MEMORIA   OBRERA:

LA DOCTRINA DEL PAISANO ARGENTINO.

Un nuevo catecismo social interpretado por el gaucho criollo, que no conocen los holgazanes de la Liga Patriótica ni los   extranjeros capitalistas de la Asociación del Trabajo

Texto aparecido  en  "EI comunista" (11 de Junio de 1921)

Gracias a unos compañeros de la ciudad de Rosario, Argentina, hemos logrado obtener varios materiales de la rica historia del proletariado en esa región del mundo y, en la medida de nuestras fuerzas, publicaremos algunos extractos representantivos de los mismos.

En esa oportunidad publicamos un extrac­to de un texto (1) acerca del proletariado agrí­cola en ese país, que apareciera en el periódico "El Comunista" (uno de los tantos periódicos del proletariado revolucionario que se publicaban en ese país, que fue sin duda uno de los grandes cen­tros del comunismo internacionalista hasta la década del 20) el 11 de junio de 1921, fecha en la que ya se iba consolidando la contrarrevolu­ción.

A pesar del lenguaje más gauchesco que castellano, que hemos decidido mantener textualmente (aunque nos disculpamos frente a los compa­ñeros españoles y de algunas partes de América Latina en donde ese "idioma" es de difícil com­prensión), el contenido del texto es tan explíci­to y claro que no creemos necesario ningún co­mentario.

Creemos que su validez actual es total, que expresa excelentemente el carácter totalmen­te proletario del "paisano" argentino, deja en evidencia a que sirve el progreso y el desarrollo del capital, al mismo tiempo que expresa la invarianza de las necesidades y del programa de la revolución comunista

Capítulo  1

Declaración de la doctrina del paisano argentino.

Pregunta:   ¿Qué sos y de dónde sos?

Respuesta : Campesino argentino, por mi dis­gracia.

P.: ¿Porqué te  llaman campesino argentino?

R.: Por burla y pa rairse de mi sin duda; por­que da risa ver tanto campo siempre y no tener ni aonde alzar el rancho,  ni aonde criar un pollo.

P.: ¿Qué quiere decir campesino o paisano?

R.: Quiere decir hombre arruinao pa siempre; arbol caido de ande todos sacan leña; oveja comida por la sarna; perro en quien todos pegan y a quien todos espantan, ser a quien maltratan, insultan y explotan dende el caga tintas de polecía hasta el presidente de la república y todos los que de alguna manera gobiernan o tienen alguna autoridá.

Ser a quien hacen sacar papelera y votar como a perro; hombre que trai tirador por fanta­sía, ya que sólo guarda viento en él; que tiene boca por burla, pues como poco más que rabias, que tiene que andar penando en lo que llaman su pa­tria, patria que sólo se acuerda del cuando lo llaman pa llevarlo al ejército; ser qui anda como ánima en pena trabajando mucho y bien pa comer poco y mal, pareciéndose con esto a los caballos e pulpería que llevan cargas de trigo y maiz y solo le dan pasto; ser disgraciao quianda como perro perdido sin tener ni ande refugir a sus hi­jitos del alma, dependiendo del patrón y de cuanto bicho dañino a criao dios por capricho en el mundo, para hacernos padecer y andarnos tan­teando el genio ... ¡Si hasta para mayor disgracia le llaman por insulto,  gaucho!

P.: ¿Qué quiere decir gaucho criollo?

R.: Gaucho criollo quiere decir hombre que jué, paisano que tuvo algo y que hoy no tiene nada; hombre libre en un tiempo y hoy más opri­mido y maltratado que mancarrón bichoco, vícitima e los políticos y de cuanto pillo gusta vivir sin trabajar.

P.: ¿Cuál es  la señal  del  paisano?

R.: La pobreza,  padre.

P.: ¿Porqué?

R.: Porque nella vivimos, sufrimos y padece­mos y morimos.

P.:   ¿De cuantas maneras usa el paisano de esa señal?

R.:   De dos maneras.

P.:   ¿Cuáles son?

R.: Pasando necesidades, miserias, falta de lo más preciso y soportando las bellaquerías del pa­trón, del mayordomo, del pulpero y de cuantos tienen dinero o esperan tenerlo.

R.: Es cosa e chuparse los dedos y bailar el malambo con un pié.

P.: ¿Qué cosa es pasar necesidades y miserias?

R.: Trabajar todo el día y todo el año y no tener yerba, ni.azúcar; ver la galleta y todo lo preciso en casa el pulpero y quedarse como man­carrón que ha rodao mirando como quien vé volar carneros; y acordarse de la mujercita y de los hijitos y mirar, y nada más; es acostarse con rabia y dolor en el corazón y levantarse con el alma llena de amarguras y con ganas de hacer una hombrada pa quien siquiera que los hijos anden mal que seia por ausencia de su padre.

P.: ¿Qué cosa es soportar las bellaquerías del patrón, del mayordomo, del pulpero y de cuantos tienen dinero o esperan tenerlo?

R.: Déjese de preguntarme esas cosas, padre! Si es cosa e volverse fiera. Por ejemplo: traba­jo toda la semana soportando el sol, el agua, el viento, embarrao, mojao hasta los caracuses o poniéndome bajo el sol ardiente lo mesmito que cuero mojao cuando se seca al fogón y, después de todo esto, ver que todo lo que he trabajao es pal patrón, que de favor nos mira hasta con despre­cio; si es cosa que a veces se me van las manos a la cintura, padre y no sé qué haría si no me acordara de los chiquillos y de mi mujercita. Cuando llega el Domingo y voy hasta la pulpería por distraerme y ver gente, saludo y no me con­testan; veo ropitas, calzao, pan, yerba y todo cuando me hace  falta  pa mis  hijitos y llevo  las manos al tirador y solo saco viento; si pido fiao me dan palabras y consejos de peso, pero pesos ni uno; si quiero hacer algo, allí está la polecía que dice ser a los argentinos y solo defiende a los ricos: si yo tomo cualquier cosa, me tratan de ladrón y, zas, viene la justicia; y si el patrón me roba el sueldo, o el pulpero me roba en el peso o me engaña dándome la yerba podría y el tabaco averiao, pa ellos no hay justicia, padre. Si es lo que yo digo: los pobres no tenemos patria más que defenderlas que es defender a los ricos que maldito si  van nunca a peliar.

P.: ¿Y para qué llevas las manos al  tirador?

R.: Por costumbre de antes, cuando nuestros padres,  vivían un poco mejor.

P.: ¿Y para qué las llevas a la cintura?

R.: Eso no tengo que darle cuenta, perdone; yo sé pa que tal vez un día me olvide de mis hijitos y entonces van a ver no hei dejar con vida ninguno de  todos esos orgullosos que me han  tomao por banco creyendo que lo que tengo e bueno es cosa e sonso.

P.: ¿Cuáles son tus enemigos?

R.: Mis enemigos son muchos, padre, y piores que langosta. Me raigo yo e la langosta cada vez que los veo.

P.: ¿Qué enemigos son?

R.: Mire padre; los primeros son el presidente de la república y los ministros, que dicen que están en Buenos Aires; luego el gobernador y los ministros de provincia; el recaudador de impuestos; el comandante militar; el intendente; el juez de paz del partido; el comisario; el alcalde; los conséjales; el oficial y los milicos; el caudillo electoral; el patrón, el pulpero y además hasta ustedes los curas, que siempre nos andan aconsejando  paciencia  cuando  cansans  estamos de tenerla, padre; tenemos la iñorancia e los periodistas que cuentan mentiras, la miseria que siempre está en el rancho y la paciencia y la honradez, porque si no fuera honrao podría, mejorar mi suerte falsificando boletas, engañando a los trabajadores o vendiendo cosas podridas por güeñas, porque así es como se ha enriquecido esa bandada e exploradores que ahora se las dan de cascarrientos y nos miran con desprecio.

P.: ¿Y el trabajo tiene virtud contra esos enemigos?

R.:   Quiá a  tner!  Ni  le negro e  la uña,  padre!

P.: ¿Y por qué no?

R.: Porque cuanto más trabajamos más nos explotan; cuanto más humildes sernos, pior nos tratan; cuanto más guenos queremos ser más no jo ...  joroban   y gobiernan.

El único recurso que tenemos es juntarnos todos los pobres, echar mano al tarango y empezar un bailde de esos que yo sé pa no quede ni uno de esos pilos, empezando por el último mélico y acabando por el presidente, y después nos arreglaremos los pobres como entre hermanos, que asina debe ser. ¿Quién lia dicho a mi patrón quel ques joven de poco más de 20 años y no ha trabajao nunca ha de tener leguas de campos y millares de vacas y ovejas, y yo qu'e trabajo ni tener ni en que cairme muerto?

¿Eso es justo? ¿No somos todos hermanos? ¿Quién lia dao permiso al gobierno pa echar bajao y trabajo desde hace 40 años no hei impuestos y llevarnos a la guerra cuando no querimos dir? Qui ei yo defender la patria si yo no tengo nada nella. Si viene el enemigo no ai ser pior que los que ya tenemos. Mire, padre, no me pregunte más destas cosas porque se me va la cabeza cada vez que pienso. Si hasta dudo quiaya dios que tal consienta, padre, porque es una injusticia quel que trabaja vea sus hijitos desnudos, y el rico haragán tenga de todo.

NOTAS:

(1)    Solo  disponemos  de  este  extracto  bajo   el sub-título Capítulo  1.


CO27.5 MEMORIA OBRERA: La doctrina del paisano argentino.