LOS RESULTADOS DE LA LIBERACION NACIONAL
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CUANTO MÁS CAMBIA... MÁS TODO QUEDA IGUAL!
Las necesidades de reestructuración ligadas a la gestión capitalista obligan al Estado a sacrificar regularmente las cartas que mantenía en reserva. Confrontada a una creciente dificultad para imponer su dominación con actores cada vez más desprestigiados por décadas de gestión, la burguesía se ve forzada a renovar el personal político para mantener al menos una apariencia de credibilidad en la organización de la esclavitud asalariada.
Durante estos últimos años hemos visto acelerar ese proceso; los gestionarios del capital parecen dominados por el vértigo. Los gobiernos cambian cada vez más rápido, siempre más rápido. Se gastan y se hace indispensable la conformación de nuevas coaliciones políticas, económicas, militares, que den la cara... Luego se deshacen, se pudren; cuando el fusible "civil" salta, se recurre a los "militares" y viceversa (1). La alternancia es un juego en el que se suceden a un ritmo frenético "derechas" e "izquierdas", "socialistas" y "liberales", "convergencias democráticas" y "dictaduras" hasta tal extremo que a los politiqueros de turno les resulta cada vez más dificil definirse de manera diferente, aunque sea en superficie, al equipo que lo precedió.
A pesar de todos los esfuerzos de la burguesía y sus medios de comunicación, para presentar hasta el más pequeño artificio "alternativo" como un profundo cambio, no hay nada que hacer: más allá del loco vals de colores propio a los vestidos de los partidos que se suceden y de los espejitos de colores agitados por los medios de fabricación de la opinión, lo que predomina es el uniforme triste y gris.
En el mercado mundial, los capitalistas se enfrentan en forma cada vez más violenta por el control de las partes de una Economía en crisis, lo que obliga además a la permanente reestructuración para imponerse frente a sus competidores: bajas de salarios, cierre de empresas, despidos masivos, disminución de asignaciones y de servicios sociales, aumento de impuestos...es decir que la carrera loca entre los capitalistas se traduce en cada país en la carrera por aumentar la tasa de explotación. La paz social, a pesar de su pesada persistencia, se hace cada vez más precaria y disminuye el margen de maniobra del que dispone la burguesía. Para gestionar esas contradicciones y el creciente descontento, se hace necesario el quemar "nuevas" cartas, "nuevos" políticos, "nuevos" gobiernos, "nuevas" campañas electorales, "nuevos" partidos y "nuevos" "pactos sociales".
En Europa y Asia (especialmente en Japón), diversas campañas "manos limpias", "anticorrupción", "lucha contra el dinero negro"... intenta vender, como si se tratara de un nuevo jabón, tal o tal generación inédita de nuevos gestionarios y politiqueros. En Africa, es la epidemia de "Conferencias nacionales democráticas" que golpea la mayoría de los países del continente y que avalan la toma de mando de tal o cual títere que inevitablemente promete que "lavará más blanco" que sus predecesores. En la ex-URSS y Europa del Este, el descrédito de los nuevos gestionarios es tan profundo, que a pesar de la larga y sanguinaria represión asumida por los estalinistas, historia ahora publicitada, ya se está volviendo a empujar a esos viejos crápulas para que vuelvan a participar y contribuyan al mantenimiento del orden. Ya muy lejos de los planes quinquenales a los que pretendieron los stalinistas, en América del Sur los múltiples Planes Primavera, Invierno, Otoño, Verano... impuestos por las diferentes fracciones, (que solo tienen de originales los nombres y a veces ni siquiera eso), se suceden sin cesar sin aguantar en algunos casos ni una sola estación ¿para cuándo los planes semanales?
Todos estos escenarios, dictados por la Economía, se caracterizan por la impotencia capitalista para gestionar de una manera estable su propia crisis y ponen en evidencia una dificultad cada vez mayor para esconder el verdadero dictador que se disimula detrás del juego impotente del reparto de ministerios: el Capital, es decir la necesidad de la acumulación, del valor de valorizarse, de continuar extorcando la mayor plusvalía posible.
Ese es el verdadero centro nodal de la cuestión; todas esas reestructuraciones, esos pretendidos "cambios" o "revoluciones" que no lo son, esconden mal el verdadero objetivo de todas las fracciones burguesas del mundo: más ajuste de cinturones, hacer aceptar todavía más austeridad por parte del proletariado. El Estado mundial espera así movilizar a los proletarios en base a su "orden económico mundial" (que aparentemente ya ni siquiera se anima a calificar de "nuevo") a los efectos de volver a imponer su carrera loca y sin fin de acumulación, de ganancia, de más ganancia...
Para ilustrar ese proceso en este artículo hemos tomado tres ejemplos -Palestina, Africa del Sur, Cuba- que además de mostrar el desgaste de todas las fracciones burguesas tienen dos otros importantes puntos en común:
- Las luchas de liberación nacional en esos países constituyeron tres grandes mitos de la izquierda burguesa internacional en los últimos cuarenta años.
- En esos tres países, la agitación social ha empujado a burgueses presentados como enemigos históricos e irreconciliables a darse la mano, desvelando así que cuando se trata de preservar la gestión capitalista, las enemistades de careta se borran para dejar lugar a la comunidad de intereses que une a todos los burgueses del mundo: la perpetuación de este sistema de muerte.
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Apesar del número impresionante de juramentos hechos por el Estado de Israel comprometiéndose a no juntarse nunca con el "terrorista Yasser Arafat", que también juró por todo el mundo que no reconocería jamás a Israel, vemos que hoy ambas partes olvidan el pasado y se comprometen, a gestionar a manos unidas, las dificultades de gestión capitalista que conoce la región.
El Apartheid (sistema de segregación racial de Suráfrica) sería eterno y jamás los "terroristas del ANC (Congreso Nacional Africano-NDR)" participarían en el gobierno de la región. Tampoco estas palabras y consignas resistieron a la dura necesidad capitalista de controlar una situación social explosiva. Mandela y su equipo gubernamental, son felicitados por sus pares blancos del mundo entero, por el FMI y el Banco Mundial, por la manera en que han logrado imponer los planes de austeridad necesarios al buen funcionamiento del sistema.
En cuanto a Fidel Castro, este enemigo casi atávico de los Estados Unidos, vedlo prometiendo buena rentabilidad para atraer al capital internacional (y tasa de ganancia atractiva implica invariantemene tasa de explotación elevada) y negociando abiertamente el número de migrantes "clandestinos" con Clinton. ¡Que problema habría si entre gestionarios del capital no se entendieran para distribuir adecuadamente estos excedentes de carne humana! ¡En ambos países está sobrando ejército industrial de reserva, la población excedentaria es mayor aún que la que el capital necesita que siga reventando de hambre para presionar el salario a la baja!
"Terroristas árabes" y "sionistas", "liberadores negros" y "colonos blancos", "castristas" y "yanquis", "opresores imperialistas" y partidarios de la "liberación nacional", "guerrilleros" y "especialistas en contrainsurgencia", en fin demócratas de todo tipo no pueden encubrir más su unidad en la gestión del capital a pesar de que durante décadas nos fueron presentados como enemigos irreductibles.
La extorsión de plusvalor tiene sus leyes que determinan toda la sociedad. Si en períodos de expansión los intereses capitalistas permiten y aconsejan un aumento sostenido de los salarios y la absorción relativa del ejército industrial de reserva; cuando la economía burguesa se encuentra en una fase depresiva se requiere bajar salarios y los proletarios desocupados exceden las necesidades del capital lo que amenaza la paz social. Frente a un aumento de la tensión social provocado por la miseria, la desocupación, la inseguridad, los equipos ministeriales y los gobiernos funcionan como fusibles, apareciendo como los responsables que deben saltar para que todo quede igual. Toda fracción burguesa se moviliza entonces para ayudar a mantener el orden capitalista, todo hombre público, especialmente si es popular puede ser útil para la reorganización del orden burgués, sea negro o amarillo, protestante o judío, guerrillero o cajetilla (pituco), haya vivido en la pobreza o en la opulencia, haya pasado la vida en prisión o en un palacio, sea de extrema derecha o de extrema izquierda de los partidos parlamentarios, ... todo eso no cuenta, cuando se trata de restablecer la paz social y gestionar los intereses capitalistas.
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¡CUANTO MÁS CAMBIA...
MÁS TODO QUEDA IGUAL!
Lo más divertido de todo eso es ver a la extrema izquierda de la burguesía, a los maoistas, a los trotskistas, a los guerrilleros nacionalistas y a los anarquistas de salón haciendo interminables piruetas para justificarse e intentar explicar el apoyo que durante añares, dieron a Arafat, Mandela y Fidel Castro.
¡Porque sí, está a la vista lo que significa su programa de liberación nacional realizado! Hoy cualquiera puede verificar, en la triste realidad, a que avance maravilloso conduce la liberación nacional a la que tan infatigable contribuyen siempre todos esos izquierdistas burgueses: a más miseria, represión y explotación del proletariado.
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En términos mucho más fundamentales ahora, a través de ese vals de jetas y gobiernos transparece una cosa: detrás de las luchas entre las fracciones burguesas, es el fantasma del proletariado que obsesiona a la burguesía y es la crítica proletaria práctica que se inscribe como perspectiva.
Hoy, dicha crítica sin dudas, no es más que "resistencia". Mañana, será activa y organizada. Es la historia que habla, no en el sentido de su repetición, sino de su reproducción amplificada. Las lecciones que la burguesía logró extraer de la más formidable ola revolucionaria internacional que haya conocido el mundo en la década del 20 de este siglo, le ha permitido contener la crisis revolucionaria durante un largisimo período contrarrevolucionario, ¡cuya amplitud ningún militante comunista pudo predecir!. Pero durante esa larga pesadilla de más de 70 años, el proletariado no se mantuvo inactivo, sino que ha librado importantes batallas, efectuado importantes balances portadores de preciosas lecciones para el futuro y cuya dimensión es proporcional a las fuerzas puestas en acción por la burguesía para contener la emergencia de la revolución.
La clase dominante ha construido una enorme muralla para protegerse contra la vuelta de la revolución; pero al mismo tiempo ha obligado al proletariado ha tomar más impulso; a asumir más cabalmente los pasos atrás indispensables para captar mejor las diversas facetas de las fuerzas de conservación del Viejo Mundo, para enfrentarlas más armado de todas las rupturas indispensables que le permitan liquidarlas. El proletariado, o más precisamente sus fracciones de vanguardia, ha comprendido por su propia experiencia que el enemigo contrarrevolucionario no se limita a los capitalistas declarados o a tal o cual partido o individuo... sino que existe como fuerza, incluso en el seno mismo de las estructuras de las que se dota para organizarse en clase, en partido. Comprender la contrarrevolución y combatirla, implica captar la increíble capacidad del Capital para transformar las más insignificantes debilidades proletarias en verdaderos "arietes" (2), para entrar en el seno mismo de las polémicas programáticas del proletariado y destruir sus perspectivas. Para tomar un ejemplo, la fuerza de la contrarrevolución no radica tanto en la existencia en sí de sindicatos estatales sino mucho más en la capacidad para transformar una práctica obrera en una práctica sindicalista, es decir reformista. Pero esta enorme potencia recuperadora y reformista del capital, tiene su contrapartida: precisamente por haber vivido en carne propia todos los aspectos multiformes de la contrarrevolución burguesa, el proletariado para no repetir los mismos errores, ha creado minorías que afirman prácticamente los niveles fundamentales de demarcación con la democracia, el sindicalismo, el parlamentarismo, etc. Dichas rupturas programáticas son determinantes en la afirmación de las perspectivas que se fijarán las futuras estructuras internacionales de nuestra organización en clase. La próxima ola revolucionaria, estará a la altura de la amplitud de las lecciones que nosotros nos hemos visto obligados a extraer de nuestro derrota.
El principio del tercer milenario
será terrible para la burguesía.
1. Luchas de clases en Palestina
Sin embargo la realidad es bien diferente y detrás de la denominada creación de "un nuevo Estado", lo que trata de disimular la burguesía mundial son las contradicciones explosivas que desde hace décadas se acumulan en la región. Con el correr de los años, las condiciones de supervivencia del proletariado se han hecho cada vez peores. Gaza no es otra cosa que un gigantesco campo en donde la concentración proletaria por metro cuadrado es la mayor del mundo. Amontonados, sin agua, sin electricidad, sin cañerías, reventando de hambre, esa situación no puede durar eternamente y frente a la determinación de sectores cada vez más importantes del proletariado la burguesía local solo responde con la represión violenta.
La polarización burguesa se cristalizará durante las décadas del 60 y 70 en torno a la extraordinaria represión que hizo el ejército israelí. Encuadrados por las fracciones de los "liberadores nacionales" de Palestina, muchos proletarios pagaran los platos rotos en este enfrentamiento interburgués. Sin embargo ni esa gigantesca represión, ni la concomitante polarización entre nacionalistas burgueses israelíes y palestinos, lograron quebrar las luchas proletarias, ni imponer la paz social. En la década del 80 las luchas se intensifican tanto en los famosos "campos palestinos" del Líbano como en los "territorios ocupados". Como no podía ser de otra manera la represión también se hizo más brutal. Pero, a pesar de los más de 1.000 muertos oficiales, los más de 20.000 heridos y 140.000 arrestados, las deportaciones masivas, la instauración de prolongados toques de queda en las aglomeraciones, la demolición sistemática de las casas que se suponía que servían de refugio a los "sospechosos", a pesar de la dispersión de las manifestaciones en base a armas automáticas, a la descarada actuación de escuadrones de la muerte y la política de desaparecidos,... a pesar de los despidos masivos de proletarios "palestinos" (solo en marzo del 93 se despiden a 100.000 obreros habitantes de los "territorios ocupados"), a pesar de los períodos de bloqueo total de los territorios ocupados por tiempo indeterminado, lo que condenaba todavía más directamente a centenas de miles a la desocupación y a la miseria,... a pesar de ese terrorismo de Estado cotidiano, de esa represión burguesa en toda su fuerza, a pesar de absolutamente todo eso, no logran quebrar la lucha y la resistencia proletaria. Más aun, con el tiempo va quedando claro para toda la burguesía mundial que esos campos de miseria y de revuelta, constituyen verdaderos polvorines sociales cuya posible explosión constituye un peligro para el precario orden capitalista de toda esa región.
Ante la impotencia para aplastar la desordenada rebelión proletaria en la región, se va imponiendo un consenso en la burguesía mundial en el sentido de que la represión militar no logrará imponer la paz social. Dicho consenso, se afirma más en la medida en que en la propia zona israelí se va resquebrajando la cohesión social, no solo porque el conjunto del proletariado encuentra cada vez más insoportable el continuar sacrificándose para mantener el gendarme que constituye el Estado de Israel en toda la región, sino porque además en el propio ejército hay cada vez mayores dificultades para mantener la tan indispensable cohesión: deserciones, renuncia de oficiales, desobediencia... Esta situación conlleva a una disminución de los beneficios y de la seguridad del capital lo que acelera el proceso de consciencia internacional acerca de las necesidades de "hacer la paz". Al cooptar a los burgueses de la OLP, un poco más creíbles que el ejército israelí, para que se ocupen de controlar la fuerza de trabajo de la región, lo que busca el Estado (en el sentido internacional de la palabra) no es otra cosa que el pacificar la zona imponiendo una nueva Unión Sagrada en base al mito de un "nuevo Estado" pintado con los colores "palestinos".
Y nosotros sabemos muy bien lo que ello significa, porque el proletariado ha sufrido mil veces los resultados de esos llamados a sacrificarse, a reconstruir, "a remangarse para trabajar por la patria"... porque mil y una vez hemos sufrido en carne propia los slogans "el trabajo os hará libres", "produzcamos franceses", "trabajemos más para construir el socialismo", o para "defender la Palestina libre"... Ello implica invariantemente que ese vampiro insaciable que es el capital busca renovar sus fuerzas en base a nuestra sangre. Siempre luego de cada guerra, de cada masacre, de cada liberación nacional, nos hacen el mismo verso de que ahora hay que empezar de cero, de que no hay "ni vencedores ni vencidos", que hay que reconstruir, que hay que defender ese "nuevo Estado", esa "nueva nación", esa "joven democracia". Al radiante futuro que nos pintan, lo conocemos demasiado bien y sabemos que implica mayores sacrificios para el proletariado. También sabemos que la liberación nacional realizada
significa, un "nuevo" campo de trabajo, la afirmación de un trapo de colores diferentes, de una patria "nueva" del capital, con idioma, cultura y tradición "propias"... que para todos aquellos que no poseen nada más que su fuerza de trabajo, se parecerá demasiado extrañamente a la misma gris y monótona supervivencia anterior al "gran cambio".
En los hechos, la aplicación plena de los "acuerdos de paz" (¡social!) acerca de la autonomía palestina se concretó en la evacuación del ejército de Israel de la banda de Gaza y de Jericó y en un nuevo despliegue combinado y repartido de la represión entre la fracción palestina e israelita del capital. Mientras que el ejército israelita protege las colonias judías -importantes polos de valoración y acumulación del capital- de toda intrusión de los proletarios a quienes la miseria golpea más violentamente, los milicos palestinos se encargan de asegurar el orden social en las grandes concentraciones urbanas. Para el proletariado, esta redistribución de cartas, esta división del trabajo solo significa más represión, mayor racionalización de su enemigo histórico en la asumación del terrorismo de Estado. Las "nuevas autoridades palestinas" no disimulan demasiado: en Gaza, la mayoría de las leyes militares "israelitas" siguen vigentes y desde entonces son aplicadas por la administración palestina que asegura la continuidad en la represión.
Ese "nuevo Estado" tiene que dejar bien claro que sabe hacerse respetar, que hay que temerlo, que como el anterior, o mejor dicho como TODOS los Estados puede asegurar el terror indispensable a la reproducción de la esclavitud asalariada. Para ello el Estado palestino se dota de un encuadramiento impresionante, ayudado, organizado y publicitado por todos los Estados de la región, muy especialmente por el "enemigo de ayer". Abiertamente se anuncia que el Estado de Israel, asegurará la formación de las tropas especiales antimotines. Los milicos palestinos se reclutan principalmente entre los oficiales y soldados de la OLP en el exilio, es decir entre los viejos mercenarios a sueldo de esa organización con una larga experiencia en el combate de las luchas proletarias. A principios de 1994 la rebelión estalla en diversos campos en Siria, en el Líbano y en Jordania. La represión fue neta, rápida y sin excesos. ¡Qué quedara bien claro en todo el mundo, que ellos saben hacer su trabajo! Los proletarios deben seguir siendo lo que fueron ayer y lo que serán mañana en el seno de esta santísima patria palestina: esclavos asalariados. ¡Y el que se revela contra ello será, claro está, un "traidor a la causa del pueblo palestino"!
Pero la miseria reinante en esos campos gestionados por la OLP es impresionante: salarios impagos, desocupación masiva dada la enorme cantidad de proletarios a quienes por temor ni siquiera se les deja ir a trabajar,... en fin la realidad hace que las mujeres y hombres que sobreviden en esos campos tengan preocupaciones muy distintas a la tan publicitada "liberación nacional"!
Instalado el gobierno palestino su mayor obsesión fue el como controlar al gigantesco ejército de reserva del capital constituido por centenas de miles de desocupados, como gestionar, como calmar, y si es necesario reprimir por la fuerza de las armas a ese agitado mar humano. Desde el principio, las viejas e insuperables recetas de los torturadores israelís se comienzan a aplicar: ya a principios de julio del 94, un proletario, presentado como "colaborador" muere en una comisaría luego de haber sido torturado durante 10 días. ¡para quién pudiera todavía dudar de que, cuando se trata de reprimir a los proletarios, todos los Estados son iguales! En los distintos puestos de control que los milicos palestinos instauran para que la presencia policial sea omnipresente, muchos proletarios se niegan a enseñar sus documentos. La respuesta es violentísima: se aprisiona masivamente y se somete a juicio a todo el que no acepta el control y la justicia militar condena "para mostrar el ejemplo" hasta a 6 meses de cárcel a los infractores.
Pero el proletariado no puede agachar la cabeza; en diferentes partes estallan revueltas proletarias: en Erez en julio del 94, en Rafah en agosto. Estas luchas constituyen un rechazo simbólico de la paz social, en plena euforia nacional de la "paz al fin conquistada". El descontento debido a las catastróficas condiciones de supervivencia no es fácil de canalizar, a pesar del ambiente de fiesta y de orgía nacionalista que en esos mismos días llega a su apogeo. Hasta las fiestas organizadas para el primer día de la "Autonomía" fueron un rotundo fracaso: la lluvia de piedras contra los milicos israelís fue tal que los milicos palestinos tuvieron que sacar la cara por ellos interponiéndose frente a los atacantes.
¿Pero como pagar tantos mercenarios? En esos mismos días, Yaser Arafat reclamaba internacionalmente dinero para pagar los sueldos de todo ese milicaje. "Estoy desesperado, es muy dificil de continuar así. Una explosión puede producirse en cualquier momento....¿cómo podré pagar a los empleados, a los policías? El Banco Mundial se niega a transferir el dinero bajo pretextos absurdos y pone en cuestión nuestra credibilidad. Todos los días me pregunto como vamos a hacer para aguantar". Estas declaraciones son reveladoras del clima social que reina en ese "nuevo Estado".
Hasta la tan anunciada ida de Yasser Arafat a Gaza y a Jericho fueron postergadas muchas veces hasta el 1 de julio de 1994, lo que constituye una demostración palpable de la incapacidad del Estado palestino para realizar una gestión adecuada y del temor a la explosión social. De lo que se tenía miedo es de que el proletariado sea el aguafiestas de la entrada "triunfal" de Arafat. Un oficial palestino, declaraba que "sería una catástrofe" si en pleno festejo la gente se ponía a reclamar sus salarios. Cuando al fin se realizó la entrada de Arafat a "sus" territorios, él "éxito" de esa "entrada triunfal" que quiso mostrar la
prensa de todo el mundo, no pudo ocultar la desilusión que sentían los proletarios de esa región. "Habla y habla, pero para nosotros no cambia nada" declaraba la gente en la calle. Las masas de miles de ciudadanos agitando las banderitas de colores de la patria, no vinieron a la cita que el espectáculo había previsto; Arafat se tuvo que marchar de apuro.
La propia fracción burguesa israelí se inquieta ante esa situación, pues al fin y al cabo habían confiado en sus pares. Rabin, lanza un llamado internacional a apoyar al "nuevo Estado" palestino. Como Arafat y la ONU, Rabin llama a la cohesión social y nacional de la entidad palestina, para impedir que los conflictos sociales desborden sobre Israel y sobre el resto de la región; llama al mismo tiempo a las otras fracciones burguesas a pagar el orden que tanto necesitan contribuyendo financieramente a ello. ¿o acaso podría pedirseles a los milicos palestinos que asuman su función de mantenimiento del orden si no se le pagan los sueldos? Además, ¡¿a qué otra cosa útil podrían servir los fondos reclutados internacionalmente en nombre de la cooperación, del desarrollo, del nuevo Estado Palestino, que a pagar milicos para dar palo?! No es de extrañarse entonces que ya a esta altura en algunos barrios de Gaza, los milicos palestinos no se animen a salir de las comisarías. Sin embargo hay que agregar en su descargo que se calcula en más de 20.000 armas de fuego las que existen en circulación en ese polvorín.
Las contradicciones sociales son tan fuertes que una verdadera división del trabajo se acentúa entre las principales fracciones burguesas de la región; desde que la OLP asume la función gubernamental el papel de opositores es asumido por la tendencia islamista del movimiento Hamas, que intenta así capitalizar el descontento creciente. Dicha organización aparece así como la fuerza capaz de canalizar y dirigir la rabia del proletariado, llamando hoy a una manifestación general, el día siguiente a un paro general... Más aun luego de décadas de lucha por la "liberación de la patria palestina" esta fracción agita un nuevo espejismo para desviar al proletariado de su lucha verdadera: la creación de un "Estado Islámico" en Palestina.
Pero, a pesar de la incansable propaganda que hacen los curas locales, las primeras revueltas obreras no estallaron para festejar a Mahoma, Buda, o Jehovah sino por el contrario ¡CONTRA la miseria!. El 17 de julio de 1994 la explosión social se produce en la banda de Gaza, más exactamente en Erez por donde pasan cotidianamente unos 20.000 obreros habitantes de Gaza que venden su fuerza de trabajo en Israel intentando así escapar a la desocupación que afecta al 60 por ciento de la "población activa". Ese día en Erez miles de obreros (muchos de ellos sin permiso de trabajo) que no pueden esperar más la autorización para atravesar la frontera y que no soportan más los controles, asaltan los puestos fronterizos y enfrentan valientemente a los representantes del Estado. Los primeros atacados son los milicos palestinos, pero muy rápidamente son desbordados y obligados a solicitar el auxilio de los milicos israelís. La colaboración entre ambos cuerpos policiales contra el proletariado fue patente y oficialmente aplaudida: "La policía palestina y el ejército israelí, cooperaron de manera excepcional. No se puede criticar apresuradamente esa policía inexperimentada, cuando nosotros mismos no pudimos frente al Intifada", declaró un ministro israelí. Los enfrentamientos fueron sumamente violentos y algunos policías palestinos no soportaron su papel de criminales y pasaron al otro lado de la barricada. Los proletarios pelearon como leones, con piedras, con cocteles molotov, enfrentaron el ejército, atacaron comercios, gasolineras, oficinas aduaneras e incendiaron unos 150 autobuses en el depósito central. Los mismos siniestros autobuses que diariamente los conducen a sus lugares de trabajo. Hubo dos muertos y más de una centena de heridos.
Un mes más tarde la situación continúa siendo explosiva, cualquier cosita puede prender el incendio. El 21 de agosto estalla un nuevo motín, como respuesta inmediata al asesinato de un muchacho por parte de la policía. Cientos de jóvenes toman por asalto la comisaría de Rafah (en la banda de Gaza) y se enfrentan con los milicos del "nuevo Estado" palestino que responden utilizando sus armas de fuego.
Aunque las jetas hayan cambiado y las banderitas también, todo lo esencial sigue igual y hasta las técnicas de represión continúan siendo las mismas.
2. Mandela contra el proletariado
El año 1994 marca definitivamente el fin del appartheid y el pasaje a un gobierno de "mayoría negra". Desde el principio Mandela anuncia su verdadero color, los planes de ajustes de cinturones se suceden. Sus discursos llaman a la paciencia , al sacrificio, a la defensa de la democracia; como con Yaser Arafat, o con Fidel Castro nada cambia para el proletariado, el programa burgués es exactamente el mismo en todas partes. Lo único que cambió en Africa del Sur es que desde la llegada de Mandela, la Bolsa de Johannesbur-
Mandela aconseja así a los sindicalistas y a los obreros que hacen huelga:
"...ustedes todavía tienen las consignas del populismo; ¡dejar que los obreros se vayan a la huelga!... Eso es irresponsabilidad. Nosotros debemos pasar de un movimiento de resistencia a un movimiento de constructores"
Y lo que más lo enoja es que esta huelga se hace contra una de las 20 mayores empresas que contribuyeron a su campaña electoral "Pick'n pay" (Mandela había pedido un millón de Rand y Ackerman el gran patrón de esa sociedad le dio 2)
"...el que ataque a la gente que nos ha estado ayudando crea dificultades. Sin fondos no hubiéramos podido construir una organización, no hubiéramos podido ganar las elecciones"
(Citado por Desafío 5 de octubre 1994)
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go crece a ritmo sostenido, que los sacrosantos indicadores macro económicos del desarrollo económico nacional mejoran; que los burgueses no pueden esconder su alegría y satisfacción ante la perspectiva de mejores dividendos y la esperanza de una época de buenos negocios. La "Cámara de Comercio y de Industria", la principal organización patronal surafricana, felicita al nuevo gobierno al declarar que el índice mensual de confianza de los hombres de negocio alcanza su nivel más elevado desde diciembre de 1987. Es muy revelador el hecho de que las principales instancias de la burguesía reconozcan las eminentes funciones antiproletarias del equipo Mandela. Lo que el apartheid no era capaz de hacer, el ANC puede hacerlo y hará todo lo posible para ello.
El apartheid ha cumplido su misión. Dicho sistema de segregación permitió durante muchas décadas mantener los costos de reproducción de la mano de obra de los proletarios "negros" en el nivel más bajo posible -que es con lo que sueñan e intentan realizar TODOS los burgueses del mundo- lo que permitió una excelente tasa de explotación y de ganancia y el desarrollo fantástico de ese polo de desarrollo capitalista internacional. El "apartheid" no fue solo un sistema de "desarrollo separado de razas", sino principalmente una política que buscaba imponer la paz social, destructurando la protesta y buscando intensificar el trabajo. Pero esa situación no podía durar eternamente porque la tenacidad de las luchas históricas del proletariado en Sudáfrica contra las miserables condiciones de supervivencia, fue mostrando los límites históricos de ese tipo de gestión capitalista de sus esclavos asalariados. Sólo a título de ejemplo en las décadas recientes mencionemos las grandes luchas de 1976-77 (que sería limitarlas el suscribirlas a la "revuelta de Soweto"), las de l984-86 o las de 1989-91. A través de las mismas, el proletariado enfrentó a todas las fuerzas de conservación de este mundo, reivindicando en forma cada vez más explícita una parte más elevada de la riqueza social que produce;... en base a huelgas duras y radicales, a saqueos masivos... el proletariado proporcionó duros golpes a la rentabilidad del capital.
Luego de décadas de dominación exclusivamente "blanca", el apartheid se fue revelando como cada vez menos rentable, tanto por el costo mismo de su mantenimiento, como por sus consecuencias. Por eso se fue imponiendo como una necesidad general el sistema reconocido y apreciado en el mundo entero de "un hombre un voto" que en última instancia daría, a pesar de la protesta de algunos recalcitrantes, el gobierno a la "mayoría negra". La legalización y la cooptación democrática del ANC, reconocido abiertamente como socio y sobretodo gestionario más creíble fueron los puntos fuertes y más difundidos por los medios de difusión de esta operación policial. Claro que ello implicó desde el punto de vista burgués el usar una carta importante que tenía guardada en la manga. Este comodín que permitió la participación ampliada de los ciudadanos negros en las instituciones políticas se hizo poniendo en primer plano, a un hombre, Nelson Mandela; que pasó a integrar desde ya hace un tiempo el abanico de figurines de moda junto al Papa, el presidente de Estados Unidos, la Tacher y los políticos locales en los noticieros televisivos. ¡Cómo si la historia pudiese ser simplificada hasta el extremo de encontrar un salvador, o pudiese resumirse a la aparición de un hombre genial, sea este negro o presidente! La liberación de Mandela en febrero de 1990, en simultaneidad con grandes luchas proletarias, solo persigue un objetivo: el desactivar la explosión social, liquidar el proceso de levantamiento de los townships, parar las huelgas radicales, volver a imponer la paz social.
Mandela mostrará rápidamente al mundo lo que siempre supo ser: un sirviente fiel del Estado. Luego de haber sido tanto un "terrorista", como el "preso político con más años de cárcel de todo el mundo", miradlo ahora transformado en bien de la pacificación social, en el primer presidente negro de la "nueva" Africa del Sur. Ya en otros lados y en otras épocas el capital apreció los beneficios que puede traerle para sí y para la dominación estatal la cooptación de algunos elementos radicales del movimiento obrero, para mejor reformar y por lo tanto reproducir las relaciones sociales vigentes. No se cuentan en la historia los hombres de Estado salidos de entre los obreros, con militancia "socialista", "comunista" o "anarquista". No hace mucho un "pobre electricista de Gdansk", que había probado sus talentos en base al sabotaje de la lucha de nuestra clase, también logró acceder al nivel más elevado del podium en Polonia.
Durante el "período de transición" el Estado utilizará todos los medios para pacificar al proletariado: legalización del ANC y del Partido Comunista (4), fin del Estado de sitio del que tanto habló la prensa,
Frente a los funcionarios y burócratas que gastan mucho Mandela también llama a la moderación:
"... Tenemos altos salarios y estamos viviendo en el lujo. Eso destruye la capacidad para hablar de una manera directa y decirle a los trabajadores que se aprieten el cinturón"
(Citado por Desafío 5 de octubre 1994)
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fortificación del sindicato, creación de las milicias del ANC verdaderos milicos de los barrios pobres, tendiendo así a recuperar los "comités de calles" y de barrios que habían surgido durante las revueltas de 1985, etc.... Como todas esas medidas no fueron suficientes para poner término a las luchas de clases, a las huelgas, a las revueltas en los townships, la burguesía desarrollará y generalizará otra forma de respuesta: la transformación de la lucha de clases en luchas étnicas, la acción directa y las campañas a través los medios de difusión para que toda lucha sea transformada y presentada como una lucha entre etnias. A partir de entonces solo se escuchará hablar de los enfrentamientos entre el ANC y los militantes zulus del Inkhata. Concretamente se provocarán una serie de masacres en lugares claves del proletariado en lucha, tiroteos con armas automáticas en los trenes que van a los suburbios, razias y operaciones rastrillos en los squatters (casas ocupadas) bombas "ciegas" en concentraciones proletarias, ... en fin se tratará de sembrar el desconcierto y paralizar por medio del terrorismo "étnico" y la propaganda en ese sentido al proletariado en lucha. Estas operaciones de pacificación produjeron más de 10.000 muertos en 4 años.
Pero a pesar de esta sanguinaria represión, nuestra clase continuó luchando. El boycott permanente de los cursos por parte de los jóvenes proletarios ("estudiantes" dice la prensa) expresa bien la dificultad que tiene la burguesía para inculcarles nociones como las de "disciplina", "el esfuerzo", "el trabajo responsable"... El propio ANC reconoce la dificultad que tiene para integrar a los jóvenes que emergieron a la lucha política con los grandes enfrentamientos del 85/86 en sus estructuras denominadas "comités de defensa" y condena cotidianamente a diversos grupos de ellos calificándolos de "incontrolables". Las contradicciones sociales que atraviesa la propia estructura del ANC hace que dicho aparato estatal tenga cada vez más dificultad para controlar a sus propias tropas; así grupos obreros salidos de esta organización se organizan en los "townships" para luchar contra ella, así como contra sus delegaciones locales y sus sindicatos. Así los periódicos burgueses denuncian "las bandas armadas que no se reclaman de ninguna ideología o proyecto político" y que se desarrollan cada vez más en los suburbios sórdidos como Soweto.
El parlamentarismo y el asunto de las elecciones libres serán otra de las formas del Estado para tratar de hacer marchar al paso a los proletarios y para ahogar la lucha de la clase obrera en la masa de ciudadanos denominada "pueblo". La ocasión ideal para iniciar una vasta operación policial será la realización de elecciones en abril de 1994, pues con ese pretexto se hará el fichaje de millones de proletarios "negros" refractarios a los controles del Estado. En efecto durante los años de lucha, la resistencia de nuestra clase, se expresó, entre otras cosas, por un rechazo total a toda forma de control policial: así por ejemplo se quemaban los "pases" y las "libretas de trabajo" que el Estado imponía... Pero ahora, gracias al proceso electoral y al mito de la "mayoría negra", el Estado logra censar, controlar y fichar a millones de proletarios con los mejores métodos tecnológicos e informáticos.
A principios de mayo de 1994, la investidura del primer gobierno presidido por Mandela se realiza bajo el ojo complaciente y satisfecho de la burguesía mundial, que celebra la imposición de la paz social fortificada por un consenso generalizado, el "estado de gracia" comienza.
Pero para nuestra clase la sobrevivencia sigue siendo tan dura como antes. Los townships y los bantustans (5) desbordan de barrigas vacías que sufren de todas las calamidades segregadas por el capital: alcoholismo, prostitución, miseria, sida, desocupación, etc.... En los suburbios de Johannesburgo, más de un millón de squatters (ocupantes ilegales de casas NDR) se encuentran concentrados en verdaderos cuchitriles infrahumanos. ¡Hay unos 7.000.000 de squatters en el país!
Tomemos el caso de la situación en Soweto. La población es de 2 millones de habitantes, más de la mitad de los cuales se encuentran desocupados y si consideramos unicamente a los jovenes, el 75 % de ellos no tienen trabajo, 600.000 personas viven en casas insalubres, 45.000 en los "hostels" para solteros que desde principios de siglo, constituyen verdaderos campos de concentración de la mano de obra. En la actualidad se encuentran dirigidos por el Inkata lo que muestra la perfecta división del trabajo que reina entre las fracciones burguesas.
Ante todos estos males, tan "naturales" en esta civilización, el nuevo equipo de gestionarios responde con un cinismo casi tan "natural", haciendo llamados a
la paciencia. Las promesas del ANC sobre un futuro de mejoras no son más que los espejitos de colores con los que se intenta comprar una base de apoyo; muy pronto vendrán las desilusiones. La gestión de la relaciones sociales impone e impondrá a nuestra clase cada vez más sacrificios, más miseria, más bajas salariales, una intensificación cada vez más terrible de nuestra explotación. Esas son las necesidades profundas del capital, Nelson Mandela no es más que una marioneta que aplica y aplicará la mismas recetas de austeridad, de sacrificios... que requieren, en todas partes, la buena marcha de la industria y el comercio.
Por otro lado, muy rápidamente el ANC mostró su verdadero "Knouw how" imponiendo un conjunto de medidas drásticas, cómo la persecución de la inmigración clandestina. Se requiere aclarar que ¡más de 2.000.000 de proletarios principalmente originarios del Zaire y de Mozambique venden su pellejo al mejor postor en Suráfrica para escapar a la miseria de "su" país!. Lo que significa en claro que se condena a esa masa humana a reventar de hambre en "su propio" país. Vemos que el famoso "fin del apartheid" no es otra cosa que la continuidad en el cambio.
Los nuevos patrones "negros" reservan otras sorpresas a "sus millones de electores". Necesitan extorcar más plusvalía, hablan de reestructuración y uno de los ministros del ANC declaraba como objetivo central el "hacer las exportaciones sudafricanas más competitivas en los mercados mundiales y el hacer más dinámica nuestra riqueza en recursos humanos", mientras que sus colegas declaran indispensable el "crecimiento de la productividad" (6) y la "restricción de las reivindicaciones salariales".
Sin embargo el espectro de la lucha del proletariado continúa preocupando a la burguesía, sobretodo porque se ha puesto demasiado claramente en evidencia el verdadero significado de la "mayoría negra". Así el Banco Mundial declara: "La estabilidad social es una condición previa para el éxito de todo programa económico en Africa del Sur. Si los frutos del crecimiento no son repartidos más equitativamente entre el conjunto de comunidades, tarde o temprano los desórdenes volverán" En los meses anteriores al carnaval electoral, la productividad en las minas disminuyó fundamentalmente debido a las huelgas, porque los obreros esperaban otra cosa que un simple lavado de cara. Apenas Mandela
entró en funciones, 950 mineros de la mina de oro de Kloof se declararon en huelga, como lo habían hecho en el mes de marzo.
Los sindicatos (principalmente la COSATU) cuyos dirigentes forman ahora parte de la "nueva" administración tratan por todos los medios de imponer bajas salariales y de paralizar las huelgas. Se llegó incluso a firmar un acuerdo entre el ANC y la COSATU en abril en la que se acordaba la "moratoria de las huelgas". A pesar de ello, el proletariado continuó su lucha, así, en el mes de julio se desarrolló una importante ola de huelgas, que sin embargo en segunda instancia los sindicatos lograron controlar (lo importante para la burguesía no es que haya o no huelgas, sino como controlarlas sindicalmente).
El 13 de julio de 1994, 15.000 proletarios de la gran cadena de supermercados "Pick and Pay" ("Elija y pague" NDR) cuyos patrones financiaron la campaña de Mandela se declaran en lucha y paralizan el sector. Esta huelga, en donde se producen varios enfrentamientos violentos con la policía, es el primer test importante en el cual los sindicatos pueden evaluar su margen de maniobra como bomberos sociales. El 21 de julio, la huelga se extiende al sector metalúrgico -varios miles de obreros manifiestan en Johannesburgo- así como a los ferroviarios de Pretoria y a los mineros de la De Beers, entre otros. Desde el 1º de agosto al 7 de setiembre, 25.000 obreros de las fábricas de autos se declaran también en huelga. Ante tal situación la inquietud de la burguesía internacional era grande de ver cuestionado lo que había obtenido gracias a todo el circo electoral; pero los sindicatos (principalmente la COSATU) lograron impedir la generalización y extensión al sector minero (a pesar de que se hicieron algunas huelgas en dicho sector) que hubiese sido el salto de calidad decisivo.
La burguesía supo largar unas migas para que no fuera cuestionada la torta; a los obreros de las minas, conocidos por su combatividad, se les otorgó un generalizado 10 % de aumento de salarios, para que no se sintieran solidarios con sus hermanos en lucha. Esta es una vieja táctica de la burguesía (7) que será también utilizada para quebrar la huelga del sector automóvil: se les otorgó 10,5 % de aumento de salarios. Como vemos Mandela y sus secuaces utilizan exactamente los mismos métodos de siempre de la zanahoria y el garrote.
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3. CUBA O EL FIN DEL "SOCIALISMO" TROPICAL
Arafat se quema los dedos en Palestina, Mandela no sabe donde esconder su jeta en Africa del Sur, en América, otra formalización del Estado capitalista encontrará (en cuanto a su forma actual), pronto su epílogo. Se trata de Cuba, en donde el largo y persistente mito internacional desarrollado durante las décadas pasadas, que llevó a que todo estudiante un poquito "contestatario" pusiera un cartel del Che en su cuarto como símbolo de la victoria del socialismo tropical liliputiense frente al más terrible de los imperialismos planetarios, el tío Sam. Pero ahí, como en todas partes, las contradicciones que corroen en forma cada vez más potente al capital van produciendo lnexorablemente la desaparición de otra de las ilusiones que la ideología capitalista reprodujera durante décadas: la existencia del socialismo en una sola isla, la existencia de un paraíso tropical en donde se aliarían la arena, las palmeras, la salsa con la revolución social. Pamplinas, fruslerías, sandeces, espejismos, en las cuales sueñan todavía los sectores infantilistas del stalinismo (y el trotskismo), así como los guevaristas apegados a Cuba como su última esperanza (8).
La realidad es mucho más prosaica que esa carta postal para turistas sociales deslumbrados por las "sensaciones fuertes". Desde hace años el proletariado vive en su propia carne ese "socialismo" tropical y en su sufrimiento comprueba que no es diferente a los otros campos de trabajo que constituyen el infierno capitalista que soportamos en todos lados hasta en los más recónditos rincones del mundo. Los castristas en el poder, como toda otra fracción burguesa que ejerce esa función, se ven forzados cada vez más a tomar las invariantes medidas que atacan directamente las ya miserables condiciones de vida de los proletarios. Para seguir siendo competitiva en la loca y catastrófica carrera por la ganancia, la burguesía local a pesar de estar pintada radicalmente de rojo recurre exactamente al mismo tipo de medidas que toda otra fracción burguesa. Con el cuento de la "defensa de las conquistas socialistas" se pretende hacer aceptar la miseria cotidiana, cuando se habla de "nuevo esfuerzo nacional" o de segundo, tercero o cuarto "período especial" el proletariado cubano sabe que significa más mierda, más privaciones, más penuria, más "arreglate como puedas", más de la loca carrera para "resolver" (9) a la cual todo cubano se ha acostumbrado...
La implosión del bloque "soviético", en el cual los actuales gestionarios cubanos se habían alineado en la confrontación mundial interburguesa, ha agudizado las contradicciones que descomponen ese minúsculo campo de trabajo asalariado del Caribe. Desde 1989 se han sucedido sin cesar los anuncios de planes, períodos especiales, medidas de austeridad para responder a esa situación de falta de apoyo financiero y de intercambio mercantil privilegiado con el ex-bloque ruso. Dicha ayuda e intercambio había permitido hacer de ese modelo una vitrina para el mundo y como tal constituía un arma en la guerra imperialista. Así en base a la llegada sin compensación de varios miles de dólares diarios (2.000 reconocidos oficialmente), durante añares, el Estado había podido otorgar ciertas ventajas sociales, como una mejora sensible en la educación, la gratuidad de la medicina, etc. que le permitían un mejor control de la fuerza de trabajo y el aparecer como una alternativa frente a largas capas del proletariado internacional. Es evidente que esta vitrina de "socialismo real" localizada en pleno campo adverso de la "guerra fría" capitalista era una provocación permanente del imperio ruso frente al espectacular y rutilante supermercado del tío Sam. Ese pequeño costo de mejora social en la enseñanza, la salud... con el que tanto se llenó la boca el "socialismo" burgués en el mundo era por otra parte, desde el punto de vista del bloque imperialista correspondiente, la condición indispensable para que Cuba mantuviera durante décadas un nivel importante de unidad nacional que le permitió jugar un papel decisivo como cuña avanzada en la lucha interimperialista (incluso en el terreno militar) no solo en América, sino en otros continentes como en Africa. Hoy la vitrina no es más que un anacronismo desfigurado y pálido, porque los administradores actuales ya no disponen de esa masa de divisas dulces que les permitió comprar algunas décadas de tranquilidad social a cambio de su accionar en la competencia imperialista y no saben como seguir escondiendo la estrepitosa quiebra de ese modelo.
Como en otras partes y aunque el discurso sea otro, pasan a segundo plano, junto con el discurso de la "defensa del campo socialista" los viejos métodos de explotación heredados de su hermano soviético, como los sábados voluntarios, los contingentes y otros esfuerzos para aumentar "la productividad" (en realidad se trata de un aumento de la intensidad -en muchos casos también de la extensión de la jornada o la semana laboral- y por lo tanto de la explotación) y se pasa a hablar de los beneficios de la economía de mercado. En agosto de 1993, se anuncia otro gran paso adelante,
Los apoyadores críticos de Fidel siguen haciendo como si no oyeran y no vieran cuando este recibe a los expertos del Fondo Monetario Internacional o hace la apología de los fascistas italianos "por motivos tácticos". Esto es lo que declaró Fidel con respecto a Berlusconi y su gobierno fascista:
Berlusconi "es simpático, excelente hombre de negocios y muy inteligente..."; su gobierno "es un laboratorio político interesante para Italia que podría anunciar un mundo mejor"
"Il Corriere della sera" Milano 14 de julio de 1994.
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la "dolarización", cuando en realidad se trata de oficializar algo que resulta imposible de reprimir: desde hace ya mucho tiempo en el mercado negro se paga muchísimo más que en el oficial por los dólares y para la compra de muchísimos objetos de consumo corriente la población se ha visto obligada a procurarse dólares en el mercado negro (¡¡cada vez se cambian más efigies de Guevara o Marti para obtener una de Washington o Hamilton!!). Al mismo tiempo se otorgan facilidades para atraer las inversiones extranjeras, lo que como es obvio solo puede dar resultado si se asegura una mayor tasa de ganancia y de explotación en paz social. Como es obvio en las empresas preexistentes que se le entregan en explotación al capital extranjero (en este sentido el sector turismo fue el pionero, ya hace más de un lustro grandes empresas internacionales han hecho inversiones importantes) lo primero que se hace es la racionalización y disminución del personal, en otras palabras se mantienen solo a los obreros más "productivos" y sumisos y a los otros se los envía al paro luego de haberseles agradecido -¡no faltaba más!- por los leales servicios prestados a la "patria socialista". En muchas fábricas "estatales" en donde la exacerbación de la explotación capitalista en los últimos años había provocado un creciente absentismo, se "privatiza" y se intenta -como en las grandes sociedades anónimas, como la General Motors,- interesar a los asalariados en los beneficios de la empresa. Se espera de esta manera darle un estímulo a la producción que sigue decreciendo, lo que para nosotros constituye una muestra de la resistencia proletaria frente a las campañas de movilización masiva y el permanente encuadramiento militar que ha caracterizado la lucha de clases en la isla en los últimos años.
En el primer semestre de 1994, la subida de los precios del transporte, de la gasolina, de la electricidad, del agua, de la cantina de las empresas, etc... terminan de romper la vidriera de ese supermercado llamado "socialismo cubano". La situación se vuelve tan preocupante que hasta organismos centrales del Estado mundial como el Fondo Monetario Internacional se inclinan ante la cabecera de ese enfermo grave que ya tiene el ataúd en el placard, de ese último paraíso "socialista". Se adopta un plan de "ajuste" diseñado por el ex-ministro español de economía Solchaga que sin sorpresas nos anuncia que la sola y única solución a la crisis es: reforzar la disciplina en el trabajo, privatizar las empresas no rentables... es decir casi todas. Si este plan se ejecutase en todo su rigor se podría provocar una verdadera catástrofe, dado que, según lo que se calcula, habría que dejar desocupados a unos 3 millones y medio de trabajadores, es decir a más de un 30 por ciento de la población. Y ello luego de añares de ficción de que todos trabajan o dicho de otra forma de aplicación del viejo modelo stalinista de pleno empleo artificial en donde gracias a que se subsidia a los desocupados y se cierra los ojos sobre su "improductividad" se garantiza la paz social.
Aunque los administradores centrales castristas reconocen la necesidad de ese plan, el temor frente a las posibles consecuencias sociopolíticas de su aplicación, hace que los mismos parezcan como tetanizados. En el seno mismo de las empresas la agitación se propaga, se discute a los gritos porque cualquiera sabe que el pan que se llevan a la boca depende de eso, en muchos lados se rechazan las medidas que las direcciones de las empresas quieren imponer. Aunque la burguesía mundial se encuentre muy preocupada en la cabecera del lecho del enfermo cubano, todavía no se han animado a aplicar la terapia de choque propuesta por el FMI. Como en los buenos viejos tiempos de las permanentes visitas de los expertos rusos, ahora se multiplican las delegaciones de los expertos extranjeros. Una delegación patronal francesa elabora su diagnóstico: "Cuba podría constituir un mercado emergente con un buen potencial" mas para ello se requiere asegurar la paz social. Pero lamentablemente para esos mismos tiburones de la finanza francesa, el actual equipo dirigente no es capaz de nada y se refugia en un inmovilismo que ninguna oposición interior creíble es capaz de quebrar.
A pesar de los temores de explosión social, que conlleva la incapacidad a aplicar un programa general como quisieran algunos sectores del capital, algunas medidas consideradas inevitables se van imponiendo lo que en todos los casos empeora la ya dramática situación de explotación y opresión que vive cotidianamente el proletariado: supresión de las subvenciones a los productos alimenticios, cierre progresivo de algunas empresas por ser consideradas no rentables, limitación de las asignaciones por desocupación a tres meses,... medidas que sin excepción son justificadas en nombre de la llamada "patria socialista" y la promesa de "un mañana mejor".
Pero hasta las consignas están gastadas y nadie recita, como sucedía en los tiempos de las vacas gordas que el Estado ruso necesitaba mantener, los estribillos lanzados por Fidel Castro. Miles y miles de proletarios están dispuestos a todo para escaparse de la isla, esperando encontrar una tabla de salvación en Estados Unidos. Con cualquier cosa se construye una improvisa
da balsa; familias enteras se cotizan para comprar en el mercado negro a precios enormes uno o dos salvavidas que permitan a uno de ellos escaparse de ese infierno y luego, desde el extranjero, intentar hacer salir a los otros. Lo que siempre se reprimió en un momento dado explotó y el gobierno de Fidel Castro pasó a utilizar la política del "laissez faire, laissez paser", porque en el fondo se comprende como necesario el sacarse de arriba a los proletarios molestos y siempre desconformes e imponerle, a sus competidores directos, los Estados Unidos, el exceso de bocas a alimentar.
Pero la reacción proletaria no se limitó a salir de Cuba. Dentro del país ya no queda nadie para creer en las promesas demagógicas de los burgueses que ayer fueron guerrilleros. Ya no se aceptan los sacrificios en el altar de la producción nacional y el "socialismo", ya no hay proletarios para creer, repetir y aplicar las consignas que siguen recubriendo los destartalados muros que caracterizan las ciudades cubanas.
A partir del 5 de agosto de 1994 reaparecen las luchas que los ilusos y teóricos del socialismo en un solo país consideraban desaparecidas para siempre. Y no es que en los años anteriores no hayan habido luchas proletarias, acciones de expropiación de comercios, etc.; sino que esa revuelta, por su fuerza, marca un salto calitativo. Durante esos días, desde la Habana vieja y la zona portuaria extendiéndose a los barrios vecinos, diferentes grupos de proletarios se rebelan e intentan una fuga en masa de esa miseria de "socialismo". Calificados por los milicos y los otros agentes del aparato represivo castrista de "elementos antisociales y delincuentes", varios miles de manifestantes pasan a la acción directa y atacan los edificios públicos y diversos establecimientos oficiales; muchos de ellos intentan tomar por asalto barcos para escapar. Los enfrentamientos con la milicada fueron sumamente violentos, reconociéndose oficialmente numerosos heridos y un milico muerto.
Como en todos los otros casos en el mundo la importancia del estallido social es ocultada mundialmente, el black-out impuesto por la burguesía local en cuanto a la información es retomado mundialmente por todos los medios internacionales de información. Mientras que todos los apologistas de esta caricatura de "socialismo" cacarean que Cuba es víctima de "una vasta campaña de propaganda imperialista" nosotros constatamos prácticamente que las relaciones de la burguesía local con el resto de la burguesía internacional son cada vez más fraternales mientras que en su conjunto tienen cada vez mayores dificultades para ocultar la verdadera naturaleza social de las luchas en la región. Ya en años anteriores habían habido importantes explosiones sociales más o menos canalizadas hacia las entradas en las embajadas y la fuga del país; luego en 1993 había sido más dificil esconder el "no aguanto más" que gritaban sectores del proletariado de la Isla. En julio de 1993 hubo violentos enfrentamientos en el puerto de Cojimar en donde los proletarios se oponían a los milicos que intentaban apresar a algunos que querían escaparse del país. En dichos enfrentamientos hubo varios muertos. Un mes después en agosto del 93 las autoridades manifiestan su "profunda preocupación frente a los actos de vandalismo" que se suceden en respuesta a la situación desesperante y en particular frente a los interminables cortes en el suministro de energía eléctrica en diferentes barrios de La Habana .
Todas las informaciones concretas que hablan de luchas de clases son calificadas como "chismes" inventados por la "quinta columna yanqui". Y sin embargo el muy "socialista" Ministro de Relaciones Exteriores declaraba entonces que existía "una cierta tensión en la provincia" y que se produjeron "importantes incidentes provocados por civiles que robaron armas y uniformes en la región de Guantánamo". Otros "rumores" recientes, hablan del "enorme malestar interno", del exilio de hijos de importantes dignatarios oficiales, de importantes deserciones en las filas del P "C" cubano, de purgas en las brigadas de choque Blas Roca por "indisciplina". Decididamente "¡no va más!" en el casino cubano; pues aunque el Estado siga contando con las fuerzas que garantizan el orden y la represión (10), las mismas se encuentran minadas por las contradicciones sociales y por las deserciones y "traiciones" cada vez más frecuentes.
El 19 de agosto de 1994, el presidente norteamericano Clinton, anuncia que a los fugados de Cuba se les acordará automáticamente el "estatuto de refugiado político". Los mismos serán llevados a la base de Guantánamo (11) adonde los han precedido ya 15.000 proletarios (¡Boat People, dice la prensa!) provenientes de Haití. El día antes de ese anuncio, los proletarios provenientes de Haití se habían revelado contra sus miserables condiciones de sobrevivencia y enfrentado a los militares norteamericanos, provocando 4 heridos entre ellos. El 20 y el 21 de agosto, la revuelta continuó profundizándose en toda la base de Guantánamo transformada ahora en campo de concentración. El balance de ese fin de semana de enfrentamientos fue de 65 heridos.
La salida de Cuba se generaliza, decenas de miles de proletarios intentan por cualquier medio escaparse del infierno. Por centenas son recogidos de las aguas y llevados como presos a Guantánamo. El número de candidatos a salir es tan grande que el propio capital norteamericano ve el asunto con honda preocupación y presiona para lograr un acuerdo. Al fin se firma un protocolo entre "el imperialista yanqui" y "el socialista Castro" con el objetivo de controlar mejor ese flujo incesante de "peligrosos" elementos; contra la promesa de inversiones directas americanas en Cuba (es decir promesa de extraer más plusvalía de los obreros de la Isla!), el gobierno de la isla se compromete a impedir nuevamente por la violencia todo nueva salida de proletarios hacia USA.
Ese acuerdo entre "hermanos enemigos" se comprende tanto mejor teniendo en cuenta la inestabilidad social general existente hoy en el seno mismo de Estados Unidos. El Estado de Florida se ha ido transformando en otro polvorín social con el incesante aflujo de fuerza de trabajo barata proveniente de Haití, de Cuba, así como de otras regiones del Caribe, México y América Central. La burguesía norteamericana no tiene demasiado entusiasmo ante la idea de que se reproduzcan revueltas como la de Los Angeles en 1992 o las de Miami en 1980, en el seno mismo de la potencia más poderosa de la tierra. Es precisamente por eso que Clinton ha dado su empujoncito para expulsar a los militares duvalieristas del poder en Haití y ayudado a Castro en Cuba para fijar y mantener por la fuerza a los proletarios en esa isla obligándolos así a continuar valorizando el ser supremo mundial: el Capital. Pues a pesar de los espejitos de colores que en comparación a las vidrieras vacías de Cuba parecen brillar desde Estados Unidos los mismos se disipan demasiado rápido cuando la inmigración se concreta poniendo en evidencia que tampoco USA tiene nada que ofrecer a los proletarios de la zona diferente a lo que encuentran antes de salir: explotación, miseria, control policial.
Con la implosión del bloque ruso, la burguesía triunfante nos había anunciado el nacimiento de una nueva aurora para toda la Humanidad. El "nuevo orden económico" con el que tanto se jactaron todos los que tienen interés en mantener el mundo como está, no es otra cosa que un gigantesco desorden en donde se enfrentan cada vez más violentamente las diferentes fracciones del Capital y que necesariamente tiende a nuevas repolarizaciones. La impresionante putrefacción de la sociedad que soporta la humanidad está llamando a una sola y única respuesta proletaria: ¡la revolución mundial!
Pero, si bien sabemos que el comunismo como la muerte de la sociedad burguesa constituyen hechos ineluctables, contenidos en el desarrollo de las contradicciones de las relaciones sociales actuales, nosotros sabemos también que la negación positiva de la sociedad del capital solo puede ser realizada por el proletariado organizado en clase y por ello en partido. En esta línea histórica nuestra tarea esencial es hoy la de estructurar, centralizar los núcleos comunistas que emergen de las luchas del proletariado en todo el planeta. Nuestras perspectivas de destrucción del orden social actual no se limitan a tal o cual región del mundo, sino que se sitúan claramente en la acción internacional e internacionalista. Para ello, llamamos a todos los militantes de nuestra clase a hacer circular las informaciones de las luchas que revientan por todas partes bajo el sol oscuro del mundo del valor, a coordinar la acción directa contra la burguesía de todos los países y a centralizar esta actividad práctica! (12)
Notas :
(1) Si ponemos entre comillas "civiles" y "militares" es porque más allá de las apariencias (sucede como con la "izquierda y la derecha") su oposición es solo superficial, solo se trata de una cuestión de graduación en las cuales unos u otros personeros del capital dan la cara frente a la opinión pública; de más está decir que todo gobierno "civil" se apoya en el poder militar y en el terrorismo de Estado y que todo gobierno "militar" posee su personal civil para legislar, para negociar, para dirigir sectores administrativos esenciales, para calmar a los trabajadores, etc.
(2) Máquina, arma de guerra, utilizada para derribar murallas y fortificaciones.
(3) Para un panorama general de la lucha de clases en la zona, aconsejamos una lectura de nuestro texto "Cisjordania, Gaza, Jerusalem,... una vez más la burguesía prepara, en respuesta a la lucha de los proletarios, la masacre" aparecido en Comunismo número 24.
(4) Se requiere señalar que el P "C" sudafricano que forma parte de la ANC es el más importante de Africa y uno de los más importantes del mundo.
(5) "Bantustan" es una palabra que esconde mal la sórdida realidad; se trata de verdaderos corrales para encerrar al ganado humano, los proletarios utilizables a discreción.
(6) Que en la boca de un burgués quiere decir aumento de la intensidad. En efecto cuando la burguesía dice aumento de la productividad, no quiere decir nunca trabajar menos para obtener más productos lo que sería el verdadero resultado humano de una mayor producitividad del trabajo, sino que por el contrario significa siempre trabajar más, realizar más esfuerzo en el mismo tiempo, es decir un aumento en la intensidad del trabajo.
(7) Por ejemplo en Rumania, los mineros de Jiu fueron los niños mimados de Ceausescu durante los años de grandes luchas proletarias.
(8) Ultima esperanza y última ilusión de la funesta ideología stalinista de construir el socialismo en un solo país, que invariantemente ha llevado al desarrollo del capitalismo formalmente estatizado en una búsqueda frenética y sin éxito de competir internacionalmente en base a un aumento de la extensión y la intensidad de trabajo, que inexorablemente condujo a los campos de trabajo y de concentración.
(9) "Resolver" es la expresión que utilizan los cubanos de ese arreglate como puedas, la población pasa el día buscando "resolver" lo indispensable para comer.
(10) En Cuba, el Estado estima disponer de las siguientes fuerzas del orden: 50.000 hombres preparados contra motines dependientes del Ministerio del Interior, 10.000 hombres de las brigadas de choque Blas Roca y de aproximadamente un millón de milicianos teóricamente movilizables en caso de fuerza mayor.
(11) Base militar de USA situada en territorio cubano, en el Sur de la isla, cuya concesión fuera "acordada" luego de una operación norteamericana de represión y mantenimiento del orden llevada adelante en... 1898!! Notese que la burguesía ha extraído las lecciones de las luchas precedentes, porque hoy no encierra, como en el éxodo masivo de 1980, a los proletarios en campos diseminados por todo el territorio de USA. En esa época, varias revueltas estallaron en esos campos, entre otros en el del Fuerte Chafee en Arkansas, estado cuyo gobernador no era otro que un señor denominado... ¡Bill Clinton! Es para suscribir tales revueltas y aislarlas mejor que se encierra a todos los proletarios escapados del "paraíso socialista" y se los envía manu-militari a Guantánamo; a pesar de lo cual, luego aquí también las revueltas proletarias se han transformado en moneda corriente.
(12) Este artículo fue redactado originalmente en francés en el mes de setiembre de 1994.
([1]) Que en la boca de un burgués quiere decir aumento de la intensidad. En efecto cuando la burguesía dice aumento de la productividad, no quiere decir nunca trabajar menos para obtener más productos lo que sería el verdadero resultado humano de una mayor producitividad del trabajo, sino que por el contrario significa siempre trabajar más, realizar más esfuerzo en el mismo tiempo, es decir un aumento en la intensidad del trabajo.