5. La fusión monstruosa
Unos días después de la llegada de Bela Kun a Budapest, llega quien fuera su compañero más activo en Moscú: Tibor Szamuely. Este que había sido reclutado en "su" regimiento por la fuerza y que había desertado rápidamente; había logrado refugiarse clandestinamente en Rusia. En febrero del 17, entra en contacto con Bela Kun y lo ayuda a encuadrar a los proletarios húngaros prisioneros. Szamuely se proclama desde siempre, anarquista y trabaja por la revolución al lado de grupos y fracciones revolucionarios que levantan banderas anarquistas, comunistas, socialistas revolucionarios. Como lo hemos expresado en diversas oportunidades, la verdadera frontera de clase no se sitúa entre "comunistas" y "anarquistas", sino por el contrario entre revolución y contrarrevolución y ello mucho más allá de todas las banderas o etiquetas con la que los propios protagonistas se identificaban. De regreso a Budapest se manifiesta como un defensor ardiente de la creación de un Partido Comunista que unifique a los revolucionarios más allá de la etiqueta "anarquista" o "marxista" que se peguen. Szamuely y Bela kun, tienen objetivos muy precisos: crear una organización revolucionaria para derrocar a Karolyi.
La necesidad de centralizar las diferentes fuerzas revolucionarias emerge como cuestión fundamental para el proletariado; así surgirán diferentes tentativas para asumir esta cuestión vital. Pero también la
Otras tentativas expresaban los esfuerzos organizativos del proletariado: Otto Korvin, militante Socialista Revolucionario que se definía como anarquista, intenta, a través de la denuncia clara del Partido Socialdemócrata, centralizar, en torno de su organización, a los proletarios en ruptura con la contrarrevolución "socialista". Para alcanzar estos objetivos organiza acciones espectaculares de denuncia: Korvin logra interceptar, en noviembre, una copia del telegrama de felicitaciones que los bolcheviques dirigieron al proletariado en Hungría para apoyar el desarrollo de la lucha. Los socialdemócratas habían decidido ocultar su contenido destruyendo el original. Korvin, con ayuda del Consejo de Soldados, se procura un avión y desde el cielo lanza un volante, en el que reproducía el telegrama (5) acompañado de una denuncia de las maniobras de los SocialDemócratas. Dicho volante fue lanzado por millares sobre una manifestación de masas convocada para celebrar la nueva forma de gobierno republicana.
Bela Kun y Tibor Szamuely recién llegados, logran centralizar a los revolucionarios que habían sido dispersados por la guerra y crean el "Periódico Rojo". El 24 de noviembre reúnen a los elementos revolucionarios que se encontraban en Budapest y constituyen el Partido Comunista Húngaro compuesto tanto de militantes que se autodenominaban "comunistas" como de quienes se autodenominaban "anarquistas", "socialistas revolucionarios" y en general de todos aquellos proletarios combativos que se encontraban en Budapest. El Programa reposaba en una consigna muy precisa: dictadura del proletariado; pero desgraciadamente el contenido de esta consigna no fue claramente asumida. El Partido Comunista de Hungría definía el sentido profundo de esta perspectiva como la "entrega del poder económico a las manos de los trabajadores a través de la función de los consejos de productores que asegurarían la entera responsabilidad de la gestión". "La dictadura del proletariado significa la simple toma en manos, de parte del pueblo, de los instrumentos de producción" afirmaba Bela Kun.
Sin embargo, hay que distinguir claramente aquí, las tendencias espontáneas del movimiento proletariado que se dirigían hacia la centralización de la lucha al interior de una organización resuelta a la acción y determinada en sus perspectivas del cuadro y el programa que constituirá, desde sus orígenes, el Partido Comunista.
Igualmente, la composición, del primer comité central elegido el 15 de diciembre del 18, no refleja verdaderamente la fuerza real de las diferentes oposiciones de clase a la socialdemocracia que se constituyeron en el transcurso de todos estos años. De 18 miembros, 6 eran exprisioneros de guerra que Bela Kun había organizado en Rusia y 4 oficiales que habían pertenecido al Partido Socialdemócrata; mientras que organizaciones como los Socialistas Revolucionarios, los Comités Inter Fábricas, o los grupos anarquistas, ... tenían un solo representante cada uno.
Por su parte, la actividad de los militantes que se asocian al Partido Comunista, esperando encontrar la respuesta a las necesidades organizativas de la revolución, rompe todos los límites: estos dirigen y centralizan el asociacionismo proletario a través de la constitución de milicias armadas que defendían los intereses proletarios, a través de la organización de consejos
El Partido Comunista estaba formado por un gran número de jóvenes militantes (entre 17 y 22 años), que no se contentaban con reforzarse teóricamente frente a la Democracia, sino que cristalizaban esta fortificación con la acción directa: incendiando las actas notariales, apoderándose de las tierras de los grandes burgueses del campo, organizando el no pago de alquileres, dirigiendo las huelgas en las ciudades, organizando (en diferentes ocasiones) en Budapest y en el resto del país, ataques insurreccionales contra el gobierno y los Social Demócratas.
El Partido Socialdemócrata demuestra su capacidad de defensa del Estado en este momento, asumiendo directamente la represión. No solo enviaron a miles de proletarios a la muerte, cuando apoyaron la guerra, sino que los jefes socialdemócratas se asumieron el mismo papel que Noske asumía en Berlín, frente a la violencia creciente del proletariado contra el Estado. En enero del 19, Karoly Peyer, dirigente sindicalista que ocupaba en ese entonces el cargo de Alto Comisario del gobierno, se desplaza a Salgotarján para aplastar el movimiento de huelga de los mineros. Después de los combates, el 10 de enero, ordena la ejecución de una centena de proletarios que fueron capturados por la policía: se les coloca a lo largo del muro de la prisión y se los asesina, uno a uno, pegándole un tiro en la boca. Por esa proeza este socialista recibirá el alias de "el Carnicero de Salgotarján".
El 20 de febrero, se organiza espontáneamente una manifestación para protestar contra los insultos que hacían los socialdemócratas contra los comunistas. La manifestación se prolonga en una tentativa de saqueo del local del periódico socialdemócrata, la policía interviene para proteger el periódico y se producen enfrentamientos que dejan como saldo 4 muertos en las filas del proletariado y 4 en las de la policía. Ello expresaba, más allá del equilibro vacío de las cifras, una correlación de fuerzas que se hacía cada vez más favorable al proletariado. El Partido Comunista tomó posición declarando como "provocadora" a la violencia que se desató, a pesar de que militantes de su partido participaron activamente en esta manifestación. Pero a pesar de que el partido no asumió la dirección de esta manifestación y de que Bela Kun denuncia el carácter armado de esta, es arrestado y apaleado por los gendarmes. Esto le vale no solo ciertos hematomas, sino una recredibilización repentina. Así surgen violentas manifestaciones que se oponen a esta arrestación; los socialistas retroceden, ...logrando que Bela Kun sea vigilado por verdugos socialistas!.
El 24 de febrero, Karolyi, totalmente superado por el movimiento, intenta una operación publicitaria para mejorar la imagen de su gobierno: procede oficialmente, y con gran pompa, a la repartición de sus propias tierras; esperando así calmar y desagregar la acción directa que llevaba adelante el proletariado en el campo. Pero dicho acto fue recibido, por el proletariado, con la total indiferencia.
Concluyamos este breve recuento que hemos hecho a propósito de la efervescencia revolucionaria en el transcurso de este período, citando a un socialdemócrata (que rápidamente formó parte de la izquierda de su partido, para luego organizarse en el Partido Comunista) que aterrorizado por el movimiento de destrucción de la economía afirma:
Este socialdemócrata, levanta la perspectiva de la dictadura del proletariado, como el único medio de restablecer el trabajo !!!
El 19 de marzo, en Budapest, estallan grandes manifestaciones 
      que retoman las consignas de abolición de los alquileres y exigen un subsidio 
      extraordinario para los desocupados.  Los 
      Aliados, por intermedio de Francia y Rumania, formulan, en ese mismo momento, 
      un ultimátum que exige la ocupación de una gran parte de Hungría para hacer 
      un tapón entre Rumania y Checoslovaquia e impedir, así, desde el exterior, 
      la generalización del movimiento comunista.  
      La burguesía, en Hungría, toma consciencia de que cada vez es más 
      difícil detener la revolución y se aproxima progresivamente a la proposición 
      de ceder la gestión del Estado a los comunistas. La vanguardia de la burguesía 
      es totalmente consciente y formula claramente su plan. El socialdemócrata 
      Garami propone, en el transcurso de una reunión del Comité director de su 
      partido, 
El Partido Comunista, negocia con sus enemigos reformistas, 
      y cae en su trampa. Desde su prisión, Bela Kun negocia, con los que lo encarcelaron, 
      la fusión monstruosa del Partido Comunista con sus propios verdugos 
      socialdemócratas!!!
En el mismo momento en que 30 000 obreros revolucionarios, 
      principalmente los metalúrgicos de las fábricas Csepel, habían formulado 
      un ultimátum, dándole solo 5 días al gobierno para transmitir el poder a 
      los proletarios, de lo contrario tomarían las armas para imponerlo, Bela 
      Kun propone, siguiendo las tesis fusionistas de los bolcheviques, la unificación 
      con los Noskes locales, organizadores de guerra y de las masacres obreras. 
      Al planteamiento insurreccionalista del movimiento comunista real, Bela 
      Kun opone la negociación con el enemigo de clase. 
Esto hay que comprenderlo en el sentido estricto de 
      lo que se afirma: el 18 de marzo [tres días antes de que se anuncie oficialmente 
      la gestión común del Estado en Hungría por los socialdemócratas y los "comunistas" 
      (7)] el proletariado, nucleado alrededor de una de sus fracciones, más combativa, 
      que se encontraba en la Fábrica de Weiss Mafred en Csepel, decide organizar 
      la insurrección para el 23, momento en el que se entraría a Budapest con 
      las armas en la mano para liberar a los dirigentes comunistas encarcelados, 
      expulsar al gobierno y asegurar la dictadura de clase. Para, ese mismo 23, 
      por otra parte, se preparaba una manifestación en Budapest y un acto en 
      la plaza donde se encontraba el parlamento, contra la fusión de los dos 
      partidos. El proletariado se dirigía cada vez más claramente hacia la insurrección 
      y exigía a su organización, mejor dicho a "sus dirigentes", que 
      la asumiera tomando la dirección del sublevamiento. Por su parte esos "jefes" 
      rechazaron esta alternativa y ... propusieron en contrapartida una alianza 
      con aquellos contra los que los proletarios luchaban desde hace casi cinco 
      años!!
El 21 de marzo se proclama oficialmente la república de Consejos obreros de Hungría, pero esta proclamación no expresaba la centralización y dirección del proceso de destrucción del Estado que el proletariado había iniciado hace muchos meses atrás, sino la reconstrucción y el reforzamiento del Estado burgués a través de la legitimación que el apoyo de los "comunistas" implicaba. La gestión del Estado en Hungría por Bela Kun y el Partido Socialista Unificado Húngaro es la expresión típica de las fuerzas que nosotros calificamos de "centristas" y que por el hecho de encuadrar en su estructura a reales fuerzas proletarias a pesar de sus enormes concesiones burguesas pueden primero aproximarse a la revolución (siempre con el apoyo de izquierda de ciertos elementos realmente revolucionarios), para luego asegurar la completa y entera función contrarrevolucionaria que le es atribuida; la de constituirse en última muralla y la barrera más eficaz de la burguesía contra el asalto revolucionario del proletariado.
"Ustedes han dado al mundo un ejemplo mejor que el de Rusia soviética, porque supieron unificar de golpe a todos los socialistas bajo un programa de verdadera dictadura proletaria"
Es necesario tener en cuenta que esta fusión entre el Partido socialdemócrata y el Partido Comunista, se implementó a pesar de la enorme resistencia de los militantes de éste y que Bela Kun tuvo que usar todo su poder personal para convencer a los revolucionarios, debiendo muchas veces dirigirse personalmente a cada "comunista", "anarquista" o "socialista revolucionario", así como a los viejos militantes de los Comités Inter Fábrica, antes de atreverse a proponer y hacer pasar su siniestra propuesta. Es sobre dicha cuestión, que surgirá una oposición revolucionaria opuesta a la fusión. Tanto "anarquistas" como militantes que se reivindicaban del "marxismo" ( una vez más la frontera no eran estas etiquetas, sino la ruptura revolucionaria contra la socialdemocracia o la fusión con ella), rompen con sus antiguos compañeros quedando por un lado los que admiten la colaboración y por el otro los que luchan contra la misma.
Estos militantes formaron una oposición comunista efímera que no llegó a "corregir" la orientación tomada por la organización, bajo el impulso de Bela Kun. Esta izquierda, terminará por disolverse luego, en el nuevo Partido que surgía de la fusión con los socialdemócratas. Un poco más tarde, resurgirá vagamente, a propósito de la posición del desarrollo o no de la guerra revolucionaria y finalmente desaparecerá con la derrota final del movimiento revolucionario en Hungría. Estos militantes no asumieron jamás las consecuencias de sus críticas, lo contrario les debería haber llevado a romper con un partido que adoptaba claramente las propuestas históricas contrarrevolucionarias de la Socialdemocracia.
En el transcurso de este período Bela Kun tuvo que luchar incesantemente contra estas múltiples oposiciones amenazándolas y calificándolas de "izquierdistas contrarrevolucionarias". El 26 de marzo, en el transcurso de un mitin, declara que toda acción llevada adelante bajo el nombre del Partido Comunista iba en contra de los intereses proletarios; con ello pretendía desolidarizarse de las múltiples acciones proletarias perpetuadas en nombre del Partido Comunistas (los proletarios combativos se reivindicaban de esa forma, porque identificaban "partido comunista" con partido de la revolución). Pero Bela Kun iría aún más lejos y así, luego de hacer un inventario de las medidas tomadas por su gobierno, afirmaba que no había nadie más "izquierdista" que él mismo, y que aquellos que se situaban más a la izquierda solo podían ser enemigos de la revolución!.
Todo se transformaba en su contrario. La oposición que se organiza contra la dirección contrarrevolucionaria del Partido Comunista y que abría la perspectiva de un reagrupamiento de fuerzas sobre la base de una centralización afuera y en contra de toda organización asociada a la Socialdemocracia, es totalmente negada por el hecho de que esta tendencia de oposición se mantiene al interior del Partido al que denunciaba ayer como siguiendo el curso de la burguesía. Le confiere así, una criminal credibilidad ante los ojos de los proletarios y se constituye en un factor más, de la desorientación completa del proletariado. De lo que se trataba era de la cuestión del "apoyo crítico" al Estado burgués, apoyo que precisamente por su componente crítico constituye la forma más perniciosa de defensa del contenido, forzosamente burgués, del Estado capitalista.
En Budapest, en estos mismos momentos, se forma, bajo 
      la impulsión de la vanguardia obrera, la brigada de los "Muchachos 
      de Lenin". Dicha organización es fundada por Cserny quien había impulsado 
      a los marineros de Cattaro al amotinamiento en 1918.  
      La brigada se compone principalmente de los amotinados de Cattaro 
      y se constituirá como la vanguardia del terror obrero, centralizando y organizando la represión 
      contra los burgueses. Para paralizar al enemigo por el terror revolucionario 
      dicha brigada compone un afiche, en la fachada de su Cuartel General, en 
      el que se veía a un dragón cayendo hacia un nido de cuchillas en donde se 
      leía la consigna "TERROR". Estos militantes se establecieron en 
      los palacios de Batthyányi y Hunyady, se vestían enteramente de cuero negro 
      y estaban armados hasta los dientes. Pero ese terrorismo no era solo simbólico, 
      sino que concentraban toda su actividad alrededor de la lucha contra los 
      diferentes golpes de mano que intentaba la contrarrevolución, y no escatimaban 
      esfuerzos para secuestrar algunos burgueses como metodo para recolectar 
      fondos para la revolución.
Otra vez se oponían dos clases, dos partidos con 
      métodos y accionares antagónicos: el partido de la burguesía, que recomponía 
      sobre las bases de estructuras preexistentes, un ejército burgués 
      pintado de rojo con todas las jerarquías, vejámenes, sanciones propias 
      del mismo y el partido del proletariado, que tomaba a cargo, en la acción, 
      la necesidad de luchar contra todos aquellos que pretendían debilitar 
      la lucha anticapitalista, armando, dirigiendo, centralizando los ataques 
      violentos que llevaba adelante la clase obrera, contra un Estado burgués 
      en plena descomposición.
El proletariado tiene por función, la de descomponer 
      el ejército burgués, como de todas las otras estructuras del capital, liquidando 
      sus formas y su contenido, sus objetivos y sus métodos.  
      Un "ejército" proletario se centralizará, con todos los 
      proletarios en lucha, bajo la base de esta descomposición, del rechazo 
      a la disciplina militar burguesa, la deserción, el no respeto de las consignas 
      de los oficiales, el armamento contra el ejército.  El "ejército" proletario no tendrá como función la de 
      ocuparse de la gestión "militar", separada de todas las cuestiones 
      sociales, sino la de asumir la guerra social, la guerra contra la burguesía, 
      sea bajo la forma de expropiaciones violentas, sea a través de la propaganda 
      derrotista armada, sea también de la protección de los centros revolucionarios 
      , ... etc.
Esta fue la dirección que tuvieron las acciones llevadas 
      adelante por los autodenominados "muchachos de Lenin". La del 
      gobierno, como no podía ser de otra manera, fue todo lo contrario. Contra 
      la formación y centralización de millares de obreros en lucha, su acción 
      estuvo determinada por la cooptación de algunos centros en un Ejército Rojo 
      y por la utilización de la energía revolucionaria  
      para los fines de defensa nacional (dirección que la socialdemocracia 
      luchaba por imponer al movimiento).  Los 
      "Muchachos de Lenin" rechazarán por mucho tiempo, antes de aceptar 
      bajo la presión de Bela Kun, la perspectiva de integrarse, en tanto que, 
      cuerpo autónomo, a la lucha en el frente.  
      Esta aceptación formal de la disciplina del gobierno republicano, 
      marcará el límite político de los "Muchachos de Lenin", porque 
      plantea la cuestión del "apoyo crítico", en contraposición 
      con la ruptura clasista, con respecto a aquellos que se colocan en el 
      poder burgués, codo a codo con los asesinos socialdemócratas.
Este movimiento impulsaba pues, a los comunistas a 
      disociarse de los socialdemócratas. Muchos fueron los proletarios que estimaron 
      que los social demócratas frenaban el ardor revolucionario del Partido Comunista, 
      pero la realidad era mucho peor: Bela Kun y los "comunistas" frenaban 
      y saboteaban el movimiento, y esto no únicamente por la legitimidad que 
      otorgaron, por su presencia y actividad, a las  
      directivas socialdemócratas, sino también, por su negativa a "situarse 
      más a la izquierda", como lo expresará abiertamente Bela Kun.  
      El 27 de marzo declara en la "Népszava": "Estamos 
      tan a la izquierda que es imposible ir más lejos. Otro giro más a la izquierda 
      solo puede ser una contrarrevolución".
Más tarde Bela Kun tendrá la ocasión de asumir militarmente las consecuencias que impone esta afirmación; más adelante veremos el destino que reservará a toda tentativa, a pesar de que fueron débiles, de desbordamiento por la izquierda de sus posiciones. De cualquier manera, en esa declaración, como en general en la función que asume el Partido Comunista en Hungría, ya se encuentra contenida la historia de la represión estalinista.
Numerosas regimientos del Ejército Rojo apoyaron el llamado a la renuncia de Pogány. La Socialdemocracia decide, entonces, deshacerse de uno de sus miembros (Pongány renuncia) para así encadenar mejor a Bela Kun a sus antiguos verdugos! Estos hechos llevan a Szamuely a ocuparse ahora solo, sin su antiguo colaborador, del Ministerio de Guerra. A su vez éste es acusado por los socialistas como el instigador de la dimisión de Pogány. Bela Kun, que deseaba firmemente deshacerse de los elementos "críticos" de su izquierda, apoya a los socialistas y descarta a Szamuely del gobierno.
Una vez más, el verdadero partido del proletariado se gesta afuera y en contra de todas la iniciativas socialdemócratas: en el campo se organiza espontáneamente la guerrilla proletaria contra la invasión burguesa. Bela Kun cediendo a las propuestas socialdemócratas reformula su llamado de socorro al Ejército Rojo de Rusia. Lenin responde llamando a guardar esperanzas en el futuro desarrollo de la revolución mundial y a esperar que el Ejército Rojo pueda liberarse, en Rusia, de la presión que mantenían los Blancos, antes de plantearse una acción común contra el avance de los milicos rumanos. Bela Kun, frente al desmoronamiento del Ejército Rojo en Hungría y a la falta de perspectivas de una colaboración rápida del Ejército Rojo de Rusia, plantea dos posibilidades:
b) o una movilización revolucionaria en todos los frentes.
6. MILITARIZACION BURGUESA
CONTRA ARMAMENTO DEL
PROLETARIADO
Oponemos aquí "militarización" a "armamento" del proletariado, no en el sentido de que no hubiese una cuestión militar proletaria que la clase revolucionaria debe necesariamente resolver asumiéndola, sino en el sentido de que si bien, como vimos anteriormente, el armamento general de los obreros expresa en Hungría, un salto cualitativo importante en la determinación de los proletarios para terminar de una vez para siempre con el Viejo Mundo; desde el momento en el que la organización y la centralización de esos combates se hace bajo la tutela de los viejos oficiales y en el mismo tipo de estructura que el ejército burgués, dicho armamento del proletariado se transforma en su contrario, en la militarización burguesa del proletariado, es decir en la disolución de este último en soldaditos atomizados obedientes a ciegas a órdenes que se forjan en forma ajena a sus intereses (órdenes del capital, en última instancia).
La militarización burguesa de los obreros es hacerlos marchar bajo el control de una autoridad jerarquizada, llevarlos a hacer una guerra de frentes sin distinción de objetivos, movilizarlos detrás de una disciplina formalista (vaciada del proyecto de generalización de la revolución proletaria que se encuentra contenida en la lucha misma, contra el capital y el Estado); en síntesis, dicha militarización consiste en reatomizar y disolver el proyecto propio del proletariado en el pueblo nacional militar y en transformar los hombres que luchan contra el Viejo Mundo en soldaditos obedientes. "Militarizar" el proletariado, sea en el trabajo o en el frente, es utilizar los hombres como simple materia "muerta" a la cual se le obliga a disciplinar su vida y su energía bajo las órdenes de otros "hombres" que "piensan" mejor y que "saben" más. Un ejemplo de esto fue la siniestra militarización del trabajo operada por Trotsky en Rusia, que fue de par con la militarización que éste llevó adelante contra los soldados revolucionarios, cuando ocupó el cargo de jefe del Ejército Rojo.
Es necesario que quede claro que a lo que nos oponemos es al alistamiento de hombres en una inmensa organización mecánica en la que las decisiones no emanan directamente de la lucha revolucionaria, sino de un poder específico que se constituye para dirigir a las inmensas masas armadas contra otras masas armadas. Cuando se separa así la "cabeza" del "cuerpo", cuando se separa, cada vez más, las posibilidades de acción del proletariado de las decisiones de sus "jefes", se provoca escisión objetiva entre la acción de "abajo" y la decisión de "arriba"que constituye una de las bases de la Democracia. En el terreno de la acción, los combatientes pierden el control de la eficacidad del combate o, lo que es más global, de las motivaciones reales que le impulsan a este. Las decisiones les llegan sin tener realmente la ocasión de discutirlas, integrarlas y en consecuencia de realmente asumir esta dirección a la que esta sometido. Por ello, los "jefes militares" se constituyen en potencias extrañas a los que dirigen.
La confianza que los proletarios tienen en aquellos que son los más combativos, y por ello los más aptos a expresar la dirección de la lucha, es una confianza que no tiene nada que ver con la delegación o la representatividad: ella surge de la combatividad del movimiento y al mismo tiempo la expresa.
Bela Kun, ministro de Relaciones Exteriores de la República de los Consejos de Hungría, expresó bien esta realidad cuando, solo unas horas antes de que llegue el telegrama de los Aliados, dando total libertad a todos los Estados vecinos de llevar adelante una intervención armada en Hungría, declaraba: " las negociaciones prosiguen en la forma más cordial y se puede ver que los Aliados no tienen ninguna intención de hostilidad contra la República Húngara". Bela Kun, aturdido por esa "cordialidad" de las negociaciones, y por los favores que le acordarían los Aliados, contribuye a liquidar la fuerza revolucionaria del proletariado, anestesiándolo con sus mismas ilusiones y preparando así su derrota.
El proletariado es una fuerza que lucha permanentemente 
      para destruir las terribles trabas que la sociedad  
      ha  edificado,  tanto   alrededor  
      de  él  como  
      al interior de él.  Las luchas que emergen, y que 
      plantean la revolución de este mundo, contienen (y contendrán hasta su 
      triunfo total) innumerables mitos, limitaciones, ... que la burguesía para 
      mantenernos sometidos utiliza como bolas de fierro a las que nuestras piernas 
      se encuentran encadenadas, cuando emprenden la carrera hacia la revolucionaria. 
      Esto implica que la organización de las rupturas que hace nuestra clase 
      será siempre (como lo fue y lo es hasta hoy en día) la obra de minorías 
      capaces de expresar y cristalizar la claridad con la que se manifiesta 
      la tensión hacia la revolución. Desde las Tesis de Abril a Bilan, de la 
      KAPD a la Liga de Comunistas, desde la oposición comunista en 1920 a los 
      revolucionarios de Kronstadt y dirigentes de la Makhnovchina, .... las minorías 
      decididas y determinadas siempre fueron las que pudieron formular la globalidad 
      e implicaciones de las perspectivas comunistas que se encuentran contenidas 
      en la pasión de los hombres que luchan. 
Volvamos a la militarización de los proletarios en 
      Hungría. El problema no es pues, la existencia de "jefes" o minorías 
      decidas que, como los "Muchachos de Lenin", dirigen, sin consultar 
      la opinión de la mayoría, el terror contra la burguesía!! Pues ese hecho, 
      manifiesta precisamente la tendencia orgánica y antidemocrática del proletariado 
      a afirmar su dictadura.  La contrarrevolución 
      gritará siempre por la Democracia y la Unión Sagrada frente al enemigo, 
      para así ahogar a estas fracciones, que son las más resueltas y organizadas 
      del proletariado, en el pueblo (militar, electoral, sindical, ...). Bajo 
      el pretexto de un enemigo común, (el ejército rumano), los socialdemócratas 
      intentan reconstituir el pueblo en el ejército, para lo cual piden, entre 
      otras cosas, que se silencie toda oposición, hasta que el enemigo sea vencido. 
      Pero pidiendo silencio a toda oposición interna, lo que intenta la socialdemocracia 
      es silenciar al proletariado; tratando de someter a la guerra, la fuerza 
      humana que no lograba someter más al trabajo. 
El objetivo de la socialdemocracia es la destrucción 
      de las  iniciativas  
      proletarias,  es  decir  los 
      esfuerzos proletarios para desarrollar, extender, organizar, centralizar 
      su ataque violento de destrucción del mundo mercantil. La socialdemocracia, 
      gracias a su máscara de izquierda, lograba, así, encerrar, cada vez mejor, 
      estas iniciativas en los canales de sus propios objetivos.
La brigada de los "Muchachos de Lenin", 
      expresión de una vanguardia específicamente organizada, fueron el blanco 
      de los ataques repetidos de los dirigentes socialdemócratas, que se hizo 
      más violento en la medida en que las brigadas lograban, cada vez más, unificar 
      en torno a ella a los elementos "izquierdistas" y "anarquistas", 
      reagrupando, así, bajo el nombre de "Partido Anarquista", a los 
      proletarios más radicales. La socialdemocracia exige la disolución de dicha 
      brigada argumentando, como lo hizo cuando se preparaba la insurrección 
      de Octubre en Rusia, las dificultades de la situación militar en el frente. 
      Evidentemente de lo que se trataba era de alejar a los grupos de centralización 
      revolucionaria de la capital. Bela Kun fue quien se encargó de convencer 
      a los Muchachos de Lenin de ir al frente y apoyar, así, la contra ofensiva 
      del Ejército Rojo. Estos aceptan, pero rechazan su disolución de las Brigadas 
      en el Ejército Rojo. Combatirán, pues como cuerpos autónomos, bajo las 
      ordenes de los jefes socialdemócratas del Ejército Rojo.
Los Muchachos de Lenin albergaron las mismas ilusiones 
      que, unos años después tuvieron los grupos proletarios en España del 36. 
      En efecto, estos pretendían escapar a la dictadura del ejército burgués 
      antifascista formando en su interior brigadas autónomas en donde no existían 
      ni oficiales ni uniformes. Ni los "Muchachos de Lenin", o ni las 
      columnas "anarquistas" en España del 36, no verán que la naturaleza 
      social y de clase de un ejército, no depende de la presencia o la ausencia 
      de autoridad o de oficiales, sino del proyecto social global en el cual 
      dicho ejército se encuadra. 
      
       
Los "comunistas", aliados de los socialdemócratas en el Partido de los Socialistas y de los Comunistas de Hungría, jugaron perfectamente su papel de saboteadores de las luchas llegando incluso a proponer, frente a esta situación, la trasmisión del poder a un directorio socialdemócrata para no chocar a los Aliados.
El proletariado fue tajante con respecto a este proyecto, el 3 de mayo lanza una contraofensiva, cuya fuerza expresaba claramente la increíble energía revolucionaria tenía.
Pero en esta contraofensiva se encontraban fuerzas antagónicas: por un lado, la lucha espontanea de las milicias, guardias rojos y otras brigadas proletarias que asumían la generalización de la guerra revolucionaria, por el otro, el Ejército Rojo que pretendía centralizar esta reacción proletaria en el cuadro militar de la guerra de un ejército contra otro ejército, es decir en el cuadro de una guerra interburguesa.
Los Aliados, frente a este empuje de la revolución, reaccionan, apoyando secretamente una serie de manifestaciones y sabotajes contrarrevolucionarios, al mismo tiempo que proponían la Paz. La izquierda de la socialdemocracia, Bela Kun a la cabeza, hicieron todo lo posible por el fracaso de la revolución, frenando el empuje revolucionario y preparando,así, las condiciones para la represión.
El 2 de junio de 1919 se realiza el primer congreso del Partido Socialista Unificado de Hungría; en el transcurso de éste las tendencias de izquierda, que aún permanecían al interior, renuncian siguiendo a Szamuely, expulsado del Ministerio de Guerra. Asimismo, los ataques de los socialdemócratas contra Cserny y el servicio de investigación política, del cual él era el responsable, se hicieron cada vez más virulentos. Los edificios de este servicio fueron el centro del grupo los "Muchachos de Lenin", alrededor de quienes se reagrupaban cada vez más los elementos más radicales de la revolución. Este grupo constituía de hecho un centro de oposición al gobierno socialdemócrata y una alternativa a la dirección contrarrevolucionaria de los "comunistas" reagrupados alrededor de Bela Kun.
Los argumentos invocados por Bela Kun, defensor ardiente de los Bolcheviques, fueron los invocados por los Mencheviques un poco antes de la insurrección de Octubre del 17 cuando, aterrorizados por la combatividad revolucionaria de los regimientos de soldados de Petrogrado, intentaron enviarlos al frente argumentando que sus compañeros en el frente necesitaban también un descanso. Los Mencheviques pretendían, gracias a la argumentación de la solidaridad, deshacerse del peligro que representaba para su gobierno, los soldados rojos de Petrogrado; pero a ellos el tiro le salió por la culata.
Bela Kun toma este mismo argumento para deshacerse hábilmente de un grupo, cuyo desarrollo implicaba el peligro más feroz para su propia credibilidad política indispensable a su papel contrarrevolucionario. En efecto, Bela Kun demostró, a través del 1º congreso del Partido Socialista Unificado, su gran preocupación y consciencia a propósito de este problema cuando se discutió la denominación de esta organización, debate consecutivo a su adhesión a la III Internacional. Frente al rechazo de los Social Demócratas a mantener el nombre de Partido de Socialistas y Comunistas de Hungría, Bela Kun argumentó que el rechazo de proclamarse Partido Comunista dejaba las puertas abiertas a elementos "izquierdistas" que constituían los diferentes núcleos en ruptura con ellos, para otorgarse el denominativo de Partido Comunista ¡¡¡!!!
La oposición a la manera como el gobierno lleva adelante la guerra se desarrollaba cada vez más enérgicamente. El punto de vista que guía la dirección de los operativos militares es un punto de vista que pretende no chocar a los Aliados, lo que implica la ausencia de apoyo internacionalista a los diferentes movimientos que se desarrollan alrededor de Hungría. Nos referimos principalmente a los revolucionarios austriacos que eran reprimidos por el gobierno socialdemócrata, a los de Munich, unificados en torno de la República de Consejos de Baviera.
"Si ahora discutimos de firmar una paz con los capitalistas del bloque de los Aliados, de entregar los territorios que el Ejército Rojo proletario Húngaro ha logrado liberar de la explotación, si pensamos entregar estos territorios, sin combatir, para que se reinstaure la esclavitud y la explotación, tengo que hacer recordar a mis estimados compañeros que creer que podemos concluir una paz con los capitalistas extranjeros es un error grave, cuando lo que perseguimos es la lucha contra nuestra propia burguesía al interior del país. Creo que con respecto a esta cuestión no pueden existir divergencias: nuestro objetivo y nuestra tarea es el aniquilamiento del capitalismo, de su opresión que es la más despiadada e inexorable"
Si bien Szamuely expresa, contra esas posiciones claramente contrarrevolucionarias, la oposición, cada vez más masiva, a la política de paz de Bela Kun; no es capaz de extraer las consecuencias organizacionales que tales posiciones implican. En efecto, no lanza ninguna consigna, ni directiva de ruptura con el gobierno compuesto, por una parte de socialdemócratas que se aliaban a los "comunistas" esperando el apoyo del Ejército Rojo Ruso y, por otro lado, los "comunistas" a la Bela Kun, que pretendían imponer un tipo de gestión del capital calcado del proceso de reconstrucción del Estado asumido por los Bolcheviques en Rusia. Szamuely al permanecer en el gobierno, como las otras oposiciones de izquierda a la política socialdemócrata, participa en la confusión del proletariado que ve a sus antiguos jefes, asumiendo la reorganización de la explotación y la desorganización de la guerra revolucionaria, al lado de sus enemigos socialdemócratas.
La posición de Szamuely, al margen de la sinceridad y de las ilusiones que este podía albergar, con respecto a la necesidad de desarrollar la guerra revolucionaria , era una posición insostenible puesto que la práctica que lo animaba era la de gestión y de ocupación del Estado y no la de su destrucción.
Algunas las tentativas de organizar una resistencia contra el gobierno que se dieron, fueron reprimidas por Bela Kun. Un grupo de revolucionarios, inspirados por Cserny, se constituye para reorganizar ilegalmente el Partido Comunista. Una de sus exigencias era la lucha por los "métodos realmente bolcheviques" y tenían previsto contactarse con el gobierno soviético ruso, de una manera similar a la que utilizó Szamuely, para denunciar al gobierno de la República de los Consejos, lo que demuestra, una vez más las ilusiones que tenían con respecto a Lenin y sus compañeros.
El 17 de junio, Bela Kun toma la decisión criminal de retirar las tropas del Ejército Rojo "húngaro" de la Eslovaquia, lo que significaba abandonar al proletariado eslovaco en lucha en la región a su propia suerte. Una vez más la visión nacionalista de la revolución aparece por lo que es: una política criminal. 5 días más tarde las tropas checas entran en Eperjes y asesinan a comunistas y a otros obreros revolucionarios, prefigurando así lo que sería la terrible masacre blanca del ejército rumano cuando ocupó Hungría. Gracias a los oficios de Bela Kun el ejército checo pudo continuar su ofensiva. Bela Kun fue a llorarle a los aliados pídiéndoles que respetaran los acuerdos que estipulaban que si el Ejército Rojo se retiraba detrás de sus fronteras (como si el proletariado se definiese detrás de las fronteras ¡¡!!) ellos no permitirían que Hungría revolucionaria fuese invadida. Evidentemente los aliados no movieron el dedo para defender Hungría contra esta invasión. Al empuje revolucionario, frenado y controlado por centristas y socialdemócratas, sucederá ahora definitivamente, el impulso contrarrevolucionario.
En efecto, Bela Kun, después de haber saboteado, desorganizado, 
        debilitado, reprimido, juega ahora el papel del pobre inocente engañado 
        por los Aliados. En realidad, fue su desconfianza en la revolución y 
        su confianza imbécil en el enemigo de clase lo que produjo esta situación. 
        Mientras Bela Kun declaraba que tenía toda la confianza en el desarrollo 
        de las negociaciones  con  los  
        Aliados,   negociaciones  que calificaba de cordiales y positiva, sus interlocutores 
        preparaban el enterramiento del proletariado, decidían invadir el territorio 
        ocupado por los "rojos" una vez que las negociaciones hubiesen 
        ejercido sus efectos. Estas negociaciones fueron el pacto de sangre que 
        unió a Bela Kun con los otros burgueses con los que parlamentaba. Bela 
        Kun se reveló una vez más en el transcurso de las discusiones con los 
        Aliados, como un sujeto activo y agente voluntario de la contrarrevolución.
El 29 de junio pues, las tropas checas entran en Eperjes 
        y la represión comienza. Se ahorca a los comunistas. ¡¡Sin negociación!! 
        En su impulso, las tropas checas continúan la ofensiva, independientemente 
        claro del acuerdo entre Bela Kun y los Aliados que estipulaba que si el 
        Ejército rojo se retiraba de Checoslovaquia, la República de los Consejos 
        sería preservada. El 10 de julio los Aliados, acentúan su presión militar 
        contra el proletariado en Hungría.  La combatividad revolucionaria se desmorona, 
        los golpes combinados de la zanahoria (las negociaciones por la paz) 
        y el garrote (el terror ejercido por los ejércitos checos, rumanos, etc.) 
        daban sus frutos. Los aliados, seguros de su triunfo, exigen la liquidación 
        del Ejército Rojo, siempre en nombre de la paz!!! Bela Kun rechaza estas 
        exigencias y la amenaza de una intervención del ejército rumano se precisa. 
        El 13 de Julio los Aliados declaran que, como se rechazo la disolución 
        del Ejército Rojo, los delegados húngaros no podían participar más en 
        las negociaciones porque no respetan el armisticio. ¡Se decide, así y 
        como siempre, la Guerra en nombre de la Paz!. El 20 de Julio el gobierno 
        de los consejos, con Bela Kun a la cabeza, decide llevar adelante una 
        ofensiva contra el Ejército Rumano, pero esto no tiene nada que ver con 
        la revolución y el fracaso es total.
Cuando la presión revolucionaria alcanzaba su nivel 
        más alto, Bela Kun fue incapaz de decidir si había que ceder a las exigencias 
        de los burgueses o luchar a muerte. Fue el proletariado que decidió solo 
        acentuar y  generalizar la guerra de clases. Ahora, que la labor de zapa se 
        aseguró en el transcurso de las negociaciones y que los proletarios se 
        encuentran totalmente desmoralizados y destruidos por las tergiversaciones 
        de todos aquellos que dejaron a la cabeza del Estado en Hungría, el gobierno 
        socialdemócrata pintado de "comunista" termina, en un último 
        impulso, la destrucción final de los proletarios cuando los lanza al 
        combate completamente desarmados y desmoralizados ¡Cómo si la "lucha 
        a ultranza" pudiera decidirse por decreto!
Esto nos muestra el proceder invariante de la contrarrevolución: 
        cuando el proletariado refuerza su lucha y la dirige hacia una ofensiva 
        cada vez más masiva, la contrarrevolución se aferra en frenar el movimiento 
        y quitarle su contenido subversivo; luego para concluir su obra de destrucción, 
        cuando la lucha baja y se apaga bajo sus golpes, la contrarrevolución 
        se expresa desorganizando las últimas energías proletarias ahogándolas 
        en "putschs" y otros decretos de "lucha a ultranza"!
El 28 de julio, los Aliados exigen, con el apoyo de 
        la socialdemocracia, la renuncia de Bela Kun; esperando, con ello, salvar 
        la cabeza de sus ministros. El 30 de julio Bela Kun renuncia, se exila 
        en Viena y se instala un gobierno depurado de "comunistas". 
        El 3 y el 4 de agosto de 1919, las tropas rumanas entran en Budapest y 
        el 15 de agosto los últimos batallones proletarios del campo son derrotados. 
        Se abre así la represión abierta; las semanas sangrientas fueron similares 
        a las que siguieron la derrota de la Comuna de París, de la insurrección 
        en Berlín en enero del 19, la de  mayo 
        de 1937 en Barcelona, a la semana sangrienta en Buenos Aires en 1919, 
        ...  Se asesinó, encarceló, exiló 
        a miles de proletarios. La represión fue feroz; treinta mil proletarios 
        que se encontraban bajo el uniforme del Ejército Rojo fueron enviados 
        a campos de concentración, de los cuales nueve mil morirán en los mismos. 
        Se arresta y se ejecuta a Korvin en Budapest, Szamuely es asesinado por 
        la policía de fronteras cuando intentaba pasar a Austria. No obstante, 
        el proletariado guardará en su memoria a los miles de proletarios anónimos 
        muertos bajo el golpe del terror democrático de los "Aliados burgueses". 
        Este apelativo, "Aliados Burgueses", revela toda su realidad en relación 
        a la extensión que tenemos que hacer de esta denominación, con respecto 
        a los burgueses pintados de rojo que escondiéndose en la etiqueta "comunista" 
        o anarquista", lograron frenar el movimiento de descomposición del 
        Estado burgués, producido por los ataques del proletariado.                                            
Los cuerpos represivos de "La Legión Americana" 
        y los del ejército francés, inglés rumano y checo, no fueron los únicos 
        responsables del aplastamiento de la revolución.  
        La destrucción de la "peste roja" y el restablecimiento 
        de un cordón sanitario alrededor de Rusia fue posible gracias a la colaboración, 
        mano a mano de todas sus fracciones, al trabajo preparatorio y complementario, 
        de los Comisarios del Pueblo de la República de los Consejos.
Ante la renuncia y el exilio de Bela Kun, se constituye 
        un gobierno de transición (entre el 2 y el 6 de agosto) compuesto de sindicalistas 
        que tenían como papel el preparar la generalización del terror blanco.  El primer ministro es Gyula Peidl y el ministro de Relaciones Extranjeras 
        es Käroly Peyer, el célebre "Carnicero de Salgótarján".  
        Este gobierno libera a todos los contrarrevolucionarios de las 
        prisiones, y arresta a todos los "comunistas", reestablece la 
        antigua organización policial, vuelve a privatizar las viviendas, las 
        empresas comerciales e industriales, ordena el aumento general de los 
        alquileres y la baja de salarios y lleva adelante toda una serie de otras 
        medidas para restablecer el orden. Si tenemos en cuenta el período tan 
        corto en el que este gobierno de sindicalistas y socialdemócratas asumió 
        la gestión del Estado es sorprendente, el enorme trabajo contrarrevolucionario 
        que realizó.
El 6 de agosto, el gobierno sindicalista es reemplazado 
        por otro gobierno en el que se encontraba a la cabeza, como primer ministro, 
        un propietario de empresas: István Friedrich. Este obtiene la ayuda de 
        regimientos rumanos y de comandos contrarrevolucionarios para asegurar 
        el orden.
Las tropas blancas de Horthy entran a Budapest en noviembre 
        del 19.  El terror blanco había sido asegurado, hasta 
        esos momentos, por el socialdemócrata Peyer, que vuelve a poner en funcionamiento 
        la "gendarmería" y luego el gobierno de Friedrich.  
        En el transcurso de este período, los amigos de Horthy practicaron 
        el terror blanco en el interior de Hungría, constituyendo para ello comandos 
        de oficiales, que iban de  pueblo  en 
        pueblo  persiguiendo  y  terrorizando 
        a
         todos aquellos que tuvieron algo que ver con el movimiento 
        revolucionario: incendiaban las casas con sus habitantes adentro, obligaban 
        a los familiares a torturar a los arrestados, violaban, robaban, ...  Las ejecuciones se daban en público; en Marcali 
        se ejecutaron públicamente a 200 guardias rojos en el transcurso de 
        un solo día. Los cuerpos de centenas de proletarios fueron tirados al 
        lago de Balatón.  300 presos fueron 
        ejecutados en un solo día en la prisión de Kecskemét.  
        La represión fue tan feroz que en Inglaterra se dieron interpelaciones 
        en el parlamento a propósito del terror blanco en Hungría; pero el consulado 
        británico en Budapest tranquilizó a sus pares afirmando que ¡"estas 
        ejecuciones se hacían  en base 
        a juicios y procesos legales"! 
Horthy, el "dirigente supremo" de los comandos 
        contrarrevolucionarios, acepta, durante un tiempo, la participación socialdemócrata 
        en el gobierno. Retribuyendo el gesto, el periódico social-demócrata 
        Népszava saluda a Horth como la personificación del "renacimiento 
        nacional" y escribe que los socialdemócratas están dispuestos a "tender 
        una mano que ayude al interés de pacificación nacional". ¡Más claro, 
        ponele agua!!! 
Según las estadísticas oficiales 5.000 proletarios 
        fueron asesinados en el transcurso de este período de terror blanco, 40.000 
        encarcelados (de los cuales muchos murieron en las cárceles), 140.000 
        emigraron, ... siniestro balance de la destrucción del movimiento comunista 
        en Hungría de estos años.  
A partir de fines de 1919 y durante todo el año 1920 
        se suceden pues, asesinatos, despojos, venganzas burguesas, ... como si 
        los distintos aparatos de terrorismo blanco fuesen cuervos repartiéndose 
        el cadáver del proletariado. Se ha establecido nuevamente la paz social, 
        el terror de Estado vuelve a ejercerse bajo la forma del chantaje invariante 
        de ¡trabaja o revienta!
La proclamación de la República de los Consejos es 
        generalmente presentada como el más alto momento del movimiento revolucionario 
        en Hungría. En este texto hemos visto que ella fue el golpe mortal que 
        se le asestó a la revolución, la última tabla de salvación de la contrarrevolución 
        frente al desmoronamiento de todas las fracciones burguesas. La República 
        sepultó la Revolución, enterró este viejo topo, canalizando la energía 
        revolucionaria hacia la gestión del Estado. Pero como todo comunista lo 
        sabe, un topo bajo tierra ... cava y sigue cavando!!.
El Valor, desde los orígenes del cambio hasta la aparición del dinero, pasando por el trueque y las comunidades autárquicas, ha tomado diferentes formas, subsumido el ser humano hasta su más profundo átomo y lo hace actuar no como "un hombre que gira alrededor sí mismo como su verdadero sol" (Marx) , ni como un ser absorbido por la existencia y el desarrollo de su propia especie, sino como un individuo que solamente "vive" para colgarse en el ombligo la más bella esmeralda, que solamente piensa como una caja registradora y que solo puede gozar de algo cuando lo posee única y exclusivamente para él. El egoísmo no es una tara de esta sociedad, ni tampoco, algo inherente al hombre, como nos lo presenta la moral burguesa; sino que es la sociedad misma, puesto que el hombres, sometido al mundo del dinero y por ello a la guerra permanente, solamente existe en tanto que competidor del otro. El dinero es el potencia, el hombre la impotencia. Por eso, el verdadero objetivo, como determinación social ineluctable, del proletariado es la abolición del Valor y de la libre disposición del tiempo y de las cosas como campo de desarrollo y expansión de la humanidad.
La dictadura del proletariado es, entonces, la prolongación de la lucha para destruir el valor en un momento en el que las relaciones de fuerza entre las clases se organizan en favor del proletariado. La dictadura del proletariado es la afirmación dinámica de la continuidad de la lucha contra el Valor, bajo todas sus formas, que pasa por toda una serie de decisiones de nuestra clase. Estas buscan tomar como punto de vista, que guíen la humanidad, no el "cada uno para si mismo y Dios para todos" sino "a cada uno según sus necesidades, a cada uno según sus capacidades"
Si bien es cierto que en un primer momento los proletarios se apoderaran de las fábricas y de todos los medios de producción, como es el caso de las armas construidas por los burgueses; esto no debe conducirnos a concluir sobre el carácter neutro de los medios de producción. La lógica vulgar y estática revelará la aparente contradicción existente entre el llamado a la destrucción de la Economía y el hecho de apoderarse de todo lo que el capital ha concebido y construido como medio de producción. En complemento (antitético) a esta lógica vulgar surgen los llamados a la destrucción de todo lo que existe materialmente sobre la tierra (en los momentos que la relación de fuerza permitirá al proletariado ejercer su dictadura de clase) antes de desarrollar "positivamente" cualquier cosa. Si siguiésemos esta pista tendríamos que eliminar al proletariado, como portador de la contradicción de una sociedad de clase, antes del advenimiento del comunismo!!
En este contexto lo que ya guía la producción del hombre no es la relación entre capital variable y la plusvalía (la tasa de explotación), ni tampoco la relación entre capital total y la plusvalía (tasa de ganancia), sino las necesidades del ser humana y, como hemos ejemplificado más arriba, le necesidad de disminuir la cantidad de "trabajo" (que en ese mismo proceso va perdiendo el carácter de tal, es decir de tortura separada de la vida humana) la cantidad de tiempo dedicada a la producción de cosas por parte de la especia humana. La construcción de nuevos medios de producción será, a su vez dirigida, en forma cada vez más decisiva, por otras determinaciones: situación geográfica, equilibrio ecológico, desarrollo de una actividad opuesta al trabajo, negación de clases, etc.
Hoy día, después de 70 años de contrarrevolución que  ha  tenido  que  soportar  
        el  proletariado  como producto de las limitaciones de sus luchas en los años 
        20, vuelven a emerger minorías capaces de afirmar el hilo orgánico que 
        une en la historia al conjunto de proletarios; que, desde Marx (y mucho 
        antes) hasta hoy en día, han violentamente afirmado como programa la destrucción 
        del Valor y la abolición del Trabajo!! Por ello, de lo que se trata no 
        es de viajar a través de la historia para escupir sobre nuestros compañeros 
        revolucionarios que, entre 1917 y 1923 (que es el período que nos interesa 
        aquí), cometieron enormes errores en la dirección de la lucha; sino de 
        constatar la inexistencia objetiva de una relación de fuerza mundial capaz 
        de abolir el Dinero y las consecuencias nefastas que llevaron al Capital 
        a cooptar revolucionarios "sinceros", pero con grandes limitaciones 
        en su ruptura con el poder reformista del Capital, para servir de base 
        a la gestión y el mantenimiento de todo lo que es esencial para la burguesía: 
        la Economía y el Valor.
A continuación relataremos algunas de las medidas que 
        se tomaron bajo la denominada Comuna de Budapest, para así ejemplificar 
        la imposibilidad de destruir el Valor a partir de acciones principalmente 
        distributivas y, en particular, sobre el dinero como medio de intercambio. 
        Acá estamos haciendo abstracción de que la destrucción del Valor jamás 
        se llevará adelante en el contexto de un gobierno de gestión del capital 
        como lo fue el del Partido Socialista Unificado en Hungría!! El Dinero 
        y el intercambio mercantilista jamás serán abolidos por decretos; las 
        proposiciones del gobierno socialdemócrata no fueron tentativas sinceras 
        e inocentes de destrucción del dinero, sino, por el contrario, las últimas 
        tablas de salvación para mantener en vida el intercambio y la gestión 
        capitalista de la Economía, de una Economía que se encontraba totalmente 
        sofocada por sus propios límites. Por ello, de lo que se trata es de dar 
        algunos ejemplos de las medidas económicas tomadas en defensa del Estado 
        burgués en Hungría.
La primera propuesta de acción sobre la Economía fue, 
        a principios de la Comuna en Hungría, la de desvalorizar los billetes 
        existentes. Primero existía una moneda de la época de la toma de poder 
        de Károlyi en noviembre de 1918 y de la secesión de Hungría en relación 
        a Austria: esta moneda era imprimida en Viena, lo que impidió su reimpresión 
        por los nuevos gobernantes húngaros.   Károlyi por su parte, puso en circulación 
        billetes blancos impresos de un solo lado, lo que constituyó una segunda 
        moneda en circulación. La Comuna decidió retirar de la circulación la 
        primera moneda y servirse de ella para conservar un medio de transacción 
        y presión con los otros países. Los Comisarios del Pueblo (¡los ministros!), 
        para luchar contra la segunda moneda emitida por Károlyi, la desvalorizaron 
        muy rápidamente con la emisión continua de billetes. Un antiguo banco, 
        para satisfacer la demanda de los productores, emitió billetes postales, 
        .... pero como inundó el mercado, también se desvalorizaron totalmente. 
        Esta moneda tuvo pues, el mismo destino que las que la precedieron; cuando 
        la República tenía solo un mes de vida, la misma ya no representaba ningún 
        atractivo comercial.
Ante esta situación, los nuevos economistas "rojos" 
        proponen, que solamente se abastecería, en medios de consumo, a los detentores 
        de cartas sindicales y ello para controlar la presencia de todo el mundo 
        en el trabajo. Se pretendía, así conducir a los individuos a realizar 
        un trabajo social determinado por ellos y reglamentado por los sindicatos.  Como los Sindicatos tenían que aceptar a todos, 
        la reacción fue un movimiento masivo hacia estas instituciones y las 
        tarjetas sindicales, que permitían obtener medios de consumo, se desvalorizaron 
        también rápidamente. Los burgueses que poseían aún un gran cantidad de 
        estos bienes comenzaron a intercambiarlos y aparecieron nuevas monedas 
        al mismo tiempo que la carta sindical perdía completamente su valor. Los 
        obreros que tenían derecho a obtener, cada 15 días, una vestimenta la 
        cambiaban por otros artículos que necesitaban: funcionaba como dinero 
        la tela o/y los zapatos, pero el dinero como tal no era destruido. El 
        Valor seguía imponiendo su dictadura.
En estas circunstancias la Comuna decide establecer 
        los bonos de confianza: eran estrictamente personales  
        y solo  eran  concedidos  
        en vista  de un  objetivo
Incluso en tanto que medio de circulación, el dinero, 
        no fue destruido sino que toma la forma de diferentes nuevas monedas para 
        luego transformarse en cartas sindicales y pasar por el intercambio de 
        toda una serie de mercancías acumuladas, para luego circular alrededor 
        de los "hombres de confianza" y de los bonos que estos otorgaban 
        y que eran objeto de todas las codicias.
Evidentemente el problema no se encuentra en asegurar 
        una repartición más democrática de las mercancías; los maoistas han ido 
        muy lejos en este aspecto cuando igualaron el consumo de alimentos (de 
        los proletarios) a ...¡una taza de arroz por día! La continuidad de la 
        dictadura capitalista en Hungría no se expresa únicamente por las medidas 
        tomadas para dar al proletariado el espectáculo de la eliminación de la 
        moneda, medidas que aseguran y solidifican el mantenimiento de la Economía; 
        sino por el contenido de toda la gestión asegurada por la República de 
        los Consejos, que expresan la defensa del Estado capitalista.
En este texto hemos trazado el contenido contrarrevolucionario 
        de la practica de Bela Kun; hemos 
Así, cuando los capitalistas de otros países se quejaban 
        del no respeto del proletariado por su propiedad, el gobierno de Bela 
        Kun hizo todo lo posible por restablecer el orden y reasegurar, sin ambigüedad, 
        a sus pares económicos internacionales. A principios de Mayo, Bela Kun 
        tranquiliza los temores del general Smuts, heraldo de los rentistas occidentales:
"Hungría se encargará de asegurar a los propietarios extranjeros 
        residentes actualmente sobre su territorio, todas las facilidades para 
        salir del país y llevarse el dinero, los valores, efectos comerciales 
        y otros objetos de propiedad mobiliaria que posean. A los extranjeros 
        que se deseen quedarse en el país les aseguramos que sus bienes serán 
        salvaguardados y sus vidas respetadas. Los bancos, empresas comerciales 
        y compañías extranjeras no serán liquidados sin previa convención económica 
        entre el gobierno húngaro y las potencias interesadas".
Los capitalistas checos, ingleses, yugoslavos, ... 
        tenían plena confianza en la solidez del nuevo régimen y continuaron vendiendo 
        materias primas, medios de consumo y de producción en el transcurso de 
        todo el tiempo que duró la República de Consejos; y esto a pesar de que 
        sus propios ejércitos se encontraban en guerra con los de Hungría. Las 
        transacciones se efectuaban a través de antiguas sociedades extranjeras 
        que pasaron a ser controladas por la Oficina de Comercio Exterior Húngaro.
La guerra capitalista es un momento del aplastamiento 
        del proletariado y de la desvalorización de las mercancías y capitales, 
        lo que permite un regeneramiento de la economía capitalista, que abre 
        un nuevo ciclo; lo que no impide para nada el mantenimiento de las bases  
        de la circulación  de los 
        capitales  y mercancías, necesarias a la reconstrucción que sucede a 
        la guerra. 
Para concluir, tenemos que dejar claro que si hubo 
        dictadura del proletariado en Hungría o por lo menos tentativas para imponerla 
        y generalizarla, la misma no tuvo nada que ver con las medidas tomadas 
        por la República de Consejos. Por el contrario esta fue, desde sus orígenes 
        hasta su fin y en cada una de las decisiones que tomó, un constante esfuerzo 
        del Capital para defender su propia dictadura.  
        Los únicos gérmenes de dictadura del proletariado que se dieron 
        los podemos encontrar en las tentativas de los proletarios por imponer 
        la generalización de la revolución, más allá de las fronteras húngaras, 
        en la supresión de los alquileres y en el rechazo del trabajo, en el terror 
        ejercido en contra de la burguesía, en la expropiación de las tierras, 
        casas, fábricas, de los burgueses, en la destrucción del ejército y la 
        centralización, a diferentes niveles, de los guardias rojos, en la guerra 
        de guerrillas llevada a cabo en contra de los ejércitos capitalistas, 
        en la prohibición de la prensa burguesa y la ocupación y apropiación de 
        las imprentas, ... en pocas palabras, en toda la lucha por destruir al 
        defensor supremo del Valor: el Estado.
Pero, resulta claro, que en relación con la violencia 
        que impone un ser tan potente y feroz como el valor, el enfrentamiento 
        resultó débil. Ni los ataques contra oficiales de los registros de la 
        propiedad privada, ni el regreso de los desertores del frente que se hace 
        quemando el dinero de los burgueses de sus ciudades, ni otras formas 
        de lucha, lograron  hacer surgir 
        un movimiento suficientemente fuerte capaz de plantear una formulación, 
        una acción programática que atacase, no solamente a ciertas personificaciones 
        del valor, sino a la esencia del movimiento de valorización capitalista. 
        En efecto, los límites de la lucha proletaria en Hungría, como en otras 
        partes, en 1919 estuvieron ligadas a que toda cristalización del movimiento, 
        en términos de dirección, chocó contra el muro constituido por la ausencia 
        de una perspectiva y afirmación clara de la destrucción del Valor que 
        es la clave del contenido y el objetivo de la dictadura del proletariado, 
        de la afirmación del programa comunista.
Una de las tareas de las minorías comunistas en la 
        Historia es la de intentar reafirmar y desarrollar (también por medio 
        de la crítica!) los términos tan límpidos y claros con los que Marx expresa 
        sintéticamente el movimiento comunista, como movimiento real de abolición 
        del Valor.  A pesar de la existencia de militantes que 
        intentaron  asumir realmente dichas 
        propuestas claves para el período de transición, lo que predomina en general 
        fue la vulgarización de las perspectivas revolucionarias trazadas por 
        Marx, por medio de toda clase argucias, falsificaciones y revisiones.  El reformismo de la Socialdemocracia permitió 
        la ruptura orgánica entre las afirmaciones históricas del programa comunista 
        y el desarrollo del movimiento comunista en los años 20.
Nuestro grupo es partícipe en el esfuerzo de reapropiación 
        programática, que llevan adelante las minorías comunistas actuales,  
        asumiendo para ello un trabajo de largo plazo con respecto a la 
        lucha de clases en 1917/ 1923  que 
        intenta trazar una evaluación general de las fuerzas, los limites, las 
        lecciones, que la última tentativa histórica para imponer la dictadura 
        del proletariado por la abolición del trabajo asalariado, nos ha legado.  El Estado y el Valor salieron victoriosos de los enfrentamientos 
        en 1919, pero los setenta años de contrarrevolución compacta que hemos 
        tenido que soportar luego, han preparado el ineluctable resurgimiento 
        del proletariado revolucionario y de su proyecto: el comunismo.
         Notas:
(1) Desde nuestro 
        punto de vista, la referencia al Partido Comunista Internacional, marca 
        realmente la voluntad de afirmación de una misma fuerza organizada más 
        allá de las fronteras y la existencia de una comunidad de lucha contra 
        el Capital mundial. Por el contrario las terminologías "sección húngara" 
        y "Partido Comunista de Hungría" denotan el carácter aun muy 
        nacionalista y federalista de la organización de este combate.  Pues si bien es muy difícil, y a veces imposible, 
        expresar, hoy en día, la localización geográfica de tal o cual organización 
        comunista sin tomar como referencia esta mierda que es la "nación", 
        lo que si es posible es rechazar el carácter nacionalista de las situaciones 
        geográficas en la organización de la lucha a través de las expresiones, 
        por ejemplo, de "sección en Hungría del Partido Comunista 
        Mundial", etc.
(2) El periódico 
        "MA" ("Hoy") fue una publicación que parte de un cuestionamiento 
        del arte y que en base a su participación en las luchas logra politizarse 
        sin llegar a constituirse en organización; es esto lo que lo diferencia 
        del periódico "Die Aktion" en Alemania que a través de sus textos, 
        dibujos, y poemas derrotistas revolucionarios comienza a converger con 
        las posiciones del KAPD para luego transformarse en la publicación del 
        AAUD-E (organización creada por Otto Ruhle). Otras publicaciones se constituyeron 
        en Hungría como polos de reagrupamiento, sin lograr darse perspectivas 
        organizacionales claras. Un ejemplo de esto fue el diario anarquista "Társadalmi 
        Forradalom" ("La Revolución Social"), entre cuyos principales 
        fundadores encontramos a Karl Krausz, militante de una de las diferentes 
        tendencias anarquistas más claras, que se opuso a trabajar dentro del 
        Partido Comunista ampliado cuando este entró en colaboración con los socialdemócratas. 
        
(3) El telegrama 
        en cuestión, enviado por intermedio de Sverdlov, fue más una declaración 
        platónica de apoyo del gobierno ruso que un esfuerzo de generalización 
        del movimiento. Lo que acá puede parecer, de nuevo, algo surrealista es 
        que militantes "anarquistas" del grupo de Korvin hagan la publicidad 
        de los "bolcheviques"; el enigma se nos aclara cuando tenemos 
        en cuenta la increíble reputación de "bakuninista" que tenía 
        Lenin por sus posiciones sobre la guerra, su acción en el desencadenamiento 
        de la insurrección en Rusia y su panfleto "El Estado y la Revolución".
(4) Acá utilizamos la expresión "político" 
        en su sentido reestringido, es decir el de la oposición profunda que caracteriza 
        "la política", como actividad de gestión separada y opuesta 
        a la vida y por ello al desarrollo de la revolución.  Las fuerzas que Bela Kun trata de ligar no 
        fueron las que luchaban por asumir la destrucción del Estado, sino, 
        por el contrario, su proposición era la de unificar a los que buscaban 
        transformarse en sus gestores sobre la base de un programa alternativo 
        y, así, logra ahogar a los verdaderos revolucionarios.
(5) En este caso es difícil no poner comillas a 
        los "comunistas" en la medida que esta fusión con el Partido 
        Social Demócrata expresa el pasaje del Partido Comunista al campo de la 
        Socialdenocracia, como fuerza contrarrevolucionaria histórica; y ello 
        independientemente de la sigla que aquel utilice.
(6) Kagan demostró 
        prácticamente su oposición a las negociaciones entre Bela Kun y Vyx, emisario 
        de los Aliados, cuando se apodera en un cuartel que él dirigía de los 
        fusiles y de las ametralladoras de todo un regimiento de artilleros senegaleses.