COMUNISMO

Dictadura del proletariado para la abolición del trabajo asalariado

Organo central en castellano del Grupo Comunista Internacionalista (GCI)


COMUNISMO No.39 (Noviembre 1996):



Notas contra la dictadura de la economía

* * *

La tiranía del valor en proceso - la afirmación del programa revolucionario

Hace más de un siglo que la crítica de la economía puso en evidencia que la esencia de la sociedad capitalista es la dictadura del valor valorizándose (1) y que la utilidad de los objetos producidos es solo un medio al servicio de esa omnipresente dictadura. El valor de uso es solo un soporte del valor de cambio, del valor en proceso.

Todas las miserias, todas las dictaduras, todas las guerras, toda la explotación y la opresión humanas no son más que la expresión de esa tiranía infernal del valor, transformado en el verdadero sujeto y dios de toda la sociedad. No es la idea, ni la política, ni el derecho, quien dirige el mundo, sino la economía, el afán de lucro, el dinero constante y sonante y la idea, la política, el derecho, el terrorismo estatal... actúan únicamente en el mantenimiento, la consolidación, la reproducción ampliada de aquella dictadura.

O dicho de otra manera, el Estado, la democracia, es decir la estructuración del capital en fuerza de dominación, en cualquiera de las formas en que se organice, es la expresión de la dictadura profunda del valor sobre la vida humana. El terrorismo abierto o encubierto, parlamentario o bonapartista, fascista o antifascista no son más que las expresiones visibles e inocultables de la despiadada realidad de un mundo sometido a la ley del valor.

El hecho de mostrar que la explotación, la dictadura, la miseria, la opresión... no tenían por causa tal o cual personaje, tal o cual "patrón explotador", tal o cual gobierno dirigido por locos o racistas (2) sino que eran la expresión inevitable del desarrollo del valor en proceso fue un hecho teórico de una importancia decisiva para el movimiento revolucionario. La demostración de que todas las contradicciones y tormentos de la sociedad burguesa se encuentran contenidas ya en la célula de base de dicha sociedad, en la mercancía, en la contradicción entre valor de uso y valor, no solo fue un acicate adicional en el proceso de desarrollo del asociacionismo revolucionario internacional de esos años, sino que aportaba elementos claros de dirección revolucionaria y contenido programático.

Por supuesto que todas esas afirmaciones programáticas, esa teoría que desnudaba totalmente al capitalismo, fueron el producto del asociacionismo obrero internacionalista en un momento de afirmación y como acostumbraban a decir con razón Marx y Engels, fueron obra de Partido. Dicha fortificación organizativa y programática del movimiento revolucionario se concretaría en el Manifiesto del Partido Comunista, en el desarrollo de la prensa revolucionaria, en la acción directa del proletariado y sus esfuerzos de centralización... así como luego en la Internacional, el movimiento revolucionario del proletariado en México (1868-70), en Francia (1870-71),... y muchos otros países.

El comunismo se dotaba así de armas decisivas para comprender y denunciar todo tipo de reformismo y daba un salto fundamental en la afirmación de su programa propio. En efecto, en ese mismo período y como reacción contra el desarrollo del movimiento proletario un innumerable número de teorías y de partidos burgueses para los obreros desarrollarían sus primeras expresiones (socialdemocracia formal o no). Como es sabido, dichas fuerzas e ideologías, denunciaban algunos males de la sociedad burguesa proponiendo "soluciones" y reformas que dejaban intacta la esencia de la sociedad mercantil como por ejemplo la teoría y los proyectos de Proudhon. Se decían y se dirían socialistas, progresistas, anarquistas, socialdemócratas, comunistas, antiautoritarios,... o cualquier otra cosa pero quedaba clarito (3) que en realidad eran la miserable expresión de izquierda de la misma sociedad burguesa, que propone como programa la eliminación de tal o tal consecuencia de la sociedad mercantil dejando intacta la célula de base y reproducción de la misma: la mercancía, la sociedad productora de valores y por lo tanto también el intercambio, y el trabajo asalariado.

Contraposición práctica entre el movimiento revolucionario y el reformismo y afirmación del programa mismo de la revolución se desarrollan y afirman, entonces simultáneamente. A la dictadura general del valor valorizándose, es ridículo contraponerle un cambio de gobierno, la "democratización" de un Estado, la estatización de los medios de producción, las reformas agrarias, los bancos de los pobres, o la remuneración basada en bonos de trabajo. Solo la abolición de la dictadura del valor, la destrucción total y despótica de la tiranía de la economía puede constituir una solución, no para tal o cual sector de la humanidad, sino para la humanidad toda entera. Este es el centro del programa comunista, ahí está la clave de la invarianza del programa revolucionario de destrucción del capitalismo para los militantes de hoy como para los de ayer.

Si bien mucho antes que Marx y Engels hayan sistematizado la esencia del programa revolucionario ya se había expresado la necesidad de la destrucción violenta de toda la estructura social burguesa, la necesidad del proletariado de organizarse en clase, en partido, la necesidad de la dictadura de los pobres y luego, más específicamente de la dictadura del proletariado, ahora la necesidad y posibilidad de la dictadura del proletariado encontraba todo su fundamento práctico y relegaba al reino de las utopías cualquier pretensión de cambio sin la destrucción de la mercancía. La dictadura revolucionaria para la abolición de la sociedad mercantil se inscribía prácticamente (aunque no siempre formalmente) en la bandera de toda verdadera lucha proletaria contra el capitalismo y el Estado.

Hasta entonces los revolucionarios habían aparecido como utópicos (4), ahora eran los revolucionarios que ponían en evidencia que las reformas o las "revoluciones" a medias eran las utopías:

"La revolución radical no es un sueño utópico... Tampoco lo es la emancipación humana en general. Si lo es en cambio una revolución parcial, meramente política, revolución que deja intactos los pilares de la casa."
Karl Marx "Crítica de la filosofía del Derecho de Hegel" 1844

El ABC del programa revolucionario: la dictadura del proletariado

Dada tanta distorsión y falsificación ideológica que caracteriza la actualidad no está demás aclarar ese ABC del programa revolucionario. La esencia del capitalismo de hoy, como no podía ser de otra manera, es exactamente la misma que la de ayer. El programa revolucionario como lo hemos dicho muchas veces es invariante: solo la dictadura del proletariado y la consecuente abolición de la mercancía y el sistema del trabajo asalariado puede aportar una verdadera solución a la humanidad.

Nos gustaría mucho abrir una vez más la discusión sobre el contenido y el alcance de lo que lo que nosotros, los comunistas, denominamos dictadura revolucionaria del proletariado abocándonos así a aspectos que han sido deformados y distorsionados y que serán esenciales en la próxima ola revolucionaria mundial. Así partiendo de la necesidad histórica de destrucción de la dictadura del valor sería sumamente importante combatir todas las ideologías que (como las del socialismo en un solo país) ven la dictadura del proletariado como una dictadura política, o una dictadura formal de tal o cual sector o partido "proletario" o "socialista" y contraponerle nuestra concepción propia que afirma el carácter social (o si se quiere total) de la dictadura del proletariado, como la revancha histórica del valor de uso contra el valor, como la afirmación de las necesidades humanas contra el valor en proceso. Ello permitiría clarificar que nunca el proletariado llegó a imponer su dictadura, que por otra parte por ser la contraposición triunfante contra la mercancía y todas sus leyes solo puede imponerse a nivel mundial. Así podría clarificarse que salvo en tal o tal gran batalla de clase contra clase como la hubo en México en la primera década del siglo, en Rusia del 17 al 19, en Alemania un poco después o en España en la década del 30, en las que se arrasó contra mil expresiones de la ley del valor, no tiene ningún sentido el hablar de "dictadura del proletariado" en tal o tal país y que incluso en esos casos ejemplares de organización de la acción revolucionaria de nuestra clase solo debiéramos hablar de prefiguraciones y tentativas de imponer la dictadura de clase y no de la dictadura misma del proletariado; que, por otra parte, solo puede ser mundial.

De la misma manera que el revisionismo y el reformismo inventaron la absurda teoría del socialismo en un solo país y la clase dominante del mundo se complacía en hablar de "países socialistas" o "países comunistas", algunos sectores más radicales de la izquierda burguesa marxista inventaron la teoría de la dictadura del proletariado en un solo país o peor aun del Estado obrero en Rusia y luego en otros países.

También nos gustaría, porque será decisivo en las próximas batallas proletarias, subrayar como aspecto esencial de la dictadura del proletariado, la necesidad de abolir las decisiones autónomas de las unidades productivas, la autonomía de los compradores y vendedores, la oferta y la demanda, el individuo igual y libre decidiendo, que constituyen la base fundamental del funcionamiento de la sociedad mercantil. Nos gustaría recalcar que la dictadura del proletariado no solo deberá abolir las actuales empresas, sino en general las unidades autónomas de decisión sea por grupos de fábrica o de sector económico, que implican al intercambio entre los mismos. Nos gustaría mostrar la imperiosa necesidad de abolir la democracia en todas sus expresiones, no solo parlamentaria, sino "consejista", obrera o como se le quiera llamar; en fin, desarrollar los elementos claves para combatir todo el conjunto de ideologías que constituirán una traba en el desarrollo de la centralización revolucionaria y orgánica contra la ley del valor, como el federalismo, el obrerismo, el "anarquismo".

Pero si trazar estas lineas generales acerca de la dictadura del proletariado, nos parecía indispensable hoy en este trabajo que trata sobre la dictadura del valor, sobre la dictadura de la economía, (precisamente porque las determinaciones programáticas de la revolución se desarrollan en contraposición a las determinaciones programáticas del capital y sus tentativas de reformas) el desarrollo de esos tópicos ligados a la destrucción de la misma desbordan demasiado los objetivos de este trabajo y será recién el objetivo de materiales futuros (5).

El discurso sin tapujos sobre la dictadura de la economía

Aquí queremos insistir en algunos aspectos de la dictadura de la economía en la actualidad, en el desarrollo moderno de la dictadura que ejerce el valor en proceso en todos los demonios de la vida humana, en las formas actuales del discurso dominante para someter aun más a los hombres a ese monstruo sin cabeza que es la economía.

Si bien la dictadura de la economía es una constante del capital fue necesario un largo proceso antes de que se hablara sin tapujos de que hay que servir a la economía, de que hay que sacrificarse por la competitividad, de que hay que hacer esfuerzos por la economía nacional o que es indispensable cagarse un poco más de hambre para "relanzar" (6) la economía. No solo corrió mucha agua por los ríos, sino mucha sangre por el mundo para que fuese aceptado como un orden natural el hecho de que el hombre no vale nada y que solo importa la economía nacional, la competitividad,...

Aunque siempre la sociedad burguesa y en particular la economía nacional, concibió al hombre como un mero medio para el enriquecimiento, el capitalismo en los siglos anteriores escondía al menos ideológica y parcialmente esos objetivos y ningún gobernante hubiese podido decir tan abiertamente como se hace hoy en todas partes que la gente siga sacrificando la vida para que la economía viva mejor. Las fracciones dominantes de la burguesía buscaban y en muchas ocasiones lograban presentar sus intereses y sus necesidades de clase y de fracción como benéficas para su clase en primer lugar y para toda la sociedad en segundo lugar (es una condición importante para que la dominación de clase se realice sin mayores explosiones), y no dejaban de decir que a mediano o a largo plazo solucionarían los problemas de la masa desheredada y que el mundo sería mejor y en correspondencia con ello los gobernantes prometían y prometían un futuro mejor al mismo ritmo que los curas prometían el reino de los cielos. Ahora ni siquiera eso, ni hablan de futuro mejor en la tierra, ni como se solucionará el hambre y la miseria, se dice abiertamente y desafiantemente que hay que joderse más y más y que el futuro será todavía peor. En cualquier época anterior, en cualquier país, y aunque muchos no lo creyeran, se decía que la miseria iría disminuyendo que los hambrientos y miserables serían absorbidos por el crecimiento económico y que en el futuro habría menos. Ahora ni siquiera se esconde que habrá cada vez más gente en harapos, que hasta en el mundo que nos prometen habrá cada vez más desamparados.

Los discursos de políticos y gobernantes ya no piden el sacrificio en nombre de un mundo mejor para todos, sino que abiertamente dicen que es necesario condenar más gente a la desocupación, al hambre, a la miseria,... que se recortarán más los gastos sociales... porque la economía lo necesita para que las empresas sean competitivas. En la misma medida en que el discurso de todos se hace cada vez más igual, porque el desarrollo del capitalismo les va imponiendo a todas las fracciones burguesas un programa único en todos lados va quedando más en evidencia que no hay diferencias entre los políticos y gobernantes y que en sus campañas electorales, golpes de Estado, luchas parlamentarias no se oponen programas diferentes, ni fracciones claramente opuestas de la clase dominante, sino que únicamente se disputan una parte del botín, sus coimas y chanchuyos, su merecida cuotaparte, dada su consecuencia en la lucha por el aumento de la explotación, en la apropiación de plusvalor: cuanto mayor sea la capacidad de encuadramiento y de hacer pasar medidas de austeridad es lógico que se cobre más.

La economía misma fue pasando a ser el discurso dominante de todo político o gobernante. En el pasado el hecho de que la economía era lo determinante aparecía encubierto por la religión, la política, o diversas ideologías sin que de ninguna manera pudiese constituir un argumento de fuerza contra el ser humano, más aun un político o gobernante se negaba como tal si revelaba el secreto de la dominación y declaraba abiertamente que había que sacrificar todo, en nombre de la economía, de la competitividad de la economía nacional.

El complejo de culpa original de la burguesía (que impuso su sistema social en nombre del pueblo y de la igualdad social: "igualdad, libertad, fraternidad") la determinaba a esconder el hecho de que este sistema sacrificaba al ser humano en el altar del dinero constante y sonante. Lo que algunos lúcidos y cínicos economistas burgueses habían descubierto y escrigían en sus obras científicas (como David Ricardo) los políticos se encargaban de ocultarlo; aunque adentro de casa la burguesía sabía que la cosa era así, los políticos, ideólogos y gobernantes debían disimularlo. Ahora por el contrario se grita a los cuatro vientos: lo importante es el lucro, lo importante es la competitividad de la economía nacional que la gente reviente puede ser un mal necesario para aquel. Todo político se muestra como un buen empresario que llama a trabajar más y cobrar menos a toda la población.

La destrucción del hombre y de la solidaridad entre los hombres llega a niveles paranoicos: es lógico, normal y natural que la gente pase hambre para que las empresas sean rentables, de la misma manera que te aconsejan un paraguas para la lluvia que viene, te dicen que para bien de la economía nacional se cagarán centenas de miles de personas, millones de seres humanos y que tenés que trabajar más para escapar a esa debacle; para privarte del último sentimiento de solidaridad para con tu clase te ofrecen la colaboración con una ONG o comprar comida en el supermercado de la esquina que la enviará a los pobres de otra parte del mundo. Por el resto las consignas son claras: sacrificio y salvación individual.

Ya ni tienen que explicar, que justificar, el nivel de enajenación con respecto a las necesidades humanas, a la comunidad humana es de tal magnitud que aparece natural el discurso de un político parloteando una hora sobre cifras económicas, sacrificios para la gente y beneficios para las empresas y la economía nacional. De lo concreto y real del hombre y sus necesidades se hace total abstracción y lo que aparece concreto y real para la masa amorfa de ciudadanos y espectadores es lo totalmente abstracto el bienestar del país, el futuro de la economía nacional. La famosa revolución en las comunicaciones que en realidad lleva los niveles de separación humana a niveles nunca antes conocido es factor decisivo de esta abstracción generalizada de la especie humana. Sería absolutamente imposible el convencer a un proletario de los siglos anteriores o de principios de este siglo de que lo importante no es él, de que lo importante no son sus compañeros, sus hijos, sus viejos..., en fin su clase, la humanidad..., sino "los criterios de Maastricht", el Mercosur, el "plan tal o tal", "los beneficios que traerá a la economía el nuevo presupuesto"... y sin embargo hoy en día todo esa abstracción tiene mucho más derecho de existencia que el hombre de carne y hueso: por eso cualquier proletario que actúe en función de sus necesidades y las de su clase atenta contra el orden democrático establecido.

Hasta que punto esta situación está marcando los límites objetivos e históricos de todo el sistema social burgués en la medida de que la clase dominante ya no es capaz de proponer ningún plan viable para la especie humana o por el contrario la situación actual está mostrando que el sistema puede seguir imponiendo absolutamente cualquier sacrificio dado que el proletariado no es capaz de reconstituirse como clase y como fuerza histórica, es una discusión que también desborda este trabajo. En todo caso nosotros pensamos que ambas realidades caracterizan la situación internacional actual, en la medida de que la clase dominante actúa cada vez más como si no tuviese ningún límite y el proletariado solo responde ocasional y regionalmente sin llegar a constituirse en fuerza mundial. Esa situación sigue determinando un conjunto de características contradictorias de las luchas actuales (7).

"Crisis" o "reactivación" la receta es siempre la misma

"Crisis hay que ajustarse los cinturones", "la reactivación es frágil hay que hacer un esfuerzo más",... la "salida del túnel está próxima no es el momento de exigir nada", "todo va mejor pero la expansión es todavía débil", es en síntesis la monótona y aburrida musiquita que suena a izquierda y derecha de todo el espectáculo al servicio de nuestro sometimiento a la dictadura de la economía. Si la maldita economía anda mal hay que joderse para que ande bien, si anda bien hay que joderse para que siga andando bien y hay que joderse más para que ande mejor, si anda más o menos hay que joderse más porque tiene que andar bien. Joderse siempre joderse para que la economía ande bien es la consigna cada vez menos secreta del sistema social que padecemos. Y como salida real de todo ese tunel inmundo, el sistema capitalista mundial, como lo hemos puesto en evidencia en mútiples ocasiones, solo dispone de una perspectiva que le permita regenerarse y volver a un ciclo verdaderamente expansivo: la guerra imperialista generalizada, una gigantesca carnicería mundial. En el fondo nos dicen ¡"sigan remando no se puede salir de la galera y habrá que hacerlo hasta que se hunda"!.

Es pedirle peras al olmo el esperar que un gobierno, un partido político, un sindicato, un canal de televisión, una emisora radial,... nos anuncie al fin la buena nueva de que ahora sí podemos disfrutar de la vida, de que ahora sí se acabaron los sacrificios en nombre de la sacrosanta economía nacional, de que ahora sí se puede vivir mejor, de que ahora sí los más pobres serán privilegiados, que nos aumentarán los salarios y las asignaciones sociales, de que ahora sí podemos trabajar menos y comer más.

Como ejemplificación de las formas que toma la dictadura actual de la economía presentamos a continuación dos trabajos de compañeros sobre el tema. Uno hace referencia a los argumentos del poder en tiempos de "crisis" otros cuando se anuncia la "reactivación" de la economía.

Escritos en momentos diferentes, en países y en ocasiones diferentes ambos textos denuncian en el fondo lo mismo. Precisamente por ello nos ha parecido interesante de presentarlos juntos.

El primero de esos textos "La economía está en crisis que reviente" fue redactado por Akéfalos en España y trata globalmente de la dictadura de la economía, del dominio real de la abstracción monetaria y al mismo tiempo que realiza una crítica clasista del capital y el Estado describe con mucho acierto y riqueza las formas actuales de dominación, de separación entre los seres humanos, de imposición del discurso dominante, de ciudadanización imbecilización generalizada.

El segundo es un texto de nuestro grupo publicado el año pasado en francés. El mismo se sitúa a un nivel mucho más concreto e ilustrativo (8) poniendo en evidencia en base a citaciones y cifras oficiales que incluso en la mejor de las hipótesis que nos presentan, la de la reactivación de la economía, la salida del túnel etc. la situación del proletariado también empeora.

En ambos casos se lucha contra la corriente y se critican todos los discursos oficiales de todas las fracciones burguesas, contraponiendo la acción directa de proletariado contra el capital y el Estado.

Notas

1. Si quisiéramos ser más rigurosos debiéramos decir la "crítica de la economía en su expresión teórica" porque nos referimos a las primeras formulaciones y explicaciones teóricas de ese proceso. En realidad la dictadura misma del valor se desarrolla desde el origen mismo del intercambio, de la autonomización del valor de cambio, del desarrollo del equivalente general, hasta la instauración de la comunidad del dinero, como única (pseudo)comunidad de los hombres: la totalidad de la especie humana queda sometida a esa dictadura (la práctica irá mostrando, contra todo tipo de ideologías, incluyendo las "marxistas" que independientemente de las formas inmediatas de producción el ser humano no es, desde ese momento histórico otra cosa que fuerza de trabajo de reproducción del capital mundial). Siendo el proletariado el objeto mismo de esa dictadura y encontrándose en contraposición existencial, vivencial a la misma, su crítica a la economía también comienza con su propia existencia.
2. Por supuesto que aun hoy el capitalismo inculca que hay patrones explotadores (¡cómo si los otros no los fueran!) o que la dictadura, la guerra y la barbarie se deben a la locura de tal personaje como Hitler o Pinochet.
3. Quedaba "clarito" no en el sentido corriente de la expresión, en el sentido demócrata de que la masa proletaria o la mayoría de los proletarios ve claramente en ellos a su enemigo, sino en el sentido de que la práctica social de todo el reformismo se contrapone objetivamente a los intereses histórico sociales del conjunto del proletariado, en el sentido de que todo reformismo reproduce y mantiene la sociedad mercantil origen de todos los males. Aunque ello solo una minoría, más o menos organizada, más o menos consciente, más o menos centralizada en fuerza autónoma según las épocas, lo denuncia y lo expresa abierta y explícitamente. Es evidente que la afirmación del programa revolucionario obra de la contraposición general del conjunto del proletariado con la sociedad capitalista, solo puede cristalizarse conscientemente en una minoría de proletarios (lo que lejos de ser una idea elitista, resulta de las condiciones mismas en las que se desarrolla la lucha contra la dominación y la explotación) y pretender lo contrario es hacer obra de disolución de la clase, es sabotear la acción histórica de constitución del proletariado en Partido.
4. No en el sentido de que la revolución total fuese hasta entonces una utopía, sino en el sentido de que los programas o proyectos sociales partían de las ideas y deseos de los revolucionarios que se confundían siempre con la purificación del mundo de su época y en esa medida aunque sus actos se contrapusieran totalmente a los de los reformistas, sus proyectos no mostraban el mismo nivel de ruptura y contraposición. Pensemos por ejemplo a todo lo que se denominó "socialismo y comunismo utópicos" en donde coexisten afirmaciones revolucionarias con pequeñas reformas del mundo burgués.
5. Por otra parte la mejor forma de desarrollar estos puntos es en base al análisis de la experiencia misma del proletariado en sus tentativas revolucionarias, especialmente analizando las causas de los fracasos. En este sentido nuestro grupo sigue con su trabajo programático fundamental del período revolucionario 1917-23 en el mundo (Ver por ejemplo Comunismo nº 15-16, Comunismo nº 17, Comunismo nº 18), así como de las tentativas revolucionarias en México a principios de siglo y en España en la década del 30.
6. Los medios de difusión usan mucho la palabra "relanzar" la economía, aunque en castellano resulte más clara la expresión "reactivar" la economía.
7. Ver "Características generales de las luchas de la época actual" en Comunismo número 33.
8. Bajo ningún aspecto debe interpretarse esta afirmación como que es más importante o más valido este texto que uno más global y abstracto, como lo es esta introducción global sobre la dictadura de la economía. Son textos que expresan niveles diferentes todos absolutamente necesarios en nuestra batalla y que globalmente reafirman el mismo contenido.



La economía está en crisis

¡Qué reviente!

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Debate

No nos creeremos la crisis hasta que no empiecen a suicidarse en masa los ricos (1)

Extractos

"El bluf del 92 ya ha pasado (2). Ahora nos imponen la crisis, después de haber hipnotizado al personal con un período "próspero" que sólo se advertía parcialmente en el consumo de tonterías, el endeudamiento y el incremento de los beneficios especulativos. Eso sí, la selección ganó una medalla y el intocable Barça, la liga. Anteriormente, el PSOE con su reconversión, como fiel servidor del Capital, finalizaba la transición (3) e iniciaba aceleradamente la modernización de la Opresión, borrando del mapa los movimientos asamblearios que caracterizaron el final del franquismo y la transición. Se implantaba el sindicalismo civilizado y se encuadraba el malestar dentro del propio idioma del Estado-capital: la economía, la política. Cuando los sindicatos (y otras formas de oposición cívica) dicen No, podemos estar seguros de que es un Si, disfrazado de no, puesto que el Estado necesita una oposición que haga simulacros de huelgas para desmovilizar y desmoralizar al personal. Con las negociaciones gobierno sindicatos, está clara la función de éstos en el juego espectacular de la política: controlar a los pobres y hacer entrar la razón de Estado en nuestras cabezas.

Vivimos en una sociedad donde la política desplaza el lenguaje propio de los oprimidos, decide, gestiona y disfraza esa mentira en única realidad (4). Gestionan nuestras miserias y monotonías. Gestionan la riqueza, que ya es abstracta e inexistente, como Dios en la Edad Media, nadie puede estar fuera del cristianismo actual: el culto a la abstracción monetaria, la Economía y la Política. Gestionan y desarrollan proyectos, para gestionar déficits, beneficios y represiones.

Los curas sociales con sus servicios sociales, domestican, recomponen, reutilizan la marginación para el negocio humanitario del concepto, reapropiado por el Estado, de la Solidaridad. Se desarrolla el escaparate del gasto social, de su recorte y la falsa lucha que recrean. Inútiles licenciados y estudiosos del vacío social, encuestan, proporcionan, redefinen los problemas para solucionarlos en la propia perpetuación de éstos. En realidad, nuestros problemas son ellos.

Marginan con el paro (es decir la desocupación NDR) a perpetuidad. Marginan con el suculento negocio de la represión de las drogas, de la represión de la "delincuencia", del gran negocio del control global de la sociedad. Gestionan, gestionan, gestionan... Gestionan invadiendo nuestras vidas de "seguridad" y aburrida muerte social.

Los Medios de comunicación difunden sus mentiras, el malabarismo de la superflua publicidad de la información, nuestras neuronas paralizadas... ¡Atención! Hablan, informan, difunden, venden, forman. Destruyen inmovilizan lo que existe, el deseo de la vida que es revuelta, que no existe hasta que muere y es vendible, por sus canales. Solo su versión del mundo es la que existe, la versión apartada, un mundo a su imagen y semejanza.

Nos dan miedo, nos provocan el miedo. Nos integran en su paranoico juego de realidades aparentes. Control informático, control mediante la información, circo político, invento de las razas, reality show, supervivencia reciclable ecológica-vende-bien, encerrados en la rutina.

Como definir esta "moderna" contrarrevolución permanente en esta porción del pastel?

... Desde fines de los sesenta se desarrolla en toda Europa (5) un proceso de modernización de la opresión (en parte para acabar con las luchas salvajes no mediatizadas como el 68 francés o el otoño italiano), haciendo el mundo más invivible para nosotros. Se corta la comunicación real y sin intermediarios, surgida de la experiencia y de la lucha. La separación que había surgido entre la clase dirigente, su Estado y los oprimidos, que podía poner en peligro la dominación se llena mediante la política, el sindicalismo, el consumo y la necesidad del dinero para cualquier actividad. El dinero trae el distanciamiento y el aislamiento entre los pobres. La necesidad de dinero determina una pérdida cualitativa de las relaciones (6). Se introduce en nuestras conductas el ansia de dinero como elemento distorsionador: la apariencia, el escaparate. Se muestra todo, se tiene la necesidad de mostrarlo todo, aunque en realidad se sabe que solo una pequeña parte es lo que podemos poseer, generalmente lo más Kicht (7), los sucedáneos...

Se muestra la caricatura de la "riqueza", que es precisamente caricatura porque se muestra en un mundo de pobres. Del mundo de los ricos solo sabemos lo que nos muestran las series de TV, y que es lo más falso y es a la vez lo que más envidiamos e imitamos.

La sociedad se muestra capaz, en muchas ocasiones de digerir y a veces crear revueltas, ya sea por medio de la represión, la recuperación o ambas a la vez. El dinamismo de la sociedad consigue integrar de buen grado o a la fuerza.

Durante la transición y durante el gobierno del PSOE, el papel domesticador de los sindicatos ha sido evidente como aparatos al servicio del Estado-Capital frente a ellos, a veces, se han impuesto movimientos asamblearios (8) que desbordándolos plantaban cara al capital. El Estado recreó los sindicatos para controlar las luchas mediante la burocracia, su representatividad, y el acto de negociar delegadamente. Actualmente los sindicatos tienen poca afiliación, no llegan al 15 % (9) de los asalariados y están ampliamente subvencionados por las instituciones del Estado. Por lo tanto, forman parte del Estado, son en sí una institución de éste y sus excelentes servidores.

La razón de Estado se acabó imponiendo dando por finalizado el movimiento de las asambleas con la recuperación sindical, la represión (muchas veces sangrienta como en el caso de Vitoria, Reinosa, Euskalduna, Portuarios... llegando al asesinato de trabajadores) y el fraccionamiento. Consiguen imponer su dinámica, su discurso, su forma de vivir.

El espectáculo democrático intenta canalizar la insubordinación social. La santísima trinidad Estado-Capital-Economía es incriticable. Todo queda atado por la lógica del dinero, es decir la lógica de la mera subsistencia hasta la máxima expresión de la abstracción económica. Abstracción de una mentira, universal y creída.

El ideal imposible del capitalismo moderno es transformar en cuadros a los trabajadores de las metrópolis. Ante este fracaso colectivo, una parte importante de los trabajadores, y la gran parte de los países en vías de desarrollo (10) son desplazados a la miseria y la marginación. La mentira de pertenecer a la clase media, pacífica, desarrolla la función de parachoques de la conflictividad social. Aquí aparecen nociones absurdas como la de usuarios y el consiguiente espíritu cívico que provoca la sumisión en el comportamiento cotidiano. ¿Ciudadanos? Término agradecido de los amos para los buenos esclavos, pobres pero honrados.

Y aparece una nueva contradicción en la idea de clase media: recortes de presupuestos, encarecimiento del nivel de vida y nueva expansión comercial de los grandes. Las multinacionales dominan el mercado absorben y aniquilan a los pequeños por un lado y, por otro, descentralizan la producción en pequeños núcleos, que muchas veces no son más que empresas que esconden la realidad de trabajadores autónomos dependientes de la propia multinacional, o centros donde se emplean a los nuevos jornaleros urbanos.

Desde luego, con esta crisis los yuppies no se tiran por las ventanas

Metidos en la mierda de una supervivencia llena de bonitos anuncios y escaparates dispuestos a expoliar nuestros míseros sueldos, suelos llenos de monedas y limosnas para parados, o navajas dispuestas a la cárcel y el pico. Trabajadores en autoempleo, o lo que es lo mismo autoexplotación (11). Sumisos trabajadores por cuenta ajena, el que explota es el cliente, usuario y fisco. Autogestión de la explotación, vacío de la lucha social. Demasiado trabajo, habrá que ducharse y orgullosos gritar "soy mi propio amo". Nunca mejor dicho, el eterno autoputeo del obrero dispuesto a entrar en la anodina clase media. Ojalá no esté tan asumido, como asumido lo tiene el botiguer.

Jornaleros urbanos. Variopinta gente buscando chapuzas. Empleos sumergidos. Paro de por vida. Empleo precario. Obreros domesticados por los gastos, las amenazas, los contratos, las letras. Sindicatos que deciden por ti, empresas de la reproducción de la fuerza de trabajo. Movilidad, eufemismo de emigración para el ciudadano de primera, es decir con pasaporte de esclavo autóctono. Si cada vez es más insoportable trabajar, vistas las condiciones de sumisión y control crecientes, también es cada vez más difícil sobrevivir sin trabajar, es decir buscar el dinero, si no es por medio del trabajo.

Nuestra vida se ve invadida por imágenes cibernéticas, que distraen, pero aburren. El televisor es la hostia, la hija con el video en el cuarto mirando como Jackson se tira al ratón Mickey, mientras la mujer se compra un encerador de suelo con la tele activa. El computador descompone neuronas marcianas del niño que tiene mono de matar aleinígenas pues el mando no funciona. La palabra desaparece, sólo habla el Capital, la razón de Estado. Nos organizan y controlan técnicamente la soledad que nos obligan vivir. Aislamiento, pero el chip funciona a destajo. El Estado está en nuestra más vida íntima, controla aspectos de la vida cotidiana, la divierte a su gusto.

El Estado, al atomizar y romper la comunicación entre la gente e invadir la vida privada, trata de distorsionar la lucha que aparentemente está en su contra.

Sin el Estado, nada. Todo ha de pasar bajo la custodia del Estado y con la protección y la bendición de la política. Este es el logro más importante a partir de la segunda guerra mundial. El Estado democrático se muestra como el único interlocutor, el único mediador y el único comunicador de ideas, válido y reconocido.

La Democracia es el engaño respecto a la comunicación. Por ella y en ella los políticos expresan sus ideas que a la fin se convierten en las de la mayoría. Nos quitan el Poder de poder y saber comunicarnos, nos borran las palabras de nuestros labios para sustituirlas con sus mentiras ideológicas.

La democracia no es si no la apropiación de la comunicación (el poder de la comunicación) por parte de los políticos que se convierten en nuestros representantes e incluso en los delegados de nuestras ideas, jamás expresadas.

La democracia es la apariencia de la confrontación de mentiras rivales que se complementan y que su único y primordial fin es salvaguardar la razón de Estado.

Lo que no sale por la tele: no existe

Lo que es excluido, lo que está fuera del círculo de su realidad y su mentira, no existe. Así, si ves algo no es como lo has visto, sino como dicen que ha sido. Parece mentira, pero les funciona, hay gente que ve por los ojos del Estado y no por los suyos, ya sea por miedo o apatía de los chips cerebrales.

¡Menuda suciedad basada en la información! Microelectrónica, genética, control, ecología, servicios, postindustrialismo en la metrópoli, industrialización en la semiperiferia y guerra en la periferia.

La crisis que nos imponen es para continuar la huída que hace el Capitalismo para seguir reproduciéndose...

La sociedad del Espectáculo, la Mercancía y el Control está llegando y se desarrollará en términos que superan las predicciones y observaciones de los situacionistas. Mientras tanto nosotros de crisis, con el miedo del paro y la policía metida en nuestra vida.

Nos anunciaron la crisis, siempre hemos estado en crisis

Con la excusa de la crisis hacen que parezca necesaria una vuelta más a la tuerca de la explotación y del control de la población. Todo depende de hasta donde la gente esté dispuesta a llegar. Del obrero del bienestar, a la precariedad. Pérdida de un siglo de concesiones-conquistas. Pero en este país, nunca hemos conocido el "Estado del bienestar". Siempre hemos conocido el "bienestar del Estado".

La huelga general forma parte de la función de los sindicatos dentro de la dominación; se adelantan en crear un movimiento para encauzar la insatisfacción por el incremento de explotación que significa la crisis y las consecuencias jurídico-económicas que provoca: nuevas leyes sobre el empleo y el recorte de los gastos sociales. Se trata de encauzar la insatisfacción social para que no sea peligrosa.

Los sindicatos se han visto rechazados muchas veces por su papel en el espectáculo político-social-económico, por eso durante la ofensiva capitalista de la reconversión, el 92, y la posterior crisis deben radicalizarse aparentemente para poder seguir haciendo su papel, es decir seguir existiendo. Están convirtiendo el arma de la huelga en un show inofensivo para jugar a los datos y cifras de la política, estos montajes sindicales están dirigidos contra nosotros y los nuestros...

Tanto como el individuo se ha convertido en productor consumidor aislado, las luchas quedan aisladas dentro del circo informativo de la noticia. Tanto tenemos que luchar contra la atomización que nos imponen, como contra el aislamiento de nuestros colectivos y las luchas contra el poder. De ahí la importancia de la comunicación, la difusión de nuestras palabras y las prácticas colectivas que tienen que decir todo por si mismas, sin necesidad de justificaciones ideológicas, banderas, vestidos o siglas.

Invertir la utilización que el Estado-Capital da a las calles. Circulación de coches y mercancías, escaparate de la soledad. Ante el aburrimiento y el binomio diversión-dinero, buscar salidas realmente divertidas. Es decir recreadoras de la vida. Subvertidoras del orden.

Reafirmar los actos de insumisión en todos los terrenos. La insumisión cuando es real (negarse al diálogo con el Poder), conlleva en sí una victoria, ya que la Democracia necesita de una pregunta-respuesta para funcionar. Es necesario un debate teórico-práctico de las formas de intervención. Experimentando formas de luchas nuestras y de los nuestros.

Enajenados, anulados, alienados. Este es un mundo extraño en el que la vida ya no nos pertenece. este mundo no nos afirma para nada, sino al contrario que nos niega. Es por esto que nosotros solo podemos pensar en lo negativo. no hay alternativas, si la economía está en crisis ¡qué reviente!

Notas

1. Lo que sigue son extractos de un texto debate publicado por el número 8 del periódico "Akefalos" (Apartado de Correos 37120 - 08080 Barcelona España) hace algo más de un año (los lectores que deseen el texto completo pueden pedir fotocopia del mismo a la dirección central - Grupo Comunista Internacionalista) El nombre del periódico es explicado así por sus redactores "La mitología griega describe un pueblo de gentes sin cabeza, sin jefes ni subordinación. Porque somos seres que perdemos la cabeza en lo que ellos dicen imposible. Seres extravagantes, sin sentido común, que luchan contra la normalidad social de los esclavos y sus amos."Las notas al pie de página son de la redacción de Comunismo.
2. Si bien algunos aspectos de este artículo se refieren principalmente a España (Bluf del 92: Exposición de Sevilla, conmemoración de los 500 años, Olimpíadas en Barcelona,...) como estos primeros párrafos, otros, como verá el lector, tienen una validez mucho más general que determinaron nuestro interés en publicarlo.
3. En España se le llama así al período de "democratización del franquismo" durante el cual el Estado se reorganiza gracias a la gestión del "partido socialista obrero español" (PSOE).
4. Una de las cosas que más nos gustó de este texto es que compañeros con formaciones e ideas distintas, con expresiones diferentes llegan a expresar cosas tan similares a las que nosotros expresamos acerca de esta sociedad. Por ejemplo el contenido de esta frase que nos parece muy claro, nosotros lo expresaríamos diferente, por ejemplo diríamos que es la democracia (no solo política, sino social, económica, integral) la que elimina la comunicación interna a la clase, la que destruye los lazos asociativos y vemos perfectamente que "desplaza el lenguaje propio de los oprimidos" porque los desintegra como clase, porque los atomiza, porque los transforma en compradores y vendedores, en idiotas útiles, en ciudadanos.
5. Lo que a continuación se describe es sin duda mucho más general que para "toda Europa".
6. Aquí también no es que los autores se equivoquen, sino que consideran un fenómeno como relativamente local o nuevo, cuando es general para todo el mundo capitalista desde hace siglos. Todo esto de como la comunidad del dinero liquida a toda la comunidad entre los hombres lo había descrito perfectamente Marx en los manuscritos de 1843/44, refiriéndose a los siglos anteriores. No negamos de que todo esto es cada vez peor y en ese sentido estamos de acuerdo en subrayarlo hoy como hace Akefalos intentando subrayar el salto cualitativo en la deshumanización de las relaciones humanas por el dinero, pero el lector no debiera olvidar nunca de que estos elementos son la esencia misma del sistema capitalista mundial que la humanidad soporta desde hace al menos 5 siglos y no solo en Europa sino en el mundo entero.
7. Es decir "cursi", de "mal gusto", extemporáneo", "recargado".
8. La oposición entre asamblea obrera y sindicatos como aparatos del capital es lógica en países en donde el burocratismo sindical es tal que los sindicatos no funcionan en base a asamblea de fábrica; pero no debiera olvidarse que en algunos países y períodos en donde la radicalización del proletariado es importante los sindicatos funcionan también en base a las "asambleas obreras" para mejor cumplir su función de encuadrar y liquidar las luchas proletarias.
9. Aquí, si lo que dicen los autores del texto se refieren a España y aunque en todo el mundo los sindicatos son aparatos del Estado y en los últimos años se ha verificado una disminución de los sindicalizados y por lo tanto del control de la clase obrera, este porcentaje tan pequeño de sindicalizados que caracteriza a España hoy encuentra su explicación en el desgaste de los sindicatos que un gobierno de la izquierda burguesa implica siempre: resultan bastante poco creíbles las protestas sindicales de organizaciones y partidos que comparten el gobierno y por eso necesitan a menudo las "curas de oposición".
10. Tanto la utilización de términos como "... países en vías de desarrollo" como la dicotomía entre países que la misma implica, en un texto tan claro como el que reproducimos, resultan sorprendentes concesiones ideológicas a la opinión pública y a la visión del mundo impuesta por los medios de comunicación.
11. Ya en otras ocasiones, cuando se dice "autogestión = a autoexplotación" hemos señalado que a pesar de la fuerza de propaganda que puede tener esta consigna no es del todo correcta. El sujeto de la explotación es siempre el capital y nunca uno mismo como pareciera indicar la fórmula "autoexplotación". Por otra parte el objeto de la explotación, el explotado es siempre el proletario, los proletarios. Lo que se quiere indicar con esas fórmulas contra quienes hacen la apología de la autogestión en el capitalismo es señalar que lo que se realiza es la gestión y el control de la explotación que en realidad hace el capital, que en la autogestión los trabajadores en vez de liberarse de la explotación controlan colectivamente que la misma se realice mejor. Se trata sí de un autocontrol, de una autodisciplina e incluso muchas veces de un aumento cuantitativo y cualitativo de la explotación; pero siempre en beneficio del capital. En ese sentido en lo que sigue se ve una cierta confusión en cuanto al sujeto de la explotación (ni el cliente, ni el usuario pueden ser en sentido estricto los explotadores y no tiene mucho sentido en ponerlo en el mismo lugar que el fisco que lo es en la medida en que el plusvalor del que se apropia el Estado es utilizado en beneficio del capital colectivo; y nuevamente el sujeto de la explotación no es el fisco, sino el capital). La expresión que aparece después "autogestión de la explotación", si resulta correcta, en el sentido de que el propio trabajador contribuye a la gestión de la explotación que realiza el capitalismo.



La reactivación... ¡Qué reviente!

* * *

"¡La reactivación de la economía está a la vista, hay que seguir!" es lo único que se escucha. Los políticos, los diarios y radios, y otros economistas nos llenan la cabeza gracias a esa jaula de imbéciles que es la televisión. Con cifras y gráficas nos explican que la reactivación está de vuelta con nosotros, que es débil y que temblequea pero que por fin está ahí. Dicho discurso es acompañado de una empalagosa justificación de que la austeridad debe mantenerse. Bajo el tono de "¡continúen apretándose el cinturón y la reactivación será más fuerte todavía!", la burguesía intenta por un lado ponernos al remolque de la defensa de la economía y por el otro hacernos creer que esta vez, al fin, "¡hemos salido del túnel!"

¡De esa forma, el "dios de la economía" nos gratificaría con el maná celeste luego de habernos ignorado durante 20 años! ¿Cuál sería entonces la(s) razón(es) por la cual el crecimiento (1) estaría nuevamente entre nosotros?

Para responder a ello comencemos por recordar que la burguesía denomina reactivación o crecimiento al aumento de su riqueza en un país o grupo de países (al aumento del Producto Bruto Interno). La reproducción ampliada (por oposición a la reproducción simple que es incompatible con el sistema capitalista) es una ley inherente del capital y es de esa forma que los ideólogos aluden a la misma. La recesión (palabra que prefieren a depresión) hacen referencia al aumento insuficiente de ese mismo PIB. El discurso actual de la burguesía se resume a decirnos que "nosotros" somos más ricos desde hace 3 o 4 años en Estados Unidos y Gran Bretaña y desde hace un año en el resto del mundo.

Por supuesto que detrás de ese "nosotros" se esconde en los hechos el pueblo, es decir el promedio estadístico resultante de ignorar las clases sociales, es decir de poner en la misma bolsa a los proletarios y los burgueses. Hasta hay una categoría específica en las cuentas nacionales de la ONU que se aplica en todos los países que se llama "las familias"; es decir la contabilidad nacional ignora explícitamente las clases y así como la iglesia concibe el reino de los cielos, establece un mundo en el cual todos los seres humanos pertenecerían a la misma categoría ideal: la familia.

Decir que hay un crecimiento de 3 por ciento en tal año, equivale a decir que en ese país hay un 3 por ciento más de riqueza que el año anterior; lo que por supuesto no implica que cada persona tenga 3 por ciento más de riqueza. Veremos que en los hechos la riqueza de la burguesía aumentó en base a la intensificación de la miseria de los proletarios. Además incluso suponiendo que el 3 por ciento sea matemáticamente redistribuido entre todos en función de lo que ganaban antes (2) ello significaría que la burguesía aumentó aún más su riqueza y que nuestra miseria no ha hecho más que empeorar: la plusvalía sigue constituyendo el mismo porcentaje de una riqueza creciente. ¿cuál es la realidad de la explosión de esta riqueza?

Tomemos el caso de quien la burguesía mundial considera como el "mejor alumno de la clase": los Estados Unidos. Las cifras son elocuentes: de 3 a 4 % de crecimiento por año, una tasa de desocupación del 5 al 6 %, una tasa de inflación del 3 % y la "creación de al menos 2 millones de empleos" por año desde 1991.

Desde hace varios años, algunas empresas norteamericanas (3) han hecho gigantescas ganancias, se han batido records por ejemplo Microsoft en la informática, Pfizer en la industria farmacéutica (varios miles de millones de dólares), Crysler en el sector automotriz (mas de 3 mil millones de dólares). ¡Estas cifras provocarían una erección en el más astuto de los apostadores de bolsa!.

Frente a ese cuadro unilateral con el que tanto insiste la burguesía nosotros insistimos en nuestra realidad, en el punto de vista de los productores de esas fantásticas riquezas, que como siempre, en este sistema de mierda, se encuentran privados del disfrute de su propia producción.

A la pregunta de ¿cómo es posible que esas empresas hagan tan gigantescos beneficios?, debemos responder con la receta de la hora, "despidiendo y despidiendo" para comprimir los costos de producción y aumentando los rendimientos de los proletarios que quedan trabajando, lo que es fácil en base también a la constante presión provocada por la amenaza de despido.

Citemos al respecto a F. Rohatyn, que entre otras cosas es consejero oficioso de Clinton y gerente bancario:

"La carrera de la productividad es acompañada de una desocupación estructural de la que no se salva más nadie: cuellos azules, cuellos blancos y la misma va a continuar. Todas las grandes empresas tratan hoy de reducir sus efectivos. Por ejemplo Pfizer una empresa farmacéutica que yo conozco bien porque soy miembro de su consejo de administración, acaba de decidir que suprimirá 4.000 empleos, 10 por ciento de sus efectivos en base al retiro anticipado o al despido abierto. Y sin embargo la empresa gana miles de millones. Estamos viviendo una época espantosa: miren IBM, Intel y Microsoft. Las tres tienen más o menos el mismo valor bursátil entre 20 y 25 mil millones de dólares. Pero IBM tiene 150.000 asalariados, Intel 15.000 y Microsoft 6.000, lo que significa que la creación de riquezas exigirá una mano de obra cada menos numerosa y además calificada, adaptable y flexible." (4)
Lo que este burgués nos dice cínicamente, es que los proletarios en IBM sudan individualmente 25 veces menos de plusvalía que en Microsoft y 10 veces menos que en Intel, lo que permite ver porqué IBM despide a lo loco desde hace algunos años. El otro ejemplo, el de Pfizer, es representativo de las prácticas actuales.

Y los casos como este hacen legión a través del mundo:

En Estados Unidos más de un 10 por ciento de la población que se encuentra en la más absoluta miseria, no incide demasiado en las cifras dadas a publicidad, dado que simplemente no se encuentran censados y contados en ninguna estadística oficial. Cuando se reconoce que entre 25 y 30 % de la población se encuentra en los "límites de la pobreza", se olvida de precisar siempre que ese porcentaje es sobre los registrados estadísticamente (que no incluye el 10 por ciento antes mencionado). Esto permite relativizar las estadísticas oficiales sobre la desocupación (5).

En relación a los empleos creados (6) en Estados Unidos, lo que no se dice es que cada año 2.000.000 de empleos industriales con salarios mediocres de 10 a 15 dólares la hora pero con cobertura social son suprimidos mientras que se crean 2.000.000 de nuevos empleos con salarios todavía más miserables (4,5 dólares la hora), sin cobertura social de ningún tipo y facilmente deslocalizables.

Gail Forler, un cínico gestionario del capital, nos resume claramente la situación:

"Se acabaron los trabajos industriales bien pagados de los años 70" y agrega: "Ni las nuevas tecnologías, ni los nuevos mercados son una razón suficiente para crear un empleo. Para resolver sus problemas de trabajo, los empleados prefieren comprar una nueva máquina o reorganizar sus efectivos."
Clarito, ¡los proletarios que todavía tienen un laburo tendrán no solo que trabajar por los que fueron enviados a la calle, sino que además se les hará trabajar para que la empresa produzca más que antes!

Siguiendo con los Estados Unidos, los medios de (des)información anuncian que la miseria aumentó en un 10 por ciento en los últimos 20 años, cifra que también nos parece exageradamente baja ¿a qué proletario en los Estados Unidos se le puede hacer creer que con un salario de 1995 puede comprar 90 por ciento de lo que compraba en 1975?

Las cifras sobre la inflación no tienen para nosotros ningún sentido. Los salarios disminuyen y los precios aumentan, es lo que nos interesa y dejemos a los rasca papeles el privilegio de extrañarse:

"En total, a pesar de la reactivación, hay 30 millones de personas, es decir el cuarto de la población activa que se encuentra afuera del circuito normal de trabajo (en esos laburos de mierda de los que hablamos NDR) y estarían soportando esa aberración de estar por debajo del umbral de la pobreza siendo trabajadores." (7)
¡Y sí señores! Nunca el trabajo hizo rico a quien labura, sino a quien hace trabajar a los otros. ¡Si el trabajo hiciese rico ya haría mucho tiempo que la burguesía prohibiría el trabajo al proletariado y trabajaría ella!

La realidad o la irrealidad de la "reactivación" debe ser inscripta en el contexto mucho más general de las diferentes fases coyunturales de este sistema absurdo e inhumano que es el capitalismo. Sin ello no se entiende nada y todo parece un asunto religioso. Solo se puede comprender la famosa "reactivación" de la que tanto nos hablan, refiriéndose a la contradicción fundamental del capital: valorización/desvalorización (ver recuadro).

Uno se da cuenta entonces de que no hay una "reactivación general", que para ello el capital necesitaría un nivel de destrucción de las fuerzas productivas mucho más masivo que el de las guerras actuales, que no son lo suficientemente generales como para permitir una desvalorización generadora de una "reactivación" menos inmediata de la que se habla hoy. Lo que constatamos es que la crisis se acentúa cada vez más y que los discursos acerca de la "reactivación" solo se refieren a una "reactivación técnica", es decir a una reactivación cíclica correspondiente al ciclo corto del capital determinado por la renovación relativa del capital fijo, es decir que es un fenómeno de corta duración que no puede mantenerse más que el tiempo durante el cual el proletariado acepta el aumento de su miseria (8).

El proletariado por su apatía es quien le permite a la burguesía continuar con los despidos de una parte de nosotros haciendo trabajar más intensamente a quienes quedan en las galeras del laburo, lo que implica un aumento de la miseria absoluta y relativa. En los hechos el único período durante el cual la burguesía puede contar con una valorización fructuosa y a largo plazo es el período que sigue a una guerra generalizada: el período de "reconstrucción". Época privilegiada en donde los capitales se invierten y circulan a gran escala pero que, para nuestra clase, significa también un aumento de la miseria relativa (a la riqueza creada por nosotros).

La reconstrucción deja entonces lugar a la crisis (crisis de sobreproducción de capitales) que solo puede resolverse en base a una nueva guerra generalizada y así el círculo de muerte impuesto por el valor se vuelve a cerrar.

Nosotros no defendemos ninguna de las fases de ese sistema cuyos períodos reproducen la inhumanidad y contienen la guerra como solución.

Nosotros no hacemos ninguna crítica moral contra "los capitalistas malos" que serían egoístas y que no repartirían los frutos del trabajo con los "pobres proletarios explotados" tal como llora la izquierda burguesa. ¡No! Sabemos que es el valor y su ciclo que se imponen, tanto a la burguesía como al proletariado, aunque la primera se complazca en él y el proletariado lo padezca. Y que de lo que se trata no es de repartir, de distribuir mejor la torta como propone todo el socialismo burgués, sino de destruir el valor mismo y con él demoler totalmente el sistema social burgués.

Por lo tanto la famosa "reactivación" con la cual tanto nos aturden, no presagia nada bueno para nosotros. Hoy como ayer y como siempre, nosotros proletarios, no tenemos nada que esperar de este sistema de muerte que nos augura más lágrimas, sangre y sudor tanto en los frentes laborales como en los de la próxima guerra generalizada.

¡Esta "reactivación" que nos la presentan como un bebé frágil, ¡ahoguémosla en su agua sucia!

¡Rechacemos los sacrificios! La economía está enferma,... ¡Ayudémosla a morir, junto con todos sus defensores!

¡Sabotear la "reactivación", es luchar de manera intransigente por nuestros intereses de clase!

Notas

1. Hablar de "crecimiento" es sinónimo de hablar de "reactivación"; por otra parte la burguesía utiliza los dos vocablos combinados cuando por ejemplo se dice "reactivación del crecimiento".
2. ¡No soñemos, esa distribución es solo estadística, es decir virtual y nosotros, los proletas seguiremos pobres todavía por un tiempo!
3. La competencia es explosiva, es una ley del sistema, mientras algunas empresas hacen beneficios gigantescos, otras son fagocitadas por las primeras u obligadas a declararse en quiebra. Pero para nosotros el resultado es siempre el mismo: ¡más y más miseria!
4. Declaraciones efectuadas en marzo de 1994.
5. La falsificación estadística, no es, evidentemente una especialidad de los norteamericanos. Todos los gobiernos del mundo lo hacen. Tomemos el ejemplo de la tasa oficial de desocupados en Bélgica: la cifra oficial es de 14 por ciento de la población activa, es decir medio millón de desocupados aproximadamente. En realidad esas cifras "olvidan"todos los desocupados de más de 55 años que desde hace años fueron borrados de las estadísticas: unos 50.000 desocupados más. Se "omite" también unos 180.000 desocupados que fueron excluidos de las asignaciones por desocupación en los dos últimos años y que tampoco aparecen en las estadísticas. Se "callan" los 400.000 subempleos pagados por la propia oficina de despido y que en realidad son desocupados a los que se les hace hacer alguna pseudoactividad. Si se hace un pequeño calculito, sin olvidar los 50.000 desocupados que habían sido excluidos de las asignaciones hace más de dos años el total da aproximadamente 1.180.000 desocupados efectivos. Considerando la cifra oficial de población activa de 3.500.000 se llega a un porcentaje de 33 por ciento de desocupación real. Es claro que este mismo tipo de análisis podría efectuarse con los indicadores estadísticos de todos los países.
6. Un ejemplo más de la manera en que la terminología burguesa intenta imponer su punto de vista: "empleos creados", "creación de empleos"... dominan en el lenguaje cotidiano tendiendo a presentar al capitalista como un "dador de trabajo" y no como un explotador. El capital y su Estado no tienen nada de asociación filantrópica que daría medios de supervivencia a los hombres, todo lo contrario, si la clase capitalista contrata y paga proletarios, es con el único objetivo de extorcarles plusvalor.
7. Alain Lebaube en el periódico francés "Le Monde", "Bilan économique et social 1994)".
8. Es por otra parte uno de los objetivos perseguidos por la burguesía al hablar tanto de esa mística "reactivación": encandilarnos con algunos espejitos de colores acerca de nuestro futuro inmediato haciendonos aceptar la siempre creciente degradación de nuestras condiciones de vida.



Valorización/desvalorización: la insurmontable contradicción del capital

Para valorizarse, el valor debe ser invertido en dos partes una en capital constante (compra de maquinaria, de edificios, de materias primas...), otra en capital variable (compra de la fuerza de trabajo). El valor de la primera parte es trasmitido al producto final por el trabajo, quedando la misma constante, de ahí su denominación. La segunda parte por el contrario, el capital variable que se destinó a la compra de la fuerza de trabajo, aumentará por la acción misma de esa fuerza de trabajo, es decir por el trabajo. Es esta parte la que produce la plusvalía. En efecto la fuerza de trabajo es la única mercancía capaz de aportar más valor, la única fuente de ganancia para los capitalistas.

La competencia inherente al capital obliga a cada capitalista a producir lo más barato posible para imponerse en el mercado frente a sus competidores, si no quiere ser barrido por éstos. Para ello debe obligatoriamente aumentar la productividad de su empresa, es decir producir lo mismo con menos trabajo o más precisamente producir lo mismo pagando menos salarios. Este aumento de la productividad pasa por un crecimiento de los equipos, de la infraestructura (capital constante) y una disminución relativa de la importancia de la fuerza de trabajo (capital variable), lo que tiene como consecuencia que se incorpore cada vez menos trabajo vivo en los productos e implica evidentemente una pérdida de valor de los productos y también en los medios de producción: es decir una desvalorización.

Para contrarrestar este efecto de desvalorización unitaria de sus productos los capitalistas intentan aumentar la masa de los mismos aumentando más aun el capital constante frente al capital variable (es decir aumento aun mayor de la composición orgánica del capital)... ¡lo que socialmente refuerza más la desvalorización! La masa de mercancías producidas aumentará pero cada mercancía contendrá unitariamente menos trabajo humano y por lo tanto menos valor agregado. Recordemos igualmente que el valor solo se realiza cuando la mercancía es vendida y el aumento de la masa dificulta esa parte del ciclo de valorización (la realización del valor). Si no se encuentra comprador, el valor no se realiza y habrá otra desvalorización.

Pero con la generalización del aumento de la productividad, a la que son obligados todos los capitalistas si quieren seguir en el mercado, la cantidad de trabajo contenida en cada producto final disminuye, así como la cantidad de trabajo que contienen los medios de producción que intervienen en la producción de esas mercancías... y en última instancia, es el valor de la totalidad de productos y de los medios de producción que disminuye. La desvalorización es cada vez más violenta.

Todo ese movimiento produce "la crisis". La masa de capitales existentes tiene cada vez más dificultades para valorizarse. Es un período de quiebras, de destrucción de stocks invendidos, de elevados porcentajes de medios de producción paralizados, desocupación, disminución de salarios reales... Al principio esta depuración resulta suficiente y la destrucción de capitales permite a los competidores reactivar su actividad, lo que produce una nueva fase activa del ciclo. Pero a la larga ese tipo de destrucciones cíclicas resulta insuficiente y el capital necesita destruir la mercancía excedentaria en gran escala para permitir un valorización más durable: es la guerra generalizada. En la guerra generalizada hay destrucción general de capital constante (infraestructura, fábricas, stocks...) y de capital variable (masacre de proletarios en todos los frentes). Por ese medio el capital obtiene una desvalorización brutal por la destrucción pura y simple de las cosas y los hombres que funcionan como capital.

¡Se limita la reducción general del valor en base a la destrucción de los objetos que contienen el valor! Esta paradoja aparente se explica por el hecho de que la destrucción del capital constante da un nuevo impulso a la valorización. Se inicia la reconstrucción en base al hecho de que la proporción de capital constante disminuyó brutalmente en relación al capital variable. Y se vuelve así a comenzar un nuevo ciclo hasta una nueva generalización de la guerra...

Se podría pensar que el capital realiza ese círculo de una manera infinita, pero eso no es más que una ilusión, dado que el ciclo no es nunca el mismo, cada vez se parte de un punto más alto de productividad, de incorporación de la técnica al aparato productivo, lo que hace que la acumulación sea cada vez más importante y que también requiera una destrucción mayor. Se trata más de un proceso en espiral expansivo y no de un proceso circular en el que se vuelve al punto de partida. Con el tiempo la burguesía aprendió a retardar la crisis depresiva (destrucción de stocks, reestructuración, capital ficticio, aumento artificial de la demanda efectiva...) pero cuanto más se retrasa la misma, más importante y mayor será la cantidad de capital excedentario que necesita ser destruido.



Acerca de la naturaleza social de la socialdemocracia

(o contra la tesis de que la misma traicionó en 1914 o después)

* * *

"Frente a la burguesía coligada se había formado una coalición de pequeños burgueses y obreros el partido socialdemócrata. A las reivindicaciones sociales del proletariado se les limó la punta revolucionaria y se les dio un giro democrático; a las exigencias democráticas de la pequeña burguesía se las despojó de la forma meramente política y se afiló su punta socialista. Así nació la socialdemocracia... El carácter peculiar de la socialdemocracia se resume en el hecho de exigir instituciones democrático-republicanas, como medio no para abolir los dos extremos, el capital y el trabajo asalariado, sino para atenuar su antagonismo, convirtiéndolo en armonía. Por mucho que difieran las medidas propuestas para alcanzar este fin, por mucho que se adorne con concepciones más o menos revolucionarias, el contenido es siempre el mismo. Este contenido es la transformación de la sociedad por vía democrática, pero una transformación dentro del marco de la pequeña burguesía."

Karl Marx "El 18 Brumario de Luis Bonaparte" 1851/1852



Subrayamos

"¿Los orígenes del SIDA en 1959?"

¡La ciencia se retracta discretamente!

* * *

En 1993 publicamos en nuestra revista central un texto titulado "¡Sida, puro producto de la ciencia!" (Comunismo Nº33). Este texto, editado también en nuestras revistas centrales en francés e inglés, ha recorrido el mundo y suscitado numerosas reacciones y reproducciones. En diferentes países asambleas proletarias de obreros de la salud y de otros sectores, han tomado este texto como base para abordar el problema de la ciencia y el origen científico del Sida. Nos han llegado, y nos siguen llegando, numerosas expresiones de apoyo a las tesis que desarrollamos en este artículo.

Si hoy volvemos a tratar este sujeto es porque la actualidad sigue confirmando, nuestra tesis y porque los hechos mismos nos revelan el océano de hipocresía y confusión sobre el que navega la Ciencia.

Recordemos brevemente lo que afirmamos en dicho texto: primero que el Sida surge a principios de los años 70 como resultado del contexto creado por las nuevas posibilidades de explotación comercial que desarrolla, en esta época, la biología molecular y segundo, que los científicos, para ocultar la posibilidad del origen científico del Sida, se esmeraron en desconectar las fechas de aparición de la enfermedad de la fecha en la que fue posible fabricar el retrovirus.

"... para intentar otra vez alejar la fecha del nacimiento del Sida de los años en que las condiciones materiales se encontraban reunidas para fabricarlo en laboratorio (a partir de 1971) los científicos americanos "probaron" la presencia del anticuerpo del Sida en más de 50 % de las muestras de sangre cryoconservadas y sacadas en Kenya y Uganda durante los años 1959 a 1970. Este descubrimiento fue anunciado a gritos, como quien canta victoria, en todos los diarios del mundo. Unos meses más tarde y sin ninguna publicidad dichos progresos de la investigación fueron desmentidos: ¡los test en los que se basaban no reunían las garantías mínimas... no eran válidos!. ¡En estas circunstancias se decide simplemente confirmar, corroborar, a pesar de todo, estos diagnósticos retroactivos,... en base a una simple y nebulosa similitud en los síntomas descritos en los expedientes de los enfermos a los que se le había extraído la sangre! Para probar la verdad de sus posturas ¿qué mejor que inventarla?"
Luego, la mayor parte de los "especialistas", para dar mayor credibilidad al hecho de que los orígenes del sida se remontarían a antes del 71, tomaron como base de su argumentación los análisis de tejidos orgánicos de un hombre muerto en 1959. Numerosas páginas se escribieron acerca de este caso, las publicaciones, que se reproducían en toda clase de revistas, gritaban en son de triunfo. ¡Al fin, la Ciencia disponía de una prueba tangible que situaba el origen del Sida mucho antes del nacimiento de la biología molecular! Uno de los numerosos diarios que clamaron dicha "verdad", decía:
"Hoy, numerosos son los científicos que creen que el Sida apareció por la primera vez en Africa ecuatorial. La primera prueba de su presencia en el continente africano remonta a una toma de sangre efectuada en 1959 en lo que se llamaba en esa entonces Leopolville (Congo belga) y que actualmente es Kinshasa (Zaire)."
Extracto de la revista "Rolling Stone" en "El Clarín" (Argentina) 22/03/1992.
Muchos años pasaron y, gracias a esas campañas publicitarias, los ciudadanos terminaron por creerse que la Ciencia no era responsable de los orígenes de la terrible epidemia. ¡No es la Ciencia que produjo el Sida, sino el continente Africano!

Y hoy, cuando el interés a propósito de los orígenes del Sida es casi inexistente, un anuncio de la AFP afirma tímidamente y en pocas líneas que:

"El caso de Sida de 1959 se revela falso. Según nuevos análisis, los tejidos humanos contienen un virus de fecha muy posterior (1990). El primer hombre, al que se le diagnosticó muerte por Sida, no tenía esta enfermedad... Los tejidos que permitieron establecer ese diagnóstico no provenían de su cuerpo... Dos hipótesis son posibles: se mezcló accidentalmente los tejidos en el laboratorio, lo que es inconcebible (¡sic! NDR) o se cambió deliberadamente la muestra."
AFP en "Le Nouveau Quotidien" (Suiza) 27/03/1995

¡Sin comentarios!



Subrayamos

¡ Hasta en Tahiti !

* * *

En setiembre del 95, en pleno Océano Pacífico, Papeete, capital tahitiana, de la guita, de las luces, de las vacaciones, de los hoteles y de los comercios de lujo, se despierta convulsionada. El paro lanzado por el sindicato independentista "A Tia I Mua" para el 6 de setiembre contra los pruebas nucleares, se transforma en una gran manifestación proletaria y subversiva, que le pasa por arriba a los sindicalistas y sus mezquinos planes reformistas y conservadores del orden burgués.

Los explotados destrozan los sueños de aquellos imbéciles que se imaginan que la miseria es más soportable al sol. Dos noches enteras de revueltas en las que el paraíso burgués de los palmeras cede lugar a la guerra... de clases. El aeropuerto, eje de comunicación esencial de la máquina para producir guita en la isla, es destruido en un a 90 %. ¡17 grandes fogatas iluminan y dan color de fiesta proletaria a la ciudad!. Se asaltan comercios y los proletarios se reapropian de lo que pueden, reiniciando así en forma incipiente la crítica de la mercancía. La deflagración social alcanza niveles tan violentos que, como en 1987, el gobierno debe recurrir a la Legión Extranjera para defenderse. Algunas horas más tarde, le toca el turno a los paracaidistas, que estaban protegiendo el atolón irradiado de Mururoa de los ecologistas, de dar una mano militaris, a los partidarios del orden totalmente superados.

Estas reacciones no son las primeras, y seguramente no serán las últimas, que estallan en este lugar del planeta que decididamente no tiene nada de un paraíso. Unos meses antes estallaron varias revueltas; en febrero, luego del despido de dos obreros, se producen importantes huelgas, manifestaciones, enfrentamientos violentos contra las fuerzas del orden (se incendian un gran número de camiones, se lanzan botellas de gas empapadas de gasolina sobre los milicos,...). ¡La economía queda paralizada durante más de un mes y medio!

Las causas de todo esto no es necesario buscarlas muy lejos, la situación de miseria generalizada en la que se encuentra el proletariado es de terror. Más del 50% de la población se encuentra en paro, es decir sin ningún ingreso (1) y se concentran en los barrios marginales construidos con todo lo que es posible recuperar en los basurales. Estas verdaderas cloacas habitacionales son los vertederos del bajo mundo en donde subsisten grandes cantidades de trabajadores excedentarios, en base a algunas asignaciones por desocupación y otras subvenciones miserables. Más de 20.000 jóvenes vagabundean por las calles, sin ninguna otra perspectiva, cierto bien lejana, que la de trabajar como criado en uno de los innumerables hoteles de lujo de la isla.

Evidentemente, de todo esto la prensa no habla. Según los periodistas los sucesos de Papeete son la obra del "complot" de algunos independentistas. Pero la realidad les pasa también por arriba a estos vendedores de mentiras. Si bien los sindicatos y otros independentistas estuvieron presentes en los motines de setiembre del 95, fue principalmente para proteger el sistema y canalizar a los proletarios hacia objetivos burgueses. Dicha función ni siquiera la ocultan sino que por el contrario reivindican abiertamente su papel de pacificadores sociales. Al respecto las declaraciones oficiales de los máximos dirigentes sindicalistas y nacionalistas son lo suficientemente elocuentes:

"Rechazo la responsabilidad de la demolición del aeropuerto y del saqueo de la ciudad... A estos jóvenes descontrolados no los conozco y no he organizado su acción... Incluso he tratado de calmarlos cuando comenzaron a destruir el aeropuerto. Yo les dije que "Tia I Mua", no se prestaba para eso, pero no me escucharon."
(Hiro Tefaarere, dirigente sindicalista, que como civil se desempeña como Inspector de... ¡Investigaciones Generales!, reproducido en Liberación (diario francés) 09/09/1995)
¡Hay, si todos los defensores del orden fuesen tan claros en revelar su verdadera función...!

Nota

1. La media de los ingresos gira alrededor de 2500 Francos Franceses, es decir unos 500 dólares por mes mientras que el nivel de vida es tan elevado como en la Costa Azul, en Francia, en ¡pleno verano!



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"MILIPOL"

o los fantasmas de invulnerabilidad del Capital

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Al mismo tiempo que el ejército organiza, desde hace muchos años, sus salones internacionales Eurosatory y de Bourget, la policía y el Ministerio del Interior en Francia realizan en 1995 su propio salón internacional: "Milipol" o la moda del super-milico: 358 exponentes que representan a 23 países entre los cuales se encuentran Rusia y China. En este supermercado de lo más moderno que existe en represión interior se intercambian contratos jugosos y se organizan expedientes de financiamiento entre los Ministerios del Interior del mundo entero para asegurar la seguridad civil, la mantención del orden y la lucha antiterrorista. Los periódicos lo dejan clarito cuando afirman "... que la conservación de la paz se encuentra al orden del día y que la profusión de material anti-terrorista se confirma; y esto desde el chaleco a prueba de balas y a prueba de metralla de todo tipo a los dispositivos de confinamiento para hacer explotar los paquetes sospechosos..."

Claro está que la burguesía del mundo entero organiza, en nombre de la paz (social), su guerra (financiera, ideológica, militar,...) contra nuestra clase. Evidentemente a este nivel los burgueses rivalizan en imaginación, paz social y comercio obliga. Ejemplos de esto son los "túneles de detección" que desvisten completamente (virtualmente) a un sospechoso, o los fusiles cuyos cañones terminan con un gran embudo que contiene una red circular de más o menos 2,50 metros de diámetro que se desplaza y envuelve "al elemento incontrolado" cuando el milico le dispara. Todo lo cual es adaptable a cualquier arma por 210 dólares. Esta invención polonesa de la firma Maskpol ha causado furor en los ambientes represivos. Browing, firma inglesa, presenta cartuchos de calibre 38 mm llenos de pequeñas balas de goma o de diminutas bolsitas de arena que provocan el efecto de un violento choque en el manifestante. Verney-Carron abastecerá a la policía francesa con 500 ejemplares de Flash-ball: "el arma revolucionaria de intervención a corta distancia concebida para neutralizar sin poner sistemáticamente (¡sic!) la vida en peligro."

Más allá de los evidentes aspectos comerciales ¿qué función cumplen estos salones? ¡Darle seguridad al cordero y aterrorizar al subversivo, o dicho de otra formam resguardar al ciudadano, aterrorizando al proletariado! La crisis se desarrolla y con ella la austeridad y la miseria; el terrorismo de Estado tiene que seguir en aumento. El proletariado, cuya sobrevivencia es cada vez día más difícil, tiene que temblar frente a la idea de su propia respuesta. No es suficiente con que la desocupación lo aterrorice, es necesario además que le tema al milico omnipresente y omnipotente.

Los vampiros de plusvalía, para hacer sobrevivir su sistema de explotación, nos martillan el cerebro con todo tipo de camapañas que intenta mostrar que el capitalismo es eterno, que su sistema es indestructible, que sus técnicas científicas los hacen invencibles, que es en vano intentar enfrentar a sus super milicos super armados, a todos los Batmans en potencia. Estas campañas terroristas solo pueden ser eficaces si a los trabajadores se los mantiene aislados unos de otros: solos en el laburo, solos frente al terror de lo cotidiano, solo frente a los perros policiales.

Nuestros explotadores pueden arreglarselas para inventar armas cada vez más eficaces y desarrollar sus arsenales, y pueden intentar olvidar una realidad que los acomete constantemente: cuanto más desarrollen técnicamente su mundo, más frágil será. Un pequeño ejemplo: sus superordenadores no son utilizados, gestionados, reparados... únicamente por los milicos, para funcionar requieren la electricidad, los generadores,... lo que a su vez necesita carburante y otras materias primas. En toda la cadena, a todos los niveles, se encuentra presente nuestra clase.

El proletariado tiene la capacidad de subvertir todo cuando asume la guerra contra su enemigo mortal, dado que todo lo que requiere esta sociedad es producido por él. Así cuanto más se desarrolla concentra y centraliza el capital, más eficaz puede tornarse una verdadera huelga generalizada y la acción directa de las minorías de vanguardia. La lucha proletaria es por esencia la organización de un contra-terror frente al terror blanco, cada acción del proletariado organizado en clase recupera todo lo que encuentra a su paso y lo pone al servicio de sus necesidades "egoístas" de clase. Nuestra clase por encontrarse en el centro de la contradicción del Capital (en tanto que capital variable y reproductiva del Capital) es la única fuerza capaz de subvertir todo y transformarlo en armas de destrucción de la explotación. Es así que se va forjando como clase revolucionaria.

El proletariado no necesita de salones de exposición, la creatividad que demuestra en su lucha engendra todas las invenciones. Cuando lucha su imaginación no tiene límites. La burguesía cree que puede dormir tranquila inventandose una eternidad, pero en realidad necesita de la propaganda terrorista, para ocultar lo inevitable: cuando el proletariado lucha es capaz de oponer toda su inventiva por la simple razón de que no está determinado ni limitado por los imperativos de rentabilidad. Cuando luchamos nuestro único criterio es el de la destrucción de nuestro enemigo. El proletariado, frente al terror burgués, impone su terror de clase. La burguesía puede continuar soñando viéndose invencible, pero jamás podrá evitar la pesadilla que para ella es la organización y la acción de nuestra clase.



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¿Quién dijo que la ayuda humanitaria hace el bienestar de los capitalistas?

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Comencemos con una adivinanza: ¿Cuál es el punto común entre el desarmamiento del proletariado en Irak, la recolección de fondos para construir mansiones para los gerentes del ARC (Asociación de Investigación contra el Cáncer) en Francia, el abastecimiento de armas a Bosnia, la organización de gigantescos recitales de Rock y la intervención militar en Somalia o en Ruanda? Respuesta: ¡todas estas operaciones son financiadas por las campañas humanitarias!

Es difícil alcanzar el bienestar mercantil universal, pero tememos que los protagonistas del "Nuevo Orden Mundial" trabajen ardientemente para alcanzarlo. Es así que el diccionario de su obra caritativa comporta una palabra clave suplementaria: "humanitario" ¡La de "humanidad" es toda una referencia!, ¡qué desinterés, también! ¿Es qué hay algo más desinteresado que los misioneros armados con biblias, medicamentos y fusiles-ametralladoras que recorren el mundo buscando "almas para salvar"? "Salvar hombres", ¡qué hermoso proyecto!

¿Qué alternativa podemos oponer a todo esto? ¡Ah!, seguramente nos encontraremos con espíritus perversos que afirman que esto es "política", que estas iniciativas ocultan mal las voluntades mercantilistas y belicistas de los protagonistas, que la función de estas misiones es la de pacificar las revueltas sociales; ¡pero todo esto no es más que historias! Los que formulan calumnias similares ignoran, sin lugar a dudas, que todas estas operaciones son apoyadas por organizaciones "no gubernamentales", y para los que todavía no lo han comprendido "no gubernamentales" quiere decir que no están ligadas a "la política". Lo que quiere decir que cuando estas organizaciones defienden los Derechos del Hombre, la Democracia, la Paz, como lo hacen los gobiernos, es por influencia recíproca y no por servilismo; más aún "no gubernamental" quiere decir también "que no depende del gobierno" y que no hay razón alguna para dudar del carácter independiente de la presencia de estos organismos al lado del ejército de sus países respectivos. Hay que tener un espíritu verdaderamente distorsionado para imaginarse que estas ONG sirven de camuflaje a la acción imperialista de una o otra fracción.

Tomemos como ejemplo el caso del Ruanda. Las malas lenguas dicen que los ejércitos franceses y norteamericanos estuvieron recientemente en la región para intentar "reconquistar ciertas posiciones perdidas por otros Estados". De ninguna manera, como lo afirma claramente Francia, si millares de soldados intervienen "es para instalar una zona de seguridad humanitaria", o USA: "es para colaborar al esfuerzo humanitario". Claro esta ¿NO?

Tomemos otro ejemplo el del Irak, otro caso desinteresado de las ONG y de los estados: en 1991, decenas de miles de kurdos escapan a las amenazas de masacres y se encuentran bloqueados en las montañas, sin nada que comer. ¿Qué hacer?, ¿dejarlos morir de hambre? ¡No! hay que alimentarlos, ¡esta es la manera de tener en cuenta los intereses de los seres humanos! ¡esto es el humanitarismo! La ONU exigió, simplemente, que entregasen sus armas a cambio de la comida (en muchos casos con fecha de vencimiento ya caducada), que parsimoniosamente se les distribuía. Algunos gritaron chantaje ¡cómo exageran! No olvidemos que armadas, estas masas de proletarios (¡perdón! quisimos decir "estas masas kurdas", las clases sociales no existen cuando se habla de ayuda humanitaria) pueden escapar al control que trata de imponer el "nuevo" Estado kurdo y esto es muy peligroso. Entonces, es mejor reducirlas al estado de mendigos e incentivar la competencia entre ellos por algunos granos de arroz, antes de que se corra el riesgo de que se les vaya ocurrir utilizar estas armas contra la propiedad privada y el Estado. Evitar la revolución, vale bien algunas toneladas de medicamentos y alimentos viejos, ¿no es cierto?

Evitar la revolución, he ahí el verdadero objetivo que se han fijado las empresas presentes en un salón organizado por una agencia de creación de "eventos". ¡No hay que reírse!, crear un "evento" para asegurar las verdaderas intenciones de las redes humanitarias no es inútil; es indispensable recordar que la obra humanitaria tiene como objetivo la mantención de la democracia, de las elecciones, del trabajo, en pocas palabras de la paz social y la armonía entre las clases. Este salón de "socios del humanitarismo" tuvo lugar el 1, 2 y 3 de febrero 1996 en Bruselas (Bélgica) y fue financiado por un buen número de empresas. En dicho salón estuvieron representados los "poderes públicos", diversas empresas públicas y una centena de ONGs, asociados en una íntima y tierna comunión. Toda esa gente bien debatíeron tranquilamente acerca del interés que representaba el trabajo humanitario para impedir todo tipo de situación "revolucionaria".

Démosle la palabra a Claude Bébeár, patrón del grupo Axa, segundo asesor francés e invitado prestigioso de esos dementes días plenos de sentimientos humanistas: "La empresa es ciudadana, puesto que ella paga impuestos y contribuye a la riqueza del país, pero también tiene que hacer lo posible para que la Ciudad marche bien, es decir en el sentido de sus intereses: si una revolución estalla los negocios se terminan." ¡Como se ve alguien que habla bien claro y no le anda buscando cinco patas al gato!, cuando la mayoría de los otros burgueses tienen reparos en afirmar en público sus profundas motivaciones. Claude Bébéar, desprendido de todo escrúpulo que impide a los capitalistas de llamar a un gato "gato", proclama abiertamente la poesía actual de la nueva religión filantrópica internacional: ¡Si invertimos en lo humanitario es para que cerrarte la jeta, proletario!

Hoy en día es muy raro encontrar adeptos tan sinceros de la paz social universal; es imposible resistir al placer de dejarlo hablar una vez más: (1) "Sin duda alguna, el primer papel de la empresa es el de crear riquezas y de realizar beneficios. Pero más allá de este objetivo, ella contribuye al bienestar de nuestros compatriotas para que así no les vengan las ganas de reventar todo. Si dejásemos agravar los grandes problemas actuales de exclusión, nos dirigiríamos hacia la explosión, y nuestra empresa será la primera víctima de ello."

Interrogación beata; las bandas de curas de "Ayuda y Fraternidad", de "Paz y Justicia", de "Televie" o de "Médicos sin Fronteras" no sale de su asombro. Todos estos "Juana de Arco" creen aliviar los males de la tierra a través de su acción y no quieren ver como uno de sus grandes jefes capitalistas, les enseña cuales son los verdaderos objetivos de su acción: ¡están para mantener la paz social y preservar, así, los beneficios de las empresas! Pobrecitos, creían que ¡solamente los comunistas podrían formular tales bestialidades! No, no el que habla es Claude Bébéar y dice que para evitar la revolución hay que "encargarse de una pequeña parte de la miseria humana en nuestro país o en el extranjero".

Bueno, ¡no es grave!, de todas maneras el boy-scout humanitario no esta allí para hacer política, lo importante es ser útil a la sociedad. Entonces, no es importante si para aliviar a uno u otro desgraciado e impedir que proteste, se favorece y fortalece un sistema que produce cotidianamente 40.000 muertos de hambre. Así se alivia la conciencia, y esto es lo que cuenta.

Callémosnos, Bebéar informa a las buenas monjitas humanistas sobre otros aspectos importantes de su misión. Para los empleados de AXA, explica que saber que "su" empresa participa en las "obras humanitarias" les da coraje para trabajar más y mejor: "(Esta responsabilización de una pequeña parte de la miseria humana) es un deber moral que confiere buena conciencia, pero también es un buen medio de estímulo de las tropas, lo que permite mejorar los resultados de la empresa."

¡He aquí una obra importante para ser desarrollada por estos militantes humanitarios subsidiados por los fondos "no gubernamentales" de mecenas apolíticos y desinteresados! A través de su acción no impedirán únicamente el resurgimiento de la revolución, sino también ¡ayudarán, a los explotados a solidarizarse con sus explotadores y a constituir ese "espíritu de familia" propicio a la paz social al interior de la fábrica! Verdaderamente sería difícil ver lo que a estos caballeros de corazón podría molestarles cuando ejecutan su acción de beneficencia; y si todavía se tiene alguna duda con respecto a su función, los funcionarios de "A todo corazón" (¡sic! este es el nombre del servicio "operación humanitaria" de AXA) pondrán, con toda su buena fe y enfrentando estas oscilaciones, en el platillo de la balanza el peso necesario para convencerlos de la pureza de sus intenciones.

Bébéar les recordara que "este suplemento de alma implica una política social que esté en total coherencia con esta subvención". Esta declaración, hecha en Bruselas, seguramente no será contestada por los 190 proletarios de la filial AXA en Bélgica que han sido despedidos últimamente, sin ninguna esperanza de poder encontrar otro trabajo en estos tiempos de crisis.

Esto no es grave. Si no tienen más donde vivir y si sus medios de vida son cada vez más precarios encontraran fácilmente algún gran sacerdote "no gubernamental" que pasará por allí y que lanzará una u otra acción para calmarlos. Esta es la división del trabajo en el "nuevo orden mundial": ¡los patrones despiden y las asociaciones caritativas se encargan de realizar la gestión de la bronca proletaria bajo el ojo indulgente de los policías que vigilan el buen desarrollo de la operación... humanitaria!

Nota

1. Todas las citas han sido sacadas del cotidiano belga Le Soir del 30/1/1996 ("Evitar la revolución") y del 2/2/1996 ("Esas empresas que temen la revolución"). En estos dos artículos los reporteros se sorprenden al escuchar a un patrón que deja clarito los intereses que la burguesía persigue como clase cuando estimula las operaciones humanitarias. Esta "sorpresa" no hace más que revelar sus propia función: ocultar la realidad de la lucha de clases cuando se mantiene esta mierda humanitaria en la tiniebla de las "buenas intenciones" de la Democracia.



De Salvador Puig Antich y el MIL

Por más que callen
por más vueltas que de el mundo
por más que nieguen los acontecimientos
por más represión que el Estado instaure;
por más que se laven la cara con la democracia burguesa;
por más huelgas de hambre que callen;
por más que tengan saturadas las cárceles;
por más pactos que desarrollen con los controladores de clase;
por más guerras y represión que impongan;
por más que intenten negar la historia y la memoria de nuestra clase;

Más alto diremos:
asesinos de pueblos
miseria de hambre y libertad
negociadores de vidas ajenas
más alto que nunca, en grito o en silencio,
recordaremos vuestros asesinatos
de gentes, vidas, pueblos y naturaleza.

De labio en labio, paso a paso, poco a poco.

Salvador Puig Antich 1974

(fue agarrotado junto con Heinz Chez el 2 de marzo de 1974)

oOo

"Ni mártires, ni juicios, ni cárceles, ni salarios.

¡Viva el comunismo!"

De un panfleto del MIL firmado "Grupos autónomos de combate" en 1973



Al Margen de un Aniversario :

El Capitalismo en plena acción:

* * *

el bombardeo de Dresde

- febrero 1945 -

Cada vez que la burguesía decide conmemorar una fecha histórica aprovecha para afirmar la falsificación de los hechos históricos que presentan su actual sistema social como la última e idílica estación de la historia, en fin para atontar y abombar mejor a la masa amnésica e ignorante de ciudadanos. En 1989 la burguesía festejaba, a través del bicentenario de la llamada "revolución francesa" (1), el reino purificado de la democracia y de sus sacrosantos "Derechos del hombre" burgués: "libertad", "igualdad", "fraternidad", que en realidad no son más que la "libertad" de vender su fuerza de trabajo, la "igualdad" en la explotación y la "fraternidad" entre las clases. Durante lo que se decidió llamar el "derrumbe del muro de Berlín" fueron espectaculares los cantos triunfantes de "la victoria de la democracia sobre el totalitarismo", del "fracaso del comunismo" y hasta el nuevo anuncio del "fin de la historia". Estas fueron las ocasiones tan soñadas para reforzar el cuadro generalizado y estructurante de la democracia como única perspectiva de la humanidad.

Las repugnantes ceremonias de conmemoración de la "Liberación", surgen de esta misma estrategia. Estas campañas de promoción de la democracia tienen como objeto predilecto el espectador a que el capitalismo fue reduciendo el ser humano, el individuo aislado, atomizado, núcleo de base de esta sociedad, con el objetivo de integrarlo más, de atarlo más fuerte, de asociarlo más potentemente a la defensa del Estado. Hoy en día los gigantescos espectáculos, organizados en base a laser y decibelios en las calles o en los estadios, han reemplazado a las grandes misas nazis de ayer, como las del congreso de Nuremberg y las marchas con antorchas, con sus masas compactas, adiestradas y disciplinadas...; sin embargo, todas estas movilizaciones participan gustosa e idénticamente a la misma comunión mística, irracional y colectiva que afirma el ser de la comunidad ficticia del Capital. El propio Hitler, en su pretensión megalomana, afirmaba ya, al igual que "nuestros" expertos y economistas actuales, ¡haber destruido, por lo menos por 1000 años, la existencia de las clases! El antifascismo, a través de la manipulación de las masas y de sus emociones místicas, juega al mismo nivel que el fascismo. Durante esas grandes ceremonias religiosas colectivas, el proyecto burgués se afirma plenamente por lo que es: una lógica mercantil templada en el acero que excluye cualquier otra perspectiva humana que la del modo de producción capitalista. La adhesión del individuo aislado a la Patria, a la Comunidad de ciudadanos, tiene que ocultar definitivamente la guerra que se libran cotidianamente los poseedores de los medios de producción contra los que solo poseen su fuerza de trabajo. Toda crítica es reprimida, todo cuestionamiento de la historiografía oficial es calificado de "revisionista" intentando la amalgama contranatura entre las posiciones del proletariado y lo que se llama extrema derecha. Así los mitos fascistas, antifascista, etc, ejercen su principal función: asociar a los ciudadanos en la fraternización con el Estado y servir de exutorio para que cada uno se sienta seguro de su porvenir y sobre todo del porvenir guerrero que prepara el Capital.

Las verdaderas causas y objetivos de la guerra, que transformaron al planeta en una enorme carnicería humana durante 1939-1945, (como todas las otras guerras) se disimulan detrás de este concierto unánime, se ocultan más que nunca a través de una gran campaña destinada a la opinión pública que promociona "el horror de los campos", "la crueldad nazi", "los excesos de la guerra"... Por un lado tenemos a los "buenos", del otro los "malos"; ¡fuera de este paradigma la salvación no existe! Y los pretendidos "antifascistas" (2) lavaron rápidamente sus propias matanzas en las aguas nauseabundas de los horrores de sus competidores fascistas. La polarización fascismo-antifascismo se despliega otra vez como las dos mandíbulas de la misma trampa para organizar el alistamiento de los proletarios en dos campos enemigos lo que conduce inexorablemente a la preparación de una nueva "solución final" a los antagonismos sociales: ¡LA GUERRA!

En realidad, en la lucha entre los campos antifascistas y fascistas, ninguno de los dos campos tiene el monopolio del "horror" y de la "barbarie". Los competidores, sedientos en la lucha a muerte por aumentar sus ganancias, responden a las mismas necesidades impuestas por el Capital, llevando la destrucción y la muerte a un nivel jamás alcanzado. El reino total de la democracia, la más alta expresión de la civilización capitalista, se cristalizó, así, en estos momentos de la prehistoria humana, en los campos de concentración, las bombas atómicas, los campos de batallas, los bombardeos masivos, la guerra a sin escrúpulos. Toda la negación de la especie humana que portan las sociedades de clase, se materializa, bajo estas expresiones, a un nivel hasta entonces desconocido. Con respecto a la guerra que se desarrolla desde 1939 a 1945, veremos en este texto que los burgueses ingleses, americanos, rusos,... "aliados",... antifascistas, no tienen nada que envidiar a los fascistas en su capacidad de planificar la muerte.

A través de este trabajo se pondrá en evidencia, en muchas ocasiones, la capacidad de la burguesía para realizar de forma consciente el objetivo central de la guerra para la reorganización del capital: la destrucción de fuerzas productivas y la destrucción del proletariado. Veremos ejemplos de como la destrucción masiva del proletariado, es realizada con un cinismo y una conciencia impresionante. ¿Esto implica una vision maquiávelica de la historia? o ¿un abandono del materialismo dialéctico? No y ello por varias razones. La primera es que antes que nada la burguesía realiza sus objetivos de clase y de expresión subjetiva del sistema social capitalista buscando liquidar a su enemigo inmediato en la guerra: destrucción de su infraestructura, de su logística, pero también liquidación y desmoralización de sus tropas, así como de la población obrera indispensable en el frente productivo. Segundo, porque la burguesía mundial ha extraído enseñanzas de las guerras y revoluciones pasadas y el espectro de Rusia del 17 hace temblar a cualquier fracción burguesa y así como algunos revolucionarios de entonces esperaban un resurgimiento de la clase a partir de la catástrofe de la guerra, todos los estrategas militares y civiles del capital sabían que lo que había que temer era la revuelta proletaria en las ciudades más desorganizadas del capital y en particular en los países en los que el ejército se descomponía como fue el caso en Italia y Alemania (y como había sido el caso en Rusia, a pesar de que ese Estado estaba en el lado "triunfante" de la guerra). En última instancia porque aunque algunas fracciones burguesas hayan sido siempre conscientes de la necesidad para su sistema de las guerras imperialistas y particularmente de la destrucción de amplias capas del proletariado en la misma para volver a imponer un ciclo de acumulación exitoso, la burguesía no puede cambiar voluntariamente el curso de la historia, no se comporta como sujeto de la historia, sino que necesariamente actúa como marioneta del capital ejecutando sus determinaciones independientemente de la consciencia, siempre relativa, de tal o cual protagonista (3). En síntesis, la burguesía como clase no hace lo que quiere sino lo que historicamente su sistema social le obliga, lo que no debe implicar desconocer que algunas fracciones de la clase dominante no actúen con consciencia y determinación en la necesidad de mantener su sistema social teniendo siempre presente que más allá de su enemigo inmediato (el otro campo de la guerra imperialista) asecha el enemigo histórico (el proletariado) y por ello no escatimen ningún esfuerzo en preparar maquiavélicamente su masacre.

El terror viene del cielo

A partir de l940, los estrategas ingleses instalan el "Bomber Command", cuartel general de bombarderos pesados con el objetivo de la destrucción de las ciudades alemanas y la exterminación de sus habitantes. Los burgueses ingleses, para justificar esta estrategia asesina, para cubrir ideológicamente su lanzamiento, se apoyaron en la utilización del bombardeo alemán de Londres y Coventry durante el otoño de 1940 y el de Rotterdam cuyas consecuencias fueron deliberadamente exageradas. Así se orquesta la intoxicación ideológica, que permite a los verdugos del capital el desplegar toda su ciencia asesina.

En marzo del 42 el Profesor Lindeman presenta un informe realizado a pedido del Bomber Command en el que dice:

"Una ofensiva de bombardeos extensivos podría minar la moral del enemigo si se dirige contra las zonas obreras (el subrayado es nuestro NDR) de las 58 ciudades alemanas que tienen una población de 100.000 habitantes cada una Entre marzo 1942 y mediados de 1943, tiene que dejarse sin abrigo a un tercio de la población total de Alemania."
(Informe final del profesor Lindeman del 30 de marzo 1942, hecho a pedido del Bomber Command)
Si bien los burgueses tienen la ventaja de la claridad cuando hablan entre ellos, para la masa de ciudadanos del "mundo libre" es necesario construir un segundo discurso que alimente el mito de que el campo antifascista organiza la guerra con humanidad. Se trata, evidentemente, de presentar la "barbarie" y la crueldad como el patrimonio exclusivo del campo enemigo. La mistificación se auto-alimenta, solo es necesario reforzar su impacto entre las masas sometidas al proyecto guerrero de la burguesía, ocultar los verdaderos objetivos de los bombardeos, declarando perseguir exclusivamente fines militares. Así el Bomber Command presentará oficialmente sus funciones de una manera mucho más "humanitaria":
"... el Bomber Command solo bombardeará de acuerdo a fines de orden estrictamente militar y solo apunta a objetivos militares, toda alusión a ataques contra zonas obreras o civiles tienen que ser descartados como absurdos y que atentan contra el honor de los aviadores que sacrifican su vida por la patria..."
El doble discurso es de rigor, a pesar de todas las mentiras destinadas a ocultar la siniestra realidad al público adicto, entre los más lúcidos estrategas de la burguesía no tienen ningún problema en definir, con todo el cinismo y la claridad que la caracteriza, los objetivos de los bombardeos: la masacre debe ser sistemática.
"... queda claro que el blanco debe ser las zonas construidas y no, por ejemplo, los puertos o las fábricas... Esto debe ser afirmado claramente, cuando no ha sido aún comprendido."
(Informe del jefe del Estado Mayor de la Aviación Sir Charles Portal, 14 de febrero 1942)
Luego de tres años de perfeccionamiento de las diversas estrategias de bombardeo, el grado de precisión del terror alcanza una operacionalidad más que apreciable; a partir de entonces varias centenas de aviones cuadrimotores participarán en las sucesivas olas de bombardeos de una ciudad. La primera ilustración sangrienta de esta realidad fue el bombardeo de Wuppertal en mayo 1943, en el que los objetivos militares concentrados en Elberfeldse son sistemáticamente evitados dándosele prioridad absoluta a los barrios obreros de Barmen.

El polo antifascista, como el de su competidor fascista, van a ir aun más lejos en la organización sistemática del horror. El Capital, atacado por el cancer de la desvalorización, no encuentra otro remedio, que el aumento de su capacidad destructiva. En efecto, es a través de la guerra, por y para la guerra que este sistema agonizante logra encontrar los momentos más elevados de cambio y de revolución completa de su base productiva que le permite crear condiciones para una nueva fase de valorización. La destrucción física pura y simple de los medios de producción no es más que el continuidad, a un nivel superior, de la guerra comercial que se libran en permanencia los diferentes competidores. La guerra no se gana únicamente a nivel del desarrollo de las fuerzas productivas, sino también en su extensión en la economía militar. Por ello no debe sorprendernos el constatar que en esta época aparezcan nuevas tecnologías, nuevas invenciones, nuevos conceptos, que la guerra sea el terreno por excelencia del progreso capitalista. Es como siempre en la muerte, que los curas de túnica blanca adoradores del ternero de oro, mostrarán sus extraordinarias capacidades. Mientras del lado fascista, se elabora pacientemente los cohetes VI, el bombardeo de Hamburgo en 1943 por la aviación antifascista inaugura la era de la tempestad de fuego: la utilización masiva de bombas incendiarias mata a más de 50.000 personas y hiere a 40.000. El centro de la ciudad queda totalmente destruido, y en tres noches la cantidad total de víctimas, sin entrar acá en una polémica de cifras macabras, alcanza el número de muertos que se dio del lado inglés durante todo el transcurso de la guerra. Luego le toca el turno a Kassel en donde en octubre del 43 mueren alrededor de 10.000 civiles en gigantescas hogueras. Las tempestades de fuego materializan la capacidad de la sociedad capitalista y de su desarrollo científico para sofisticar y racionalizar la muerte.

"... la asociación repentina de un gran numero de fuegos aislados provoca un tal calentamiento del aire que se produce una violenta corriente ascendiente, que a su vez atrae de todos los lados el aire fresco hasta al centro de la zona en brasas. Esta extraordinaria aspiración provoca movimientos de aire de una fuerza superior a la de los vientos normales. En meteorología, las diferencias térmicas varían de 20 a 30 C, en este incendio ellas son del orden de 600, 800, e incluso 1.000 grados centígrados. Esto pone en evidencia el colosal poder de los vientos que provoca la tempestad del fuego... Una vez desatada la tempestad de fuego ninguna medida de protección civil podrá controlarlas. Se trata de verdaderos monstruos creadas por el hombre (¡sic!,¡entendamos bien por el Capital! NdR), y que este jamás podrá dominar."
(Informe del director de la policía de Hamburgo, a propósito del bombardeo de julio 1943)
La única respuesta a este genocidio sin precedentes, fueron los refugios en donde se amontonaban los habitantes, como animales desesperados, tratando esperando, así, de escapar a las explosiones y a las llamas. Pero los bunkers mismos se transformaban en gigantescas ollas de presión en donde morían miles de hombres, mujeres, niños,... sea por la falta de oxígeno o sea por que literalmente sus cuerpos se cocinaban como carne en las brasas.
"Luego de varias semanas, cuando los equipos de auxilio pudieron abrirse camino para penetrar en los Bunkers y en los refugios herméticamente sellados, el calor engendrado en el interior fue tan intenso que nada quedaba de sus ocupantes: solo encontramos una fina capa ondulada de cenizas grises en un bunker, el número de víctimas lo estimamos entre 250 y 300... La presencia de charcos de metal fundido, originalmente vasijas, ollas, y instrumento de cocina traídos a los refugios, testimonian las temperaturas impresionantes que se dieron en ellos." (4)
Frente al alcance de los daños ocasionados a las poblaciones civiles surgen entonces en la opinión pública una serie de interrogantes y cuestionamientos, dado que resultaba demasiado evidente que era imposible tirar todas esas bombas sin ocasionar horribles daños entre los civiles. El gobierno antifascista inglés responde con la misma seguridad y arrogancia ante todas las dudas emitidas:
"... no se dio ninguna instrucción de destrucción de habitaciones... los objetivos del Bomber Command son siempre militares."
(Sir Archibald Sinclair, Secretario de Estado de la Aviación, 31 marzo 1943)
Como es de costumbre, en el mundo de mentiras erigidas en sistema de pensamiento único, el idiota útil al Capital continua tragando y reproduciendo el discurso dominante y podrá seguir siendo enviado al frente para seguir sirviendo de carne de cañón. La ronda infernal de los bombardeos, cargada de futuras promesas de jugosos negocios que se realizarán una vez terminada la guerra, vuelve y esta vez con una mayor fuerza. Durante 1944 se perfecciona la técnica hasta tal punto que ningún metro cuadrado de las zonas de habitación escapa a las bombas incendiarias. Las bombas que se lanzan sobre Kónigsberg (a fines de agosto), Darmstadt (setiembre), Braunschweig (octubre), Heilbronn (diciembre), Bremenrhaven, etc... provocan varias decenas de miles de víctimas sorprendidas por el fuego y las brasas. La intoxicación ideológica sigue siendo total y nada impide que día tras día, los aviones bombarderos hagan centenas de viajes de Londres a Alemania para lanzar miles y miles de bombas. Para el hombre de la calle esta era la respuesta adecuada a los horrores del otro campo militar.

Y mientras que la opinión publica digiere el conglomerado de discursos repugnantes que sus explotadores le susurran, desde los dos campos del frente, otros se las arreglan para borrar toda huella de esa bien planificada y organizada masacre. Así, de la misma manera que Himler ordenará la destrucción de toda prueba sobre que permita vislumbrar la barbarie de los campos de concentración, el general americano Eaker, declara:

"A ningún precio permitiremos que los historiadores de esta guerra nos acusen de haber dirigido bombardeos estratégicos contra el hombre de la calle."
Quince días antes de esta declaración un ataque de los caza bombarderos americanos había provocado en Berlín la muerte de 25.000 personas, lo que este chacal con galones no podía ignorar. No podemos dejar de relacionar estos hechos con la mentira y el cinismo que prevalecieron durante la guerra del Golfo (5), y constatar la larga y solida tradición en la materia, que por supuesto no es el privilegio exclusivo del ejército de los Estados Unidos de América del Norte, sino la de todos los burgueses del pasado y del futuro. Esas mentiras buscan camuflar el gigantesco esfuerzo, intrínseco a la sociedad capitalista, de perfeccionar su arsenal de terror y de destrucción. La guerra para la sociedad burguesa, es un gigantesco laboratorio viviente para experimentaciones tecnológicas y al mismo tiempo una gigantesca fuente de acumulación de ganancias.

De la misma manera que el campo fascista se aprovechó de los esclavos de los campos de concentración para perfeccionar un buen número de descubrimientos científicos, como los fueron los cohetes VI y V; sus competidores directos no escatimaron esfuerzo alguno para la construcción de bombas cada vez más fuertes, poderosas y destructivas. Así, frente a la falta de eficacidad de las bombas tradicionales, que excepcionalmente alcanzaban sus objetivos, se elaboran bombas perforantes que tienen por objetivo la masacre de un número mucho mayor de proletarios que se escondían en los refugios. Es necesario subrayar que durante los bombardeos los proletarios se amparaban en los refugios subterráneos o en los sótanos y la explosión de una bomba clásica, se producía, en la mayoría de los casos, en la parte más elevada de los mismos en donde se producía el primer contacto con el edificio, lo que hacía que aunque el edificio resultase muy destruido muchos proletarios saliesen ilesos del bombardeo. El ingenio burgués se dirigió a la búsqueda de técnicas que le permitieran dañar más profundamente la carne que intentaba escapar o esconderse. La pestilente casta científica a quien ninguna hijadeputéz capitalista la detiene inventa, entonces, un arma capaz de ir a buscar la carne humana en los lugares adonde se oculta: se necesitan bombas que destruyan hasta lo más profundo de esas madrigueras. Así las nuevas bombas que se desarrollarán entonces, no explotan cuando se produce el primer impacto, sino que atraviesan el techo, perforan y atraviesan los pisos y solamente explotan cuando su verdadero objetivo es alcanzado: los sótanos construidos en hormigón armado.

La cúspide del terror: el bombardeo de Dresde

El terror y la muerte, consecutivos a estas expediciones de la aviación que tienen como principal víctima a la población obrera, alcanzó su paroxismo en Dresde durante el bombardeo de febrero 1945 que fue el más terrorista, el más incomprensible de toda la guerra (incomprensible para aquellos que se forjan ilusiones sobre la humanidad del campo imperialista antifascista). Desde el punto de vista estrictamente militar, nada puede justificar la masacre suplementaria que se dio: Alemania ya estaba vencida. Nada sino el anuncio próximo del fin del baño sanguinario en curso y la voluntad manifiesta, de la fracción burguesa victoriosa, de destruir todo lo que aún podía ser destruido.

Dresde era una ciudad en la que no había ningún tipo de industria estratégica y vital, ni tampoco ninguna instalación militar importante. Por eso mismo la ciudad se había constituido en refugio para centenas de miles de personas que intentaban escapar a los bombardeos y al avance del ejército soviético (otra banda de criminales con patente de humanitarios). Todos estos refugiados confiados en la propaganda de los Aliados y persuadidos que nunca se bombardearía Dresde, se refugiaban por montones en los hospitales las escuelas, las estaciones de ferrocarril,... de la ciudad. El gobierno británico no ignoraba estos hechos, lo que se tradujo en el hecho de que hasta ciertos jefes militares del Bomber Command emitieron serias reservas con respecto a la validez militar de tal objetivo. En efecto, era difícil hacer tragar la píldora, incluso a los pilotos en un momento en que la guerra tocaba a su fin y las tropas alemanas retrocedían y se encontraban en plena dislocación en todos los frentes de que el bombardeo de la ciudad tenía objetivos militares cuando de lo que se trataba era de realizar la masacre más grande de toda la guerra. La respuesta fue cínica: se dijo que Dresde era un objetivo prioritario en plena conferencia de Yalta para colocarse gracias al bombardeo, en una posición de fuerza estratégica frente al rápido avance de las tropas rusas.

El 13 y el 14 de febrero del 45 se bombardea la ciudad. La burguesía sabía perfectamente que allí se encontraban cerca de un millón y medio de habitantes, entre los cuales un gran número de refugiados de Silesia, muchos heridos, prisioneros de guerra, deportados del trabajo,... En el transcurso de dos noches se lanzan bombas de un tonelaje jamás empleado: cerca de 3.000 toneladas. Unas 650.000 bombas incendiarias, caen sobre la ciudad produciendo la más gigantesca tempestad de fuego de toda la guerra. Los vientos del incendio que consumen la ciudad superan pasan los 200 a 300 kilómetro por hora. ¡Dresde arde durante ocho días, el brillo de las brasas es visible a más de 300 kilómetros! ¡Algunos barrios de la ciudad queman tanto que fueron necesarias varias semanas antes de poder entrar a los sótanos! Para el resultado esperado se empleó todo el abanico de bombas destructivas y asesinas conocidas hasta entonces: fósforo, napal,... La gente transformada en verdaderas antorchas humanas, se tiraban al Elba adonde seguían achicharrándose. La corriente de fuego descendía del centro de la ciudad hacia el Elba llegando hasta el río adonde continúa ardiendo. Los cadáveres decapitados, víctimas de las bombas "antipersonales" a fragmentación, tapizan las calles. De 35.000 inmuebles habitacionales solamente 7.000 quedaran en pie, todo el centro de la ciudad, una superficie de 18 kilómetros cuadrados, quedó calcinado. La mayoría de los hospitales fueron destruidos, mientras que las vía férreas, el aeródromo militar y algunas fábricas existentes en los alrededores quedaron intactas.

El desarrollo de la intervención se llevó acabo metódicamente: los que la concibieron tuvieron en cuenta hasta del viento para que el incendio pudiese extenderse a una rapidez impresionante. En la noche del 13 al 14 de febrero, más de 1.000 bombarderos ingleses sembraron el terror, al día siguiente, 450 aviones americanos tomaron inmediatamente el relevo lanzando 771 toneladas de bombas incendiarias, de las cuales un gran numero eran bombas de relojería. Esta "novedad" permitió al Bomber Command el asegurarse un coto de caza mucho más impresionante aún. Estas bombas, explotaban luego de varias horas del pasaje de los aviones y liquidaban a todo aquel que intentaba apagar el incendio, a todo los que buscaba escapar a la ciudad en brasas. El balance, de lo que fue sin duda una de las más altas expresiones de la Civilización y del Progreso del Capital supera la cifra de 250.000 muertos (casi todos civiles) y ni hablar de las decenas de miles de heridos: quemados, agonizantes, locos, destrozados,...

"... una decena de días después del bombardeo, un grupo de presos que habían despejado los escalones que conducían al subsuelo, se negaban a entrar en el mismo; algo extraordinario había pasado en el interior. Los hombres permanecían a la entrada del subsuelo, con aire sobrio. Entonces el director civil, que quería dar el ejemplo, desciende al sótano con una lámpara de acetileno en la mano. Este se siente seguro por la ausencia del olor habitual de podredumbre. Los últimos escalones estaban resbalosos, el piso del sótano estaba cubierto de una mezcla líquida de sangre, de carne humana y de huesos, que tenía un espesor de treinta centímetros. Una pequeña bomba explosiva había atravesado los cuatro pisos del inmueble y reventado en el sótano... Se sabía, por el portero del bloque, que aproximativamente 200 a 300 personas se encontraban esa noche en el sótano."
(Hans Voigt, director del "Abteilung Tote", el "Despacho de los Muertos" encargado de limpiar la ciudad de sus cadáveres)
El centro de la ciudad, por el riesgo de epidemia, fue declarado zona prohibida. Cada día se llevaban a miles de cuerpos a la plaza central de la ciudad, o al menos a lo que quedaba de ésta, para luego de una última tentativa de identificación, amontonarlos en hogueras de 400 a 500 cadáveres y quemarlos. Así se incinera en Altmar cerca de 70.000 víctimas. Por primera vez en la historia de la guerra, los sobreviviente no son lo suficientemente numerosos para enterrar a los muertos. La apocalipsis se abate como el rayo. Durante varias semanas un repugnante olor de podredumbre mezclado al de la carne humana carbonizada, reinó sobre las ruinas y los alrededores. Bandas de perros recorrían los escombros en búsqueda de cadáveres. Decenas de miles de fantasmas errantes recorren los caminos en búsqueda de un refugio, los ojos desorbitados, con algunos trapos chamuscados como vestimenta, verdaderos muertos vivientes. Es imposible describir con palabras o con cifras la realidad la más profunda de esta verdadera apocalipsis. ¡El vocabulario que hoy en día nos sirve para comunicar, es extremadamente pobre para expresar la repugnancia, el odio que nos inspira esta organización sistemática, metódica, científica del terror, de la muerte! Y el asco que nos inspiran estas acciones de la burguesía antifascista es aún más profundo cuando constatamos como se ha enterrado toda crítica dirigida a ellos denunciando precisamente... la organización sistemática, metódica, científica, del terror como el monopolio de sus competidores. A este nivel el Capital nos ha asestado un golpe fuerte, muy fuerte.

El horror que la burguesía es capaz de desplegar no tiene límites. Los aviones caza de los aliados llegaron hasta ametrallar a las columnas de refugiados que se escapaban de la ciudad sometida a fuego y sangre, y también a los equipos de socorro que llegaban de localidades vecinas. Cuando se ordena el bombardeo de Chemnitz, los días siguientes, el comando aliado no se desprende de ninguna precaución oratoria, cuando declara a los aviadores:

"Vuestra razones para ir allá esta noche son las de terminar con todos los refugiados que pudieron escaparse de Dresde."
Estos perros de guardia del capitalismo, como una jauría embriagada por el olor de la sangre, llaman a nuevas orgías sanguinarias para colmar su sed de cadáveres. La alianza antifascista no tiene nada que envidiar a la coalición fascista en lo concerniente al refinamiento con el que aseguran la sobrevivencia de esta civilización moribunda. En el transcurso de 18 meses de bombardeos, 45 de las 60 ciudades principales en Alemania fueron completamente destruidas, arrasadas, aplastadas. Por lo menos 650.000 proletarios, en su mayoría civiles, murieron en el transcurso de estas expediciones de terror. Ni hablar de aquellos que pudieron escapar a este infierno y que terminaron el resto de sus vidas en los hospitales y los asilos para locos. Justamente, es sobre montañas de cadáveres que la victoria del campo antifascista se celebro el 8 de mayo 1945.

Efectivamente fue una hermosa "Victoria" la de ocultar sus propios crímenes por debajo del colchón de los horrores de los competidores. ¡Hermosa "Victoria" que festeja los campos de cadáveres!

Necesidad capitalista de la guerra...

Cuanto más se desarrolla el Capital más se acrecientan y exacerban el conjunto de sus contradicciones. No es por azar que la guerra existe permanentemente en uno u otro lugar del mundo, que se extiende regularmente bajo una forma cada vez más generalizada. La lucha por el máximo beneficio, la competencia, la guerra comercial y simplemente la guerra, son tan esenciales a los capitalistas como la respiración lo es al ser humano.

Esta sociedad no puede vivir sin guerra (6) pues la masa de capital crece más rápidamente que sus posibilidades de valorización; así periódicamente se produce una sobreproducción generalizada de capital, lo que hará que la valorización de una parte de este capital social mundial excluya la valorización de otra parte de este mismo capital social mundial. Los cierres de fábricas o la destrucción de otros capitales fijos no son suficientes para restablecer la situación. Así aparece regularmente una depresión generalizada que conduce inevitablemente a una desvalorización general de todo el capital existente. El Capital se encuentra frente a una situación en la que sus posibilidades de rentabilización son estrechas y por ello tiene que "normalmente" llevar a la bancarrota a los capitalistas menos rentables. Estos, como los otros, se organizan para resistir a esta ley inexorable del Capital. La organización de las diferentes fracciones burguesas, a diferentes niveles de centralización, para llevar adelante la guerra según una relación de fuerza favorable a sus intereses específicos (sociedades anónimas, Estados nacionales, bloques o constelación de Estados, cárteles) hace periódicamente efectiva la guerra: ella se presenta, por ello, como una solución parcial a los problemas del capitalismo mundial. Al destruir una parte importante del capital, y por ello al impedir su funcionamiento como tal, la guerra renueva de hecho las condiciones generales de la totalidad del capital social mundial permitiendo la reiniciación, bajo nuevas bases, de un nuevo ciclo de valorización. Esta solución, que es inmediata, tiene otra cara: desarrolla aún más el problema aún insoluble de los capitalistas en el futuro. Una nueva fase de sobreproducción de capital, mucho más importante que la precedente, hará necesaria la desvalorización violenta, por la destrucción, de cada vez más medios de producción.

La llamada "segunda guerra mundial" no escapo a estas leyes invariantes del capitalismo. No debemos buscar en la cabeza de un Hitler, ni tampoco en la de un Stalin o Truman, la explicación de esta gigantesca carnicería, sino exclusivamente en las entrañas de esta sociedad que muchos, aún y sobre todo entre los proletarios, tienen dificultades en reconocerla por lo que es: una sociedad de clases. Los medios de comunicación burgueses reemplazan esta evidencia reforzando las ideologías que fabrica para su opinión pública, alistando al bravo ciudadano, siniestro homo democraticus, de conmemoraciones, desfiles militares, reportajes que retrasan la psicología de tal o cual idiota útil para el Capital para finalmente hacerle aceptar lo inaceptable: la participación a la guerra para salvar su sistema moribundo.

... ¿Y el proletariado?

Hasta ahora no hemos abordado al proletariado sino como objeto de la historia, como carne de cañón, de las bombas y de las fábricas; es decir como un ser totalmente negado. No podemos terminar este texto sin por lo menos evocar las tendencias de nuestra clase para imponerse como sujeto, para luchar por sus propios intereses, para imponer el comunismo como única afirmación de nuestra humanidad pues "El proletariado es una clase explotada Y revolucionaria" (K. Marx); es decir que no existe sea como explotado sea como revolucionario, sea como objeto sea como sujeto histórico, sino que es dialécticamente las dos. Pese a ser derrotado al finalizar la guerra, pese a que la revolución no se encuentre al orden del día, pese a su canalización en la polarización burguesa fascismo-antifascismo, y sobre todo pese a que fue aplastado por las bombas y el terror, el proletariado, como el viejo topo de Marx, se manifiesta siempre como clase, como sujeto en alguna parte a través de su lucha, y ello a pesar de que se intente fijarlo como un simple objeto de la explotación.

Como vimos antes, lejos de limitarse a una cuestión de competencia interburguesa la estrategia guerrera de tiene por objetivo la destrucción de un máximo de fuerzas productivas excedentarias a las necesidades de valorización de esta sociedad de muerte. Esto implica directamente la eliminación de batallones de proletarios, el lanzamiento de miles de toneladas de bombas sobre las zonas obreras como materialización de la capacidad de nuestro enemigo de clase de golpear preventivamente todo foco de tensión proletaria. Si el proletariado en los años 39-45 tenía grandes dificultades, por su sometimiento en la atomización de las polarizaciones interburguesas, para reconocerse como proletariado, la burguesía fue capaz, más allá de sus divergencias ideológicas, de golpear allí donde el peligro se presentaba según el interés impersonal de su Estado Mundial.

Fue por ello que para no ver reeditada la ola insurreccional precedente, la aviación aliada tuvo como misión, en sus terroristas incursiones, no solo el bombardeo de los centros industriales alemanes, sino también las mayores aglomeraciones sembrando la masacre y el terror en las filas proletarias. Estos bombardeos no fueron aleatorios ni ciegos; sino que al contrario los mismos fueron sumamente selectivos: el objetivo predilecto de las bombas fueron los barrios obreros.

Esto se "justificaba" aun más desde 1943 en Europa adonde, en muchas partes, resurgían luchas proletarias de resistencia a la explotación. Numerosos mitos burguesas intentan ocultar la lucha proletaria que se desarrolló al fin de la guerra presentándonos una situación de delirio y festividad popular derivado de la "liberación del fascismo". Contra corriente afirmamos que, en Europa, al finalizar la guerra y bajo la presión de las necesidades materiales, resurje nuestra clase. El espectro de la revolución social parece levantarse otra vez en base a la lucha proletaria por la satisfacción de nuestras necesidades.

¡Claro está que 1945 no fue 1918!... y la mayoría de los pocos núcleos de militantes revolucionarios existentes en esa época que lograron mantener la continuidad clasista en plena tempestad contrarevolucionaria, tendieron a sobreestimar las perspectivas de lucha concluyendo, de una manera mecánica, que un sublevamiento proletario en Alemania como en el 18 era eminente. Estos focos de lucha que aparecieron fueron una respuesta proletaria aún frágil y marcada por 25 años de terror contrarrevolucionario: 25 años en los que se eliminó a la vanguardia revolucionaria. En efecto, la burguesía logró perfeccionar su ciclo de contrarrevolución y numerosos militantes de la ola revolucionaria de 1917-21 desaparecieron en los campos de concentración, fueron asesinados en los campos de horror, o recuperados en los partidos stalinistas y triturados por "el Partido del Orden".

La burguesía mundial había extraído las lecciones de la ola revolucionaria, anterior, dotándose, de los medios materiales para no tener que enfrentar un ejército en disolución, un proletariado derrotista revolucionario que dirige sus armas contra "sus propios" generales, contra "su propia" burguesía para transformase en nuevos batallones de la revolución. Fue gracias a estos medios de destrucción cualitativa y cuantitativamente superiores en relación a la fase precedente de esta guerra de clases, que la burguesía se dio como perspectiva el asumir la liquidación, el "genocidio" de clase, no solo de los millones de proletarios alistados bajo el uniforme, sino también de centenas de miles de otros proletarios "civiles".

No fue por casualidad que se intensificaron los bombardeos sistemáticos en el mismo momento en el que importantes huelgas se declaraban en Alemania (también en Italia, en Francia, etc... (7) y cuando las deserciones en el ejército alemán tienden a aumentar. La complementariedad de las fracciones "rivales" burguesas se expresa claramente en la represión anti-proletaria que la burguesía despliega. La clase obrera se encontró embretada entre dos fuegos convergentes: por un lado el terror que venía del cielo y por el otro los pelotones de ejecución que asesinaban a los huelguistas para obligar a los obreros a asumir la "producción de guerra" y la "victoria final".

La burguesía, al finalizar la "segunda guerra mundial", cierra su ciclo guerrero habiendo neutralizando temporalmente al proletariado. Las dos guerras mundiales son dos momentos de una gigantesca matanza anti-proletaria que se extiende de 1914 a 1945 y que la lucha del proletariado interrumpe en el 17-24. Solo este nivel de abstracción de la realidad del Capital puede permitir comprender hechos que, para los historiadores burgueses son o bien incomprensibles o bien el producto de la maldad de un "genio malo": Hitler, Stalin, Roosevelt, Churchill u otros,...; lo que no es más que la personificación idealista de la historia que oscurece la verdadera significación abiertamente anti-proletaria de todas las guerras sean anti-fascistas, "de liberación nacional", "por la defensa del socialismo" o cualquier otra justificación.

El fin de la guerra constituyó, para la burguesía, un campo de experiencias extraordinario; todas las lecciones sacadas de las luchas precedentes contra el proletariado fueron puestas a prueba. Precisamente, la burguesía, para impedir que se renovase la situación revolucionaria que caracterizó a Alemania durante el fin de la "primera guerra mundial" (1914-18), para reprimir preventivamente toda posibilidad de sublevamiento proletario, define su accionar en 1945 en función de tres ejes principales:

1. liquidar a los proletarios que podían constituir una amenaza y aplastar, físicamente toda tentativa de resistencia proletaria en las ciudades;

2. siguiendo esta dirección, invadir completamente Alemania y ocuparla militarmente; los ejércitos aliados se encargarían de imponer el orden: se disuelve el gobierno alemán y los ejércitos aliados entran a Berlín;

3. mantener fuera de Alemania durante varios meses e incluso años a los soldados prisioneros (concentración masiva) a fin de evitar la reproducción de los desórdenes que se produjeron en noviembre 1918; aparentemente el retorno de los soldados "alemanes" desmovilizados a sus hogares destruidos impresionó a la burguesía mundial a tal punto que no solamente se expidieron centenas de miles de esos soldados al Gulag soviético, sino que además ¡se internó a más de 400.000 obreros uniformados en... Inglaterra! ¡hasta... 1948! Otros fueron enviados a campos de concentración en Francia, Bélgica o al otro lado del Atlántico en los Estados Unidos (8).

oOo

El proletariado, como lo afirmamos en nuestra Tesis No.26 (Ver "Tesis de orientación programática") reivindica y lleva adelante únicamente una guerra: la guerra social contra toda la burguesía.
"Los obreros no tiene patria no se les puede quitar lo que no tienen. Toda defensa de la "nación" sea cual sea el pretexto, en nombre del cual se opere, constituye en realidad una agresión contra toda la clase obrera mundial. Bajo el reino de la burguesía todas las guerras son guerras imperialistas (el proletariado reivindica una sola guerra, la guerra social contra toda burguesía) que oponen dos o varias fracciones o grupos de intereses del capital mundial e, independientemente de las intenciones inmediatas de los protagonistas, tienen como función esencial la de afirmar el capital y destruir objetiva y subjetivamente a la clase subversiva de esta sociedad. Por ello más allá de ser "simples" guerras entre Estados nacionales, entre "liberadores de la patria e imperialistas", entre potencias imperialistas, son en su esencia guerras del capital contra el comunismo. Frente a todas las oposiciones interburguesas entre fracciones "progresistas y reaccionarias", "fascistas y antifascistas" de "izquierda" y de "derecha" que encuentran en la guerra imperialista su continuación lógica, el proletariado tiene una sola respuesta posible: la lucha intransigente por sus propios intereses de clases, contra todo sacrificio, tregua y solidaridad nacional, el derrotismo revolucionario, apuntando las armas contra sus propios explotadores y opresores inmediatos, a los efectos de transformar, por la centralización internacional de esta comunidad de lucha contra el capital, la guerra capitalista en guerra revolucionaria del proletariado mundial contra la burguesía mundial."
Tomamos esta Tesis para concluir este texto reafirmando que de Dresde a Rotterdam, de Hiroshima a Londres, de Stalingrado a Varsovia, la única "Victoria" en 1945 fue, en definitiva, la de la burguesía: a partir de 1945 la acumulación capitalista abre un nuevo período glorioso sobre las cenizas del proletariado. Un momento de la perpetuación de esta derrota se concentra en la legitimidad que se le da a los crímenes de los "Aliados", "anti-fascistas", a través de la publicidad de los crímenes del otro campo. El campo imperialista triunfante hará malabarismos publiciatarios para hacer olvidar hasta las masacres de Dresde, de Hiroshima, de Nagasaki.

Frente a la situación actual en donde vuelven a intensificar las campañas militaristas del capital subrayamos que fascista o antifascista, la dictadura del Capital es la democracia y llamamos a que nuestros lectores no permanezcan en una actitud pasiva, sino que luchen con nosotros contra la amnesia que estructura la burguesía. No solo hay que criticar este texto, sino también hacernos llegar material que nos permita conocer mejor la historia de nuestra clase, su lucha durante los años 1939-45.

Notas

1. Si tomamos distancias con respecto a la terminología dominante de "revolución francesa" e incluso de "revolución burguesa en Francia" es porque para nosotros los años 1789-93 fueron esencialmente años revolucionarios desde el punto de vista de la afirmación del proletariado como clase revolucionaria. En donde la Historia oficial ensalza el advenimiento de la Luces de la burguesía nosotros descubrimos la recuperación, la canalización y liquidación de una lucha proletaria, en base a su transformación en lucha interburguesa en beneficio del reforzamiento del modo de producción capitalista. La verdadera revolución burguesa no se produce en 1789, sino mucho antes a lo largo de los siglos XIV, XV y XVI, con la consolidación del mercado mundial y la reducción de la humanidad al modo de producción capitalista.
2. El único verdadero enemigo del fascismo, o de cualquier otra tentativa bonapartista edificada por la burguesía para destruir a nuestra clase, es el proletariado revolucionario. La lucha revolucionaria contra el fascismo no puede disociarse de la lucha contra todas las otras fracciones burguesas, lo que incluye a las fracciones pretendidamente antifascistas, que no tienen otro proyecto que el de mantener la explotación capitalista bajo otra forma y bajo la dictadura de otros gestores. Por ello, el "antifascismo" proclamado por estas fracciones, en la mayoría de los casos no es más que un antifascismo de apariencia, que utiliza esta terminología por oportunismo para enfrentar más fácilmente a su competidor capitalista. Su "antifascismo" es una banderola que le facilita, en ciertas ocasiones, el reagrupamiento de fuerzas para justificar su guerra, pero es siempre inconsecuente, oscilante y los cambios de campos y de alianzas entre las fuerzas burguesas son moneda corriente. Recordemos que Stalin escogió, en un primer momento, como aliado a Hitler y al fascismo, para luego aliarse con Churchill, Roosvelt y con los Aliados. La burguesía no es enemiga del fascismo, como no lo es de ninguna otra forma de gestión capitalista (ver recuadro). El verdadero y único enterrador de la dictadura de capitalista, es el proletariado, cualquiera sean las formas de aquella dictadura: fascista, antifascista, popular, republicana, bonapartista...
3. Es como aquello de que el no tener una visión policial de la historia no implica desconocer el papel de la policía en la historia, con todas sus maquinaciones y provocaciones.
4. Esta cita la extraemos de: David Irving "La destrucción de Dresde" Ediciones Robert Laffont, 1964.
5. Al respecto, ver nuestro texto "Guerra o Revolución" en Comunismo No.29 publicado en marzo 1991.
6. Las determinantes de esta afirmación son explicadas aquí muy esquemáticamente, para los efectos de un desarrollo más profundo el lector tendrá que referirse a nuestros textos "Capital: totalidad y guerra imperialista" en Comunismo No.14; "Malvinas, contra la guerra imperialista: la revolución comunista mundial" en Comunismo No.9; "Guerra o Revolución" en Comunismo No.29, así como a la polémica histórica en el seno de la izquierda comunista internacional sobre "las causas de las guerras imperialistas" sintetizada en el Número 10 de Comunismo.
7. Recordemos, como ya lo hicimos en otras ocasiones que en ese momento surgieron importantes luchas de clase, siendo las más conocidas entre ellas, las que se desarrollaron en Italia del Norte (43-45) y en Grecia pero deben señalarse también las desarrolladas en Alemania, en Bélgica, en Francia, en Yugoslavia, y hasta en Rusia. Y no fue por pura casualidad que concentraciones obreras como Milán, Turin o Roma, que nunca habían sido bombardeadas durante la guerra, fueron bombardeadas por la aviación de los Aliados cuando estallan las huelgas. Se trata de imponer la paz social por medio del terror.
8. ¿Es necesario precisar aún, que estas medidas adoptadas se dieron únicamente contra los proletarios? A los generales, oficiales nazis, industriales, científicos..., a excepción de ciertas crápulas que se liquidó durante el gran espectáculo de los procesos de Nuremberg, se les promovió a altas funciones en el campo adverso (este fue el caso de los científicos como Von Braun) y a otros se les encarceló (lo que era, de todas maneras, menos drástico que el encontrarse sometidos a los trabajos forzados como fue el caso de la mayoría de los soldados) y luego se les liberó para empezar una carrera capitalista en la "nueva Alemania". Así, cuando varias décadas después la "Fracción Armada Roja" ejecuta a H.M. Schleyer queda claro que este patrón de los patrones alemanes había sido un antiguo dignatario nazi. Aprovechemos para señalar que a la muerte del mismo el Estado Alemán declaró un duelo nacional al adhirieron toda la clase dominante y todos los aparatos del Estado burgués actual, incluido por supuesto los sindicatos de todo pelo y color.

¿Cómo se explicó, en esa época, esta enorme matanza?

La lectura del gran cotidiano oficial belga "Le Soir" es edificante. La información del bombardeo de Dresde se da 2 días más tarde, en un pequeño cuadro acuñado entre la rúbrica necrológica y la lista de los espectáculos del día. Se dice que 1.400 caza bombarderos de la R.A.F. atacaron Dresde y que el objetivo era la refinería de petróleo de Bohlen (recordemos que esta refinería quedó intacta). Ningún rastro, en la primera página, de los 250.000 muertos de Dresde aplastados bajo la información de... la paz y de los acuerdos de Yalta. Sin embargo, un poco más abajo se publica un pequeño sondeo en el que se concluye: "No es solo a través de la fuerza brutal de las armas que llegaremos a erradicar esa raza de fanáticos". Demonización del enemigo y discurso de paz por un lado, ocultamiento puro y simple de los crímenes de los vencedores por el otro: los métodos de desinformación de los "Aliados" no son diferentes a los de los "Nazis", ni tampoco, por ejemplo, de los métodos utilizados hoy en día para justificar la guerra del Golfo o para ocultar las insurrecciones proletarias. La desinformación asume siempre la misma función: el encadenar a los proletarios a una nación y negar la identidad de los intereses proletarios más allá de toda frontera, de toda patria.

Los personajes históricos del antifascismo

Los grandes líderes del fascismo y del antifascismo han oscilado siempre entre un campo y otro, han simpatizado primero con un campo luego de pasarse al otro y en muchos casos han trabajado alternativamente para uno y otro campo en función de como veían que las cosas evolucionaban (como Stalin). Por supuesto que el mito de la contraposición fascismo-antifascismo requiere ocultar esos cambios y oscilaciones, pero de vez en cuando algunos "revisionistas" encuentran documentos inocultables que ponen en evidencia que tal antifascista fue fascista y el personaje en cuestión es obligado a explicar como un error de juventud sus pecados anteriores. No hace mucho salió a luz que Georges Marchais, secretario general histórico del Partido Comunista Francés había hecho trabajo voluntario en Alemania nazi, hace un poco menos el presidente francés François Mitterand reconoció haber colaborado con el régimen nazi que prevaleció en Francia durante la ocupación y haber sido amigo íntimo y colaborador de los personajes más siniestros de la policía francesa que trabajaba para los nazis... La lista de ejemplos parecidos es enorme. Este año una noticia de la agencia EFE en Roma revelaba que en los archivos del Partido Comunista Italiano se encontraron dos cartas escritas por Wiston Churchill, presentado en general como una de las máximas figuras mundiales del antifascismo, dirigidas a Benito Mussolini y que le habrían sido incautadas a este en el momento de su detención. En las mismas el jefe de filas del antifascismo mundial felicita a la máxima figura del fascismo mundial por su campaña de Etiopía y el apoyo del gobierno italiano a Franco. A nosotros ese tipo de constataciones no nos extraña nada pero la agencia EFE presenta gran sorpresa frente a la noticia: "... dos cartas en las que Churchill daba al Duce su beneplácito para la campaña de Etiopía y más insólito aun, su bendición al apoyo italiano a Franco." Merece la pena subrayar que públicamente los antifascistas siempre se presentaron como opuestos a la gigantesca matanza organizada por los fascistas en Etiopía, así como partidarios de la república española contra Franco. Merece también la pena recordar que solo un puñado de grupos revolucionarios en el mundo denunciaba por igual el antifascismo y el fascismo y su permanente colaboración contra la insurrección proletaria que quedó en perfecta evidencia en todo el proceso de revolución y contrarrevolución en España.