Estas características son las del período 1945-65 posterior a la llamada "Segunda Guerra Mundial". La ilusión de un mundo sin contradicciones fue más poderosa todavía, porque la Paz de las Tumbas, consecutiva a la guerra, había logrado imponerle el silencio al proletario.
El discurso dominante es, entonces, el de una burguesía consciente de la potencia que encuentra en la explotación del proletariado. Son los años de oro para los capitalistas, en los cuales, toditas sus fracciones, hacen cantar a los proletarios las ventajas del "desarrollo" y de la producción según las pautas tayloristas o fayolistas: la aparición del aspirador y de la máquina de lavar se presentan como una revolución que liberara a la mujer de los trabajos domésticos y la reducción del tiempo de trabajo (¡acompañada de una alza en la intensidad del mismo!) era presentada como los primeros pasos hacia una "sociedad del ocio". Los burgueses, convencidos del desarrollo eterno de su triste sociedad, no tienen ninguna duda con respecto a su porvenir; los economistas llenan las bibliotecas y las universidades con tratados apologéticos en los que solo se habla de la "teoría del equilibrio general" y "la sociedad del bienestar". Los patrones, gerentes y otros cuadros del Estado, no dejan un instante de hacer alharaca con los pretendidos méritos "históricos" que tendría la chapucearía que comercializan, y esta certidumbre con respecto al éxito de su venta, se multiplica, con la certitud acerca de la eternidad de esta generosa sociedad, que les permite en forma tan dócil y segura desarrollar sus capitales.
Pero todo esto tiene un fin. Las utopías capitalistas chocan con la realidad de los tiempos de crisis, los mismos límites históricos del Capital se manifiestan nuevamente. Los polos positivos de "desarrollo", de "riqueza", de "paz" no logran ocultar más, sus indisociables contrarios, los polos negativos: "subdesarrollo", "pobreza", "guerra". Vivimos un momento muy difícil para la burguesía que ve derrumbarse progresivamente el mito del que se alimentaba: el de un desarrollo eterno y sin contra golpes de sus riquezas.
El Capital entra, entonces, en crisis. Los capitalistas se enfrentan cada vez más violentamente para controlar las partes de un mercado cada vez más sacudido; lo que se traduce, como hoy en día, por un fenómeno de carrera loca y sin rumbo fijo, en todos los dominios, justificada por la necesidad de despejar, a través de cualquier medio, el más pequeño alivio que representa un espacio de valorización. Los capitales buscan alimentarse de sobrevalor, pero como se encuentran en sobreproducción, esto deviene cada vez más difícil. Sumas fabulosas son consagradas a la publicidad, la especulación financiera se opera sobre una escala cada vez más grande, en la cual se invierte a gran riesgo y en todos los dominios en los que se pueda imaginar desarrollar el capital: desde el tráfico de órganos humanos hasta las armas biológicas (ver el texto a propósito del sida, en esta revista) pasando por la alimentación de lujo para animales domésticos.
Esta carrera descontrolada del cada cual para sí, no hace más que reforzar aún más el caos reinante sobre un mercado mundial en crisis. Los capitalistas se asocian para ser más fuertes en la guerra que los opone a otros capitalistas,... a su vez estos últimos se reagrupan para enfrentar a los primeros. Las guerras son más frecuentes, más duras, más generalizadas.
El lector reconocerá en estas líneas la situación que prevalece hoy en día.
Todo esto se traduce en múltiples cambios en las formas a través de las cuales el Capital organiza su Estado: restructuración al Norte, al Sur, al Este al Oeste, y se nos presentan estos cambios superficiales y formales como grandes momentos de cuestionamiento del mundo. Los "Planes Primavera-Invierno" en América del Sur, las "Perestroika", "Aperturas" y "Caídas del Muro" al Este, las "Reestructuraciones" en Occidente, las "Conferencias Nacionales Democráticas" en Africa, las nuevas repúblicas nacionales, la Comunidad Económica Europea o el gran mercado México-USA-Canadá, los enésimos planes gubernamentales de austeridad, las caídas de "dictaduras" y otros grandes espectáculos de reconciliación nacional entre antiguos guerrilleros y verdugos (ver sobre El Salvador en la rúbrica Subrayamos de esta misma revista) son diferentes decoraciones, con las que se quiere camuflar, la agravación de la explotación del proletariado operada, por una burguesía estrangulada por la crisis. Se le da una buena capa de pinturita al Viejo Mundo moribundo, se revoca la fachada de los gobiernos descreditados, y si esto no es suficiente se cambia el alfombrado y el empapelado: se crean nuevos sindicatos, se pretende luchar contra la corrupción, se denuncia a uno u otro responsable del blanqueamiento del dinero para volver a darle una imagen más limpia a los permanentes tráficos capitalistas,... y mejorar la imagen del Estado, Estas reestructuraciones capitalistas son apoyadas por campañas ideológicas que asimilan a esfuerzos generosos de los burgueses para "cuestionarse". El gran espectáculo de limpieza de primavera puede comenzar: "Glasnost" en Rusia, "Transparencia" en el Oeste, "Mane Pulite" en Italia, "Lucha contra la droga" en América del Sur, "Lucha contra el Dinero Sucio" en Suiza, etc. Caen ministros, generales, presidentes y hasta Primeros Ministros. El capital internacional pretende crearse una piel nueva y estimular al proletariado para uue haga lo mismo: "terminemos con est` vieja noción de lucha de clases; el comunismo ha muerto, no hablemos más, entonces, de explopación, de proletarios,..."
Todas eótas "reestructuraciones& pol&iacuue;ticas, todos estos pequeños acontecimientos en la forma de gestionar la explotaãión, son presentados como grandes cambios, como verdaderas "revoluciones" rara el futuro de todos; y a través de estos programas la burguesía llega efectivamente a reforzar la austeridad, a hacerla más aceptable por el proletariado y a postergar momentáneamente una crisis cuya generalización y profundidad se hacen sentir cada vez más fuertemente.
Pero detrás de todas estas renovaciones de fachadas, detrás de todas estas modificaciones formales y frente a la multiplicación de conflictos guerreros intercapitalistas, frente a la imposibilidad, por parte de la burguesía, de definir el futuro de otra manera que en términos de crisis cada vez más aguda, ella se siente totalmente incapaz de ocultar la duda que nace en su interior en cuanto a la perennidad de su sistema: el Capital duda repentinamente de su devenir.
Los patrones, los sindicalistas, los gobernantes, los cuadros, los ideólogos, los científicos, los mercaderes, es decir, el conjunto de administradores capitalistas, sienten una profunda y terrible duda en cuanto al futuro. Incapaces de comprender el devenir del mundo a través de la superación del capitalismo, su limitado punto de vista choca sistemáticamente con las cifras de sus propios indicadores que, todos, anuncian una catástrofe económica generalizada, una imposibilidad para superar la crisis, un punto a partir del cual es inocultable que no puede volver más a aquellos años queridos de expansión (Ver "La Catástrofe capitalista" en Comunismo No.32).
El esquema de la duda pasa a ser, entonces, el esquema dominante en la sociedad. El capitalista queda perplejo y duda de todo. Del futuro, con toda seguridad, pero también de sus aliados, de las capacidades de aquellos que se encuentran a sus órdenes, de las posibilidades de invertir, de sus propios programas de gestión, de los beneficios tanto de la libre empresa como del proteccionismo,... Esta duda se instala en todos los sectores de la sociedad, los cuadros de la dominación burguesa, ven caer a sus colegas, uno detrás del otro, en esas campañas de reestructuración y paralelamente, salen de una depresión psicológica para caer en otra, frente a la imposibilidad en la que se encuentran, de hacer un balance positivo con respecto a la gestión capitalista que se les confió. ¡Recientemente en Suiza se construyó una clínica especializada en "levantar el ánimo" de los cuadros! A la certitud de los años de reconstrucción y expansión que sucedieron la guerra, suceden hoy los años negros en los cuales el escepticismo se hace rey. ¡La religión capitalista se transforma en un gran punto de interrogación!
¿Cómo podría ser diferente hoy en día? cuando en la práctica, los obreros ven todos los días disminuir su poder de compra, cuando no son pura y simplemente, lanzados al paro, echados a la calle, negados en toda su humanidad, destruidos por el individualismo reinante y el cada uno para si, atomizados por la competencia, desposeídos de toda perspectiva por la pantalla ideológica que la burguesía ha conseguido componer entre la triste realidad de la vida inmediata en suspenso y la perspectiva de abolición de clases. Han hasta perdido totalmente la conciencia de formar una clase social, una comunidad de intereses.
Sin embargo, si existe una cosa a la que la burguesía le tiene pánico, en un período en el que el Capital no tiene nada más que ofrecer abiertamente que la miseria y la guerra a los obreros, es precisamente el hecho de ver a los proletarios reconocer la comunidad e intereses que los liga más allá de las fronteras y constituirse en clase, organizarse en partido (ver el artículo sobre las características generales de las luchas en la época actual, en este mismo número).
Es por ello que el capital, paralelamente a la incapacidad de ofrecer una perspectiva entusiasta al proletariado, tiene interés en denunciar y aplastar toda tentativa de nuestra clase por reconocerse y organizarse alrededor de su perspectiva: el comunismo. A este nivel, paralelamente a sus propias angustias en cuanto a la incertitud del futuro, la burguesía busca hacer dudar al proletariado de su proyecto, de su programa, de sus objetivos. De lo que se trata es de traspasar su propia duda, con respecto al futuro sin perspectivas, al proletariado, haciéndolo dudar de toda alternativa propia.
Es por ello, que la burguesía, se empeña en clamar por todos los rincones del mundo, la "muerte del comunismo", identificando la esclavitud salarial organizada durante mas de 70 años en Rusia, y en otros lugares abanderados de socialismo, con la abolición del asalariado que reivindica el comunismo durante toda su historia. ¡Qué mejor negocio que, el presentar ese sistema particular de gestión capitalista llamada "socialista" e inutilizable hoy en día por los gestores locales, como un fracaso... del proletariado! ¡Y es así, que el capitalismo pintado de rojo (los países auto-proclamados "comunistas") es asimilado, en su fracaso, al comunismo!
Para alejar más aún al proletariado de su proyecto, es absolutamente necesario hacerlo dudar de que pueda existir, a cualquier nivel, una alternativa posible a esta sociedad de muerte. Los medios de comunicación del mundo entero, dentro del marco del derrumbe de los obsoletos métodos de gestión capitalista propios a los países llamados "socialistas", nos han cantado en coro la "muerte del comunismo". La burguesía se encuentra una vez más unida, detrás de esta canción, todas las fracciones participan en dicha monstruosa mentira. En carteles y dibujos se presentan las fotos de Marx y Engels tachadas con la consigna "El liberalismo ha triunfado" acompañada de la autocrítica de la socialdemocracia internacional (de los mitterandistas a los stalinistas) con respecto a la falsa ruta tomada bajo el estandarte del "comunismo" (¡cómo si toda esta chusma reformista hubiese alguna vez tenido algo que ver con el proyecto histórico de destrucción del Estado capitalista!).
Unidos en un mismo refrán, de los "reganianos" a los militantes arrepentidos de los años 68, pasando por las momias "soviéticas", todo el mundo se encuentra unido en una gran fraternidad burguesa para afirmar que: "Si, efectivamente, el comunismo ha sido definitivamente enterrado". Nunca en la historia se ha encontrado un consensus democrático tan grande para imponer esta visión. Los más radicales de esos militantes de la extrema izquierda burguesa piden perdón: el alemán Cohn-Bendit, ahora da cursos de educación cívica a los policías de Francfort, los guerrilleros "guevaristas" del FMLN en el Salvador piden la entrada masiva en la policía nacional, el gran cura francés del maoismo, Alain Geismar y el "terrorista tercermundista" Regis Debray, dan gentilmente consejos al Partido Socialista de Mitterand en Francia, el viejo agitador "hippy" americano Jerry Rubin, da cursos de criminología a los "yuppies" de los Angeles, los Tupamaros uruguayos reivindican su presencia en el gobierno dentro del marco del Frente Amplio, el tercermundista Jean Ziegler, que escribió una denuncia de la Suiza imperialista, publica en estos días un libro intitulado "La felicidad de ser Suizo" en el que autocrítica su "ciego dogmatismo y su crítica radical"... etc. etc.
Evidentemente los comunistas se regocijan al ver a estos falsos "amigos" demarcarse abiertamente del comunismo: esto tiene la ventaja de clarificar los límites que delimitan el campo de la democracia del comunismo. Sin embargo tenemos que admitir que hoy en día, las constataciones de fracaso que hacen estos antiguos partidarios de la extrema izquierda burguesa, las hacen asimilando su pasado de reforma radical a la militancia clasista, lo que esencialmente tiene por efecto, el reforzar el descorazonamiento generalizado con respecto a la militancia comunista.
Hasta algunas organizaciones clasistas, que intentaban mantener el hilo rojo que liga la vieja generación de revolucionarios a las siguientes, cedieron ante el peso del asalto repetido de toda esta podrida ideología putrefacta, estructurada alrededor de la necesidad de ponerse en cuestión. Solo es necesario ver la cantidad de panfletos "militantes" que recomiendan el cuestionamiento, la duda y la modernidad como eje en contraposición al comunismo que ya no está de moda, para tener una idea de los estragos que esta ideología, de la duda, acerca de todo, ha tenido como efecto al interior mismo de los pocos grupos existentes de militantes proletarios organizados.
Nosotros también estamos confrontados a esta característica del período actual. Así, cuando en nuestras publicaciones relatamos las luchas actuales de nuestra clase, algunos de nuestros contactos cercanos llegan a expresar esta duda "¿Hubo una insurrección proletaria en Irak? ¿Que nos asegura que vuestras fuentes y vos afirmaciones son exactas? ¿De donde sacan esas informaciones?... Estos compañeros. sometidos a los efectos de la paz social, aceptan más la (des)información burguesa que los materiales y testimonios directos aportados por los compañeros de la región. El problema se agrava aún más cuando, cegados por la miseria de lo cotidiano, este escepticismo dominante destruye la solidaridad y la acción común en torno de esas luchas (ver al respecto nuestro texto: "Acción Directa e Internacionalismo" en esta misma revista).
Hoy más que nunca, reivindiquemos el comunismo enfrentandonos al conjunto de la burguesía sea cual sean sus múltiples variantes democráticas: socialdemócratas, nacionalistas, stalinistas, maoistas, fascistas u otras, reivindicando el contenido original del comunismo: ¡la negación de todo el ser capitalista!
Contra la Economía, la Política, y la Religión, contra el Arte, la Ciencia y el Progreso, contra la Familia, el Trabajo y todas las Patrias, contra el Asalariado, gritemos más fuerte que nunca: ¡Viva el Comunismo, Viva la Revolución Social Mundial, Viva la Organización Comunista Internacional del Proletariado!
"¡Qué apatía, qué hundimiento, qué metamorfosis! Con mis ideas de revolución tan ardientes como antaño, tenía un aire de revenido de otro mundo, de un fantasma de tiempos pasados. Pase (en París -NDR) algunos días llenos de dolor y de cólera, pero no he perdido por ello la esperanza. Habrá que galvanizar estos cadáveres, si no quieren caminar vivos."
(Blanqui, 1859- Citado por M. Dommanget)
¡Solo diez años más tarde se produjo la Comuna de París!
Hoy en día, en una situación similar a la que se refiere esta cita de Blanqui, en una situación en que nos ven como "los fantasmas de un tiempo pasado", afirmamos claramente y contra la corriente del escepticismo dominante del "cuestionamiento" de todo: ¡no dudar del derrumbamiento ineluctable del Capital!
Frente a todos aquellos que nos prometen de diversas maneras la supervivencia de esta sociedad, no dudamos que como cualquier organismo viviente, social, histórico, como cualquiera sociedad que lo precedió que el Capital es un ser que contiene sus propias contradicciones mortales. Su superación histórica no tiene nada en común con una nueva religión, pues no es más que, el desarrollo de la negación viviente del capital contenida en su propio seno por la clase de hombres que aquel condena a trabajar para existir.
No "creemos" en el comunismo, sino que lo captamos prácticamente en el movimiento que se desarrolla bajo nuestros ojos, en el movimiento real y existente de abolición del orden establecido, cuyas manifestaciones primarias se expresaron recientemente en las luchas de nuestros hermanos de clase en Irak, o, de una manera más limitada, en Los Angeles, como también en algunas iniciativas, aun muy modestas, para transformar la comunidad objetiva de intereses del proletariado en una activa comunidad de lucha internacional, organizada y centralizada.
No dudamos que esta sociedad basada en el egoísmo, el individualismo, el repliegue en sí mismo, verá próximamente surgir contra ella, la solidaridad en el marco de la lucha que llevará adelante nuestra clase para liberarse de sus cadenas.
¡ Acción directa e |
Internacionalismo ! |
El 7 de marzo de 1991, principalmente en el Kurdistan iraquí, fue una de las jornadas culminantes de un largo proceso insurreccional que se extendió por todo el Irak. Durante dicho proceso el proletariado manifestó su fuerza de contraposición a la guerra y a todas las fuerzas burguesas de la región: policía de seguridad de los baasistas, guardia republicana, nacionalistas, gobiernos centrales y departamentales, fuerzas religiosas, etc... Al mostrar a los proletarios del mundo entero el único camino para eliminar las guerras para siempre, ello constituía un ejemplo histórico.
Desde entonces, la burguesía internacional ha hecho todo lo posible para reprimir este movimiento. Los nacionalistas y demócratas de todas las tendencias, las organizaciones humanitarias, la ONU y los Baasistas, los pacifistas, los religiosos de todo tipo,... se han dividido el trabajo para reprimirnos: desarme del proletariado, lucha para imponerle el cuadro nacionalista, imposición del proceso electoral, etc. Otro aspecto esencial de esta unificación para aplastarnos fue sin duda el sistemático ocultamiento efectuado por los medios de difusión de todo el mundo acerca de la situación social en Irak.
En la lucha contra esta represión y buscando romper el black out que las empresas que controlan la información buscaban imponernos, nuestras diferentes revistas centrales, abordaron diferentes aspectos de esta gesta proletaria. El lector hispanohablante podrá encontrar materiales al respecto en "Guerra o revolución" en Comunismo número 29, "Derrotismo revolucionario en Irak" en Comunismo número 30. Debemos subrayar que nuestro grupo desde mucho antes, cuando la guerra imperialista entre Irán e Irak estaba en pleno apogeo, insistía, contra la corriente, en la importancia de la lucha proletaria en la región, poniendo en evidencia la fuerza de la derrotismo revolucionario, tanto en Irán como en Irak.
El proceso insurreccional en Irak, comenzó a concretarse entre el 26 y el 28 de febrero de 1991, por la existencia en Bassorah y en un conjunto de pueblos vecinos, de miles de desertores armados rondando por las calles, provenientes de diferentes partes de Irak y por la pérdida del control de la situación, por parte de los aparatos centrales del Estado. El 4 de marzo, en esa misma ciudad, se produce un salto de calidad cuando las columnas de tanques, en retirada de Kuwait, tiran contra los símbolos del régimen (según se cuenta, el tanque que encabezaba la marcha abrió fuego contra la esfinge de Saddam que se encontraba a la entrada de la ciudad). La insurrección se generaliza en toda esa ciudad y el mismo día en Bagdad se producen enfrentamientos importantes en barrios obreros. Serán esos mismos barrios los que los Aliados bombardearán. El 4, el 5 y el 6 de marzo, la insurrección se generaliza a las siguientes ciudades: Nasivya, Aamara, Najaf, Karbala, Hila, Koot,... El 5 de marzo, se produce la insurrección en Rania, que marca el punto de generalización hacia las otras regiones de Irak. El 7 de marzo, el proletariado en armas, destruye uno de los bastiones más importantes del régimen en Sulemania. El 8 cae en manos de la insurrección la ciudad de Kadar, el 9 la ciudad de Koya y el 10 Shantlana. El 11 de marzo, el proletariado se insurge en Arbil y los días siguientes, toda la región de Arbil se encuentra en manos de la insurrección. El 13 de marzo, en una situación que escapa totalmente al control de los nacionalistas, los últimos resistentes baasistas son liquidados en Akra, el 14 en Duwok y el 15 en Zakho. El 16 y el 17 de marzo, a partir de muchas ciudades adonde el proletariado ha triunfado salen columnas enteras de combatientes que se proponen liberar la ciudad de Kirkuk. Pero la aviación de las fuerzas baasistas, con el beneplácito de las fuerzas de la ONU, hace muy difícil la tarea. La insurrección paga, en esos desplazamientos, un pesado tributo de miles de muertos. A pesar de ello, grandes batallas se libran y varios cuarteles son tomadas e incendiados por los insurrectos, como por ejemplo el comando de la región militar para todo el Kurdistan cerca de Sulemania. En fin, entre el 19 y el 21, la insurrección triunfará en Kirkuk, pero esta ciudad volverá a caer en manos de los baasistas algunos días después. En muchas otras ciudades, los baasistas lograrán luego reimponer su autoridad; en el Kurdistan los nacionalistas harán un largo proceso para intentar imponer su dictadura y recomponer el orden burgués. En la actualidad, abril de 1993, ese proceso de reorganización del capital continúa afirmándose, aunque las contradicciones siguen siendo explosivas, la acción clasista siga desarrollándose y en muchas regiones no hayan logrado desarmar al proletariado. |
En total comunidad con la lucha que nuestra clase asume en esta parte del mundo y en el cuadro de la voluntad comunista internacional, de romper el aislamiento en el que nuestra lucha se desarrolla en Irak, en circunstancias del aniversario de ese proceso insurreccional, decidimos realizar, difundir y pegar un cartel internacional.
Dicho cartel firmado "Proletarios Internacionalistas", que reproducimos al final de este artículo, recuerda que el nacionalismo, el patriotismo, el pacifismo, el parlamentarismo y más específicamente todavía el "humanitarismo" internacional dirigido entre otros por la ONU, no son otra cosa que las armas universales de represión del proletariado.
Dicho cartel fue realizado en diferentes idiomas (inglés, español, francés, kurdo, alemán,...) por compañeros del Grupo Comunista Internacionalista de diferentes países, así como por otros grupos próximos y diferentes contactos. El mismo fue pegado, con la colaboración de grupos de proletarios o/y compañeros "sin partido" en los muros de diferentes ciudades de Inglaterra, de Francia, de Alemania, de España, de Irak, de Argentina... En el momento en el que cerramos la edición de esta revista, seguimos esperando noticias de lo que se logró realizar en otros lugares del mundo.
"En margen de esta iniciativa", para utilizar los propios términos del cartel reproducido en esta página ("Este cartel ha sido realizado en margen de una iniciativa internacional de varios grupos reunidos bajo la firma puntual de: Proletarios Internacionalistas") una acción similar fue emprendida y realizada en el Quebec, Canadá; pero en la misma, los compañeros tomaron la decisión de aparecer bajo su propia firma y con sus propias consignas, lo que lamentablemente, en lugar de afirmar el contenido común de la acción comunista internacionalista que resulta de nuestros intereses homogéneos, expresa el particularismo. Más adelante explicamos que hoy día, a contracorriente con todos los particularismos que el Capital nos impone para dividir al proletariado, resulta vital, el afirmarnos como comunidad de lucha, con los mismos intereses y objetivos, y no como adición de grupos.
En ocasión de esta acción internacional, queremos insistir brevemente aquí, acerca del profundo significado que contiene la presencia y la acción de la coalición de fuerzas burguesas internacionales hoy en Irak: a pesar de sus intereses diferentes, cuando se trata de defender el orden burgués tambaleante, los capitalistas son capaces de una unidad de acción ejemplar. Queremos también subrayar que frente a ella, frente al capital, la afirmación de nuestro terreno de lucha, el internacionalismo, no es una opción entre otras, ni un adjetivo que se le adicione a una acción local, sino una cuestión de vida o muerte para nuestro movimiento.
Es en este cuadro que nosotros insistimos frecuentemente acerca del ser mundial que constituye el proletariado: formamos una y una sola clase internacional y nuestro enemigo es el mismo en todas partes. Toda la potencia de opresión de la burguesía, consiste precisamente en negar la universalidad de las condiciones de vida, de lucha del proletariado (la acción coordinada de los medios de difusión de todo el mundo se empeña en tal objetivo), su capacidad para reproducir su dominación de clase, depende de su fuerza y capacidad para cantonar cada revuelta proletaria en lo que la misma puede contener de particular (1).
Pero la negación del carácter mundial del proletariado no es solo "teórica", la misma se concreta con fuerza y se materializa en la capacidad de la burguesía a imponer incluso el terreno que le conviene más para aplastar al proletariado, cuando ella logra no solo hacer "olvidar" al proletariado que constituye una sola clase, sino sobretodo cuando, una vez logrado imponer el terreno de enfrentamiento que más le conviene, ella dicta el cuadro de la guerra que libra contra nosotros: la fuerza unificada internacionalmente en su campo contra la acción aislada de nuestra clase, circunscrita a tal o cual región o país.
Para lograr imponer ese terreno, su terreno, para aislar a los proletarios país por país, la burguesía procede de diversas maneras: represión de toda ligación directa entre los proletarios de países diferentes, campaña de falsificación tendiente a minimizar o ensuciar las luchas para aislar al proletariado, bloqueo, terror blanco,... La política burguesa para el proletariado, la política típicamente socialdemócrata, se concreta particularmente en este dominio, en el encuadramiento del proletariado de cada país, en el sentido de una transformación de la acción "internacional" de éste, en una acción de procuración de mediación, de petición, de "solidaridad" por telegrama y por cheque. La Socialdemocracia siempre tiene a disposición "su" propuesta de "internacionalismo" para impedir "aquí" la lucha del proletariado contra "su propio" Estado.
Expliquémosnos a la luz de la historia.
La ola de lucha de 1917-23 se caracterizó por una generalización desigual del desarrollo revolucionario: de Europa al Medio Oriente, de América Latina a India, el movimiento revolucionario atropelló, cuestionó e hizo temblar las fronteras nacionales y sobre estas bases, resonó en todas partes el llamado a la necesaria organización internacional del proletariado. La Internacional Comunista constituyó, sin ninguna duda, una tentativa en este sentido y además una respuesta concreta a la voluntad de la burguesía de aislar al proletariado de cada país y particularmente al proletariado en Rusia. Esta respuesta se expresó también en diferentes sabotajes y acciones internacionalistas contra las armas enviadas para desarrollar la guerra a los proletarios insurrectos en Rusia. La constitución de la Internacional Comunista y su Manifiesto de 1919 contribuyeron a la intensificación del movimiento internacional (Alemania, Hungría, Baviera, Austria, Portugal, Brasil,...) y a la asumación de la guerra revolucionaria en diferentes partes contra "su propio Estado", contra "su propia burguesía". A pesar de esto, la Internacional Comunista, (haciendo abstracción aquí de la responsabilidad histórica de los bolcheviques (2)) lamentablemente no constituyó una verdadera ruptura con la concepción socialdemócrata de federación de partidos nacionales. Cada partido comunista nacional (con algunas excepciones, como algunas rupturas prácticas efectuadas por el KAPD) sigue estando sometido, en la mayoría de las circunstancias, a las determinaciones nacionales de la lucha de clases, lo que constituyó una debilidad que permitió a la burguesía separar, frenar y luego destruir la revolución. Paquete por paquete, nación por nación, las fuerzas internacionales de la burguesía pudieron imponer la guerra de sus fuerzas coligadas. La fuerza de la burguesía residió en su capacidad para imponer el terreno en el que ella es más fuerte: el de la lucha desarrollada en el cuadro de un país, donde la correlación de fuerzas se establece entre el proletariado local, de una parte, y las fuerzas burguesas internacionales, de la otra. Y fue precisamente, cuando el proletariado hizo prueba de internacionalismo, cuando nuestra clase logró comenzar a estructurar una respuesta común e internacional en la guerra social internacional, que la burguesía se sintió más débil: cuando se comienza a generalizar el accionar del proletariado internacional en coherencia con la insurrección de Octubre de 1917 en Rusia, que logra romper el bloqueo informativo que la burguesía había impuesto, generalizar la acción directa y el derrotismo revolucionario en todos los campos lo que tiene como resultado inmediato el fin de la guerra.
Por otra parte, hay que darse cuenta que en todo este contexto, el proletariado insurrecto, se encontró con inmensas dificultades, por ejemplo en México o en Rusia, para hacer conocer, más allá de las fronteras en la que el capital intentaba encerrarlo, lo que se desarrollaba en esos países. En el mundo entero, las insurrecciones del proletariado en México (1910-1914) y en Rusia (1917-1919) eran presentadas como simples insurrecciones populares antidictatoriales. Para ello, la Socialdemocracia tenía una teoría bien preparada, la de los países atrasados, la de la necesidad en esos países de realizar "primero" una revolución burguesa o/y una revolución "proletaria" que desarrollase las "tareas democrático burguesas". Esta ideología, no solo llevó a que pseudo anarquistas, pseudo comunistas y otros socialdemócratas negasen al unísono el carácter proletario de la insurrección en México y a que la Socialdemocracia pretendiese hacer lo mismo con la insurrección en Rusia, sino que también organizaciones en ruptura revolucionaria con la Segunda y la Tercera Internacional en franco proceso de degeneramiento, como por ejemplo la KAI (Internacional Obrero Comunista o Cuarta Internacional), llegasen a caer en la más profunda confusión sobre esta cuestión.
Si ilustramos lo que hemos descrito y lo aplicamos a lo que está en juego en la lucha que se desarrolla hoy en Irak, nosotros vemos que el interés de la burguesía es el de enfrentar cada acción de nuestra clase limitándola a una región y oponiéndome a ella, el conjunto de sus fuerzas internacionales (nacionalistas kurdos, fuerzas de la coalición ONU, organizaciones humanitarias, religiosas, baasistas...). Ello es el ABC de la fuerza político-militar de reproducción del capital, su capacidad para desorganizar cada afirmación de la homogeneidad de nuestra clase atacando cada una de sus expresiones, aislándola en base a lo que ella puede expresar de particular.
Pero, mientras que de nuestro lado, tenemos tantas dificultades para actuar como fuerza única, nuestros enemigos, son capaces en un solo instante de unificar todas sus fuerzas para concentrarlas en un solo lugar para aplastar nuestros destacamentos de vanguardia cuando lo juzgan necesario.
Toda nuestra acción, de afirmación como proletariado mundial, debe precisamente bregar por romper ese círculo de fuego por el cual la burguesía tiende a aislar nuestra lucha en Irak. Toda nuestra energía pugna por extender la acción directa que desarrollamos en esta región a la acción directa en el resto del mundo. Debemos romper el aislamiento, quebrar la posibilidad de la burguesía de aislar una minoría de nosotros e impedir que se nos reprima en la indiferencia de nuestros hermanos de clase en el mundo.
Para ello, y más que nunca, peleamos por afirmar nuestra lucha en Irak como un momento de la lucha del proletariado mundial; luchamos para reivindicarnos, para afirmarnos como un solo cuerpo, como una sola clase, unida en las condiciones de vida que internacionalmente nos imponen y más aun en la lucha mundial que llevamos adelante para abolir nuestra condición.
Y lamentablemente, incluso en torno a nosotros y con respecto a compañeros que se dicen de acuerdo con nuestras posiciones, hemos constatado profundas incomprehensiones sobre toda esta problemática.
Así, frente a la propuesta puntual que representó el hecho de realizar un cartel en común, nos enfrentamos a dificultades de todo tipo.
Hubo resistencias de tipo organizativo, resistencias características de la época sectaria que padecemos y que se concretizaron en reticencias a asumir la realización y la pegada del cartel o a considerar como incorrecto el hecho de que nosotros, como grupo, asumamos nuestra propia responsabilidad, firmando el cartel.
Hubo también dudas con relación a las informaciones dadas por nuestros compañeros. Algunos contactos pedían pruebas (!?) de lo que nosotros afirmamos, otros negaban pura y simplemente el carácter insurreccional de las explosiones proletarias que se desarrollaron en Irak, o no aceptaban la información... hasta que la prensa burguesa difundía parcialmente el mismo tipo de noticias (3). Más allá de las grandes declaraciones de principio, vemos aquí una expresión de la sumisión al Estado: las informaciones dadas por los medios de comunicación burgués son aceptadas más rápido y fácilmente que las trasmitidas, con todas las dificultades imaginables, por nuestra modestísima red de información militante.
Hubo también incomprehensiones en relación a la tarea misma, que en muchos casos fue considerada como una acción aislada. Justamente es imposible comprender el sentido de esa iniciativa internacional sin situarla en el cuadro general de una acción más amplia de afirmación de la acción internacionalista, en la afirmación de nuestra comunidad de lucha y más concretamente, de nuestra organización de la acción comunista internacional.
Hubo también, otras incomprehensiones en relación con la tarea misma, que fue relegada por varios a una acción de solidaridad de "aquí con allá" (adoptando como punto de vista el de las otras regiones que el Medio Oriente); o al contrario como simple llamado "de aquí -en Irak- para que allá se solidaricen con nosotros", cuando en realidad se trataba y se trata de mucho más que eso: de destruir el "allá" y "aquí" como divisiones operadas contra nuestra clase, o si se quiere de actuar unívocamente "aquí y allá", contra los enemigos de "aquí y de allá" (que por otra parte son exactamente los mismos).
Y finalmente, como subproducto de la incomprehensión anterior, esta acción proletaria y comunista fue comprendida como una mediación, reducida a una simple campaña publicitaria para tal o tal grupo de proletarios, y no como una acción directa de contraataque, frente al accionar concertado de la burguesía mundial que busca imponer el aislamiento de una fracción regional de nuestra clase para aplastarla mejor.
En general, nos vimos pues enfrentados, una vez más, a una concepción parlamentaria y federalista de la unidad proletaria, donde dichos contactos, en lugar de empujar a la unidad de acción internacional, insistían sobre su particularismo, sobre la necesidad de que cada grupo de individuos sea consultados sobre las diferentes consignas y firmas... sin darse cuenta que esta concepción es la del congresismo y el federalismo propios de la Socialdemocracia, que la misma se opone prácticamente a la comunidad de lucha, que aceptar ese tipo de criterios conduciría a un conjunto de mediaciones paralizantes que transformarían la comunidad de lucha en un parlamento (4).
Esta liquidación parlamentarista de la acción, que si sitúa en línea directa con el congresismo, en contraposición con nuestra concepción general de la comunidad de lucha internacionalista, como base del Partido del mañana (y también en la línea histórica de la socialdemocracia en contraposición con la del partido de la revolución), se expresó también, en las ideologías que no ven en la práctica internacionalista la acción de una clase, sino por el contrario de tal o tal grupo particular. Incluso algunos de los contactos próximos que han adoptado la expresión, hoy clásica, de "comunidad de lucha" son incapaces, de ver a ésta, de otra manera, que como una adición de grupos formales, con intereses diferentes y hasta contradictorios y la acción de la misma como una acción de propaganda de los mismos.
CarteleriasDe un tiempo ahora, los burgueses se han empeñado en hacernos una competencia que nos revienta. Mercaderes y políticos nos invaden las paredes también. Las llenan con sus carteles.Sin plata para costearnos grandes tiradas de diarios todavía teníamos a ellas para meter nuestras letras. En cualquier pequeño hueco dejábamos nuestros sueños, como quien deja un puñado de clavos. Sabíamos que quien los viera una vez no se los arrancaba más ni con tenazas, del recuerdo. Por ejemplo: Pasaba un preso, tirado de una cadena, como un perro, pero al volver una esquina le salía al paso esta palabra nuestra: ¡libertad!, y ya no iba solo más, huérfano del todo, hacia la cárcel. Volvía del taller, moribundo de cansancio, el esclavo del salario, pero al entrar al suburbio leía en un rinconcito: ¡anarquía!; y era un abrazo de amigo, una caricia de amada, una flor húmeda y roja caída entre sus manos secas y oscuras. Dormía en el portal del rico, el miserable y a la alta hora en que los niños tornan al lecho borrachos, se sentía despertar por un aleteo de pájaros: eran papeles, carteles, negras letras que revoloteaban por asentarse, como sobre una bandera en la pared que tenía la aurora: ¡comunismo! Así era, hasta hace poco la cosa... Y nosotros, convencidos de tener un público que por apuro o cansancio o poca luz, no podía deletrear sino lo grande, lo primordial, lo prístino, le dábamos, de lo nuestro, lo primero y lo último, lo que es más virtual que el arte y más fuerte que la filosofía: esencias, resinas, síntesis. Si; para ese lector anónimo que tufa mugre, resopla angustia o masca enconos, bajábamos a las napas de la vida y surgíamos luego con pepitas de oro virgen, puñados de mineral y vasos de agua. Nuestros carteles eran para ése solo. Porque un cartel, -saberlo, burgueses bárbaros- no se hace ni con ingenio ni con ciencia; ni con gritos, ni con músicas. No se pinta ni se escribe. Es lo vivo, lo palpitante, lo cálido. ¡Se pare! Debe hablar de dolor, cuando hable, no con la boca, sino con las heridas; y no ha de pedir justicia, cuando la sueñe, sino que debe salir a hacerla, ¡a cumplirla! Pero, decíamos: ya no va quedando sitio para los nuestros. Todo el que hay resulta poco para los políticos y mercaderes. Hasta aeroplanos remontan para arrojarlos desde las nubes ¿Qué hacer entonces? Presos: escribir con vuestras uñas en las piedras de las celdas: ¡Libertad! Mendigos: grabar con mugre sobre los pulidos cedros de las puertas de los ricos. ¡Comunismo! Obreros; acompasar las caricias de vuestras manos a la material rebelde, como una madre al hijo que duerme con este canto: ¡Anarquía! Y, finalmente, camaradas carteleros: no es el Espacio lo que interesa, sino el Tiempo, más vale lo que más dura, no lo que más abarca. Darle al pueblo pepitas de oro virgen, puñados de mineral y vasos de agua: esencias, resinas, síntesis. Y reíros luego de todas las carteleras burguesas. Rodolfo González Pacheco.
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Como Grupo Comunista Internacionalista, nosotros hemos estado (y estamos todavía) confrontados a la siguiente situación.
Por un lado nuestros compañeros en Irak afirman que su fuerza es nuestra fuerza y que lo que impide hoy a las fuerzas coligadas de la contrarrevolución el transformar la reorganización local del Estado en ofensiva abierta, es precisamente el hecho de nuestra fuerza internacional. Más precisamente, insisten en que lo que impide a nuestros enemigos directos (particularmente a los nacionalistas de todas las tendencias en Kurdistan) el pasar al ataque sistemático es la acción del GCI y otros grupos internacionalistas desarrollan en Europa y otros continentes, dado que la misma hace a los nacionalistas más vulnerables.
Del otro lado y en el mismo momento en Europa y en los países del continente Americano en donde tratamos de llevar adelante este tipo de acción, los compañeros próximos nos responden de una manera tal, que resulta evidente que no ven la importancia de este tipo de acción; que desconfían de la información que damos; que estarían de acuerdo, pero que quisieran firmar de otra manera; que están de acuerdo con tal consigna pero que tal otra les plantea problemas; que ese tipo de acción es simplemente propagandística y que en las circunstancias actuales, no sirve para nada, porque el proletariado de "aquí" no se interesa en lo que pasa "lejos", etc. (¡cómo si nosotros, comunistas, fuésemos a adaptarnos a lo que cree o piensa tal o cual proletario o incluso a lo que el proletariado de toda una región crea o piense!)
En síntesis, en el mismo momento en que para nosotros resulta imprescindible, vital, la acción internacional contra todas las fuerzas coligadas de la burguesía, nos encontramos confrontados a diez mil pretextos sectarios, antiorganizativos e individualistas, que a pesar de lo que quisieran quienes los defienden, contribuyen al objetivo de nuestro enemigos: aislar los sectores de vanguardia de nuestra clase.
Con nuestros modestos medios, hemos hecho todo lo posible para asegurar una mayor centralización de las diferentes estructuras en la región. Frente a la total carencia de comunicaciones a la que nos encontramos confrontados en Irak (el correo internacional no funciona, el teléfono solo anda dentro de algunas ciudades, pero a través del mismo ni siquiera nos podemos comunicar entre ciudades (5) y mucho menos internacionalmente) hemos redoblado esfuerzos para encontrar otras vías de comunicación interna internacional.
Por otra parte, al desarrollo y reorganización de la revista central en Árabe y a la publicación reciente de las tesis de orientación programática en ese mismo idioma (durante años las versiones que circulaban y se discutían habían sido hechas a la mano), hemos decidido agregar (dada la enorme importancia internacional de los acontecimientos que se desarrollan en la región y la avidez extraordinaria con que el proletariado de esta región recibe nuestros materiales) una nueva revista central de nuestro grupo en idioma KURDO que esperamos pueda aparecer próximamente.
Además y en la medida de lo posible, tratando de darle un cuadro más amplio a la acción directa de agitación y propaganda en la región de Irak, publicaremos una revista local, con la colaboración de otros grupos de proletarios como el "Grupo de Acción Comunista". Dicha revista será denominada "El proletariado internacionalista" (6).
En este mismo orden de ideas hay que comprender la acción asumida por militantes en diversos países para imprimir y pegar el cartel que reproducimos al final; acción en la cual no se trataba de "solidarizarse con" los proletarios de Irak, sino de actuar conjuntamente para afirmar nuestra misma lucha, nuestros mismos intereses, la misma comunidad, la misma fuerza para enfrentar y hacer imposible la tentativa burguesa de reprimirnos "paquete por paquete".
Es fundamental el hacer esta diferencia entre lo que puede significar de una parte, la falsa solidaridad comprendida como una mediación espectacular que une ficiticiamente obreros de diferentes países y por la otra, la solidaridad activa, gestada en la lucha común.
Carteles o volantes que llamen "aquí" a la solidaridad con "allá", que apelen a la compasión, a la realización de colectas de ayuda o a juntar firmas, a escribir cartas a los torturadores o pedir la ayuda de los parlamentarios... no solo, no molestan a la burguesía, sino que además constituyen la política por excelencia de la Socialdemocracia para canalizar las necesidades naturales de las luchas proletarias, como por ejemplo la necesidad de luchar por la liberación de los compañeros presos, como la denuncia de la represión en una región, como la necesidad de hacer conocer la lucha a nuestros compañeros de otra parte. Es por excelencia la política burguesa para el proletariado, en la medida en que tiene por objetivo el transformar la necesidad de la acción directa contra el Capital, en una empresa de colaboración con los burgueses de ese lugar.
En el extremo opuesto se encuentra la acción directa del proletariado, del comunismo contra el Capital. La difusión de volantes o el pegado de carteles forman parte de esta acción solo en la medida en que se inscriben en una perspectiva mundial proletaria, en función de que por su contenido, por su forma, dicha acción se encuentre en coherencia con el hecho objetivo de que el proletariado solo tiene una manera de ser solidario con sus hermanos de clase: la acción directa contra su propia burguesía. En lugar de llamar a la compasión o a la admiración por las acciones que se desarrollan en otra parte, la acción comunista de propaganda y de agitación tiende a hacer posible la generalización de la lucha, pone en evidencia que aquí y ahora, las contradicciones son fundamentalmente las mismas, y que si los proletarios actúan insurreccionalmente en otra parte, ello no se debe a ninguna particularidad local, sino a las razones generales que "nos" conciernen directamente,... lo que implica que también "nosotros" debemos y podemos actuar insurreccionalmente. Por eso, en las circunstancias actuales, nuestros carteles ponen en evidencia que la acción del proletariado iraquí muestra la única vía posible para eliminar las guerras para siempre.
Para nosotros, comunistas de Irak, de Irán, de Inglaterra, de España, de Alemania, de Francia, de América del Norte y del Sur, o de otras partes, la pegatina realizada de ese cartel es mucho más que una simple pegatina. Es una manifestación puntual y modesta de la fuerza mundial que el proletariado tiende a estructurar y de su esfuerzo de unificación contra su diseminación nacional o/y lingüística, de su tentativa (aún débil) de actuar, en un mismo momento, en diferentes partes del globo, tratando así, de imponerle al adversario social, un terreno de combate, mucho menos seguro para éste y opuesto, al que en general, el capital logra imponerle. En efecto, nada mejor, para las organizaciones nacionalistas, humanitarias, religiosas que el ocuparse de "cada proletariado" (es así que la burguesía lo comprende) en función de "su" banderita nacional.
Solo, obligando cada vez más a la burguesía, a combatir en las arenas movedizas, que constituyen para ella, la actividad internacional del proletariado, lograremos impedir que nos aplasten en Irak y prepararemos, las luchas del mañana en todas partes.
No se trata pues, de lanzar llamados platónicos al apoyo universal, se trata por el contrario, de contraatacar políticamente, con la ayuda de todos los sectores de vanguardia proletaria y de los militantes de diferentes latitudes a la burguesía internacional y de destruir así, su tentativa de aislar y liquidar por el humanismo y el nacionalismo, algunos de nuestros mejores compañeros. Por encima de todo, se trata de quebrar violentamente el aislamiento y el olvido que intentan imponer, de una de las más importantes tentativas de afirmación de nuestra clase en el mundo actualmente.
Repitámoslo una vez más, el derrotismo dominante, se combina hoy, con el programa histórico de la Socialdemocracia, para negar la importancia de nuestra acción. La clave de la política socialdemócrata al respecto, sienta sus bases en el débil nivel de consciencia de nuestra clase, en cuanto a su realidad mundial y tiene por objetivo, el liquidar la posibilidad de la acción directa, para lo cual se presenta dividido y se divide objetivamente al proletariado en un conjunto de "situaciones objetivamente diferentes en cada país", lo que tiende invariablemente a justificar la imposibilidad de la acción directa simultanea "aquí y ahora". Dicha política reduce el proletariado al silencio, al imponerle la intermediación de la burguesía, obligándolo a recurrir a las mediaciones y los intermediarios institucionales (7). De todas maneras, se le dice, al proletario, lo que "allá" sucede nada tiene que ver tu situación "aquí", y lo único que puedes hacer para "solidarizarte" con la lucha allá es aceptar los canales comunes ofrecidos: hacer un poco de propaganda para hacer conocer la situación allá, coleccionar firmas, enviar una carta de protesta, un poco de dinero, una delegación...
La contraposición histórica entre parlamentarismo y acción directa, se juega también a este nivel.
El campo del parlamentarismo y de la democracia tiende a mediatizar al máximo su acción, a separar las instancias de decisión y de acción, a separar la teoría de la práctica, a encasillar a los proletarios de cada país en la organización de acciones de "solidaridad" por procuración.
El campo de la acción directa y del comunismo, busca por el contrario, asumir violentamente la acción contra su enemigo en el sentido fundamental de la afirmación de la lucha sobre nuestro terreno: el de la confrontación directamente internacional, el de la afirmación -insoportable para la burguesía- de nuestra comunidad de lucha, de nuestro ser común.
Cuando los proletarios de una decena de países actúan al unísono (a pesar de todos los límites actuales) y planifican una acción para llevar a cabo conjuntamente (y si es posible simultáneamente) afirmando los mismos intereses y los mismos objetivos, contra el mismo enemigo y contra la indiferencia que éste va logrando imponer... están objetivamente contratacando violentamente a la burguesía.
Somos conscientes, del enorme desfasaje que existe hoy, entre las agresiones que soporta nuestra clase en todas partes del mundo y las dificultades existentes para reaccionar a esos ataques. En este sentido es evidente, que esta acción común como todas las otras iniciativas tendientes a centralizar nuestra lucha en Irak, solo constituyen un mínimo al lado de la inmensidad de tareas a asumir. Es claro que, para destruir el sistema de muerte que nos ahoga, se requerirán mucho más que esos modestos pasos que hoy damos a contra corriente.
Pero dada la ausencia trágica de estructuras de centralización internacional del proletariado, es importante el subrayar hoy, el hecho de que compañeros originarios de diferentes horizontes y viviendo en diferentes partes del mundo, hayan tomado la iniciativa de centralizarse y a contracorriente del antiorganizacionismo y del sectarismo dominante, hayan podido así actuar como un solo cuerpo, vivir un momento de la necesaria "unidad creciente" del proletariado hacia la abolición definitiva de este mundo de muerte.
Hoy más que nunca, necesitamos de esta comunidad sustentada en la asumación práctica de la acción directa internacional. Los lazos que se contraponen al individualismo y al sectarismo dominantes se van forjando en esa actividad, en esa acción internacionalista y del desarrollo de la misma, nacerán los gérmenes de una organización comunista internacional del proletariado capaz de destruir para siempre la inhumana barbarie a la cual nos tienen sometidos.
Ayer, 7 de marzo de 1991: la insurrección proletaria en Irak contra la guerra y contra todas las fuerzas capitalistas, mostraba al proletariado del mundo entero el único camino a seguir para eliminar las guerras para siempre.Como siempre, contra ello, del otro lado de la barricada, actuaban, como un solo cuerpo, todas las fuerzas mundiales del capital, para liquidar la autonomía de nuestra clase.
Hoy, 7 de marzo de 1993: los nacionalistas, los demócratas, las organizaciones humanitarias, los pacifistas continúan movilizados para aplastarnos, tanto en Irak, como en Yugoslavia, Somalia, El Salvador...
¡Ayuda internacional = desarme y represión del proletariado!
Nacionalistas kurdos = Baasistas = O.N.U.
¡Ser patriota, es ser asesino!
¡Contra el parlamento kurdo, contra el Capital y todos sus Estados!
¡Por la revolución social mundial!
Ayer los sandinistas se transformaban en policías, en administradores estatales, consolidando su función de destructores de toda autonomía clasista que habían tenido durante Somoza. Ahora, mientras el Frente Farabundo Marti para la Liberación Nacional asegura un conjunto de gobiernos municipales, una gran parte de los ex militantes de dicho frente, luego de entregar sus armas a representantes tan conspicuos del orden burgués, como a la policía venezolana o la guardia civil española (!), aspiran a ingresar en las filas de la policía nacional civil. Un 20 por ciento de los aspirantes a la Academia de Seguridad Pública lo constituyen ex combatientes del FMLN. Al mismo tiempo, se consolida la política de defensa de la propiedad privada, tratando de liquidar por esta vía, una de las formas de vida que el proletariado había impuesto durante tantos años de guerra: el apoderarse de lo que necesitaba por medio de la violencia. Una de las principales campañas del Frente hoy es la "lucha contra la delincuencia", haciendo llamados masivos a la denuncia de todo tipo de "delincuencia", es decir tratando de movilizar a toda la población en la colaboración policial y la defensa de la propiedad privada de los medios de vida.
Una vez más se le lava la jeta al sanguinario Estado democrático Salvadoreño, se le da otra pinturita "democrática" a los viejos aparatos represivos, se les vuelve a hacer creíbles gracias a los "militantes populares" del Frente Farabundo Marti para la liberación nacional. Por supuesto que oficialmente se dice que se disolvieron los viejos aparatos represivos, que la "nueva" policía" (2) tiene por objetivo la "defensa de los derechos del hombre"; aunque esta mentira para exportación sea desmentida todos los días y en El Salvador nadie duda de la continuidad de esos cuerpos represivos, ni el actual gobierno haya negado que los nuevos cuerpos represivos sean constituidos poniendo en sus cargos claves a los viejos asesinos y torturadores: oficialmente un 20 por ciento de la nueva policía civil está constituida por miembros de los tradicionales cuerpos represivos, pero nadie duda de que el peso efectivo de aquellos, en los "nuevos" cuerpos represivos, es cualitativamente muy superior. Y como si todo eso fuera poco, los dirigentes de esta formación política, hoy decisiva en la reconstitución y unificación del poder burgués, para mantener un poco de credibilidad frente a las masas desilusionadas, se quejan de que el Gobierno no respeta tal o cual parte del acuerdo de paz, como por ejemplo las entregas de tierra. ¡Cómo si esos acuerdos de paz, patrocinados por los gobiernos de toda la región y de diferentes potencias imperialistas, tuviese otro objetivo que el restablecimiento del viejo y putrefacto orden social de explotación, miseria y opresión preexistente en ese país!
Características generales de las luchas de la época actual |
Este breve texto, pretende esquematizar y sintetizar las características generales de las luchas de clases en la época actual, haciendo abstracción de todo elemento particular. Aunque este tipo de esquema no podrá nunca dar una receta para cada momento de la lucha, nos parece sumamente útil para sentar las pautas internacionales de orientación del accionar de las minorías de vanguardia del proletariado.
No cabe duda de que el capital siempre que puede (y en concordancia con su táctica general de división del proletariado) "trata" al proletariado sector por sector. En dicho contexto, los sindicatos y otros aparatos de control y división de los proletarios, logran mantener la paz social, encuadrando las luchas en "huelgas" y "manifestaciones". No solo estas "luchas" sindicales no cuestionan la paz social, sino que el partido histórico de la contrarrevolución (la socialdemocracia en todas sus formas), utiliza la huelga de brazos cruzados y las manifestaciones pacíficas, como las formas por excelencia de canalizar y agotar las energías proletarias.
Afirmamos esto no solo refiriéndonos a sus extremos de paros de trabajo parciales, con aviso previo y tiempo determinado que por supuesto no pueden sino agradar a los patrones, sino incluso a aquellas "huelgas" (3) que organizan los sindicatos con cierta radicalidad (que pueden incluir hasta actos violentos que a menudo corren por cuenta de los sindicalistas "combativos") pero que en general no rompen fundamentalmente con la paz social, por su carácter gremialista, por su localismo, por enclaustrarse en su categoría social, en una reivindicación particularista frente a tal patrón o poder municipal o nacional... lo que se traduce en general por decisiones de "todos los trabajadores" de no dejar entrar a ninguna persona que no sea de ese lugar de trabajo, etc. Ese es el seguro sindical de que la "lucha" no será una lucha proletaria contra el capital, sino una expresión cualquiera del particularismo y en general de la competencia burguesa. Por otra parte se canaliza la fuerza proletaria en reivindicaciones que no atacan fundamentalmente la tasa de explotación (se es responsable frente a las "necesidades de la economía nacional") o/y se erigen barreras entre los obreros de tal o cual sector con los de tal otro. Por supuesto que en aquellos países adonde la competencia capitalista se desarrolla en base a las luchas autonomistas o nacionalistas, se utiliza a fondo dicha carta para aumentar la división de los proletarios.
Lo mismo sucede con las manifestaciones, aunque se acepten tales o tales expresiones radicales, las marchas pacíficas, bien encuadradas, con reivindicaciones parcializadoras y que en general cuentan con el beneplácito de las fuerzas del orden, solo tienen como función el simulacro de la protesta, el desvíar y el desgastar las energías obreras (4).
Con el desarrollo del capital, este tipo de prácticas se ha ido consolidando, adquiriendo verdadera carta de ciudadanía en toda organización de la dominación capitalista más o menos estable. Si desde muy temprano, en los albores del proletariado, al lado de las asociaciones obreras, surgieron (como recuperación de aquellas o como creaciones directamente burguesas) los sindicatos u otros aparatos del Estado (cuyas denominaciones son muy cambiantes según el país) encargados de realizar ese encuadramiento "obrero" de las luchas para transformarlas en su contrario, con el tiempo, todas las asociaciones masivas y permanentes de obreros, fueron recuperadas y transformadas en aparatos de dominación estatal. Ello constituye una manifestación palpable de la imposibilidad de la coexistencia pacífica entre los intereses del capitalismo y los del proletariado: contrariamente a lo que dijeron siempre todos los sindicalistas y socialdemócratas en general (incluidos los maoistas, trotskistas o guevaristas que sostienen que los sindicatos aunque no luchan por los intereses históricos del socialismo, defienden los intereses inmediatos de los proletarios) ni siquiera se puede defender los intereses inmediatos del proletariado sin enfrentarse, al capital y por lo tanto al Estado.
Paralelamente a la conquista por parte de los sindicatos d e su lugar en el Estado burgués al lado de la policía y el ejército en su función de aparatos de liquidación de nuestras luchas, las prácticas mismas que esos aparatos impulsaron, el asambleismo, los paros parciales y las "huelgas" controladas, las manifestaciones pacíficas, etc. se consolidaron como prácticas indispensables al mantenimiento del orden burgués en todas partes.
¿Cuáles han sido las consecuencias de este proceso, desde el punto de vista de las dos clases enemigas?. Desde el punto de vista del capital, es lo más normal del mundo, es el proceso mismo en el cual el capital se afirma y demuestra su omnipotencia y hasta su pretensión de eternidad, recuperando todo lo que antes le era opuesto, cooptando "hombres", aparatos, organizaciones, consignas, formas de lucha, para ponerlas a su servicio.
Si antes, al oír la palabra "HUELGA!" los proletarios de todo el mundo se sentían concernidos, si en cualquier ciudad, pueblo, fábrica o barrio los proletarios se reunían en tanto que proletarios, porque su vida misma, era vida colectiva de clase, si durante décadas la vida de los explotados incluía la discusión cotidiana de las condiciones de supervivencia, de lucha, si en todas partes, cualquiera hayan sido la heterogeneidad de la conciencia de clase, se discutía acerca de los males de esta sociedad, sobre la necesidad de destruir el capitalismo, de enfrentar al Estado, de construir una sociedad sin explotados, ni explotadores,... no hay duda de que en las últimas décadas y cada vez más, todo ello ha desaparecido. El proletariado mismo, pareciera no existir más a nivel mundial (5). En la vida de todos los días solo parecieran existir individuos, ricos, pobres, menesterosos, desocupados, delincuentes, nacionalistas, terroristas, ciudadanos, campesinos, intelectuales, feministas, estudiantes, electores, ecologistas... Los intelectuales al servicio de la clase dominante o/y la vieja ideología imbécil de la pequeña burguesía, que hablan de la desaparición del proletariado no dicen solo un conjunto de mentiras que deleitan de placer a toda la burguesía mundial, sino que expresan ese aspecto parcial de la realidad, que padecemos nosotros mismos, hermanos proletarios.
Los proletarios mismos no se sienten proletarios, la inconsciencia es tal que ni siquiera se saben como perteneciendo a la misma clase. Este de aquí se siente muy por encima del proletariado porque se pone una corbata y trabaja en el banco, el otro se siente campesino y pobre, el de más allá está desocupado, el otro cree que su misión en la vida es la lucha por el feminismo, muchos otros se encuentran integrados a diversos niveles en las luchas capitalistas racistas (incluyendo las antiracistas), nacionalistas, antimperialistas, etc. Y por ende, ni siquiera se reúnen, ni siquiera intercambian ideas sobre la vida, sobre el mundo en tanto que proletarios; en los cafés solo se habla de fútbol, y la mayoría ni siquiera va al café, sino que ha sido casi totalmente liquidado como ser humano y en las pocas horas que la esclavitud del trabajo le deja libre, solo es un espectador. La combinación televisión y video, ha completado la obra histórica del Estado al llevar a un nivel superior la liquidación del proletariado, su diseminación individualista y familiar: ya no solo está encerrado las 8 horas de trabajo y las 8 en las que necesita dormir para volver a ir a trabajar, ahora está también encerrado las 8 restantes.
El capital hace lo posible por llegar a la culminación ideal de todo este proceso. Por llegar a una sociedad en la cual ya no hubiera más enemigo histórico amenazante, en la que solo existieran productores-buenos ciudadanos y si se puede humanoides, idiotas útiles que lo reproduzcan sin cuestionarlo en absoluto. Todos los sectores de actividad y de investigación hacen lo posible para esa meta idealista. En la fábrica y el escritorio, se sustituyen los hombres por automatismos y estos por máquinas. La informática y la robótica tienden idealmente hacia un mundo en el cual toda vida humana haya sido sustituido por un aparato artificial. La biología, la genética, los estudios sobre inseminación tienden a ese mismo objetivo: la creación de un "hombre" que no sea tal, que haya sido programado por esta sociedad, es decir por el capital. Mientras ese humanoide no sea aun producto de laboratorio, mientras no se pueda producir un cuerpo "humano" que cree valor sin protestar nunca (6), al que se le hayan extirpado de su genética toda capacidad de revuelta, toda capacidad de pensar de otra forma que no sea la que necesita la sociedad; se trata de lograr algo lo más parecido posible en base todos esos instrumentos de imbecilización colectiva que son el video, la televisión, los juegos informáticos, las elecciones, las drogas... y para todo aquel que no lo acepte existen los hospitales psiquiátricos, las prisiones, los manicomios, los tranquilizantes, las guerras, los virus, los accidentes nucleares, etc. Y como si todo esto fuera poco, como si aun no fuese suficiente con toda esta deshumanización del ser humano, nos prometen para dentro de muy pronto los juegos con imágenes virtuales (que según dicen sus admiradores, debiera "abolir la distinción entre lo imaginario y lo real), en donde se podrá "realmente gozar" (7) con una "pareja virtual", "viajar por todo el mundo" sin salir de su casa, "luchar frente a frente estando en América con alguien en Europa",... siempre sin salir de las cuatro paredes.
Es cierto, los logros de nuestros enemigos han sido considerables, efectivamente la sumisión es profunda, el desconcierto general, la imbecilización colectiva como nunca ha sido. Y sin embargo, el proletariado no ha muerto.
Es cierto que no se expresa como antes, cotidianamente, con centenas de asociaciones permanentes, con redes de solidaridad, con grupos internacionales e internacionalistas, con prensa obrera que liga los proletarios de todos los continentes... Pero cuando se expresa, lo hace directamente en forma violenta y generalizada.
Precisamente, como ni siquiera pueden ser creíbles las "huelgas" que organizan los sindicatos, como el sistema político nacional y sus juegos electorales, no tienen el atractivo de antes cuando se creía que un partido parlamentario o un gobierno podía cambiar la situación, como las manifestaciones pacíficas y otros paseos por tal o tal reivindicación parcial han perdido también su atractivo,... es decir, como las viejas mediaciones estatales han ido perdiendo su capacidad de válvulas de escape, el proletariado, que algunos consideran ya muerto y enterrado, cuando reaparece, lo hace con todo: sin aceptar mediaciones, sin que se lo pueda parar con huelguistas, manifestaciones pacíficas o promesas de elecciones.
En los últimos años, cuanto más quedaba claro la inexistencia de estructuras de encuadramiento del proletariado, cuanto más se consideraba que el proletariado había desaparecido para siempre, más sorpresivas han resultado las revueltas generalizadas que se desarrollaron en una ciudad, en varias, o en todas las ciudades de uno o varios países. Mencionamos solo algunas que consideramos más importantes: Venezuela, Birmania, Argelia, Marruecos, Rumania, Argentina, Los Angeles...
Es claro que estos ejemplos son bien diferentes, en cuanto a la profundidad y duración del cuestionamiento del orden burgués, tal como los hemos tratado en nuestras diferentes publicaciones; pero no debe olvidarse que de lo que se trata en este texto, no es del análisis de esas diferencias, ni tampoco de la comparación entre estas situaciones, sino bien por el contrario de describir lo que en ellos hay de común.
Así por ejemplo, si en esta enumeración no incluimos el caso de Irak, no es porque en ese país no puédamos subrayar los aspectos de fuerza que observamos en la mayoría de las actuales revueltas proletarias, sino por el contrario, porque en la última década en ese país ha existido una continuidad en el asociacionismo proletario, en la acción de grupos comunistas, en la presencia de banderas proletarias, que constituyen casi una excepción y en todo caso, un aspecto contra corriente, que hace que la situación de la lucha de clases en este país, desborde el esquema general que intentamos describir en este artículo. Es claro que este texto no pretende prever hasta que punto esta superación puede a su vez, operar como acicate para una superación generalizada. Al respecto lo que resulta objetivo es la dificultad enorme que encontramos los proletarios internacionalistas para que sea así. Ver en esta misma revista el artículo "Acción directa e internacionalismo".
Dichas explosiones se caracterizan por la acción violenta y decidida del proletariado que ocupa la calle y enfrenta violentamente a todos los aparatos del Estado. La masificación se opera en un santiamén, la generalización es rapidísima. El hecho de que se ocupe directamente la calle, tiende a producir una ruptura violenta con todas las categorías en que el capital divide a los proletarios: el cuadro restringido de la fábrica, de la mina, de la oficina... es roto, desocupados, mujeres que el capital condena al trabajo doméstico, viejos, niños,... se unifican en la acción directa.
Dichas revueltas se producen en general sin objetivo definido y explícito y mucho menos con algo positivo que proponer. El punto de partida es en general un "¡no aguantamos más!" muy general, en donde se mezclan aspectos económicos, políticos, sociales. "¡No aguantamos más la represión!", "¡no, este aumento de precios es demasiado!", "¡contra la prepotencia policial y el partido gubernamental!", "¡queremos comer!" "¡no podemos seguir viviendo con otro ajuste de cinturones!", "¡no aceptamos el nuevo aumento de precios de tal o tal artículo de primera necesidad!",... son en grandes líneas los elementos aglutinantes de la acción unificada del proletariado.
Este no es un rasgo particular del período, en toda la historia de nuestra clase las revueltas masivas y violentas concentran estas negaciones colectivas de tal o tal acción del capital y el Estado. Lo que, tal vez, caracterice la actualidad, es el hecho de que no hay un crecimiento cuantitativo visible antes de la explosión, que el "¡no va más!" proletario no sea precedido de un conjunto grande de luchas parciales. Todo lo contrario, el período actual se caracteriza, precisamente por esa reafirmación de la existencia del proletariado tan fugaz, que fuera de esos momentos, el proletariado parece dispuesto a aceptar todo, que el capital mismo se sorprende de la poca resistencia que suscitan sus criminales medidas de austeridad (9).
Por el hecho mismo de que no hay una serie de reacciones cotidianas a los distintos ataques del capital, el mismo va siempre demasiado lejos y lleva efectivamente al proletariado a una situación desesperada. Efectivamente al proletariado mundial nunca se lo maltrató tanto, nunca se lo sometió a una situación tan límite, nunca se lo encerró tanto en un callejón sin salida, nunca se lo acorraló a tal extremo. Esa es otra característica importante de esas luchas, se tratan de verdaderas explosiones porque efectivamente al proletariado se lo lleva a una situación desesperante, insoportable, inaguantable, intolerable...
La economía siempre sacrificó al ser humano como lo señalara Marx, pero la renuncia total a todo lo que un ser humano necesita en nombre de la rentabilidad de las empresas y la competitividad de la economía nacional, nunca se pudo anunciar públicamente con tanto descaro como en el presente, porque nunca hubo menos protesta cotidiana contra esa (la verdadera) razón de Estado. Nunca se pudo presentar abiertamente, esa inhumanidad que guía la sociedad, generando tan poca indignación. Esa misma lógica conduce a situaciones explosivas en la que se aguanta mucho más de lo que antes se podía imaginar, pero necesariamente llega un momento que por más cuentos y mentiras que se cuenten, objetivamente no se aguanta más y el estallido es inevitable.
El hecho mismo de que la lucha adopte esa forma de detonación imparable determina un elemento de fuerza importante: el efecto sorpresa que paraliza al enemigo que se encuentra sin la menor idea de como responder (10). El viejo arsenal socialdemócrata reformista no tiene ningún efecto contra la acción violenta y decidida del proletariado. El sindicalismo resulta totalmente incapaz de responder y encuadrar la generalización de la violencia proletaria. Las diferentes estructuras regionales, o barriales, los asistentes sociales y en general los diferentes agentes estatales de mediación social son totalmente desbordados. La ausencia de reivindicaciones concretas hace más ardua su labor reformista y liquidadora del movimiento. Si se ponen delante, el proletariado, les pasa -literalmente- por arriba. Precisamente el hecho de la ausencia de reivindicación positiva y la participación del proletariado sin división categorial, es un elemento de fuerza del movimiento: la contraposición a todo lo que venga desde el poder, la negación de todo lo que existe, que todos la izquierda burguesa critica de estos movimientos, está marcando la necesidad de la revolución comunista.
Los propios protagonistas benefician siempre de este mismo efecto sorpresa. La incomunicación generalizada que domina normalmente la paz social, el individualismo supremo que existe en el mundo de todos los días, el "cada uno hace lo que quiere en su casa", vuela en pedazos en la acción directa callejera (aunque más no sea en esa minoría decidida que toma la iniciativa y aunque solo sea en los momentos de lucha abierta). Todo el que haya participado en esos movimientos descubre una solidaridad que no conocía, se sorprende de la falta de egoísmo que existen en las barricadas, de la extraordinaria organicidad con que se estructura la acción. Más aún, en muchos casos descubre, en el vecino que no saludaba, en el colega de trabajo que consideraba un imbécil, en el amigo que solo hablaba de fútbol,... un compañero que pelea codo a codo con él.
En todos los casos se atacan e incendian, las comisarías, los edificios de los partidos gobernantes, los locales sindicales y de otros aparatos estatales (intendencias, locales administrativos oficiales, juzgados...), se ejerce la acción directa contra los representantes oficiales del régimen y se ajustan cuentas con los colaboradores más o menos encubiertos; en algunos casos se atacan las cárceles y se logra liberan a los presos. Todo ello independientemente de la consciencia más o menos difusa de los protagonistas, es no solo una brutal demostración de reconstitución, de existencia de nuestra clase, sino del antagonismo general entre el proletariado y todo el Estado burgués.
Otro indiscutible elemento de fuerza de esas revueltas proletarias es la expropiación, más o menos organizada por grupos de vanguardia, de la propiedad burguesa. Barriendo con prejuicios ancestrales, desafiando el terrorismo del Estado (11) los proletarios toman lo que necesitan, intentando destruir así todas las mediaciones a las que el capital los condena: dinero, salario, trabajo, etc. Para muchos es el primer día de su vida en el que pueden comer realmente lo que quieren y una gran parte de los que participan en la revuelta logran aprovisionarse de lo que siempre quisieron tener y nunca pudieron: una televisión, un calefactor, un almohadón de plumas, un traje de seda... Se festeja, por una vez, se bebe sin restricciones (y bebidas menos falsificadas cuyos precios las hacen en general prohibitiva)... en fin se come bien ignorando las privaciones de todos los días, se baila y se canta...
Y conjuntamente con esa afirmación elemental de los intereses proletarios contra la propiedad burguesa, con esa fugaz afirmación de la vida humana contra esta sociedad de privaciones, de guerra y de muerte, que anuncia la posibilidad y necesidad de la dictadura del proletariado contra la misma, se plantean los primeros problemas organizativos. En las barricadas, en los barrios donde la policía no se anima a entrar, se organizan grupos de acción, se distribuyen responsabilidades, se planifican acciones más arriesgadas que requieren más fuerza organizada (12) y se discuten criterios: de acción, de repartición, de empleo de la violencia, de cuales comercios atacar, de formas de autodefensa, etc.
En todas esas protestas, luchas, saqueos,... hay pues una tendencia real a asumir en forma embrionaria la guerra civil a la que el capital nos empuja. En muchos casos soldados o/y policías enviados a restablecer el orden mortuorio del capital, se niegan a tirar y en algunas ocasiones hasta se pliegan a los proletarios en lucha.
Pasado el primer momento de sorpresa, producto de la extensión violenta y sorpresiva del movimiento, la burguesía prepara su contraofensiva. La clave es siempre el separar la mayoría de los proletarios de su vanguardia.
Esa división actúa sobre los límites mismos del movimiento, sobre la división real que se opera en el proletariado entre quienes forman parte activa en la lucha y quienes se oponen a la misma. La potencia permanente de la ideología burguesa, hace que incluso en esos momentos álgidos, solo participe una minoría, que sectores proletarios más dominados por los sindicatos o partidos políticos burgueses, no solo niegue su participación, sino que se oponen a esas prácticas y que estén predispuestos a aceptar la versión oficial (o de la oposición a su majestad, que frente al proletariado en lucha, coinciden siempre) acerca de los acontecimientos.
Todos los aparatos de fabricación de la opinión pública, juegan sobre esa base, su papel decisivo de institucionalizadores la mentira: solo se difunde lo que le agrada a la policía (13). Se descalifican los actos más decididos, se habla de provocadores, de agentes del exterior, de terroristas, de subversión internacional... Si además, la burguesía local cuenta con tal o cual división local -racial, nacional, ideológica,... todos los medios de difusión saben que es el momento de utilizarla: "los que siembran el desorden son los extranjeros", "son los negros contra los coreanos", "son solo los favelados", "son solo los kurdos", "se trata de un sublevamiento integrista", etc.; lo que es una seria tentativa de negar al proletariado como tal. De más está decir que esta forma de ataque contra nuestra clase va a ser repercutida, ampliada, multiplicada,... por todos los medios de comunicación internacional. Lo más importante es que en esa revuelta no se vea ninguna causa general o universal. Los proletarios de otra parte del mundo nunca se enteran de que otros proletarios se revelan en tanto que proletarios; para los medios, que se suponen nos informan, nunca hay revueltas proletarias sino revueltas "integristas", "palestinas", "antidictatoriales", "de inmigrantes", de "hambrientos", "típicas del tercer mundo", de "árabes"...
La contraofensiva burguesa se estructura organizando prácticamente la separación entre los "buenos y honestos ciudadanos" y los "provocadores", entre los nacionales y los extranjeros, entre los buenos trabajadores y los haraganes, entre los empleados honestos y los marginales, para unos la zanahoria, para los otros el garrote.
Siempre se hacen concesiones en ese momento: se sacrifica algún Intendente o Ministro, se anuncian medidas contra la pobreza, se anulan los aumentos de precios que fueron el detonador de la explosión, se abastecen los almacenes subsidiados, se anuncian medidas caritativas... Y en el mismo momento se reprime violentamente de la manera más selectiva posible. Todos los manuales de contrainsurgencia insisten en la selectividad de la represión, en que para "evitar la simpatía de la población hacia los subversivos la represión debe ser selectiva y no reprimir indiscriminadamente". Por eso el hecho de que los aparatos oficiales del Estado trabajen intensamente en la represión activa y en la calle de los sectores abiertamente más decididos no es suficiente y desde mucho antes se han preparado a tales efectos de aparatos supuestamente no oficiales: grupos paramilitares, especialistas del crimen mitad sindicalistas, mitad mafiosos, escuadrones de la muerte, etc.
La desinformación es total, no se cuenta lo que realmente sucede en la calle, sino que se mezclan escenas o fotos de "barbarie", recuperaciones, incendios, escenas represivas, con el discurso de tal o tal político sobre las "causas de los disturbios". Nunca falta el "toque de veracidad" envenenado: por ejemplo un pobre diablo al que le incendiaron y expropiaron un pequeño almacén con el que apenas lograba vivir él y su familia (14). Poco a poco se va a abandonar totalmente lo que pasa en la calle y demás en más nos bombardearán con los discursos políticos en el que nos tranquilizan, en el que nos dicen que se vuelve a la calma, que tal cosa será revisada, que fulanito renunciará, que habrá nuevas elecciones, que se puede comprender que la situación de miseria sea insostenible pero que eso no justifica tal o cual acción, que el movimiento está manipulado por agitadores profesionales, etc. En ese pasaje difícil de la correlación real de fuerzas entre las clases que se plantea en la calle, a las soluciones políticas todos los agentes del Estado colaboran, desde los periodistas a los sindicalistas, pasando por los curas, los sociólogos, la policía, los ecologistas, los partidos de izquierda y de derecha.
Pero no nos engañemos, ello dura poco, demasiado poco. En pocos días el capital impone el orden terrorista. Muchas veces,... lamentablemente la mayoría de las veces, la masacre es enorme, el costo en vidas humanas, en heridos, en el fichaje y el emprisionamiento de nuestros mejores compañeros, en el terror que logra volver a imponernos el Estado es imponente. Véanse por ejemplo los casos de Venezuela, de Argelia, de Los Angeles,... Incluso en proporción a la efímera victoria de algunos días ocupando la calle, lo que se produce siempre es una profunda derrota, que demora años en volver a cuestionarse.
Por ello taparse los ojos a esta realidad y hacer la apología de este tipo de revueltas, como si la forma que adoptan fuese "la forma al fin encontrada de la lucha revolucionaria" (15), es criminal. Si bien no podemos impedir que diferentes inmediatistas y modernistas hagan esa apología barata de este tipo de movimientos, nuestro deber, el deber de los revolucionarios, es hacer la crítica militante de esta acción de nuestra clase.
Es grave, es trágico que nos maten compañeros y que no podamos reaccionar. Es triste, que la fuerza que logramos tener unos días la hagan pedazos también en un santiamén, que al otro día estamos tan solos como antes (16), que la solidaridad práctica que vivimos unos días desaparezca mucho más rápido de como vino, que no seamos capaces de arrancar a los compañeros de las cárceles, que el "arreglate como puedas" vuelva a dominar nuevamente al otro día que abandonamos la calle, que el individualismo, el egoísmo, el impotente ciudadano vuelva a tomar el lugar central en la escena histórica y que hasta la historia que vivimos sea negada, por las versiones dominantes y los olvidos de nuestra propia memoria social sometida a sus cuentos.
Son consecuencias trágicas, de esa falta de asociacionismo permanente del proletariado, que caracteriza el mundo actual. Del hecho de que no haya núcleos permanentes, centros de reunión, prensa clasista y masiva, organizaciones internacionales de revolucionarios capaces de reagrupar la vanguardia de la real comunidad de lucha que se manifiesta esporádicamente. Se comprenderá, la importancia que tiene hoy más que nunca el trabajo militante permanente, la acción directamente comunista internacionalista, en contra de toda la corriente, en torno a un programa revolucionario de acción, de organización, de perspectiva, como el que desarrolla, nuestro pequeño grupo militante: el Grupo Comunista Internacionalista a pesar de nuestras muy modestas fuerzas.
La ausencia de esas formas generales de organización se concretan en los momentos decisivos de la acción en la falta de criterios más generales para enfrentar al enemigo, en la falta de estructuras organizativas, en la falta de consignas claras, en la falta de perspectiva, en la ausencia de dirección. Si bien la intuición clasista es suficiente para saber que es lo que hay que expropiar, los lugares que hay que golpear o los enemigos visibles que hay que enfrentar (en general la policía y otras fuerzas de represión abierta); desde que se pasa a una fase más decisiva de la lucha y la burguesía presenta diferentes facetas sutiles, desde que sectores de oposición burguesa emplean toda su fuerza para transformar el contenido clasista en un contenido particular, logran siempre transformar la lucha contra el capitalismo en una lucha política particular: contra la dictadura, contra tal gobierno, contra tal Ministro, contra tal medida impopular o peor aun en una lucha por la democracia, por la autonomía regional, por el Islam...
Pero todo eso, se debe también al hecho, de que incluso en el apogeo de la lucha, las mentiras y cuentos que la burguesía nos hace en permanencia, han penetrado profundamente en nuestra clase. El nacionalismo, las movilizaciones islámicas, las luchas contra tal o tal dictadura,... lamentablemente no son unicamente discurso burgués, sino que el mismo se transforma en fuerza material de desorganización de nuestra lucha misma porque decenas y centenas de miles de proletarios son arrastrados y movilizados por esas ideologías. El populismo, el nuevo impulso de las religiones y las sectas, el racismo y el pseudoantiracismo como movimientos políticos, se han desarrollado enormemente y no solo pesan en los interminables períodos de paz social, sino que incluso en las grandes batallas libradas por el proletariado mundial, tienen un enorme peso desorganizativo. En pleno desarrollo de la lucha la burguesía logra muchas veces desviar los objetivos de la misma; más aun, en muchas circunstancias logra movilizar a una parte del proletariado contra otra, lo que es un paso decisivo para transformar la guerra social en guerra imperialista al interior de un país (17). Sin ir tan lejos como en el caso de Yugoslavia, en el cual las luchas proletarias de años pasados han dejado lugar a una guerra fratricida por intereses burgueses (lo que más allá de los méritos de tal o tal fracción local o internacional, es una victoria incuestionable del capital mundial), en muchos casos se busca y en algunos casos se logra, el enfrentamiento de un sector de proletarios contra otros, como en Argentina entre los barrios que más habían participado en los saqueos, como en Estados Unidos todas las tentativas que se hicieron -aunque con menor éxito- para transformar, la revuelta proletaria de Los Angeles, en una lucha entre comunidades raciales.
¿Y de nuestro lado que carajo hacemos para prepararnos? Sin lugar a dudas, poco, poquísimo.
Esta triste realidad no se puede, lamentablemente, cambiar por la sola voluntad y consciencia revolucionaria, de tal o tal grupúsculo, mientras el resto de la clase no sea receptiva y se contente con el mundo de penas al que la somete el sistema. La organización minoritaria de un puñado de comunistas, cualquiera sea su voluntad y su acción, por más importante que sea su función, no puede suplir esta ausencia de preparación colectiva gigantesca. La desorganización que vive nuestra clase, la ausencia de estructuras permanentes de difusión de posiciones, de discusión, de intercambio, de coordinación, de organización, no pueden ser sustituidos por una insignificante actividad grupúscular.
Por ello es seguro que a corto y mediano plazo seguirán existiendo ese tipo de revueltas con todas sus fuerzas y sobretodo, lamentablemente, con todas sus debilidades. No podremos evitar que las revueltas futuras, en el corto plazo, se sigan saldando por un altísimo costo para nuestra clase. La inorganización, la dispersión que el enemigo provoca en nuestras filas desde que reorganiza la represión masiva y comienza a tirar contra nosotros, el hecho de que el proletariado no cuente siquiera con grupos de acción capaces de responder al terrorismo de Estado, con el elemental terrorismo selectivo de nuestra clase, la ausencia de estructuras de solidaridad internacional elemental, la cuasi inexistencia de estructuras internacionales proletarias capaces de hacer conocer lo que pasa en otra parte y en general, la desorganización del proletariado como clase, permitirán aun muchas veces más y en muchos lados, que la burguesía se vengue de las revueltas, tomando a los elementos de vanguardia del proletariado, golpeándolas, asesinándolos, torturándolos, haciéndolos desaparecer, enterrándolos en los calabozos del régimen.
Peor aun, en las revueltas que se avecinan en lo inmediato, la burguesía podrá continuar ocultando el carácter de clase de la misma, se seguirá creyendo que esas revueltas obedecen a causas particulares, la mayoría de los proletarios seguirán siendo indiferentes y creerán en la historia de que esta es una "revuelta islámica", que la otra es "contra la dictadura" y la de más allá que es una protesta contra la corrupción. Como en el pasado esa interpretación falsa será parte de la verdad (como dijo un filósofo ya hace mucho tiempo: "lo falso es un momento de lo verdadero") y el capital hará todo lo posible para transformarla en la única verdad, por transformar esa lucha de clases en lucha interburguesa, interimperialista.
La crisis hace homogéneas las condiciones generales del desarrollo del capital. No solo los problemas capitalistas son los mismos, no solo es inevitable que haya más hambre, más desocupación, más miseria... sino que toda la política económica de todos los gobiernos del mundo se identifica de cada vez más. Ya no queda más margen para discursos diferentes, todos aceptan lo que ellos llaman "realismo" o "pragmatismo" que no es más que un reconocimiento abierto e inevitable de su sumisión a los dictámenes de la economía. Lo que es nuevo, no es la sumisión en tanto que tal, dado que siempre ha sido así, sino el reconocimiento generalizado e incuestionable de esa sumisión. Si el discurso de derecha y de izquierda, del norte y del sur, de imperialistas y supuestos "antimperialistas", de nacionalistas e islámicas, se hace cada vez más idéntico, no es porque ahora estas fracciones sean más capitalistas que antes, o porque el tipo de gestión capitalista que llaman "comunismo" haya desaparecido, sino porque si bien el capital en épocas de expansión puede permitirse diferentes formas de gestión, en épocas de crisis la política del capital es solo una: el ajuste de cinturones. Mientras en ciertos períodos, en base a un aumento sostenido del salario real el capital puede gestionar popularmente la fuerza de trabajo disimulando el permanente aumento de la tasa de explotación, lo que puede dar origen a diferentes políticas económicas, más o menos estatistas, más o menos populistas, más o menos proteccionistas,...; en épocas de crisis y sobretodo, en épocas de crisis profunda y generalizada como la actual, la ley del valor se impone violentamente y obliga a todas las fracciones, a una lucha generalizada, contra su propio proletariado y contra los competidores (18), para mantener el proceso de valorización. Contra el proletariado no alcanza con el aumento "normal" de la tasa de explotación, resulta indispensable (en casi todos los casos) imponer una disminución del salario real.
La aplicación inevitable y universal de la misma política económica contra la misma clase social, la repetición hasta el cansancio del mismo tipo de discurso en todas partes para justificar esa misma política ("los sacrificios son inevitables", "debemos producir más y en forma más rentable", "defendamos la competitividad de nuestro país",...), a la larga tiende a unificar, las reacciones del enemigo y al enemigo mismo, por más empeños que ideológicamente se intenten en evitar esa unificación. Dicha unificación es en principio un resultado más o menos automático, preconsciente, de la reacción inevitablemente unificada en el espacio y en el tiempo; su reproducción, la coincidencia en un mismo momento de ese tipo de revueltas en diversas partes del mundo, hará inevitablemente mucho más difícil el papel de los ideólogos y periodistas en sus esfuerzos por esconder las causas comunes, lo que necesariamente abre las posibilidades de un proceso de consciencia efectiva de constituir una sola clase, contra un solo enemigo.
Por otra parte, la inevitable agudización cuantitativa y cualitativa de esas revueltas, la repetición de esas derrotas, abrirá en el proletariado los ojos, las orejas, las mentes,... para aprender de la propia experiencia, para oír de la experiencia de al lado, para ir a la búsqueda de la experiencia de otras regiones, de otras épocas. Claro que al principio no serán muchos los que harán ese proceso, de una forma u otra cada uno de nosotros es producto de ese tipo de apertura obligada, de reflexión luego de la acción, de superación indispensable de las barreras contra las que se estrelló la batalla anterior, de balance de una ola de luchas en la que no logramos lo que queríamos. Los revolucionarios, los que efectivamente impulsan a la clase hacia adelante, los que en cada momento concreto del movimiento representan los intereses de conjunto, los intereses internacionalistas e históricos del comunismo, no se forman en los libros, sino que son el producto complejo de experiencias concretas, de tentativas de generalización de esa experiencia, de esfuerzos militantes de abstracción, de comprobación de que las conclusiones embrionarias a las que llegan, son exactamente las mismas que las extraídas en otras épocas o/y en otras circunstancias. Los libros, los escritos militantes, adquieren toda su significación de trasmisión de experiencias, de recuperación de la memoria histórica de la clase, de balance de una derrota para organizar la perspectiva de la victoria, de desarrollo y afirmación del programa comunista, en ese contexto. El proceso es largo, difícil, doloroso, pero no hay otro.
Contrariamente a aquella visión socialdemócrata y leninista de un partido de intelectuales burgueses que sabe todo y que se lo enseña a la masa amorfa e ignorante; la realidad social es muy diferente. El proletariado engendra fracciones, grupos capaces de sintetizar su experiencia histórica acumulada, que es la única forma de romper con el inmediatismo, de evitar que en cada lugar y época se reproduzcan exactamente los mismos errores.
Pero estos grupos de revolucionarios, hoy más aisladas que nunca, solo podrán asumir plenamente su tarea de dirección revolucionaria, cuando las futuras luchas empujen a sectores cada vez más amplios del proletariado a romper con las ideologías que lo aprisionan y en forma cada vez más nítida se empiecen a distinguir minorías, que vuelvan a poner en el primer plano de sus preocupaciones, las preocupaciones de siempre de los comunistas: la revolución, la lucha contra el capitalismo en todas sus formas.
Entonces, nuestros enemigos, que creen enterrado el comunismo para siempre, que están seguros de que el proletariado no existe más, que creen que dormirán tranquilos eternamente, porque nadie más gritará VIVA LA REVOLUCION SOCIAL, se llevarán el susto del siglo, se despertarán aterrados de ese sueño fabuloso e imbécil en el que la sociedad que representan los tiene subsumidos.
Ese compañero comenzó a militar con nosotros sobre la base de una ruptura radical con la toxicomanía. Su integración en nuestro grupo le dio más fuerzas para dejar de consumir drogas. El nos decía:
"(...) La toxicomanía es una de las múltiples expresiones posibles de reacción y de posicionamiento social frente a la frustración del Capital, como la locura, la delincuencia o la telefagia (1). Es una revuelta inconsciente que estigmatiza en el cuerpo de la víctima el rechazo del sistema. Pero es sobretodo el triunfo del poder de recuperación del Capital: la sociedad de toxicómanos es la exacerbación casi absoluta del modelo capitalista. La toxicomanía es el triunfo del individualismo y de la anti-solidaridad (cada uno par sí, cada uno su droga), el triunfo de la enajenación (enajenación completa del ser humano que depende de un producto), el triunfo de la reificación (cuerpo/objeto que se suicida, que se vende por la droga), el triunfo del paliativo (droga o sino sufrimiento), el triunfo de la mercancía (valor de cambio y valor de uso, mismo denominador: la droga para la sobrevivencia), el triunfo del valor (algunos billetes por algunos miligramos de polvo y de placer), etc,... La toxicomanía es el sistema de sobrevivencia inmediata institucionalizado, dicho de otra manera el sistema capitalista..."Poco tiempo después de haber escrito estas líneas el compañero se enteraba que tenía Sida.
Sería imposible describir aquí las luchas de todos los días que esta noticia engendró. Enfrentamiento permanente con los médicos, recuperación violenta de las historias clínicas constituidas en su nombre, crítica radical de la alimentación (nuestro compañero definía la alimentación capitalista como una tentativa de envenenamiento generalizado), violentas e inútiles tentativas para obtener algunas informaciones sobre las posibilidades reales de las medicinas "alternativos", que sin excepción nos llevaron a constatar que los médicos que las aplican son tan buitres como los otros, que están tan podridos por el interés económico como sus colegas "oficiales". En fin, lucha contra la ideología del anti-placer, rechazo a reventar en el hospital, guerra permanente para no aceptar, a pesar de todas las presiones (2), el veneno AZT que el comercio medical sacaba al mercado, rechazo de experiencias que tenían como objetivo el transformarlo en un conejillo de indias...
Cada uno de estos momentos los vivimos conjuntamente, como hermanos de combate, con toda la rabia y la pasión por esta única "vida verdadera" que hoy en día constituye para nosotros la crítica militante del Estado. Discutimos y optamos en pleno conocimiento de causa, la orientación y la dirección que había que darle a cada momento de esta lucha permanente. Fue esto lo que hizo que nuestro compañero no muriese enfermo, sino peleando. Murió viviendo, en contraposición con la mayoría de "seres" muertos-vivos que hoy en día pueblan el espacio capitalista de paz social, y cuya única realidad es su subsumsión al dictamen del monstruo dinero que los domina y los carcome.
Este texto, que publicamos hoy, se edificó en todos esos momentos. La mayoría de las reflexiones que se encuentran en el mismo, así como el punto de vista comunista que lo anima, está indisolublemente ligado a las innumerables acciones y discusiones que llevamos adelante conjuntamente.
Es por ello que este texto no está dedicado a nuestro compañero, sino que este texto ES nuestro compañero. Nuestras rupturas con el mundo de muerte que actualmente gobierna el mundo se encuentran plenamente en el mismo. Nuestro compañero las formulaba de la siguiente manera:
"(...) El contexto de nuestra lucha es paradoja, es contradicción. 'Nos armamos para destruir las armas'. Sobrevivimos para abolir la sobrevivencia,... y lograr al fin vivir. Esta contradicción, tenemos que asumirla, traspasarla, si queremos un día lejano vivir... Para salir de mi 'locura', que llegó a un callejón sin salida, tenía dos soluciones: luchar o no luchar. Yo escogí."
"Por ti, compañero, que hubieses
puesto en tu propio ataúd el grito de 'Sex Pistols': 'No Future'.
Por ti compañero cuyas venas fueron inundadas por un puro producto
mortal que los torturadores llamados 'médicos' crearon.
Por ti, a quien el Progreso ha asesinado lentamente y que has muerto peleando.¡Por nuestro odio común de la Ciencia y del Estado, y contigo, compañero, continuamos luchando!..." |
Junto a las armas nucleares y químicas, a los contadores de gas, a las prisiones sensoriales y los centros de detención de alta seguridad, a la cortisona y el aceite adulterado, a los cofres de banco, a las sangría y los antibióticos, a la silla eléctrica y la cirugía estética, a la televisión, los parquímetros electrónicos y los electrochoques, a los aviones A-10 y los helicópteros Apache, a las bombas atómicas y los misiles Patriotas, a los asilos psiquiátricos y los accidente químicos... el Sida hizo su brillante aparición entre los productos de la Ciencia y los hijos del Progreso.
Como verdaderos materialistas, expondremos simplemente algunos elementos del contexto social y económico en el que se debate la Ciencia y la Medicina, para comprender que el Retrovirus del Sida tiene todas las "razones" (comerciales y/o "accidentales") para aparecer... ¡en el momento en el que las condiciones se encuentran reunidas para crearlo! No se trata, de reproducir aquí algunas noticias sensacionalistas sobre "el avance de la desgracia", sino que por el contrario, nos interesa poner en evidencia lo que se encuentra escondido detrás de la jerga científica y del espectáculo democrático que actualmente domina a propósito de estas cuestiones.
No es posible considerar la misteriosa aparición del Sida, como tampoco es posible concebir el porqué de los esfuerzos desesperados de los científicos y de sus medios de comunicación por ocultar el origen de esta enfermedad si no se tiene en cuenta la colusión total entre la ciencia y el dinero (3), sino se comprende la profunda unidad existente entre la investigación farmacológica y el beneficio comercial, si no abarcamos la indisociable hermandad existente entre el dominio militar, los políticos y el mundo de la economía.
Es necesario, entonces, comenzar este texto con una breve advertencia que nos permita esclarecer las bases fundamentales sobre las que nos situamos.
Nuestro punto de partida no es el de una "buena" ciencia en oposición a una ciencia "decadente", "mala" o "corrupta". La Ciencia, como conocimiento subsumido por la valorización capitalista, es esencialmente conocimiento cuyos fundamentos y punto de partida han sido históricamente determinados por la dictadura del capital.
Como toda otra fuerza productiva del Capital, la Ciencia es inhumana hasta en sus fundamentas. Insistimos en sus fundamentas y no únicamente en sus aplicaciones, como cree el buen cristiano o el militante de izquierda burguesa.
No existe la posibilidad de una buena utilización de la Ciencia, como tampoco existe una buena utilización, por ejemplo, de la Policía; no tenemos más "reproches" a hacer a la Policía que a la Ciencia. Nuestra crítica no está centrada en los "excesos" o en las corrupciones (policiales o científicos). Tampoco parte del hecho de concebir científicamente o utilizar policialmente un garrote que produce descargas eléctricas,... Nuestra crítica práctica y teórica se fundamenta en la existencia de una fuerza organizada y armada para defender la Propiedad burguesa. Nuestra crítica se fundamenta en la misma esencia de un conocimiento cuyo horizonte limitado se constituye a partir de la necesidad de acumular capital. La Ciencia, como la Policía, no tiene que ser reformada, o utilizada de otra forma, sino destruida.
Claro que la sociedad futura requerirá conocimientos, precisará cuerpos estructurados de explicación de los fenómenos, así como necesitará trasmitir geográfica y generacionalmente esos conocimientos...; pero dudamos mucho que la misma retenga una palabra tan cargada de significación histórica burguesa como "la ciencia" para designar a los mismos. Aclaramos ello contra quien quiera reducir el problema de la "ciencia" a su origen etimológico y neutro de simple "conocimiento cierto de las cosas" y que en base a ello reivindique su existencia perpetua; pues con mucho más fundamento habría entonces que reivindicar la palabra religión que viene de "religare" y que originariamente se refiere a la ligación natural del ser humano con la naturaleza y de los seres humanos entre sí; como hacen por ejemplo los Kimbanda Palmares, herederos históricos de los Kilombos, que practican una "religión" totalmente materialista en la cual "no existe Dios, ni el Demonio, no existe ni cielo, ni infierno,... ni espíritus enviados de la luz, ni de las tinieblas" (4).
Nosotros, ateniéndonos más al contenido social e histórico de las palabras, en oposición al simple origen etimológico, consideramos que la destrucción de la última sociedad de clases de la historia concomitante con la de esas esferas de dominación ideológica, hace totalmente ridículo el reivindicar una "ciencia o una religión proletaria o comunista", que ambas morirán con la destrucción de la explotación del hombre por el hombre.
Si en esta introducción nos repetimos cuando abordamos el carácter irrecuperable de la Ciencia desde el punto de vista del comunismo, desde el punto de vista de las necesidades verdaderamente humanas, es porque queremos ser bien comprendidos en el sentido de que cuando criticamos las burradas proferidas acerca de los orígenes del Sida, no nos interesa en absoluto el hacer una crítica que se limite a la denuncia de los "excesos" de la Ciencia, como hacen los burgueses de izquierda cuando denuncian los "excesos" de la Policía. La dictadura histórica del Valor sobre la Humanidad se ejerce sobre los esfuerzos de los hombres para desarrollar el conocimiento, a tal punto, que los paradigmas básicos de la Ciencia, son antagónicos con los intereses de la especia humana. Conceptos, tan fundamentales y sagrados ("neutros") como la "materia", los "átomos", los "virus",... están estrictamente determinados por el dinero. El horizonte limitado del científico,... este esclavo de la investigación, de la búsqueda (del dinero!) y del desarrollo (capitalista!), está, hasta la médula, marcado en todas sus dimensiones, por la dictadura de la tasa de beneficio.
Por ello, nuestro objetivo, no es tampoco el contraponer a la tesis científica dominante, otra contratesis científica. Si a veces tomamos uno u otro argumento científico para oponerlo a otro, es porque desde nuestro punto de vista -el de la destrucción de la ciencia de muerte que el capital ha desarrollado- puede, en ciertas ocasiones, levantar el velo sobre la realidad del iceberg mercantil y guerrero que se oculta detrás de la "parte visible" que constituyen las toneladas de escritos que justifican la actividad científica (5). Nuestro análisis no es, pues, ni científico, ni "objetivo", en el sentido burgués; por el contrario, surge de la realidad misma, de las relaciones sociales existentes materialmente. Es, a partir de esta base, que afirmamos que el sida es objetivamente un gigantesco negocio de valor inapreciable para el Capital. Y es, contra la utilización que se hace de nuestros cuerpos, como "carne de medicamentos", como conejillo de indias asalariados, que queremos luchar.
¡Zambullámosnos en el infierno científico! El Viejo Topo sigue cavando...¡Sigámoslo!
Todavía hoy, la medicina es incapaz de apropiarse de las más simples verdades y por ejemplo designar el origen real de los males que aquejan a la humanidad: la alimentación desbaratada que nos permite adquirir nuestro salario, o/y a los productos traficados a los que nos somete la utilidad del capital la contaminación generalizada o la tortura que es el Trabajo... Pero ello no impide a estos asesinos de tono docto, el autoproclamarse, el autocondecorarse, el discernimiento permanente de los más prestigiosos diplomas y otros títulos que les permiten impresionar y convencer al miserable ciudadano de dejarse palpar por ellos.
Pero acompañando el engaño "pasivo" que constituye el muro de su vocabulario y sus ceremoniales se encuentran sus mentiras activas. Para proteger la Ciencia hay que mentir, hacer pasar toda la mentira como si fuese verdad, como dogma y reprimir a todo aquel que los cuestionan.
La Ciencia es un poder: ¡el del Estado! Es el conocimiento prostituido por la valorización del valor y puesto a su servicio. A la orden de la burguesía, la Ciencia está al servicio de su saber: ella es una pieza esencial en la imposición y reproducción del orden mercantil. Las aplicaciones científicas son, antes que nada, comerciales y militares. La Ciencia es un monstruoso comercio. ¡Para imponerla hay que mentir!
Galileo, considerado por la mayoría de sus colegas como herético, al retomar la hipótesis de Copérnico de que la tierra giraba alrededor del sol, puso al desnudo, ya en esa época, la imbecilidad institucionalizada que es la Ciencia, invalidando, así, años de Universidad y de aprendizaje del Saber (7). Se le impone la mentira obligándolo en base a la tortura a retractarse delante de la Inquisición en 1633. Sin embargo, sufrió menos que los millones de heréticos proletarios, que desde hace siglos intentan huir del Trabajo denunciándolo como una tortura y como ser humano lograron quebrarlo menos que aquellos a los que la imbecilización popular y la Ciencia les hace cantar "El Trabajo es la salud..." o "Arbeit mach frei".
¡Nada ha cambiado desde la época en que estos charlatanes imponían estas mentiras!¡Nada ha cambiado desde la época en que la medicina oficial preconizaba la sangría para curar la fiebre (8)!
¡Hoy en día el cuadro no es menos tétrico!
Nos proponen las bombas atómicas "anti-vida" (los antibióticos) para permitir nuestra reincorporación rápida al trabajo.
El autor de estas líneas, muy inocente en esa época, tuvo que soportar inyecciones de dosis cotidianas de ese violento veneno que es la cortisona... aconsejadas entonces por la medicina para curar la pequeña depresión característica de los 20 años.
Se preconizan calmantes (verdaderos somníferos), bajo la forma de jarabes, para "curar" la tos de los niños; así los padres pueden pasar una buena noche y trabajar bien al día siguiente. Y por supuesto que se cierran los ojos, cuando esos maravillosos jarabes, se le dan a niños "difíciles en las guarderías", aunque ni tengan tos. Es solo un anticipo, de lo que la sociedad les promete a los que no respetan el orden burgués.
La píldora anticonceptiva, que es producida por empresas comerciales muy prósperas, es una verdadera concentración de venenos que provocan no solamente cánceres en el útero de quien la utiliza, sino también deformaciones en el aparato genital en la descendencia...
Etcétera, etcétera...
Y ni hablemos aquí de los "errores" medicales, de los instrumentos quirúrgicos que se olvidan en el estómago, de la equivocación en la amputación de un miembro, o de la inversión de las históricas clínicas, sino de la escuela oficial de la medicina, de las ordenes que recibe cada aprendiz de verdugo de sus superiores para calmar, perdón "curar", a sus pacientes (¡tuvieron la hipocresía de llamar "pacientes" (9) a las víctimas que caerán entre sus manos!).
¡NO! ¡Nada ha cambiado en el mundo del engaño y de la Ciencia! Los más célebres médicos, que para curar a sus enfermos hacían las sangrías, eran protegidos y pagados por las más altas instituciones del Estado; nadie podía poner en cuestión su Saber y su Poder. Hoy en día, el Estado democrático financia, para defenderse (contra el ausentismo, la baja del rendimiento humano, la subversión...) las ideología y mentiras de estos asesinos científicos empenachados del redentor blanco; de esos mismos científicos que durante años, nos bombardean con somníferos para embrutecer el tiempo consagrado a reponer nuestra fuerza de trabajo, con excitantes para despertar nuestra energía y trabajar, con hormonas para engordar los asquerosos animales y disminuir el costo por kilo de lo que constituyen nuestra alimentación, con drogas para vencer a "nuestros competidores",... ¡La ciencia es la Barbarie del Capital en todo su esplendor!
Algunos ejemplos:
En 1981, cuando se comienza a constatar una epidemia rara y extraña hasta esos momentos, se atribuye la misma, a aquellos que parecen ser los más particularmente atacados: los homosexuales. De allí surgen los delirios inquisitoriales contra los homosexuales que, a pesar de que hoy en día han sido descartados bajo nuevos diagnósticos, conviene recordar que emanaban de los mismos cínicos que hoy nos "tranquilizan". Así, una de las hipótesis argumentaba "el efecto inmunosupresor del esperma administrado por vía rectal"; más claramente: estos científicos atribuían la desaparición de las defensas naturales del hombre, al dulce placer de darse por el culo! ¡Parecía un curso de moral, de patria, familia y propiedad! ¡Viva la moral!
En 1985, unos científicos construyeron un impresionante andamiaje de relaciones que partían de un virus que atribuían al Mono Verde Africano; éste habría misteriosamente contaminado a los africanos del Oeste, provocando, así, una ligera mutación del virus, lo que conduciría, luego de dos etapas suplementarias, al nacimiento del virus del Sida, responsable de la epidemia. No desarrollaremos aquí la lógica imbécil de las experiencias en laboratorio que los condujeron a esta conclusión, puesto que en 1988, cuando fueron desenmascarados, se vieron obligados a confesar que hubo una contaminación en laboratorio y que el primer virus, del cual habían partido para remontar al origen,... era el producto directo de sus manipulaciones criminales. ¡Bravo la biología (10)!
En 1985, para intentar otra vez alejar la fecha del nacimiento del Sida de los años en que las condiciones materiales se encontraban reunidas para fabricarlo en el laboratorio (a partir de 1971), los científicos americanos "probaron" la presencia del anticuerpo del Sida en más de 50% de las muestras de sangre cryoconservadas y sacadas en Kenya y Uganda durante los años 1959 a 1970. Este descubrimiento fue anunciado a gritos, como quien canta victoria, en todos los diarios del mundo. Unos meses más tarde y sin ninguna publicidad dichos progresos de la investigación fueron desmentidos: ¡los test en los que se basaban no reunían las garantías mínimas y nuevos exámenes probaron la ausencia total del anticuerpo del Sida en esas mismas muestras! ¡Felicitaciones a la Ciencia!
Para alejar aún más el espectro del origen científico de la aparición del Sida, era necesario no solamente desconectar las fechas de aparición de la enfermedad de la época en la que el retrovirus pudo ser fabricado, sino también desvanecer geográficamente el lugar eventual en donde fuera acunado (11). Razonablemente se podría pensar que esta monstruosidad científica surgió más bien de los centros históricos mundiales de la acumulación del conocimiento científico (USA, Europa, América Latina,...), y por ello estos mismos centros de investigación buscaron (¡qué coincidencia!) alejar la aparición original: el pecado solo podía provenir del Africa o de Haití!
Es así que, en 1982, el CDC (Centre for Desease Control) de Atlanta, organismo que reagrupa a todas las informaciones epidemiológicas y medicales en los Estados Unidos y que orienta a través de sus informes y consignas a los médicos del mundo entero, define a los haitianos como un grupo sujeto a gran riesgo. El CDC, deduce su veredicto del hecho de que los haitianos aquejados del Sida no presentan ningún otro factor de identificación "clásico" (toxicomanía por inyecciones intravenosas, homosexualidad, hemofilia...). ¿Cómo llegaron a semejante conclusión? Simplemente por "declaraciones" de los enfermos hechas a los médicos en los Estados Unidos según las cuales ellos no eran ni homosexuales, ni toxicómanos. Cuando tenemos en cuenta el tabú que se constituye en torno a la prostitución homosexual, tanto en los Estados Unidos como en Haití; cuando sabemos la represión severa que ejerce la Oficina de Inmigración en los Estados Unidos y que los cuestionarios medicales son verdaderos interrogatorios del Estado, cuando conocemos las condenas que se aplican a los que confiesan ser toxicómanos... en pocas palabras cuando comprendemos la precariedad de una vida inmediata que solo se mantiene por el frágil filo que la liga a las decisiones de la Medicina, de la Justicia y de la Oficina de Inmigración, comprendemos que de los 34 proletarios emigrados de Haití atacados por el Sida (y que el CDC había considerado como muestreo representativo para llegar a sus científicas conclusiones), solo cuatro confesaron el origen de su "crimen"!
Sobre esta científica base, el CDC denunciará a los Haitianos a la vindicta de la opinión publica. Serán necesarios 3 largos años para que el CDC se retracte y retire a los Haitianos de la categoría de población sujeta a gran riesgo. ¡Sin embargo todavía hoy se les prohibe dar sangre!
Este ejemplo es interesante porque muestra, que el grotesco ocultamiento al que recurre la burguesía, jamás es un simple y maquiavélico resultado de algunos perversos manipuladores. Las construcciones falsas parten en general de algunas afirmaciones ciertas, que utilizadas en tanto que partes en función de las necesidades de la clase dominante, tienen como función el ocultar la totalidad (¡es el árbol que oculta el bosque!), e imponerse, así, como distorsión de la realidad bajo la forma de ideologías.
Cuando los científicos definen a los haitianos como grupo sujeto a gran riesgo, parten de una base material (el miedo que estos proletarios inmigrantes tienen al Estado, miedo que se concreta en su totalmente lógico rechazo a confesar su homosexualidad o su toxicomanía) para concluir estadísticamente ("es científico!" gritan los hombres de ciencia cuando tienen cifras estadísticas para apoyar sus tesis) que hay proporcionalmente más haitianos que americanos atacados por el Sida! Así, la condena de los haitianos asume una función (exorcizar el miedo de millones de norteamericanos) y responde a una necesidad: permitir que la Ciencia (¡y con ello el Valor!) continúe desarrollándose sin trabas. El Estado, para proteger la Medicina y el Progreso (que se encuentran en el centro del desarrollo disparate del Capital), tiene que imponer "verdades" (¡ideologías!) que hagan de biombo entre las inquietudes de los hombres y los horrores de la realidad.
Estos "biombos", estas ideologías son una fuerza material que permiten al Capital prolongar su inevitable agonía. Esas idioteces lanzadas en emisiones científicas llenas de declaraciones convincentes, despachadas lentamente por los altos responsables del "Mundo" medical, con voz baja para imponerse frente al profano, maravillan al pueblo imbécil frente a la Ciencia, de la misma manera que lo hacen arrodillarse frente al Papa o a Gorbachev!
El paraíso, cristiano o "socialista", solo tiene como base de argumentación el agua bendita del papa o los puros de Castro, y desde que confrontamos la descripción paradisíaca que ellos efectúan de la Democracia con los millones de sin abrigo, con los millones de parados, con los 40,000 niños que mueren cada día de hambre, en síntesis cuando enfrentamos las peroratas respectivas con la prosaica realidad, vemos que ¡todo eso es puro cuento!
Y sin embargo, son esas mismas mentiras que cimentan la opinión pública y que transforman a cada ser humano en un esquizofrénico, en un ser separado de si mismo que sublima su sufrimiento, llegando hasta defenderlo como su verdadero bienestar (12).
Volviendo a nuestro tema, podríamos decirnos que dado el vacío en la argumentación concerniente los orígenes del Sida, muy pocos creerán en historias tan imbéciles. ¡Y sin embargo, constatamos que esto es falso, que la estupidez de las argumentaciones no impide, ni en un ápice, que los medios de comunicación logren imponerla!
Así, los investigadores, para distanciar la fecha de la aparición del Sida de la época en la que las condiciones materiales para fabricarlo en laboratorio estuvieron reunidas, "descubrieron" simplemente algunos casos de Sida a mediados de los años 50 y 60 en el Africa. Pero como vimos rápidamente se pudo comprobar que los exámenes que habían determinado la presencia del anticuerpo del Sida no eran válidos. ¡En esas circunstancias se decide simplemente confirmar, corroborar, a pesar de todo, estos diagnósticos retroactivos,... en base a una simple y nebulosa similitud en los síntomas descritos en los expedientes de los enfermos a los que se les había extraído la sangre! Para probar la verdad de sus posturas ¿qué mejor que inventarla?
De la misma forma, a mediados de la década del 80, las justificaciones invocadas para dirigir las investigaciones de casos de Sida, anteriores a 1970, hacia el Africa y no hacia los Estados Unidos (13) se basaban en el hecho de que era simplemente impensable que una enfermedad como esa pasara desapercibida en USA, centro del Progreso y de la Ciencia! ¡Eso fue todo!
¡Cualquiera sea la parte de burrada, de ignorancia, de mentira, de maquiavelismo, de defensa de intereses, de competencia,... que determinó a tales médicos y otros científicos a prolongar su monstruosa creación de laboratorio en base a la no menos monstruosa mentira con respecto a los orígenes del virus, lo que les es común es el limitado punto de vista de clase que los determina a someterse a las leyes del Estado, a la dictadura de la expansión comercial y al progreso capitalista!
El racismo que se alinea en las ideologías que predican la aparición original del Sida en el Africa o en Haití no son más que la prolongación lógica del poder dominante de ese gigante de la Economía (y por ello de la Ciencia y del Progreso), que son los Estados Unidos. Sin embargo, dado que el racismo es un componente del capital mismo, dicho inhumanismo no es el privilegio de los burgueses norteamericanos; el racismo existe en todas las naciones. De una forma u de otra en esa campaña general participaron los burgueses del mundo entero, siempre viene bien, en la lucha por la competencia, el denunciar al "vecino", en este caso a través del Sida, para reforzar la unión nacional. Este hecho no es nuevo: los burgueses se sirvieron siempre de las enfermedades y epidemias para alimentar el carácter racista del Estado y reforzar la Unión Nacional detrás de la bandera protectora.
Unos años antes de 1500, cuando se propagó en Europa la epidemia de Sífilis, cada nación buscó el cabeza de turco de la enfermedad en los "extranjeros": los rusos acusaron a los poloneses, los ingleses y los turcos le llamaron el "Mal francés", los franceses le llamaron la enfermedad italiana y los italianos, la "enfermedad española" aunque como se sabe los más perjudicados fueron... los indígenas del continente americano que efectivamente no estaban preparados para esa enfermedad de la civilización capitalista ni inmunológicamente, ni en términos de sexualidad reprimida.
En toda esta confusión de "verdades" confirmadas, desmentidas, de contra-verdades impuestas, etc. siempre termina imponiéndose una idea dominante: se determina el origen del virus del Sida afuera de los laboratorios de la Ciencia, y lejos de los centros más reconocidos. Sin embargo todo muestra y demuestra que el Sida apareció cuando las condiciones materiales se encontraron simplemente reunidas para hacer una manipulación que produzca un virus de ese tipo. La opinión pública, verdadero receptáculo de la ideología dominante, vulgariza las historias de los científicos y transforma esa mezcla rara de afirmaciones en una "verdad pública" descalificando toda puesta en cuestión como "paranoias de los enemigos de la ciencia". ¡Todo se acomoda a las mil maravillas! ¡El mundo sigue dando vueltas y la mercancía circulando! "El origen del Sida, me explica el portero del apartamento adonde vivo, se resume a un bien misterioso virus encontrado en los Chimpancés verdes en el Africa y que, seguramente porque un negro le dio por el culo a algún chimpancé, se transformó en una epidemia.- Y agrega luego, fue el libertinaje (prostitución, homosexualidad, y toxicomanía) que llevó a la máxima expresión la obra de esos salvajes al extender el virus a todo el planeta"!
"La tecnología necesaria para producir nuevos retrovirus que pudiesen afectar al hombre a partir de aquellos que ya eran conocidos como canceríficos o como aptos a causar deficiencias inmunitarias o enfermedades del cerebro en otros mamíferos, ya se había desarrollado y ampliamente publicado en los comienzos de la década del 70. Muchos científicos que hoy dirigen la investigación sobre el Sida, trabajaron en los laboratorios de cancerología en los cuales esta técnica se había afinado: Gallo, Essex, Haseltine (Estados Unidos), Weiss, Jarret (Gran Bretaña), Montagnier (Francia), Zhdanov, Lapin (URSS), Deinhardt (RFA), etc."Esta cita de una declaración, de John Seale, miembro de la Academia Real de Medicina de Gran Bretaña, extraída del "New Scientist" de enero de 1987 no tiene solo por objetivo el dar los nombres de algunos de los asesinos que sin duda han logrado componer las monstruosidades a las que nos referimos aquí, sino que también ilustra, entre miles de otras, el hecho de que a principios de la década del 70, la investigación en biología molecular disponía de los medios para fabricar, crear, inventar, quimeras retrovirales capaces de atacar el sistema inmunológico del hombre.
En 1969, paralelamente a un nuevo impulso en la investigación en el dominio de la cancerología, científicos americanos caracterizaron la "Transcriptase Inversa". ¡No nos asustemos! Este término latín, no es más que el nombre misterioso, que los brujos modernos, han dado a un enzima propio a los retrovirus y que les permite traducir su ARN en ADN. Lo importante es que hasta ese momento la Ciencia defendía, con gran obstinación, que solamente lo inverso era posible. Este enzima es determinante en el desarrollo de esas técnicas de clonaje molecular, es decir también de producción de monstruos genéticos. Esto es lo que vamos intentar explicar.
El dogma central de la biología molecular, hasta ese entonces, afirmaba que era imposible (¡y por lo tanto herético!) el traducir la información de genes del ARN en ADN (15). Como con respecto a todo dogma científico, la realidad, se encargó de jugarle una mala pasada y de desmentir esta afirmación. Se abrió así, a través de ese "descubrimiento" (16) para la "humanidad" medical una implicación revolucionaria de la posibilidad de adaptar retrovirus específicos a los tumores animales, por ejemplo,... a la célula humana!
Se designa como "RETROvirus", a aquellos virus a ARN cuya especificidad radica precisamente en la capacidad de transcribir su ARN en ADN, y luego transmitir este ADN a la célula que lo acobijará. Ello significaba, en lenguaje claro, que el dominio de esta enzima propia a todos los retrovirus -la "Transcriptase Inversa"- hacía técnicamente realizable la posibilidad de permanencia firme del virus al interior del material genético de la célula (humana o animal) en la cual había sido integrado, lo que le daba un increíble empuje a la posibilidad de manipulación y de clonaje de la biología molecular, y al mismo tiempo abría jugosas perspectivas comerciales.
Sin temor de repetirnos y para hacer comprender bien, la importancia y el horror de las armas que se ponían así a disposición de estos dementes con patente legal, que son los biólogos, queremos insistir en que la investigación entorno a este famoso retrovirus no es el resultado simple de una ocurrencia momentánea de tal o cual científico, sino que la fascinación que ejerce el dominio de la "Transcriptase Inversa" está directamente ligada a que en base a ello, resulta verdaderamente fácil la creación de quimeras de todo género, y entre ellas la de los retrovirus, lo que era técnicamente imposible unos años antes. Con el descubrimiento de la capacidad de los retrovirus de transcribir su ARN en ADN se anuncia todo un pan de nuevas experiencias de clonaje. La materia bruta del biólogo molecular aumenta, así, repentinamente ahora tiene una enzima que le permite transcribir toda molécula ARN en ADN y aplicar, así, el clonaje a toda clase de virus ARN, a toda clase de retrovirus.
"En 1971, una confirmación estrepitosa del papel de la Transcriptase Inversa fue la puesta en evidencia de un "ADN infeccioso" (es decir capaz de infectar¡!) en las células infectada por un retrovirus. Este ADN, introducido en células no infectadas, era capaz de reproducir el virus. Portaba, entonces, su información genética." (17)Desde ese momento era posible, aunque más no sea de manera torpe, el fabricar monstruos genéticos utilizando igualmente retrovirus. Unos años más tarde, entre 1979 y 1981 (¡momento de incubación del Sida!) aparecen los primeros casos de una neumonía, de tipo muy raro, en California: poco tiempo les hará falta a los terroristas vestidos de blanco, para anunciar que estos síntomas son el producto de un original y nuevo retrovirus, ¡el único retrovirus conocido que haya atacado al hombre! El Sida entra en el horrible jardín de la Ciencia... y su aparición coincide totalmente (¡jamás lo repetiremos suficientemente!) con el descubrimiento de la existencia del retrovirus, y la posibilidad de clonarlos.
Desde hace muchos años, los industriales del sector farmacéutico -verdaderos dictadores, comanditarios y proveedores de capitales de todo aquello que anima a la investigación científica- buscan activamente un medio para producir substancias humanas o animales (base de la mercancía-medicamento) de bajo costo (¡para ellos, evidentemente!). Como todo capitalista, el gestionario que manda en la industria farmacéutica, está interesado en hacer producir "medicamentos" (18) no para "sanar", sino para aumentar su capital. Como dice la canción de un cantor francés "La medicina es una puta, su proxeneta es el farmacéutico"
Para que un medicamento sea rentable, es necesario, como para toda mercancía, que se critalise en ella una cantidad de trabajo humano según la ley del valor: la clara de huevo, presentada como medicamento, le interesa muy poco a la industria farmacéutica (19). Asimismo, el capitalista no tendrá interés en producir una mercancía si los costos de producción son enormes y el precio es prohibitivo y si no se llega a comercializar su mercancía.
Otro factor determinante en la lucha por la obtención del máximo beneficio, que se libran los capitalistas, es la búsqueda desenfrenada para producir una misma mercancía con el mínimo costo posible. Para ello los industriales buscan incesantemente un descubrimiento tecnológico (una nueva máquina, una nueva técnica) que les permita transformar las fuerzas productivas. En efecto, si un capitalista dispone de una máquina, que le permita producir, una mercancía en menos tiempo de trabajo humano que el que emplean sus competidores, no solamente puede permitirse "quebrar el mercado" al venderla más barata, y por ello ganarse a los compradores, sino también y sobretodo, realizar un plusvalor extraordinario, puesto que el mercado mundial continuará a hacer abstracción del tiempo de trabajo que ese capitalista requiere para la producción de su mercancía, lo que significa que su laboratorio producirá, durante cada hora de trabajo, mercancías que en el mercado mundial equivalen a mucho más que una hora de trabajo; o dicho de otra forma, que la hora de trabajo en ese laboratorio producirá mucho más valor (20) (y permitirá una apropiación más grande de plusvalor) que en los otros laboratorios... y ello durante todo el tiempo que los competidores no logren disponer de los mismos avances tecnológicos que él.
Así, por ejemplo, existe en farmacia un producto (¡perdón, debiéramos decir, un veneno!), el Interferón, cuyo costo actual de producción es actualmente por lo menos tan alto como su toxicidad y que se presenta como un tratamiento contra el cáncer. ¡El comprador paga alrededor de 150 dólares por día y solo puede parar el tratamiento... cuando los efectos tóxicos se transforman en más dañinos que el cáncer! Este es uno de los negocios más rentables de la industria farmacéutica (21). Nada cambió mientras que el conjunto de capitalistas que producían esta mercancía disponía de la misma ciencia y se encontraban frente a las mismas dificultades para producir las proteínas necesarias para este "medicamento. En ciertos períodos el cambio no interesa, pues entra en contradicción demasiado flagrante con el desarrollo global de tal o cual rama de la economía (22). Pero, hoy en día, que ya no se pueden seguir callando las múltiples contradicciones que surgieron frente al viejo dogma de que era imposible traducir la información de los genes de ARN en ADN y además, porque la competencia lo exige, los capitalistas que producían el Interferon, ven sus fuerzas productivas totalmente revolucionadas con el descubrimiento de la Transcriptase Inversa (y por ello la traducción del ARN en ADN). Ahora es posible producir en gran cantidad el Interferon y los capitalistas de la industria farmacéutica, se juegan el todo por el todo, para dar lugar a las múltiples aplicaciones que este "descubrimiento" permite (el Interferón es una entre tantas otras) y para así, ser el primero en beneficiarse con ese plusvalor, tan extraordinario como momentáneo.
Describamos brevemente y los más simplemente posible, las dificultades que el capitalista farmacéutico encontraba, antes del descubrimiento, para sintetizar las moléculas biológicas.
Para hacer producir a las bacterias (organismos unicelulares), ciertas sustancias (las proteínas que serán la substancia activa de un medicamento), era necesario injertar en esta bacteria, una parte del conjunto genético de una célula que produciera normalmente (pero en pequeñas cantidades), esta proteína.
El investigador encontraba múltiples y grandes dificultades, la más importante de ellas, era la dificultad de aislar la secuencia del ADN que le permitiese la producción de esta proteína. El ADN se traduce en ARN (mensajero) y enseguida este ARN (m) es leído para producir la proteína. Ello implica para el investigador un número astronómico de secuencias diferentes (cada una le da un código a una proteína específica) entre las cuales, SOLO UNA secuencia dará el producto final, la proteína deseada. ¡El encontrar una secuencia de alguna decena de informaciones en millones de informaciones dependía de la casualidad!.
Es en esto que la Transcriptase Inversa ha aportado al capitalista farmacéutico algo equivalente, a lo que la máquina de vapor aportó al capitalista industrial. Efectivamente, la Transcriptase Inversa es una encima de origen viral (que proviene de un Retrovirus) que permite la síntesis del ADN a partir del ARN. Ahora bien, el ARN (m), que permite la síntesis de una proteína, es aislable mucho más facilmente que la secuencia de ADN en el conjunto genético, puesto que el ARN (m) se produce en grandes cantidades en comparación con el ADN, que solamente porta una vez la secuencia interesante y además en la gran mayoría de casos, a un ARN (m) corresponde una sola proteína.
Por ello, nuestro capitalista farmacéutico, que para producir una proteína en grandes cantidades tenía que encontrar una secuencia de ADN que correspondiera a esta proteína, con todas las dificultades que esto implica, ahora solo tiene que aislar un ARN (m) y dejar actuar la Transcriptase Inversa que se encargará de traducir este ARN (m) en ADN, directamente utilizable cuando se hace el clonaje en una bacteria.
Podemos ver claramente entonces, porque la Transcriptase Inversa, además de los delirios manipulatorios que permite y de los cuales ya hablamos, puso en juego múltiples intereses contradictorios financieros, económicos, comerciales (¡"científicos", nos dicen las revistas "especializadas"... en el eufemismo!) que favorecen la aparición de innumerables venenos que nos venderán, pronto, como medicinas.
Describamos algunas etapas que muestran la efervescencia que se apoderó de los científicos, frente a la perspectiva de controlar esta enzima, fuente de beneficios.
A partir de 1971, cuando se caracteriza la actividad específica de la Transcriptase Inversa, los cancerólogos americanos se lanzaron en la investigación desenfrenada y acosaron a los pacientes que tenían bajo su control para administrarles la famosa enzima. En 1970, Robert Gallo, del Instituto Nacional de Cáncer de Bethesda, en Estados Unidos, señala y aísla la Transcriptase Inversa en los glóbulos blancos de pacientes con leucemia. En 1971, Stuart Aronson, modifica el retrovirus específico del tumor en un ratón, hace extensivo su registro infeccioso y lo adapta a la célula humana.
En este mismo año, los científicos parten en dos el virus de un macaco e intentan juntar una mitad con otra mitad de un "comedor de bacteria" llamado Lambda. Esta molécula debía ser introducida en la bacteria "E.Coli" que forma parte de la flora intestinal del hombre, pero, según la historia oficial, algunos científicos, enemigos del Progreso, impidieron la conclusión de este proyecto. ¡Nos imaginamos las consecuencias, si "por accidente" esta molécula quimera hubiese salido del laboratorio y regresado al hombre!
Pero este "stop" no era sino para saltar más lejos. Así, en 1971 ya era posible crear rompecabezas genéticos. Armados de su escalpelo (enzimas de restricción), de sus enzimas de transferencia ("Transcriptase" que traduce el ADN en ARN y "Transcriptase Inversa" que permite la transcripción inversa), de sus microscopios electrónicos, este artista de nuevo tipo que es el biólogo molecular puede lanzarse al asalto de los virus, retrovirus y bacterias, seleccionarlos, armarlos, y finalmente probarlos en células de fetos humanos (las más caras) o de monos.
En 1972, el Boletín de la Organización Mundial de la Salud, organismo que depende directamente de la Organización de las Naciones Unidas y por lo tanto principalmente del Estado de Estados Unidos, pide el estudio de los efectos inmunológicos de ciertos virus, y, particularmente, los efectos de la infección sobre los linfocitos T (23). Esto no es más que un ejemplo suplementario que permite comprender como todas estas manipulaciones, en torno a los virus y retrovirus, (quiméricos o no), no fueron el producto de alquimistas descarriados, sino más bien la obra de los científicos más formados (¡para envenenarnos!) y dirigidos por las más altas instancias medicales mundiales.
¿Puede esto dar una idea suficiente de los orígenes de este Chernobyl biológico al que nos someten los científicos? ¡NO!
En ese mismo año, 1972, durante la 7ª conferencia del National Cáncer Institut de Estados Unidos se anuncia la experimentación sobre el hombre.
"La biología del cáncer hace esencial la realización de estudios en base a la observación directa sobre el hombre según las mismas técnicas sofisticadas que caracterizan la experimentación sobre el animal", nos explica el Dr John Higginson, Director de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer de Lyon.¡Qué quede claro que estas "técnicas que caracterizan la experimentación sobre el animal" incluyen la inoculación de la enfermedad! Y, en ese mismo año, se trasplantan tejidos cancerigenos a hombres, totalmente ignorantes de lo que se les hacía, en el "Jewish Chronic Disease Hospital" en Brooklyn (24).
En 1974 se "logra" injertar un gen en un huevo de ratón apenas fecundado: a partir de ese momento el gen extranjero será transmitido hereditariamente. También se "logra" reproducir los dos virus del visna de la oveja y de la leucemia bovina, en la célula humana.
Paramos aquí en la descripción de la infinita serie de recombinaciones genéticas, de injertos de gen, de acoplamientos monstruosas de virus animales con células humanas, de esas pruebas criminales y arriesgadas sobre los hombres,... y para evitarnos, la indigestión veremos como los problemas de ética planteados por esos experimentos, como la angustia moral, en el debate entre "halcones" y "palomas" de la Ciencia y del Progreso, son un paso más hacia una experimentación que ineluctablemente se va liberando de toda traba!
De la misma manera que la instauración de la paz, no es más que un momento necesario para el resurgimiento de la guerra, las conferencias que los científicos organizan para analizar si todo esto podría comportar el peligro de introducir porquerías en el sistema genético-hereditario del ser humano, constituirán los más eficaces trampolines para impulsar la investigación al quitarle las trabas que la limitaban anteriormente.
Ese fue el acaso de la Conferencia que se dio en Asilomar, durante la cual sus hipócritas participantes, se plantearon la interrogante de los riesgos de estas combinaciones genéticas. En la misma se adoptó una moratoria de un año y en la segunda conferencia de Asilomar se definió una reglamentación: había que proteger a los sabios, a los técnicos y otros empleados en sala, así, como al género humano! ¡Ilusiones! Se pusieron botas, guantes, cascos; se definieron diferentes niveles de seguridad para los laboratorios según el peligro de las experiencias,... y sobre dicha base se dio libre curso al delirio experimental de la biología molecular. La ética y la moral fueron revisadas y adaptadas para servir mejor a la demanda comercial y militar. Los sabios, esos ignorantes del genero humano, dependen financieramente de los laboratorios, y los grandes laboratorios hoy en día apuestan todos por la biología molecular. ¡Por lo tanto, adelante y pase lo que pase!
La demande de células humanas ha crecido enormemente. "Flow", "Microbiological of Walkerville" y la "Cº of Maryland" en los Estados Unidos, son las tres empresas gigantes que se desgarran entre ellas para abastecen los laboratorios y el mercado en general de tan preciado producto. Solamente "Flow" importó en 7 años 12.000 pares de riñones de Corea del Sur, viviseccionados a partir de niños, que fueron extraídos por cesárea, prematuramente en el tercer trimestre del embarazo, es decir cerca del nacimiento normal. "Flow" es una filial de "General Research Corp." que se encarga, con el Pentágono, de la investigación estratégica y cuyo presidente admite que los órganos se "compraron, a los efectos de efectuar culturas orgánicas para la investigación medical". Georges Wald, premio Nobel de medicina y del que no podemos sospechar simpatías hacia los anti-progresistas como nosotros, explica que "En Singapur y en Suiza se evalúa en cerca de 80.000 "productos del aborto" importados cada año por los Estados Unidos entre 1969 y 1978 (25).
La célula humana se ha transformado, gracias a los avances de la biología molecular, en una mercancía preferencial, que permite la obtención de grandes beneficios. Diferentes empresas se crean, la competencia constituye el acicate y el estímulo de la Ciencia. Nuevas sociedades se crean (Cetus, Genenteh, Biogene,...) que toman como eje principal de sus actividades los productos de recombinación genética. A la cabeza de estas sociedades encontramos siempre a aquellos que se nos presentan como los cerebros de nuestro mundo, los especialistas en genética más famosos, los papas de la biología molecular, la vanguardia de la investigación sobre el cáncer.
¡El mercado es prometedor! El sector de la electrónica molecular ha atraído, desde la síntesis del primer gen en 1972, hacia sí a las empresas informáticas y ha logrado constituirse como un punto estratégico e industrial. Así IBM, el super gigante de la informática, se interesa en la posibilidad de reemplazar el sílice, materia determinante en las capacidades de almacenamiento de información, por material orgánico: cadena de proteínas o de enzimas, bacterias manipuladas, virus, etc.
En efecto, desde el principio, el mercado de armas se interesó en la electrónica molecular. Dicha investigación, financiada con enormes capitales, se desarrolló a pasos de gigantes y las patentes que consolidan las propiedades industriales de cada descubrimiento, fueron depositandose, sin mediar descanso. Evidentemente las realizaciones se mantienen secretas, pero toda clase de aplicación son examinadas y experimentadas. La aplicaciones que son las más peligrosas son la propiedad exclusiva del Ejército. En Estados Unidos, una ley fue votada en 1969 para que este monopolio no sufra ninguna excepción.
Como toda ley, la misma fue presentada como una defensa del bienestar común, pero en los hechos otorga claramente carta blanca a esos asesinos enbanderados con los colores patrios, de fabricar y examinar la eficacidad de esas monstruosidades genéticas que producen con tanto placer:
"... Ninguno de los fondos acordados debe ser utilizado en experiencias al aire libre de agentes químicos mortales, ni de micro-organismos generadoras de enfermedades o de toxinas biológicas... salvo si el Ministerio de la Defensa, bajo la protección del Presidente de los Estados Unidos, afirma que la experiencia en cuestión es necesaria para la seguridad nacional."Entre todas las investigaciones, el retrovirus es el verdadero protagonista, puesto que, como ya lo afirmamos, el constituye -vía la Transcriptase Inversa- el vector esencial e ideal por su facultad de inscribirse en el conjunto de cromosomas de otro. Ya en 1969, los delegados del Pentágono advertían cual era el sentido de sus investigaciones entorno a esas "adhesiones" de virus, para los siguientes años:
"En el transcurso de los cinco a diez años que vienen, probablemente será posible fabricar un nuevo germen infeccioso que podrá diferir considerablemente de todos los micro-organismos patógenos conocidos hasta ahora."Y frente a la Comisión de Crédito del Congreso, agregaban:
"La importancia de estos gérmenes radica en el hecho que podrían ser refractarios a las propiedades inmunológicas y terapéuticas de las que dependemos para mantenernos relativamente protegidos de las enfermedades infecciosas." (26)¡¿Es necesario buscar más lejos los orígenes de la bomba viral que nos tiraron sobre la cabeza con el Sida?!
Precisemos además que no se trata de una desviación momentánea de una u otra tendencia más maquiavélica (27)al interior del Estado Norteamericano. Esa arma biológica fue concebida por el Estado desde hace muchos años y el reclutamiento del retrovirus se hizo en 1952, cuando las técnicas no permitían aun ni manipularlo, ni fabricarlo. En ese entonces, en Ottawa, se consideró la posibilidad de utilizar el agente de la fiebre aftosa para exterminar los rebaños de las naciones enemigas.
En 1976 y 1977 un investigaciones parlamentaria en los Estados Unidos revelaron que un programa de investigaciones biológicas, patrocinadas por la C.I.A. y la U.S. Army empezaron en 1963 en el laboratorio militar de Fort Detrick. Según esas investigaciones ese programa utilizó agentes infecciosos mortales y se experimentaron sustancias neurotóxicas. En el mismo período un biólogo molecular, un electricista y un empleado de la sección chimpancés de este mismo Fuerte Detrick murieron misteriosamente.
Como se puede observar, los gloriosos resultados a los que nos llevan las investigaciones de la medicina, son el resultado de una larga investigación dirigida y financiada, desde mucho tiempo atrás, directamente por los aparatos centrales del Estado. El ejemplo de USA, es particularmente representativo, cuando conocemos la función de vanguardia que tiene la organización local del Estado burgués, en esa región del mundo, con respecto a todas las estructuras similares en otras partes. Los progresos en biología molecular interesaron, entonces, directa y permanentemente a los científicos y militares norteamericanos.
Debe quedar claro, a este nivel del texto, que la separación entre científicos, industriales y militares es una separación totalmente formal; las investigaciones en biología molecular, orientadas más específicamente a las aplicaciones militares, están intrínseca y orgánicamente unidas, desde todo punto de vista a las investigaciones medicales. El Fort Detrick, que es el laboratorio militar del Ejército Norteamericano, cerca de Washington, en Maryland, está directamente ligado e incorporado al Instituto Nacional del Cáncer, en Bethesda, suburbio de esa misma capital. La breve lista de los más renombrados científicos norteamericanos, enriquecida con los puestos que ocupan en los Consejos de Administración de los grandes Trust farmacéuticos y los vínculos que los unen al dominio militar, que reproducimos en recuadro en este texto, es perfectamente ilustrativa de esa indisoluble hermandad.
Y con respecto a las normas de seguridad, dictadas en el transcurso de esas vergonzosas conferencias sobre la ética medical en Asilomar, las mismas fueron establecidas por el Instituto Nacional de la Salud; instituto que definió cuatro tipos de laboratorios diferentes, y de los cuales el más protegido, llamado "P4", era a la vez el mejor equipado... y el más "militarizado": el primero, de esos laboratorios, se abre, en efecto, en 1977, en el mismo edificio de Fort Detrick. ¡Fue "Vickers", una fábrica de armas, que lo concibió y lo fabricó!
A continuación una breve ilustración de las estrechísimas relaciones existentes entre los científicos y el sector industrial y militar. Se trata de extractos de una lista del personal administrativo y docente del M.I.T. (Massachusetts Institute of Technology), universidad científica norteamericana.Jerry Mc Afee
- Chemical Engineering Visiting Commitee Chair
- Director, Mc.Donnell Douglas Corp.
- Director, Chevron USA.
- Director, American Petroleum Institute...Eugene Edzards Covert
- Director, United Technology.
- Consultant to BBN, Israel, Pratt Whitney.
- Member of NATO Aerospace Policy Commitee.
- Consultant, US Army Research Office...John Deutch
- Chairman, Defensa Science Board Task Force on Small International Ballistic Missiles.
- Member of Defense Science Board.
- Member of Army Scientific Advisory Panel...Steven Meyer
- Consultant, Central Intelligence Agency (CIA)...Alexandre Rich
- Member of Corp Marine Biology Lab WHOI.
- Member of US-URSS Joint Committee on Science and Technology (77-81)...La totalidad del personal no universitario asociado al Laboratorio Lincoln del M.I.T. proviene de la industria militar o de sectores de la Defensa (y en la mayoría de los casos provienen... de los ambos sectores a la vez). Todas las reseñas se parecen a esta:
Brent Scowcroft, USAF
- Lugarteniente General USAF, 1974.
- Military assistant to Prsidente (1972-73)
- Director, Atalantic Council US.
- Director, National Bank of Washington.
- Vice-Chairman, Kissinger Associates, Inc...
En cancerología, cuando se estudiaba la respuesta inmunológica, particularmente entre 1970-75, los sabios dirigían paralelamente sus investigaciones hacia el descubrimiento de una arma de destrucción masiva:
"Sabemos que investigadores norteamericanos se han inclinado sobre la cuestión de saber si sería posible encontrar un tipo de arma química u biológica capaz de matar gentes de una raza y dejar las de otras razas más o menos indemnes. Es a lo que se le llama "las armas étnicas" y ciertamente, los técnicos al servicio de la genética y de la biología molecular tratan de poner a punto ese tipo de armas."Esta declaración no surge de "París-Match", ni tampoco de un volante izquierdista, sino que es una declaración hecha en 1983 por un biólogo de audiencia mundial, Steven Rose, de la Open University, centro británico de investigación del cerebro.
¡Sin lugar a dudas no es necesario mucho "cerebro", para pasar su vida torturando a monos o corderos para extraer de ellos quimeras moleculares! ¡Y se requiere aún menos de "humanidad" para que, las delirantes (pero rentables) investigaciones de la industria farmacéutica y otros agentes estatales, hayan concebido las "armas étnicas". ¡Cómo sorprendernos todavía de los progresos científicos, frente al caos cada vez más profundo en el que se debate esta sociedad moribunda, que solo es capaz de regenearse en base a la guerra!
Es verdad que la búsqueda de medios de destrucción, orquestada por el Estado, es permanente y remonta a los origines de las sociedades de clase; pero jamás la sociedad alcanzó niveles de barbarie como el que vivimos hoy en día. Aquellos que razonan con algo de "humanidad", pretenden convencernos de que se ha alcanzado un límite en las condiciones de destrucción de la especie humana y del planeta que la soporta, pero,...¡el infernal progreso del Capital muestra el error de este razonamiento! Se cree haber alcanzado el máximo de lo que orgánica y materialmente el hombre es capaz de soportar, se dice que el Capital no puede ir más lejos en la destrucción salvaje de cuerpos y conciencias humanas,... y luego un nuevo progreso desmiente categóricamente dicha ilusión.
¡El Valor devora todo! ¡El Capital somete a los proletarios a condiciones de vida tan miserables que la venta de su fuerza de la trabajo no le es suficiente, para sobrevivir y los obliga así hasta a vender sus propios órganos! Para las necesidades de la Ciencia y del Comercio el límite humano no tiene importancia, lo empujan cada vez más lejos, beneficiándose de la agravación de las condiciones de vida de los proletarios. La libertad de compra y venta es la base de la democracia: ¿porqué no comerciar entonces los órganos humanos que libremente se ponen en venta? (29)
Armas químicas y bacterológicas, armas étnicas, compra (por la Ciencia) y venta (para sobrevivir) de órganos humanos... También podríamos hablar de pesticidas como el "ZYKLON", gas utilizado como arma de guerra y que después de la masacre los científicos que delicadamente lo pusieron a punto de funcionar, afirmaron que ignoraban totalmente su utilización. También podríamos hablar de los venenos guardados en los armarios desde hace años y que los laboratorios, en su búsqueda de beneficio, los sacan hoy en día gracias al Sida (30). También podríamos describir el horror de las experiencias científicas en los condenados a muerte en los Estados Unidos, etc, pero ninguna lista de las barbaridades creadas por la insaciabilidad de los comerciantes sería suficiente para abrir los ojos a quien no es capaz de ver. Más aún ¿porqué tenemos que hablar de los horrores suplementarios cuando la existencia misma de la Democracia capitalista mundial produce la monstruosa contradicción de asesinar de hambre a más de ciento veinte mil personas por día, cuando en el mismo momento, la ley del Valor obliga a los capitalistas a destruir toneladas y más toneladas de alimentos?!
Ese solo hecho sintetiza toda la carnicería a la que estamos sometidos en permanencia, y ninguna "toma de consciencia" podría transformar la realidad: solo el reforzamiento de la comunidad de lucha y la organización mundial de las revueltas surgidas de la degradación permanente de las condiciones de vida a las que el proletariado está sometido, podrá poner término a la apocalipsis capitalista.
- No se deje operar. El viejo tiene la manía de las experiencias, cuando tiene a alguien para ello, no lo suelta más. Os opera de los pies planos y después, efectivamente, ud. no tiene más los pies planos, sino que será zopo y tendrá, durante toda su vida, que caminar con bastones.
- Pero entonces, ¿qué hacer? pregunta uno de los soldados.
- ¡Decir NO! Ustedes están aquí para curarse de sus heridas y no por los pies planos. ¿Es qué no los tenían planos en el frente? ¡Ah! mire por el momento ustedes puede correr, pero a partir del momento en que el viejo los haya pasado por su cuchillo serán inválidos. Necesita conejillos de indias; por eso para él la guerra es una época magnífica, como para todos los médicos. Mire para abajo, hacia el centro médico, una docena de operados se arrastran. Muchos de ellos están allí desde hace años, ninguno puede caminar mejor que antes, casi todos caminan peor y la mayoría tienen los pies enyesados. Cada 6 meses él los agarra y le rompe los huesos una vez más, diciéndoles que pronto se curarán.
Extraído de "A l'ouest rien de nouveau" (En el Oeste nada nuevo), de E-M Remarque, refiriéndose a la guerra de 1914-18.
El Estado oculta mal esta realidad, y el máximo de ofuscación surge cuando se plantea la interrogante tabú de la actual posibilidad material de la fabricación del Sida. Los crédulos de la Ciencia, para exorcizar el origen científico, no tienen otra respuesta que oponer... que otra interrogante: "¿pero que interés existiría en desarrollar un virus contra el cual no podríamos prevenirnos?" ¡Para estos sacerdotes de la medicina el Sida no corresponde a algún criterio de eficacia mal intencionado,... y por ello no pudo ser producido por la sociedad! Felizmente, la ideología de "la objetividad", tan cantada por la Ciencia, ejerce ciertos efectos materiales sobre algunos de los científicos: cuando un periodista planteó crudamente en 1986-87 la cuestión "¿Si el Sida no existiese, podríamos construirlo? el doctor Brun-Vézinet responde: "Si, podemos". El profesor Montagnier "Podríamos" sin dudarlo mientras que el Dr. Cherman en vez de responder tosía y el doctor Alizona negaba dicha posibilidad... para luego explicar que finalmente, si se reflexiona bien, sería posible, y que "incluso se podría fabricar un agente mucho más infeccioso al mantener la envoltura capaz de reconocer los linfocitos y utilizándola para vehicular un virus mucho más patógeno, como el de la gripe; así seríamos incluso capaces de provocar epidemias fulminantes"!
Hoy en día es imposible negar la existencia de las capacidades materiales que tiene la Ciencia para fabricar semejantes virus; sin embargo aquellos que confiesan esta realidad se visten de su traje blanco y nos piden solemnemente que hagamos abstracción de los venenos que ellos crean, que olvidemos su función comercial y guerrera, que no tengamos presente las innumerables "excesos" de los laboratorios, que eliminemos de nuestra conciencia la colusión entre el Instituto de Investigación sobre el Cáncer y la Defensa Nacional, que no pensemos más en las porquerías bacterológicas que ellos se esfuerzan en concebir... y que creamos en la Santa Misión de la Ciencia! Creeríamos escuchar a los enamorados de algún Dios que nos explican que si no creemos es porque no tenemos fe, y que si quisiéramos tener la fe,... hay que creer en Dios.¡Tal como la Religión nos promete el Paraíso si cerramos el pico en la tierra; la Ciencia nos asegura la cura si los dejamos actuar y cerramos los ojos! La Ciencia y la Religión pertenecen a la misma familia: ¡el Valor! ¡El Estado! Tanto una como otra, han contribuido siempre a mantener el mundo tal como es, tanto por medio de la conservación como por el de la reforma. Uno de los momentos de este inmobilismo en el que quisieran utópicamente mantener el mundo como si fuese una entidad fija, es el de la pura y simple mentira, el ocultamiento de la realidad puesto que la misma descredibiliza poderosamente al Estado.
En febrero de 1991 salió a luz que entre 1950-70 en un convento católico, cerca de Montreal, los sacerdotes violaban regularmente a niños de 6 a 15 años. La policía estaba al corriente de estos hechos desde que comenzaron, pero el Estado los ocultaba y negaba, para imponer así el orden cristiano, necesario a la coherencia local del Estado en ese momento. Lo mismo sucede hoy en día con respecto al Sida, pero con consecuencias mucho más grandes con respecto a lo que representaría "la confesión". Ya se acusa de impotente a la Ciencia frente a su imposibilidad de curar la enfermedad, ¿qué pasaría si se hiciese publica las conexiones entre los proyectos militaristas de la sociedad y la aparición de esta epidemia mundial? ¡NO!. Frente a esto, esas inmundas verrugas que son los representantes de la Salud, prefieren vendernos su letanía moral y llamarnos a dedicarnos a la "prevención" con respecto a los excesos sexuales "que frecuentemente ni siquiera aportan algo en el plan de la satisfacción y que por el contrario pueden conducirnos a graves problemas, como por ejemplo el Sida" como nos dice el Profesor Montagnier del Instituto Pasteur de París (32).
Hoy, toda discusión sobre el origen del sida ha sido aplastada por la empresa ideológico medical. El último argumento para dejar de lado la más mínima tentativa de despertar esta cuestión con olor a pólvora consiste en liquidar toda otra problemática que no sea la de encontrar las soluciones prácticas al problema del Sida. En base a lo que se denomina pragmatismo, se descarta todo lo que sea globalizar el problema: "Discutir sobre el origen del Sida, es hacer filosofía, cuando de lo que se trata es de encontrar soluciones concretas" (33). La loca y desenfrenada carrera medical puede continuar, más que nunca determinada por una competencia comercial tanto más exacerbada cuanto más se agudiza la crisis.
Frente a ello, nos resulta indispensable el romper el muro del silencio construido por el Estado científico y volver a situar la epidemia del sida en el contexto real donde apareció: la carrera capitalista por una acumulación cada vez más concentrada de Valor.
¡El virus del Sida no es un accidente! ¡Qué sea el resultado de un error de manipulación en un laboratorio, que se trate de un producto de un cerebro enloquecido por la Ciencia o que la quimera provenga directamente de la búsqueda demente de una arma suplementaria a clasificar en los pertrechos delirantes de los paranoicos de la Defensa Nacional,... el retrovirus del Sida no es más que el producto de una sociedad enferma de su dinero, de su competencia, de su comercio! ¡El Sida no es una calamidad que el buen Dios nos envió para hacernos acordar que tenemos que respetar el orden moral! ¡El Sida es el resultado de una lógica infernal a la que la humanidad se encuentra sometida desde que el Valor se autonomizó bajo la forma de una ley que somete toda relación humana, todo nuevo conocimiento, toda actividad creadora,... a la estricta dictadura del mercado mundial!
Las leyes de este mercado imponen una guerra permanente de todos contra todos. Los capitalistas se desgarran entre sí para conquistar el mercado, y someten a los que explotan -los proletarios- a una guerra similar, que no perdona nada: "si quieres tu salario, lucha contra todos aquellos que compiten en el mercado del Trabajo"! En esta guerra de todos contra todos, el límite que el Capital contiene, al producir más plusvalor que es capaz de realizar, tiende a ser rechazado a través de la infernal competencia a la que se libran los capitalistas. Esta carrera infernal para ganar más lo lleva a concebir y desarrollar, en todos los dominios, fuerzas productivas "revolucionarias" que les permitan dominar, vendiendo a más bajo coste, tal o cual parte del mercado.
El Progreso y la Ciencia apoyan, favorecen el Comercio sometiendo el conocimiento humano a esta dictadura del mercado. La Ciencia se desarrolla y funciona exclusivamente gracias a los grandes capitales que se invierten para orientar sus investigaciones según las directivas propuestas por el capitalista. La lucha es por saber quién encontrará el arma más eficaz, capaz de interesar los delirios de defensa de tal o cual asociación capitalista bautizada "Nación"; quién le propondrá una máquina, el conocimiento o la técnica más perfeccionada para la producción; quién propagará primero en el mercado los productos farmacéuticos que prometen eliminar el dolor de cabeza o la calvicie!
¡El virus del Sida no es el producto de un accidente! Es el resultado de las investigación desenfrenadas que la Ciencia lanzó, según las ordenes del Comercio, para responder a los mercados que ofrecían la industria farmacéutica, la biónica, la electrónica molecular, la informática, etc.
La Ciencia tampoco es el producto de un accidente, sino producto y agente del Capital. Es la negación del conocimiento humano, en la medida en que su desarrollo parte de las necesidades del desarrollo capitalista. Existe en tanto que negación del hombre, buscando someter todo descubrimiento, toda experiencia, todo saber, a la democrática dictadura de la mercancía y del Estado que la defiende. Poco importa que los medicamentos, que produce, sean mortalmente ensayados en hombres que acepten la experimentación a falta de otro medio de ganarse la vida, o en las regiones en donde a los hombres ni les queda fuerza para protestar: ¡el objetivo de la Ciencia es el Comercio!. La función de la Ciencia es... la Ignorancia: separándose del conocimiento común de los mortales y erigiéndose como secta divina, al lado del Estado que la financia, la ciencia asume, mantiene y dirige, la separación entre los hombres y los elementos de conocimiento que le son vitales. El proletariado es así mantenido en la ignorancia total, incluso de quien es su enemigo, de su contrapuesto total: el Capital. La inhumanidad a la que se encuentra sometido no tiene nombre y toma la forma de una calamidad: si tiene dolor de cabeza, no es porque lo hicieron trabajar durante 8 horas,... sino porque le falta aspirina!
"... ¡Contigo compañero continuamos la lucha! En todas partes, en todo momento. Tu entierro lo vivimos como un combate, incluso cada momento de ese mundo de silencio que el capital te impuso fue una pelea. ¡Si! ¡Hasta el enterrar a un compañero! ¿Te das cuenta? La relación de fuerza entre nuestra clase y la clase que odiamos se expresa hasta en un entierro. En otra época, en otro momento en el que cada muerto de nuestra clase sea pagado por céntuplo por la burguesía, hubiésemos podido sacar las banderas, negras de nuestra rabia, y saludar tu memoria en la vida de la revolución. Hoy, aquí, tuvimos que luchar para que ninguna de esta tenebrosas hienas llamadas "curas", se incline sobre ti; tuvimos que pelear para imponer como cortejo tu verdadera "familia", aquella de la solidaridad, de las relaciones de lucha que forjamos conjuntamente; tuvimos que combatir en el momento mismo de la incineración, contra una vaca sagrada que pretendía tomar espacio y tiempo para saludar su muerto ornamentado; tuvimos que luchar contra el circo imbécil de esos pobres diablos vestidos de gris y pagados para llorar que tratan al mismo tiempo de acelerar la ceremonia; finalmente tuvimos que combatir ese espectáculo ridículo y morboso que caracteriza semejantes circunstancias, en el cual, reafirmando la esencia de esta sociedad del anti-placer, se tiene que hacer llorar a la viuda y temblar de terror a los vivos! ¡No te preocupes compañero, tu muerte no nos asusta! Al contrario, nos da más determinación y fuerza en nuestra lucha para eliminar para siempre esta monstruosa inhumanidad que es el Capital! La Ciencia no tiene la última palabra. Entre los proletarios infectados con el mismo veneno que te condenó, ya están surgiendo algunos que vengan su futura muerte... mordiendo hasta las venas a los milicos y otros agentes del Estado que pretendían controlarlos. Es solo un anuncio de las grandes luchas proletarias que vendrán contra las agresiones capitalistas! "¿Existe una vida antes de la muerte?" Contigo, compañero, respondemos afirmativamente y seguimos defendiendo que la "verdadera vida" se encuentra en la continuidad de la lucha decidida que llevamos por organizarnos en una fuerza, determinada a destruir para siempre a los tristes incontinentes que nos explotan, e imponer, así una sociedad sin clase y sin dinero!" |