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GUERRA IMPERIALISTA
CONTRA EL PROLETARIADO MUNDIAL (1)
Introducción
Hoy, a pesar de los estallidos violentos que sacuden a intervalos regulares las cadenas que atan al proletariado a la sociedad burguesa, vivimos un período oscuro, de enormes debilidades de nuestra clase; lo que se materializa, entre otras cosas por la casi inexistencia de publicaciones obreras, de asociacionismo obrero, de internacionalismo militante (falta de contactos, de comunicación, de colaboración entre núcleos de proletarios en lucha ...). La burguesía ha hegemonizado sistemáticamente, en todas partes, una política de ataque sistemático del proletariado, "paquete por paquete" para así separarlo y aislarlo en diferentes sectores (aislando a los que resisten y ocultando y engañando a propósito de sus luchas) que lo dividen, convirtiéndolo en una amorfa masa de individuos atomizados. ¡Con toda seguridad, la ciudadanización avanza! Parecería que mientras que la burguesía saca las lecciones de los enfrentamientos pasados, en los que se impone frente a su enemigo histórico, y actúa en consecuencia, el proletariado olvidase sus experiencias, su memoria, las lecciones que hubiese podido sacar de sus luchas pasadas.
En un período como este, el aislamiento y el debilitamiento de las fuerzas comunistas, hace extremadamente difícil toda actividad voluntaria, militante, para la centralización internacionalista de las tentativas de ruptura con la paz social, y toda actividad militante choca con la represión infalible del Estado, con el escepticismo, sectarismo e individualismo dominantes. Asimismo, el pequeño número de militantes comunistas, el hecho de que se encuentren desparramados por el mundo (los compañeros que llegan a mantener una continuidad en su actividad se encuentran separados frecuentemente por miles de kilómetros) hace que el trabajo permanente de análisis, de discusión, de confrontación de informaciones, ... sean a menudo mal asumidos, descuidados. Se pierden informaciones esenciales sobre las luchas de nuestra clase, sobre los enfrentamientos clasistas contra los sindicatos y contra todas las otras fuerzas de encuadramiento (pacifistas, reformistas, y otros demócratas) y esta pérdida acentúa más aún el control totalitario que ejercen los partidos del orden sobre nuestras vidas, fortifica la imagen de una derrota total del proyecto comunista, lo que intensifica y perpetua nuestro aislamiento. El resultado de todo esto es un debilitamiento más pronunciado aún del cuadro referencial comunista, un aniquilamiento de nuestra memoria clasista y consecuentemente un alejamiento agudizado y real de la perspectiva comunista.
Con respecto a los acontecimientos que se dieron en estos últimos años en todos los países de Europa Central y del Este (2) tenemos que constatar que, a pesar de que estas luchas tuvieron y tiene mucho significado para las luchas obreras en todo el mundo, pocos han sido los análisis, contribuciones, informaciones ..., susceptibles de enriquecer nuestro conocimiento de las condiciones actuales en las que se desarrollan los enfrentamientos clasistas, de informarnos sobre lo que está en juego de manera que podamos trazar más explícitamente las orientaciones para nuestras luchas futuras, al interior de nuestra clase.
Mientras que todos los medios de comunicación del capital nos embrutecen con su lectura ideológica y unilateral de estos hechos, contribuyendo así a nuestra sumisión en la medida en que se nos divide y separa del resto del proletariado de otros continentes, los comunistas reconocen en estos hechos, la crisis social capitalista que es la misma que se desarrolla en todo el planeta y que golpea, más o menos violentamente, al proletariado de todas partes. Recordemos solo, las revueltas proletarias que hace algo más de un año sacudieron a Los Angeles y numerosas otras ciudades de USA y que no fueron otra cosa que la inevitable respuesta proletaria al deterioro de sus condiciones de vida, para invalidar la imagen de la "especificidad" rusa y de Europea del Este. Es cierto que las tomas de posición que surgen de nuestra clase y que plantean tanto la unidad fundamental de las condiciones y métodos de lucha, como los objetivos del proletariado revolucionario, brillan en todas partes por su ausencia.
Este artículo a propósito de Yugoslavia no escapa, evidentemente, a estas característicos, a estas debilidades. Es por ello que por ejemplo nos es difícil referirnos a lo sucedido últimamente en Rusia, pues no hemos encontrando, análisis detallados y clasistas, producidos por nuestra clase, trabajos a los que podamos enviar al lector. Este artículo lo escribimos sin poder superar esta gran laguna, es por ello que en muchos casos hemos tenido que señalar brevemente una lista de acontecimientos que consideramos extremadamente ejemplares y susceptibles de indicar el cuadro local en el que hay que inscribir este nuevo período de guerra de clases que se desarrolla en lo que fuera ex-Yugoslavia.
El análisis de la guerra en Yugoslavia nos parece indispensable en la medida en que, como lo mostraremos en este artículo, dicha guerra no solo es importantísima por sus consecuencia directas sobre las condiciones de vida y de lucha de los proletarios de la región y por lo tanto las del proletariado internacional, sino también por que ella anuncia y prefigura los conflictos, inevitables que surgirán a corto y mediano plazo en todas partes.
La guerra de España en el 36, como más recientemente la del Golfo árabe-pérsico, en donde el capital mundial transforma la guerra revolucionaria de clases en guerra interburguesa imperialista, nos demuestran que las diferentes fracciones burguesas utilizan las guerras limitadas como terreno de experimentación para infligir una derrota al proletariado (factor de generalización de las guerras). La burguesía trata, gracias a las masacres y a las diferentes ideologías, de atar a los proletarios al carro de la economía nacional, para justificar así todos los sacrificios, y al mismo tiempo para contraer/consolidar las alianzas entre sus diferentes fracciones ¡para preparar, así, las futuras conflagraciones, más importantes todavía, que son inevitables!
Desde este punto de vista, la guerra en lo que fuera Yugoslavia es rica en enseñanzas para el proletariado revolucionario. Nuestra denuncia de la guerra, nuestro llamado al derrotismo revolucionario, se acompaña de la puesta en evidencia de las potencialidades y peligros que contiene la situación actual.
LA REALIDAD DE LA GUERRA:
¡ UNA GUERRA INTERIMPERIALISTA CONTRA EL PROLETARIADO MUNDIAL !
- Eres tu Mladic - Si, Si, ¿qué quieres? - Tres hombres han desaparecido cerca de ... y quisiera saber que les pasó. - Creo que están muertos - Tengo acá uno de sus parientes ¿puedo decirle entonces que murieron? - Si, seguro. Te doy mi palabra. A propósito ¿Cómo esta tu familia? - Oh, no muy mal ¿y la tuya? - Todos están bien. - Estoy contento. A propósito, y aprovechando que te tengo en línea, te comunico que tenemos alrededor de 20 cadáveres de los vuestros cerca del frente a los que se les ha desvestido. Los pusimos juntos en una tumba y ahora está realmente apestando. ¿Puedes venir a buscarlos, puesto que esto se está haciendo insoportable?
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Conversación telefónica entre el General Mladic, comandante servo de los cuerpos armados de Knin y el jefe del Ministerio croata del Interior, en Split. Esta conversación entre los dos hombres, que aparentemente se conocen bien (al haber tenido una carrera común en el ejército yugoslavo) fue reproducida por el corresponsal de la BBC, Misha Glenny, en su libro "La caída de Yugoslavia" (en inglés).
Cada vez que el capitalismo muestra abiertamente su real naturaleza, como hoy en ex-Yugoslavia donde el desencadenamiento de la violencia, de las masacres y de las persecuciones son cada vez más impresionantes, el conjunto de mitos que predominan en la sociedad tienen como denominador común el atribuir como causas de estos horrores cotidianos a fenómenos pretendidamente exteriores al desarrollo propio del capitalismo. Así se censurará a los "dirigentes incompetentes" a los "dictadores", se argumentará que falta "desarrollo", se dirá que se deben a causas "religiosas"×, "étnicas", enfin es la falta de "democracia", ...
La realidad es totalmente diferente: todos estos factores, como el carácter de los hombres, las diferentes razas, las creencias de los hombres, las aptitudes particulares de cada uno (factores que en sociedades anteriores al capital tenían una importancia relativa y podían aún ejercer un peso en la evolución de estas sociedades) ... no juegan ningún papel determinante en el desarrollo de la vida social, sino que por el contrario constituyen ideologías que velan la realidad. Dichos factores están totalmente subsumidos (integrados, absorbidos) por el capital a tal punto que no son más que las diferentes formas a través de las cuales el capital concretiza la dominación totalitaria de sus necesidades, en antagonismo total con las necesidades de la especie humana.
En relación con la guerra de lo que fuera Yugoslavia, se utilizó principalmente el pretexto de los "conflictos étnicos", o "la continuidad de una lucha ancestral de los pueblos por sus derechos inalienables", "los intereses históricos" ...
¡Los proletarios no tienen patria! Nuestro grito de unificación internacionalista no tiene como sola validez los métodos y objetivos de nuestra lucha contra la sociedad capitalista, sino que también se verifica, directamente en la realidad de nuestra situación de clase explotada, de tal manera que las diferentes ideologías que sirven para mantener al proletariado prisionero de sus condiciones de explotación, atomizándolos en tanto que ciudadanos, dividiéndolos en "serbos", "musulmanes", "macedonios", etc. y oponiendo unos a otros, tienen cada vez más dificultades para ocultar la identidad mundial de nuestras condiciones de explotación. Lo que se desvela más claramente cuando esta sociedad se dirige inexorablemente hacia una perspectiva cada vez más catastrófica y se muestra más incapaz de darle un contenido palpable y material a sus pretensiones de otorgar al proletariado mejoras en sus condiciones de vida.
En estas circunstancias, las ideologías, en tanto que, fuerzas materiales que encadenan al proletariado a la relación salarial, mercantil, y que se fundamentandan en diferencias reales, en particularismos efectivos existentes en nuestras condiciones de explotación, (para esconder mejor la esencia universal y única y por ello unificatriz), se ven debilitadas haciendo indispensable el crear, inventar, nuevas justificaciones. Es innegable, que frente a la uniformización de las condiciones de explotación que determinan a una masa cada vez más
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grande de proletarios (3), el hecho de llevar al plan militar la guerra de todos contra todos, que es la ley de la sociedad burguesa, permite recredibilizar las ideologías, en la medida en que las mismas claman y reflejan una realidad en la que se afirma claramente: "Yo no te mato porque tu eres Croata, asesinemos a otro y a sus niños porque son Musulmanes".
A excepción de todo aquel que tiene interés en defender la visión de una guerra "étnica" y que trabaja activamente por el "desencadenamiento de las pasiones nacionalistas" y a excepción también de aquellos que se sorprenden y que se obnubilan por la fuerza con la que la sociedad burguesa logra imponer, hoy en día sus intereses; la realidad de la guerra, los siniestros bombardeos, persecuciones, internamientos, muestran claramente que esta guerra es una guerra contra el proletariado, contra sus intereses y contra su movimiento de lucha.
Esta realidad de la guerra se manifiesta, por ejemplo, en Banija (en Croacia, en la frontera con la Bosnia-Herzegovina) cuando en julio de 1991 grupos armados, mercenarios, comandos de asesinos ocupan militarmente las ciudades y realizan masacres: clasifican a los habitantes de acuerdo a sus orígenes serbos o croatas, ... obligan a los croatas aptos al servicio militar a alistarse en sus rangos y toman a los serbos como rehenes, ... luego disparan indiscriminadamente contra la población, que huye despavorida ... luego el ejército federal rodea los pueblos, bombardea y expulsa a los que no pudieron escapar. Los fugitivos de origen croata, húngaro o serbo, se escapan hacia las grandes ciudades, o bien hacia la Voivodine o Herzegovina.
Poco a poco estos operativos de guerra se extendieron. Algunas veces fueron realizados por milicias croatas, para que el odio se orientase hacia todo lo que fuese croato, otras por las milicias serbas orientando así, el odio hacia todo lo que fuese considerado como serbo. Los pueblos quedaban como si un tornado hubiese pasado. No obstante, en el pasado, y durante varias décadas, "serbos", "croatas", "húngaros" se mezclaron a tal punto que era difícil definir el origen étnico, mientras que ahora las fuerzas nacionalistas operan una separación sistemática según la pretendida relación étnica.
Estas operaciones de guerra fueron cada vez más dirigidas hacia las grandes ciudades; así por ejemplo, el centro industrial de Vukovar fue bombardeado durante tres meses por el ejército federal. Los habitantes se enterraban, día y noche, en los sótanos y organizaron la resistencia sin distinción de nacionalidades. La Guardia Nacional Croata y los Ustachi (fuerzas fascistas) organizaron la represión al interior; cuando el ejército federal entra a la ciudad se constata toda una serie de asesinatos perpetuados por la espalda, ejecutados sumariamente por no haberse enrolado en La Guardia Nacional Croata o/y los Ustachi.
Las consecuencias generales de este tipo de operaciones son:
• la masacre indiferenciada de proletarios, un testimonio de ello fue, por ejemplo, el descubrimiento de osarios en los que se mezclaban cadáveres de "serbos", "croatas", "bosnos", ...
• la existencia de centenas de miles de prisioneros de guerra internados en numerosos campos dispersos por todo el territorio de ex-Yugoslavia.
® un ejemplo de ello son los campos de concentración que se encuentran tanto en Serbia como en el territorio de Bosnia ocupado por las milicias croatas.
® hoy en día hay campos en la periferia de las grandes ciudades eslovenas, en las que el Estado esloveno aglutina a "sus" refugiados. ¡Eslovenia que es presentada por todo el mundo como un modelo del triunfo de las transformaciones en Yugoslavia!
• la existencia de olas de refugiados (según el Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los refugiados, en julio del 92, había más de 2,3 millones de refugiados) que se lanzan a las rutas esperando encontrar un lugar de exilio que les permita escapar a las masacres, lo que cada vez es menos posible. En especial en Eslovenia donde el gobierno ya declaró que no acepta más refugiados yugoslavos, y en Suecia, paraíso socialdemócrata, en donde el gobierno ha comenzado a expulsar refugiados Kosevos, Eslovenos, ... El gobierno holandés, por su parte, se declara dispuesto a acoger ... ¡2000!
• envió forzoso, de los refugiados de guerra, hacia las posiciones de combate ... lo que también hacen los de su "propio campo".
® Los medios de comunicación hablan de casi doscientos Musulmanes de Bosnia refugiados en Croacia en el campo de Karlovac que fueron reagrupados, el lunes 17 de agosto del 92 a las 4 de la madrugada, por las fuerzas armadas croatas para ser enviados al frente en Bosnia. Varios acababan de ser liberados de los lugares de detención serbos. Todos los hombres de este campo entre 18 y 60 años fueron conducidos por la fuerza en omnibuses a Rijeka, sobre la costa adríatica, hasta el frente de combate.
® A mediados de julio se envió al frente vía Rijeka y Split a 4 mil refugiados. El vice-presidente croata, M. Mate Granic, reconoció que esta operación "violaba los derechos universales del hombre", pero la justificó por
la necesidad de evitar "una explosión social" en su país. Recordemos que el Estado Croata y el gobierno de la Bosnia-Herzegovina concluyeron el 21 de julio de 1992 un "tratado de amistad" que preveía la cooperación militar en el conflicto que los opone a Serbia. Los dos Estados enviaron al frente todos los hombres en edad de combatir (¡de 18 a 60 ó 65 años!).
® En Belgrado se embarcaron a los refugiados de Croacia mayores de 20 años hacia las lineas del frente "para calmar la cólera de los habitantes del Belgrado que les reprochaban el vivir tranquilamente en Serbia";
· la represión abierta, directa contra todos los refractarios. El estado de guerra, la polarización militarista de la sociedad, permite la liquidación, en toda impunidad, de todos los que no se adhieren a los valores patrióticos, ideológicos, ... que enarbola cada campo. ¡Los que se oponen son simplemente suprimidos!
· las campañas humanitarias, como medio de chantaje, en las manos de diferentes fracciones burguesas, para reforzar más su dominación en los territorios que controlan, cuando no sirven directamente al transporte de armas: "Los Bosnos, en su impaciencia por adquirir armas, han seguramente obtenido satisfacción y los serbos de Bosnia-Herzegovina acusan a algunos países que participan en el puente aéreo humanitario de la ONU de tirar armas en paracaídas" ("Le Monde" 21 de agosto de 1992);
· desarmamiento material de los proletarios que rechazan ir al frente para combatir en una guerra que reconocen como extraña a sus intereses de clase y que se escapan con armas y equipaje, ... La burguesía, desarmándolos, busca que se libren, atados de pies y manos, como ovejitas inofensivas y pacíficas, a sus verdugos. En nombre de la paz, de los acuerdos firmados, en nombre de la ONU se los obliga a devolver las armas y a esperar la hora de su ejecución en esos mataderos que son los campos de batalla.
· los incesantes bombardeos y las milicias inquisitoras y asesinas, las movilizaciones forzosas y los campos de prisioneros, los refugiados, con su lote de miseria, ... las penurias, los racionamientos, los aumentos de precios, la pauperización, la desocupación que sufre una parte cada vez más mayor de la población. Los diferentes gobiernos se sirven hábilmente de la situación de guerra para liquidar los sectores menos productivos e imponer, a los proletarios, nuevos sacrificios.
¡Esta es la realidad de la guerra!
Contra el humanismo y contra los lloriqueos, contra todos aquellos que se lamentan por el hecho de que hoy en día las masacres y los otros horrores de la guerra se desarrollan "a una hora de París" (¡¡sic!!), afirmamos que la guerra que se desarrolla en esos lugares, no es más que el prolongamiento armado de la guerra que se lleva acabo en todo Europa y en el mundo entero, burguesía contra proletariado. Frente a ella, la única solución, consecuente es la lucha, tanto allá como acá, contra la burguesía que nos enfrenta, sea cual fuese su nacionalidad o su color de piel, para afirmar prácticamente nuestro internacionalismo, nuestra identidad de interés y de lucha con los proletarios en Yugoslavia y en todo el mundo.
Cuando constatamos la connivencia (claro está al margen de todas las declaraciones de intención) entre las diferentes fracciones del Estado capitalista mundial, cuyas diferentes políticas conducen objetivamente a masacres generalizadas de nuestros hermanos de clase, todo lo dicho en el último párrafo queda clarito. Es necesario también evidenciar el carácter directamente internacional de la guerra; en efecto no solamente la mayoría de las potencias imperialistas están directamente implicadas en esta guerra a través de intereses financieros y comerciales (reconstrucción, venta de armas), sino también por las aspiraciones geopolíticas que tienen sobre este territorio y sobre sus mercados. Los diferentes gobiernos de todos partes del mundo muestran claramente sus intereses convergentes cuando se sirven, hoy, de esta nueva guerra para fomentar la paz social en su país, para promover la cohesión nacional, para atacar al proletariado, para imponerle sacrificios y austeridad. Las repugnantes campañas humanitarias, se encuentran por todos lados, en primera línea, para desposeer al proletariado de toda solidaridad real de clase, para hacer todo lo posible para que el proletariado abandone sus objetivos propios, sus intereses y sus luchas, que es ¡la única perspectiva válida para enfrentar la guerra y sus causas profundas!
El carácter directamente internacional de la guerra se verifica, además, en las declaraciones de los políticos, así por ejemplo, un Delors o un Boutros Ghali, declara abiertamente que piensan que la opinión pública en Europa no está aún dispuesta a aceptar los sacrificios ligados a una intervención masiva de la OTAN en el conflicto en Yugoslavia.
Contra todas las justificaciones ideológicas, que las diferentes fracciones burguesas utilizan para alistar al proletariado atrás de sus banderas para enviarlo más fácilmente a hacerse matar en los diferentes frentes de guerra, la realidad nos muestra, que esta guerra, no es más, que un nuevo episodio trágico, del enfrentamiento histórico, que opone a nuestra clase a la sociedad del Capital.
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LAS CAUSAS DE LA GUERRA
A. Cuadro General
Es evidente que el estallido de la guerra en Yugoslavia está ligado al conjunto de convulsiones, que desde hace unos años, sacuden a los países de la zona de Europa del Este y de Europa central. Sin embargo, a su vez, dichas convulsiones, contrariamente a lo que pretenden hacernos creer los medios de comunicación de masa, no pueden encontrar explicación, en un fenómeno mágico llamado "perestroika", ni en los planes y proyectos de un hombre-providencial-cualquiera. Frente a todas estas ideologías mistificadoras que afirman "el fin del comunismo", los revolucionarios denunciamos estas campañas por lo que son: la destrucción de la perspectiva proletaria, y oponemos el planteo clasista e internacionalista que afirma que sobre las ruinas de la insurrección proletaria de octubre del 17 en Rusia, y del conjunto de la ola revolucionaria mundial de los años 17-23, la contrarrevolución que se impuso en esos años, bajo la dirección de Lenin y luego Stalin, fue quien reorganizó la producción capitalista en Rusia como en todas partes del mundo.
El capitalismo nunca ha cesado de someter al planeta entero. Tanto en el Este como en el Oeste la ineluctable catástrofe capitalista se concreta en la crisis mundial y provoca las deflagraciones de miseria y guerra cada vez más imponentes que conocemos en la actualidad. Frente a la barbarie del capital, la única perspectiva, de actualidad permanente. es su destrucción revolucionaria, y la instauración de una sociedad, al fin, comunista.
La situación de crisis social, que atraviesan esos países desde hace décadas, es la determinante del contexto general de las restructuraciones políticas en esta zona. Crisis social, pues la crisis es global y se manifiesta tanto en la esfera económica como en la
política e ideológica. Estas últimas no son más que aspectos que recubren las diferentes concreciones de una misma realidad y consecuentemente no pueden separarse. No se trata para nada de una particularidad, como nos quieren hacer creer los numerosos "especialistas": economistas, sociólogos, politicólogos, ... al servicio del discurso dominante, sino al contrario, el producto integral en una zona concreta, de la crisis mundial que sacude violentamente a todo el viejo mundo del capital. En efecto, no se puede seguir ignorando que esta crisis causa estragos en todos los continentes y que golpea tan duramente a Africa, Asia, América, como a Europa.
Ese es el cuadro general al que tenemos que referirnos, para inscribir los sucesos en la ex-Yugoslavia: el de una situación de crisis generalizada de valorización del capital que plantea al mismo tiempo la explosión de todas las contradicciones interburguesas, simultaneamente a la necesidad de ataques, cada vez más violentos, contra el proletariado; lo que a su vez se complica con el estallido de las estructuras anteriores que ya no permitían el encuadramiento de las reacciones proletarias.
Corolariamente asistimos a la creación de nuevas formas de encuadramiento, de nuevas fronteras (más barrotes ... para nuestra prisión), más eficaces que las anteriores al estar menos descreditadas por la experiencia pasada. Por todos lados, pero de manera mucho más acentuada hoy en día en Yugoslavia, estas nuevas formas de encuadramiento se inscriben en los desarrollos tácticos inevitables que surgen de un cuestionamiento de las antiguas alianzas interburguesas y que se concretan a través de la constitución de nuevas constelaciones imperialistas.
B.Breve síntesis Histórica:
particularidades de las fuerzas de encuadramiento
de las contradicciones sociales en Yugoslavia
Esta zona "Eslava del Sur" fue sacudida, como otras partes del planeta durante la primera guerra mundial y en respuesta a las masacres y miseria ininterrumpidas que impuso el Capital, por una potente ola de luchas: durante la dislocación de la monarquía austro-húngara, a fines de 1918, la situación fue particularmente explosiva. El desarrollo y la generalización de las luchas revolucionarias a escala mundial le
asestaron un golpe decisivo a la guerra, logrando detenerla (4). En Zagreb, por ejemplo, unidades militares enteras que venían del frente, manifiestan y se organizan con el objetivo de generalizar la revolución internacional en Yugoslavia (5) Esta revuelta de regimientos dirigida por exprisioneros de guerra en Rusia, será reprimida sangrientamente. El papel jugado por los soldados desmovilizados y los prisioneros de guerra que pasaron por Rusia fue primordial en todas partes.
Los proletarios en Serbia se enfrentan violentamente al Estado: en julio del 19, en Marburg, los reservistas del 45avo regimiento yugoslavo se amotinan; en el mismo mes, en Varazdin, en Croacia, los derrotistas revolucionarios provenientes de un regimiento de caballería, con la participación de los obreros de la ciudad, encarcelan a sus oficiales y proclaman la "Comuna"; en Esseg, en Eslavonia, los proletarios decretan la huelga general y enarbolan la bandera roja cuando llega el ejército francés,...; en la campo también se multiplican los sublevamientos de obreros y la expropiación de los expropiadores, ... retomando así los medios y los objetivos de la lucha de sus hermanos de clase en todo el mundo.
En conclusión a la primera guerra mundial y contra el movimiento de lucha del proletariado contra la misma, se constituye Yugoslavia entorno al reino de Serbia, bajo el nombre de "Reino de los Serbios, de los Eslovenos y de los Croatas". Los vencederos de la guerra calcularon servirse de esta nueva nación para llevar adelante sus proyectos geopolíticos en la región y para fijar en una identidad política a un mosaico de poblaciones esencialmente, pero no exclusivamente, eslavas y así estabilizar esta zona heterogénea. Las luchas revolucionarias que se desarrollaban en Hungría (y cuyo entusiasmo era comunicado, evidentemente, a los proletarios más allá de estas fronteras) hacía sumamente necesaria dicha estabilización tanto para las diferentes fracciones burguesas de la región, como para el conjunto de la burguesía mundial.
La finalidad de la "nueva nación" yugoslava aparece ya en su misma partida de nacimiento: creación de una entidad que sancione la correlación de fuerza entre las diferentes fracciones del Capital y que oculte la realidad del Estado -dictadura de la clase dominante- para lo cual tiene que presentarse como la organización unitaria y democrática de todos los individuos, explotados y explotadores. La nueva nación yugoslava, como toda nación, encierra al proletariado detrás de los muros de la defensa de la economía y del Estado nacional.
La lucha revolucionaria fue reprimida, sin descanso, por la nueva estructuración del Estado: represión violenta de la huelga general de los ferroviarios en abril del 20, del accionar revolucionario de los proletarios del campo, lo que condujo, en diciembre de ese mismo año 20, al encarcelamiento masivo y a la dispersión de militantes obreros... en fin, a la derrota del movimiento revolucionario, como en todo el mundo.
La carnicería generalizada de la Segunda Guerra Mundial, pudo llevarse acabo gracias a ese contexto internacional de derrota histórica del proletariado revolucionario. En efecto, luego de la lucha del proletariado en los años 17-23, que paró la guerra mundial, se abre un período de derrota que imposibilita una respuesta clasista a la segunda guerra mundial.
"El derecho de los pueblos a disponer libremente de su destino" sirvió, en este contexto, de justificación y de palanca para preparar la guerra. En marzo del 38 el gobierno alemán anexa a Austria so pretexto de garantizar el "derecho a la autodeterminación de los 6 millones y medio de alemanes que viven en Austria". En esa misma época el gobierno alemán, con el objetivo de destabilizar Checoslovaquia y con el acuerdo de los Estados de Gran Bretaña, de Estados Unidos y de Francia (que esperaban así, canalizar el expansionismo de su competidor hacia el Este de Europa), se lanza en una frenética agitación entre a los "alemanes" que viven en Checoslovaquia a lo largo de la frontera con Alemania (tres millones de habitantes de origen alemán) para empujar a la secesión; política que conducirá a la desintegración de la nación Checoslovaca en marzo del 39. Polonia, en setiembre del mismo año, fue anexada. Luego será el turno de la ocupación de Dinamarca, Noruega, Bélgica y Francia. En marzo/abril del 41, Yugoslavia y Grecia serán ocupadas. En Yugoslavia, el ejército real se dispersó al oír el primer disparo y el país fue repartido entre los gobiernos alemán, italiano, húngaro y búlgaro. Luego de la creación de un nuevo "Estado Croata", asociado al Eje, solo quedará de Yugoslavia una minúscula Serbia gobernada por una fracción burguesa pro-alemana.
Desde que se dieron las primeras operaciones de la guerra, surgieron numerosos focos de resistencia proletaria en Yugoslavia que se apoyaban en estructuras comunales o de clanes. Pero esta resistencia, al desarrollarse dentro de un contexto de profunda derrota del proletariado internacional, no pudo alcanzar niveles de expresión que le permitiesen plantear claramente sus objetivos de clase. Esta resistencia fue canalizada en las consignas de tipo burgués antifascista: "antes la guerra que el pacto", "antes en la tumba que esclavos". Dichas consignas eran parte de la polarización exacerbada de los intereses de las diferentes fracciones burguesas y conducían a los proletarios a abandonar su lucha contra la guerra para caer en el apoyo a tal frente de guerra, a tal fracción burguesa imperialista, en contraposición total con sus intereses revolucionarios de clase mundial.
Las grandes fuerzas políticas, que pretendieron encuadrar esta resistencia que se desarrollaba espontáneamente, fueron dos:
- los restos del ejército real; restructurado por Mihailovi (oficial serbo fiel al rey), que se denominaban los "chetniks";
- el partido "comunista"; en pleno proceso de stalinización, que comienza en los años 20, lleva adelante toda una serie de purgas en la dirección y forma una base disciplinada que tuvo un cierto eco entre los proletarios de las ciudades.
Los dos ejércitos permanecieron más o menos equivalentes militarmente durante un período y el P"C" se impuso políticamente, con la complicidad tácita de Churchill, antes de la liquidación de su competidor. El P"C" aplicó, conforme a las consignas de Moscú, la estrategia de frente patriótico, y no dudo en perseguir y fusilar a los autores de expropiaciones. Como en todo el mundo en esos años, las transformaciones sociales, según el programa stalinista, solo podrían darse una vez la guerra terminada y en base a un proceso democrático electoral. La fuerza decisiva de recuperación del P"C" residía en la perspectiva federalista del Estado, la única que podía restaurar una autoridad estable en la región, sobretodo luego de la derrota del ejército real en 1940.
Las fuerzas reales, dirigidas por Mihailovi, a pesar de que contaban, en un primer momento, con la simpatía y el apoyo material de los Estados occidentales, estaban muy marcadas por los intereses nacionales serbos, lo que no les permitía reorganizar un Estado coherente. Por ello las potencias occidentales no continuaron invirtiendo en esa carta y la misma fue abandonada a su deriva. Ese ejército, al que se le cortaron las provisiones, terminó por desaparecer luego de las masacres que tuvo que soportar. El corte del apoyo militar occidental y las sucesivas derrotas y masacres preparaban los futuros resultados electorales de postguerra: la legitimación del Partido "Comunista" yugoslavo.
El aparato del P"C", era un calco perfecto del Estado modelo soviético. Desde ese momento comenzó el mito yugoslavo, por primera vez desde la creación de la "nación yugoslava", se cuenta con una adhesión masiva de "proletarios" a la patria. Esta identificación ideológica a la patria yugoslava, encarnada por el Partido "Comunista", fue facilitada por el hecho de que en el transcurso de cinco años de guerra nueve ejércitos diferentes exterminaron a fuego y sangre a los proletarios, dejando solo a algunos sobrevivientes pero totalmente diseminados, abatidos, y a sus familias dislocadas ... La fuerza del Partido "Comunista" yugoslavo se materializó en la capacidad de encarnar el proyecto de un Estado estable y sólido capaz de abrir un período de orden y de reconstrucción, y Tito llega a imponerse como símbolo de esta aspiración (conviene recordar que Tito podía prevalerse de encuadrar a un ejército potente que contaba con 800.000 combatientes armados). La fundación de esta "segunda Yugoslavia", como todo nuevo impulso de "reconstrucción nacional", se hizo en base a ejecuciones masivas, persecuciones de todo aquel que no marchaba al paso, en base a arrestaciones, deportaciones, intimidaciones, ... en breve de todo el terror que caracteriza históricamente al surgimiento de una nueva estructuración del Estado.
La fuerza que adquirió el P"C"Y en el transcurso de la guerra, gracias a sus posiciones patrióticas y nacionalistas, en conformidad con las directivas stalinistas, se transformó en desventaja con respecto a la capacidad de seguir los cambios impuestos por el Estado capitalista en Rusia. El "frente patriótico" tenía que tener en cuenta las condiciones nacionales que le permitían mantener su dominación: tenía que mantener su discurso social para encuadrar a los obreros que no habían sido liquidados durante la guerra por sus posiciones realmente comunistas y al mismo tiempo tenía que integrar las aspiraciones de los pequeños propietarios y campesinos fuertemente embebidos por la ideología nacionalista.
La nueva capa de gestores de este Estado, en su mayoría herederos del personal existente antes de la guerra y que solo habían cambiando de discurso, toman los comandos del poder con la conciencia de no deber nada a Moscú con respecto a su "liberación". Cuando Stalin quiso, luego de la guerra, reafirmar el predominio del Estado ruso sobre el conjunto de las naciones de su zona de influencia, surgió una nueva situación: la URSS no era ya la única "patria del socialismo" puesto que nuevos gobiernos con ideología marxista surgían. Para los jefes de Moscú hubiese sido mucho más fácil imponer su disciplina si los fantoches que instalaba en la dirección de sus partidos hermanos no hubiesen estado determinados también por las obligaciones que les imponían sus propias condiciones nacionales para mantener el poder en su país. No fue, entonces, una cuestión ideológica, sino las determinantes propias a "su" realidad, las que impusieron a estos partidos la elaboración de un discurso conforme con sus intereses inmediatos.
Cada nuevo Estado, en conformidad con la ideología stalinista que sostenía en esos momentos, para URSS, la noción de defensa de los intereses nacionales de un "Estado Obrero", podía defender sus propios intereses nacionales sin dejar de estar permanentemente en regla con la ideología stalinista; es por ello que Tito se indignaba cada vez que se le acusaba de desviación revisionista. Es en este contexto que surgió el enfrentamiento, o con mayor exactitud "la irritación" de Stalin con respecto a Tito; este de simple ejecutante de su voluntad se transforma en una personalidad del bloque stalinista internacional, lo que, a pesar de que no existía divergencia alguna, se opone a sus cálculos.
Otro aspecto que reforzó la imagen de Tito fue la composición de la base titista. El aparato sobre el cual reposaba el poder después de la guerra estaba embebido de gloria militar adquirida por la fuerza de sus propias armas. Una gran parte de las tropas "comunistas" disciplinadas, e incondicionales de Moscú desaparecieron, durante el transcurso de la guerra y los nuevos reclutas, que habían mamado la ideología "comunista" yugoslava, eran reacios a los dictámenes del "padrecito de los pueblos".
La epopeya del Ejército Rojo, que vino a "liberar Yugoslavia", es decir que vino simbólicamente hasta Belgrado, dejó algunas cicatrices profundas: las tropas rusas se comportaron como conquistadores, provocando incidentes entre ellos y la población "liberada" y al parecer hubo hasta enfrentamientos armados.
Esta desconfianza, con respecto a Moscú, se hacía más real en la medida en que se descendía en la escala del Partido "Comunista" yugoslavo y al interior del proletariado. La presión de la base prohibía a Tito, so pena de perder el control, de ceder abiertamente a las presiones de Moscú. Para mantener su papel, y a medida que se desarrollaban las presiones de Moscú, Tito estaba obligado a situarse en la oposición. Asimismo, como estaba muy familiarizado con los métodos stalinistas, sabía cual era el destino que se le reservaba en el proceso de esta escalada. La historia de Yugoslavia no había permitido, a los incondicionales de la dominación rusa, controlar suficientemente los mecanismos de concreción territorial del Estado; es por ello que este enfrentamiento personal degenera rápidamente, a los ojos de los ciudadanos yugoslavos, en una ofensa a su sacrificio y a sus luchas de resistencia.
La actitud de Tito, que se situaba entre Moscú y su propia base, fue la de desarrollar la idea de que solo se trataba de un error de estimación de Stalin, que éste estaba cometiendo una falta política con respecto a si mismo, pues él, (Tito), nunca se había desviado de la ortodoxia estalinista (que había aprendido durante sus años de exilio en Moscú). En realidad Tito fue el mejor defensor de Stalin.
Este contexto de rupturas es el que explica, a partir de la guerra e incluso del stalinismo, el desarrollo en Yugoslavia de una "vía propia hacia el socialismo" , es decir en realidad la construcción de una identidad ideológica "propia" alrededor de la cual se podía consolidar su propio Estado terrorista sin temor a tener que enfrentar, a mediano plazo, una situación de asfixia con respecto al bloque ruso.
La particularidad política de Tito se expresó en dos ejes:
- a nivel internacional, a través de la creación, con Nasser y Nehru a mediados de los 50, del "movimiento de países no alineados" que le otorga a la experiencia yugoslava un asidero y una legitimidad internacional (apoyo de los países extra-europeos en lucha por la descolonización, apoyo al FLN argelino, ...). De lo que se trataba, para el gobierno yugoslavo, era de posicionarse en una situación de fuerza en el ajedrez mundial de competencia interimperialista;
- a nivel interior, gracias a la introducción del federalismo autogestionario se buscaba una mayor participación de los ciudadanos yugoslavos en la reconstrucción del Estado y se le daba a este una aureola, una reputación innovadora (frente a los grupos burgueses de extrema izquierda y otros reformistas radicaloides). En las empresas "autogestionadas por trabajadores" (tal como dice la propaganda oficial) la desocupación no será disimulado como en los otros países estalinistas y más de un millón de emigrados "beneficiaron de la libertad" de ir a buscar trabajo a otros países del mundo, principalmente a Alemania y Suecia. A las repúblicas "la autogestión titista" les otorgaban "generosamente" la gestión de la producción local, mientras que la autoridad federal guardaba el poder decisivo sobre los volúmenes de inversión y sobre la política salarial.
Estas particularidades "titistas" mostraban al mismo tiempo la inteligencia política de Tito y los límites de este político burgués que, como todos sus pares, no escapa a los imperativos de la gestión de la relación social capitalista. Tito, en última instancia, no hizo más que ejecutar fielmente, como una marioneta, las órdenes, no de tal o cual hombre efímero, como Stalin sino de su verdadero patrón: el Capital. En este sentido afirmamos que los Tito, los Walesa, Khomeny, Saddam y otros Mandela, están literalmente "designados" por la relación social capitalista para asegurar una mejor gestión de la sociedad mercantil.
La importancia de las cuestiones nacionales, que caracterizan las condiciones ideológicas en Yugoslavia, no son el fruto de una irremediable complejidad, como se nos pretende hacer creer, sino que por el contrario no son más que la simple expresión de la fuerza de mistificación, bien real, del Estado en Yugoslavia. Las expresiones locales de intereses particulares que como en todas partes son el resultado de intereses fraccionales del capital, fueron siempre mantenidas y hasta incentivadas como asentaderas indispensables de un Estado que hacía de la conciliación de las mismas, una de las bases de su existencia.
A ello corresponde la estructuración federal del gobierno, como gestión del enfrentamiento latente de intereses regionales entre las diversas repúblicas; es decir que la "patria yugoslava" aparece como garante del respeto de cada particularismo. La fuerza de cada fracción local de la burguesía se fundamenta en la defensa de su particularismo con respecto a las otras, por la valorización político-cultural de su lengua, de su historia, de sus tradiciones, ... lo que implica también el hacerse valorar como fracción internacional del capital al mostrar nacional e internacionalmente la capacidad de encuadramiento de "su propio" proletariado.
Ese tipo de estructuración del Estado permitió a su vez una cierta compartimentación de las tensiones sociales que surgían en las diferentes regiones de la federación. El cimiento histórico de la ideología yugoslava fue la lucha (al interior de la cual la lucha armada y guerrillera fue un elemento decisivo pero no exclusivo) llevada adelante por el P"C" contra los diferentes ejércitos que robaron y disecaron el territorio y sus habitantes, en el transcurso de la segunda guerra mundial. Esta lucha fue, al interior de la ideología yugoslava, su "revolución". En realidad se trataba de la tentativa capitalista en Yugoslavia de reforzar el poder del Estado como elemento fundamental de dominación y sumisión de los proletarios.
La cuestión nacional yugoslava fue la respuesta particular formulada por el Capital en Yugoslavia para garantizar sus condiciones de desarrollo a partir de la segunda guerra mundial frente a la debilidad del ex-reinado de Yugoslavia. La estructura federalista, que se reforzó más tarde con el mismo sentido por las estructuras autogestionarias, respondía a la necesidad de estabilizar, y por ello de integrar racionalmente a la economía mundial, un territorio heterogéneo que tenía fuertes tradiciones de resistencia al centralismo. Esta particularidad de la ideología yugoslava la hace apta para canalizar las tensiones sociales locales hacia el terreno del nacionalismo. (6) Así la razón de la miseria se explica en base a las porciones que se conceden los otros en la federación, al reparto que se realiza "en beneficio de las otras repúblicas" del presupuesto federal y se hace de cada nacionalismo particular una fuerza de encuadramiento social.
Todo desarrollo cualitativo de las luchas en Yugoslavia se estrella directamente con el nacionalismo como fuerza de integración a la economía mundial. Los discursos ideológicos en Yugoslavia, se dividen en dos
polos principales de influencia geográfica, pero en cada región cada uno de los discursos busca encerrar la lucha de los proletarios en los problemas de competencia entre regiones y toda preocupación social en políticas de reformas que ocultan la comunidad de interés que liga a todos los proletarios del mundo.
· El "norte", que abarca Eslovenia y Crocia, fue históricamente marcada como región por la presencia de Austria y por los intercambios con Italia durante la configuración de su infraestructura industrial y comercial. Por ello la misma es la que más se interesa en la apertura hacia la OCDE. Fue en Eslovenia que la Fiat y la Citroen instalaron sus fábricas de montaje, fue en Croacia que se construyó toda una infraestructura para recibir a los turistas alemanes. Son regiones en las que la cultura occidental esta más impregnada y en las que la ideología "del éxito y del bienestar" como sinónimos de acumulación de riquezas y de mercancías se encuentran más arraigadas. Son las únicas regiones que tienen una balanza comercial favorable, gracias a su prosperidad relativa, y en las que las capas pequeño burguesas son defensoras ardientes del liberalismo económico, en el que ven nuevas posibilidades de aumentar, o por lo menos conservar, su riqueza. El peso de estas capas es mucho más importante que en las otras repúblicas.
· El segundo polo abarca el resto de Yugoslavia, es la Yugoslavia de los "balcanes". En estas regiones, a excepción de una parte de Serbia y de Voivodin, la miseria y la pobreza dominan a una escala mucho mayor. Por ello las burguesía locales tienen interes en un centralismo riguroso que les permita imponer un reparto de los recursos globales en su favor (lo que se concreta en 1965 en la creación central de un "Fondo de ayuda a las repúblicas y provincias insuficientemente desarrolladas" que permitía al Estado transmitir capitales de las repúblicas del Norte hacia el Sur del país). Este polo abarca el conjunto de territorio Yugoslavo que fue sometido históricamente a la ocupación ottomana. Por dichos hechos históricos, la región está más marcada culturalmente por una mitología de luchas "populares" ancestrales (que cimientan mejor la unión popular nacional de hoy en día) que pueden esclarecer ciertos aspectos de los hechos recientes en Serbia y en el Kosovo.
C. El contexto inmediato
Tito tuvo la suerte, para mantener su leyenda, de morir en el buen momento. Su desaparición en 1980 coincide con un fuerte empuje de parte del Capital, para racionalizar las condiciones de la actividad económica a través de todo el mundo, lo que provoca una homogeneización de los discursos ideológicos (por todos lados se afirma "el comunista esta muerto", "la alternativa solo puede venir del mercado y de la libre
competencia"): ver nuestro artículo "La Catástrofe Capitalista" en Comunismo Nº 32. Una de las grandes herencias que dejó Tito, uno de los últimos "héroes" de la carnicería mundial 39-45, fue la deuda externa de 18 mil millones de dólares.
La primera contribución post-morten de Tito fue asegurar el papel regulador de las instancias centrales para así evitar la emergencia de una dirección federal muy marcada por uno de los nacionalismos yugoslavos. Ello se concretó en una estructura colegial del poder federal acompañada de un proceso electoral complejo que movilizaba, durante un mes, toda la panoplia de comites locales, económicos, regionales, ... El objetivo era asociar a los ciudadanos al funcionamiento del Estado por medio de la participación, todavía "más directa" que en los tipos democráticos parlamentarios
clásicos del Este o del Oeste. (7) No obstante, esta estructura colegial del poder federal, logró alcanzar, por un tiempo, sus objetivos: debilitamiento aparente de la autoridad del poder central con respecto a las diferentes regiones que, en retribución, confirma la necesidad acrecentada de su papel de árbitro y de regulador supremo de todas las tensiones locales. De esta contradicción las instancias centralizadoras del Estado extraen su fuerza y su justificación. Esta posición le permitió a las mismas, el inscribir el movimiento ideológico, con mayor flexibilidad, en la nueva tendencia general mundial por medio de las cuales se pone nuevamente de moda el "invitar a participar a los pueblos" (terminología burguesa que hace referencia a los ciudadanos atomizados, sin pertenencia de clase) de Yugoslavia.
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EL DESPERTAR SOCIAL
La restructuración del Capital mundial implicó, en Yugoslavia como en todo el mundo, un ataque generalizado a las condiciones de vida del proletariado; lo que a su vez determinó las condiciones objetivas e inevitables de la ruptura de la paz social. Así por ejemplo en Serbia, el Banco Central reduce de 40% el salario para los 5 años consecutivos y liberaliza los precios
En 1984 una ola de huelgas muy duras estalla en toda Macedonia. Una de las fábricas más importantes de la región se declara en huelga "contra la mafia burocrática", otra fábrica importante declara la huelga "hasta el fin", que durará 46 días.
En el verano de 1985 se anuncia en el puerto de Koper (el único gran puerto de Eslovenia) la disminución de salarios y despidos por falta de actividad. La huelga estalla y los huelguistas se colocan abiertamente contra el terreno antisindicalista de la conciliación de clases (el sindicato había aceptado el plan de austeridad). Frente a la radicalización obrera, el sindicato como en otras partes, no duda en colaborar con la policía y la administración para perseguir a los "agitadores". Dicha huelga abrió el comienzo de un nuevo y vasto movimiento de protesta social que paralizó todo el país.
En Eslovenia numerosas empresas importantes son paralizadas por la huelga, los obreros por todas partes rompen y queman sus cartas sindicales. En Croacia las huelgas se radicalizan y el ejército entra en acción para impedir la extensión de la lucha. En diferentes regiones, el proletariado ocupa las calles para manifestar su solidaridad con los huelguistas. Los puertos de Split y de Rijeka se pliegan al movimiento huelguístico paralizando el comercio con el exterior. La reacción burguesa fue rápida: el gobierno de Eslovenia autoriza las huelgas con la condición de que los obreros se reuniesen y discutiesen con los sindicatos e informasen a la dirección a través un aviso previo.
Un diario Yugoslavo ("Studensk List" 3/10/85) describe la situación siguiente:
"Las informaciones de este verano nos relatan que casi todos los días los trabajadores, de dos de nuestras empresas, están en huelga ... Los grupos de altos dirigentes (que visitan las fábricas en huelgas) expresan, con respecto a las huelgas de este verano, su profunda preocupación, con respecto a las nuevas circunstancias, ausentes en las huelgas precedentes. Particularmente al hecho de que los trabajadores a través de sus huelgas, manifiestan un descontento general y no únicamente reivindicaciones propias a su empresa. Concretamente, los trabajadores huelguistas exigen a los altos responsables de las Repúblicas y de la Federación que encuentren una salida a la situación a la que han llevado al país ..."
En 1986, una nueva tentativa del gobierno federal de "cerrar las fábricas no rentables" y secundada por los sindicatos, que intentarán hacer aceptar plan de restructuración a los obreros en las "reuniones de gestión de empresas", es rechazada frontalmente por la clase obrera: nueva ola de huelgas. Además la autogestión de la explotación capitalista y de la miseria es saboteada por el proletariado: las reuniones convocadas se vacían de obreros.
El diario alemán "Die Zeit" del 17/01/86 publica las declaraciones de un metalúrgico en huelga:
"Solo puedo lanzar una carcajada con respecto a esta teoría a propósito de acciones de huelga que nacen súbitamente a partir de un capricho o de esa afirmación según la cual detrás de las huelga se encuentran los ociosos ... Ya llegamos al límite de nuestra paciencia. La clase obrera no tiene nada que perder, ni temer."
Muchos obreros trabajan solamente 3 o 4 horas de las 7 horas oficiales el resto del tiempo se transforman en "campesinos" realizando trabajos agrícolas para subsistir: mas o menos el 60% de los habitantes de Yugoslavia viven de la agricultura cuando solamente 38% de la población vive en la campaña. Otros trabajan al negro luego de terminada su jornada de trabajo para mejorar su miserable salario: se calcula que 40% de los ingresos de una familia provienen del trabajo negro. La baja del salario real alcanzó niveles impresionantes: más de 40%. Las estadísticas del Ministerio de la economía nacional constatan que en el transcurso de esta época se dio una baja importantísima de los gastos denominados de "consumo".
En marzo del 86 el gobierno de Milka Planic cae. ¿La causa?, La imposibilidad de aplicar eficazmente el plan de austeridad del FMI; el descontento de los trabajadores se expresa cada vez más clara y violentamente. El nuevo gobierno de Branko Miklic, con el apoyo de los sindicatos, promete a sus correligionarios aumentos de precios y bloqueo de salarios durante 6 meses. La respuesta obrera fue clara: huelgas, manifestaciones, ocupaciones, sabotajes ... que hacen cambiar totalmente la correlación de fuerzas. El proletariado logra en muchos casos imponer sus condiciones; una prueba de ello es el aumento del ingreso: aumento 8% del salario real. Ello, sumado a las huelgas, al gran número de actos de sabotaje, se traduce evidentemente en una pérdida generalizada de la rentabilidad del capital en todo el espacio productivo Yugoslavo.
La burguesía cedió ante la relación de fuerza, pero las necesidades de sus condiciones concretas de acumulación de capital la empujaban a soluciones totalmente antagónicas. Es así que el gobierno federal elabora, con la bendición del FMI, una reforma monetaria que tenía como objetivo el eliminar las empresas no competitivas (quitándoles el apoyo de los bancos locales) y la devaluación del Dinar de manera a provocar una redistribución del ingreso, es decir un aumento radical y relativo del plusvalor.
En el transcurso del otoño del 86, la casi totalidad de los bancos de Macedonia, de Montenegro y del Kosovo quiebran. La presión obrera es tan fuerte que ningún gestor del Capital quiere tomar el riesgo de enfrentar a los proletarios cerrando las centenas de fabricas decretadas como no rentables. La situación se pudre cada vez más: las empresas no pueden seguir funcionando y se les abandona simplemente. La desocupación alcanza niveles enormes. En 1986 se estima a 1.200.000 el número de desocupados, la inflación que se transforma en el principal elemento redistributivo a favor de la burguesía, alcanza el 130%.
En ese mismo año se corta el gas y la electricidad a miles de familias del centro de Belgrado por no haber pagado; se amenaza con despidos masivos, ...
El proletariado, frente al nuevo auge de los planes de austeridad que preven la supresión de 35.000 puestos de trabajo más antes de fin de año, se lanza masivamente a la lucha. En el campo el proletariado agrícola, armado de hachas y palas, ataca a la policía y a las grandes empresas industriales.
Durante 1987-88, el movimiento de protesta en Yugoslavia se radicaliza aún más: ya no solo el proletariado se contrapone a los planes de austeridad, sino que abiertamente se plantea la cuestión del poder. Las protestas y las huelgas rompen los límites de la fábrica y de los grandes centros industriales y cuestionan todos los aspectos de la vida: el trabajo, el "socialismo", la familia, el patrón, el jefe, las habitaciones miserables de los obreros, ... Las condiciones capitalistas elementales para el reinicio del trabajo, no existen más, la huelga es permanente.
Esta agudización de la acción directa de nuestra clase en Yugoslavia se nutre en fuerza y en extensión a medida que se desarrolla un ciclo de generalización de las luchas proletarias a nivel mundial. En los países de Europa central y del Este (países llamados "comunistas") se desarrollaba simultáneamente una ola de luchas intensiva que cuestionó el orden social y que dio la señal de alarma y precipitó los cambios político-formales que luego se darán a la cabeza de esos Estados para gestionar mejor esas "economías enfermas" y responder a la creciente agitación social.
En el verano del 86, los mineros "húngaros" decretaron la huelga contra los despidos; en el 87, en Rumania, se produjeron varias olas de lucha que concluyeron en los motines sangrientos de Brasov (noviembre del 87); en el otoño del 87, en Bulgaria también emergió una ola de huelgas, un ejemplo fue las de la fábrica de Mezdra por un aumento de salarios; en la primavera del 88 en Polonia se desarrollan numerosas huelgas en oposición al alza masiva de los precios de los alimentos y en agosto de ese mismo año estalló una ola de huelgas que Walesa y Solidarnosk no pudieron controlar facilmente.
A fines de febrero del 87, y como respuesta a un aumento de los precios de ciertas mercancías de consumo obrero (algunas aumentaron más del 20%), a la congelación de salarios y a la intensificación del trabajo, se produjeron un conjunto de huelgas, calificadas de "salvajes" por las autoridades. Durante un mes y medio se producen más de 80 huelgas, sin preaviso, en todo Yugoslavia, pero principalmente en Croacia. Frente a dicho movimiento, la burguesía responde con las habituales medidas represivas que utiliza en todo el mundo: despidos, no pago de los días de huelga, menazas de intervención del ejército,...
Pero a esa altura el movimiento sigue su curso ascendente; luego de una corta interrupción, a principios de abril de ese mismo año, en los yacimientos de hulla de Labin, en Croacia, se produce la huelga de mayor duración, desde la segunda guerra mundial: duró 33 días. Los mineros reclaman la anulación de todos los aumentos de precio, un aumento del 100 por ciento de los salarios y el cambio del directorio de la mina.
La burguesía, ante la perspectiva de una eventual unión de los proletarios en huelga, sobretodo teniendo en cuenta que en ese mismo momento había también proletarios en lucha abierta en el Noroeste y en la costa Adriática, concede un aumento del salario nominal de 40% (los obreros reivindicaban 100%) para parar la huelga de Labin y hace renunciar a algunos funcionarios por incapaces (es decir les tira algunas migas para pararlos). Pero eso no impide que el ejemplo de los mineros de Labin se extienda; los herreros de Kroljevo, los empleados y los obreros de los edificios de Titogrado se declaran también en huelga y a su vez esto constituye un ejemplo que rápidamente es seguido por otros sectores del proletariado.
En otras regiones diferentes grupos de trabajadores se reúnen para coordinar sus acciones. Los proletarios de una acería en Bosnia crean un nuevo partido comunista que se declara abiertamente contra "el sindicato corrupto" y reivindica "la expropiación de la propiedad del Estado y del Partido".
Desgraciadamente no tenemos más información sobre esta tentativa de centralización de la lucha. Por todos lados se protesta contra "la mafia gubernamental y los bancos extranjeros". Al mismo tiempo más de 700 trabajadores del acero en Eslovenia comienzan una huelga "contra la corrupción y la pésima gestión" y realizan una manifestación frente al parlamento de la república. En el mes de julio en Vukovar, 10.000 obreros del caucho (calzado, neumáticos...) se declaran en huelga. 5.000 de entre ellos se dirigen a Belgrado para exigir aumentos salariales (se pide el doble) y la renuncia del director, que luego fuera premiado con el cargo de Ministro de Comercio Exterior. Exigen también la renuncia de toda la dirección de la empresa, así como la de todo el consejo municipal de Vukovar. En esos mismos momentos estallan manifestaciones delante del parlamento de Croacia en Zagreb. La expedición de los huelguistas de Vukovar a Belgrado (otras dos luchas proceden de la misma manera al mismo tiempo) era, en cierta manera, algo nuevo en la medida que era la primera vez. Luego ello se generalizaría; durante toda la ola de luchas, los ejemplos en los cuales los proletarios se organizan prácticamente para romper los límites regionales abundan. No solo se van a gritar sus reivindicaciones frente al nivel más alto de concentración del capital y del Estado, sino que se procede en Belgrado mismo a llamar a la unidad de todos los trabajadores en lucha. Este accionar exigía, de la parte de los proletarios, una ruptura importante con respecto al encuadramiento república por república que los sindicatos utilizaron siempre para quebrar la unidad proletaria. Dicho accionar clasista y unitario, fue una primera ruptura importante con respecto al nacionalismo dominante.
En esos momentos, los diarios oficiales negaban la realidad de la huelga y su generalización. Se hablaba de simples "paros de trabajo"; sin embargo al mismo tiempo se amenazaba diciendo que el gobierno de Belgrado los aplastaría con los tanques.
A fines de mayo del 88, y como respuesta a una nueva ley de "redistribución del ingreso" adoptada el 15 por los diputados del parlamento federal en Belgrado y que debía ocasionar una baja de salarios de 20 a 45%, emerge un movimiento huelguístico que tiene como puntos fuertes el sector del transporte y las minas. En Belgrado se da una manifestación de proletarios en lucha que reagrupa a más de 10.000 manifestantes en protesta "contra la carestía".
En octubre del mismo año, se dan enfrentamientos violentos entre manifestantes y unidades especiales de la policía. Obreros que se dirigen a Titogrado para unirse a la protesta son arrestados por la policía. Durante dos días la ciudad será aislada del resto del país por unidades especiales de los aparatos represivos. 12.000 proletarios manifiestan exigiendo una "reforma económica" y el aumento de salarios. Frente a la radicalización del movimiento, el Gobierno local renuncia.
El mismo cuadro se reproduce en la provincia "autónoma" de Voivodina: el gobierno renuncia frente a la presión de la calle. Las amenazas de instaurar el Estado de Urgencia se hacen cada vez más fuertes. En diciembre 1988, en fin, el gobierno federal mismo luego de dos años de lucha abierta contra la clase obrera, se ve obligado a renunciar.
El gobierno, luego de un período de crisis política y de incapacidad de la burguesía local de controlar la fuerza de trabajo, se reconstruye bajo la éjida de Ante Markovic, croata, denominado primer ministro de la Federación. Los puntos centrales de su programa fueron la liberación de los precios, de los intereses del crédito, y la adaptación del dinar a las necesidades del mercado (lo que quiere decir adaptarlo a su verdadero valor).
El proletariado responde a estas medidas a través de una nueva ola de luchas durante los primeros meses del 89 y esta vez exige un aumento salarial del 100%.
En marzo del 89, fue el Kosovo que se transformó en el terreno fundamental de desarrollo de luchas cada vez más masivas y violentas que duraran varias semanas. Todas las ciudades de esta "provincia autónoma" fueron sumergidas en luchas análogas a las que sacudieron algunos meses antes a Argelia. En los dos casos el proletariado tomó como blanco los símbolos y los locales más representativos del Estado: se asaltaron las comisarías, en Podujevo, el comandante de la milicia ("de origen albanés" ... ¡lo que importa muy poco pues para los insurrectos es un milico!) fue liquidado y las fuerzas del orden tuvieron que enfrentar los tiros que se les disparaba desde los techos de algunas casas, se atacan los trenes, se expropian los almacenes y tiendas y supermercados ...
El Estado (en su concretización federal y provincial) responde decretando el estado de urgencia a partir del primero de marzo. A partir del 27 instaura el toque de queda. Un día después del momento más alto de los sublevamientos, el 28 de marzo, el Parlamento de Serbia votó por unanimidad la supresión casi total de la autonomía de la provincia del Kosovo y de Voivodina. El objetivo era doble: aplastar la revuelta proletaria y desviarla hacia polarizaciones nacionalistas anti-albanesas y anti-serbas, para así recuperar el descontento en Serbia.
Esta explosión de las luchas en el Kosovo fue el punto culminante de una ola de luchas prácticamente ininterrumpida que, desde el 85 con sus alzas y bajas, sacudió todos los sectores y todos los rincones de Yugoslavia.
En setiembre del 89, 10.000 trabajadores manifiestan en Belgrado y Skopje y amenazan con la huelga general si el gobierno federal no para la inflación. Los trabajadores, que ya estaban en huelga, exigen que el marco alemán sea la moneda principal con la que se pague sus salarios. Los dirigentes locales de Zagreb de Split y de Rijeka exigen, bajo la presión de los huelguistas, un salario mínimo de 1.000 DM.
En diciembre del 89, 650.000 trabajadores de Serbia, de Montenegro y de Macedonia se declaran en huelga contra la política del gobierno y piden un aumento de salarios del 100%. Frente a esta situación, los directores de las empresas ceden; incluso en contra de las directivas del gobierno conceden las reivindicaciones.
Todas estas luchas acentuaron el debilitamiento de la economía yugoslava. Citemos algunas cifras para dar una idea del nivel de las luchas: en 1989 la tasa de crecimiento anual de los precios al por menor fue oficialmente de 1256% cuando la tasa de crecimiento anual de los salarios en este mismo período fue de 1595%, lo que nos permite afirmar que en 1989 el salario real habría aumentado de 25% (si seguimos las cifras de Notes & Etudes documentaires Nº 4920-rl). Los analistas de esta revista afirman "... una evolución difícilmente aceptable en una economía declarada 'en crisis'. El paro y la baja importante del nivel de vida son los precios que hay que pagar para sanear la situación".
Estas cifras las damos a título únicamente indicativo, de ninguna manera se podría sacar a través de ellas conclusiones sobre el aumento y agravación de la tasa de explotación que golpea al proletariado en estos momentos en Yugoslavia; sin embargo ellas nos pueden dar una idea de la combatividad y de la resistencia proletaria contra los ataques que se hacían en esos momentos de sus condiciones de vida.
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Habiendo hecho incapié en la fuerza del movimiento de nuestra clase en Yugoslavia, nos parece imprescindible el subrayar las debilidades decisivas que caracterizan esta ola de luchas sin las cuales el Estado no hubiese logrado, como efectivamente logró, la derrota del proletariado.
La no emergencia de organizaciones autónomas de proletarios en lucha, a pesar de la duración y la intensidad de las mismas, constituyó una debilidad decisiva; y ello, a pesar de que se dio un cierto cuestionamiento con respecto a los sindicatos oficiales. Al sindicato se lo criticó, en general, en tanto que oposición a la "burocracia sindical", lo que limitaba la crítica a una cuestión de "malos jefes" sin que esto implique la lucha contra el carácter contrarrevolucionario del sindicalismo. Consecuentemente con esta debilidad en la crítica, no se asumieron las tareas de auto organización indispensables, ni las acciones clasistas para extender la lucha en el espacio y en el tiempo; en fin, para la centralización del combate, etc.
Esta debilidad de criticar a las instituciones en tanto que "malos sindicatos", "políticos incapaces", "cuadro corrupto", ... le sirvió mucho al Estado, y así más de un "individuo-burócrata" fue sacrificado para mantener intacta la relación social capitalista.
Otro factor de debilitamiento, que al mismo tiempo, constituye un elemento de explicación de las otras debilidades, fue el nacionalismo. El movimiento de lucha, y en este incluimos los motines del Kosovo en el 89, no rompió con respecto al encuadramiento nacionalista. Dado que en Yugoslavia la cuestión nacional es el arma por excelencia con la que el Estado enfrenta al proletariado, todo desarrollo cualitativo de la lucha tiene que plantearse imperativamente la tarea de la ruptura efectiva, consciente y abiertamente asumida con las fuerzas de encuadramiento nacionalista. A pesar de que la solidaridad proletaria más allá de las fronteras de las diferentes repúblicas, se expresó durante el transcursos de las huelgas y manifestaciones, la misma jamás llegó a dar el salto de calidad hacia la acción concertada y conscientemente organizada contra las diferentes fuerzas nacionalistas. Por ello tenemos que ser prudentes cuando utilizamos el término "unitario" o "solidario". La realidad de la existencia de numerosas huelgas simultaneas durante muchos años de luchas,
fue un hecho; no obstante la expresión inmediata de la unidad de lucha y de perspectiva, al margen de la solidaridad local, no se expresó de manera consecuente, en términos de organización y de centralización. Esta también fue la realidad durante los enfrentamientos en el Kosovo, en donde si bien los proletarios armados ocuparon las calles para enfrentar violentamente las causas de su miseria, el Estado logró facilmente castrar toda la potencialidad de la extensión, reduciendo los motines a una cuestión estrictamente "albanesa".
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REFORMAS ECONÓMICAS, POLITICAS Y SOCIALES
Si la ola de lucha que se dio en los años 80 fue una respuesta clasista del proletariado a la intensificación de los ataques que tuvo que soportar a principios de esa década, la clase burguesa tampoco permaneció inactiva y enfrentó la nueva situación de crisis con toda una serie de medidas draconianas.
La crisis económica en Yugoslavia se declaró abiertamente en el 79. Hasta ese entonces las particularidades del "socialismo autogestionario" a la yugoslava, permitieron, a esa economía nacional, adaptarse más o menos bien a los ciclos de la acumulación capitalista mundial. O mejor dicho el proteccionismo permitió, durante las primeras manifestaciones del fin del ciclo expansivo del capital a nivel internacional, postergar muchos efectos de la crisis mundial del Capital; pero dicha postergación hizo que esas mismas contradicciones se expresaran ulteriormente con mucho más violencia.
Dicha realidad desmiente las ideologías que pretendían que con un cambio de forma de propiedad, con la autogestión, se podían atenuar (o eliminar) las contradicciones propias al Capital.
Para nosotros, comunistas revolucionarios, todas esas peroratas acerca de la "autogestión" o de la "planificación económica" no son más que gigantescas mentiras, mitos que tienen como objetivo el encerrar al proletariado en la aceptación de condiciones de explotación que le impone la sociedad del Capital. Más allá de las pretensiones y de las variaciones en las formas con que se explota al proletario, todas esas ideologías solo aportan al proletariado... más miseria, más explotación, más guerra...
En Yugoslavia, desde los principios de la década del 80, las curvas de crecimiento son negativas, la desocupación aumenta, la tasa de inflación llega a niveles récords de 2685% por año, la penuria de productos de primera necesidad se generaliza cada vez más.
"La caída del nivel de vida fue tan grande que es difícil imaginarse que en otro país no se hubiese reaccionado, con respecto a esta situación, produciéndose cambios políticos radicales, o incluso una revolución" (H. Lydall "Yugoslavia in Crisis" 1989, citado por Paul Garde en "Vie et mort de Yugoslavia").
Durante este período, como ya vimos, el gobierno pretendía enfrentar la situación de crisis con medidas de austeridad, programas de estabilidad, ...pero a partir del 85 esas medidas provocaron una respuesta masiva de parte del proletariado, lo que augidizó las dificultades de la situación económica.
Entre todas estas reformas sobresalieron las de diciembre del 89, introducidas luego de nuevas bajas del volumen de la producción industrial, de nuevos aumentos de la desocupación, de un crecimiento de la penuria, de la inflación ... y de una "explosión" de los salarios consecutiva a la ola de luchas. Esta nueva reforma contenía las marcas de la crisis que sacudiría violentamente a Yugoslavia un año más tarde, puesto que al introducir estas reformas se ataca frontalmente a todo el proletariado y se homogeniza sus condiciones de vida. En efecto el nuevo primer ministro federal, Markovic, introdujo un plan que preveía la congelación total de los salarios, y una congelación solo parcial de los precios, la creación de un "nuevo dinar", convertible y ligado al marco alemán, una política monetaria restrictiva (limitación de créditos) y una nueva política fiscal (más impuestos sobre los salarios, aumento del presupuesto del gobierno central). Se buscaba sanear la economía reduciendo la parte del valor consagrado al capital variable e imponer aumentos de la productividad eliminando (a través de la supresión de los diferentes mecanismos de protección susceptibles de repartir sobre el conjunto de las empresas los efectos de la competencia internacional, o, como lo dirá Markovic, "ayudando a las empresas que anuncian buenos resultados y abandonando a las malas para que asuman las consecuencias de su incapacidad") las empresas deficitarias. El gobierno federal preveía la supresión suplementaria de 150.000 puestos de trabajo en el transcurso del primer año de aplicación de las nuevas medidas. Al mismo tiempo, los indicadores económicos oficiales anunciaban una baja del salario real de 9% en diciembre y de 29% en enero del 90.
Esta solución contaba con el apoyo de sectores importantes de la sociedad yugoslava en las diferentes repúblicas (Eslovenia y Croacia, apoyaban estas medidas) y a nivel internacional. Sin embargo, hay que constatar que dichas medidas draconianas, que pretendían responder a la agudización de la crisis capitalista en Yugoslavia, produjeron una dialéctica infernal para la burguesía: el proletariado respondió afirmando cada vez más su comunidad de lucha frente a la homogeneización de la miseria que estas medidas provocaban, lo que a su vez hizo imposible su verdadera aplicación. La guerra, a este nivel de nuestro análisis, surge, como la solución política que permite disolver/destruir, esta comunidad que se iba forjando en el enfrentamiento.
Si bien es claro que el problema de la lucha por las "repúblicas autónomas" en Yugoslavia constituye una fuerza ideológica fundamental, de primera importancia contra el proletariado, lo que queremos observar, en este nivel del análisis es que ella también coincide con los intereses económicos propios de tal o cual república en particular y de sus fracciones burguesas correspondientes. Pero lejos de querer analizar estas particularidades, en tanto que simples particularismos que determinarían "tareas específicas" para el proletariado de cada república, como pretende la izquierda burguesa, siempre dispuesta a aportar su contribución en la guerra imperialista, nosotros las analizamos con el objetivo de poner en evidencia su complementariedad y la convergencia de intereses de todas las repúblicas, "naciones", "Estados" y fracciones burguesas, frente a un proletariado internacionalista que no tiene ningún interés regional o nacional que defender.
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LAS PREMISAS DE LA GUERRA
Existen dos elementos esenciales que explican la explosión de Yugoslavia: el primero es justamente la situación de lucha, la falta de adhesión de los proletarios a la economía nacional a los intereses de la nación Yugoslava. Acá no solamente hacemos referencia a las diferentes luchas que hemos mencionado arriba, sino principalmente a la situación histórica de Yugoslavia (de la que hablamos en el punto A) que, tanto el proletariado como su enemigo histórico, el Estado, heredaron y que forman el cuadro orgánico bajo el cual se juegan todos los enfrentamientos de hoy en día. Fue precisamente esta falta de adhesión de los proletarios al interés nacional que determinó el no retroceso del Estado capitalista (bajo sus diferentes expresiones regionales, "croato", "esloveno", "serbio", "bosníaco", ...) frente a la estructuración de una política mucho más radical de defensa de sus intereses: reformas draconianas "de crisis", "democratización", nacionalismo y guerra.
El marco de la nación yugoslava fue superado como ideología capaz de enfrentar eficazmente al proletariado en esta región. El estallido de la guerra interimperialista en esta zona permitió, al Estado capitalista mundial, ahogar, los antagonismos de clase que desgarraban su sociedad y transformarlos en masacres generalizadas en las que los proletarios, negando su condición de tales y embanderándose con diversas razas, religiones, "naciones", se masacran. A nivel más general, ello le permite avanzar en la dirección de la solución burguesa a la crisis mundial de sobreproducción de valores.
El segundo elemento primordial es la competencia exacerbada entre las diferentes fracciones burguesas que se libran una guerra sin piedad para sobrevivir (ley del valor universal que sanciona a los capitales no rentables con la desvalorización pura y simple). Dicho elemento se encuentra directamente ligado al primero en la medida en que tampoco escapa al contexto histórico que lo produjo y por otra parte se encuentra subordinado al mismo, en la medida en que los antagonismos interburgueses pasan siempre a segundo plano frente al surgimiento revolucionario del proletariado: las diferentes fracciones burguesas hacen siempre abstracción, so pena de desaparecer, de los intereses particulares y realizan su unidad circunstancial frente al comunismo, haciendo prevalecer el interés supremo de salvaguardar su mundo de dinero, de asalariados, de mercancías...)
Esta exacerbación de la oposición de intereses entre las diferentes fracciones burguesas, a escala internacional, y la falta de adhesión de los proletarios a la economía nacional fueron las causas profundas de la deflagración imperialista en Yugoslavia. Como veremos más adelante, el pasaje a la fase "militar" del conflicto fue directamente incitado y estimulado por el proceso de reconocimiento internacional de la independencia de Eslovenia y de Croacia. Es decir que la orquestación de la guerra y de la consecuente masacre no es la simple expresión de una crisis interna a Yugoslavia sino que por el contrario, corresponde a la dirección que las potencias imperialistas internacionales le dieron a esta crisis. ¡¿Cómo podríamos ignorar que son estos mismos términos los que determinan la evolución social de los países de la región y en última instancia, de los otros países del planeta?!.
EXACERBACION DE LOS ANTAGONISMOS NTERIMPERIALISTAS
Ya hemos señalado las disparidades existentes (económicas, políticas, sociales, culturales, ...) entre las diferentes repúblicas. La crisis capitalista agudizó más aún las desigualdades regionales; desigualdades entre Eslovenia, por ejemplo, que es la república más industrializada en la cual los proletarios procedentes de Bosnia y Kosovo sirven de mano de obra inmigrada, en donde el nivel de vida "occidental" es superior a las repúblicas del Sur, y en donde la ideología local se fundamenta en el orgullo de su progreso económico y del otro lado Serbia, en la que la base económica "interior" está desprovista de la solidez de las regiones del norte, pero que históricamente es través de ella que se erigió el Estado yugoslavo y por ello sus intereses coinciden con el destino de la Federación yugoslava. Los dirigentes serbos fundamentan su nacionalismo en la consciencia de ser el cimiento político sobre el cual se erige toda la entidad yugoslava, por ello la predominancia de Serbia es en primer lugar política. La herencia de su función centralista se expresa a través de un cierto discurso sobre los "intereses superiores de Yugoslavia" que dicha región asume; su situación en la federación la convierte en el árbitro obligado entre las repúblicas del Norte y las repúblicas del Sur y alberga en Belgrado, su capital, todas las instancias federales.
Las fracciones burguesas y a su interior el personal dirigente de cada república toman como base estas desigualdades para fundamentar su propaganda nacionalista. La burguesía eslovena, por ejemplo, consciente de su posición económica en la federación, a pesar de que en un primer momento se benefició de la crisis, vio rápidamente deteriorase la situación en el espacio productivo que controla. En tales circunstancias, la burguesía local incapaz de aportar una solución al deterioro de las condiciones de vida, concentrará todos sus esfuerzos en una campaña nacionalista, presentando la crísis, como el resultado de la factura que la federación pretendía cobrarle por sus "errores de gestión" (durante las elecciones del 90, la coalición eslovena "Demos" hará una violentísima campaña en ese sentido explotando todos los prejuicios populares, en particular con respecto al impuesto de contribución que Eslovanía tenía que pagar al presupuesto federal y por lo tanto indirectamente a Serbia). Dicha fracción burguesa fomentará así el desarrollo de una voluntad nacional eslovena, creando una fuerza de presión con la perspectiva de la apertura hacia el Oeste (con el que ya efectuaba una gran parte de intercambios comerciales). Cabe señalar, que es esa misma fracción burguesa la que siempre supo utilizar mejor las contradicciones adaptando su aparato político según la evolución de éstas: fue ella la primera en Yugoslavia en legalizar las huelgas, los sindicatos independientes y los partidos políticos. Todo fue hecho para afirmar su supuesta diferencia con sus homólogos "retrasados" del Sur.
A nivel de los antagonismos interimperialistas dos fuerzas opuestas chocaron: una centrífuga, que expresaba la tendencia de diferentes repúblicas a superar la tutela centralista del gobierno federal, y otra centrípeta, que buscaba a toda costo preservar la nación yugoslava como un espacio productivo propio y afirmar su predominio en cada república. La lucha entre estas dos fuerzas opuestas se redobla con el enfrentamiento de intereses entre cada una de las repúblicas; y a medida que el enfrentamiento entre las fuerzas políticas burguesas de las repúblicas y la federación yugoslava gana en impetuosidad (por ejemplo con el desmantelamiento parcial de Yugoslavia) se da lugar a la afirmación y al estallido de los antagonismos entre las diferentes repúblicas. La burguesía en Serbia utilizará la federación, su aparato político, su ejército, sus instituciones, su ideología, ... como utensilios necesarios para promover sus intereses propios.
La guerra en Yugoslavia es el reflejo de una situación similar de numerosas regiones de Europa oriental, como de otros países bálticos y de las repúblicas anteriormente "soviéticas"... como también de otros continentes, lo que está mostrando que esta situación corresponde a la agravación mundial de las tensiones entre las diferentes potencias imperialistas, que requiere en TODAS PARTES enrolar a los proletarios en base al anzuelo de "las particularidades" en los diferentes frentes de la guerra imperialista.
Es relativamente fácil constatar, a través de la toma de posición y de las rivalidades de las diferentes potencias capitalistas en el al conflicto Yugoslavo, los intereses que motivan a cada una de entre ellas. En Europa, particularmente, el conflicto en Yugoslavia ha sido revelador de intereses contradictorios entre los diferentes Estados nacionales y al interior de cada uno de ellos. Los esfuerzos del Estado Alemán (y del Austríaco) para obtener rápidamente el reconocimiento internacional de la independencia de Eslovenia y de Croacia revelan una vez más las ambiciones de este Estado de erguirse como potencia mundial de primer orden en el mismo momento en que el espacio productivo alemán afirma su papel de locomotora de Europa, en que se reexamina al interior de este cuadro, su potencial militar, .... y todo esto dentro de un contexto en el que las negociaciones sobre los acuerdos de comercio internacional (GATT) muestran claramente la exacerbación de las rivalidades imperialistas entre diferentes fracciones del capital centralizadas en los Estados de USA y de Europa. Podemos afirmar que, más allá de su significación inmediata, el reconocimiento de Eslovenia y de Croacia al cuestionar prácticamente las fronteras anteriores fue el factor primordial del desencadenamiento de la guerra en Yugoslavia y de su internacionalización. Este reconocimiento fue, de cierta manera, la señal internacional de la apertura de una nueva etapa en las relaciones inter-imperialistas en Europa y en el mundo y de la intensificación de los enfrentamientos entre las potencias imperialistas.
Contra la visión burguesa que "acusa" a tal o cual fracción, a tal o cual programa político, a tal o cual hombre de Estado, ... de ser la causa de la guerra, nosotros afirmamos que todas las fracciones burguesas, todos los Estados capitalistas (o mejor dicho aun el Estado capitalista mundial) son directamente responsables de la guerra que se desarrolla actualmente en ex-Yugoslavia.
El Estado francés se posicionó en forma diferente al alemán: ¡la diplomacia francesa persistía en promover los intereses de una "Federación Yugoslava" muchos meses después de que la misma estallase! Por su parte, el Estado italiano y el Estado turco con sus intereses específicos de orden económico y geopolítico en la región constituyeron otras de los factores contradictorios que determinaron la incapacidad de la CEE, en tanto entidad política, para intervenir de otra manera que como lo hizo: en forma disparate. En efecto independientemente de las ideologías, de la acción voluntaria o consciente de cada fracción Europea y de las declaraciones que se sucedieron, lo que quedó claro es que no había ninguna capacidad de acción unificada a nivel de la CEE, que las contradicciones interburguesas que la corroen son enormes y que no hay aun una fracción hegemónica que haya impuesto su disciplina (intereses) a las otras, que no existe aun un alineamiento de cada una en los bloques en reconstitución y que dicha situación empuja a contradicciones importantes entre ellas que también pueden culminar en el terreno militar.
Y todo ello, sin mencionar que en la medida que la guerra en ex-Yugoslavia, prefigura, la posibilidad de conflictos similares en las regiones limítrofes, todas las potencias regionales (Irán, Grecia, Rusia, Hungría, Rumania...) se interesan y se posicionan directa o indirectamente del lado de tal o cual fracción, de tal o tal bloque o constelación imperialista.
Esto revela que la anarquía permanente que existe en todas las relaciones de la sociedad burguesa, se hace explosiva en épocas de crísis. Frente a la amenaza de un surgimiento violento del enemigo histórico de la sociedad (el proletariado revolucionario) la burguesía es capaz de fomentar su unidad y de hacer momentáneamente abstracción de sus rivalidades; pero la burguesía mundial, una vez expulsado este peligro que cuestiona su propia supervivencia, es incapaz de controlar las contradicciones que desgarran a sus diferentes fracciones. La irrupción de estos conflictos permite, a la burguesía, dar una solución -momentánea- a la explosión de sus contradicciones económicas y sociales a corto plazo. Por eso, la guerra que hoy se da en Yugoslavia, es una precursora genuina de las guerras que el capital llevará adelante a escala planetaria, dado que ya las contiene en su ser y es empujado a ellas por sus propias contradicciones.
La denuncia, llevada adelante por las fracciones comunistas, de la guerra capitalista en tanto que guerra interimperialista contra el proletariado, y la lucha consecuente por el internacionalismo proletario como única respuesta válida contra la paz y la guerra imperialista, solo puede realizarse criticando y combatiendo contra el enganche ideológico que organiza el Estado capitalista mundial para ligar al proletariado a su sociedad de miseria y de masacres sistemáticas. La derrota del proletariado y su destrucción en y por la guerra imperialista, tal como hoy en día se expresan parcialmente en la ex-Yugoslavia, se explica por la sumisión del proletariado a las ideologías burguesas y por la negación de sus propios intereses de clase, su dispersión/atomización al interior de los diferentes frentes burgueses.
La lucha contra la guerra y contra el nacionalismo se lleva adelante organizando el derrotismo revolucionario a través de acciones que permitan la derrota de su propio campo y solidarizándose con los proletarios "del otro lado de las trincheras" dando vueltas sus fusiles y apuntándolos contra los oficiales, fraternizando con los soldados, de los distintos ejércitos ... ; es decir afirmando por todos los medios el internacionalismo militante.
ESTALLIDO DE LA "NACION" YUGOSLAVA
El Estado capitalista en Yugoslavia, dada la situación de crisis económica y la necesidad indispensable de reformas y austeridad, se restructura y restructura la gestión de la sociedad a través de una especie de "revolución cultural". Los dirigentes del Estado capitalista de Eslovenia y de Croacia acusan a la federación, y consecuentemente a Serbia, de ser responsables de la situación de sus repúblicas; lo que también hará el presidente de la Liga "Comunista" de Serbia, Slobodan Milosevic.
A partir de 1986 el presidente de la Liga "Comunista" de Serbia lanza el desafió de una especie de "revolución cultural" con el objetivo de fomentar la unión
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nacional al interior de su república, redistribuir, en base al poder popular reconquistado, las cartas entre las diferentes repúblicas y así, resolver los bloqueos que mantienen a la sociedad yugoslava inmóvil frente a la situación de crisis. Esta "revolución" burguesa coincidió con la emergencia de las primeras luchas de envergadura del proletariado en Yugoslavia.
La campaña de Milosevic se articuló alrededor de dos ejes: una campaña "antiburocrática" y otra de protesta contra el destino que se les daba a los habitantes serbos en el Kosovo.
El primer tema está basado en la misma propaganda que escuchamos por todos lados en período de crisis, tanto en el Este como en el Oeste, en el Norte como en el Sur: "la lucha contra el derroche y contra la corrupción, contra los privilegios, ..." Esta campaña servirá principalmente, más allá de unificar a la gran masa de ciudadanos serbos, gracias a su contenido populista y demagógico (¡Milosevic declara que "el conflicto con la burocracia tiene el carácter de un conflicto de clases"!) para preconizar una importante restructuración de la sociedad, la aceptación y el reconocimiento de las reglas de la competencia internacional "sin mediación política". De lo que entonces se trata, según este hombre, sincero "comunista" ortodoxo de mucho tiempo, es de "democratizar" la sociedad yugoslava, de "hacer transparente" el poder, la economía. Este discurso que suena tan familiar, porque es exactamente el mismo que utilizan los politiqueros de todas partes, encuentra, a pesar de ello, un entusiasmo en la población Yugoslava y principalmente en la Serba. Pero el proletariado de todo el mundo aprende rápido y a golpes el significado real de esos discursos: nuevas disminuciones salariales con el consecutivo agravamiento de sus condiciones de vida, disminución o supresión de las asignaciones y subsidios, fin de la gratuidad de ciertos servicios, desarrollo de la desocupación, ... y aumento de la intensidad del trabajo.
El segundo tema fue específicamente serbo por su forma, pero también era universal por su contenido. En cuanto a la forma, precisemos que el poder al interior de la provincia del Kosovo fue dirigido por políticos de origen albanés, y que esta gestión se ejerció, conformemente a la Constitución de 1974, sin ninguna interferencia legal de la república de Serbia. Milosevic se sirvió de esta situación para exacerbar el más pequeño incidente "anti-serbo" en la provincia con el objetivo de excitar las pasiones nacionalistas a los dos lados de las fronteras de cada república; se denuncia en la televisión, en los diarios, en los discursos oficiales, el "genocidio" contra los Serbios del Kosovo. Sabemos hasta que niveles el Estado es capaz de ocultar el horror y extensión de las masacres que perpetua y como también es maestro en el arte de fabricar, de poner en el centro de la escena hechos que correspondan a sus fines de propaganda. Este también fue el caso de los comandos mandatados para aislar los "serbos" de los "húngaros", "croatas", "albaneses",... y según el lugar masacrar a tal o cual grupo ... con el objetivo explícito de exacerbar el odio de "serbos" contra los "croatas", contra los "húngaros", etc. de estimular los odios racistas/nacionalistas.
El "anti-albanismo" fue un aspecto de la campaña de Milosevic importante, porque en base al mismo se fomentará la unión nacional y la paz social que el Estado necesita para implementar sus reformas antiproletarias.
En Serbia se producirá así una toma de conciencia de la unidad "del pueblo serbo" y de la "responsabilidad de la república serba y de sus ciudadanos con respecto a todos los serbios, estén donde estén". La ola de nacionalismo/racismo serbo se intensificó, el sentimiento de identidad nacional, apoyado por la Iglesia ortodoxa se exacerbó y la reivindicación de la constitución de una "gran Serbia", se extendió a todos los territorios en los que vivían los Serbos. Esta afirmación unilateral de intereses "serbos", rompía con la política titista de equilibrio entre las diferentes repúblicas para salvaguardar la unidad yugoslava: ella será decisiva en la explosión de la unidad Yugoslava y por otra parte se acompañará de la denuncia de la política e incluso de la persona de Tito.
Esta nueva orientación de la política burguesa en Yugoslavia corresponde enteramente a la actual situación de crisis mundial que golpea brutalmente, en especial, al conjunto de la zona del este y de centro-europeo y que evidencia el proceso de exacerbación de los enfrentamientos interimperialista y la agravación de los antagonismos de intereses entre la burguesía y el proletariado. Así la orientación de la política "serba" corresponderá en un 100% a los intereses de las fracciones burguesas de las otras repúblicas y éstas no harán más que seguir el paso marcado por Serbia.
Tenemos que constatar que, a pesar de una resistencia proletaria importante y de una lucha masiva y de larga duración por la defensa de los intereses clasistas del proletariado en Yugoslavia, la burguesía, en base a la determinación y fuerza con que actuó contra las mismas, logrará al fin vencer la resistencia proletaria y a fines de 1989 liquidará los niveles más elevados de lucha, logrando imponer el nacionalismo, el racismo, la xenofobia,...en fin transformar la guerra de clases en una guerra imperialista.
A partir del 88 se sucederán constantemente manifestaciones, cada vez más numerosas, en todas las ciudades de Serbia con dos consignas principales: "solidaridad con los Serbos del Kosovo" y "lucha contra la burocracia". La "oposición democrática" serba cae en la trampa de sus propias reivindicaciones basadas en las tan de moda ideologías "anti-comunistas" democráticas y que en este contexto social reclaman las elecciones libres. En efecto, a esa altura Milosevic controlaba ya a las amplias mayorías serbas. Así la oposición aceptó la nueva constitución serba (1990) que anexa prácticamente el Kosovo y Voivodina, y cuando Milosevic surge vencedor de las elecciones libres del 90 no le queda más que aceptar el resultado. En el mismo momento se organizan elecciones en las otras repúblicas yugoslavas, pero contrariamente a lo que sucede en Serbia y en Montenegro, fueron los partidos que venian de ser creados que ganaron las elecciones en Slovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina y Macedonia.
A partir de esas elecciones tres grupos se distinguen:
- el bloque serbo, que abarca a Serbia y Montenegro y que reivindica la reunificación de todos los serbos o la constitución de territorios autónomos serbos en las otras repúblicas. Este bloque es partidario de la mantención de la federación yugoslava bajo la óptica de sus miras hegemónicas sobre las otras repúblicas.
- las dos repúblicas, Eslovenia y Croacia, que surgen reforzadas por su nueva credibilidad democrática luego de las elecciones, comienzan rápidamente un proceso político activo de disociación de la federación yugoslava: éstas ven en las instituciones federales, en las cuales Serbia tiene una posición preponderante (también al interior del ejército), una amenaza a su libertad de acción.
- Bosnia y Macedonia que también parieron en las urnas nuevos gobiernos de coalición. Por su posición geográfica, por la diversidad de sus poblaciones y su situación económica, la política de esos gobiernos será más vacilante.
Antes de entrar en el detalle de las formas y expresiones concretas que adoptó la explosión de los antagonismos entre las diferentes fracciones burguesas en Yugoslavia, queremos subrayar aquí que cada estallido violento fue el producto de la agravación de la crisis mundial, de la desvalorización del capital y de la agudización de la lucha interfracciones para mantener el ritmo de valorización. Ese es el verdadero nudo de la guerra en Yugoslavia, el verdadero motor, la lucha por la ganancia capitalista. No se trata, entonces, de una guerra religiosa, étnica, o de una guerra que "hace reventar los odios milenarios en estos territorios", ... como afirman los medios de comunicación, sino de una guerra interimperialista que plantea sobre el terreno de un conflicto militar los antagonismos de intereses que oponen entre si a las diferentes fracciones burguesas. Como toda guerra corresponde a la necesidad de una destrucción brutal de una parte significativa de mercancías excedentarias, y entre ellas los medios de producción y la fuerza de trabajo. Una parte de los proletarios son directamente eliminados en la guerra (8), los otros ven sus condiciones de sobrevivencia y de reproducción reducidas al estricto mínimo por medio de la militarización general de todos los aspectos de la vida.
ALGUNOS PUNTOS DE REFERENCIA CRONOLOGICOS QUE PAUTARON EL ESTALLIDO DE LA GUERRA
En diciembre del 90 Eslovenia aprueba por referéndum el principio de su independencia. En Croacia se moviliza a los reservistas de la policía desde principios del 91 y a partir de ese momento se constituyen milicias armadas de "autodeterminación" en las regiones de Croacia que tienen mayoría serba y a partir de marzo se multiplican los combates localizados entre milicias serbas y fuerzas de policía croatas (9). La desintegración de la ex federación se acelera. El ejército federal, que disponía de todo el armamento pesado (10), fue enviado hacia estos lugares como fuerza de interposición y dará cada vez más abiertamente su apoyo a los combatientes serbos que fueron poco a poco ganando terreno.
El 25 de junio 91 se proclama simultáneamente la independencia de Eslovenia y de Croacia, el 23 de diciembre del 91 Alemania y el 15 de enero del 92 la Comunidad Económica Europea (CEE) reconocen esa independencia. Durante el transcurso de 10 días Eslovenia fue el teatro de combates entre fuerzas territoriales eslovenas y el ejército federal por el control de los puestos fronterizos con Hungría, Austria e Italia dado que las autoridades eslovenas pretendían imponer su autoridad y sus representantes en sustitución de los de la federación yugoslava. Luego de solo 10 días de conflicto, cuando se suspende provisoriamente la declaración de independencia, se evacua totalmente las fuerzas federales del territorio Esloveno.
"Las fuerzas de defensa del territorio esloveno han tomado posesión de los pasos de frontera (de la ex federación yugoslava) en el mismo momento en que se daban rendiciones masivas en el ejército yugoslavo: oficiales eslovenos ordenan a sus unidades compuestas de soldados de todas nacionalidades, en gran mayoría reclutas, mal preparados a este tipo de acción y poco motivados, de seguirles".
("L'état du monde" -1992)
Esta "primera guerra yugoslava" se termina rápidamente no por la valentía de las unidades territoriales eslovenas ni por la intervención de la CEE, sino por la falta de cohesión y la decadencia del ejército federal ¡cuyas tropas se rendían muchas veces sin combatir!
El 8 de julio del 91, bajo el impulso de la CEE, los acuerdo de paz de Brioni entrara en vigor. Estos acuerdos (fronteras de Eslovenia controladas por la policía eslovena, impuestos abonados a Belgrado, regreso de las unidades del ejército federal yugoslavo a sus cuarteles) ratifican el desplazamiento de la guerra de Eslovenia (muy homogénea "étnicamente" para servir de campo de batalla en este escenario) hacia Croacia, en donde las diferentes fracciones burguesas podían apoyarse claramente en un largo trabajo de preparación que había dado sus frutos maduros en cuanto a la división de proletarios. En efecto, ahí cada nacionalismo se refuerza tomando como blanco el campo de enfrente: los "croatas" se apoyan en el hecho de que las "minorías serbas" de Krajina y de Eslavonia rechazan la autoridad de Zagreb y reclaman su anexión a Serbia; y en el frente, los "serbos" denuncian las discriminaciones de las que son víctimas estas minorías. En esta época aparecen públicamente los primeros "comandos de la muerte" que penetran en los pueblos y expulsan a los habitantes según los criterios de nacionalidad, utilizando la masacre contra los recalcitrantes. Los reclutas fueron tomados como rehenes y se les enviaba al frente. Los pueblos y aldeas resultaron cada vez más divididos y separados según criterios "étnicos", siguiendo los criterios estratégicos y racistas. Así todos los pueblos terminaron por alistarse en un campo o el otro por medio DEL TERROR.
Paralelamente los refugiados "cróatas", "húngaros", "serbos" y otros se escaparon en dirección de las grandes ciudades, de Herzegovina o Voivodina. La guerra se desplaza cada vez más hacia las mismas. En Banija y en Eslavonia, ciudades y centros industriales como Vukovar, Osijek, Sisak, Petrinja, etc... fueron bombardeadas. Vukovar (puerto industrial del Danubio) que unos años atrás era el teatro de una gran agitación obrera, fue sitiada durante tres meses y completamente destruida, no se perdonó a ninguna casa, ni a ningún edificio público, ninguna infraestructura industrial. Los agujeros de los obuses y los impactos de las balas testimonian de la violencia de los combates; habitaciones completamente destruidas, inmuebles incendiados, fachadas llenas de agujeros, techos desmoronados, ... La intensidad de las destrucciones (¡dejamos la creencia en el azar y la fatalidad a los ingenuos!) muestran, el nivel de resistencia obrera que se dio en esta ciudad. Los medios de información nos han embrutecido con sus clichés mostrando habitantes terrorizados (lo que es una realidad pero no es más que una faceta), enterrados día y noche en lo sótanos; lo que solo demuestra que son aparatos de la dominación ideológica, que escamotean, en el mejor de los casos, la realidad y sus contradicciones y que niegan que son esos mismos "habitantes" que, negando su "nacionalidad", trataron juntos de defenderse, con las armas en la mano, hasta los últimos días contra todo agresor. Esa resistencia proletaria, por más contradictoria que pudo ser, es la que explica el ensañamiento del ejército federal, de la guardia nacional y de los ustachis con que se destruyó a Vukovar y aplastó a sus habitantes. Es la lucha de clases y no el "salvajismo", la "barbarie" del hombre en general -noción moral y a-histórica- que produce una rabia tan destructiva. El azar no existe en la historia: el "martirio" de Vukovar corresponde a una necesidad del Estado, de liquidar un máximo de proletarios, en especial cuando son combativos. El 17 de noviembre la ciudad fue invadida por el ejército serbo y se retira el bloqueo. ¡El hecho de descubrir, en esos momentos, que muchos cuerpos fueron asesinados por la espalda demuestra que no se mato "por azar"!
Todos esos meses de combates, de bombardeos, (con artillería pesada) de los grandes centros industriales y urbanos, que sepultaban a miles de proletarios, se desarrollaron bajo el ojo impasible de los "observadores de la CEE" (¿que vinieron a observar? sino ¡el buen desarrollo de la masacre de nuestros hermanos!) y "la indignación" de los expertos de la UNESCO, salvadores del "patrimonio histórico" de las ciudades yugoslavas como Dubrovnik (el "observador" Cyrus Vance califica el bombardeamiento de Dubrovnik "de ultrajoso y sin ninguna excusa" ...).
En Croacia, la extensión de la guerra se confirmó durante todo el verano y hasta en enero del 92, mientras que las regiones "serbas" proclamaban su autonomía, y hasta su independencia y su anexión a Serbia. Este fue el caso de Krajina, Banija y de Eslovenia. Las fuerzas serbas ocuparon rápidamente un tercio del territorio de la Croacia. El 21 de febrero del 92 el Consejo de Seguridad de la ONU votó una resolución que preveía el desplazamiento de 14.000 soldados en cuatro "zonas protegidas" de Croacia, que se encontraban bajo el control de las fuerzas serbas, consagrando, así, en cierta manera la partición de Croacia.
Los proletarios catalogados como "croatas" y "eslovenos", luego de la independencia de Eslovenia y de Croacia, fueron separados por una nueva frontera. Ya vimos como los proletarios fueron militarmente forzados a tomar esta identidad étnica y ahora vemos como el Estado pretendía consolidar las separaciones. En estas fronteras los aduaneros ahora cróatas o eslovenos vigilan que se respeten las nuevas leyes de inmigración, empleo, escolaridad, importación, haciendo pagar los derechos de aduana cuando se pasa la frontera, y la situación económica se degrada aún más: en Eslovenia los proletarios tuvieron que soportar el cuadruplamiento de la desocupación entre 1990-92, una inflación galopante (+260 en un año) y diversas medidas de austeridad dentro del cuadro del "pacto social nacional" negociado entre el gobierno y los sindicatos eslovenos.
También en las otras repúblicas también se constituirán entidades administrativas autónomas: entidades serbas en el Kosovo y en Bosnia-Herzegovina, entidades croatas en Bosnia-Herzegovina (a través de las negociaciones de Gratz, fines de abril del 92, entre Serbos y Croátas, estos últimos intentaron obtener un reparto de Bosnia-Herzogovine que daría a Croacia -aliado "oficial" de Bosnia-Herzegovina en el conflicto que la contrapone a Serbia- la Herzegovina occidental).
Mientras que la república de Macedonia votaba su soberanía el 8 de setiembre del 91 y optaba entonces por abandonar la difunta Federación Yugoslava, los "Albaneses" de Macedonia (alrededor de 30% de la población), amenazaba de secesión si la Comunidad Europea reconocía la independencia de esta república. Grecia hizo conocer su oposición al reconocimiento de la nueva nación de Macedonia, argumentando que tal independencia amenazaría su integridad territorial y podría conducir a una conflagración balcánica que implicaría también a Bulgaria y Albania.
Bosnia-Herzegovina, que tiene una población netamente más heterogénea que Serbia, Eslovenia o Croacia, es gobernada, desde las elecciones de diciembre del 90, por una coalición tri-nacional, compuesta por los tres partidos que resultaron mayoritarios: el Partido democrático de Serbia, antena del Partido Socialista de Serbia de S. Milosevic; la Unión democrática croata de Bosnia-Herzegovina, filial del partido gubernamental en Croacia; el Partido de la acción democrática (SDA) que reagrupa a los "Musulmanes" (11) y que es dirigido por A. Izetbegovic, elegido Presidente de la República.
Luego del referéndum del 29 de febrero del 92, en favor de la independencia, los primeros incidentes armados estallaron en la república. El 6 de abril, la CEE y los Estados Unidos reconocieron la independencia de Bosnia-Herzegovina, a consecuencia de lo cual la presidencia bosníaca decreta el estado de urgencia sobre todo el territorio. A partir de este momento los bombardeos y las masacres serán continuos, transformando los enfrentamientos esporádicos en guerra total y los diferentes "altos de fuego" o "treguas" solo servirán para consolidar las posiciones adquiridas.
Tres "repúblicas autónomas serbas" se autoproclaman, una al norte de Bosnia, cerca de Banja Luka, otra en Herzegovina oriental (al lado de una "república croata de Herceg Bosna" en Herzegovina occidental) y otra en "Romanija", al este de Sarajevo. Estos territorios, en su conjunto, representan los dos tercios del territorio de Bosnia-Herzegovina.
En el Kosovo, según la oposición, 99% (¡!) de los "albaneses" (¡ciudadanos nacionalistas votantes!) votaron a favor de la independencia de su provincia cuando se hizo un referéndum clandestino (el estado de urgencia se mantenía vigente aún) en setiembre del 91 y eligieron un parlamento y un jefe de estado (en exilio).
En Serbia, luego del desmenbramiento de la antigua Federación yugoslava, la "República Federal de Yugoslavia", presentada como la única heredera de ella, será proclamada con el Montenegro el 27 de abril del 92. En esta república, que se encuentra cada vez más aislada internacionalmente, la situación es extremadamente conflictiva: los refugiados llegaban de todos lados, numerosos jóvenes se fueron del país para evitar el reclutamiento forzoso, la economía (12) se transforma en una economía de subsistencia (un tercio de la población activa está desocupada), la miseria y el descontento reinan.
Las medidas de austeridad aplicadas el 30 de junio del 92, que pretendían relativizar los efectos del embargo internacional, preveían, entre otras cosas, el bloqueo parcial de los precios "precedido por un aumento del 116% del precio de la gasolina y del 76% de la electricidad" (Le Monde del 02.07.92). Este plan de austeridad pretendía principalmente "retener el descontento que amenazaba en transformarse en revuelta social" (id). El gobierno utiliza muy bien en su propaganda el bloqueo internacional como tema movilizador para solidificar la unión nacional frente "a los enemigos exteriores de Serbia" y para denunciar y reprimir a aquellos que, desde el "interior" "hacen el juego de esos enemigos".
La oposición serba intentó fortificarse a través de la recuperación del descontento de los proletarios y especialmente del rechazo de la guerra organizando movilizaciones pacifistas. A partir de diciembre del 91 llama a elecciones para deshacerse de Milosevic, designado como responsable y "cabeza de turco". Pero esto no funciona y ninguna fracción burguesa es creible: las últimas elecciones legislativas, en la primavera del 92, se destacaron por el ¡50% de abstenciones!
El atascamiento del conflicto, los rigores del invierno, hacían todavía más insoportables las penurias, aumentaban el descontento frente a la guerra, producían defecciones masivas, ... y todo eso generalizaba la no adhesión general de los proletarios a los sacrificios impuestos por la guerra, lo que precipitó la necesidad del Estado de convenir, el 3 de enero del 92, (bajo la égida de la ONU, padrino habitual de toda la operación), un alto al fuego definitivo en Croacia (luego de 14 acuerdos de armisticio). Si la guerra en Croacia se paró bruscamente no fue porque la "voz de la razón" fue finalmente escuchada y menos todavía "gracias a los esfuerzos" de la ONU o de la CEE. La razón principal que finalmente hizo decidir a los beligerantes fue el derrotismo (a pesar de sus enormes debilidades) de los proletarios y la amenaza de desordenes sociales que ya se manifestaban en la retaguardia del frente (13). La burguesía "serba" tenía necesidad de una tregua y luego de 14 "altos al fuego" infructuosos y el fracaso de la "Conferencia de Paz" de la Haya, la ONU (una de las concretizaciones del Estado mundial) llega a negociar e imponer su arbitraje. Esta intervención, como aquella que se lanza unos meses mas tarde en Sarajevo, no es una obra de beneficencia, sino más bien el terreno de experimentación y de entrenamiento, la preparación material a gran escala y con pocos gastos para la realización de vastas operaciones de mantenimiento del orden. Los generales aparecen cada vez más seguido en las pantallas de televisión acompañados, de un Kucher o de una estrella cualquiera como consejeros humanistas: las intervenciones militares se cubren del velo púdico de la ayuda humanitaria, y se va hasta el "humanismo armado", ¡cómo siempre las guerras se preparan y se hacen en nombre de la paz!
El plan de paz para Croacia define los territorios bajo los cuales las tropas de la ONU se estacionarán. El ejército yugoslavo y otras milicias serbas tendrán que retirarse de los terrenos del combate. La ocupación de los cuarteles del ejército federal tendrán que ser abandonada, el ejército tendrá que evacuar Croacia. La policía croata tendrá que encargarse del mantenimiento del orden luego que se den las elecciones.
En Voivodine, provincia del norte de Serbia, en donde la historia está marcada por una importante mezcla de proletarios de todas los orígenes (serbo, croata, húngaro, ruteno, eslovaco, ...), la oposición a la guerra es fuerte y la movilización militar para la guerra fue un fracaso, lo que obligó a las autoridades de la provincia a lanzar incesantes llamados para reclutar voluntarios y disponer de "carne de cañón".
La intensificación de la competencia y de la guerra capitalista continuó produciendo nuevos focos de guerra, como resultado de la constitución siempre inestable de "nuevos países", de nuevos acuerdos de paz, de nuevos "altos al fuego" que no duran, ... y gracias a los cuales las diferentes potencias capitalistas internacionales perpetúan su posición de fuerza en el tablero de la lucha intercapitalista mundial, reconociendo tal "Estado" y/o negando la legitimidad de otro, llamando a la guerra bajo la bandera "del derecho de las naciones a la autodeterminación" o proponiendo la paz para coronar su victoria en el terreno militar, ... En el territorio de Bosnia-Herzogovina, la guerra continua haciendo estragos, también continua en forma esporádica en Croacia y amenaza de explotar sobre todo en el Kosovo así como en Voivodine (en donde viven 400.000 personas de origen húngaro y en donde los lideres políticos reclaman también un estatuto de autonomía al interior de Serbia), en Sandzak -enclave "musulmán" al sur de la Serbia- y hasta en Macedonia.
LAS INTERVENCIONES DE LAS PRINCIPALES POTENCIAS IMPERIALISTAS
Los diferentes estructuraciones del Estado capitalista (CEE, ONU, Alemania, Francia, Estados Unidos, Hungría, Austria, Turquía, Italia, Serbia, Croacia, Irán Libya, ...) exhibieron , desde la propagación de la guerra en Bosnia-Herzegovina, su deseo de intervenir en el conflicto yugoslavo, "en interés de la ayuda humanitaria". El 30 de mayo de 1992 el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó una resolución que imponían un triple embargo comercial, petrolero y aéreo contra Serbia y Montenegro y decidió, una semana más tarde, desplegar mil "cascos azules" en Bosnia-Herzegovina, cuando el número de civiles armados en esta región se estima a 300.000.
Sin embargo, luego de las diferentes conferencias de Londres, Lisboa o Ginebra, consagrados al "problema yugoslavo" ha quedado clara la contraposición de intereses en juego que incapacita a las grandes potencias para adoptar una posición unánime y no solo no hay acuerdos para finalizar la guerra, sino que no lo hay para tener una política única en la continuidad de la misma guerra. Lo que está en juego divide y los riesgos inmediatos de una generalización son reales y plantean demasiadas incógnitas, lo que explica la preocupación por estabilizar la situación tal como existe actualmente (ello coincide con la línea del despliegue de "cascos azules" de interposición para mantener el estatuo quo, es decir un nivel dado de guerra).
A diferencia de lo que sucedió con la guerra del Golfo, en la que las principales potencias imperialistas se alinearon como un solo hombre de un lado de la guerra, en la guerra en la ex-Yugoslavia esas mismas potencias son mucho más vacilantes, avanzan a paso lento, "imponiendo" altos de fuego a repetición jamás respetados, ... lo que exaspera a todos los humanistas que están por una intervención militar en Yugoslavia mucho más abierta (¡una vez más los pacifistas son los más descarados militaristas!).
Objetivamente, y mas allá del espectáculo que nos dan las conferencias de paz, los medios de comunicación, las campañas humanitarias que, no dudamos, solo sirven para hacernos aceptar esta guerra y prepararnos para la próxima, más allá del espectáculo que los diferentes protagonistas juegan para salvaguardar su credibilidad, podemos sacar una conclusión: todas esas estructuras y potencias del capitalismo y del imperialismo intervienen principalmente con el objetivo de estabilizar la situación, de bloquearla, de mantenerla en términos de guerra limitada y permanente; lo que es coherente con nuestro análisis de la sociedad capitalista en tanto que sociedad anárquica en la que los mismos burgueses no son más que títeres al servicio del Capital y en la cual ninguna fracción burguesa tiene la capacidad de dirigir esta sociedad que funciona precisamente en base a la catástrofe cada vez más generalizada (14).
La principal intervención de "la comunidad internacional fue el reconocimiento de la independencia de Eslovenia, de Croacia y de Bosnia-Herzegovina, intervención que legitimizó, de cierta manera, la guerra y que fue la señal del desmenbramiento de los equilibrios heredados de la Segunda Guerra Mundial, para instaurar otro equilibro de terror más acorde con lo que nuevamente está en juego (necesidad de poder enfrentar la creciente inestabilidad mundial) y con las nuevas relaciones de fuerzas, que se van dibujando en este fin de siglo: debilitamiento y desmembramiento del "bloque ruso", reunificación alemana, y construcción europea, poderío del Japón, hegemonía militar de Estados Unidos...
Los cambios que están realmente en juego en Yugoslavia, a través de esa nueva explosión de los antagonismos inter-imperialistas y que, al mismo tiempo, son una expresión, una ilustración de la exacerbación de las tensiones entre las principales potencias imperialistas, prefigura la evolución que el capital promete para los decenios futuros, así como la nueva conformación de constelaciones imperialistas que se está gestando. Ello explica las vacilaciones, la circunspección y las divisiones que marcan las intervenciones de "la comunidad internacional".
El objetivo de la intervención occidental, por el momento, es el de fijar y limitar a Bosnia-Herzegovina el foco de la guerra, puesto que el paro o la extensión de los combates en Bosnia significaría casi inevitablemente el desplazamiento del foco de guerra hacia otras regiones (como después de Eslovenia fue el turno de Croacia, luego de Bosnia, luego ....) y en especial hacia el Kosovo, Voidina y Macedonia. Estas tres regiones tienen la particularidad de tocar directamente los intereses vitales de otros países limítrofes, como Grecia (para quien "su" Macedonia constituye el pulmón industrial indispensable)Bulgaria, Albania, Hungría y Rumania... En la situación actual, el cese de los combates en Bosnia acarearía la amenaza de una desestabilización general en Europa central y en los Balcanes.
Por otra parte, las principales potencias imperialistas no están hoy en día en capacidad de comprometerse en esta vía puesto que indudablemente le queda al proletariado internacional importantes capacidades de resistencia y de lucha, como lo demuestran los violentos sobresaltos proletarios que a intervalos regulares sacuden al viejo mundo. El capital no ha logrado el alistamiento de los proletarios en los diferentes bloques o frentes imperialistas, como el que existía a fines de la década del 30 en el mundo. Para ello hace falta todo un proceso de preparación. ¡La guerra en Yugoslavia es una etapa de este proceso!
Es así que podemos explicar fácilmente el congelamiento de un reconocimiento internacional de la independencia de Macedonia (lo que no tiene nada que ver, por supuesto, con los esquemas ideológicos sobre "la libertad y el derecho de los pueblos ,... blablabla" del que nos hablan los políticos para justificar su reconocimiento de Eslovenia o de Croacia) así como todas las peroratas con respecto a una eventual intervención armada en Bosnia-Herzegovina e incluso todas las lamentaciones hipócritas sobre la suerte de las "pobres víctimas" de la "barbarie de la guerra". Los humanistas se lamentan: "¡Ah!" ¡si solamente la guerra pudiese ser humana!
LA LUCHA CONTRA LA GUERRA
La amenaza de un surgimiento revolucionario del proletariado está presente en la nueva situación creada par la guerra en ex-Yugoslavia, pero este factor lo debemos analizar no únicamente en su contexto inmediato, sino fundamentalmente en sus potencialidades futuras.
En Belgrado, frente a la creciente movilización proletaria, numerosos grupos de oposición organizaron el 9 de marzo del 91, una manifestación de protesta contra los primeros enfrentamientos armados entre fuerzas croatas y serbas en la ciudad de Pakrac (Eslovenia) intentando así canalizar la población hacia sus intereses nacionalistas. Pero dicha manifestación no se desarrolló como estaba previsto: los objetivos iniciales fueron desbordados y la misma se transformó en enfrentamiento de clase contra las fuerzas del orden. Ello indicaba que, a pesar del nacionalismo reinante, el proletariadono no estaba destruido y que continuaba defendiendo sus intereses contra la corriente.
La manifestación, en cuya cabeza se encuentra el "Movimiento de Resurgimiento Serbo" nacionalistas competidores de Milosevic, empieza en los suburbios de Belgrado. Pero sectores obreros que desde meses atrás no cobraban sus salarios, se suman a la misma; así como también desocupados y grupos de estudiantes liceales y universitarios. Las consignas fueron muy distintas a las que habían previsto los organizadores: "otorgennos la libertada, dadnos pan", "Milosevic = Saddam, envíenlo al desierto". Cuando la manifestación llega al centro de Belgrado contaba con 100,000 manifestantes. La policía trata de pararla y de expulsar a los manifestantes armados de cachiporras y piedras. Un milico disfrazado de civil es liquidado por los manifestantes. La manifestación se dirige hacia la plaza de la República pasando por el centro, se atacan bancos, tiendas, ... se incendian las banderas nacionales yugoslavas y serbas. Los proletarios atacan los vehículos blindados de la policía, los combates callejeros duran horas, los autos policiales son incendiados y por todos lados se erigen barricadas, la policía mata a un manifestante. El ejército interviene en la noche, 100 blindados circulan por la ciudad y ocupan los lugares estratégicos. La protesta durará 4 días, hasta la retirada del ejército. Los partidos de oposición, finalizadas las revueltas, continuaron sus negociaciones con Milosevic y deciden una política común de unidad nacional. LA UNION SAGRADA SERA SELLADA CON LA SANGRE DE LOS PROLETARIOS.
Ya durante la guerra en Croacia, parte importante de los proletarios en Serbia rechazaron el apoyo a los partidos que impulsaban la guerra. Así, por ejemplo, prisioneros "serbos" liberados par las fuerzas de defensa territorial bosníacas, cuando se da un intercambio de prisioneros "prefirieron quedarse en Sarajevo y desaparecen de a tres por la ciudad aprovechando el ómnibus que conducía a los musulmanes al centro de la misma". Hubo un rechazo masivo a enrolarse en el ejército y las deserciones se dieron en gran número. En diciembre del 91, luego de numerosas "victorias" del ejército federal, los "croatas" declaran triunfos importantes, lo que se explica, entre otras cosas por una desagregación cada vez más grande del ejército federal. En Serbia muchos de los llamados al servicio militar desobedecen y no se presentan en los cuarteles. Los "voluntarios", relativamente numerosos, son en general proletarios aterrorizados por la miseria y la desocupación y que sino se enrolaban se quedaban sin trabajo (observemos que además ganaban el doble de lo que recibían los que hacían el servicio militar obligatorio).
Concretamente en 1991 solo un 15% de los llamados a realizar el servicio mililtar aceptaron someterse a la movilización. El rechazo del servicio militar era tan común que a fin de contrarrestar el ausentismo se prohibe, a todo hombre válido de menor de 30 años, el abandonar el país sin permiso y causa justificada. El Estado, frente a esta situación, decide prolongar, por decreto, en diciembre del 91, el servicio militar para los reclutas de la clase 91 de 3 meses, y ello "por un tiempo indeterminado, según las necesidad (de carne de cañón) del ejército yugoslavo" y fijar a 4 meses la duración de la movilización de los reservistas del ejército (hasta entonces el servicio militar era de 12 meses y los reservistas eran movilizados, durante 45 a 60 días). Estas medidas pretendían resolver los problemas de reclutamiento, el ejército confesó que más de 10.000 reservistas se negaron a presentar en sus unidades. En las rutas se refuerzan los controles militares, para no solo arrestar a los desertores, sino también controlar todo tráfico de armas. Ciertos proletarios que desertaban intentaban organizarse y se escapaban del ejército con armas y pertrechos. En todo el país, diversos grupos, llamaban abiertamente a rechazar el servicio militar. Más aun se instituyen numerosas redes de escondrijos para desertores, así como filiales que permitieron, vía Voivoidina, a un gran número de ellos salir del país frecuentemente hacia Alemania (15). Es por ello que Voivoidina se transforma no solo en un lugar de resistencia a la guerra sino también de represión.
La represión contra los desertores y todo aquel que lucha abiertamente contra la guerra se organiza. Las autoridades militares federales amenazan a los insumisos y desertores con grandes penas de prisión en aplicación del artículo 121 que preven penas que van desde 3 años de prisión a la pena de muerte si el desertor abandona el país. Desertores que se escondían, luego de haber rechazado públicamente su movilización, fueron secuestrados, encarcelados y luego enviados al frente para despejar los campos de minas ¡lo que significaba la mutilación o la muerte!
Es así que se entierra, en el frente, regularmente numerosos cuerpos no identificados; en Croacia los escuadrones de la muerte asesinan a los desertores y a los que luchan contra la guerra para luego depositar sus cuerpos en el frente.
En Senta, una ciudad de Voivodina, 3 reservistas "húngaros" son enviados a corte marcial por sus acciones contra la guerra: estos habían organizado una manifestación que reagrupó a 7.000 manifestantes que se oponían a la movilización, seguidos de un cortejo "por la paz" (la contradicción del movimiento) que reunía numerosos habitantes "serbos" (¡expresión de la solidaridad de clase contra el patriotismo!) y que tenía que juntarse a otra manifestación en la ciudad de Temerin. Esa manifestación fue interceptado y reprimido por los milicos.
Tanto en Serbia como en Voivodina, los jóvenes reservistas se escondían para evitar ser enrolados a la fuerza: 25.000 "húngaros" se escapan del país para no ser militarizados, más de 100.000 en Serbia hicieron lo mismo, por todo lados los jóvenes en edad de hacer el servicio militar se exilan. En Croacía el estado de movilización es permanente y las presiones ejercidas contra los jóvenes para que vayan a luchar por la defensa de "la patria croata" son enormes.
De este movimiento contra la guerra surgió una oposición que se organiza afuera de los partidos oficiales "de oposición", pero desgraciadamente no suficientemente EN CONTRA de estos. Las mujeres proletarias jugaron un papel importante en estas luchas. Al no ser movilizadas en los diferentes frentes, fueron ellas las que arrancaran a sus hijos del servicio militar obligatorio, que organizaran numerosos grupos que hicieron circular las informaciones acerca de los movimientos de deserción, que tomaran a cargo la defensa jurídica de los que rechazaban la ida al frente, que se solidariza con los proletarios que venían del frente con graves problemas "psicológicos". En efecto, cuando llegaron los primeros regimientos de combatientes a Eslovenia, ciertos contingentes manifestaron el "Síndrome de Vietnam". Luego la situación se deterioró y los suicidios, los "actos de demencia" se multiplicaron. Frente a ello, algunos médicos, no encontraron otra solución mejor, que la de volver a enviar al frente a los soldados que manifestaban graves problemas mentales. Al mismo tiempo proferían contra ellos graves amenazas de punición si continuaban su comportamiento "irresponsable".
El rechazo de la guerra no se manifestó como una simple reacción individual. Las protestas colectivas fueron cada vez más numerosas, pero desgraciadamente no tomaron la forma de una resistencia declarada, de un movimiento claramente organizado. No pasaba una semana sin que grupos de reclutas se opusieran colectivamente a las órdenes. La mayor desobediencia se dio en Kragujevac, una ciudad de guarnición, cuando 7.000 reservistas se presentaron al llamado, ¡sin sus armas! Luego se encerraron en sus campos y se negaban a moverse. La autoridad militar eximio a TODOS, para luego distribuir, a los patrones locales, una "lista de infames" de todos estos "traidores a la patria" lo que les impedirá vender su fuerza de trabajo. En noviembre del 91, 200 reservistas se presentaron frente a la presidencia del distrito de Valjevo y no se movieron hasta que su comandante firmó sus libretas militares, estipulando que terminaron su servicio. El 18 de diciembre, en Markutsica, en el frente, 700 reservistas se oponen a continuar la lucha guerrera pues habían cumplido sus 45 días de servicio. Un general ordena el arresto de sus oficiales, pero tiene que dar marcha atrás cuando las tropas se preparaban a tirarle. A principios de enero del 92, 150 reservistas desertan en grupo del frente de Osijek y se dirigen a Belgrado para protestar contra sus condiciones de vida. En marzo del 92, más de 700 reservistas que habían salido con permiso se amotinan en Gornji Milanovac y se niegan a volver al frente. Paralelamente, 4 oficiales de reserva fueron arrestados en Belgrado luego de haber abandonado el frente y otros 2 fueron condenados a la prisión de Mis, mientras que miles de reservistas deben pasar por las cortes marciales.
Todas estas deserciones y resistencias a la guerra, por más contradictorias que se presenten (¡el pacifismo y la falta de perspectiva revolucionaria son las debilidades más representativas!), manifiestan claramente que la cohesión nacional es mucho más frágil de lo que se esperaban los sanguinarios burgueses de cada campo y que el proletariado no está de ninguna manera dispuesto a partir al frente "alegre y placenteramente".
Paralelamente al rechazo de la guerra en el frente militar, otras manifestaciones de la combatividad del proletariado hicieron irrupción en el frente de la producción: diversas huelgas estallaron, en el transcurso de las cuales el proletariado comenzó a organizarse autonomamente. En las universidades surgieron nuevos movimientos de protesta.
Cuando estalló la guerra en Bosnia-Herzegovina, 100.000 personas ocuparon las calles en Sarajevo, para protestar contra la guerra. En febrero del 92 se dieron importantes luchas callejeras entre el ejército federal y proletarios de numerosas ciudades de esta república. Y cuando el 29 de febrero del 92, bajo la presión de la CEE y los EEUU, se organiza un referéndum por la independencia en Bosnia-Herzegovina y cuando en esa misma fecha elementos enmascarados pertenecientes a milicias extremistas construyeron barricadas al interior de la ciudad de Sarajevo 30.000 manifestantes exigieron que se retirasen esas barricadas "étnicas" que dividían a sus barrios.
A principios de abril del 92, dos grandes manifestaciones se dieron en Sarajevo ¡100.000 manifestantes gritaban consignas contra la guerra y por la disolución de todos los partidos nacionalistas!; tiradores de élite tiraron sobre la manifestación, y hubo muchisimos muertos. Al día siguiente 100.000 personas bajaron nuevamente a la calle y de nuevo se los baleó. Después de estos incidentes Sarajevo quedó completamente aisladas del mundo exterior, la ciudad está constantemente sometida del exterior a bombardeos, la población se organiza y defiende las casas, se edifican barricadas contra los blindados y se les ataca. Francos tiradores tiran sobre todo lo que se mueve.
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Si bien estas informaciones que acabamos de dar demuestran la resistencia proletaria contra la guerra, es necesario también subrayar las debilidades de la lucha. En efecto, si nos situamos al interior del contexto inmediato de la guerra, es claro que el proletariado vive una derrota importante. Una de las determinantes esenciales de la guerra fue la necesidad imperiosa del Estado de destruir al proletariado, de someterlo, de aniquilar sus luchas, de dispersarlo, de hacerlo aceptar la austeridad creciente. Hoy día no podemos negar que las masacres sistemáticas, los bombardeos, las destrucciones y la represión, las violaciones, la intoxicación por la propaganda, ... en resumida cuentas el desencadenamiento del terror estatal, ha atacado la combatividad proletaria.
Mientras que al principio la guerra, en Eslovenia y en Croacia, fue sobretodo una guerra de milicias; porque eran las fuerzas armadas profesionales quienes hacían la guerra, reprimiendo toda resistencia (16), cuando la misma fue desarrollándose y extendiéndose exaltada por una propaganda nacionalista y beligerante, cuando los bombardeamientos se hicieron más selectivos y la represión localizaba sus víctimas "étnicamente", se dio una participación mucho más activa de las diferentes capas de la población. La guerra imperialis-ta tomaba la forma de una "guerra popular" en la medida en que el proletariado cedía al enrolamiento nacionalista, disolviéndose así en el pueblo par alistarse en los diferentes frentes nacionales.
En Bosnia-Herzegovina la guerra moviliza cada vez más a la población (lo que por supuesto no implica que por eso deje de ser imperialista), penetrando en cada localidad, en cada hogar. Esta adhesión masiva -IMPUESTA POR EL TERROR- de los proletarios a la guerra, la transformación de estos en soldados/ciudadanos, en carne de cañón, aleja la perspectiva internacionalista.
Esta evolución hacia la generalización y la popularización de la guerra, que la hace aun más criminal de la población en general (Yugoslavia fue con relación a su población y su territorio uno de los países que tuvo más víctimas -sino el que más- en la Segunda Guerra Mundial), está también determinada por la estructura de las fuerzas armadas y el sistema de defensa que había adoptado el gobierno yugoslavo (con todo su equipamiento militar, sus stocks, sus armas pesadas, sus municiones, sus apoyos logísticos,... diseminados por todo el territorio) y que es al mismo tiempo favorecido por el tipo de territorio montañoso, con innumerables pueblitos y aldeas aisladas y encerrados en sus tradiciones. Dicha realidad hace aun más compleja toda intervención exterior; no es puro cuento lo que dijo Barry McCaffrey, ayudante del Jefe del Estado Mayor Inter-armas del ejército americano cuando declaró que serían necesarios unos 400.000 hombres y más de un año para eliminar la violencia en Yugoslavia, sin por supuesto poder garantizar que el conflicto no comience cuando los soldados hayan partido.
Hay que reconocer que a nuestra clase en Yugoslavia se le ha asestado un golpe severo (¡y no solamente nos referimos a los sectores proletarios que se encuentran al interior de Yugoslavia, sino también a los otros de todos los otros países, que por su pasividad se hacen cómplices de los Estados asesinos!) y que una mayoría de proletarios abandonaron el terreno de su clase para alistarse al interior de uno de los campos imperialistas. Sin embargo el ocultamiento sistemático de la información nos impide pronunciarnos claramente a propósito de la lucha y fuerza de los proletarios que continúan a luchar contra la guerra, contra las campañas nacionalistas y contra la propaganda democrática. Sabemos, por experiencia, que siempre existieron núcleos proletarios que llevaron adelante tales perspectivas en momentos de guerra. Estos compañeros cristalizan, en este movimiento, la tendencia innata del proletariado a transformar la guerra imperialista en guerra revolucionaria por el comunismo.
PERSPECTIVAS
La historia nos ha demostrado que si bien el estallido de una guerra imperialista, con el alistamiento de los proletarios en los diferentes campos de los Estados burgueses, constituye una derrota para el proletariado, tales situaciones de guerra contienen también sus propias contradicciones. La generalización de la miseria, y la muerte como la única perspectiva que puede aún ofrecer la sociedad capitalista crean ineluctablemente las condiciones, necesarias pero no suficientes, para un resurgimiento proletario. En efecto, la guerra impone a los proletarios enormes sacrificios por intereses que se revelan como totalmente extraños a sus intereses lo que lo empuja a la revuelta y reciprocamente son las luchas por los intereses proletarios que se imponen como la única solución realista y realizable para salir de las masacres y de la guerra. La alternativa de luchar contra la guerra o de reventar por la guerra se transforma prácticamente en la única existente.
La similitud en las condiciones miserables de vida que se perfilan por todos lados para todos los proletarios fortifican las condiciones que permiten el desarrollo de acciones derrotistas revolucionarias, la lucha por que las armas se vuelvan en contra de su propia burguesía, para llevar adelante la guerra social contra el Capital y todos sus defensores. La uniformidad de las condiciones de vida evidencian, también, la importancia vital de los núcleos comunistas que resisten al encasillamiento imperialista, que resisten heroicamente contra toda la corriente y que desarrollan los contactos de centralización internacionalista indispensables a la fuerza del derrotismo revolucionario.
Estas perspectivas deben encuadrarse dentro de su contexto más global, es decir en su devenir; hay que tener en consideración la situación y la evolución del conflicto, el desarrollo dificilmente previsible o controlable de la guerra con sus posibilidades de extensión ulterior hacia los Balcanes y hacia otros países, las relaciones de fuerza a escala mundial entre burguesía y proletariado, relación de fuerza que orienta cada vez más a la burguesía a asumir explícita y enteramente la situación catastrófica en la que se encuentra su sociedad, con la explosión de sus antagonismos interimperialistas.
La ola de luchas del 67-73 fue una respuesta clasista, a escala internacional, del proletariado a los primeros efectos de la crisis del sistema capitalista; desde ese entonces, es decir hace 20 años, las luchas se desarrollan en forma dispersa y se "distinguen" por su carácter explosivo aunque, también, por sus múltiples debilidades de las cuales la primera es, sin lugar a dudas, el rechazo casi sistemático a asumir el porqué surgieron estas luchas, es decir la significación directamente histórica e internacionalista de estos combates (17). Nos referimos explícitamente al sectarismo reinante, es decir al rechazo de la organización y de la centralización de la lucha, lo que constituye, inegablemente, una concesión mayor a nuestro enemigo de clase.
En la actualidad prácticamente en todos los lados que actuamos nos encontramos atacados por ese sectarismo, por ese rechazo, (con esas múltiples excusas para no asumir la comunidad de lucha que existe dispersa por todo el mundo) a la centralización internacionalista del movimiento revolucionario. Como es de conocimiento de los lectores de nuestras revistas, hemos resaltado las pocas excepciones, a esta situación internacional, que fueron las luchas que se desarrollaron entre 1978-79 en Irán, en 1981 en Polonia, en 1988 en Birmania, en 1991 en Irak. También tendríamos que incorporar a esta lista las heroicas luchas del proletario en Africa del Sur, como probablemente otras luchas que se dieron en otras partes del mundo. Dichas luchas se distinguen de las otras por su duración y tal vez por un cierto nivel de organización que las mismas se dieron.
La burguesía ya no puede más engañar a los proletarios pídiéndoles algunos sacrificios en espera de que lleguemos al "fin del túnel". Desde hace diez años, y frente a la persistencia y agravación de la situación de crisis, el discurso dominante afirma claramente que aquellos que rechazan los sacrificios o que piensan poder aferrarse a "sus privilegios" serán sacrificados y se los abandonará "al borde del camino". Por otra parte, esos "sacrificios indispensables" están en todos lados, en todos los hechos: se cuentan por millones los proletarios que viven en una pobreza absoluta en el corazón mismo de las enormes metrópolis capitalistas, hace muchos años que ya no se habla más de "salario mínimo" (reivindicación que hasta entonces se aceptaba como normal) puesto que las condiciones generales de sobrevivencia se sitúan ampliamente por debajo de ese nivel de vida "mínimo". La burguesía se prepara activamente a dar un nuevo paso en esta escalada llevando la guerra directamente al nivel de la vida cotidiana. ES POR ELLO QUE AFIRMAMOS QUE ¡LA GUERRA SE DESARROLLA ACA Y AHORA, Y NO EN OTROS LADOS O PARA MAS TARDE! Este es el significado fundamental para el proletariado de la guerra en Yugoslavia.
El antagonismo burguesía/proletariado seguirá haciéndose cada vez más explosivo en la medida en que siga siendo nuestra clase que aguanta los golpes y la burguesía que impone cada vez más violentamente su solución -la guerra imperialista generalizada- a la crisis catastrófica de su sistema social. Ocultar, cerrar los ojos, negar esta realidad, es criminal.
Así como también lo sería el hacer creer que la situación puede revertirse en forma inmediata. Incluso dentro de un contexto de luchas muy importantes, insurreccionales, como las que se desarrollaron en Irak en el transcurso del 91 durante la guerra del Golfo, las mismas no lograron superar las fronteras nacionales. En nuestro artículo Guerra o Revolución (Comunismo Nº 29), en el capítulo a propósito de la Guerra del Golfo evocamos las pocas reacciones proletarias y militantes contra la guerra (fuera de Irak) y constatamos que el proletariado fue incapaz de parar la guerra (especialmente del lado de la Coalición) lo que se expresa, entre otras cosas, por la ausencia de estructuras de asociacionismo y acción de clase (así el odio, la revuelta que interiormente cada uno vive, solo se pueden expresar ¡individual y aisladamente!) y que el capitalismo logró alcanzar sus objetivos de movilización nacional y de sumisión de los proletarios a los intereses de los Estados nacionales. Con respecto a la guerra en ex-Yugoslavia constatamos que la situación es aún más dramática y la paz social se impone rigurosamente: ausencia trágica y total de luchas, de difusión de volantes, de carteles, de manifestaciones, de acciones de sabotaje,...
Las actividades que tenemos que asumir y llevar adelante en este tipo de situación, están determinadas en parte por estas debilidades: dispersión, sectarismo, falta de centralización, no circulación de las informaciones, ... Es extremadamente necesario luchar contra ellas, defender la necesidad de actividades militantes directamente internacionalistas, favorecer la centralización y la circulación de informaciones de las luchas de nuestra clase, organizarnos por encima y contra las fronteras. Estas tareas son al mismo tiempo enormes y elementales: enormes cuando constatamos, por ejemplo, las dificultades y el escepticismo imponente que encontramos desde que se evoca la necesidad de la organización, de la centralización, de la asumación de las tareas de reapropiación programática, de la militancia en general; pero muy elementales cuando consideramos como, cuando surge el proletariado revolucionario, todas estas debilidades cambian rápidamente, y como el proletariado en el espacio de algunas semanas, días, o horas se reapropia de sus medios de lucha revolucionarios, se reorganiza, se apropia de sus acciones y de sus perspectivas. No proponemos actuar hoy en día de acuerdo a la situación de mierda que vivimos actualmente, sino por el contrario proponemos actuar hoy en día de acuerdo al devenir, en función de
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las inevitables polarizaciones de clase que surgirán mañana como resultado, por ejemplo, de una intensificación de los ataques contra nuestras condiciones de vida y de una generalización de la guerra, proponemos desde hoy la preparación indispensable al futuro resurgimiento del movimiento revolucionario. Tal perspectiva no tiene como objetivo, hoy en día, el obtener un eco considerable al interior del proletariado cuyas capacidades de respuesta han sido ampliamente anestesiadas, más aún creemos necesario desengañar a los compañeros que esperan un tal resultado; en efecto, y como acabamos de señalar, la situación general, tal como se perfila desde hace dos décadas, (no creemos que esta cambie a mediano término) nos obliga a insistir en las innumerables debilidades que traban la acción revolucionaria de nuestra clase.
No se debe deducir, de lo que acabamos de plantear, que hay que esperar esos enfrentamientos y que
entre tanto tendríamos que dedicarnos a la teoría. Por supuesto que los enfrentamientos de mañana no se preparan "teóricamente", sino asumiendo hoy en día la defensa intransigente de las perspectiva comunista, que no cambia en función de tal o cual resultado posible de forma inmediata.
La minorías comunistas, que hoy desarrollan a contra corriente su actividad a pesar de esta sofocante paz social, no tienen otra alternativa que la de por un lado fortificar más aún la intransigencia de sus posiciones comunistas (de ninguna manera estas pueden depender o evolucionar según las situaciones más o menos desfavorables que vivamos); y de la otra el redoblar sus esfuerzos a nivel internacional para que los núcleos comunistas, los militantes aislados, los contactos, los simpatizantes, etc. asuman activa y centralizadamente su contraposición a la guerra y a la paz imperialista.
Notas:
(1) Este artículo fue redactado en su idioma original a fines del 91 y parte del 92; por lo tanto no hace referencia a acontecimientos posteriores.
(2) Nos referimos a sucesos como la reorganización general del capitalismo en la región y la exacerbación de las contradicciones interburguesas ligadas a la crisis de acumulación del capital; y en particular a la crisis y tentativas de reorganización de la explotación en la URSS, al derrumbe de la constelación de los Estados de Europa del Este, a la independencia de numerosas repúblicas de la ex-Unión Soviética, a la reunificación alemana, a la liberalización de la política económica, etc.... hechos reveladores de la situación de desarrollo brutal de la crisis capitalista mundial, que la burguesía intenta descargar contra el proletariado, como en todas partes del mundo, imponiendo más sacrificios, más miseria, más desempleo, más guerra, ...
(3) Como se puede continuar dándole un lugar privilegiado a esos "particularismos", (color, origen geográfico, sexo, estatuto, edad, ...) cuando al proletariado mundial se le imponen condiciones de vida que no dejan lugar a otras consideraciones que las existentes frente a una mercancía que se tira como una fruta a la que se le extrajo todo el jugo que contenía.
(4) Tomamos una gran parte de elementos del folleto "Algunos ingrediente de base de la ideología yugoslava"
(5) Algunos años mas tarde, el "comunista" Djouro Tsviykitch, miembro del CC del P"C"Y, refiriéndose a este episodio de la lucha revolucionaria, responde que "los comunistas jamás se pondrán a la cabeza de una chusma de ese tipo confiriéndole la bandera roja" (citado en "La revolución de octubre y el movimiento obrero de los países balcánicos" por Jacques Schärf).
(8) En realidad casi todos los países y en especial los países Europeos tienen sus nacionalismos históricos y el capital los hace resurgir en la medida que los necesita, como por ejemplo hoy en Italia. Por supuesto que el hecho de que dichas contradicciones obedezcan a intereses fraccionales reales y opuestos de sectores de capital, hoy exacerbados por la crísis, no nos impide a nosotros de ver, a un nivel más global, que todos esos nacionalismos son utilizados contra el proletariado para hacerlo servir como carne de cañón de la guerra imperialista.
(9) De esta misma manera procedió el Estado para introducir las leyes de autogestión durante los años 50.
(10) “Durante la primera guerra mundial, 10 % de victimas fueron civiles, durante la segunda guerra, 50%; pero desde hace diez años, 80% de victimas de todas la guerras son civiles, y la mayoría son niños" J. Grant responsable de la Unicef en Yugoslavia.
(11) Es conveniente recordar que numerosos lazos familiares existen entre los proletarios de diferentes "orígenes", "serbos" y "cróatas", y que una gran mayoría habla la misma lengua serbo-cróata..
(12) Este ejército federal fue ampliamente pertrechado por el gobierno yugoslava utilizando como justificación para ello que había que contrabalancear la amenaza que hacia pesar desde mucho tiempo la Unión Soviética sobre Yugoslavia. Así en Eslovenia y en Croacia las milicias y fuerzas territoriales se encontraban mucho mejor equipadas en armamento y entrenadas que el gobierno central pues era un elemento principal de la estrategia de resistencia en caso de invasión del pacto de Varsovia. La defensa territorial se organizó a través de una ley de febrero del 69 ( luego de la invasión de la Checoslovaquia por las fuerzas del pacto de Varsovia). En conformidad con el concepto de "guerra general popular" y de la experiencia de la guerra 1940-45, se crean una miríada de focos de resistencia en la que se implica a toda la población, puestos bajo la dirección del ejército, pero susceptibles de actuar de una manera autónoma en un territorio ocupado por el enemigo. Es así que el equipo, las armas, los stocks y municiones fueron diseminados a lo largo del territorio en vista de ser utilizadas por las fuerzas constituidas localmente y por un comando muy descentralizado.
(6) En 1971, el gobierno federal yugoslavo instaura la nueva "nación Musulmana" para designar la población no-serba y no croáta de Bosnia-Herzegovina. Los "Musulmanes" yugoslavos se "distinguen", a través la utilización de la mayúscula, de los musulmanes miembros de una religión. Los musulmanes (con m minúscula) son eslavos y hablan una variante del croata o del serbo. Se convirtieron al islam durante las guerras contra los bogomiles de los cuales ellos eran descendientes. Bosnia fue, durante el XIII siglo, un lugar de desarrollo de la "herejía" bogomil que surgió en el siglo X en Bulgaria. Muchos de sus adeptos se convirtieron al islam bajo la ocupación otomana. Según la constitución yugoslava, el término "Musulman" no debería expresar "la pertenencia a una comunidad musulmana a definición religiosa" sino que debiera "adquirir un sentido nuevo, nacional" y es por ello que se puso una mayúscula a la palabra musulmán.
(7) Juzguemos a través de algunas cifras elocuentes que más allá de la frialdad contable, expresan la tragedia que soporta nuestra clase hoy día. En junio del 90, el dinar se devalúa (en realidad su tasa de cambio se alinea al mercado negro): de 1 deutsch mark (DM) por 68.000 dinares se pasa a la paridad de 1 DM por 700.000 dinares, lo que representa 10 veces más, sin que los salarios aumenten en la misma proporción. A mediados de agosto, el Banco Nacional, incapaz de continuar haciendo funcionar la maquinita de billetes para alimentar el abismo y dar la imagen de pagar los miserables salarios de los proletarios que aún tenían un trabajo, emite un nuevo billete de ... ¡¡500 millones de dinares!!. Como un morfinómano, extenuado, en búsqueda de su dopa, solo 15 días más tarde se le inyecta otra dosis más potente: un nuevo billete de ... ¡mil millones de dinares es emitido!. Y finalmente tres semanas más tarde se emite otro de ¡10 mil millones de dinares!. Si el alza de los precios, pagados por los proletarios durante los 8 primeros meses del año continua a ese ritmo, los expertos (?!) preven una inflación anual de 1.671.000.000%. Para la anécdota, cada hora el dinar pierde 1% de su valor en relación al DM. El baile de las etiquetas deviene alucinante, los precios se anuncian hoy en día en mil millones de dinares cuando en el 92 la inflación solo alcanzaba ¡el .. 20.000%! A principios de setiembre del 93, el pan, la leche y otros alimentos de "primera necesidad" fueron racionadas en casi todas las ciudades de Serbia y de Montenegro, de todas formas los productos de base han desaparecido de las tiendas. Los heridos y enfermos se mueren en los hospitales por falta de medicamentos adecuados, los burgueses deben admitir, según sus normas, que "90% de la población vive por debajo del limite de la pobreza!", los que sufren más son los jubilados y no es raro verlos pelearse con los gatos y los perros por el contenido de la basura. Esta es la situación a la que el proletario se encuentra sometido, ¡con la facilidad para la burguesía de haberle impuesto esta situación gracias a la guerra! Milosevic no se equivocaba cuando afirmaba que las sanciones y el bloqueo le ofrecían a Serbia "la ocasión de restructurar su economía"
(13) Cfr. nuestro "Subrayamos" a propósito de los motines de setiembre 1993 en Banja Luka, que reproducimos en este número de Comunismo.
(14) Ver "La Catástrofe capitalista" en Comunismo nº 32.
(15) País en el que el número de refugiados, que vienen de Europa del Este, mayoritariamente "Yugoslavos" tratando de escaparse de la guerra, del hambre, de las masacres, del servicio militar obligatorio, sigue aumentando. El papel, abiertamente antiproletario, y la complementaridad de las tareas entre las diversas fracciones burguesas, se muestra claramente por lo que es, cuando se atacan repetidamente los hogares de los refugiados en Alemania y cuando se limita el famoso "derecho de asilo".
(16) Queremos recordar, con todo el odio que nos puede inspirar esta sociedad podrida, que un testimonio trágico de la existencia de esta resistencia fueron las fosas comunes, ¡qué fueron descubiertas en los alrededores de numerosas ciudades y pueblos!, en las que se sepultaba a todo refractario y como también nos los demuestra el desarrollo de "operaciones de guerra" alrededor de ciudades como Vukovar y Sarajevo, en donde los proletarios de orígenes diferentes (y también "serbos") intentaron resistir conjuntamente y no someterse pasivamente a los bombardeos de la artillería "serba". -
(17) Ver al respecto nuestro artículo "Características generales de las luchas de la época" en Comunismo Nº 33