariado serían verdad en Argentina; porque como se sabe los trabajadores del sector industrial son cada vez menos. Pero podría decirse lo mismo en todos los países, pues se verifica, desde hace décadas, un aumento relativo del famoso sector servicios en relación al industrial (este fenómeno se produce antes en países de América que en países europeos por la vetustez de una industria que no fuera destruida durante la llamada segunda guerra). Si la reducción relativa de los trabajadores ocupados de la industria con respecto a los trabajadores de los servicios, a los empleos precarios y a los desocupados, redujera el proletariado, la burguesía estaría logrando su sueño histórico de eliminar progresivamente a su enemigo histórico, de reducirlo a su mínima expresión, de ir reduciendo las contradicciones sociales progresivamente.

Y aunque en la realidad, el que haya más trabajadores en los servicios que en la industria, o más precarios y desocupados que nunca en la historia, no disminuya ninguna de las contradicciones del capital sino, al contrario, que las agudice todas (pues es a la vez una violenta manifestación de las dificultades del capital en su loco proceso de valorización), es totalmente lógico que la teoría de la disminución del proletariado siga prosperando, pues es la clave de la dominación burguesa, como también es lógico que siga constituyendo la quintaesencia de todas las ciencias sociales burguesas.

Nada más lógico entonces que se "explique" lo que sucedió en Argentina en función de la clase media y el lumpen; pues permite afirmar la teoría de la desaparición histórica del proletariado. Cómo también es lógico que, para nosotros proletarios, esa negación ideológica la recibamos como una agresión, como una represión de nuestro propio ser y que la pongamos en el lugar histórico que le corresponde con todas las ideologías que, desde siempre, teorizan que el capitalismo conduce a una sociedad cada vez menos contradictoria, cada vez menos antagónica. Es la vieja teoría de la supresión progresiva de las contradicciones mortales del capitalismo, que hoy se llama postmoderna y que teoriza el fin de la historia. En realidad se trata del manifiesto histórico de la burguesía en plena catástrofe social.

Pero lamentablemente no podemos decir que, en tanto que ideología, dicha teoría no funcione. En épocas de paz social marcha maravillosamente (todas las teorías burguesas y particularmente las ciencias sociales, sacan sus conclusiones teóricas, como es lógico, de la idealización de esos momentos), el proletariado no manifiesta su fuerza como clase, todo parece existir pasiblemente con el cada uno se arregla como puede y con la protesta de cada categoría social por separado. La teoría del proletariado parte (también como es lógico) no del mundo ideal de la conciliación de clases, sino de la ruptura social y más precisamente de la revolución comunista, del proceso de destrucción total de esta sociedad, que ella misma contiene. Por eso, el proletarido, se reconoce a si mismo como clase 7, no en tal o cual categoría social (los revolucionarios no tienen interés en hacer la economía, o la sociología, sino en destruir la economía y la sociedad burguesa), no en tal o cual capa de trabajadores, sino en su contradicción con el mundo mercantil, en su en su lucha, en su constitución en fuerza. Las clases no se definen en sí, sociológicamente y luego actúan, sino que se definen en su práctica, en su contraposición, en la pelea.

No nos interesa argumentar aquí el porqué una maestra de escuela, el panadero de la esquina, el estudiante, el desocupado, el empleado bancario, la cajera del supermercado, el "excluido", la mucama o/y la limpiadora ... son proletarios (en el fondo no lo son en sí, sino en su contraposición a la propiedad privada –viven privados de propiedad de medios de producción- que los empuja a asociarse y luchar contra el orden establecido). Digamos una vez más que, los comunistas no llamamos proletario a quien realiza una actividad productiva determinada, como hacen las organizaciones de la izquierda de la burguesía, sino a quien vive privado de la propiedad de los medios de producción y que, para poder vivir, tiene que encontrar comprador para su fuerza de trabajo o/y, expropiar la propiedad privada, que lo condena a reventar de hambre. No consideramos que el proletariado sea una clase sociológica de esta sociedad, sino al contrario es la clase que se va constituyendo en la medida que asume esa contraposición vital con la propiedad privada de los medios de producción, la que desarrolla ese antagonismo hasta constituirse en fuerza social destructora de la sociedad burguesa. Por eso, mientras los sociólogos, economistas y con ellos los diferentes sindicatos y partidos del capital, teorizan la desaparición progresiva del antagonismo social y del proletariado mismo; nosotros afirmamos la agudización de todas las contradicciones del capital, la proletarización de una masa siempre mayor de seres humanos junto a un proceso de agudización imparable de la miseria relativa. En concreto el aumento de los desocupados, de los trabajadores precarios, de los trabajadores en "empleos basura" o de los pseudoempleos financiados por el gobierno o las ongs, con respecto a los trabajadores considerados industrialmente rentables, lejos de hacer disminuir el proletariado, pone al desnudo lo absurdo del mundo laboral evidenciando que este sistema social es cada vez más antagónico con las necesidades humanas. Pero además, en Argentina, como en muchos otros países, el aumento de la miseria social y de la masa de excluidos va poniendo al desnudo que un conjunto de capas sociales que tienen la ilusión de la propiedad jurídica, no son en realidad más que proletarios disfrazados, pues cualquiera sea la ilusión que se hagan, su supuesta propiedad, no es más que formal. Así centenas de miles de pesuedocomerciantes , de pseudocuentapropistas del campo y de trabajadores supuestamente independientes de diferentes tipos, trabajan en realidad para un patrón o una sociedad anónima, aunque la relación asalariada se disimule jurídicamente, para que la burguesía no tenga que pagar las cotizaciones sociales correspondientes y que el obrero sea obligado a asegurar el mantenimiento de los medios de producción y de su fuerza de trabajo. ¡El progreso en Argentina, como en otros países del mundo, es que cada vez más patrones contratan nuevos mandaderos, mozos de café o repartidores de pizza..., solo si éstos pagan sus propias cotizaciones, como independientes! De más está decir que las estadísticas y la sociología clasificarán estos trabajadores ¡en las "nuevas clases medias urbanas"!

Es verdad, que si consideramos el movimiento en Argentina, tal como lo describen los medios (no los elementos de fuerza que determinaron el movimiento del proletariado, en los que insistimos en nuestro artículo anterior), podemos constatar que también participaron en algunas asambleas y en algún tipo de caceroleo, tanto burgueses venidos a menos, como pequeños propietarios fundidos. Es verdad que dichos sectores pueden influenciar el movimiento y de hecho han luchado por hacerlo, por ejemplo en el sentido legalista, ciudadano, democrático, tratando de que, el mismo, no rompa la legalidad burguesa, que no ataque la propiedad privada. Pero la real proletarización de propietarios medios y pequeños y la fuerza de la política autónoma del proletariado (en los piquetes, escraches, saqueos...) hizo que, muchos de aquellos, se vieran atraídos por el movimiento de éste y que el encuentro en la calle haya sido para reafirmar y generalizar el ataque a la sociedad capitalista y no para defender "su" propiedad privada. Es verdad también, que otros burgueses y pequeño burgueses hicieron cacerolazos, sintiendo el asco de siempre por "esos negros de mierda que cortan el tráfico" y que algunos se especializaron en la cacerola pacífica y hasta de pequeños comerciantes, pero esa concepción se enfrentó siempre con la ruptura proletaria (como veremos en el capítulo siguiente sobre los caceroleos), tratando de aislar, expulsar y reprimir, la generalización de la acción directa que prácticamente se contrapone al orden burgués. Por ello repetimos, contra toda la corriente. lo que decíamos en el texto anterior. el problema no son los pequeños burgueses que participen en el movimiento, sino la ideología burguesa de los propios proletarios, el desconocimiento de su programa de clase. Por ello afirmamos (reafirmamos, confirmamos), contra toda la corriente, que las clases medias o pequeña burguesía, no jugaron ningún papel decisivo en el movimiento de 2001/2002 en Argentina. ¡Ni tampoco pueden jugarlo! El caso Argentino confirma la impotencia social de las clases medias y la tendencia irremediable a la polarización mundial entre defensores del orden y proletariado revolucionario.

Téngase en cuenta, que el desprecio que hacemos de la pequeño burguesía, en cuanto a su capacidad social, no quiere decir en absoluto, que la mentalidad "pequeño burguesa" (en realidad, burguesa), no haya estado presente en todas esas manifestaciones, que el legalismo, el democratismo, el ciudadanismo hayan sido superados. Bien por el contrario, como en todo gran movimiento proletario y como denunciamos en el texto anterior, el nacionalismo siguió manifestando un imponente peso contrarrevolucionario, el legalismo, el gestionismo, el politicismo fueron y siguen siendo, potentes ideologías burguesas presentes en el movimiento. Pero sería absurdo, imaginarse que el obrero de fábrica, que ese verdadero ideal del militante de izquierda burguesa (el "proletario", tal como lo definió la socialdemocracia y lo imagina el stalinismo, el trotskismo y el libertario), se encuentra más liberado de esas ideologías burguesas. Las banderitas argentinas y hasta las camisetas del seleccionado de fútbol de ese país estuvieron en las calles de todos los barrios y no solo en los barrios que nuestros enemigos definen como de "clase media", sino en los barrios obreros, en las villas, en los suburbios, en las ciudades y los pueblos de provincias. Lo mismo puede afirmarse en cuanto a las ilusiones sobre las soluciones políticas o sobre la economía alternativa. Contrariamente al mito de la izquierda burguesa, la extracción de clase, nunca constituyó una garantía política: todos los ejércitos y fuerzas represivas del mundo están constituidos por obreros sometidos al poder central burgués. Más, en el siglo XX, obreros de las grandes fábricas, bien organizados por el estado, en sindicatos y partidos, constituyeron, fuerzas de preservación del orden burgués, de defensa del trabajo y la economía nacional (ejemplo en Rusia durante el stalinismo, en el fascismo, en el nazismo, en la ola de grandes trabajos en Estados Unidos, en el peronismo, en el castrismo...), siendo objeto de manipulación estatal, contra todo tipo de protestas. Hasta el conseguir un puesto de laburo en una fábrica requería en muchos de esos ejemplos y sigue requiriéndolo hoy en muchos países, la adhesión a un partido, la sindicalización, la sumisión... El terrorismo de estado, mantenido a largo plazo, que es tan esencial en las democracias, requiere para desarrollarse no solo de burgueses grandes, medios y pequeños, que adhieran al discurso dominante, sino también de muchos obreros organizados en partidos y sindicatos. En Argentina mismo, el terrorismo de estado se consolidó y desarrolló contra las minorías activas del proletariado de las décadas del 60/70 en base a un silencio cómplice, no solo de los beneficiados con ese régimen (burgueses grandes, medianos y pequeños), sino de grandes sectores obreros perjudicados por una baja sensible de su poder de compra (el vandorismo como potencia obrera sindicalizada 8–es decir transformada en fuerza estatal– fue decisivo en la represión histórica del proletariado revolucionario): el nivel de sindicalización no disminuye sino que aumenta, en el peor período de terrorismo de estado. La idea de que el obrero trabajador, por ser de fábrica, estaría más cerca del sol de la verdad, de que el "proletario", por el hecho de serlo, lucha por los intereses de la revolución social, no es más que una vulgar apología, apenas encubierta, de lo que el capital requiere para valorizarse: el trabajo. No olvidemos que, mientras que para la socialdemocracia ser proletario es una especie de honor, para el proletariado mismo, ser trabajador productivo es una desgracia. El proletariado no es la realización del ser humano, sino por el contrario, su total perdición.

Por lo tanto, resulta tan absurdo atribuirle a la pequeña burguesía la fuerza del movimiento, como atribuirle sus debilidades, sus banderas y consignas muchas veces abiertamente burguesas, como la banderita Argentina. Lo determinante fue por el contrario la contraposición de siempre entre burgueses y proletarios, entre, por un lado, defensores del orden y el estado de sitio y, por el otro, quienes saben que no tienen nada que perder más que sus cadenas, e hicieron asambleas, escraches, saqueos, ataques a centros represivos y administrativos del capital y el estado... ¡y también golpearon cacerolas!

4- ACERCA DE LOS CACEROLAZOS

Por todos los medios a su alcance la burguesía intentó contraponer a la protesta proletaria, y especialmente a sus formas más radicales (piquetes, escraches, ataques a la propiedad privada), la protesta cívica, democrática, pacífica, legal; de descalificar la primera y presentar la segunda como la vía a seguir.

Esa tentativa de la burguesía de canalizar estatalmente lo que sucede en la calle y que sus fuerzas políticas tradicionales (partidos, sindicatos, ongs,...) no logran canalizar, es algo así como el abc de toda la dominación de clases. Dado el desprestigio absoluto de los aparatos centrales del estado (y de las clásicas fuerzas políticas de oposición y canalización), la crisis generalizada en las formas clásicas de delegación y representación, la inevitable y consecuente salida generalizada a la calle; la burguesía que ya no podía parar el movimiento, intentó al menos impedir que la ruptura con la democracia sea total, que quedara al menos algo de "civilidad", de aceptación de las reglas de juego democrático, en el comportamiento de una parte de los que ocupaban la calle. Todos los aparatos de fabricación de la opinión pública centraron sus reflectores e hicieron la apología de una forma particularmente civilizada de protesta: el caceroleo ciudadano y pacífico fue la "protesta" admisible, la forma por excelencia en que la protesta se hacía legal en contraposición al movimiento del proletariado que asumía cada vez más la lucha violenta. La televisión hacía hincapié en conocidos personajes de la clase dominante y del mundo del espectáculo manifestando, como perfectos ciudadanos, con la cecerolita en la mano. Por supuesto que esto complementa a la perfección la campaña general para dividir al movimiento en capas sociológicas y liquidar la unificación proletaria: la propaganda que opone piquete y cacerola atribuye a las famosas "clases medias" un protagonismo en el movimiento. Contribuye a esa campaña la izquierda burguesa que cuenta la leyenda de que los cacerolazos aparecieron en la época de Allende y como expresión "de la derecha". Lamentablemente pocos gritaron, en Argentina, que el de Allende, era un gobierno burgués que hambreaba y reprimía al proletariado y menos aún recordaron que es una enorme mentira decir que esa forma de protesta, apareció recién en los 70 en Chile (¡piénsese solamente en los caceroleos de los proletarios presos en todos los países del mundo!). También esta campaña divisoria penetró en el movimiento. Así, grupos de piqueteros, que participan en los enfrentamientos callejeros de diciembre subrayarán que agarraron la cacerola por primera vez el 19 de diciembre y que se plegaron a la manifestación, sin estar convencidos.

En realidad, de la misma manera que no hubo pequeños burgueses que actuaran como tales en el movimiento, tampoco hubo más caceroleros puros que los creados artificialmente e inflados, por los medios, para confundir. Esa imagen del honesto ahorrista bien vestido y que olía a acomodado durante toda su vida, que había sido víctima del corralito, que salía en la televisión golpeando la cacerolita, que no rompe vidrieras, ni hace escraches y que constituía el protagonista por excelencia de la protesta cacerolera que los medios enaltecían, simplemente no existe más que para la televisión. Fueron los medios y particularmente el grupo Clarín, que llegó al extremo de hablar, en noviembre del 2002, de la muerte del primer cacerolero: se trataba de un señor que teniendo atrapados unos 100.000 dólares le sobrevino un infarto.

Es totalmente lógico el repudio que sienten los proletarios combativos por ese perfecto ciudadano y normal entonces, que los proletarios combativos digan: "caceroleros las que me cuelgan" (es decir: "caceroleros las pelotas", "caceroleros mis huevos" ndr).

Pero si exceptuamos esa imagen, creada e inflada, por el propio espectáculo, no hay caceroleros puros. En todas partes los cacerolazos son parte inseparable de toda la protesta proletaria, es parte de la actividad organizada por las asambleas, es parte de la actividad más o menos espontánea, pero siempre organizada en un nivel minoritario, que se desarrolla en los diferentes barrios, como lo son también las pedradas y las molotov, como lo son los escraches, los cortes de rutas, las manifestaciones...

Ello no quiere decir que la burguesía (no solo tal o cual burgués trasnochado presente en una asamblea, sino las diferentes fuerzas políticas del estado) no haya intentado por todos los medios esa operación de separar al buen ciudadano "del negro de mierda que corta el tráfico", al "honesto ahorrista que en el fondo tiene razón" del cabecita negra, del vago y sucio,... "que no quiere trabajar" y sobretodo que no haya insistido por todos los medios a su alcance en la oposición entre la buena protesta representada por el cacerolero legalista que solo usa la fuerza cuando se sienta a cagar, del que apedrea el banco, del que corta el tráfico o/y hace escraches. Pero salvo las contadísimas excepciones propagandeadas hasta el cansancio por los medios, nunca logró que los cacerolazos funcionaran por los cauces legales y normales previstos por el Estado, los bomberos sociales de todo tipo no lograron hacer del caceroleo ese espectáculo soñado por la burguesía: en todas partes el proletariado rompe los cauces previstos y afirma su violencia de clase.

Citamos a continuación algunos extractos de un artículo muy representativo de esa lucha burguesa por encausar a los caceroleos, que al mismo tiempo deja en evidencia lo que afirmamos. El artículo fue publicado el 27 de enero de 2002 y reproducido en un conjunto de sitios Internet dedicados especialmente al tema de las cacerolas ( ver: Caceroleando.fateback.com) . Su titulo es "No violencia es fuerza", está firmado por Homero F. y plantea el problema así:

"No hay duda que el tema mas recurrente por estos días en cuanto a las protestas son los incidentes que en ella se producen. En el programa televisivo "Detrás de las Noticias" dijeron que hay un estudio que indica que es mayor la eficiencia de una protesta cuando mas pacífica es, por lo tanto tenemos que preguntarnos a quien beneficia la violencia.

El 25 de este mes observamos que la policía reprimió espontáneamente a los caceroleros que se volvían a sus casa por el diluvio que azotó la Capital Federal y el GBA ( nadie está en condiciones de enfermarse en los ajustados tiempos que corren). En el día de hoy escuche las declaraciones en Crónica TV de los oficiales internados por las agresiones sufridas en el Cacerolazo nacional y relataron que vieron hombres con bolsas llenas de botellas y piedras que repartían a los agresores. Lo que cualquiera se pregunta es, ¿Porqué no detuvieron a esas personas y evitaban los incidentes? La respuesta es simple, no les conviene. Es preferible dejar que estos infiltrados provoquen desmanes para luego reprimir a la totalidad de manifestantes,  opacar la expresión popular y procurar que venga menos gente la próxima vez, inculcando el miedo. Se puede decir entonces que estamos lidiando con terroristas. El día que hagamos un cacerolazo sin piedras ni bombas molotov y sin gases ni balas de goma, vamos a conseguir que la vez siguiente la gente pierda el miedo y participe de la protesta, y así sucesivamente hasta conseguir que concurran cientos de miles de personas."

Como se ve lo que más preocupa al personaje que escribe es que los caceroleos y las protestas en general, en esa Argentina convulsionada por la crisis y por la violenta lucha del proletariado, es precisamente esta lucha. Obsérvese bien que su gran preocupación es el lograr un día un cacerolazo puro, en donde no haya ni piedras, ni bombas molotov... Subrayemos también que sus criterios de verdad son los de la televisión. Es lógico entonces, que contra la ruptura proletaria y para la realización de ese sueño imposible de la cacerola sin rabia proletaria, proponga colaborar con la policía o/y constituir una policía en cada asamblea o/y colaborar con la obra policial que realiza la televisión. El buen ciudadano lleva siempre el policía adentro:

"Debido a esto tiene que ser nuestra máxima preocupación frenar a los violentos. Las formas de conseguirlo no son nada excéntricas, se pueden crear comisiones de seguridad de las Asambleas que señalen a los agitadores para que la policía los arreste y, si esto último no sucede, que las mismas comisiones se encarguen de quitarle las piedras, botellas, etc. y/o mostrárselo a la televisión. Por supuesto que esto no es nada democrático y  sería hacer justicia por mano propia, pero, si las autoridades no hacen nada no queda otro remedio que actuar por nuestra propia seguridad. Pensándolo bien, estaríamos actuando en defensa propia.

Otra cosa que se puede hacer para evitar futura violencia es organizarnos. Es preciso que dejemos la espontaneidad de lado para pasar a pensar y debatir lo que queremos con nuestros vecinos. Si dejamos acumular la bronca vamos a terminar estallando de locura y vamos a hacer cosas impensadas, no permitamos que se derrame mas sangre. Si nos podemos controlar a nosotros mismos vamos a poder reconquistar el país".

Como se ve terrorismo de estado, televisión, partidos políticos, alcahuetes de todo tipo no han podido hacer del caceroleo la protesta ciudadana, correspondiente a la clase media que tanto han insistido en crear. Pero esta tentativa de recuperación/liquidación de la lucha proletaria acerca de los caceroleos, no es exclusiva, también se intenta hacer lo mismo con los piquetes. En el capítulo siguiente veremos las formas que han asumido las tentativas de liquidar la autonomía del proletariado también con respecto a los piquetes, lo que pondrá aún más en evidencia, que la cuestión no es entre marginales y clase media como nos quieren hacer creer, sino de la vieja contradicción entre la potencia de la lucha proletaria contra el estado y las formas de su recuperación.

4- MÁS SOBRE LOS PIQUETEROS

Un compañero nos escribe citando nuestro texto anterior en donde dice "...en ruptura con los partidos parlamentarios..." y comenta:

"Hasta donde yo se, hay dentro del movimiento piquetero un sin fin de agrupaciones y/o fracciones que responden ideológicamente a partidos u organizaciones demócrata-parlamentaristas.

Ver: "QUIEN ES QUIEN EN LOS GRUPOS PIQUETEROS"

Raúl CASTEX : Dirigente combativo de los jubilados y dos años preso por saqueador, responde al P.O.

D’Elía: C.C.C Dirigente del Partido más grande y numeroso ... 3 y 1/2 millones de hab. responde al peronismo, forma parte del sistema y llama a un Frente.

De GENNARO: CCC-CTA . No forma parte del sistema; no llama a formar nada. Es dirigente de un sindicato formal-paralelo (de hecho un frente: CTA) responde al peronismo del ala centro izquierda.(Llamados "los patitos" porque visten de amarillo)

Marta MAFFEI: CTRA. Llama al "paro solidario". Es dirigente de un sindicato formal pero respetado ; es hija de un anarquista al que (según él) "...a cualquiera le sale un forúnculo": ella es peronista.

Marta GARRIÓ: Ex Diputada radical, fundadora del ARI y número uno en las encuestas electorales, quiere: ¡Otro 20 de Diciembre!

POLO OBRERO (P.O): Responde como su sigla lo indica al P.O.(llamados las "palomitas" porque visten de blanco).

MOVIMIENTO NACIONAL DE LIBERACIÓN: Responde al ex-PC y maneja mucho dinero.

MOVIMIENTO PATRIA LIBRE: Es otra línea PC y se mueve como " movimiento CHAVISTA".

EL MATE: Son ex- ERP; ex- PRT; ex- MAS: Son un grupo pequeño, principalmente trotskista, dan pelea y son cercanos a:

AGRUPACIÓN ANIBAL VERON: Estos si son desocupados sin partido. Su nombre proviene de un mártir de Salta, pero ya cuentan con tres muertos en sus filas (Ver: la masacre del Puente Avellaneda ).

ZAMORA: Es el único político al que en alguna ocasión los piqueteros dejan "caretear", así como el único que puede caminar por la calle y viajar en subte. Ex-Diputado del MAS y segundo en las encuestas electorales.

Agrupación MARTA RODRÍGUEZ: Su dirigente es DIRISPECHE FERNANDEZ, perteneciente al Grupo QUEBRACHO, ex-Montonero; ex-SIDE (Servicios de Inteligencia del Estado). Es nacionalista y no participa de elecciones.

"AGRUPACIÓN SIDE": Estos son conocidos como los infiltrados camuflados, o agentes de provocación.

"Los PIQUE-TRUCHOS" -también "los autopisteros": Son agentes al servicio de la dirigencia peronista y se les paga $ 30 + comida + UN "pelpa" (droga) por actuar cada vez que se los requiera: saqueos truchos.

MOVIMIENTO INDEPENDIENTE. JUVENTUD Y DESOCUPADOS: Todavía no está claro.

MOVIMIENTO SIN TRABAJO "TERESA VIVE": Son peronistas de centro-izquierda.

La lista sigue e incluso falta "EL PERRO SANTILLAN" pero por haberse llamado a silencio, de momento los dejamos.

NO se puede dejar afuera a la agrupación H.I.J.O.S. QUIENES NORMALMENTE participan sin banderas.

MOVIMIENTO DE TIERRA Y LIBERACIÓN: Son una agrupación similar al Movimiento de los sin tierra del Brasil..."

Luego el mismo compañero comentando el capítulo de los saqueos dice: "En este informe no se puede dejar de acordar pero es llamativo que no se toque el tema de los SAQUEOS TRUCHOS 9. Tampoco el hecho de ignorarlos borra con el codo su existencia y su importancia política, ¿Quiénes y porqué se impulsan los "saqueos truchos"? Son dos: 1) el aparato Peronista; 2) La S.T.D.E.

Los primeros lo hacen porque son los únicos que pueden capitalizar a su beneficio esta insurgencia proletaria. (De hecho Duhalde, el candidato que perdió las elecciones- tomó el Poder). Ahora es Menem quién con la misma táctica socaba el piso de su oponente.

En el caso 2 está demás que le explique a ustedes su implicancia.

Nuestra respuesta fue la siguiente:

"Comenzás con unos comentarios sobre el movimiento piquetero, en donde luego de citarnos "en ruptura con los partidos parlamentarios", parecería que en forma de contraposición citás un montón de agrupaciones o/y fracciones que responden ideológicamente a partidos u organizaciones demócratas parlamentarias y que controlarían todo el movimiento. La enumeración es interesante y particularmente útil para los que no viven en Argentina y por eso la publicamos, pero toda contraposición entre lo que nosotros afirmamos en la revista y lo que decís vos al respecto debe ser desechada.

En efecto, nosotros afirmamos entonces y seguimos afirmando que la práctica del movimiento piquetero, la acción directa que consiste en paralizar la economía mercantil, que hambrea a la especie humana se encuentra en total contraposición con la práctica de los partidos parlamentarios. Esta contraposición es general independientemente de que muchos de los participantes (y con seguridad la enorme mayoría) tengan ideologías burguesas, socialdemócratas, crean en los partidos, los parlamentos o en la autogestión o el control obrero.

En nuestro texto nosotros afirmamos esa ruptura práctica entre el movimiento social, si querés, el comunismo actuando como fuerza social de cuestionamiento de todo el orden burgués, y la práctica de todos esos partidos y fuerzas del Estado. Evidentemente que esa ruptura es relativa, que se fue cristalizando en los años del desarrollo del movimiento piquetero y los escraches, que llega a su apogeo en diciembre del 2001 y los meses siguientes y que desde mediados del 2002, y a pesar de las alzas y bajas, decae. A nosotros nos interesa subrayar que, en el máximo del proceso de ruptura, todas esas organizaciones eran incapaces de controlar, de encausar, de digitar,... el movimiento piquetero. Resulta imposible prever si ese movimiento continuará su proceso de decaimiento, si será cada vez más recuperado y digitado por fuerzas estatales (como vos describís) o si por el contrario reemergerá con más fuerzas y autonomía que nunca con respecto a todo el estado. Como nosotros luchamos por esto último, insistimos en nuestras publicaciones en esa ruptura, con todos los partidos parlamentarios, aunque no dejamos de reconocer que esa ruptura solo puede mantenerse en la pelea, que si se abandona la calle (y la paralización de la reproducción de la sociedad mercantil gracias a lo cual se hizo conocer en el mundo entero), con esperanzas parlamentarias o gestionistas. el movimiento proletario será liquidado. La mayoría de las organizaciones que vos citás trabajan con diferentes metodologías para esa recuperación. Lo jodido, compañero, es los pocos grupos que podemos citar que luchen contra todas esas recuperaciones; pero creemos que el tratamiento que le hemos dado a la cuestión, insistiendo en la ruptura proletaria con esas fuerzas, es la forma correcta, dinámica de tratar la cuestión, aunque hoy nos veamos obligados a reconocer que en el período actual esas fuerzas, de las que vos hablás, controlan mucho más los piquetes y que estos tienden, consecuentemente, a perder la potencia que los caracterizara.

Por la misma razón no mencionamos tanto lo de los saqueos y los piquetes truchos. Es una constante en el movimiento revolucionario el que los aparatos del estado truchéen de mil maneras lo que sucede en la calle. Cuanto más potente es el movimiento menos lugar tiene lo trucho para adquirir fuerza. Te acordás que en los saqueos de hace una década, solo se hablaba de lo trucho, que eran los de tal barrio que atacaban a los de tal otro, y la policía y todos los aparatos del estado lograron su jugada, te acordás que muchos compañeros nuestros en Buenos Aires, argumentaban que solo era el lumpen que se enfrentaba al lumpen, como la policía quería hacer creer y que solo una ínfima minoría de revolucionarios afirmábamos el carácter proletario de esos saqueos. Esta vez, como la fuerza del proletariado fue más general, como la contraposición entre la propiedad privada que hambreaba y el movimiento que expropiaba vida era mucho más abierta, todo lo berreta y abiertamente trucho no podía tener mucho andamiento. Por esta razón debe llamarte menos la atención que hayamos hablado menos de eso (aunque si se menciona en página 9 las tentativas de los medios burgueses por presentar los saqueos como enfrentamientos entre barrios). Además si eso podía tener una cierta importancia en la acción inmediata en la Argentina, la importancia que tienen los piquetes, para el proletariado mundial, no puede enturbiarse con esas operaciones de los milicos u otros aparatos oficiales del estado. Evidentemente que, en otro nivel mucho más concreto de análisis de detalle de "quien es quien en los piquetes", una puesta en evidencia de los diferentes casos de piqueteros truchos puede tener su importancia particular (por lo que nos pareció importante reproducir lo que vos afirmás ahora) y seguramente lo tiene, para que la acción compañera se desarrolle afuera y contra esas tentativas estatales, pero nuestro texto no podía tener, ni tenía esa pretensión de detalle".

Debemos agregar, sin embargo, que junto al terror de estado abierto contra los piquetes (que incluye además de los muertos y heridos por bala, la aprobación de toda una legislación represiva y de directivas administrativas expresamente contra piquetes y escraches, por la cual, ¡ ya se han procesado a unos 3.000 piqueteros!) se intenta por todos los medios liquidarlos, recuperarlos, digitarlos, desprestigiarlos, hacerlos ineficaces, es decir sacarles su esencia: la de imponer contra el capital una relación de fuerzas. Para eso sirve todo. Los piquetes truchos queman la imagen del piquetero y hacen creer que los piquetes no son más que manipulaciones de tal o cual partido o del poder mismo, los medios de difusión hacen creer al ciudadano que los piqueteros son unos aprovechadores que reciben sueldos para hacer cortes de ruta. Los partidos y sindicatos que se han ido subiendo al tren en marcha, como ya denunciamos en el texto anterior, van imponiendo "piquetes" que son cada vez menos, verdaderos piquetes: "piquetes" sin cortes totales, nada de capuchas para no asustar al ciudadano, aceptación del conjunto de medidas policiales para identificar a los piqueteros. El viejo sistema del garrote y la zanahoria, instrumentalizado desde el gobierno y administrado por los sindicatos, maniobras divisorias, represiones desde todos lados y aceptación de normas ciudadanas para liquidar las fuerzas de los piquetes, son las formas actuales que utiliza el estado como denuncian diferentes grupos de compañeros.

Reproducimos dos citas que son los suficientemente explícitas en ese sentido. La primera es de diciembre de 2002: "Otro suceso que muestra esta avanzada (represiva –ndr) es la imposición por parte de las fuerzas de inseguridad (que tiran pibes cartoneros al Riachuelo) de no dejar entrar a la Capital a las organizaciones piqueteras con sus bastones para hacer cordones de seguridad, e incluso pasamontañas (probé golpearme con uno varias veces sin resultados satisfactorios) y cuchillos a las encargadas de la comida. La aceptación de estas medidas humillantes por parte de las agrupaciones era algo que no se daba por ejemplo, el 27/6/02 donde intentaron hacer lo mismo pero la masividad de la movilización lo impidió. Y eso es un gravísimo error, porque están probando cuanto cedemos en la lucha, la represión brutal de hoy está fuertemente relacionada con que se viene aceptando esas imposiciones"10.

La otra de fines de junio 2003: "No seríamos francos si no dijésemos que otra de las herramientas fundamentales que el gobierno utilizó para aquietar las aguas fueron los llamados "planes de jefes y jefas", la implementación de los mismos significó un acuerdo con la FTV-CTA y la CCC en el que se comprometieron a no "hacer olas", pero también cierta tendencia a la degeneración de los sectores mas  combativos. En concreto, no se puede decir que estos últimos hayan sido una amenaza real para el régimen (o que fueron menos amenaza de lo que fueron punto de apoyo), y esa tendencia a la degeneración se vio cristalizada por ejemplo en esa marcha en apoyo a Brukman donde la seguridad del Polo Obrero (organización piquetera dirigida por el Partido Obrero) le molió la cabeza a palos a un luchador de trayectoria como Juan "Pico" Muzzio (Democracia Obrera) por considerarlo un "infiltrado", y a esta patética actitud del PO hay que agregar el silencio cómplice de las demás organizaciones que no salieron a repudiar enérgicamente este criminal episodio" 11

La denuncia de estos métodos y estas fuerzas no solo a nivel argentino sino a nivel internacional, como de los métodos y organizaciones que en este artículo hemos denunciado, es una tarea central de los internacionalistas del mundo. Nuestras contribuciones, fruto de la discusión compañera internacional, son armas a utilizar para afirmar la teoría y la acción internacionalista contra el aislamiento con el que se pretende ahogar la lucha proletaria en ese país.

Cuando cerramos este número de Comunismo, el movimiento proletario en Argentina se debate contra todas las fuerzas del capital mundial que en complementariedad con la represión directa buscan aislarlo internacionalmente, debilitarlo programática y numéricamente, liquidarlo. Más allá de los flujos y reflujos, propios de todo movimiento similar, resulta evidente que se ha llegado a una correlación de fuerzas entre las clases tal, que el proletariado no puede mantener en el mediano plazo sin dar un salto de calidad revolucionario, lo que a su vez, depende muchísimo de la correlación de fuerzas, en el resto de la región americana y en el mundo. Si hay una cosa que se ha hecho carne y conciencia de clase en los meses que han pasado es que no se puede repetir lo mismo, que hay que ir más lejos en la lucha contra el poder. Pero sobre el significado de esta lucha contra el poder, las posiciones se confrontan nuevamente. En Argentina y en el mundo hay un sin número de ideologías contra la revolución social que, como siempre, asumen nuevos ropajes y que debemos denunciar con todas nuestras fuerzas. Todas esas ideologías concuerdan en una cosa: que se debe y puede cambiar al mundo sin destruir el poder del capital, sin revolución social. Toda contribución o discusión al respecto será bienvenida dado que a la brevedad posible publicaremos una contribución al respecto.

Para terminar queremos subrayar que todos los límites, que podemos constatar, en la lucha del proletariado en Argentina, son los que existen en el proletariado mundial 12, que no se le puede pedir al proletariado de ese país que de otro salto de calidad revolucionario, sin que el proletariado de otros países salga la calle y afirme su existencia como clase internacional. La mejor solidaridad con la lucha del proletariado en Argentina es la lucha proletaria en todos los países contra la burguesía y el estado.

Hoy más que nunca, levantemos la consigna de fin de los 60 del proletariado en Argentina:

¡NI GOLPE,

NI ELECCIÓN,

REVOLUCIÓN!

Notas

1. En el resto de este artículo para referirnos al mismo diremos "nuestro texto anterior".
2. Es sintomático del euroracismo y socialimperialismo de esta organización, el no encontrar proletarios en los países que ella denomina del tercer mundo y muy particularmente en los países que bombardean los estados de Estados Unidos y Europa. Ni en Afganistán, ni en Irak esa organización denunció el terrorismo contra el proletariado, pero por el contrario sí denunció "el terrorismo contra el proletariado" ¡en los atentados de Nueva York el 11 de setiembre del 2001! No es de extrañar tampoco, que en las huelgas de funcionarios en Francia, esta organización hable de lucha proletaria y que esos mismos funcionarios en Argentina sean considerados de clase media; todo les sirve para negar la unicidad de la lucha proletaria. Los textos de la CCI fueron extraídos de su Revista Internacional número 109.
3. "Argentina: Saqueos contra el hambre", Comunismo número 26, octubre de 1989.
4. Es de Perogrullo que el gobierno de Duhalde debía, por encima de todas las cosas y a pedido, no solo de la burguesía argentina, el FMI,... sino del capitalismo mundial, intentar por todos los medios liquidar el movimiento del proletariado y en particular su columna vertebral: los piquetes, las asambleas. Por eso "desde que Duhalde llegó a la Casa Rosada y hasta la masacre de Avellaneda, la preocupación por lograr el accionar conjunto de las fuerzas represivas estuvo en primer plano". (idem pag. 75). El 10 de enero Clarín informa: "La Policía Federal, la Policía Bonaerense, la Gendarmería y la Prefectura Naval –es decir, todas las fuerzas de seguridad que cubren las jurisdicciones de la Capital Federal y el conurbano- empezarán a trabajar de manera conjunta para enfrentar la ola de inseguridad" se anunció ayer. "Voceros de la Secretaría de la Seguridad de la Nación aseguraron que no será algo simplemente declamativo: se creará un área especial que se ocupará de la coordinación".
5. A nosotros nos parece insultante, esta forma burguesa de considerar al ser humano, en función de la actividad profesional, pues la profesión no es otra cosa que la forma en el cual aquel es útil, de por vida, al capital. Ello pone en evidencia, que la vida para el explotado, no tiene ninguna otra función que la de producir plusvalor. Si a pesar de ello, reproducimos esa enumeración, es precisamente para combatir a quienes pretenden que, como seres humanos pueden tener intereses diferentes, para evidenciar que la enorme mayoría de los componentes de las asambleas no son propietarios de los medios de producción, sino por el contrario, proletarios.
6. Ver Comunismo número 32, Memoria obrera: "La mistificación democrática" en donde se presentan las tesis de Invariance (serie I) y nuestras críticas. En dicho texto nosotros exponemos porqué "la democracia, no es una mistificación, sino una poderosa realidad social".
7. Este reconocimiento es hoy sumamente a contracorriente, minoritario... la mayoría de los proletarios no se reconocen como parte de una misma clase. Es uno de los mayores problemas que tiene la revolución para avanzar y muestra hasta que punto la teoría de nuestros enemigos funciona como ideología de contención social, actúa como fuerza contrarrevolucionaria.
8. El vandorismo sigue siendo hoy el modelo hegemónico de acción sindical en Argentina, modelo que es a la vez muy similar al de otros países de América, Europa o/y Japón y que tiene las características generales del sindicalismo fascista o stalinista.
9. Trucho significa falso, no real, mala imitación de lo verdadero.
10. "A 6 MESES DE LA CARNICERIA: SEREMOS COMO DARIO Y MAXI; Frenemos la represión".
11. "A UN AÑO DE LA MASACRE DE AVELLANEDA, Seremos como Darío y Maxi (28/06/03) por Domingo Scandella.
12. Sea dicho al pasar nos cagamos en todos aquellos que contabilizan los elementos de debilidad política que existen en las banderas levantadas por los proletarios en Argentina, sin considerarse responsables junto con los proletarios del país en que se encuentran y actuar en consecuencia luchando contra la burguesía de "su país".

PERLA DE LA BURGUESÍA

"No sé que sucederá en América Latina en los próximos años. Sólo sé que el continente está desarrollando su actividad en un laboratorio social extremo y eficaz. Sea cual fuere, y por subjetiva que se piense, la distancia que hay entre los piqueteros argentinos y el brasileño Lula resulta mínima: el laboratorio América Latina se levanta de manera eficaz contra el unilateralismo del capitalismo norteamericano global."

Tony Negri "La revuelta piquetera"



A SEVERINO

Por que es que nadie te nombra
Ni en panfletos ni poemas
tal vez no cierra el teorema
le tienen miedo a la sombra
por eso nadie te nombra
pesan muchos los prejuicios
siempre con los mismos vicios
protesta institucional
de vocación patriarcal
la otra cara del oficio.

Como en los circos romanos
la sangre reina en la arena
y se repite la escena
siempre es el mismo tirano
los muertos son mis hermanos
la parca pasa y los une
sin que nadie lo importune
al soberano mutante
nos vestimos de votantes
y el capital siempre impune.

Tu nombre no se pronuncia
vindicador, libertario
que de frente ante el corsario
concretaste la denuncia
tu nombre no se pronuncia
sedicioso irreverente
contumaz tigre insolente
desterrado de la historia
pero no de mi memoria
Severino estas presente.

Los pueblos están cansados
por zurdosos entreguistas
de futuros estadistas
de hombrecillos disfrazados
la protesta es un mercado
la otra cara del tomate
esto parece un remate
arriadores de majadas
las masas están birladas
y es el rey el que da mate.

Es el hombre escarnecido
el que reclama la lucha
macilento siempre escucha
al de turno esclarecido
por accidente ha nacido
en oriente u occidente
siempre es el mismo cliente
ante el vil explotador
repugnante inmolador
del obrero y su simiente.

Me refiero al capital
sea cual sea su estado
poder monopolizado
que se propone inmortal
propuestas tal para cual
te quieren humanizar
otra forma de burlar
al obrero y su trabajo
otro golpe de badajo
siempre es el mismo cantar.

Te reivindico en mi canto
compañero Severino
elevo mi humilde vino
y al viento mi voz levanto
muy pronto se caerá el manto
de la farsa explotadora
los pueblos ya sin demora
exigen la nueva savia
con pureza libertaria
en la inclaudicable aurora.

Poema dedicado a Severino di  Giovani difundido en las calles de Buenos Aires



Recibimos y publicamos:

El palo y la zanahoria

La guerra es la continuación de la política y la economía por otros medios, por eso no puede entenderse como algo aparte, como una situación de emergencia. La ideología de la emergencia fortalece las estructuras de poder, sean estas oficiales o para-oficiales. Bajo esta ideología se reclama el apoyo de la población para amortiguar las consecuencias de la actividad del capital.

Las ONGs y la ayuda humanitaria son armas de guerra complementarias al uso de la fuerza militar. En las guerras, el dominio sobre la voluntad del contrario cuenta tanto como el control sobre el territorio o el poderío armamentístico. En este sentido la ayuda humanitaria busca derrotar las mentes de los enemigos o lo que es lo mismo forma parte de la guerra psicológica. Así podemos ver que quien administra la ayuda es, probablemente, el futuro amo del territorio.

Nuestra solidaridad tiene que expresarse en otros términos. No nos solidarizamos con Irak, Afganistán.. sino con los explotados de Afganistán, con el proletariado iraquí, con los revolucionarios estadounidenses. Nos sentimos cómplices de toda aquella persona que ataque al capital y sus instituciones de control, con motivación revolucionaria, en cualquier parte del mundo. En este sentido nuestra solidaridad revolucionaria consiste en luchar contra nuestros propios amos que forman parte de la misma clase que los amos de Irak, EE.UU., etc.

El enemigo está aquí, es visible, es vulnerable. Su tranquilidad depende de nosotros.

Extraído de Adrenalina, abril 2003, adrenalina30@hotmail.com



¡Nosotros no somos israelíes, ni palestinos, ni judíos, ni musulmanes... somos el proletariado!

* * *

No hay, ni hubo, ni habrá jamás capitalismo sin guerra. Si queremos impedir las guerras hay que abolir el capitalismo. No existe otro camino para llegar a un mundo sin guerra.

Para destruir el capitalismo es indispensable que la parte de esta sociedad que compone el ser explotado, y que se manifiesta como la contradicción viva a la tiranía económica, se constituya en una sola clase revolucionaria frente a la burguesía, en un solo partido, estructurando su fuerza mas allá de toda religión de toda ideología, de toda nacionalidad.

El internacionalismo es la respuesta proletaria frente a los esfuerzos desplegados por los diferentes capitalistas en competencia para sujetar a los explotados a la economía nacional y enviarlos a asesinarse detrás de las banderas de sus respectivas: naciones, regiones, frentes de liberación nacional, países socialistas, frentes antiimperialistas, pueblos oprimidos... El camino para salir de las contradicciones con las que el capitalismo intenta aislar al proletariado en paquetes, dividirlo en estados, se encuentra en el rechazo absoluto de todo tipo de enrolamiento en un campo nacional. Los explotados del mundo entero no tienen ningún interés común con quienes los explotan, y nada en las contradicciones interimperialistas puede eliminar la agravación de su situación de explotado. Nada en la pugna entre fuerzas interburguesas puede relativizar su interés de combatir sin descanso a la clase capitalista.

Para atar al proletariado a los valores patrióticos, la burguesía recurre sistemáticamente a artificios ideológicos, que intentan dar consistencia a la ficción nacional y que la burguesía vende a aquellos que domina. La investigación universitaria burguesa inventa orígenes prehistóricos a la nación, "descubre" a los primeros habitantes y rápidamente los transforma en un "pueblo" al que se trata de definir a través de una comunidad de lengua, cultura y religión. Una vez definidas esas "raíces", el historiador transforma ciertos aspectos de la lucha de clases en luchas de "liberación", enarbola héroes locales "muertos por la patria", santifica los sufrimientos de los pretendidos mártires y así queda establecido el nacimiento de la nación. La historia de las "constituciones nacionales" es así jalonada de toda una serie de leyendas que pretenden justificar la mitificación nacional, construir una unidad que tiene como única función la de ocultar ideológicamente la constitución del capital en estado y permitir, al capitalismo, la disposición de un proletariado dócil, domesticado, que acepta su condición en nombre de la unión ficticia existente entre él y aquellos que lo explotan.

Y en el juego de leyendas, cuanto más los ideólogos nacionalistas logran presentar su creación patriótica, bajo los rasgos de una pequeña víctima oprimida, clamando en alto y con fuerza las vejaciones impuestas por algún poder rival, más logran, los agentes capitalistas, inscribir las contradicciones sociales en la leyenda de la ideología nacional y constituir en torno a dicha nación oprimida un consenso nacional. "La opresión de un pueblo" es la puerta de entrada ineludible tomada por los capitalistas locales para perpetuar sus crímenes y encerrar al proletariado en la trampa de la defensa nacional.

En la realidad, no hay "naciones oprimidas", ni "naciones opresoras": sólo hay contradicciones capitalistas, que todas las fracciones burguesas intentan ocultar para encubrir la explotación con la ficción nacional.

La "nación" se transforma en una fuerza bien real y material cuando logra que toda la sociedad civil, comprendido el proletariado, se deje embaucar y defienda su inmunda bandera, en una especie de unión matrimonial entre proletarios y burgueses, sórdida unión que permite a estos últimos enviar a los primeros al matadero en nombre de la defensa de la patria. La unión patriótica, materialización más clara e importante de la ideología nacional, es determinante para el desencadenamiento de las guerras capitalistas.

Sea cual sea la fuerza material de esta ficción nacional, en todos los casos tenemos que recordar que concretamente el explotado permanece sometido a la represión policial, a los impuestos, a la represión, a la cretinización, al trabajo, a la extorsión de la plusvalía... sea cual sea la patria en la que se encuentra encuadrado. El proletariado no tiene patria, su interés se encuentra en la unificación de sus fuerzas mas allá de las fronteras, fuera y en contra del terreno que las diferentes fracciones burguesas erigen para llevar adelante sus batallas capitalistas. La victoria del proyecto comunista, que la clase revolucionaria porta en sus entrañas, depende directamente de su capacidad de imponerse como partido internacional, como fuerza apátrida, a-nacional. Esta verdad, que afirman los revolucionarios desde que existe el asalariado, jamás tuvo más actualidad que hoy en día, y la dificultad de imponer esa perspectiva conduce a situaciones cada vez más dramáticas.

Lo que sucede actualmente en Oriente Próximo es un ejemplo espantoso de la invariable y podrida unidad entre capitalismo y guerra y de las dificultades que encuentra el proletariado para encontrar el camino, necesariamente internacionalista, de la lucha para destruir las clases. Sin embargo, las violentas contradicciones, que provoca esta situación de guerra generalizada, determina a los proletarios de los campos en presencia a buscar otras vías que aquellas en las que se trata de encerrarlos. Esas vías conducen a la lucha directa contra "su propio" explotador, a la lucha contra "su propia" burguesía, a no tirar contra sus hermanos de clase, a construir redes que permitan a los soldados de ambos campos desertar, a organizar una resistencia frente a "sus propios" oficiales, a "su propio" estado, al rechazo de toda guerra. Es decir, a la organización del derrotismo revolucionario.

En este artículo queremos subrayar algunos ejemplos que se inscriben en este camino y situarlos en una perspectiva histórica, republicando, al final de este artículo, un volante internacionalista redactado en yiddish y difundido por algunos militantes revolucionarios en plena "segunda guerra mundial", en el mismo momento en el que la polarización entre fascismo y antifascismo destruía toda unidad proletaria. Esos revolucionarios rechazaban el antifascismo y la publicidad unilateral que se daba a las atrocidades perpetradas por los verdugos fascistas para empujar a la unión entre proletarios judíos y burgueses judíos. Luego de la reproducción de este volante, publicamos algunas notas históricas a propósito de sus autores.

Israelí o palestino, todo patriotismo es asesino

Israel, Palestina, cada día aporta su lote de informaciones unas más insoportables que las otras. Bajo los ojos azorados de una mayoría de los espectadores indiferentes, casi silenciosos, convencidos de su impotencia, los medios de imbecilización de la opinión pública preparan cotidianamente un festival de imágenes que permiten "admirar", casi en directo, los últimos avances del arte guerrero: una casa es reventada por un tiro de helicóptero, un niño asesinado en los brazos de su padre, una enfermera recoge brazos y piernas en el medio de una pizzería, una mujer llora a su familia enterrada viva bajo los escombros, un combatiente agoniza ensangrentado... Los días se suceden, los hombres políticos e intelectuales se turnan para lanzar una opinión tan circunstancial como inoperante sobre las matanzas cotidianas, los bombardeos diarios, las ejecuciones arbitrarias, las demoliciones de las casas, las destrucciones de barrios enteros, los encarcelamientos masivos, los francotiradores, los kamikazes, los tanques y los helicópteros omnipresentes en las ciudades. Estos comentarios de falsa desolación no son sólo declaraciones de impotencia, sino que tienen como objetivo hacer que el ciudadano se familiarice con una sociedad en la que todos los aspectos de la vida son progresivamente militarizados, y en la que reina el terror por todos lados.

Para no inquietar al idiota útil extasiado frente a la televisión, para impedir que actúe y asegurarse que irá a trabajar al día siguiente sin protestar, se completa la información con reportajes sobre los esfuerzos de paz, sobre el envío de emisarios especiales, sobre el voto de resoluciones; se hace intervenir a aquellos que fueron galardonados con el premio Nobel, se muestra a parlamentarios extranjeros, pacifistas europeos en los check-points ("lugares de control") israelíes. Para terminar se asegura a todo el mundo de que personas "autorizadas" tomarán a cargo la cuestión y harán todo lo posible para resolverla. Lo que sin lugar a dudas permite al ciudadano aceptar al día siguiente las mismas imágenes sangrientas sin sentir la necesidad de reaccionar.

Y a los proletarios que se plantean, a pesar de todo, ciertos interrogantes, se les tranquiliza asegurándoles que no son capaces de cambiar el rumbo de los hechos. Para obligarlos a permanecer indiferentes frente a lo que enfrentan sus hermanos de clase en Oriente Próximo, se les sumerge en explicaciones que metódicamente llevan toda reflexión sobre la guerra a una cuestión de naciones rivales o conflictos religiosos seculares e inextricables. Tanto desde la derecha como desde la izquierda, escuchamos la afirmación según la cual la única solución es la creación de un estado palestino que coexista pacíficamente al lado de su vecino, el estado de Israel. Lo máximo de lo que es capaz el pensamiento democrático queda en evidencia cuando el mismo se detiene en la concepción de nuevas fronteras, en la organización de mejores cuerpos policiales y la estipulación de las nuevas condiciones de explotación que surgirán de las nuevas relaciones de fuerzas entre estados.

Estado palestino, nación israelí, religiones judía y musulmana... ése es el círculo de fuego en el que la ideología dominante pretende encerrar toda tentativa de entender lo que pasa empujando inevitablemente, y es el interés de la burguesía, a una polarización, a una demarcación entre aquellos que defienden a "los israelíes" y aquellos que defienden a "los palestinos".

Nunca se hace la más ínfima referencia a la existencia de intereses sociales opuestos, a la pertenencia a clases sociales diferentes; jamás se menciona que entre un alto responsable político y un soldado, entre un comerciante en armas y un desocupado, entre un banquero palestino y un adolescente de Gaza que tira piedras, por ejemplo, existe un antagonismo tan profundo como aquel que opone al predador con la presa que ambiciona. Para el mundo presentado por los medios de comunicación, las clases sociales simplemente no existen, . Los periodistas ignoran voluntariamente todo lo que puede separar al joven reservista israelí catapultado en el frente, del general de carrera que lo envió ahí como carne de cañón. Poco importa si el primero es un desocupado y el otro un gran accionista, los defensores del orden tratarán siempre de meternos en la cabeza que son antes que nada israelíes o/y judíos. De la misma manera, los jóvenes estudiantes que se suicidan haciendo reventar un ómnibus son asociados, como palestinos, musulmanes, a los muy bien protegidos mollahs que los convencieron de que ser mártir es un "don de Alá" y el medio más rápido de acceder al paraíso.

La poderosa realidad democrática crea y desarrolla permanentemente la ideología y penetra metódicamente todo el espacio social, hasta sus más escondidos rincones, para asimilar, a todos los niveles, al proletariado a "su" estado, para ahogarlo en una falsa comunidad nacional y disolverlo en el pueblo. Las nociones de "pueblo palestino" y de "pueblo israelí" sofocan toda contradicción de clase; materializan la igualdad del mundo de la mercancía, un mundo en el que no existen ricos ni pobres, ni banqueros ni refugiados, ni terratenientes ni obreros agrícolas, sino donde únicamente reina el interés común de defender un mismo estado.

El poder de la burguesía podría medirse precisamente, además de su pretensión de negar a su adversario proletario, según su capacidad de disimular su propia existencia como clase. Es por ello, y de forma complementaria, que la ideología dominante evita publicitar los acuerdos que hacen los burgueses entre ellos cuando se supone que se están haciendo la guerra. Así, con respecto a Oriente Próximo no existe razón alguna para perturbar la solidez del escenario basado en los "enemigos nacionales irreconciliables", ni mostrar las trastiendas burguesas de esta impostura, trastiendas cimentadas con grandes acuerdos comerciales, financieros y económicos entre "judíos" y "musulmanes" supuestamente en guerra. La embestida informativa evacua casi sistemáticamente todo lo que podría designar de alguna manera la existencia de estos intereses comunes que enlazan, independientemente de su nacionalidad, a los capitalistas israelíes con los capitalistas palestinos.

Así, por ejemplo, cuando la Autoridad palestina se instaló en Gaza, los periodistas hicieron todo lo posible para no hacer la más mínima alusión a las importantes concesiones monopolísticas refrendadas por los dirigentes palestinos a favor de compañías israelíes. Así no se hará ni una sola referencia a las gigantescas transacciones a favor de las firmas israelíes que permitían, a una serie de personajes de alto rango del ejecutivo palestino, enriquecerse rápidamente. Tampoco dijeron nada de las personalidades palestinas que, rentabilidad obliga, corrían apresuradamente a colocar sus dividendos en las cuentas bancarias... del estado de Israel. Como todo esto no corresponde a los esquemas que la ideología dominante impone, los medios de difusión no tienen reparos en no mencionarlo. Israelíes o palestinos, la realidad muestra que los capitalistas no tienen patria, sino aquella que les da más beneficio y que no tienen problema alguno para, tanto en un lado de la frontera como en el otro, explotar a sus compatriotas, firmando alegremente contratos entre ellos. Justamente el revelar estos hechos podría poner al desnudo las verdaderas contradicciones de clase y revelar la función esencial que juega el patriotismo en la organización social capitalista, es decir, disimular el antagonismo social. Por eso estos hechos no saldrán de la boca de los periodistas de los principales medios. Son buenos perros guardianes del orden social.

Frente a la situación caótica que reina en esta región y frente al impresionante cordón ideológico, queremos recordar, en las líneas que siguen, que únicamente el camino de la lucha proletaria podrá eliminar en Oriente Próximo, como en todo el mundo, la guerra, y que esta ruta pasa inevitablemente por la ruptura clara y definitiva con las uniones nacionales que cada estado se esfuerza por reproducir. Las rupturas realizadas por el proletariado en Palestina y la determinación con la que continúa enfrentándose al terrorismo burgués son un paso importante en esta dirección.

Ruptura con la paz social en Palestina y resistencia a la recuperación nacionalista y religiosa

La continuidad de la lucha contra todos los estados, que desde hace muchos años lleva adelante el proletariado en Palestina, es ejemplar. Ella se enraíza en la situación intolerable que se le impone. A los proletarios, encerrados en su mayoría en campos de concentración, como el de Gaza, sólo se les permite existir como ejército industrial de reserva, como una inagotable fuente de fuerza de trabajo que los burgueses palestinos e israelíes utilizan según sus necesidades. Esta concentración de proletarios en su gran mayoría desocupados, obligados a aceptar cualquier trabajo, por las dificultades enormes que tienen para sobrevivir en los campos, permite al mismo tiempo a las burguesías de ambos lados de la frontera mantener una presión general sobre los salarios. Esta realidad confiere un papel doble al ejército israelí: ejército de ocupación y verdadera policía regional que garantiza a la burguesía local el mantenimiento de las condiciones de explotación en vigor.

Frente a estas condiciones extremas de explotación, frente a esta represión particularmente violenta, necesaria para mantener esas condiciones, el proletariado lleva una lucha incesante, antes que nada contra el ejército israelí, que es el enemigo directo que tiene enfrente, que destruye sus casas, humilla a los proletarios, asesina cotidianamente, pero también contra el estado y la policía palestina, contra todas las fuerzas que se oponen a su lucha.

En este breve texto, cuyo objetivo es subrayar algunas acciones que se sitúan en la perspectiva de una respuesta internacionalista y derrotista revolucionaria, no vamos a retomar la historia de múltiples luchas que jalonan la combatividad proletaria en Palestina, particularmente desde el establecimiento de un estado palestino oficial. Mas allá de la resistencia permanente a las agresiones de los policías y de los soldados israelíes, mencionemos rápidamente los enfrentamientos violentos con la policía palestina, los ataques a las prisiones, las liberaciones de prisioneros denunciados como terroristas por ambos estados (israelí y palestino), los ataques a las comisarías, los sublevamientos generalizados en diferentes zonas... que constituyen ejemplos de una práctica que se contrapone a fronteras, banderas e intereses de la nación local.

La última ola de revueltas en la franja de Gaza, Cisjordania, y otros lugares, desatada cuando el estado de Israel y la OLP fundaron en común acuerdo el nuevo estado palestino, fue particularmente significativa. La misma atestigua de la enorme ruptura con la pacificación social emprendida por el estado palestino, sus jefes, su policía torturadora. En efecto, desde la decisión internacional de oficializar la existencia del estado local palestino, surgieron sucesivas intifadas 1 en los territorios ocupados que muestran hasta que punto el proletariado de la región se encuentra poco inclinado a aceptar la "nueva" realidad que la clase dirigente pretende imponerle.

Así, los proletarios apiñados en la franja de Gaza reaccionaron desde que vieron que el nuevo estado palestino ponía en marcha una serie de medidas para favorecer la acumulación de los ricos comerciantes, banqueros y otros OLP "tres estrellas", que de buenas a primera podían enriquecerse más rápidamente: apoyo a los representantes de los grandes clanes, atribución de puestos ministeriales a los terratenientes, aparición de una casta de funcionarios palestinos bien pagados, bien alojados y circulando en espléndidos autos nuevos... Es decir pasó en Palestina lo mismo que había sucedido en Europa del Este luego de la "caída del muro": los burgueses se hicieron más visibles y la miseria se hizo más flagrante. Como toda lógica capitalista, el dinero de las subvenciones tenía que servir para "estimular la iniciativa y la inversión privada", lo que significaba concretamente favorecer a los empresarios palestinos, como por ejemplo a los muwâttanîn, familias ricas de abolengo y a todos aquellos que habían logrado acumular capital durante la ocupación, y estimular financieramente el establecimiento de negociantes palestinos de la diáspora que anhelaban invertir junto a otros capitales extranjeros. Asimismo, las donaciones internacionales fueron esencialmente utilizadas para construir altos edificios en el centro de Gaza con apartamentos que cuestan entre 45.000 y 60.000 dólares. Cabe subrayar que estos precios son para la región sumamente caros, no obstante ser más baratos que los apartamentos de lujo en los que viven los altos responsables de la Autoridad palestina 2.

Los refugiados, los obreros, los desocupados de Cisjordania y Gaza tienen muy pocas razones para festejar la constitución del nuevo estado palestino. Como pudieron constatarlo práctica y amargamente, el espacio del que disponen no solo está delimitado por los alambrados electrificados israelíes que protegen a los colonos, sino también por los límites que le impone la necesidad de desarrollo de los capitalistas palestinos. Esto es lo que constata una periodista a propósito del escaso lugar de que disponen los refugiados en Gaza: "El campo de Khân Younis no puede desarrollarse, ni siquiera provisoriamente, hacia el oeste por las colonias que lo rodean. El campo de Shâti tenía un poco de margen al norte, pero la Autoridad palestina ha preferido atribuir estas preciosas tierras gubernamentales a un proyecto privado para la construcción de un hotel de lujo". ¿Qué más elocuente ilustración, que ese miserable espacio dejado a los refugiados, de la manera como el proletariado entra en las previsiones de los planes de expansión capitalista, sean israelíes o palestinos? "¿Porqué las playas permanecen cerradas?", se interroga un refugiado palestino en 1996, "el mar es el único lugar donde es posible olvidar un poco. Acá se construye un hotel, allá un club de oficiales y entre los dos hay un gabinete de Arafat. Y tanto en el sur como en el norte, colonias judías". Los proletarios, que detrás las banderas de la "liberación nacional palestina" pensaron que luchaban por un pedazo de tierra siguen en el mismo encierro infernal: la única patria que les concede el nuevo estado palestino se sitúa entre los alambrados eléctricas de las colonias judías y los hoteles de lujo palestinos.

Otro ejemplo del interés del estado palestino por sus "compatriotas" proletarios es el silencio que se hizo, durante las negociaciones de los acuerdos de paz, sobre la cuestión de los 11.000 proletarios de Palestina encarcelados por el estado de Israel. En un primer momento, la cuestión de los prisioneros fue pura y simplemente "olvidada". Luego de una serie de violentas manifestaciones de protesta, se incluyó este punto en los acuerdos del Cairo de 1994 pero tampoco se hizo nada con respecto a los presos. Hisham Abdel Razeq, responsable palestino de las negociaciones sobre la cuestión de los prisioneros, expresa su decepción: "No tengo explicación válida para darles [a los prisioneros] sobre las razones por las que aún están en la carcel. [...] Tienen la impresión de que sus jefes los abandonaron en el campo de batalla. Los prisioneros jamás imaginaron que llegaría el día en que ministros palestinos vendrían a visitarlo a la prisión" 3.

Concretamente, para el proletariado el establecimiento de un nuevo estado nacional implicó claramente una degradación de sus ya miserables condiciones de existencia. En 1996 se dio un aumento de la tasa de desocupación de un 8,2 % en seis meses, alcanzando así el 39,2 %, mientras que en 1995, los habitantes de Gaza que tenían "la suerte" de tener un empleo en la franja de Gaza perdieron un 9,6 % de sus salarios, y aquellos que trabajaban en Israel un 16 % 4. Todo esto mientras que, por el contrario, la clase capitalista se enriquecía sobre la base de los acuerdos establecidos con diferentes empresas israelíes.

Sin embargo, no fueron únicamente los comerciantes los que se beneficiaron con los acuerdos de Oslo, el estado palestino pudo también desarrollar su policía gracias a dichos acuerdos. Es totalmente normal que la perspectiva de una expansión comercial capitalista vaya de par con la intensificación de la represión. Recordemos que desde 1994, en que empezó a funcionar la policía palestina la misma no dejó de encarcelar y de utilizar la tortura como medio de represión y terror social 5 . Desde entonces la situación no ha cesado de empeorar. A partir de febrero 1995, Arafat, para cumplir con la promesa que hizo a Rabin de luchar contra el terrorismo, puso en pie la Corte Militar Suprema para la Seguridad del Estado, que emprende toda una serie de procesos nocturnos y expeditivos. En 1996, la Seguridad palestina no duda en ejecutar a "activistas" y, en 1997 se cuenta ya una veintena de muertos en las cárceles del flamante estado palestino.

Los acuerdos del Cairo, pactados entre los estados de Israel y Palestina en 1994, preveían el despliegue de una fuerza de 9.000 hombres, entre los cuales 7.000 miembros del Ejército de Liberación de Palestina, hacia Gaza y Jericó. Apenas dos años más tarde, la policía palestina contaba ya con 21.000 miembros, y esas cifras no han parado de aumentar. La policía palestina se ha transformado rápidamente en la principal empresa y la principal fuente de salarios en la franja de Gaza. A las Fuerzas de seguridad general, de investigación y de defensa civil, previstas en los acuerdos, se ha adicionado progresivamente las de la Seguridad Preventiva, que entre otras cosas se ocupa de controlar el paso de palestinos a Israel, trabajo que antes únicamente asumían los milicos israelíes, así como de la investigación militar, la guardia presidencial, la Fuerza 17 y la Fuerza 87 destinadas a "misiones especiales", y la policía de fronteras. Cada rama de la Seguridad dispone de sus propias prisiones (solamente en la franja de Gaza, en l996 habían 24), sus propios investigadores, su propio espíritu de cuerpo. Cada habitante de Gaza puede ser arrestado en repetidas ocasiones por diferentes ramas de la Seguridad. Se propuso también a ciertos disidentes de Hamás entrar en la policía para formar un "departamento de la moral", encargado de la lucha contra la prostitución, el consumo de alcohol..., algunos obtuvieron inmediatamente el grado de oficiales de policía y el salario correspondiente. En pocas palabras, los proletarios no tardaron mucho a constatar que en Gaza se contaba un milico por cada cincuenta habitantes 6 .

Evidentemente, el ejército israelí no tuvo ningún reproche con respecto a esa "violación" del acuerdo del Cairo, pues esperaba sinceramente que la policía palestina, formada parcialmente por él mismo, pudiese suplantarlo en su tarea represiva. Un ejemplo característico de esa afortunada colaboración entre policías fue la transmisión, a los milicos palestinos, de la tarea de filtrar la entrada en Israel de los obreros palestinos en el famoso punto de chequeo de Erez.

"La policía palestina se encargó de filtrar a los trabajadores a través de una serie de cordones escalonados hasta la frontera. Incluso los soldados israelíes tuvieron que admitir que a ellos le era muy difícil enfrentarse a las súplicas de aquellos que intentaban pasar sin permiso. Entonces de lo que se trataba era de ahorrar a los israelíes este penoso trabajo y de delegarlo a la policía palestina. [...] No fue necesario mucho tiempo para que los de Rafah ridiculizaran amargamente los siete cordones palestinos que tenían que pasar antes de llegar al punto de control israelí 7 ".

La policía israelí, como todas las fuerzas del orden del mundo, sabía perfectamente que una policía local ("de proximidad", como la formula hoy en día el eufemismo republicano francés para designar a sus policías de los barrios obreros) sería mucho más aceptada que un ejército de ocupación, que un milico "extranjero". Sin embargo, el rechazo de la paz social, cuyo testimonio son las sucesivas intifadas, ha arruinado parcialmente esa historia de amor que unía a las policías palestinas e israelíes 8 . El estado palestino, completamente desbordado e incapaz de mantener el orden, no tuvo otra posibilidad que la de verse obligado a dejar volver a su "maestro", su referencia en materia de represión: el ejército israelí que intervendrá nuevamente, retomando posiciones en las ciudades autodenominadas autónomas, deteniendo y/o asesinando a los militantes, reprimiendo toda expresión de bronca proletaria.

El estado palestino, casi totalmente desacreditado tras tantos de años de controles policiales, encarcelamientos, torturas, no tenía otra solución que la de jugar de nuevo la carta de la "oposición a Israel". Los ricos comerciantes y los políticos palestinos provenientes del extranjero, que apenas tuvieron tiempo para construirse un barrio chic en Gaza, reprocharon al estado de Israel la ruptura de los acuerdos concertados y denunciaron una nueva agresión. Luego, para asegurarse que en tanto que capitalistas "menos-poderosos-que-sus-rivales-israelíes" no serían puestos en el mismo saco que "el enemigo sionista", enviaron a sus milicos y soldados a mezclarse con los jóvenes proletarios en lucha para tirar algunas balas contra los tanques israelíes, preparando así la coartada de una nueva y sórdida unión nacional.

Sin embargo, el discurso antiisraelí no logra, sino a duras penas, proteger a la OLP y la dirección del estado palestino de la rabia que sienten los reprimidos por él. Yasir Arafat ha estrechado la mano de muchos responsables políticos israelíes, colaborado en la constitución de una policía local con su susodicho enemigo, permitido, ver impulsado, la represión, la tortura, encarcelado a aquellos que el estado de Israel pedía, entregado prisioneros palestinos al estado de Israel...

Pero claro, el estado palestino continúa jugando la carta de "el enemigo israelí", para recomponer la unión nacional interna y ocultar el papel represivo que juega a dúo con el estado de Israel desde hace años, pero no es suficiente; la unión patriótica a la que llama la OLP sigue siendo sumamente frágil, a pesar de asumir su función desorganizadora, frente al proceso de autonomización que tiende a seguir una buen parte del proletariado en Palestina.

Una consecuencia perversa del descrédito de la OLP y de Yasir Arafat es, evidentemente, la fortificación de otros grupos nacionalistas y religiosos, como Hamás o la Yihad Islámica, que logran desviar y recuperar, en sus propias redes, la combatividad que se expresa en los "territorios ocupados". Estos grupos sacan un enorme beneficio de la situación desesperada en la que se encuentran los proletarios palestinos, sofocados por la enorme máquina de guerra israelí, y que cada día se ven confrontados a la pérdida de un amigo, un pariente, un vecino. Toda la ciencia de los grupos islámicos reposa en la transformación del odio proletario contra la guerra que le es hecha (¡odio también contra su enemigo directo que le tira a matar!) en una agresividad asesina "contra los judíos" en sí. Como en Francia durante el período de 1940-1945, cuando los francotiradores y partisanos del Partido "Comunista" intentaron liquidar el combate anticapitalista con la célebre consigna "A chacun son boche!" ("¡A cada uno su alemán!"); hoy, grupos como Hamás y demás se vanaglorian de la desesperación de quienes no tienen gran cosa que perder y desvían su rabia contra "los judíos", "los impíos", "los ateos". Estas bandas palestinas, sean nacionalistas y/o religiosas, tienen como función social la de transformar el rechazo violento de las condiciones sociales impuestas a los proletarios en Palestina en una simple guerra nación contra nación, y a las víctimas no resignadas de la guerra en asesinos convencidos de los "enemigos de la nación".

Pero el éxito de los promotores del martirologio es relativo. Muchos parientes de los jóvenes proletarios enviados al matadero se enfrentan a los comanditarios. En una emisión de la televisión israelí, para las familias de militantes palestinos encarcelados o asesinados en el transcurso de atentados suicidas, un padre y una madre exclamaron "¡Qué los mollahs que enviaron a mi hijo vayan ellos al martirio!". Esta revuelta contra la utilización de los proletarios como carne de cañón es indudablemente mucho más general de lo que nos deja entrever la propaganda oficial. Por otro lado, toda la combatividad en Palestina no es recuperada por esas estructuras nacionalistas o religiosas; varios grupos de militantes continúan estructurándose de manera autónoma y escapando a las recuperaciones nacionalistas y antisemitas. En realidad existe una combatividad general del proletariado que manifiesta regularmente una voluntad de autonomía, tanto frente a la Autoridad palestina como frente a los grupos islámicos. Así, por ejemplo en octubre de 2002, un proletario quiso vengar a su hermano, asesinado por la policía antidisturbios durante una manifestación contra Arafat, ejecutando al responsable policial de esa unidad represiva. Los milicos palestinos se lanzaron a su búsqueda, pero no lograron capturarlo por la buena y simple razón de que los habitantes del barrio donde vivía hicieron todo lo que pudieron para impedir su detención, ocultándolo y lo defendieron con todas sus fuerzas atacando, incluso, los vehículos de la policía. La Autoridad palestina atribuyó estos hechos a Hamás, pero los habitantes del bario en cuestión desmintieron explícitamente esa acusación 9 . Esta situación no es para nada excepcional; cada vez existen más situaciones similares, en las que la necesidad de actuar diferenciándose de todos sus enemigos empuja, en los hechos, al proletariado a contar sólo con sus propias fuerzas.

En la multiplicación de estas acciones de resistencia y en la extensión de la autonomía política que ésta implica se encuentra, sin duda alguna, la posibilidad de desarrollar la respuesta anticapitalista, y por ello internacionalista, que opone el proletariado a todas las condiciones atroces a las que está sometido. Una respuesta basada en la diferenciación de clase y no de nación; una respuesta que tenga en cuenta la oposición total existente entre soldados y oficiales, entre obreros y patrones, entre proletarios y burgueses; una respuesta que estimule y fomente las oposiciones existentes y que empuje a los proletarios que hay bajo el uniforme del ejército israelí a reconocerse en el combate social que llevan adelante sus hermanos en Palestina, y no en las órdenes asesinas de sus oficiales. Una respuesta que, por sobre todas las cosas, delimite programas excluyendo de sus propias filas a los falsos amigos del proletariado, a todos aquellos que buscan recuperar el odio de clase y transformarlo en combate nacional o religioso por un nuevo estado, un nuevo espacio capitalista mejor adaptado a sus necesidades.

Es evidente que el camino del internacionalismo pasa hoy en día en Palestina por la respuesta inmediata contra las humillaciones y las torturas impuestas. No se trata de esperar con beatitud que la solidaridad internacionalista surja espontáneamente de las cabezas de los soldados israelíes que actúan asesinando. Es precisamente la acción directa, llevada adelante por los proletarios en Palestina contra los soldados israelíes que les disparan, que los encierran en los campos y los torturan, que constituye la más poderosa incitación a los soldados del otro campo, para que rompan con la unidad nacional y se subleven contra sus oficiales.

Sin lugar a dudas, esta acción directa del proletariado toma hoy en día una serie de formas, más o menos confusas, más o menos dirigidas. Los colonos y el ejército israelí son claramente objetivos de primer orden de aquellos que resisten al terror militar, pero es evidente que la situación desesperada en la que se encuentra el proletariado, encerrado en los campos frente al asesinato sistemático de sus hijos, parientes, amigos, compañeros, exacerba hasta tal punto su profunda necesidad de golpear al enemigo que a veces se enturbia y se hace aproximativo el blanco al que se apunta, así como el método que se utiliza 10 .

No obstante, queremos subrayar aquí la hipocresía y el cinismo de aquellos que ponen en una misma bolsa a una franja de proletarios que intenta resistir y volcar su desesperación en una acción más o menos suicida y al enemigo de clase que toma la forma de asesinos determinados, perfectamente entrenados y sobrealimentados, que no vacilan en disparar sobre niños refugiados en los brazos de sus padres, liquidar a los heridos que son transportados en ambulancias, enterrar vivos a los habitantes que no quieren abandonar sus casas, tirar mísiles sobre edificios llenos de proletarios...

¿Qué dosis de cinismo le hace falta a la burguesía internacional para intentar hacernos pasar por "terroristas" las reacciones de los proletarios en los campos y por "lucha antiterrorista" la acción de esos soldados que destruyen las casas, encarcelan y torturan o bombardean poblaciones enteras de los campos de refugiados, como fue el caso, recientemente, en Rafah y Khân Youonis, que son las zonas más pobres de todos los territorios palestinos? ¿Qué comparación puede hacerse con el terror que los soldados imponen cuando se divierten tomando como blanco las cisternas de agua que hay en los techos o reventando a culatazos las puertas de las casas para aterrorizar a los niños, cuando confiscan los documentos de identidad con cualquier pretexto o golpean a los prisioneros con grandes cables eléctricos utilizados como látigos? ¿Qué comparación es posible con la situación en los campos de refugiados, donde el simple desplazamiento de un proletario de una ciudad a otra, de un pueblo a otro, incluye invariablemente todo tipo de vejaciones? Ni hablar de las humillaciones cotidianas: el guardia de frontera que tira por tierra el puesto de tomates de un pequeño vendedor, los militares que vacían sus basuras en los barrios obreros, los funcionarios que cortan la electricidad de barrios completos por el no pago de una u otra factura... Los hacedores de guerra israelíes saben perfectamente bien que una guerra se gana desalentando al adversario, con más razón si éste se manifiesta más en el terreno social que nacional, y ésta es la razón por la que el ejército asesina deliberadamente un número imponente de civiles, niños, obreros..., crímenes que fingen llorar como errores 11 . Un estudio de la asociación israelo-palestina, Physicians for Human Rights (PHR), observa que durante los cinco años de la primera Intifada, cada dos semanas un niño menor de seis años recibió una bala en la cabeza. Recientemente, un tirador de élite del ejército israelí explicaba a una periodista que las órdenes de los superiores eran de "tirar contra los niños de más de doce años y de aspecto peligroso"12 . ¿Puede alguien creer, todavía, que se trata de errores?

¡Cuanta hipocresía es necesaria para invocar "el terrorismo", para descalificar las pocas balas proletarias que, en respuesta a este terror, alcanzan sus objetivos! ¡Qué siniestra comedia aquella que habla de "lucha contra el terrorismo" para designar las artimañas de los colonos israelíes organizados en verdaderos escuadrones de la muerte, que no dudan en asesinar a proletarios desarmados, torturar y matar a sus prisioneros, bajo el ojo benevolente y la bendición del ejército!

Los proletarios en Palestina abren el camino del derrotismo revolucionario, desobedeciendo a "sus propias" burguesías, rechazando la paz social y las condiciones de vida que le son impuestas, actuando con autonomía de clase. A través de su acción, alientan y estimulan en la práctica a los proletarios en Israel para que desobedezcan también a sus propios dirigentes, primera etapa que hará posible una comunidad de lucha internacionalista en la que se afirme la lucha contra la burguesía de ambos campos, contra los ejércitos de los dos lados, contra los capitalistas de cualquier país.

Brechas en la unión nacional del estado de Israel

El descrédito de los jefes palestinos oficiales, el rechazo de la paz social en Palestina y la combatividad del proletariado frente al gendarme israelí no han impedido que la situación del proletariado en los territorios ocupados siga siendo horrible tanto por la política llevada a cabo por los dirigentes palestinos como por la política de terror que lleva adelante el estado de Israel. Luego de la reemergencia en septiembre de 2000 de una nueva Intifada en Palestina, dicha zona es el escenario de masacres casi cotidianas, masacres que expresan la enorme desproporción de fuerzas militares, a favor del ejército israelí, como podemos constatar en la fría contabilización de muertos de un lado y otro: desde septiembre del 2000 se cuentan aproximadamente 1.800 muertos del lado palestino y 600 del lado israelí 13 .

Este poder militar encuentra sus orígenes en el apoyo indefectible que recibe el estado de Israel por parte del campo occidental, y particularmente por los Estados Unidos, apoyo que se relaciona directamente con la principal función que se le atribuye: la represión general del proletariado no solamente en Palestina y en Israel, sino en toda la región, conocida por su agitación social. La función de gendarme atribuida al estado de Israel, en los hechos la represión de todo movimiento social en la zona, permite a la burguesía occidental, tanto local como internacional, la explotación, en términos de relativa paz social, de las fuentes petroleras de Oriente Medio, fuentes vitales para la industria internacional 14 . Las cifras de apoyo occidental traducidas en términos financieros son una imagen de los intereses imperialistas concentrados en la región. Desde 1984, solamente la ayuda oficial anual de la burguesía de Estados Unidos al estado de Israel fue de 3.000 millones de dólares, desglosados en un 40 % de apoyo económico y un 60 % del militar. Si a esta suma le agregamos los 2.000 millones suplementarios de ayuda indirecta (diferentes programas particulares militares, apoyo militar proveniente del ministerio de defensa, garantías no exigidas...), llegamos a una cantidad anual aproximada de 5.000 millones de dólares, lo que significa, más o menos, el tercio del presupuesto de ayuda exterior estadounidense 15 .

Pero si hacemos abstracción de la ayuda militar occidental directa, ¿en qué se asienta la correlación de fuerzas tan favorables al estado de Israel? En que se construyó, principalmente, como en toda guerra, sobre el poder de la unión nacional, una unión que se extiende más allá de las fronteras del estado oficial y que, alimentado por las campañas antiterroristas internacionales, murmura que "Israel tiene también todo el derecho de defenderse contra el terrorismo", derecho que le reconoce también el estado palestino. La lucha "contra el terrorismo" es la puerta de entrada de la represión, es un verdadero permiso de matar internacionalmente, otorgado por el conjunto de fracciones que apoyan permanentemente la represión llevada adelante por el estado de Israel, en particular por los estados de Estados Unidos y Europa.

El apoyo internacional al papel represivo que juega el estado de Israel en la región hace evidentemente primordial esta unión nacional, una unión particularmente organizada en torno al ejército: militarización omnipresente, servicio militar extremadamente largo y valorizado, justificación del rol de susodicho protector del Tsahal, construcción de prejuicios favorables a los soldados, economía militarizada, población militarizada, gigantesco presupuesto militar...

Desgraciadamente, el proletariado en Israel cuestiona poco esta situación súper militarizada, a pesar del desarrollo que tuvo y aún tiene la lucha en Palestina. Concretamente, los sublevamientos repetidos en Cisjordania y Gaza no han impedido que los proletarios en Israel se acantonen en una influencia culpable frente a las masacres perpetuadas por el ejército israelí, cuando no son pura y simplemente alineados detrás de los planes de la burguesía israelí para aplastar las sucesivas Intifadas. Hay que constatar que, la mayoría de las veces, los proletarios en Israel no han hecho más que reproducir la ideología del enemigo de clase, lo que, en el contexto de enfrentamientos sociales que se desarrollan en Palestina, es particularmente grave en consecuencias para sus hermanos de clase.

Las justificaciones de las acciones llevadas adelante por el ejército israelí se arman de diversas ideologías, según las fracciones que las defienden: los rabinos bendicen las armas que asesinan a los palestinos en nombre de "la lucha contra el Mal", mientras que los laicos, con Simón Peres, premio Nobel de la paz, a la cabeza, estigmatizan "la lucha contra el terrorismo"; pero todas se reivindican de la "madre patria", en realidad "la madre-ejército", al que no se llama más "ejército", sino por su sobrenombre Tsahal, ¡cómo si se quisiera diferenciar de los otros ejércitos para darle un carácter protector y bienhechor de esos asesinos!

Más aún, lo que es común, a todas esas explicaciones de la guerra de destrucción que lleva adelante el estado israelí, es la consolidación que encuentran en esa especie de reivindicación mística de los sufrimientos históricos del "pueblo judío", que se levanta como garantía indiscutible de la validez de la actual acción represiva. Como en todos lados, pero en este caso con mucha más fuerza, el estado impone la justificación profunda de su existencia en una mezcla de ideologías y religiones que impiden toda contestación, todo cuestionamiento de la versión oficial de las razones que fundamentan su acción. "El holocausto es la nueva religión de estado en Israel", declaraba una artista israelí judía, para explicar la dificultad de formular cualquier crítica al estado 16 . En efecto, reproduciendo las mismas justificaciones emitidas durante la mayoría de las guerras llevadas adelante por el campo occidental en estas últimas décadas, el estado de Israel legitima el terror, que siembra actualmente en la medida que su ejército avanza, hablado del supuesto abismo que separaría a sus propios crímenes de las atrocidades cometidas con respecto al proletariado judío por el campo vencido, el estado alemán, durante la llamada segunda guerra mundial. Estas sórdidas comparaciones en la escala de horrores capitalistas, además de lo que ocultan 17 , son los cimentos de un enorme consenso nacional en el que todo cuestionamiento del terrorismo del estado local choca con este extraordinario dogma que induce que "no existe ningún sufrimiento infligido a quien sea que se pueda comparar con la persecución que sufrió el pueblo judío durante el nazismo". Un universitario de Tel Aviv, militante contra la guerra llevada adelante por el estado de Israel, denuncia recientemente el cinismo que se oculta detrás de este implacable razonamiento, en lo que describe como "la lógica de Auschwitz":

"He ahí la lógica de Auschwitz en un cascarón de nuez. Ramallah no es Auschwitz, Israel no es el Tercer Reich. No tenemos campos de exterminio y no hemos masacrado un tercio de la población palestina en las cámaras de gas. Por ello, lo que hacemos es correcto. Podemos cubrir los territorios ocupados de gases lacrimógenos y de sangre, podemos asesinar y herir y torturar y amenazar y desposeer, podemos encerrar a millones de personas con alambrados electrificados y con tanques en los minúsculos enclaves, podemos asediar y bombardear cotidianamente, podemos enviar a las mujeres en cinta caminando al hospital, y podemos también disparar sobre las ambulancias, puesto que mientras permanezcamos, aunque sea a 10 centímetros por debajo de las atrocidades de la Alemania nazi, todo irá cada vez mejor, y ni se atreva a hacer una comparación. Se dice a veces que lo Mejor es amigo del Bien. Israel está mostrando que lo Peor es el mejor amigo del Mal. Y muchas gracias a Adolfo Hitler por haber puesto tan insuperables normas".18

Estas notas no parten del punto de vista proletario, pero le valieron a su autor toda una serie de amenazas e intimidaciones que certifican la lógica de hierro que nuestra clase tiene que afrontar cada vez que se emite la más mínima crítica al estado de Israel. Es peor todavía atacar la religión del holocausto en Israel que cuestionar el integrismo democrático en Europa occidental. Cuando vemos, por ejemplo, la manera como se descalifica como "filofascista" toda reacción que busca salir del parlamentarismo 19 , podemos imaginar el terror que debe representar para un proletario en Israel lanzar una crítica a la religión del estado local, lo que evidentemente, no disculpa la falta de solidaridad práctica de ese proletario con su hermano en Palestina.

Y ni hablar de las críticas al ejército y de todos aquellos que se resisten al enrolamiento militar generalizado. La objeción de conciencia es, particularmente en tiempo de guerra, considerado un delito clasificado de "alta traición" 20 , el pacifismo toma, en Israel, otras dimensiones, distribuir un simple volante que llame a parar la guerra o que se oponga a la proliferación de las colonias, equivale a arriesgar el pellejo frente a los militantes del Kach o a los colonos.

Sobre esta base la unidad nacional en Israel es muy poderosa y, como ya lo subrayamos, el proletariado se encuentra prácticamente disuelto en ella. Es por eso que las pocas rupturas que se designan últimamente frente al orden social local son aún más interesantes; rupturas que parten de soldados israelíes y que parecen generalizarse a otros sectores. Así, el 26 de enero de 2002, 53 oficiales y soldados de reserva del ejército israelí hicieron público su rechazo de "combatir en esta guerra por la paz de las colonias [...], de combatir en los territorios ocupados para dominar, expulsar, matar de hambre y humillar a un pueblo entero". El llamado fue publicado en el cotidiano israelí Haaretz.

Ésta no es la primera reacción en este sentido. En agosto de 2001, 62 estudiantes anunciaron su decisión, por motivos políticos, de no responder a un eventual envío hacia los territorios ocupados. Pero esta nueva reacción publicada en un diario israelí como si fuese una publicidad y firmada directamente por militares en ejercicio, sacó a plena luz una realidad por lo general cuidadosamente ocultada.

Así, como lo hicieron los 53 firmantes, más de 400 reservistas o soldados israelíes han pronunciado, desde el comienzo de la nueva Intifada en septiembre de 2000, públicamente su rechazo a combatir en los "territorios ocupados", y 40 fueron encarcelados por ello. Yair Hilu, de dieciocho años, fue recientemente condenado a prisión militar por haber rechazado el servicio militar "en esa entidad violenta que es el ejército", según sus propias palabras. El estado israelí no da, evidentemente, mucha publicidad a estos hechos, como tampoco el estado palestino; por ello es difícil conocer el número exacto de proletarios que se oponen a la guerra, pero se calcula, sobre la base de estimaciones del mismo ejército, que por una persona que hizo público su rechazo a servir al estado, hay ocho o nueve soldados que expresan la misma posición, sin animarse a enfrentar directamente a sus superiores. Durante la primera Intifada, de 1987 a 1991, más de 2.500 soldados se negaron claramente a ir al destino que tenían acordado: Cisjordania y Gaza. Sobre la base de los cálculos establecidos precedentemente, ello significaría que hubo aproximadamente 20.000 soldados que se opusieron a partir hacia el frente y de una manera u otra, se vieron confrontados a la represión del estado.

El ejército israelí relativiza esta realidad y, a pesar de los testimonios y el número creciente de toma de posiciones que van en ese sentido, repite incesantemente que "la moral es buena" y que los "soldados están motivados". Sin embargo las reacciones del estado no dejan ninguna duda con respecto al miedo a que la desobediencia se generalice. Un síntoma evidente de esto es que las autoridades militares israelíes evitan sistemáticamente encarcelar en sus prisiones a los refractarios acusándolos abiertamente de eso. Justamente, para evitar que se agite la causa del rechazo a la guerra se acusa, muchas veces, a los refractarios de cualquier otro delito. Por otro lado, aquellos que resistieron muy ostensiblemente al estado tienen, por su rechazo general al sistema, derecho a un tratamiento particularmente humillante, para así servir como ejemplo y desalentar a otros refractarios. Otro síntoma: la prohibición explícita a todo periodista extranjero de hacer cualquier reportaje, que no sea sobre la base de la información oficial suministrada por el ejército israelí. Esta decisión fue tomada luego de que varios conscriptos, entrevistados en el mismo campo de batalla, plantearan su desconcierto y su incomprensión de los objetivos de esas batallas frente a las cámaras. Pero el terror a la desobediencia social del proletariado toma un cariz más manifiesto aún en la adopción, el 22 de mayo de 2002, del plan de austeridad presentado por Sharon, que prevé una reducción de los subsidios para las familias cuyos hijos no han hecho el servicio militar. La unión nacional incondicional en torno a la guerra llevada por el estado de Israel es claramente el objetivo al que se dirige esta medida.

En efecto, se trata de impedir todo apoyo a aquellos que son denunciados como "saboteadores de la moral de la nación". El verdadero problema actual de la burguesía israelí es ¿cómo impedir que los problemas planteados por los proletariados, a los que se les impone el uniforme, se transformen en una respuesta social y revolucionaria del conjunto del proletariado? Sin lugar a dudas, por más inconsistentes y dispersas que sean, estas reacciones de proletarios en Israel frente a la guerra contienen los gérmenes de una polarización social que puede transformar la guerra entre los estados israelí y palestino, en un enfrentamiento de clase, un enfrentamiento entre, por un lado, los defensores de la nación y el capitalismo y, por el otro, una clase social que va tomando conciencia que la defensa de la nación, a la cual la fuerzan, solo sirve a los intereses de quienes la explotan.

Para ejemplificar estos gérmenes de polarización social, basta detenerse en la lectura de ese primer llamado de 53 soldados israelíes a no combatir "en los territorios ocupados" y en las reacciones que provocó. Si solo nos quedamos en lo que el texto explicita veremos que contiene enorme cantidad de debilidades: los que firman justifican los sacrificios hechos en el pasado a favor del estado de Israel, toman como referencia la seguridad del estado, deploran la degradación de la imagen "humana" (sic) del Tsahal (ejército de Israel) y pretenden continuar sirviéndolo. Pero más allá de lo que expresa formalmente el texto, lo que es interesante es la negativa de ir a masacrar como lo ordenan los superiores, que el llamado implica. Para apreciar a su justo valor la importancia de esta posición contracorriente hay que tener en cuenta el contexto de unión nacional compacta que reina en Israel y no olvidar que el rechazo efectuado por esos soldados de las conminaciones de sus superiores conlleva, en ese país un conjunto de consecuencias muy duras: represión social, insultos, desprecio, aislamiento... No se trata de una reacción antimilitarista en un contexto de paz social o en el marco de "permisividad" de la democracia parlamentaria, se trata de una ruptura frente a uno de los estados nacionalmente más unidos del mundo, un estado que juega un papel de gendarme decisivo en toda la región. Oponerse a la lucha que impone el Tsahal, denunciando los sufrimientos infligidos a los proletarios en Palestina, equivale a enfrentarse directamente a toda esa coherencia política sacada de la mitología del pueblo mártir y armada de la ideología del antifascismo internacional, cimiento ideológico de los estados vencedores y dominantes desde la llamada segunda guerra mundial. Por eso dicho enfrentamiento no puede ser banalizado.

Inmediatamente sus autores fueron calificados de "revisionistas", "traidores", "judíos rencorosos", "antisemitas". Dichos insultos se aplicaron también a todos los que habían apoyado el llamado 21 , y el diario que lo había hecho público fue denunciado y numerosos "intelectuales" inmediatamente se demarcaron de este documento. Para contrarrestar los efectos derrotistas de ese llamado y el entusiasmo que produjo entre numerosos proletarios, que finalmente veían escrito, bien clarito, lo que muchos ya pensaban pero no se atrevían a formular, el estado reaccionó rápidamente con su terrorismo inherente. El ministro de Educación, Limor Livnat, exigió la inculpación de 200 universitarios que apoyaban a esos soldados, la prensa burguesa y los religiosos llamaron a apoyar la moral de los militares, el cotidiano Yediot Aharonot, publicaba el 7 de mayo de 2002 cartas de los niños de escuelas públicas religiosas que llamaban a los soldados a "matar a la mayor cantidad de árabes posibles", a "agujerear a los palestinos con los F-16"... Asimismo, el parlamento israelí estudia propuestas de ley que estipulan una pena de cinco años de encarcelamiento a todo aquel que manifieste "la expresión de un apoyo a una organización terrorista", y por ello condena todo contacto con todo tipo de organización palestina.

De una manera u otra, y a pesar de que es muy pronto para hablar de un movimiento que se generaliza, si este pequeño texto ha suscitado tantas reacciones por parte del estado, es porque revela las brechas que tienden a formarse contra la unidad nacional. Luego de la publicación de este texto, en enero de 2002, el número de los que lo firman se ha extendido, las últimas cifras que poseemos datan de marzo de 2002 y señalan 357 firmantes. Pero más allá de esa iniciativa, otras informaciones hablan de más de mil proletarios israelíes que, de una manera u otra, no cumplen su servicio militar, sean estos conscriptos, reservistas o incluso oficiales. A éstos se les llama refuzniks, y según diferentes asociaciones, y con toda la prudencia necesaria cuando citamos estas cifras, el apoyo que tendrían en el interior de la sociedad llegaría al 25%.

Se han producido otras iniciativas públicas, del tipo de los 53 firmantes. Por ejemplo la carta de Sergio Yahni, codirector de Alternative information center 22 , enviada el 19 de marzo de 2002 al ministro de Defensa Ben Eliezer, que tuvo un cierto eco, y presenta con mayor profundidad la contradicción contra el estado, no solo por negarse a ir a combatir en los territorios ocupados, sino en general, en el ejército israelí: "Como judío, los crímenes que comete esta milicia contra el pueblo palestino me repugnan. Mi deber, como judío y como ser humano es el de rechazar categóricamente todo tipo de participación en ese ejército. Como hijo de un pueblo víctima de pogromos y de destrucciones me niego a jugar cualquier papel en vuestra política malsana. Como ser humano es mi deber negarme a participar en toda institución que comete crímenes contra la humanidad". Reproducimos esta carta en el recuadro adjunto.

Las referencias a los "crímenes contra la humanidad" y otras expresiones fetiches del estado de Israel, que utilizan cada vez con más frecuencia los proletarios judíos para denunciar la política de la burguesía israelí, muestran que la cohesión nacional construida a partir del pasado como mártires es cada vez menos sólida. Es una señal interesante de erosión de la unión nacional. La nación israelí, aunque esté bien sellada por una serie de factores extremadamente poderosos y se arraigue en la leyenda aclasista de un pueblo judío portador de una inmensa tragedia histórico religiosa cuya función es la de fijar toda contradicción social, no puede sin embargo impedir que el proletariado se rebele contra la degradación material de sus condiciones de existencia.

Muchos de los que ayer proclamaban su adhesión incondicional al estado de Israel, sobre la base del mito de la tierra prometida, del pueblo elegido, de las dificultades de crear esa pequeña patria en el medio del desierto, a los sufrimientos padecidos durante la segunda guerra mundial..., hoy tienen muchas dificultades para justificar la actividad terrorista y asesina del estado israelí. La guerra y la degradación de la situación social determinan que un número cada vez más grande de proletarios se encuentren en contradicción con la ideología de "su" burguesía. Supresión de los subsidios, aumento de los impuestos escolares y de los gastos de salud, planes de austeridad cada vez más dolorosos, espacio de vida completamente militarizado, represión de todo cuestionamiento, diferencia cada vez más ostensible entre ricos y pobres, aumento visible y espectacular de la tasa de suicidio 23 ..., todos estos son los elementos del paisaje nacional actual que conduce inevitablemente a los proletarios en Israel a definirse materialmente en tanto que explotados y no en tanto que judío o israelí. Y a este nivel, una vez cuestionados los mitos específicos sobre los que descansa, mitos diferentes en cada estado, el estado de Israel revela su verdadera naturaleza y aparece por lo que es: una maquina de opresión como todo estado capitalista, con la especificidad de ser un gendarme en toda la región del Oriente Próximo. Más allá del mito igualitarista de los "padres fundadores de Sión" y de los proyectos de la Tierra Santa, se designa simplemente la exigencia de una clase dominante que, para asegurar el buen funcionamiento del capitalismo en la región, estructura su desarrollo en torno de la búsqueda de benéfico, con todas las consecuencias que ello implica en términos de política de terror en lo interior y lo exterior. Como toda clase dominante, la burguesía israelí no solo necesita que reinen el orden en el interior de sus fronteras para que funcionen sus empresas, sino también tiene que tener los medios de asumir su expansión frente a sus competidores. Por ello, para disciplinar a "su" proletariado, mantener el orden capitalista en la región y permitirse un desarrollo imperialista, es necesario un ejército compacto y disciplinado, imponer el servicio militar obligatorio, desarrollar un estado fuerte, capaz de reprimir, extenderse, colonizar, gestionar las deportaciones, asumir las masacres..., en pocas palabras, capaz de cometer una serie de crímenes totalmente similares a los que denuncia en contra de los judíos y que precisamente han servido de justificación al establecimiento del estado de Israel en Palestina

Efectivamente, la necesidad imperiosa de conquistar territorios obliga al estado, en Israel como por todo el mundo, a desvelar la naturaleza inhumana de su ser. Como consecuencia de esta situación, los oficiales y ministros están obligados a exponer claramente sus consignas, a afirmar explícitamente sus intenciones, y el mito de la nación mártir comienza a reventar. "Rómpanles los huesos" ordenaba Yirtzhak Rabin a principios de la primera intifada, y sus soldados actuaron sin ninguna contemplación. Hoy se habla pura y simplemente de deportar o de asesinar masivamente a los proletarios encerrados en los campos. El ex general Efi Eitam, apenas nombrado ministro por Sharon, encuentra la idea de "transferir" políticamente "atractiva"; según este antiguo miembro del partido laborista, en caso de guerra generalizada, "pocos árabes quedarán. [...] Ahora somos testigos de un debate intelectual de la peor especie entre israelíes: una discusión alrededor de la eventualidad de deportar y asesinar masivamente a los palestinos" 24 . "Purificación étnica", "transferencia", "deportación", "apartheid"... son los términos que se pronuncian cada vez más seguido como solución final en las discusiones internacionales de la burguesía con respecto a los proletarios en Palestina. El capitalismo sigue siendo el capitalismo, sea cual sea su tipo o color y se llega a cualquier tipo de caricatura: oficiales israelíes han tomado la, no tan original, iniciativa de tatuar números en los brazos de los palestinos que detienen.

En pocas palabras, los proletarios israelíes escuchan menos crédulamente las fábulas que cuentan los burgueses para enviarlos regularmente, a ellos y a sus hijos, al frente. El precio humano que deben pagar por la defensa de la idea nacional entra, cada vez más violentamente, en contradicción con, las implicaciones sobre sus propias vidas, del horror material de la guerra.

Claro está, que estas resistencias tienen actualmente grandes dificultades para superar las barreras del prejuicio nacional. Ya vimos que las raras reacciones se limitan, en la mayoría de los casos, a un punto de vista que opone la "buena" política a la "mala" política para el país. Sin embargo, sin subestimar el peligro que representa la ausencia de un verdadero programa revolucionario, persistimos en defender que esas ilusiones ideológicas son menos importantes que los mismos hechos. Hoy en día, en Israel, jóvenes proletarios rechazan el servicio militar y se enfrentan decididamente al desprecio social del que son objeto. Los conscriptos hacen públicas las razones por las cuales no quieren combatir; soldados ya retirados hacen llamados a no ir a los territorios ocupados; familias enteras apoyan a reservistas refractarios, a pesar de lo jodido que puede ser para la familia la perdida de todo el salario 25 .

El asco a la guerra toma diferentes caminos, de la objeción de conciencia al rechazo puro y simple, y más allá de la inevitable confusión propia a todo esbozo de resistencia al capitalismo y a la guerra, la realidad esta ahí: en un espacio también controlado ideológica y militarmente, como el de Israel, los proletarios comienzan a reafirmar sus intereses elementales -como el de no reventar- y comienzan a organizarse para defenderlos.

La carta enviada, por un joven soldado israelí, a "su" general, en la que se niega a combatir, revela mucho más explícitamente este punto de vista de clase y oposición de intereses existentes entre generales burgueses y soldados proletarios. Esta carta, titulada "Mi respuesta al general", es otro testimonio, ciertamente aún tímido pero interesante, de ese proceso que, en todas partes y épocas, conducen en un momento u otro a soldados, que fueron empujados por sus jefes hacia el odio del proletariado vecino, a darse vuelta y mirar más bien del lado de los emisarios asesinos, del lado de los patriotas, del lado de la autoridad militar.

El reservista Yigal Bronner responde, al general que lo convoca en octubre pasado a "participar en operaciones militares" en la franja de Gaza, diciendo que sabe que dicha misión implica obedecer a órdenes y que, en un momento u otro, se encontrará en un tanque frente a un oficial que también obedece órdenes superiores y que le ordena lanzar un obús sobre palestinos. "Yo soy artillero, soy el tornillo más chiquito de una perfecta maquinaria de guerra. Yo soy el último más pequeño eslabón de la cadena de mando. Se supone que yo tengo simplemente que obedecer a las órdenes, reducir mi existencia a un estímulo-reacción, escuchar la orden de ‘fuego’ del comandante y apretar el gatillo para concluir el conjunto del plan. Se supone que yo tengo que hacer todo esto con la simplicidad y naturalidad de un robot que a lo máximo sentirá las sacudidas del tanque cuando el obús es eyectado y vuela hacia su blanco... Pero tengo un defecto, afirma parafraseando a Brecht, soy un ser humano y puedo pensar. [...] Entonces, me veo en la obligación de desobedecer a vuestra convocatoria. No apretaré el gatillo."

Ver, en recuadro, el texto íntegro.

Para recompensar su franqueza, Yigal Bronner fue condenado a veintiocho años de prisión, durante los cuales es objeto de malos tratos y de humillaciones incesantes. Trabaja catorce horas por día en la cocina de un cuartel de jóvenes conscriptos, se le prohíbe hablar con los otros prisioneros, se le confisca sus pertenencias personales, no tiene ni una almohada ni una manta para dormir, y se le humilla obligándolo a ponerse un sombrero todo el día 26 . En resumen, soporta, como a todos los que se intenta someter a una obediencia imbécil, la corriente vileza de todos los ejércitos del mundo, de todos los estados del mundo. Pero a la imagen de lo que soportan muchos otros proletarios en Palestina, en Israel u otros lugares del mundo, estas vejaciones construyen las determinaciones de mañana, aquellas que hoy portan los refuzniks israelíes a transformarse mañana en revolucionarios internacionalistas. Y cuando se constituyan como tal, no será solamente a través de cartas que el proletariado responderá a la violencia de los generales.

¡No somos israelíes, ni palestinos, ni judíos, ni musulmanes,... somos el proletariado!

La consigna que ha servido de título a este artículo, se inspira de la respuesta mordaz que huelguistas británicos dieron a sus propios explotadores que, durante la llamada primera guerra mundial, los acusaban de ser cómplices del enemigo: "¡no somos ingleses, ni alemanes, somos el proletariado!". Esta precisión política, remitida aquí con vigor y orgullo, a la jeta de los nacionalistas británicos, implica en una situación de guerra imperialista, un salto de calidad esencial para el desarrollo de la revolución. No solo porque se desolidariza con la unión nacional, y por ello contiene el enfrentamiento con "su propia" burguesía, sino también porque cuando rechazan la identidad nacional, con la que nuestros enemigos pretenden encadenarnos, los proletarios afirman simultáneamente los lazos naturales que los unen a los proletarios de otras naciones.. He ahí la esencia fundamental del derrotismo revolucionario. Denunciar a "su" burguesía como su enemigo directo, y enfrentarse ("no somos ingleses..."), afirmándose como clase revolucionaria ("somos el proletariado..."), es un estímulo fenomenal para la generalización de la lucha de clases, inclusive en el campo llamado adverso.

Es también el reto que estas brechas podrían contener, es decir, desarrollarse en el interior de esa unidad nacional tan indispensable para el estado de Israel para poder continuar asumiendo su papel de gendarme en Próximo Oriente. No hay dudas de que esos conscriptos que se niegan a servir al ejército le resultan abiertamente molestos al estado, pero para que sean algo más que simples "objeciones de conciencia", relativamente soportables y encuadradas por el estado, tienen que armarse de una perspectiva social. Una perspectiva social que no sólo resida en la extensión del los refuzniks, sino principalmente en el hecho de que estos proletarios definan abiertamente su rechazo al ejército como un enfrentamiento contra el capitalismo, como un enfrentamiento no únicamente contra los ministros "corruptos" y los "malos" generales, sino contra todo el sistema que los produce, contra "sus propios" burgueses, contra el estado en su totalidad.

"No somos israelíes...": la explotación no tiene fronteras, no podemos defender fronteras que dirigen nuestra explotación; no tenemos intereses comunes con los burgueses que nos explotan y que nos envían a combatir; queremos la derrota de "nuestros" explotadores, de "nuestros" burgueses, de "nuestro país" para abolir toda explotación y toda frontera...

"Ni palestinos...": provocando la derrota del capitalismo allí donde nos encontremos, fomentamos prácticamente a que los proletarios del otro campo continúen e intensifiquen su lucha; llamamos a nuestros hermanos de clase, sometidos en el campo nacional adverso, a reconocerse como hermanos de clase, a asociarse en los filas de aquellos a los que llaman refuzniks, a desobedecer a sus propios oficiales, a utilizar nuestras redes para desertar, a fraternizar con nosotros, a utilizar nuestros propios espacios para derrotar juntos a toda la burguesía...

"¡Somos el proletariado!"... Nuestra identidad no es nacional, sino social, pero somos más que obreros de la construcción en Gaza o en Tel Aviv, más que aquellos que lanzan piedras en Palestina o que los refuzniks israelíes; mucho más que las categorías sociológicas en las que intentan encerrarnos... En tanto que proletarios somos más que una masa de explotados, somos un proyecto social revolucionario que tiende a abolir toda clase social, somos el comunismo.

Sin lugar a dudas el proletariado en Israel no tiene aún la capacidad de desarrollar una práctica revolucionaria que se articule entorno a estas audaces formulaciones (como tampoco en Palestina o en el resto del mundo hoy en día), pero las rupturas que hemos saludado en este texto, por más aisladas o confusas que sean, testimonian del desarrollo ineluctable de la contraposición a los proyectos mórbidos y bárbaros del estado capitalista, y se van enmarcando en ese camino.

Ya lo observamos, la fuerza de estas rupturas es que surgen del interior, que se enfrentan prácticamente a su propio ejército, a su propio estado, a sus propias ideologías..., y todo esto a pesar de que la claridad programática aún está dramáticamente ausente, que las formulaciones no solo no sean lúcidas, sino totalmente inadecuadas. La vía de la lucha de clase está trazada por el mismo desarrollo de la catástrofe capitalista, por la incapacidad del capitalismo a ofrecer otra cosa que una agudización de la explotación y de las guerras, y son estas determinaciones las que obligarán al proletariado a reconocerse más abiertamente como sujeto revolucionario, y a afirmar plenamente la abolición del estado como perspectiva.

Si aún socialmente no es el caso, en la actualidad ya ciertas minorías intentan, en contra de la corriente, defender ciertos aspectos de esta perspectiva. Así, por ejemplo, un volante firmado "Judíos contra el sionismo", distribuido el 18 de mayo de 2002 en Londres, durante una manifestación izquierdista "por los derechos de los Palestinos", en el que "judíos" denuncian los crímenes de "su" estado, dentro de una perspectiva mucho más global que asocian a la abolición de todo estado:

"El sionismo es un producto intrínseco del nacionalismo mundial, del colonialismo y del estatismo. El sionismo, que nace en el momento en el que mundo está a punto de ser dividido y el sistema estado-nación europeo consolidado, es el cómplice de Occidente y una calamidad para los palestinos. La alianza sionista, con el poder y la tiranía, no hace de él, el protector de los judíos. Colabora permanentemente con los racistas y los asesinos para continuar la colonización de Palestina. En oposición a esto, nosotros apoyamos a todos aquellos que buscan derrocar a ‘sus propios’ gobiernos, a ‘sus propios’ dirigentes. Nosotros apoyamos las luchas que buscan derrotar al estado y al capitalismo [...]. Los fundadores del sionismo rechazan la posibilidad de vencer el antisemitismo a través de la lucha popular y la revolución social [...]. El racismo y la opresión, que demuestra el estado de Israel, no tiene nada de extraordinario. Las traiciones históricas del sionismo no tienen nada de excepcional: es el lote de toda forma de nacionalismo. Nuestro antisionismo se basa en la oposición a todo estado, a toda frontera, a toda nación; se basa en la oposición a los dominadores y a los explotadores del mundo enero.

¡Por una intifada global

y por la abolición de toda frontera!" 27

Los campos de batalla permanentes que constituyen los estados israelí y palestino como espacio de vida, como utilización macabra del martirologio para alimentar sus necesidades respectivas de carne de cañón, propulsan, cada vez más, a los proletarios a romper con la religión de cada estado respectivo, y a designar el enemigo común. Enemigo común que en toda época y sea cual sea "nuestra nacionalidad" es el capitalismo, el estado que lo estructura, el ejército que lo defiende, la burguesía que lo encarna.

Frente a todos aquellos que intentan canalizar nuestras revueltas anticapitalistas en un terreno nacional, reivindiquemos alto y fuerte la bandera de los sin patria, la lucha de los sin grado, la perspectiva internacional de una sociedad sin clases.

Desarrollemos nuestras organizaciones sin tener en cuenta "nuestras nacionalidades". Luchemos por la fraternización, por tomar contacto a ambos lados de la frontera y desarrollar los vínculos militantes que permitan a los proletarios de cada lado escapar a los oficiales, a los mollah o a los rabinos que pretenden enrolarnos.

¡Desarrollemos juntos la lucha contra "nuestra propia" burguesía! ¡Demos vuelta nuestras armas y apuntemos contra quienes nos envían a masacrarnos! ¡Desarrollemos el derrotismo revolucionario!

Es en este contexto de lucha sin cuartel que lleva adelante el proletariado en Palestina, en el contexto de las primeras brechas en la unión nacional que se producen en el estado de Israel, que proponemos a continuación en "Memoria Obrera" un volante que fue producido en 1943, en el que militantes revolucionarios llaman a los proletarios "judíos" a luchar contra "su propia" burguesía, rompiendo abiertamente con el antifascismo y el estalinismo que buscaban designar a todo alemán como su enemigo.

"No creáis en los mentirosos nacionalistas. Los obreros alemanes e italianos son, como nosotros, víctimas, son nuestros hermanos de clase", declaraban los militantes de los Comunistas Revolucionarios cuando se dirigían en yiddish a los obreros "judíos".

Ayer, hoy y mañana, frente a todos aquellos que pretenderán dividirnos, distorsionar nuestras luchas, encontrar "diferencias" de situación para justificar mejor la pertenencia a un pueblo específico, sea éste el "elegido" o el "mártir", repliquemos, como los autores del volante: "¡los capitalistas se unen contra nosotros, unámonos contra los capitalistas!".

Marzo de 2003


Obreros judíos, compañeros:

El primero de mayo es el día del proletariado internacional, el día de la fraternización proletaria. La nueva guerra mundial dura desde hace cuatro años. Es una guerra que no toca casi a los ricos y en la que las víctimas son los pobres. Ustedes son perseguidos, maltratados, explotados y exterminados.

Clase contra clase

El capitalismo internacional necesita sin parar carne de cañón fresca, mano de obra barata. Los obreros franceses, alemanes, poloneses, italianos, checos, y muchos otros, son oprimidos como nosotros, judíos. En África, en América, en Rusia, los trabajadores, creyentes o no, latinos, árabes, negros, amarillos, blancos, son despedazados por sus propios opresores. En todas partes del mundo, el imperialismo ha encerrado a los proletarios en un inmenso campo de concentración.

¿Cuántos capitalistas judíos fueron deportados? Ni uno solo. Todos se fueron de Francia, mientras que las masas de proletarios judíos revientan, deportados en vagones blindados hacia los campos de la muerte. Muchos viven en la clandestinidad, sin papeles ni dinero, abandonados por los burgueses y burócratas judíos.

Clase contra clase

Ningún capitalista francés fue deportado, ningún capitalista alemán o italiano cayó en el frente oriental, ningún capitalista anglo-americano reventó en los desiertos de África.

Todos los proletarios son vendidos y explotados por sus capitalistas. Todos los esclavos son nuestros hermanos, todos los capitalistas y todos los traidores son nuestros enemigos. Nunca más pueblo contra pueblo, sino clase contra clase.

Los esclavos alemanes, judíos y otros tienen que trabajar, en la organización Todt, oprimidos por las SS y a veces controlados por los milicos judíos. Los guardias móviles franceses persiguen a los obreros franceses. La Gestapo persigue a los desertores y refugiados alemanes. La GPU fusila a los comunistas rusos. Los milicos ingleses y americanos reprimen las huelgas en Inglaterra y en América.

Pero los trabajadores responden

En Arcachón 400 trabajadores alemanes y 1.000 judíos franceses lanzaron una huelga por una alimentación mejor. 10 alemanes y 25 judíos fueron fusilados, pero la huelga continúa. Los alemanes comparten la comida con los judíos, pues las SS han prohibido la distribución de víveres a los judíos. Los obreros franceses y extranjeros coinciden en la lucha contra los gendarmes franceses y alemanes.

Los obreros alemanes desertan, la resistencia pasiva se extiende por el país. En todo el mundo se dan huelgas y luchas. La guerra imperialista se transforma en guerra civil contra los verdugos capitalistas.

Trabajador judío, compañero, ¿dónde está tu lugar?

¿Con los burgueses judíos? Ellos siempre te detestaron y traicionaron. Se benefician con la guerra mientras tu sangre corre. Siempre están unidos con los capitalistas no judíos.

¿Cuáles son los objetivos que persiguen los sionistas cuando se les propone una alianza con la burguesía judía, por un ‘país judío’? Hoy en día, Churchill, Roosvelt y Goebbels se muestran igualmente partidarios de un país judío que sería un nuevo campo de concentración para las masas judías. ¡Gracias por tal país judío! La cuestión judía sólo puede resolverse por la fraternización de todos los trabajadores, por la revolución en el mundo entero. Sin victoria de la revolución proletaria generalizada, los judíos serán siempre explotados y perseguidos. Vuestro lugar está con los proletarios del mundo entero.

El movimiento sionista crea colonias y muchos jóvenes van, sin que hayan muchas posibilidades de vida para esta juventud. ¿Dónde va el dinero destinado a la juventud? La burocracia de la federación UGIF usurpa todas las responsabilidades. Juventud judía, no te dejes explotar por los sionistas y la burocracia judía.

Compañeros

Pensad en nuestros muertos, pensad en tus hermanos que te esperan en los campos, pensad en tus hermanos, hermanas, en tus hombres y mujeres, en tus novias, en tus niños, padres y madres, que están en los campos con millones de polacos, checos, rusos, franceses y alemanes, deportados en el infierno. Ellos esperan tu acción para su liberación.

Ellos comprendieron que sólo la acción de todos los oprimidos puede salvarnos. ¿Nuestros compañeros cayeron inútilmente? ¿Podéis olvidar a nuestros hermanos en los campos de la muerte?

¡No esperéis nada de Roosevelt, Churchill o Stalin! Contad únicamente con vuestras propias fuerzas, con los proletarios revolucionarios de todos los países.

No creáis más en los embusteros nacionalistas. Los obreros alemanes e italianos son como nosotros, víctimas. Son nuestros hermanos de clase. Las SS son, para ellos como para nosotros, el enemigo principal.

¡Los capitalistas se unen contra nosotros, unámonos contra ellos! ¡Nosotros somos los más fuertes, nosotros somos las masas!

¡Abajo la guerra imperialista!
¡Abajo el nacionalismo!
¡Basta de pogromos, masacres y deportaciones!
¡Viva el Primero de Mayo, jornada de fraternización proletaria internacional!
¡Adelante con la revolución proletaria internacional!
¡Paz! ¡Libertad! ¡Pan!

Primero de Mayo de 1943 - Los Comunistas Revolucionarios


A Propósito del volante y de sus autores: los "Comunistas Revolucionarios"

Los rastros de las experiencias que los comunistas han ido sacando de nuestra lucha histórica son escasas y al mismo tiempo, sumamente preciosas. La burguesía también tiene conciencia del valor de esos materiales históricos y utiliza una inmensa energía para ocultar la memoria de nuestra clase, difamar nuestros viejos compañeros, desnaturalizar sus luchas, destruir su prensa ...

En el cuadro de la lucha por la reapropiación de nuestro pasado presentamos este volante, firmado "Los Comunistas Revolucionarios" y difundido el 1º de mayo 1943, en plena guerra, en el sur de Francia 28 .

La poca información que poseemos sobre el documento y el grupo que lo difundió la extrajimos de las fuentes siguientes:

Ante todo, encontramos la traducción en francés de este volante en el libro de Maurice Rajfus "L’an prochain la revolution. Les communistes juifs immigrés dans la tourmente stalinienne. 1930-1945" ("El año próximo la revolución. Los comunistas judíos inmigrados en la tormenta estalinista") Ediciones Mazarine, Paris, 1985. El único comentario que este historiador hace es el siguiente:

"Este volante es, mas allá de la terminología y de los eslóganes copiados del "Tercer período" de la Internacional comunista, un documento remarcable puesto que rompe con la confianza absoluta en rigor acordada a los "grandes aliados" "29.

Luego, nuestra investigación sobre las minorías comunistas durante este periodo de derrota del proletariado nos llevó a delimitar mucho más de cerca la trayectoria histórica del grupo que produjo este documento. "¡Jüdische Arbeiter, Kameraden!" fue escrito publicado y difundido por militantes organizados en el grupo RKD "Revolutionäre Kommunistern Deutschland" (Revolucionarios comunistas de Alemania).

La filiación organizacional y programática de los comunistas de Europa central, que llevará a la constitución de la organización RKD, es interesante y la vamos a resumir a continuación.

En 1935, en Austria, varios grupos de militantes de los Jóvenes del KPÖ "Kommunistische Partei Osterreichs"(Partido comunista de Austria), formaron una fracción que criticaba cada vez más abiertamente al partido estalinista. Luego rompen y se transforma en organización autónoma bajo el nombre de RKÖ "Revolutionäre Kommunisten Österreichs" (Revolucionarios Comunistas de Austria) Los RKÖ publicaron en 1936-37 el órgano Bolschewik (bolchevique) cuya divisa era: "¡el enemigo esta en tu propio país!". Su militancia representó una referencia incontestable para numerosos militantes que, como ellos, se inscribían en un proceso de ruptura con la corriente trotskista, entre otras con el grupo de "Bolschewiki-Leninistern" (bolchevique leninistas). Desde 1937-38 los RKÖ, extraordinariamente críticos con respecto a la corriente trotskista, afirmaron su carácter internacionalista en la revista "Der Einziger Weg"("El único camino") que publicaron en común con revolucionarios de Suiza y de Checoslovaquia.

En 1938 la represión los forzó al exilio en Europa del Oeste. Se aproximan entonces a las posiciones de la RWL "Revolutionary Workers League" (Liga de trabajadores Revolucionarios) de USA que en oposición abierta a la corriente trotskista defiende el derrotismo revolucionario durante la lucha de nuestra clase en España. En ese entonces publican algunos folletos, los "Juniusbriefe"(Carta de Junius, de Rosa Luxemburgo).

En 1939 y 1940, en Amberes Bélgica, los RKÖ publican la revista "Der Marxist"(El marxista) y en Francia el "Bulletin oppositionnel" (Boletín de la Oposición). Alrededor de 1941 se constituyen como un polo de ruptura para un cierto número de militantes trotskistas alemanes en el exilio, y cambian su nombre RKO por el de "Revolutionäre Kommunisten Deutschlands" (RKD).

En 1941, los RKD, implantados principalmente en el sur de Francia, desplegaron una importante actividad militante publicando, a pesar del exilio, la clandestinidad y la represión, regularmente su prensa: el "RK-Bulletin" (RK-Boletín), desde 1941 a 1943 y "Spartakus" desde 1943 a 1945, diez volantes internacionalistas (en alemán, yiddish, francés, e italiano), en condiciones de extrema inseguridad. El número de "Spartakus" de abril 1945 contiene un "Llamado de los Comunista Revolucionarios de Alemania al proletariado Alemán" del cual reproducimos algunos preciosos extractos:

"No olvidemos que es el capitalismo que ha puesto a Hitler en el poder. Es el capitalismo que ha provocado la nueva guerra mundial .... Los explotadores de todos los países se unen, a pesar de sus divergencias imperialistas, contra el "peligro" de la revolución proletaria que, para ellos, es el peligro mortal ...

Los capitalitas aliados y rusos se precipitan a socorrer a la burguesía alemana contra el proletariado alemán. Los capitalista rusos, con Stalin a su cabeza, ahogan todo movimiento revolucionario, cuando precedentemente liquidaron en Rusia las conquistas proletarias y revolucionaria de Octubre 1917. Los comunistas en Rusia fueron encarcelados y fusilados. El proletariado fue reducido a esclavo, como aquí.

Así, es lógico que los asesinos de la revolución rusa deporten actualmente a vuestros padres e hijos, a vuestros maridos y hermanos, para someterlos a trabajos forzados. Ellos prohíben a sus propios soldados el diálogo con ustedes, lanzan calumnias acusándolos a ustedes de "nazis" porque temen y quieren impedir a todo precio, la fraternización entre obreros alemanes y rusos.

Por el contrario, hacen la paz con una parte de los capitalistas y verdugos alemanes, con el Mariscal nazi Von Paulus. Apoyan a los bonzos nazis y a aquellos verdugos SS que les dieron el indulto. Según ellos, solamente los proletarios alemanes y rusos tendrían el deber de odiarse y de asesinarse; mientras que los Señores capitalistas se enriquecen: he ahí la voluntad de los Hitler, Stalin, Churchill y Compañía.

Los burgueses ingleses, americanos y franceses no actúan diferentemente ...."

Afirmar las posiciones comunistas es también demarcarse de sus enemigos:

"no somos socialdemócratas, ni estalinistas, ni trotskistas. La cuestión del prestigio no nos interesa. Somos comunistas, espartakistas revolucionarios"

En 1942, en Francia, se formaron grupos de CR, "Comunistas revolucionarios", que en la revista "Fraternisation prolétarienne" (fraternización proletaria) en 1943 y 1944 defienden posiciones similares a las que desarrollaron los RKD.

A pesar de la autonomía organizativa conservada por los dos grupos, intentaron unir sus fuerzas, centralizando sus actividades contra el capital. Organizaron clandestinamente reuniones, discusiones, debates, etc. Juntos, crearon una comisión internacional y publicaron un órgano, "L’Internationale"(La internacional).

En 1944, se constituyó la OCR "Organisation Communiste Révolutionnaire" (Organización comunista revolucionaria) que publicará dos órganos en común con los grupos preexistentes de CR : " Rassemblement communiste révolutionnaire " (Agrupación Comunista Revolucionaria) y " Pouvoir ouvrier " (Poder Obrero). Los RKD, con la OCR, publicaron " Vierte Kommunistische Internationale"(Cuarta Internacional Comunista) en 1944 y 1945. Durante los años 40, surge un espacio revolucionario en la que estos tres grupos, CR, OCR y RKD, afirman sus posiciones programáticas confrontándose (y demarcándose), con los bordiguistas, "anarquistas", consejistas y trotskistas de izquierda.

En 1945, la represión termina imponiéndose contra los militantes RKD, que definiéndose contra las fronteras, las familias políticas, la represión y la desmoralización tuvieron la extraordinaria capacidad de defender nuestro programa, el comunista.

A pesar del aislamiento prolongado y la represión de los años más negros de la contrarrevolución (décadas del 30 y 40), estos tres grupos de militantes comunistas desarrollaron, de ruptura en ruptura, una actividad de clase. Obraron en la reconstrucción programática, luego de la derrota de la ola de lucha 1917-23 30  , resistiendo a las fracciones que a pesar de autollamarse comunistas se mantuvieron estancadas en la oposición centrista (trotskismo y bordiguismo principalmente) y se mantuvieron encerradas en la problemática de apoyo y sumisión a la política de la URSS que sentó su dominación en la derrota de la revolución y en la recuperación de la "Internacional Comunista". Esta última, gangrenada desde su constitución por la contrarrevolución, terminó siendo unas de sus punta de lanza internacional. En pocas palabras, los militantes organizados al interior de los CR, OCR y RKD resistieron al proceso histórico de la contrarrevolución.

Fue en este cuadro, y a contracorriente, que estos grupos llevaron de frente:

* el balance necesario de las luchas revolucionarios de los años 1917-23, que los condujo a asumir, a través de sus diversas rupturas, la organización del ..

* ... derrotismo revolucionario, principalmente por la difusión, en varias lenguas y en varios países, de llamados a desarrollar y unificar la lucha contra la guerra que comportaban claras denuncias de la solidaridad de todas las fracciones burguesas, de todas las patrias contra el proletariado y consignas organizativas que correspondían al interés único y mundial del proletariado.

* El trabajo de reagrupamiento y de centralización internacional de fuerzas revolucionarias.

Contra el estalinismo, ultra dominante en esa época, miles de proletarios se dirigieron hacia el trotskismo para estructurar su lucha contra la burguesía. Si el trotskismo defiende globalmente el programa reformista burgués, la corriente trotskista, en aquel momento encuadra a un gran número de proletarios combativos, en ruptura parcial contra el estalinismo (la experiencia de la revolución y la contrarrevolución en España nos es preciosa en este sentido) tratando de imponerles la política suicida y contrarrevolucionaria de su "apoyo crítico". El movimiento comunista, que atraviesa toda la sociedad burguesa, va expresarse entonces en aquellas minorías que, no se detienen en la pseudo ruptura trotskista, sino que rompen también con el mismo trotskismo a quien denuncian como expresión centrista, como parte de la contrarrevolución y en base a ello afirman las invariantes e intransigentes posiciones clasistas, internacionalistas. Los RKD representaron un ejemplo claro de esa afirmación comunista, organizados, primero, al interior de la izquierda de la Oposición oficial trotskista, para luego constituirse como portadores de posiciones revolucionarias, en ruptura total con la corriente trotskista. Toda la fuerza y la claridad de su ruptura, como la de los CR y de la futura OCR, se encuentra, a partir de la necesidad de tomar claramente posición en relación a la guerra, en el cuestionamiento que hicieron de su propia trayectoria y en las lecciones programáticas que sacaron. Al respecto es fundamental la ruptura con la concepción trotskista de apoyo crítico al estalinismo y a la URSS definido como un estado obrero ("deformado o degenerado") dominado por una burocracia de origen obrero, cuando (como vimos en el extracto arriba mencionado), los RKD definen claramente a la URSS como capitalista y a la clase dominante en ese estado también como capitalista. No se trataba de una simple discusión teórica; la misma llevaría al trotskismo y su apoyo crítico de la URSS a separarse totalmente del internacionalismo proletario, a participar y reclutar para la guerra, a integrar abiertamente un campo burgués contra los intereses del proletariado mundial, contribuyendo así a la contrarrevolución y a la mayor carnicería del siglo.31

Los compañeros del RKD, que firman el volante que llama a la solidaridad proletaria y al derrotismo revolucionario contra todos los campos burgueses, son parte de esa pequeña minoría de militantes que, de ruptura en ruptura, surgió como una de las raras organizaciones militantes que afirmaron el derrotismo revolucionario, durante la mal llamada "segunda" guerra mundial, como materialización viviente del internacionalismo proletario. Los militantes de hoy y de mañana tienen mucho que aprender de la actividad de estos militantes revolucionarios. La republicación de este documento es de una importancia crucial por varias razones en las que queremos insistir.

A pesar de que se dirija a proletarios "judíos" que se expresan principalmente en yiddish, es uno de los raros documentos que supera y critica la especificidad judía. Definirse pro o anti judío, pro o anti sionista, pro o anti Israel... es siempre una actitud racista, contrarrevolucionaria., es someterse a una polarización burguesa. El siguiente párrafo del volante es de una claridad y de una subversividad extraordinaria, que mantiene hoy en día toda su fuerza:

"Trabajador judío, compañero, ¿dónde está tu lugar?

¿Con los burgueses judíos? Ellos siempre te detestaron y traicionaron. Se benefician con la guerra mientras tu sangre corre. Siempre están unidos con los capitalistas no judíos".

El proletariado no es judío, ni alemán, ni francés, ni americano, ni chino, es una clase mundial con intereses idénticos: la revolución comunista por el advenimiento de una sociedad humana., es una clase que soporta la misma explotación perpetuada por una sola clase mundial, la burguesía. Esta burguesía se descompone en mil caras ... en competencia sobre el mercado de nuestra explotación, más fundamentalmente ella tiene los mismos intereses por todos lados: la perpetuación del capitalismo. Poner esta realidad adelante en 1943 tiene una fuerza que es necesario destacar.

Denunciar la ideología del "pueblo judío" es muy importante por diferentes razones. La ideología de la persecución judía ha dado mucha estructuración durante, y sobre todo, después de la guerra, en relación a dos ejes:

* crear una justificación para la constitución de un Estado judío gendarme, en la región del Oriente medio.

* crear/reforzar la polarización burguesa fascismo/antifascismo. Esta polarización encierra aún hoy en día a numerosas reacciones proletarias en el terreno burgués, es una carta que la burguesía aún no ha agotado.

Únicamente las posiciones de clase permiten a los comunistas negar/superar ese ensopado sociológico–historicista anti-proletario que es la supuesta especificidad judía.

Publicar hoy ese volante, que se sitúa claramente en nuestro terreno de clase, de lucha contra las naciones y las patrias, ... contra el capital y todas sus guerras, es participar en la defensa invariante de la posición histórica de los comunitas, el internacionalismo. La consigna: "Nunca más pueblo contra pueblo, sino clase contra clase", es una consigna internacionalista.

Es verdad que los estalinistas, en sus constantes cambios de alianza utilizaron la última parte de la misma. Pero en forma totalmente distorsionada porque la verdadera lucha contra la clase burguesa internacional implicaba lógicamente luchar contra el estalinismo internacional y contra todos los partidos "comunistas", que respondían a Rusia, en todos los países del mundo y que ya eran, sin excepción partidos burgueses, que como es lógico ya estaban reclutando para la guerra imperialista. En ese mismo período el estalinismo fue el principal verdugo de la revolución social en España último gran freno a la guerra. Luego, la fracción burguesa internacional estalinista, en esa misma trayectoria contrarrevolucionaria promocionaría el racismo y el nacionalismo, bajo la cobertura del anti-nazismo llevando la carnicería internacional a los niveles que conocemos. Citemos al poeta estalinista Ilya Ehrenbourg que vomita, durante toda la guerra, inmundos llamados al asesinato y a la violación:

"¡No decimos más buenos días o buenas noches! Por la mañana decimos: "¡Matad al Alemán!" por la noche: "¡Matad al Alemán!" ... ¡Abatid al Alemán!, es el ruego que te dirige tu vieja madre ... Destroza por la violencia el orgullo racial de las mujeres germánicas. Tomadlas como botín legítimo. Matad, matad, valiente soldado del Ejército rojo ..."

La reapropiación de la consigna "Nunca más pueblo contra pueblo, pero clase contra clase" lanzado por los militantes del RKD en 1943 no es, entonces, como lo deja sobrentender el historiador Rajfus, un "eslogan calcado sobre el "tercer periodo" de la Internacional comunista, sino ¡una expresión de lucha del proletariado que intenta imponer su combate bajo su terreno, el internacionalismo!

El proletariado fue destruido por la polarización fascismo/antifascismo. Decenas de millones de proletarios fueron enrolados y tragados en los campos del fascismo y del antifascismo estalinista, socialdemócrata, "anarquistas", cristianos, etc. Luego de la derrota de la revolución, hacia 1923, esta polarización preparó la destrucción masiva del proletariado en los años 1938-45.

La corriente RKD intentó perpetuar la herencia programática de los comunistas de la ola de lucha 1971-23. Para ilustrar nuestro propósito citemos un "Llamado del Ejercito Insurreccional", llamado makhnovista, de mayo 1919. Este llamado formaba parte de la lucha intransigente de nuestros compañeros en Ucrania contra los pogromos judíos y por la lucha internacionalista:

"Debemos proclamar que nuestros enemigos son los explotadores y opresores de todas las nacionalidades: el fabricante ruso, el dueño de las fundiciones alemanas, el banquero judío, el propietario latifundista polaco ... La burguesía de todos los países y de todas las nacionalidades se ha unificado para una lucha encarnizada contra la revolución, contra las masas laboriosas del mundo y de todas las nacionalidades".

Pedro Archinoff "Historia del Movimiento Machnovista (1918-1921)"

Si hemos subrayado los puntos fuertes de este volante, fuerza es de constatar que existen confusiones o límites que debemos pasar por las armas de la crítica, para fortificar las rupturas militantes de nuestra clase. Veamos:

"Los SS son, para ellos como para nosotros, el enemigo principal". Nuestro enemigo principal, nuestro solo enemigo, es el capital y todas las fracciones competitivas que lo reproducen. En Francia no fueron los SS, sino la policía y la gendarmería francesa, que asumieron lo esencial de la represión durante los años de guerra. Estas fuerzas armadas de la burguesía contaron con la contribución, entre otros, de la estalinistas que asesinaron o denunciaron a la Gestapo a varios de nuestros compañeros históricos. La ideología del enemigo principal sobreentiende la existencia de enemigos secundarios y por ello respuestas proletarias distintas según el caso, lo que equivale a definir un ... programa mínimo de resistencia y un programa máximo para después de la revolución.

Contra esta ideología de enemigos principales y secundarios, el proletariado supo oponer la consigna "el enemigo esta en nuestro propio país, es nuestra propia burguesía" La posición de los revolucionarios frente a la guerra capitalista es siempre la misma: oponer la revolución social a la guerra, luchar contra "su propia" burguesía y "su propio" estado nacional. Históricamente esta posición se llamó derrotismo revolucionario puesto que proclama abiertamente que el proletariado tiene que luchar contra el enemigo que le hace frente en "su propio"país, que tiene que actuar para provocar su derrota y que es solamente así que participa a la unificación revolucionaria del proletariado mundial, es solamente así que se desarrolla la revolución proletaria en el mundo 32.

Otra posición del volante nos parece problemática, la consigna final de "¡Paz!" ¿De que paz hablamos? No hay paz en si, la burguesía impone la paz social a través de las masacres generalizadas... de proletarios y la destrucción de nuestras fuerzas de clase. Sabemos que la paz del capital es la continuación de su guerra contra nuestros intereses, nuestras propias vidas, nuestro proyecto social de revolución. El proletariado, para terminar con las masacres y las deportaciones, deberá intensificar su guerra de clase, revolucionar el mundo, destruir el poder del dinero y del terror personificado por la burguesía. El proletariado, frente al terror burgués, esta obligado a utilizar su terror de clase, y al mismo tiempo lucha históricamente por la abolición de todo terror, de todo Estado.

De manera general, la consigna "pan, paz y libertad" es una consigna de la socialdemocracia. Pero si bien bajo la consigna de "paz" se oculta incuestionablemente la burguesía, es verdad también que el proletariado utilizó las consignas de "paz y libertad" en la lucha por sus intereses. Sin embargo el hecho de que en numerosos países luchas proletarias hayan levantado esta bandera, no significa que no debamos criticarla, pues nuestra lucha histórica de afirmación del programa revolucionario, implica la necesidad de demarcarse netamente de nuestros enemigos y de oponerle a su demagogia politicista y desorganizativa, consignas precisas que orienten nuestra lucha.

En una época de derrota total de esa ola revolucionaria, en pleno periodo de intenso terror blanco y guerra burguesa (1938-45), nuestros compañeros de RKD nos mostraron que el proletariado seguía buscando ser algo contrapuesto al papel de carne de cañón que los explotadores le habían asignado y que relanzaba el desafío comunista frente al mundo burgués.

Expresión de la vanguardia comunista, el grupo de "Comunistas Revolucionarios" lejos de desanimarse y abandonar la lucha, da perspectivas claras a nuestro combate histórico, que hoy se mantienen totalmente vigentes. A pesar de que este periodo sea globalmente un periodo de derrota y aplastamiento para el proletariado; vemos que incluso ahí existen vestigios de la lucha ultra minoritaria de los comunistas.

Compañeros, si poseen informaciones complementarias sobre este grupo y en general sobre toda expresión de nuestra lucha durante y luego del periodo 1939-45 les pedimos encarecidamente que nos las hagan conocer.

¡Contra la amnesia,

con la que pretende golpearnos la burguesía,

participemos a la reapropiación de nuestra memoria de clase!

Notas

1. "Intifada" significa en árabe, rebelarse, sublevarse.
2. Es ante el centro renovado de la ciudad de Gaza que se extasían periodistas y delegaciones diplomáticas que vienen a saludar el dinamismo de la región. Y, en efecto, es ahí donde van las donaciones internacionales y también donde se concentran las instituciones y los altos funcionarios.
3. Extraído de Boire la mer à Gaza, capítulo 9, de Amira Hass. Ediciones La fabrique (1996).
4. Economic and Social Conditions in the West Bank and Gaza Strip, del Coordinador general de la ONU para los territorios ocupados (UNESCO). Gaza, octubre de 1996.
5. Ver Subrayamos: Palestina: los acuerdos de paz contre el proletariado, en Comunismo 37, agosto de 1995.
6. Boire la mer à Gaza, Op. cit. capítulo 12.
7. Ídem.
8. Decimos parcialmente puesto que las historias de amor entre estados jamás terminan verdaderamente cuando se trata de reprimir al proletariado. Así, la guerra entre el estado de Israel y el de Palestina no impide la cooperación entre ambos estados, y luego del 11 de septiembre, el estado palestino no tuvo ningún escrúpulo en comprar armas al estado de Israel, que deberían servir para la represión de los grupos que habían manifestado su aprobación con respecto a los atentados en Nueva York. Cuando se trata de reprimir al proletariado, el estado burgués muestra abiertamente su verdadera jeta supranacional.
9. Extraído de Dazibao, Escenas de la lucha de clases. Edita UHP Madrid, verano de 2002. Email: uhpmadrid@yahoo.es.
10. Aquí no nos referimos, evidentemente, a los grupos islámicos que acabamos de denunciar y que utilizan fríamente la desesperación reinante en los campos para transformar a los pobres diablos que anestesian con su opio religioso en carne de cañón, en "asesinos de judíos o impíos".
11. "Durante el fin de semana, nueve de los doce palestinos asesinados por Tsahal durante algunos combates fueron civiles inocentes. A Toubas, en las afueras de Jenine, cuatro adolescentes fueron así pulverizados por los mísiles de dos helicópteros que intentaban ‘liquidar’ a un jefe de las brigadas de mártires Al Aksa. Unas horas más tarde, en Kyriat Arba, al lado de Hebrón, cuatro obreros agrícolas fueron asesinados sin ninguna razón aparente. Finalmente, en Gaza, un hombre joven muere de una bala en plena cabeza tirada sin motivo alguno", Le Soir, diario belga, 3 de septiembre de 2002.
Este tipo de información, sacada por azar de la actualidad reciente, se ha transformado en algo tan habitual que cada vez nos preguntamos si no se trata de una información escuchada el día anterior.
12. "Hospital al-Ahli (Hebrón), [¼] en el interior hay varios heridos, entre los cuales una pequeña niña que se despertaba de un coma profundo, con el cráneo fracturado por una bala ‘de caucho’, en realidad de acero recubierta de caucho, de aquellas que, utilizadas con malicia, asesinaron o cegaron a numerosos niños. Salvo que la malicia no reside en la maldad de tal o cual soldado, sino en las órdenes recibidas, documentadas por una periodista de Haaretz, Amira Hass, durante la entrevista a un tirador de élite del ejército. Las órdenes eran tirar sobre los niños de más de doce años y de aspecto peligroso. El análisis de las heridas y las circunstancias de las muertes descritas por diferentes fuentes confirman la voluntad de dispara a matar." Ver Lettera dai territori, Marina Rossanda en Questione palestinese, número 13, enero de 2001.
13. Las cifras oficiales en el 6 de septiembre de 2002 eran de 1.835 muertos del lado palestino y 604 del lado israelí.
14. El 99 % del apoyo constante y sonante que da la burguesía norteamericana al estado de Israel se produce después de 1967, es decir, cuando Israel dio pruebas de su poder en la región, al ganar la guerra llamada de los Seis Días. Hoy en día, este apoyo se justifica por el "deber histórico de defender Israel" y se refiere explícitamente "al derecho de los judíos a disponer una tierra". Pero lo que tiene muy bien guardado el estado norteamericano son las razones por la cuales Israel no se benefició del mismo apoyo entre 1948 y 1967, en el momento en el que verdaderamente era mucho más vulnerable. Los caminos de la hipocresía son infinitos.
15. "Israel recibe, grosso modo, un tercio de la totalidad del presupuesto para la ayuda exterior, mientras que su territorio alcanza menos del 0,001 % de la población mundial. [...] En otros términos, Israel, país de aproximadamente seis millones de personas, recibe más ayuda de Estados Unidos que África, América Latina y el Caribe juntos, si exceptuamos Egipto y Colombia." Matt Bowles en Left Turn, número 4, marzo-abril de 2002. Se puede encontrar más información en la pagina web: http:/www.sustaincampaign.org.
16. De la película documental alemana intitulada Balagan, de 1993, realizada en torno a la obra Arbeit macht frei, de un grupo de teatro israelí compuesto por actores palestinos e israelíes.
17. Finalizada la guerra, los vencedores no solamente imponen a los vencidos sus condiciones en términos económicos y políticos, sino también su cuadro ideológico dentro del cual, a partir de entonces, se tiene que justificar su victoria y "pensar y escribir" la historia. Así, los vencedores del conflicto de 1940-1945 no tuvieron ningún reparo en encuadrar las conquistas que les aseguraba la guerra imperialista en una inmensa batalla "antifascista", llevada adelante para liberar al mundo del antisemitismo nazi y de los campos de concentración. Para hacer pasar esta versión, se tuvo evidentemente que dejar de lado los aspectos contrarios a esta verdad: las múltiples alianzas con los nazis (el pacto Hitler-Stalin fue uno de ellos), el rechazo de los estados "antifascistas" a albergar a judíos expulsados de Alemania, la existencia de campos de concentración en Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Grecia, el apoyo de Winston Churchill a las masacres de Mussolini en Abisinia, la colaboración abierta de los estados occidentales en las deportaciones de judíos hacia Alemania...
18. Sacado de Letter from Israel, de Ran HaCohe, también podemos leer diferentes textos en inglés en la página web que reagrupa sus reacciones (http:/www.antiwar.com/hacohen/).The Auschwitz Logic fue escrito en marzo de 2002, durante la protesta provocada por la comparación que se animó a hacer el escritor portugués José Saramago entre los campos de concentración nazis y la situación en los territorios ocupados, cuando fue a Ramallah en el marco de una delegación del Parlamento Internacional de Escritores (International Parliement of Writers, IPW).
19. Esto salta a la vista cuando vemos como se descalificó la última ola abstencionista en Francia: ocultación de cifras reales, asimilación de aquellos que no votaron a los nazis, persecución ideológica del abstencionismo. Todo aquel que no votó fue acusado de ser enemigo de la patria, de la república y de la democracia, y por ello se le obligó a hacer un mea culpa y a comprometerse públicamente a votar en la segunda vuelta. ¡La inquisición democrática existe, los abstencionistas la encontraron!
20. El sobrino del antiguo primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se declaró objetor de conciencia y afirmó públicamente su rechazo a servir en los territorios ocupados. Su relación de parentesco con Netanyahu permitió que se hiciera un poco más de publicidad de su caso, pero no impidió que los militares israelíes lo enviaran a prisión, en la que se encuentra desde cuatro meses (diciembre de 2002).
21. La cantante israelí Yaffa Yarkoni, de setenta y seis años y equivalente local y femenino de Frank Sinatra en Estados Unidos, pasó de un día al siguiente de ser considerada como un "monumento nacional" al de "traidora" y "negacionista", por haber apoyado públicamente "a todos aquellos que hoy rechazan prestar servicios en los territorios palestinos".
22. El Centro de Información Alternativa (AIC), reagrupa a militantes israelíes y palestinos en lucha contra la ocupación israelí, muchos de ellos han sido el blanco de toda una serie de diligencias judiciales. Para comunicarse con esta organización o con Sergio Yahni, escribir a: AIC, POB, Jerusalén, Israel. E-mail: rtic@alt-info.org.
23. Un informe publicado en el cotidiano Yerdioth Ahronoth observa el aumento vertiginoso de la angustia y de los trastornos emotivos en los jóvenes de Israel. En 2001, más de un millar de jóvenes pretendieron suicidarse, y entre ellos una buena centena de niños de ocho a doce años. Estas cifras representan un aumento de 10 % con relación al año precedente.
Por otro lado, "en el terreno del abismo entre ricos y pobres, un informe presentado esos días en Kenesset revela que Israel es el segundo país occidental en el mundo, luego de Estados Unidos, en término de diferencia de ingresos". La Repubblica, 4 de diciembre de 2002.
24. Con respecto a los detalles sobre la manera como ha progresado, en el interior de los diferentes componentes de la sociedad y los partidos burgueses israelíes la idea de "transferencia" ver "El cáncer de las colonias israelíes" y "Esos israelíes que sueñan con transferir" en Le Monde Diplomatique, junio de 2002 y febrero de 2003.
25. Los soldados que se niegan a combatir son encarcelados y no reciben más el salario que obtienen por su empleo regular, contrariamente a aquellos que aceptan el servicio militar. Esta amenaza es, evidentemente, un enorme obstáculo material, instituido por el estado para disuadir a los proletarios de enrolarse en el campo de los refuzniks.
26. No obstante, no pierde coraje, en una carta afirma que "no hay duda alguna que más vale pudrirse en una prisión, aislado, el sombrero sobre la cabeza, silencioso, lavando la vajilla, pelando cebollas. Prefiero de lejos verter lágrimas cuando pelo cebollas, un saco tras otro, que las lágrimas que me vienen cada vez que veo en mi espíritu las imágenes de la ocupación".
27. Los propios autores denuncian como "izquierdista" la manifestación "por los derechos palestinos" en la que distribuyeron este volante. Y se asociaron a "los aguafiestas anticapitalistas" poniéndose a la cabeza de la manifestación con un cartel que decía: "Judíos contra el sionismo... y contra todos los estados". Dirección de contacto: JewsAgainstZionism@hotmail.com.
Más allá de las criticas que deben hacerse a este volante (no pone explícitamente al proletariado como sujeto revolucionario, y a pesar de hacerlo para ponerlas en cuestión, queda muy encerrado en el terreno de las categorías burguesas: los palestinos, los judíos). Lo publicamos porque la religión de estado israelí es aquí atacada por proletarios que supuestamente tendrían que estar sometidos a ella, lo que da aún más fuerza a los posiciones que defienden. Se nos objetará que el proletariado no tiene patria y que no hay razón alguna, a priori, para referirse explícitamente a los países o las culturas de la que son originarios estos militantes que llaman a la destrucción del estado. Pero la contradicción sólo es aparente, pues no es en tanto que nacionales israelíes que estos compañeros firman, sino en tanto que antinacionales, en tanto que enemigos de la nación israelí, de toda nación, de todo nacionalismo. Esa es la dinámica del derrotismo revolucionario. En última instancia, es precisamente el camino recorrido entre el origen de los autores (la religión judía o la nacionalidad israelí) y el objetivo (contra todo estado, todo nacionalismo) que hace que su proceder sea profundamente internacionalista y que su llamado no sea un llamado oportunista o platónico. Para resumirlo de otra manera, levantar un cartel con la consigna "¡Abajo el estado de Israel, abajo todos los estados!" tiene una dimensión política mucho más fuerte que ese mismo cartel en Palestina.
28. Este volante fue publicado inicialmente en lengua yiddish, pero impreso en alfabeto latín. A la ocasión de la publicación de este volante, así que esta presentación, en nuestro segundo numero de nuestra revista central en alemán, Kommunismus, febrero 2000, tradujimos en alemán la versión francesa que poseíamos. La versión española es la traducción de la versión en francés.
29. La referencia del autor al "Tercer periodo" de la Internacional Comunista, para calificar las afirmaciones "clase contra clase" del volante que reproducimos, denota una influencia clara dela crítica trotskista o en general demócrata del estalinismo. En efecto, la IC solo recuperó, en ese famoso tercer período, de manera oportunista y totalmente momentánea las consignas pertenecientes desde siempre al proletariado y es totalmente contrarrevolucionario asimilarlas ahora a las fracciones burguesas que las utilizaron. Así, la denuncia de la socialdemocracia como partido burgués o el llamado a luchar clase contra clase forman parte de las rupturas históricas y de las afirmaciones de siempre del proletariado. El hecho de que el estalinismo haya utilizado momentáneamente estos eslóganes para sus propios necesidades falsificadoras burguesas en los cambios y recambios de alianzas, no invalidan en un ápice estas posiciones.
30. El texto de la Organización Comunista Revolucionaria que apareció en "Le prolétaire" , en 1946, "Révolution et contre-révolution en Russie" y que publicamos en "Comunismo" No. 18 constituye un aporte inestimable en la comprensión del proceso de reapropiación programática del proletariado en Rusia durante la ola de luchas 17-23; período de grandes luchas y de límites en las rupturas que explican sus trágicas derrotas. Este texto es un jalón fundamental en la crítica internacionalista, clasista, militante de esa gigantesca y terrible experiencia de enfrenamientos revolucionarios de nuestra clase, que lo hicimos preceder de una presentación de la actividad de la OCR en Francia durante los años 40.
31. Recomendamos al lector la lectura de nuestro artículo "Trotskismo: Producto y agente de la contrarrevolución" Comunismo No. 3
32. Si el lector está interesado en un desarrollo más consecuente de esta cuestión central, le aconsejamos la lectura de nuestro texto "Invarianza de la posición de los revolucionarios frente a la guerra –Significado de la consigna de siempre de "derrotismo revolucionario", publicado en nuestra revista central Comunismo No. 44, setiembre de 1999.

Beber el mar en Gaza

Amira Hass

Los lustrados cromos de los cochazos estacionadas delante de los flamantes inmuebles y de los lujosos hoteles de la ciudad de Gaza han hecho correr muchos rumores dado el contraste gigantesco entre su espectacular y rápido surgimiento y el deterioro general de la economía.

Desde la instauración de la Autoridad palestina, sus dirigentes firmaron una serie de importantes acuerdos de monopolio con las compañías israelíes. Los dos primeros fueron concluidos con la sociedad Nesher, que obtuvo así la exclusividad del suministro de cemento en todos los territorios administrados por la autoridad, y con Dor Energy, que obtuvo así el monopolio de la gasolina, el fuloil y el gas doméstico. Estas transacciones no solamente violaban el principio de la libre competencia, a la que la Autoridad se declaraba vinculada, sino que eliminaba del circuito a centenas de minoristas, de importadores y transportistas palestinos que vendían, hasta entonces, sus productos en los territorios ocupados. Los consumidores se vieron también afectados por estos acuerdos, puesto que los precios aumentaron, incluso cuando la Autoridad tenía reducciones sobre los productos.

Acuerdos similares fueron firmados con firmas israelíes productoras de carne congelada, harina, pintura y madera; la comercialización fue confiada a un puñado de agentes palestinos. Todas estas gigantescas transacciones fueron llevadas adelante por intermedio de Al-Bahr, una sociedad palestina montada justamente después del establecimiento de la Autoridad y que funcionaba en una zona opaca, medio privada, medio gubernamental. Según múltiples fuentes dignas de fe, los propietarios anónimos de Al-Bahr son personajes de alto rango del ejecutivo palestino y de los servicios de seguridad, que tienen decisiva influencia en todas las negociaciones políticas. Ellos disponen, evidentemente, de permisos especial como VIP, que les evitan los problemas de confinamiento a los que están sometidos otros hombres de negocios.

Al-Bahr ha montado filiales, cada una a cargo de una docena de businessmen locales, que se encargan de la distribución de mercancías en todo el territorio bajo administración palestina...

Al-Bahr y la Company for Comercial Service controlan una parte importante de la industria de comunicación y de la informática en los territorios sometidos a la Autoridad. Responsables de la Autoridad o miembros de sus respectivas familias tienen participaciones en estas sociedades o se encuentran implicados de múltiples maneras...

Más allá de los beneficios personales, la Autoridad, al eliminar la competencia, se asegura entradas importantes, un mejor control del reparto de los beneficios y la posibilidad de fijar los precios. En los puntos de paso fronterizos, los policías de la seguridad palestina velan por los intereses de la Autoridad, asegurándose de que todo cargamento no entre en competencia con las mercancías bajo control de los monopolios. Además existe una unidad especial, la Seguridad Económica, encargada de verificar las mercancías y a los transportistas...

Una gran parte, por no decir la totalidad, de los beneficios engendrados por esas transacciones nunca llegan hasta las cajas del Tesoro, y no aparecen en la columna de los ingresos del presupuesto. Numerosos son aquellos que piensan que una buena parte del dinero es derivado hacia cuentas bancarias en Israel...

Extraído de Beber el mar en Gaza, capítulo 12,
de Amira Hass. Ed. La fabrique, 1996.

Una noche ordinaria

Nos encontramos en un pequeño pueblo, en plena noche. La calma reina, solamente un perro ladra, perturbado por la aproximación de un ligero tintineo. Rápidamente, el silencio deja lugar a un estrepitoso ruido. Blindados bloquean todos los accesos al pueblo. A culatazos los soldados de las unidades especiales echan abajo las puertas de las casas. Los niños lloran, los adultos también están aterrorizados. Militares seleccionan, clasifican al ganado humano. Algunos aldeanos son fusilados en el mismo lugar; otros, arrestados para ser torturados en las cárceles del estado. Al mismo tiempo, los asaltantes colocan dinamita y hacen estallar los hogares de las familias de aquellos que son arrestados.

Esta escena de terror podría haber ocurrido en 1903 en Rusia, o en la "noche de los cristales rotos" en 1938 en Alemania, o en Chile, en 1973, o también en un pueblo ruandés en 1994... ¡Pero no, esta escena se da hoy, en octubre del 2001 en decenas de pueblos de lo que se llama territorio palestino!. El agente local de esta acción terrorista no es otro que el gobierno israelí. Para agregar cinismo a la situación, los militares bautizan esta intervención como Operación Gandhi. Este raid no es ni el primero ni será el último, sino el pan cotidiano del proletariado en la región. A este terror ejercido por el estado israelí corresponde aquel impuesto a los proletarios por los grupos nacionalistas y/o islámicos palestinos, que no son los últimos en intimidar, pedir rescate y hasta asesinar a los proletarios recalcitrantes. Tanto en período de paz como de guerra, para el proletariado la vida bajo el capital significa terror cotidiano.

 
19 de marzo de 2002

Al Ministro de Defensa, Ben Eliezer

Ministerio de Defensa

Un oficial que se encuentra bajo su responsabilidad, me ha condenado hoy a veintiocho días de prisión militar por haberme negado a prestar el servicio de reserva obligatorio. No solo me he negado a prestar servicio en los territorios ocupados palestinos, como lo hice estos últimos quince años, sino que me niego también a servir en el ejército israelí bajo cualquier forma. Desde el 29 de septiembre de 2000, el ejército israelí lleva adelante ‘una guerra sucia’ contra la Autoridad palestina. Esta guerra sucia incluye ejecuciones extra judiciales, asesinatos de mujeres y niños, la destrucción de las infraestructuras económicas y sociales de la población palestina, el incendio de terrenos agrícolas, la eliminación de árboles.

Ustedes han sembrado el terror y la desesperación, pero no han llegado a obtener su objetivo fundamental: el pueblo palestino no ha renunciado a sus sueños de soberanía e independencia. Tampoco han logrado la seguridad de su propio pueblo, a pesar de toda la violencia destructiva del ejército del que ustedes son responsables.

A la luz de vuestro amplio fracaso, ahora somos testigos de un debate intelectual de la peor especie entre israelíes: una discusión acerca de la eventualidad de deportar y asesinar masivamente a los palestinos.

El fracaso de la tentativa de los dirigentes del Partido Laborista para imponer un acuerdo al pueblo palestino nos ha arrastrado a una ‘guerra sucia’ que tanto palestinos como israelíes pagan con sus vidas.

La violencia racista de los servicios de seguridad israelíes, que no ven personas sino únicamente ‘terroristas’, ha agravado el círculo vicioso de la violencia para los palestinos y los israelíes. También los israelíes son víctimas de esta guerra, son víctimas de la agresión irresponsable y errónea del ejército del que usted es responsable. A pesar de vuestros terribles ataques contra el pueblo palestino, usted no ha cumplido con vuestro deber de proteger a los ciudadanos israelíes. Los tanques en Ramallah no han podido frenar vuestra más monstruosa creación: la desesperación que estalla en los cafés. Usted y los oficiales militares a sus órdenes han engendrado seres humanos cuya humanidad ha desaparecido en la desesperación y la humillación. Ustedes han creado esa desesperación y ya no pueden pararla.

Para mí está claro que usted ha arriesgado nuestras vidas para que la construcción ilegal e inmoral de las colonias continúe, para Gush Etzion, Efrat y Kedumim: para desarrollar el cáncer que consume el cuerpo social israelí. En el transcurso de los treinta y cinco últimos años, las colonias han transformado la sociedad israelí en una zona peligrosa. El estado israelí ha sembrado la desesperación y la muerte entre los israelíes y los palestinos. Es por ello que no quiero servir en vuestro ejército.

Su ejército, que se llama Israeli Defende Force (Fuerza de Defensa de Israel), no es más que el brazo armado del movimiento de las colonias. Este ejército no existe para defender la seguridad de los ciudadanos de Israel, sólo existe para garantizar la prosecución del robo de la tierra palestina.

Como judío, los crímenes que comete esta milicia contra el pueblo palestino me repugnan. Mi deber, como judío y como ser humano es el de rechazar categóricamente todo tipo de participación en ese ejército. Como hijo de un pueblo víctima de pogromos y de destrucciones me niego a jugar cualquier papel en vuestra política malsana. Como ser humano es mi deber negarme a participar en toda institución que comete crímenes contra la humanidad.

Sinceramente,
Sergio Yahni

Mi respuesta al general

General, tu tanque es un vehículo muy poderoso. Puede arrasar bosques enteros y aplastar centenas de personas, pero tiene un defecto: necesita un conductor. Bertolt Brecht

Estimado General:

En su carta, usted escribe que ‘dada la guerra en Judea, Samaria y en la franja de Gaza, y de acuerdo a las necesidades militares’, se me convoca para ‘a participar en operaciones armadas’ en la franja de Gaza.

Le escribo para comunicarle que no tengo la intención de concurrir a su convocatoria.

Durante los años ochenta, Ariel Sharon erigió docenas de colonias en el mismo corazón de los territorios ocupados, una estrategia que tenía como objetivo último la sumisión del pueblo palestino y la expropiación de sus tierras. Hoy en día, estas colonias controlan prácticamente la mitad de los territorios ocupados y estrangulan las ciudades y pueblos palestinos, obstruyendo, cuando no se prohíbe totalmente, los desplazamientos de sus habitantes. Ahora Sharon es primer ministro, y este último año se ha consagrado a realizar la etapa definitiva de un proyecto comenzado hace veinte años. En efecto, Sharon ha dado órdenes a su lacayo, el ministro de Defensa, y a partir de ahí estas órdenes corren a lo largo de la cadena de mandos.

El Jefe del Estado Mayor declaró que los palestinos constituían una amenaza de cáncer, y dio instrucciones para someterlos a quimioterapia. El brigadier impuso el toque de queda por tiempo ilimitado, y el coronel ordenó la destrucción de los campos palestinos. El comandante de brigada estacionó los tanques en las colinas, entre las casas de los palestinos, y prohibió a las ambulancias evacuar a los heridos. El teniente coronel anunció que se reemplazaban las reglas de penetración por un azaroso ‘abrir fuego’ y el comandante del tanque toma como objetivo cierto número de personas y da orden a la artillería de tirar un obús.

Yo soy artillero, soy el tornillo más chiquito de una perfecta maquinaria de guerra. Yo soy el último y más pequeño eslabón de la cadena de mando. Se supone que yo tengo simplemente que obedecer a las órdenes, reducir mi existencia a un estímulo-reacción, escuchar la orden de ‘fuego’ del comandante y apretar el gatillo para concluir el conjunto del plan. Se supone que yo tengo que hacer todo esto con la simplicidad y naturalidad de un robot que a lo máximo sentirá las sacudidas del tanque cuando el obús es eyectado y vuela hacia su blanco.

Pero, como escribió Bertolt Brecht: General el ser humano es muy útil, puede volar y puede matar, pero tiene un defecto puede pensar.

En efecto, mi general o a quien corresponda —coronel, brigadier, jefe del Estado Mayor, ministro de Defensa, o todos juntos—, yo soy capaz de pensar. Tal vez no pueda hacer gran cosa más, confieso que en tanto soldado no soy particularmente dotado o valiente, no soy un excelente tirador y mis capacidades técnicas son limitadas. Tampoco soy muy deportivo, y no consigo que el uniforme me quede bien. Pero soy capaz de pensar.

Puedo ver adónde me quieren llevar ustedes, comprendo que vamos a matar, destruir, caer herido y morir, y que ello no acabará nunca. Sé que ‘la guerra en curso’, como usted la llama, se prolongará todavía más y más. Puedo comprender que si ‘las necesidades militares’ nos conducen a asediar, cazar, matar y hambrear a todo un pueblo, hay algo en esas ‘necesidades’ que no va para nada bien.

Entonces, me veo en la obligación de desobedecer a vuestra convocatoria. No apretaré el gatillo.

Por supuesto que no me hago ilusiones. Usted me echará y encontrará otro artillero..., uno que sea más obediente y capaz que yo, no faltan soldados de ese tipo. Su tanque continuará circulando; no es un insecto zumbador como yo el que logrará parar un tanque en marcha, y menos aún una columna de tanques y con certeza todo ese desfile de locura. Pero una avispa puede zumbar, irritar, exasperar y a veces hasta morder.

Y finalmente, otros artilleros, otros conductores y comandantes, que serán testigos de esos asesinatos sin sentido y del ciclo de la violencia sin fin, comenzarán también a pensar y a zumbar. Ya somos muchas centenas y cuando termine el día nuestro zumbido se transformará en un ensordecedor rugido, un rugido que repercutirá en sus orejas y en las de nuestros hijos. Nuestras protestas formarán parte de los libros de historia, para las futuras generaciones.

Entonces, general, antes de echarme, quizás usted podría, también, pensar un poquito.

Sinceramente,
Yigal Bronner

Al cierre decidimos agregar y subrayar algunos elementos que confirman las dificultades que tiene el estado de Israel para seguir con su política de masacres.

Del El Periódico - edición impresa Internacional, setiembre 2003: "El jefe de la Fuerza Aérea israelí, el general Dan Halutz, ordenó ayer la expulsión del Ejército de 9 pilotos del grupo de 27 que el miércoles protagonizaron una rebelión al escribirle una carta informándole de su decisión de no acatar la orden de bombardear zonas civiles de los territorios ocupados y de no perpetrar asesinatos selectivos. Los nueve pilotos sancionados están en activo. El resto son pilotos de la reserva a los que ya no se les exige volar y que, de momento, no han sido sancionados".

En otro orden de cosas y según los diarios oficiales de Israel, hoy un millón de habitantes de Israel pasan hambre y, según fuentes opositoras, uno de cuatro niños viven subalimentados.

El estado de Israel, para llenar el hueco financiero que le esta dejando la guerra, sigue retirando subsidios sociales, aumentando los impuestos a los artículos de primera necesidad: papas, legumbres ...

Contra ese aumento de la pobreza se han producido un conjunto de manifestaciones, ocupaciones y otras formas de lucha, algunas de las cuales nos parece importante subrayar:

- En Jerusalén, frente al Ministerio de Finanzas, las madres solteras han acampado y denuncian permanentemente la situación degradante en la que viven.

- En Tel Aviv, en una plaza que se encuentra al centro de los comercios de lujo, se han instalado, desde hace más de un año, en lo que se llamaba la Plaza del Estado, un conjunto de "sin casas" y de miserables que rebautizaron esta plaza como la Plaza del Pan.

- Manifestaciones, concentraciones, y otras formas de lucha se repiten sistemáticamente. En ellas se contrapone al Eslogan lanzado por el gobierno de "luchar y tomar la bandera de nuestra seguridad", el de "nuestra seguridad es que nuestros hijos coman y tengamos techo". Se denuncia el hambre, "como destructor de nuestra inteligencia, el terrorismo que este contiene: mal en el estómago, terror de conseguir que comer, los padres venden lo poco que les queda para alimentar a sus hijos ..."


Recibimos y publicamos:

Contra el minuto de silencio mundial del capitalismo

Se acerca el 11 de septiembre, fecha en la que todos los medios de imbecilización masiva de la población mundial una y otra vez llamarán a los esclavos asalariados de todo el mundo a llorar por la muerte de ciudadanos norteamericanos y de paso a lamentarse por el ataque a los baluartes militares y comerciales del capitalismo mundial. Y el ruido y las imágenes repetidas hasta el infinito ocultarán la guerra imperialista desatada por las grandes potencias, que sigue destrozando al proletariado de Irak y de Afganistán. Y la socialdemocracia y los reformistas rogarán por la paz, la paz de todos los días del capital, rumbo a sepultarse en la tumba cotidiana del trabajo asalariado, o a enfrentar el día a día del que no posee los medios para satisfacer sus más simples necesidades. Hoy los campos de concentración se extienden por Medio Oriente, con todo su horror de torturas, ejecuciones sumarias y desaparecidos, y como históricamente ha ocurrido, con los proletarios como carne de cañón, matándose en la guerra entre ejércitos burgueses. Pero todo eso no es algo nuevo: Hace 30 años, tras el golpe militar del 11 de septiembre de 1973, Chile se llenó de centros de detención y exterminio, como –antes o después- Argentina, Bolivia, Perú o Guatemala. El terrorismo de Estado ha sido sistemático e implacable, camuflado y justificado por aparatos propagandísticos en nombre de una supuesta guerra contra el terrorismo, contra la subversión, contra el islamismo, cuando en realidad es para continuar la destrucción de miles de proletarios en revuelta, que el Estado burgués -el de Estados Unidos, el de Irak, el de Chile o cualquier otro- busca aplastar. Los cinco continentes están llenos de fosas clandestinas, de cementerios desconocidos, de sótanos que gritan su rabia, en Auschwitz, en Ramallah, en Jenin, en Sabra y Chatila, en Pisagua, en lagos y costas visitadas por los vuelos de la muerte de las aeronaves de los ejércitos arrojando cadáveres, al olvido. Pero lo que estos malditos no calcularon es que el olvido no existe, que conocemos los rostros de los asesinos, y que el proletariado no tiene nada que ganar con las guerras imperialistas y que los sectores más combativos del proletariado ya enfrentan a la burguesía en "sus" propios países asumiendo la lucha contra la guerra y la paz del capital. Que mientras el año 2002 vociferaban e imponían su minuto de silencio mundial por las "víctimas" del Centro mundial de comercio y el Pentágono, o la ciudadana protesta pacífica contra la represión y el genocidio, grupos de proletarios rompieron el encuadramiento burgués y lucharon contra la policía y la propiedad privada en las calles de Filipinas, de Indonesia o de Chile, destrozando también el disciplinamiento que imponen los partidos y grupos reformistas, el ala izquierda del capital, los gestores de nuestra miseria. Toda barricada contra la explotación, contra la guerra, contra las amnistías y la negociación con la sangre de los caídos, es nuestra barricada, estamos del mismo lado que otros hermanos de clase que luchan, en las calles del mundo, contra la máquina de la guerra y la paz capitalista.

Y organicémonos para repudiar el nuevo minuto de silencio mundial que el capitalismo internacional nos buscará imponer el próximo 11 de septiembre, a través de la rebeldía y la acción directa contra "nuestro propio" Estado y "nuestra propia" burguesía.

¡A EXTENDER LA LUCHA CONTRA LA IMPUNIDAD DE TORTURADORES

Y ASESINOS A TODOS LOS RINCONES DEL PLANETA!

¡TRANSFORMEMOS LA GUERRA IMPERIALISTA EN

GUERRA SOCIAL REVOLUCIONARIA!

11 DE SEPTIEMBRE: LUCHA PROLETARIA CONTRA EL TERRORISMO DE ESTADO CAPITALISTA

Proletarios internacionalistas


Supresión de la propiedad privada

"La propiedad privada no es sino la expresión sensible de que el hombre se convierte en objeto de sí mismo, más aún en un objeto extraño e inhumano de que la proyección exterior de su vida es la extrañación de ésta, de que la realización de sí mismo es irrealización, una realidad ajena. Del mismo modo la superación positiva de la propiedad privada -es decir la apropiación sensible del ser y de la vida humanos, del hombre objetivo, de las obras humanas para y por el hombre- no sólo debe ser comprendida como un disfrute inmediato y nada más como mero poseer, tener. El hombre se apropia su ser universal universalmente, como un hombre total. Cada una de las relaciones humanas con el mundo -ver, oír, oler, gustar, sentir, pensar, percibir, querer, actuar, amar, en una palabra: todos los órganos de la individualidad, así como los que por su forma son comunitarios- se apropian el objeto en sus comportamientos objetuales, o sea en su conducta frente al objeto...

La propiedad privada nos ha vuelto tan estúpidos y unilaterales, que un objeto no es nuestro hasta que lo tenemos, es decir hasta que o bien existe para nosotros como capital o usamos directamente de él poseyéndolo, comiéndolo, bebiéndolo, llevándolo puesto, habitándolo, etc. (Verdad es también que la propiedad privada no ve en estas realizaciones inmediatas de la posesión sino medios de subsistencia y a quien sirven de medios es a la vida de la propiedad privada como trabajo y capitalización).

Todos los sentidos físicos y mentales han sido pues sustituidos por su simple y llana enajenación, el sentido del tener. El ser humano tenía que ser reducido a esta absoluta pobreza, para que pudiera dar a luz su propia riqueza interior.

La supresión de la propiedad privada es por tanto la emancipación completa de todos los sentidos y propiedades humanos..."

Marx, extracto de una nota del tercer manuscrito de Paris 1844.