Con el slogan "50 años de paz ... eso se festeja" se lanzó una impresionante campaña publicitaria en toda Europa, al mismo tiempo que se hacía un enorme despliegue de nacionalismo y se hacía soportar al proletaeriado la violenta omnipresencia de las banderas nacionales, los cortejos de los condecorados, las felicitaciones de los hombres de Estado, las galerías de recuerdos .... y como si fuera poco a esto no pasa una semana sin que los medios de comunicación a viva voz nos canten "la gratitud hacia los aliados", "el coraje de la resistencia", "el honor del soldado desconocido" ....

 

     La burguesía, preocupada por las manifestaciones de la crisis catastrófica que sacuden en forma cada vez más violenta a su sociedad, sueña con los buenos viejos tiempos en los que el proletariado, reventado bajo las bombas, aceptaba en silencio la austeridad necesaria para el buen funciona­miento del sistema. Mitterand y Chirac aprovechan la conmemora­ción de la "Liberación de Paris" para hacer recordar a "los franceses" que en "esos grandes momentos" todos los conflictos de intereses desaparecen para dejar el lugar a la Unión Sagrada de todos los ciudadanos en la defensa común de la Nación.

 

     A pesar de todos los esfuerzos que despliega el Estado capitalista mundial para volvernos amnésicos, los comunistas no olvidamos la historia de nuestra clase y aseguramos en su seno su memoria.

 

     Cuando la burguesía mundial aprisionaba al proletariado, durante los años 39 al 45, en las cárceles de la defensa nacional, cuando la guerra alcanzaba su pleno apogeo y a pesar de que el terror era generalizado la agitación obrera persistía y el espectro de la negación del Viejo Mundo seguía acosando la tierra. Grandes masas de proletarios siguieron luchando por sus propios intereses a pesar de las justificaciones que cada campo lanzaba para conducir a los soldados a la carnicería.

 

     Claro está que todo es necesariamente omitido por las campañas de "conmemoración" de la burguesía. Las huelgas, las manifestaciones, las ocupaciones "salvajes", la acción directa, los sabotajes, el rechazo al trabajo, el rechazo a ir al frente, los tiros de los soldados contra sus propios oficiales , ... fueron prácticas que más vale ni hablar para no ensuciar los festejos de los burguesas.

 

     ¡Y bien, como buenos aguafiestas, ensuciemos, esos festejos!

 

     Ya antes del estallido de la guerra, en setiembre 1939, se dieron toda una serie de motines en diversas unidades del ejército alemán. Proletarios en uniforme rompieron la imagen de una ejército alemán bien disciplinado, sin contra­dicciones y fanatizados, cuando se negaron a servir de carne de cañón. Estas manifestaciones clasistas fueron las que obligaron al OKW (Estado Mayor del Ejército Alemán) a posponer múltiples veces la invasión de la Polonia.

 

     Por otra parte numerosos proletarios, bajo uniforme francés, belga o holandés, para escapar a la movilización y resistir a la carnicería, prefirieron rendirse antes de ser sacrificados por la patria.

 

     En los países que se llamaban "socialistas", también se dieron actos de resistencia proletaria a la masacre; así, por ejemplo, cuando las tropas alemanas invadieron la URSS numerosas divisiones enteras se rindieron desobedeciendo las órdenes de Stalin de defensa, hasta el último cartucho" de la "patria del socialismo". La situación fue tan grave que numerosas tropas especiales del NKVD fueron sistemáticamente colocadas detrás de los soldados para impedir que estos se escapasen o se rindiesen; a pesar de ello en 1941 en Rostov estallaron varios motines. Stalin decide, entonces, enviar a uno de sus fieles Tenientes, el muy liberal Kroutchev, a la cabeza de unidades compuestas de los mejores asesinos del NKVD; la represión fue sin piedad, ¡las tropas del Ministerio del Interior dejaron mucho más muertos que el avance de los ejércitos del Eje!

 

     En 1943 fueron los obreros de la Clyde, en Inglaterra, que lanzaron la huelga. Ya en 1915 esos mismos proletarios habían dado el ejemplo declarándose en huelga contra la guerra, al mismo tiempo que lanzaban, contra toda tentativa del Estado de acusarlos de ser agentes del enemigo, la consigna: "no somos germanófilos, somos proletarios".

 

     En 1943 los obreros de las fábricas de armamento en Alemania se lanzan a la lucha exigiendo aumentos salariales, mejor alimentación, .... , la represión fue terrible: horca, prisión, campos de trabajo, envío al frente en batallones disciplina­rios para ser sacrificados, ...

 

     En el mismo año, decenas de miles de obreros toman las armas en el gueto de Varsovia y se sublevan contra la miseria, contra las privaciones, contra el hambre. El enfrentamiento duró muchas semanas, preferían resistir que dejarse fríamente asesinar.

 

     Fue también en este mismo año que el proletariado afirma su existencia en la insurrección organizada en los campos de concentración de Sobibor.

 

     Temiendo la reiteración del ejemplo de Rusia y luego Alemania en la guerra anterior la burguesía no duda en terminar la guerra con una masacre en forma del proletariado. Así se bombardean numerosas ciudades de Alemania, masacre que culminó con la destruc­ción de Dresde en febrero de 1945 donde más de 300.000 proleta­rios fueron quemados vivos en una tempestad de fuego provocada por el lanzamiento de millares de toneladas de bombas de fosfato.¡Y ni hablar del destino que se reservó a los proletarios de Hiroshima y de Nagasaki en el Japón!

 

     Fue también y siempre el proletariado que se insurreccionó en el norte de Italia entre 1944-45 y organizó "comunas rojas" en Milan, Venecia y otras ciudades de menor importancia.

 

     Fueron esos mismos explotados provenientes de la "resisten­cia francesa"  que en 1944 en Toulouse se declararon en guerra para llevar adelante, como ellos afirmaban entonces, "la revolución social".

 

     Tanto al Oeste como al Este, los "resistentes" se negaron a llevar a adelante la lucha por la "liberación de la patria", de allí el terror que los grandes jefes del Estado tenían por el armamento de la resistencia. Las tropas soviéticas reaccionaran frente a esto enviando sistemáticamente al Gulag a todos los prisioneros "rusos" que liberaban y paralelamente realizaron una caza despiadada de todo grupo rebelde armado que aún podía esconderse, entre ellos se encontraba un gran número de deserto­res "rusos", "alemanes", "poloneses", "judíos", ... Estos desertores en Rumania y en Bulgaria continuaron peleando, a fines del 45 y comienzos del 46, contra todas las instituciones existentes: ejército "rojo", poder civil, grandes propietarios .... La mayoría de estos fueron sea liquidados o sea expedidos al Gulag en donde se concentraba, en esos momentos, a más de 15 millones de proletarios.

 

     Esta evocación de algunas luchas no es, evidentemente, exhaustiva, habría que referirse aún a los sublevamientos proletarios en Grecia, a las luchas en Francia, en Bélgica, ... y todo lo que la contrarrevolución oculta.

 

     Ningún manual de historia evoca estos hechos sin embargo, queda claro que a través de todas estas luchas, por más contra­dic­torias y frágiles que hayan sido, es plenamente el proletaria­do que reemerge y, a pesar de una relación de fuerza muy desfavora­ble, contrapone la defensa de sus propios intereses al torrente de fuego en el le ahogaban las potencias imperialistas.

 

     Nosotros, comunistas, no podemos borrar de nuestra memoria la muerte de millones de nuestros hermanos, muerte organizada dentro del cuadro de los objetivos imperialistas por los que se hacían la guerra las diferentes fracciones burgueses en competen­cia. Esta preservación de la memoria histórica del proletariado es una tarea que las minorías revolucionarias, los comunistas, han siempre llevado adelante. Nosotros lucharemos, hasta agotar nuestro último esfuerzo, contra las tentativas de enterrar estas luchas, para encontrar sus huellas, por comprender el hilo rojo de NUESTRA historia que ustedes burgueses pretenden, con encarecimiento, desfigurar, negar o borrar.

 

     ¡Proletario, si no quieres volver a vivir otra carnicería generalizada, seguramente peor que todas las anteriores, prepara la guerra social!

 

 

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             Lo que la Burguesía no "conmemora":

 

 

     El Martes nos enteramos en Bruselas que los "Partisans armées" (guerrilleros de la resistencia NDR) de Mons decidieron equipar cinco camiones para organizar una "Marcha hacia Bruse­las". Proclamaron abiertamente su intención de tomar los ministerios y organizar la huelga general.

 

     Rápidamente,la gendarmeria organizó cordones policiales. Un primer convoy, de 100 hombres embarcados en cuatro camiones, se presentó delante los cordones de Nimy. Los P.A., frente a la actitud decisiva de la gendarmeria, se dejaron desarmar sin ningún otro incidente.

 

     "Le Soir"  1º de diciembre 1944.

 

    

 

    


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