La actual lucha proletaria en otros países: túnez, egipto, libia,
yemen, bahréin, omán, jordania, marruecos, irak, irán,
arabia saudita, costa de marfil, bangladesh, corea del sur, china, islandia,
inglaterra, francia, irlanda, españa, portugal, italia, turquía,
grecia, ee. uu., brasil, chile, bolivia
es nuestra lucha, porque la
actual y catastrófica crisis capitalista es mundial y nos ataca a lxs
proletarixs de todas partes intensificando nuestra explotación; porque
las precarias condiciones de vida de lxs proletarixs de allá son las
mismas que lxs proletarixs de acá; porque lxs hermanxs de clase de
aquellas latitudes están luchando en respuesta, precisamente, a esa
crisis y a esas condiciones de existencia; porque, al igual que el capital,
lxs proletarixs no tenemos patrias ni fronteras; porque nuestra clase y nuestra
lucha son mundiales.
No en vano la rabia social acumulada y desatada en forma de revuelta en un
país o en un rincón del mundo se contagia vertiginosamente a
otros países, como un efecto dominó o un reguero de pólvora.
Abriendo así la posibilidad a que esta nueva oleada de luchas se extienda
también a países sudamericanos como el ecuador, donde la contrarrevolución
ciudadana o el capitalismo del siglo XXI todavía puede mantener embobada
democráticamente a la mayoría de la población con bonos,
cadenas sabatinas, debates de leyes, consultas populares y, en
general, con asuntos puramente burgueses y secundarios -con los que se que
entretienen las derechas y las izquierdas del capital- que desvían
a propósito la atención de lo realmente importante: nuestras
condiciones materiales de existencia, la crisis mundial, la lucha de clases
Pero, donde, a la vez, el desempleo, la informalidad, la precariedad, la pobreza,
la depredación de la naturaleza, la cooptación y la represión
de la protesta social, en pocas palabras, donde la explotación capitalista
y la opresión estatal están a la orden del día y siguen
haciendo de las suyas.
Es muy probable, por lo tanto, que los efectos de la crisis capitalista actual
no tarden en hacerse sentir con fuerza en nuestros bolsillos y nuestras barrigas,
cuando la misma crisis mundial obligue al gobierno del patrón-chapa
Correa mojigato enemigo de nuestra clase- a imponer medidas de austeridad
y, en respuesta, lxs proletarixs tengamos que lanzarnos a las calles (tal
como nuestrxs hermanxs proletarixs en medio oriente y grecia) a luchar contra
la carencia, el hambre y la miseria causadas únicamente por esta maldita
dictadura democrática de la economía. A luchar, en el fondo,
por tratar de emancipar nuestras vidas de las garras del trabajo, la rutina,
la propiedad privada, el dinero, el Estado, la policía, la patria,
las instituciones, las ideologías, los jefes, la competencia, el individualismo;
y, al calor de la misma lucha cara a cara entre hermanxs de clase, tratar
de dejar de ser mercancías y de reconstruir nuestra auténtica
comunidad humana mundial en contra del capital, para vivir una vida que merezca
ser vivida. Esto ya no es una utopía; nunca lo ha sido. Es una posibilidad
desde que existe el mismo capitalismo, y que ahora se vuelve a abrir camino
gracias al nuevo ciclo de luchas proletarias mundial que nuevamente está
poniendo en tela de juicio el orden social burgués.
Si la revuelta proletaria llega a estallar por estos lares, es muy probable
entonces que todo el dominio burgués-estatal, aparentemente tan sólido
e indestructible, comience a cuestionarse y transgredirse en las calles. Que
toda forma de cárcel estatal y social comience a desmoronarse. Y es
que cuanto más alto el vuelo de estos gobiernos capitalistas, populistas
y represivos del socialismo del siglo XXI tanto más dura
su caída. Las últimas protestas de lxs proletarixs en bolivia
contra las medidas económicas gubernamentales dan claras señales
de esto
Y en el centro de este posible escenario: las necesidades humanas
reales, la vida misma puesta en antagonismo contra el capital y el Estado.
Los burgueses y políticos de estos y de todos los países, aunque
lo disimulen o lo oculten bien, ya están rechinando sus dientes de
miedo frente al fantasma del proletariado en lucha, al fantasma del comunismo.
De hecho, las contagiosas luchas que está librando nuestra clase en
distintas partes son la muestra más fehaciente de que el mundo capitalista
entero se encuentra hoy por hoy sumido en una irreversible catástrofe
de largo plazo. Que el capitalismo ya no puede proporcionar una solución
de fondo y duradera a sus contradicciones. Que el capitalismo se ha vuelto
absolutamente incompatible con todas las formas de vida que existen en el
planeta, pues las enferma y extermina a todas ellas (provocando así
las llamadas catástrofes naturales). Que lo único
que este sistema puede ofrecernos es miseria, barbarie, devastación
y muerte: las tragedias en libia y japón no son sino ejemplos de esta
catástrofe capitalista.
Sin embargo, la actual crisis mundial no significa el fin del capitalismo,
ya que éste se alimenta de sus crisis para renovarse y mantener su
natural funcionamiento en base a la explotación y dominación
sobre nuestra clase. Por eso, no nos creeremos por completo la crisis del
capital sino hasta que los burgueses y sus lacayos comiencen a suicidarse
en masa, y hasta que lxs proletarixs comencemos a comprender en la misma lucha
que la única solución radical y total a la crisis del capitalismo
es la revolución social, la destrucción insurreccional de este
sistema que nos destruye a diario y la construcción de una sociedad
sin explotadores ni explotadxs, sin opresores ni oprimidxs: el comunismo,
la anarquía...
A pesar de los limites y obstáculos de las revueltas proletarias en
curso (falta de constitución del proletariado en sujeto revolucionario
con programa y fuerza propios, ilusiones democráticas y nacionalistas,
falta de coordinación internacional de estas revueltas, sanguinaria
represión que ha dejado miles de muertos- o, en su defecto, reformas
democráticas hechas por el Estado, etc.), no cabe duda de que
en todo el mundo el león proletario ya no es un gigante dormido. Se
está despertando. Está reemergiendo. Está resistiendo.
Está contraatacando. Y apenas está iniciando
Como ya lo dijimos, es muy probable que este reguero de pólvora se
extienda y llegue a esta región del planeta. Aun así, nada ni
nadie lo garantizan. Es una posibilidad que, para que se concrete, depende
de nosotrxs mismxs, lxs que no tenemos nada que perder, lxs proletarixs. Al
luchar por satisfacer nuestras necesidades vitales, lo que hagamos o dejemos
de hacer autónomamente como clase contra el sistema capitalista es
determinante para que ello suceda. Y, precisamente, a eso estamos llamando.
Nada ni nadie garantizan una victoria tampoco. No hay que hacerse ilusiones.
Lo cierto es que si luchamos podemos perder, pero si no luchamos estamos
perdidos.
¡Alerta, proletarixs de aquí y de todas partes! ¡La solidaridad
internacionalista de clase también es nuestra arma! ¡Empuñémosla
contra nuestros enemigos! Difundamos estas luchas proletarias internacionales,
saquemos lecciones de ellas y multipliquémoslas. ¡Luchemos contra
nuestra propia burguesía y nuestro
propio Estado!, pues el enemigo y la lucha de nuestra clase son
los mismos en todo lado. Agitemos, organicémonos, resistamos, luchemos
con los medios que estén a nuestro alcance para que el incendio de
estas revueltas contra el capital se extienda, llegue aquí y a otros
sitios, continúe y se radicalice, hasta convertirse en guerra de clases
mundial y en revolución comunista mundial.
¿El capitalismo está en crisis? ¡Que
reviente de una buena vez!
¡Al capitalismo no se lo reforma ni se lo cura, se lo destruye!
¿La única solución? ¡El Comunismo y la Anarquía!
¡Contra la dictadura democrática de la economía,
impongamos la dictadura de nuestras necesidades humanas!
¡Nuestra clase proletaria no tiene patrias!
¡Solidaricémonos con las luchas proletarias en otros países
luchando contra nuestra propia burguesía y
nuestro propio Estado!
¡Por la Guerra de Clases Mundial!
¡Abajo todos los Estados y todas las fronteras!
¡A luchar por la Revolución Proletaria Mundial!
Proletarios Salvajes
comunismoobarbarie@gmail.com
Quito-Ecuador, marzo 2011
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El mismo corazón, la misma necesidad de vivir...
¡Cambiaremos el mundo de base!
Los trabajadores del mundo entero son los únicos que pueden acabar con la explotación y opresión social capitalista y absolvernos de la miseria en la que se descompone toda la humanidad. Esto, no es una creación ideológica nuestra, ni una invención profética comunista, sino una realidad histórica, que se rebela contra toda ideología burguesa y se manifiesta con las masivas y combativas luchas proletarias a lo largo y ancho del globo.
El proletariado demuestra una vez más su condición de clase revolucionaria, todo el mundo vibra sorprendido con los últimos acontecimientos en Egipto y los países aledaños. Los burgueses lloran, se reúnen, conspiran, llaman a sus economistas, a sus asesores y profetas, no saben qué hacer con las revueltas y levantamientos de los explotados. Miles y miles de hermanos nuestros se levantan, rompen las cadenas que los sujetan a la maquinaria burguesa y toman su vida en sus manos. No les queda otro camino tampoco, se miran y ven el mismo dolor en sus vidas, la misma lastima por el futuro por sus hijos, la indignación por la injusticia, y lo más importante: ven que solamente ellos pueden cambiar su infame existencia. Las huelgas, las protestas callejeras, la toma de locales, las barricadas, los debates espontáneos, la organización autónoma barrial, los saqueos colectivos, son las estrofas de la poesía llamada revuelta social.
Nunca han tenido nada, nosotros, los que escribimos esto, lo sabemos muy bien, nuestros hermanos han desafiado el toque de queda, los tanques, las tanquetas, las bombas lacrimógenas, los rifles, las balas, a los policías y militares. ¿Miedo a la muerte? Todos los días nos levantamos y existimos para trabajar, enriquecer a otro, hacer lo que nos ordenan y ser echados a la calle cuando nos “gastamos”; el único miedo que podemos tener es al de pasar por este mundo y no saber lo que es vivir de verdad. Este es el motor de la lucha y es también la muestra de que la clase trabajadora despierta, de que las balas no pueden matar la esperanza de un mundo nuevo, y que sólo nosotros podemos emancipar a la humanidad de la esclavitud asalariada.
Los barrios en El Cairo, Suez y Alejandría existen para luchar, el puño levantado es la constante en dichos lugares. Estamos tan distantes de esos barrios geográficamente, pero tan cerca estamos en los intereses que ahí se defienden. Nosotros, un sector de los trabajadores en Perú, somos también parte de esa gran masa desposeída, que vive y siente la misma explotación, la misma miseria, la misma podredumbre de un sistema que se alimenta de nuestra vida, de nuestros hijos, de su inocencia, de nuestras padres, de su cansancio, de nuestros hermanos, de su juventud, de nuestras risas, alegrías y sueños. Pero también somos parte de la esperanza, de un poder que surge, de un puño que se levanta y golpea, aun a tientas, pero cada vez más cerca del objetivo, Francia, Gran Bretaña, Italia, Grecia, Túnez, Argelia, China, Bangladesh y ahora Egipto, son parte de un gigante que comienza a despertarse, de un gigante que comienza a recordar sus antiguas batallas contra el demonio antropófago llamado Capitalismo, y ve un futuro prometedor.
La clase explotadora, los dueños de todo, los dueños del mundo y los que se han apoderado de nuestra vida, nos quieren hacer pensar que las luchas que estamos desarrollando es por alcanzar la democracia, es por expulsar a algún político corrupto, es por buscar más “libertad” dentro del capitalismo. Nos quieren hacer creer que luchamos sólo por reformar la explotación y la miseria, que luchamos no por acabar con este mundo burgués, por la raíz de nuestros problemas, sino para acomodarlo “un poco mejor”. No les vamos a permitir estos engaños, nosotros desde aquí, denunciamos a estos ideólogos burgueses que vestidos de “nuestros defensores”, estos izquierdistas, nacionalistas, socialdemócratas, nos quieren desviar de nuestra lucha porque quieren dirigirnos, quieren que demos nuestra vida para llevarlos a ellos al poder y seguir continuando con la servidumbre y esclavitud. Sólo los trabajadores, organizados autónomamente, podemos crear un nuevo poder para decidir qué hacer con nuestras vidas y con el mundo que sólo lo movemos o paramos nosotros.
Mientras escribimos esta especie de pronunciamiento, en Egipto se reúnen millones de nuestros hermanos, sin miedo y con el corazón al descubierto, la humanidad toma un respiro, su existencia sólo depende de nuestras futuras luchas. En realidad no sabemos cómo terminará este proceso combativo, esta etapa de la lucha histórica de los explotados contra los explotadores, no sabemos aún si el peso de las ideologías religiosas e izquierdistas habrá calado en nuestros hermanos. Pero lo que sí sabemos es que esto no acabará con una reforma, no acabará con la salida de algún presidente. Cada generación proletaria se nutre de las luchas, toma confianza en sí misma, en el conjunto de lecciones que la clase nos ha dejado. La solidaridad ha estado presente y estará presente en este proceso, sólo unidos somos fuertes. Termine como termine esta batalla, será un gran avance para nosotros en esta guerra contra el capital.
Nuestra victoria final se acerca cada día, ya no está tan lejana como lo pensábamos, aunque quede un largo camino por recorrer. El ejemplo de Egipto al igual que Grecia y Túnez alimenta el espíritu revolucionario y señala el camino que debemos seguir; son los chispazos de la gran explosión que será la revolución.
Desde aquí sentimos el ambiente de lucha proletaria en el Cairo, Suez, Alejandría, desde Perú sentimos esa emoción indescriptible de sabernos vivos, de saber que nada fue en vano, que la historia nos respalda, y que el futuro espera ser construido por la humanidad libre de la esclavitud asalariada, libre de las clases sociales, libres de la explotación.
Aunque todavía el camino no sea claro, y nuestros golpes no estén destinados al objetivo concreto, cuánta alegría sentimos al saber que nos liberamos de las viejas ataduras, que la clase empieza a reconocer a su verdadero enemigo y como debe ser la forma de enfrentarlo. Las armas de la clase han sido desempolvadas masivamente: El Debate, Las Asambleas, La Huelga, La Reflexión, La Solidaridad, La Confianza en el Futuro, etc.
Terminamos dándoles las gracias de todo corazón a los hermanos trabajadores que están luchando, somos parte suya, nos han llenado de felicidad, han llenado de sangre revolucionaria nuestras venas. Seremos, junto a ustedes, parte de la revolución mundial del mañana
Alerta Proletarios, un nuevo mundo nos espera.
¡Proletarios de todos los países, unámonos!
Grupo de Esclarecimiento Comunista - G.E.C. (Perú)
http://esclarecimientocomunista.blogspot.com
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Aquí o en otro lugar:
¡una sola lucha, la lucha de clases!
Después de Ben Ali y Mubarak, ¿quién es el próximo? El fuego revolucionario se extiende por todos los países árabes. Una ola de pánico recorre el bando de los dictadores, mientras que la valentía y la confianza de la población en sí misma aumentan, a pesar de la represión más feroz, como en Libia.
En Argelia, Yemen, Bahrein, Libia, Irán o Marruecos, en diversos grados, las manifestaciones se multiplican. En Libia, los cientos de muertos bajo las órdenes del dictador [Gadafy] en una situación desesperada sólo contribuyeron a encender aún más el coraje de los manifestantes y la difusión de la revuelta en todo el país. En Argelia, Bouteflika está actuando como si hiciese algunas concesiones que ya no engañan a nadie y bien podría seguir el mismo camino de Ben Ali. En Túnez, las manifestaciones continúan para “no dejarse robar la revolución”.
En Egipto, la estruendosa entrada de la clase obrera en la revolución fue la que le dio el golpe mortal a Mubarak. La semana anterior a su renuncia, decenas de miles de trabajadores desplegaron una oleada de huelgas en las telecomunicaciones, ferrocarriles, astilleros, carbón, algodón, textiles, fábricas de cemento, medicamentos, etc. Las demandas eran libertad pero también empleo y aumentos salariales. El objetivo del ejército egipcio todavía en el poder es clara: restaurar la ley y el orden. Éste anunció que se compromete a organizar elecciones, pero que no tolerará las huelgas y manifestaciones. Sin embargo, no es seguro que la clase obrera esté dispuesta a desaparecer de la escena. En cualquier caso, sólo la continuación de su movilización y su organización sobre sus propias bases podrán permitir ir más allá de una simple restauración de la fachada del régimen, hacia una verdadera revolución social que es la única capaz de poner fin a todas las formas de dictadura.
Es el desempleo, la pobreza y la feroz represión, junto con la subida de los precios de los productos básicos vitales debido a la especulación de las empresas de transformación de alimentos y los bancos de todo el mundo, lo que ha llevado al proletariado de los países árabes a rebelarse en contra de estos regímenes a sueldo del imperialismo y en contra de la dictadura del dinero. Los países árabes son presas de los mismos tipos que hundieron al mundo en la crisis financiera. Las revueltas de esta juventud [proletaria] son la extensión de las revueltas de la juventud [proletaria] en Grecia o en Europa, las revueltas de todos aquellos que, aquí como allá, no queremos pagar por su crisis! De todos los que somos conscientes de que después de las elecciones en alternancia con la “izquierda” o un gobierno de “unidad nacional”, no va a cambiar absolutamente nada la realidad del capitalismo!
Las revoluciones que incendian el mundo árabe bien podrían ser los primeros signos de una revolución social y política que atraviese los mares y los océanos, para finalmente derrocar al orden capitalista mundial.
¡La lucha de los pueblos árabes es nuestra lucha! ¡Apoyémosla, e inspirémonos en este modelo para organizarnos contra el Estado y la patronal!
comitesoutienstbg@yahoogroupes.fr (francia) - marzo 2011