En marzo de este año, cuando escribimos el articulo "Guerra o Revolución" (Comunismo nº 29) y a pesar de que no disponíamos casi de información directa, afirmábamos: "Del lado Iraquí, el derrotismo fue general, las decenas de miles de proletarios que se rendían y que se negaron a dar su sangre para la cruzada imperialista de Saddam fue por lo tanto, la causa primera del fin de la guerra ... decenas de miles de proletarios quedan totalmente "descontrolados" y al mismo tiempo que luchan por su supervivencia atacan­do la propiedad privada, atacan a sus enemigos de siempre, a "su propio Estado" y los primeros días de este mes de marzo de 1991, la prensa de todo el mundo da cuenta de ataques e incendios de edificios públicos y del partido gubernamental" (página 23).  

      

Y agregábamos: "Pero ese derrotismo general no parece tener el contenido revolucionario que tuvo en el pasado y de acuerdo a la poca información que tene­mos (explicando en nota -nº 10- "en el momento de escribir este artículo en marzo de 1991 tenemos poquí­sima información sobre lo que está sucediendo en Irak, nos encontramos literalmente incomunicados con respecto a toda información directa de esos países y la única que disponemos es la que da la burguesía, interesada como siempre, en presentarnos la situación actual, exclusivamente en base a las alternativas y polarizaciones burguesas") pareciera que las fracciones burguesas de oposición, especialmente el radicalismo musulmán apoyado por el Estado de Irán y el nacio­nalismo kurdo (con gran participación stalinista), logran encuadrar el movimiento y repolarizar la socie­dad en función de las viejas contradicciones interbur­guesas, religiosas y nacionalistas".

   Actualmente, luego de un restablecimiento de las comunicaciones con los militantes internacionalistas en la región, podemos afirmar con seguridad, que incluso esa visión, que desde América o Europa fue considerada (hasta por nuestros contactos) como demasiado optimista, era en realidad una subestima­ción de lo que sucedía en el terreno de la guerra abierta entre las clases: el derrotismo revolucionario del proletariado en Irak fue ejemplar y la lucha autónoma del mismo, contra todas las fracciones del capital, incluidos muy especialmente los nacionalistas y los islamicos, fue (y en alguna medida es) muy impor­tante.

      

Con enorme alegría y como un llamado más a la lucha en otras partes, recibimos las noticias de que nos habíamos equivocado, cuando afirmábamos que "ese derrotismo no parece tener el contenido revolucionario que tuvo en el pasado".

  Pasemos pues a informar de algunos hechos, de forma muy distinta a como lo han hecho todos los órganos de prensa. Los lectores serán indulgentes frente a la parcialidad o el desorden, en que estas informaciones son presentadas. Tengan en cuenta, que muchas veces se han recibido, por vías indirectas y a partir de comunicaciones provenientes de proletarios, que en este mismo momento, están combatiendo con las armas en la mano y que a pesar de la importancia que le dan a la trasmisión de la información a otros compañeros, no tienen los medios o las condiciones para hacerlo mejor.

                                              

*

  Lo primero que debemos afirmar hoy, es que desde antes de los primeros bombardeos de la Coalición, hubieron importantes luchas del proletariado contra el Estado. Así por ejemplo en Mosul, en el Norte de Irak (centro del Kurdistan), hubo un movimiento general del proletariado contra el hambre impuesta tanto por el Estado de Irak ("restricciones de guerra"), como por la Coalición (el "bloqueo" tan defendido por los pacifistas de todo tipo). En Sulaimaniya también en el Norte, mujeres proletarias, organizaron importantes manifesta­ciones contra la guerra. La represión de la "Guardia Republicana" contra esas protestas fue terrible: unas 300 mujeres son detenidas y luego ejecutadas.

 

      Extracto de un volante distribuido por nues­tros compañeros inter­nacio­nalis­tas en la región de Irak, a un año de la masacre de Halabya y cuando Sad­dam Hussein amenazaba con repetir dichas masacres:

 

 

"¡¡ No a la nación Kurda, No a la república islámi­ca !!

 

La masacre de Halabya, y las mierdas de los naciona­listas, son las armas de la democracia....

 

Los proletarios y los explotados del Kurdistan, como todos los explotados de este mundo nunca podrán limpiar el barro que tienen sobre su frente (hay expre­siones en kurdo que resultan de dificilísima traducción - NDR), mientras no hayan dado vuelta sus fusiles contra los nacionalistas kurdos, tal como lo hacen hoy contra el Estado baasista.

 

Estén donde estén, los burgueses son nuestros enemi­gos.

 

Por lo tanto, a que cosa rima toda esa canción sobre: el enemigo exterior, el enemigo momentáneo, el enemigo principal, el grande o el pequeño.

2

 

       Según las informaciones de que disponemos ahora, el ejército iraquí se encontraba ya antes de los bom­bardeos sistemáticos de la Coalición, totalmente destruido, la deserción y la desobediencia se había generalizado. En efecto, la resistencia a hacer la guerra se concretó a diferentes niveles: desde la resistencia pasiva a la acción violenta y armada contra los recluta­dores. Los históricos núcleos armados de proletarios combativos que durante la guerra Irán-Irak habían jugado ya un papel importantísimo, fueron también decisivos antes y durante esta guerra. Así lo que en los distintos pueblos era una resistencia pasiva, que se concretaba en el rechazo del enrolamiento, el rechazo a aceptar las órdenes de los superiores, el rechazo a partir al frente (contando muchas veces con un apoyo manifiesto de familiares y amigos cuando se intentaba incorporar por la fuerza al recluta), en muchas partes se fue transformando -gra­cias a esas minorías de vanguardia- en una acción militar consciente de en­frentamiento a los recluta­dores y a todos los que exhi­bían galones. Como suce­de siempre, la acción de las minorías más decidi­das en la ejecución de algunos oficiales no tuvo al principio un apoyo abierto por parte de la masa de proletarios sometidos al uniforme. A pesar de la sim­patía que estos sentían, el terrorismo estatal era tan grande, que las campañas del Estado contra los derro­tistas lograban imponerse. Pero poco a poco, se fue perdien­do el miedo, y las ejecuciones de oficiales se hicieron masi­vas. En mu­chos casosm los soldados en masa, linchaban a "sus pro­pios oficiales". Se llega así a una situación de ruptura de toda la verticali­dad necesa­ria al ejército, el miedo de los oficiales es enorme, su relación de fuerzas muy débi­les, los soldados hacen lo que quieren. Los oficia­les viven escusándose y pidiendo perdón, dicen que ellos también están contra la guerra y que ellos no son quienes imponen la moviliza­ción. Cuando se desenca­dena la ofensiva de la Coali­ción, la situación del ejército era totalmente caótica, hasta tal punto que los propios oficiales se arrancaban los galones, para no ser reconocidos y ejecutados en el acto. LLegó a ser una locura, una verdadera incitación a la muerte el presen­tarse con galones frente a la tropa.  

      

En varios puntos estratégicos del Sur, los núcleos derrotistas, van más lejos aún y atacan los locales del partido oficial, ocupan los depósitos de alimentos y los distribuyen entre los proletarios hambrientos; ... destru­yen los locales de la policía secreta, ejecutan a los agentes del orden. En las ciudades de Bassorah, Nassouria, y Diwenia, la situación llega así, a ser insurreccional

La situación era tan explosiva, antes del desencade­namiento de la ofensiva terrestre, que Saddam Hussein consciente de que solo el terrorismo abierto del Estado podía impedir o al menos postergar, un alzamiento generalizado contra la guerra, ordenó tirar miles y miles de volantes desde  los aviones amenazando con otra masacre como la de Halabya!!!  Claramente, el Estado Irakí agregaba al fusil en la espalda, que apuntaba a cada proletario, la amenaza terrorista del bombardeo químico contra todos aquellos que se nega­sen a ir al frente. Dichas amenazas frente al movi­miento cada vez más clara­mente derrotista revolucio­nario del proletariado, no se hizo efectiva esta vez porque en ese momento se desató la ofensiva de la Coalición. Esta, cumplía así con el mismo cometido que la amenaza de Saddam: aplastar la potencia de la insurrección proletaria y paralizar a los proletarios al imponerles el terrorismo generalizado que los obliga­ba a refugiarse y esconder­se en los zótanos.  

      

Frente a la desesperan­te situación de desolación, muerte y hambre que el capital le imponía, grandes franjas proletarias del Sur, comienzan a subir hacia Bagdad. A los desesperados y los hambrientos, se le fue­ron sumando, miles de deser­tores armados que también reventaban de hambre. Y además esto no era todo, para alarmar al centro del Estado burgués: dentro de dicha masa desesperada, se encontraban, como ya vimos, elementos bien decididos a la acción, es decir algunos puñados de agitadores claramente determinados. La burguesía iraquí no dudó entonces, en desplazar las tropas más seguras, hacia el Sur para impedir a estos proletarios la llegada a Bagdad. Sad­dam Hussein llama a las milicias de su propio partido a replegarse sobre Bagdad, para preparar la contrainsu­rrección. En algunos casos, grupos de proletarios lograron a su vez, interceptar este repliegue y masacrar algunos exponen­tes de esas terribles milicias estatales.

Luego de la ofensiva terrestre, se producen impor­tantes levantamientos en Mosul, Arbil, Kirkuk, Sulai­maniya y otras ciudades más chicas, aprovechando el hecho de la debilidad relativa en la región de las fuerzas de choque, fieles a Saddam Hussein. En efecto, Saddam Hussein había concentrado, como dijimos, lo mejor de la Guardia Republicana, en el Sur y en la defensa  de  Bagdad  y  ello  por  la  importancia  del

( [1] )

­movimiento insurreccional que venía del Sur, y porqueen el Norte confiaba en la capacidad de los nacionalis-tas para liquidar cualquier veleidad de autonomía del proletariado. Hay que agregar que esta confianza - que es recíproca- entre las fracciones del capital en Irak, había sido sellada, desde el principio de la guerra por un acuerdo secreto de coexistencia pacífica, entre el Gobierno de Bagdad y los nacionalistas firmado gracias a la mediación de la OLP y su histórico jefe Yasser Arafat. Dicho acuerdo, pudo verificarse durante todas la duración de la guerra (durante la misma no hubo ni una sola acción beligerante entre ambas fracciones burguesas) y quedó totalmente al descubierto luego de la misma cuando nacionalistas y gubernamentales se abrazaron en público ante los ojos incrédulos del mundo burgués.(1) Los "Mujadines del Pueblo" de Irán también participaron en estos acuerdos y sus fuerzas de choque fueron también utilizadas contra el proletariado insurrecto.  

      

Lo que los internacionalistas en Irak denunciaron desde un principio, como un acuerdo implícito y explícito contra la revolución, (no solo desde el princi­pio de la "guerra del Golfo", sino desde hace años; ver nuestros materiales al respecto) se hace público en abril y mayo de 1991, cuando primero Yalal Talabani de la Unión Patriótica del Kurdistan (UPK) y luego Masud Barsani, del Partido democrático del Kurdistan Iraquí (PDKI), (este último también en nombre del Frente del Kurdistan Iraquí) anunciaron públicamente que habían llegado a un acuerdo con Saddam Hussein. Por otra parte, recientemente el propio Talabani ha revelado que efectivamente durante la guerra, por "respeto nacional" se abstuvieron de toda acción que pudiera desestabili­zar el Estado y que hubo un respeto mutuo de los territorios, en los que cada fuerza asegu­raba el mono­polio de la violencia.           

La lucha proletaria en el Norte, se situó afuera y en contra de las organizaciones nacionalistas de oposi­ción oficial como el UPK y el PDKI. Desde el princi­pio, la vanguardia proletaria internacionalista y derro­tista, denunciaba a estas fracciones como participacio­nistas en  guerra. En Sulaimaniya, por ejemplo en donde había unos 70.000 desertores armados que cumplirían un papel importantísimo en la lucha, se estructuraron varios grupos internacionalistas (como por ejemplo el grupo "Perspectiva Comunista") con diferentes niveles de reapropiación programática, pero teniendo como base la experiencia de la lucha derrotis­ta revolucionaria durante casi una década y un cierto balance de las mismas, lo que los situó en contraposi­ción abierta con los nacionalistas. Todos esos grupos consideran a los nacionalistas y sus fuerzas de choque, como enemigos tan peligrosos como la Guardia Repu­blicana.  

      

Es así que los insurrectos, se oponen, a la entrada de las fuerzas nacionalistas en las ciudades. Dichas fuerzas, se instalarán entonces alrededor de las ciuda­des, controlando los accesos. Al mismo tiempo recibi­rán y tratarán de enrolar en sus milicias a los deserto­res que se escapaban del frente de batalla y volvían a sus casas. Dicho reclutamiento era, por supuesto tan obligatorio como el que les imponía Saddam Hussein. Una nación en formación, recurre a los mismos procedimientos que la nación que dice enfrentar: Saddam Hussein y Talabani codo con codo, apuntando por la espalda a los proletarios para enviarlos a la guerra. El hecho de rodear las ciudades les permitió hacer creer en el resto del país, que eran ellos que controlaban a la población, cuando en realidad lo único que controlaban lo hacían por la represión y por el reclutamiento obligatorio de los proletarios escapa­dos del frente. Puede constatarse hasta que punto, los nacionalistas no controlan nada en el hecho de que Talabani, jefe de la UPK, no se haya animado a volver a Sulaimaniya, ciudad que anteriormente era considera­da como su feudo!!

En esta ciudad precisamente, la insurrección fue particularmente violenta: los proletarios se vengaron de años y años de masacres y de terrorismo organizado por el Estado, atacando abiertamente a las fuerzas de la terrorista policía secreta de Saddam Hussein, matan­do a miles de baasistas refugiados en los edificios de la policía política. La rabia del proletariado se extendió a todo lo que representaba el Estado iraquí, atacando, incendiando, demoliendo los edificios de la policía, del partido baas, de la justicia, etc. Esto es lo que explica por ejemplo las declaraciones de algunos dirigentes nacionalistas a periodistas occidentales: "El desorden no beneficia a nadie, es indudable que hay provocadores entre los que siembran el desorden... dese cuenta que destruyen todo, no solo atacan y matan a los policías de Saddam Hussein, lo que es comprensible, sino que queman todos los archivos policiales, los registros de propiedad y del Estado civil ... es claro que para nosotros hay agentes provocadores, baasistas, porque usted se da cuenta que todo eso será necesario des­pués, que cualquier organización del Estado necesita­rá esos archivos ..." Lo que estos señores no compren­dían, o mejor dicho no tenían interés en admitir, es que esta revuelta no era para reorganizar el Estado y la gestión del capital, o para liberar una nación, sino que como toda insurrección proletaria importante, lucha contra el Estado mismo y ataca todas las expre­siones más abiertas del mismo: milicos, agentes, edificios públicos, partidos del orden, archivos de seguridad y de propiedad, etc.

      

Compañeros nuestros, nos comunican situaciones precisas  en  las  que,  como  sucede  en  todo  proceso


( [2] ) ( [3] ) ( [4] )

insurreccional,los propios grupos insurgentes interna­cio­nalistas resultan superados por la acción de masas de proletarios empujados por sus intereses y su odio de clase. Así, una comunicación recientemente recibida (junio 1991), da cuenta de que luego de una "larga preparación" (2), unos 380 revolucionarios armados, entran en la región de Sulaimaniya con el objetivo de atacar, los centros fundamentales del poder Estatal y que cuando llegan ven masas de proletarios insurrectos con las armas en la mano que los saludan. Al principio todo les parece incomprehensible, luego verán que desde las comisarías hasta el cuartel central todo ha sido devastado. La sorpresa será más grande cuando constaten que los proletarios insurrectos, sin más ideas que imponer sus intereses por la violencia contra todos sus opresores, no solo manipulan las armas livianas sino que han recuperado armas pesadas de artillería y se preparan a utilizarlas contra todo lo Estatal. La gente de pueblo, cuenta los combates durante tres sangrientos días entre los insurrectos y la Guardia Republicana, hasta que los insurrectos logran aplastar­la. Calculan que en dichos enfrentamientos y en las ejecuciones subsiguientes, unos 2000 s 3000 miembros del partido del orden (policía política, agentes de seguridad baasista y guardias republicanas), fueron liquidados.

      

En Kirkuk, Rania y Harbil también se producen importantes sublevaciones proletarias; siendo el papel de los desertores y de los grupos minoritarios armados sumamente importante. Estos, que se definen explícita­mente contra todas las fracciones burguesas (guberna­mentales y nacionalistas), se concentrarán y se entrena­rán en las regiones de Karadakh  Kawkaman. El enfrentamiento entre nacionalistas e internacionalistas es claro y abierto, los compañeros internacionalistas saben que la derrota en una batalla, es sinónimo de masacre, las milicias nacionalistas actúan sin ningún miramiento. Tal es así, que en muchos casos, en la región, los proletarios menos conscientes dicen preferir a los baasistas frente a la bestialidad de los nacionalis­tas. Es decir que como en otras partes las fracciones menos avanzadas del proletariado se prestan a una manipulación en base a la ideología burguesa del mal menor.

 En la propia capital Bagdad, hubo enfrentamien­tos, deserciones, ejecución de oficiales, linchamientos. Más aun, los soldados sublevados y otros proletarios insurrectos constituyeron cuerpos de choque armados para pelear contra las fuerzas baasistas y llegaron a controlar durante la guerra dos barrios de esa ciudad: Tooura y Kazumia. Dentro de Bagdad, estos barrios se constituyeron en polos de atracción para la extensión de la deserción: centenas de soldados (originarios de otras regiones del país) se escapaban de los principales cuarteles de Bagdad y ahí recibían todo tipo de apoyo para lograr su objetivo de volver a su región de origen: desde ropa de civil (para hacer exitosa la fuga), hasta alimentos.

      

Cuando para evitar una peor desorganización del orden y el poder burgués, se para la guerra, se estaba produciendo por primera vez en el campo de la subver­sión, una tendencia general a la organización y unifica­ción regional de las zonas en lucha. Se empezaba a superar el nivel de barrio, cuartel ... grupo armado aislado, y se tendía hacia una unificación regional, ver nacional. (3)

  *

 

  En cuanto a la Guerra del Golfo misma, a los bombardeos de la Coalición y en general al papel de esta fuerza de choque del capitalismo mundial, pode­mos, a la luz de las informaciones que fueron llegando, confirmar hoy más que nunca lo que afirmábamos en nuestro texto "Guerra o Revolución" del Número anterior de nuestra revista central (Nº 29) en cuanto a los elementos que dabamos para poner en evidencia el carácter de guerra contra el proletariado.(4)

Contrariamente a todo lo que se dijo, es una rotunda mentira que la Coalición bombardeaba objetivos militares y solo "colateralmente" objetivos civiles. O bien, todo eso de la tecnología es aún mucho más mentira de lo que hasta nosotros creemos, o realmente la gran mayoría de los bombardeos, nunca buscaron alcanzar objetivos militares. En efecto, compañeros internacionalistas de Irak nos hacen saber que actualmente se calcula que el 80 % de los bombar­deos se efectuaron sobre objetivos civiles.  

      

Hoy se sabe por ejemplo, que las instalaciones militares Iraquíes se encuentran intactas, que por ejemplo los centros de fabricación químicas o de experimentación de armas nucleares no fueron tocados


 

                   Las peroratas de los partidarios

                   de la civilización judéo cristiana

 

 

    "En Irak, el gobierno pudo enviar a la masacre al contingente de obreros, campesinos y sus niños. Ahí la clase obrera es minoritaria, ahogada en una población agrícola o demimargni­nalizada en los suburbios, no posee casi ninguna experiencia histórica de combate contra el capital. Y sobretodo la ausencia de luchas suficientemente significativas por parte de los proletarios de los países más industrializados le impide concebir la posibilidad de un verdadero combate internaciona­lista. También le fue imposible el resistir alistamiento ideoló­gico y militar que lo fuerza a servir de carne de cañón para los objetivos imperialistas de su burguesía. La superación de mistificaciones nacionalistas y religiosas, entre los trabajadores de esas regiones, depende antes que nada de la afirmación internacionalista, anticapitalista de los proletarios de los países centrales"

 

                               Traducción de un extracto de un texto reciente de la organización denomina­da Corriente "Comunista" Inter­nacio­nal.

 

y que Bagdad al terminar la guerra, tenía la misma capacidad de emplear las armas químicas y de construir el arma nuclear que antes de la guerra.    

      

En cuanto a los famosos enfrentamientos entre los "héroes" de la Coalición y la terrorista "Guardia Republicana", se trata tam­bién de una mentira inte­gral. Sólo un 5 % de la Guardia Republicana fue víctima de la guerra; la destrucción operada por la lucha proletaria, de ese cuerpo de choque del Esta­do, es mucho mayor que la de toda la ofensiva de la Coalición. 

  Y por lo tanto ¿a quie­nes bombardeaba la coali­ción? Tal como lo decía­mos en nuestro número anterior, a la masa de pro­letarios "armados" de mata­ga­tos, obligados a enterrar­se en las trincheras, a ex presi­diarios que con el fusil en la espalda fueron condu­cidos al frente... y también, por supuesto a los deserto­res, a los que se escapaban del frente, a los núcleos irre­ducti­bles de proletarios armados que luchaban contra el enrolamiento obligatorio, etc.    

      

En efecto, en agosto del 90, luego de la ocupación de Kuwait, el Estado de Irak, había decidido hacer una limpieza generalizada de las abarrotadísimas pri­siones del país. Los presos considerados políticamente peligro­sos, de la misma manera que durante la guerra Irán - Irak, fueron masacrados (esta práctica era moneda corriente en ese entonces) en forma despiadada. Todos, todos los otros, es decir los menos peligrosos así como tam­bién todos los presos co­munes, y además los presos por deserción fueron "amnistia­dos" y enviados al frente. Buscando fortificar la unidad nacional frente a la guerra que se preparaba a dichos nuevos "soldados" se le dieron sueldos un poco más altos y una serie de primas y privilegios, pero sobretodo se les envió a la primera fila de combate y se los enterró en el campo de minas ... con una barrera infranqueable delante y con la Guardia Republicana detrás. Se precisa real­mente ser el colmo del racismo eurocentrista para decir como la CCI que la Coalición solo pudo reunir un ejército de profesionales, mientras que en Irak el proletariado, por la supuesta falta de experiencia y de lucha, no pudo resistir al "alistamiento ideológico y militar" de su propia burguesía. (Ver recuadro en esta misma página)

Con ese tipo de "combatientes" fue que se enfrenta­ron las fuerzas armadas de la Coalición; contra esta masa humana sin ningún deseo, ánimo, ni preparación al combate, fue que realizaron "las famosas proezas de los combatientes de la libertad" de la que tanto nos hablaron por la Televisión!!  

      

Dichos soldados, some­tidos a dos fuegos, tenían la orden de esperar la señal, de no moverse hasta que se lo indicaran. Aquí el núme­ro de muertos fue muy grande (para Saddam esto de utilizar un poco de car­ne humana barata como barre­ra y de, al mismo tiempo, desembarazarse de masas de molestos deserto­res, era a un buen negocio).  En muchos casos, el susto de estos soldados fue tan im­presionante que queda­ron enterrados mucho tiem­po esperando una señal que nunca vino y, cuentan algu­nos, que en muchos casos cuando se animaron a salir (por ejemplo en Ku­wait o en la frontera de ambos países), comproba­ron que estaban totalmente solos.

Es decir, la Coalición fue sumamente coherente en sus bombardeos. Bom­bardeó la masa de fugados y desertores, cansados, desmoralizados, hambrien­tos, en la frontera Irak Kuwait y también selectiva­men­te bombardeó las zo­nas insurrectas del Sur.

                                                                           

*

 

La preocupación por el mantenimiento del orden burgués en el accionar militar de la Coalición, como era de esperarse, fue mucho más determinante que sus contradicciones con Saddam "el malo" e incluso hoy (junio 1991) dichas fuerzas de choque del Estado juegan un papel esencial en la región.

Hoy ya no cabe dudas, de que más allá de los deseos de liquidar a Saddam y sustituirlo, el Pentágono y en general las fuerzas más poderosas del capitalismo internacional consideran al Partido Baas como un buen garante de su orden en la región (lo que no excluye, bien al contrario, las alianzas con nacionalistas y religiosos) y que pararon la guerra, y no atacaron nunca a los sectores decisivos de la Guardia Republica­na por esa razón.                                                  

      

Hasta los medios de difusión reconocen hoy que se masacraron más civiles que otra cosa y hasta en la Televisión internacional aparecieron escenas de los Marines norteamericanos protegiendo a los milicos y guardias republicanos iraquíes contra la subversión proletaria.


 

                 Extracto de un volante distribuido

             por nuestros compañeros en la región:

 

"...Sin el papel antiproletario de los nacionalistas kurdos y las otras oposiciones demócratas, los proletarios insurrectos habrían hoy liquidado sus cuentas, no solo con Saddam, sino con Irak y habrían amenazado toda la región con la extensión de su determinado accionar de venganza revolucionaria y su deseo de terminar con la sociedad de explotación capitalista.

...La derrota de una parte burguesa en la guerra proviene esencialmente de la falta de entusiasmo de los proletarios revolucionarios para defender la nación y "su" burguesía y también de su voluntad de traicionar la patria y no de que el otro campo sea necesariamente más fuerte.

... En Irak, los proletarios no solo incumplieron el deber de defender la nación, sino que además utilizaron sus armas tanto contra el Estado, como contra todas las fuerzas armadas de oposición (la lucha de los militantes internacionalistas en el Norte contra los nacionalistas!)....

 

DESTRUYAMOS EL ESTADO CAPITALISTA

 

LUCHEMOS CONTRA LA AUTONOMIA DEL KURDIS­TAN Y LA DEMOCRACIA PARA IRAK

 

TRANSFORMEMOS LAS MEZQUITAS Y LAS IGLESIAS EN TUMBAS DE LAS ORGANIZACIONES RELIGIOSAS

 

Reforcemos la unidad y la organización de nuestro movimiento comunista internacionalista como objetivo fundamental en la lucha contra el capitalismo

 

    Abril 1991 - Grupo Comunista Internacionalista"

3

 

       De la misma manera, las misiones humanitarias y otras historias que nos cuentan, consisten funda­mental­mente, según las informacio­nes de la región, en una acción concertada para de­sarmar al proletaria­do. En efecto, ¡¡solo se le da de comer a quien de­vuelve su fusil!!. La ayuda "humanita­ria" se vende, solo a quienes van aceptando la disciplina estatal, el someti­miento al orden, las fuerzas de la Coa­lición lo recom­pensan con techo, pan y atención mé­di­ca.    

      

Sin embargo, no siem­pre los milicos de la Coali­ción logran imponer el orden y defender a los mili­cos de Saddam. Por ejem­plo en Zakho, ciudad con­trolada por la Coalición, unos 50 milicos de Saddam habrían sido ejecutados, sin que las otras fuerzas en presencia (los milicos de la Coalición y las milicias nacionalistas) hayan logrado impedirlo y sin que -según reportajes- hasta el momen­to se sepa exactamen­te lo que suce­dió. Solo un gran charco de sangre y algu­nos cuerpos despedazados, de agentes del orden, testimo­nian de la violencia de lo sucedido.

         *

      

Por ignorancia o/y como consecuencia de la acción deliberada de desin­formación, se identifica a las masas del proletariado insurrectas en el Norte, con el naciona­lismo kurdo y a los las del Sur, con el isla­mismo del Estado Iraní.

Sin subestimar la fuerza que pueden tener estas ideologías o las fuerzas nacio­nalistas y religiosas Estatales como potencias ideológi­co represivas, tanto por sus fuerzas de choque, como por su apoyo interna­cional, debemos insistir en que todas las luchas del proletariado se dan afuera y en contra de estas fuerzas, que como vimos en ninguna circunstancia llaman a la lucha contra el Estado, sino que por el contrario, constituyen objetivamente uno de sus más puros exponentes, uno de sus más seguros pilares.  

      

En el Norte, ya vimos que la contraposición general entre nacionalistas y rebeldes contra Saddam Hussein, en muchas ocasiones llega al enfrentamiento armado y que durante la guerra y después, toda lucha seria contra la guerra, encontraba enfrente y unidos a la Guardia Republicana y a las milicias nacionalistas.

En el Sur, donde la lucha contra la guerra, fue muy general, masiva y violenta, (aunque tal vez con menor consciencia clasista y revolucionaria con respecto al Norte), los islámicos pro Irán, tienen mucho menos peso de lo que se hace creer en el exterior. Si fuera cierto que todos esos insurrectos de las regiones pantanosas, fueran partidarios del Estado de Irán, ya hace mucho tiempo (dado que en esa zona existen proletarios incontrolados desde tiempos inmemoria­les) que unánimemente se hubieran refugiado en ese territorio o que hubiesen sido apoyados por ese Esta­do. Y sin embargo, hay ahora, unas 55000 personas en ar­mas en dicha región, que no aceptan, ni esa solu­ción, ni las otras que les propone el capital. Lo que confir­man todas la noticias que vienen de la región es precisamente el enfrenta­miento permanen­te entre proletarios "desobe­dientes",  "desesperados", etc. y los islamistas.

 

*

     

  Para terminar quere­mos insistir en la importan­cia para el proletariado mun­dial, de lo que en este mismo momento se está jugan­do en la región de Irak, y al mismo tiempo, queremos repercutir un llamado internacional que nos hacen los compañe­ros de la región.

Según documentos llegados recientemente (junio 1991) a Europa, a pesar de la unidad de todas las fracciones del capital mundial para aplastar al proleta­riado (Baasistas, Coalición, nacionalistas, religiosos... ), la lucha con­tinúa con gran intensidad.  

      

Los nacionalistas hacen todo lo posible por impo­ner el orden burgués, pero la desorganización sigue siendo general, la desobediencia importante y el hecho mismo de que no haya trabajo y que todas las reglas impuestas por el Estado, hayan sido puestas en cues­tión por el proletariado, hace muy difícil el trabajo de los que quieren restablecer el orden burgués. ¡¡La misma lucha por la vida, sigue empu­jando a la lucha contra el capital y todas sus fuerzas estatales!!.

El proceso de politización es enorme, se discute en todas partes el "que hacer", el protagonismo de la calle es una realidad, se rompen todas las organizaciones po­líticas conservadoras, se crean fracciones, grupos y decenas de nuevas organizaciones. Solo en Sulamaniya

( [5] ) ¡ CONTRA EL CAPITALISMO Y SUS GUERRAS, CONTRA EL NACIONALISMO Y TODOS SUS ESTA­DOS, JUNTO AL PROLETARIADO DERRO­TISTA REVOLUCIONARIO DE IRAK, LUCHE­MOS POR LA REVOLUCION COMUNISTA MUNDIAL !

 

hay 36 centrales de organizaciones diferentes.  

      

Por su parte, las fuerzas represivas del Estado, luego de la embestida proletaria, se reorganizan. Con el apoyo de la Coalición, la Guardia Republicana y las milicias nacionalistas reconstituyen sus fuerzas y según nuestros compañeros "están preparando una nueva contraofensiva", una nueva masacre.

Nuestros compañeros nos dicen en un documento que fuera trasmitido recientemente "estamos amenaza­dos por los nacionalistas y en peligro de muerte ... tenemos demasiados heridos en nuestras filas ... no tenemos medios para enfrentar la situación ... y ade­más no tenemos nadie, absolutamente nadie que nos apoye ... solo ustedes pueden hacer oír nuestra voz en el mundo"    

      

Es evidente que, por más ejemplar que pueda ser la lucha del proletariado de la región, dado el aisla­miento del mismo y la debilidad de la acción autóno­ma del proletariado en otras partes ,la correlación de fuerzas nos es desfavorable. Solo la acción internacio­nal del proletariado contra "su propia burguesía" puede aportar una verdadera solidaridad con nuestros compa­ñeros en ese frente de batalla.

Llamamos pues a redoblar los esfuerzos de solida­ridad con el proletariado en Irak, y antes que nada, a hacer conocer lo que realmente está pasando en esa región, difundiendo nuestros materiales, así como todo lo que proviene de los compañeros internacionalistas de la región (5). Llamamos a denunciar en todo el mundo (¡pues están pre­sentes en todo el mundo!), el papel criminal y cómpli­ce con Saddam Hussein de los nacionalistas Kurdos del PDKI y de la UDK, de los islamistas de todo tipo, y también de los milicos internacionales de la Coali­ción.
       COMPAÑERO: ¡¡LA CONTRAPOSICION ENTRE LAS CLASES ES LA MISMA ESTES DONDE ESTES; CUANDO TENGAS ENFRENTE UN NACIONALISTA (KURDO, IRAQUI O DE DONDE SEA) NO OLVI­DES QUE ES EL MIS­MO ENEMIGO QUE ENFREN­TA A TU HERMA­NO PROLETARIO EN IRAK!!    

      

El texto aquí publi­cado y el llamado que hacemos, se sitúan en continuidad con el tra­bajo que hace años nuestro grupo realiza en la región Irán - Irak y con la reunión internacional que organizamos hace dos años en Berna, Suiza; así como, con el conjunto de tentativas que los comunistas internacionalistas hacen para fortificar y centralizar la comunidad de lucha del proletariado contra el capitalismo mundial.

En la presentación de esa reunión (en Comunismo nº 27 en el Anexo titulado "A propósito de una re­unión internacional de trabajo") hacíamos un llamado concreto en el mismísimo sentido que ahora: " una solidaridad proletaria clasista, ... a enviar informaciones y tomas de posiciones, contribuciones materiales para intentar centralizar al nivel más amplio posible la acción comunista"; que reiteramos hoy, que nuestros compañeros están amenazados de muerte, con más fuerza que nunca.  

      

Queremos sin embargo señalar, que debido a las difíciles cirucunstancias que padecemos, la casilla de correo y la cuenta corriente que habíamos abierto en Gran Bretaña luego de la reunión de Berna, han quedado sin efecto y llamamos a todos los compañeros que tengan propuestas, contribuciones, etc. para centralizar la acción co­munista, a entrar, si es posible, en contacto direc­to con los compañeros del Grupo Comunista Inter­nacionalista en los países que actúan y si no es posible a escribir o enviar contribuciones a la direc­ción central del grupo en Bélgica.



( [1] )           ¡ Que extraordinario símbolo de la unidad burguesa mundial interfracciones, contra un proletariado en lucha, que en el mismo momento en que los dirigentes nacionalistas Kurdos daban a publicidad sus acuerdos con Saddam Hussein y hasta se abrazaban en público; en otra región del mundo, que también está que arde, Grobachev abrazaba a Yeltsin que había logrado con sus promesas quebrar la huelga minera !!!
( [2] )           No sabemos que quiere decir en este caso "larga", pero téngase en cuenta que en una situación como la que describimos, el ritmo del desarrollo de las contradicciones sociales es tal que, en poquísimo tiempo se producen cambios importantísimos (lo contrario que en épocas de paz social que en décadas puede no suceder nada importante) que hace que hasta los protagonistas (incluso los más lúcidos) consideren (muchas veces con razón) como "mucho tiempo" unos pocos días y hasta a veces "unas pocas horas."
( [3] )           Las informaciones que disponemos y que hablan de esa tendencia general a la unificación no precisan las formas que la misma adoptaba.
( [4] )           Toda guerra imperialista, como explicábamos en esa circunstancias es una guerra contra el proletariado. Lo que hacemos aquí es evidenciar, y denunciar, algunos de los aspectos más escondidos y camuflados de la Guerra del Golfo.  
( [5] )           Como en el pasado nuestro grupo traduce y hace conocer volantes y otros materiales de grupos revolucionarios de la región.

CO30.1 Derrotismo revolucionario en Irak