Se cumplen diez años de la huelga general que realizó el proletariado en el Uruguay. De ella se ha dicho y escrito mucho, pero nosotros no hemos encontrado ningún verdadero análisis crítico de esta experiencia. En ningún caso encontramos una verdadera explicación de su liquidación por parte del régimen, es decir de la derrota del proletariado. Más aún, todos los recuentos o pretendidos análisis sobre tales acontecimientos, parten de la base de que dicha huelga es un paso importantísimo en la lucha ascendente del, proletariado. Los hechos han demostrado, que en realidad el proletariado en ese país, libraba una última batalla en una verdadera fase de revolución descendente y que derrotado en la misma, fue totalmente barrido de la escena por casi diez años.
Hoy, cuando el incipiente desarrollo de una nueva fase de asociacionismo obrero comienza a concretarse en el Uruguay y pueden vislumbrarse nuevas jornadas de lucha contra el capitalismo, nos parece fundamental poner algunos puntos sobre las i, en la referente a esa, gran experiencia de la huelga. No dejaremos de ser bastante más críticos que el resto de los que, sobre el tema expusieron y que no parecen en general muy interesados en corregir errores. Digámoslo claramente, a nosotros no nos parece en absoluto que la huelga haya sido un triunfo, sino que fue parte de una derrota, o más aún el último manotón del ahogado al qué se lo hunde irremediablemente. Como tal, tenemos que analizar esa experiencia muy críticamente, para que el capitalismo no pueda imponernos una situación similar. Esa crítica lejos de ser indiferentista con respecto al pasado y al futuro del movimiento del proletariado, es la única actitud compatible con la práctica revolucionaria y la mejor manera de solidarizarse con todos los muertos, presos, desaparecidos, destituidos y en general con todos los que levantaron la bandera de la revolución proletaria contra la burguesía, los militares y sus representantes entre los obreros.
Como veremos, si tenemos en cuenta todas las tácticas, triquiñuelas, tipos de aparatos, idas y venidas, militares buenos y malos, sindicalistas serviles y radicales… que empleó la burguesía para quebrar la combatividad obrera comprenderemos que se trata de una experiencia riquísima para la clase obrera mundial, que resulta impostergable analizar y sintetizar. En un pequeñísimo plazo la burguesía concentra todos sus aparatos, todas sus armas, toda su potencia, todos sus discursos, combinando al extremo el garrote y la zanahoria.
Pequeña cronología de la huelga general
A continuación presentamos una breve cronología basada en diferentes testimonios directos, así como en las pocas publicaciones que al respecto se han editado (1). En ella no pretendemos aportar ningún elemento original, ni constituirá para el que siguió de cerca los acontecimientos, los conoce o/y participó en ellos una guía de los mismos. Es una simple enumeración de hechos que puede servir a aquellos sectores que los desconocen, para hacerse una idea de los mismos, que contribuirá sin duda, a comprender mejor las argumentaciones que desarrollamos luego y en general, a hacer conocer una experiencia particular con todos sus limites, a otros sectores del proletariado internacional, para no chocar con los mismos obstáculos. Se comprobará, pues los hechos hablan por si mismo, que la experiencia que aquí reseñamos, aporta enormes lecciones a la clase obrera mundial (2).
Miércoles 27 de junio:
- A partir, de las 5 y 30 se anuncian un conjunto de medidas que formalizan el pasaje de la dictadura semicubierta a la dictadura abierta. Las disoluciones de todos los organismos de representación de la burguesía son acomodadas de la prohibición de todo tipo de reunión política sin previa autorización, así como de la prohibición de cualquier tipo de información que "afecten el prestigio del Poder Ejecutivo y/o de las Fuerzas Armadas".
- Pocos minutos más tarde, en la entrada a las fábricas del turno de las seis de la mañana comienzan espontáneamente las primeras asambleas obreras.
- Las asambleas comienzan a decidir la ocupación de las fábricas, así como el envío de delegados a otros centros de trabajo.
- Por la mañana ya se encuentran ocupadas muchas fábricas, oficinas, bancos, centros estudiantiles, que se proponen extender la lucha y llevarlas a los niveles de violencia que sean necesarios hasta que "caiga la dictadura".
- Al mediodía comienzan las primeras manifestaciones de protesta en la calle.
- El régimen responde realizando allanamientos y detenciones
- Enseguida del mediodía se paraliza el transporte en todo Montevideo y la huelga se extiende.
- Mientras tanto el Ministro del Interior, reunido con dirigentes del Partido "Comunista" y de la C.N.T. analizan la situación, considerando como normal un cierto nivel de protesta. La C.N.T. no llama a los obreros a ningún tipo preciso de acción.
- Las ocupaciones se extienden y se promueve como línea general. Se organizan en dada centro de trabajo, los abastecimientos, los piquetes, y la propaganda hacia otras fábricas aún no ocupadas y hacia el barrio.
Resulta sorprendente para todos los protagonistas el hecho de que a pesar de la censura total de la información y de que ningún medio de difusión hable de la respuesta obrera, la información circula tan bien dentro de la población y que muy rápidamente los diferentes sectores del proletariado conozcan la situación en otros sectores.
Jueves 28 de junio
- La huelga y las ocupaciones se han extendido a todo Montevideo.
- La huelga se extiende por el interior, especialmente en las capitales de los departamentos con actividad industrial importante. Se realizan manifestaciones en el interior. Se conocen ese día importantes manifestaciones y ocupaciones en Paysandú, Las Piedras, Florida, Mercedes, etc.
- Gracias al contacto con los trabajadores, la CNT comienza a tomar conciencia de la gravedad dé la situación y difunde un comunicado en el cual habla, de las contradicciones en el seno del gobierno, entre lo que anuncia el Presidente y las promesas progresistas del Ministro del Interior, basadas en los comunicados 4 y 7. La CNT intenta hacer confiar a los trabajadores en una salida progresista impuesta por una parte de las FFAA. Finaliza ese comunicado indicando la plataforma en base a la cual rediscutirá con el Ministro.
- Todos los partidos burgueses, el blanco, el colorado y el Frente Amplio (3) condenan el Golpe. El Frente Amplio intenta encuadrar la lucha y para ello el General Seregni emite un mensaje y un documento titulado "tareas inmediatas de la militancia". Es el primer llamado burgués a la resistencia y por lo tanto la primera tentativa (antes que la CNT) de encuadrar lo que sucede en la calle y en las fábricas.
- Durante la noche la CNT decide también aceptar la huelga y dirigirla, aunque no se acepta aún su carácter ilimitado. El Secretariado Ejecutivo nombra un "Comando de dirección de la huelga", en donde se excluyen los que no siguen fielmente las directivas P“C”.
- Ese mismo día la huelga pierde una primera batalla frente a la CNT en vez de dispersarse todos los vehículos de transporte colectivo, guardándose en las centenas de fábricas ocupadas, como se proponía por todas partes, lo que hace materialmente imposible hacer funcionar el transporte, la Federación Obrera del Transporte, consigue que todos sean guardados en la empresa de transporte.
- Las tradicionales luchas entre los militantes obreros combativos y todos los que siembran ilusiones en los militares cuatrosietistas, adoptan durante estos días la forma de partidarios de la huelga por tiempo indeterminado y diversionistas que sostienen que hay que esperar para ver que deciden los militares. Durante el día hay algunos enfrentamientos físicos.
- Las ocupaciones se consolidan. La fábrica se transforma en un centro de agitación y de reunión. Barrios enteros, participan y colaboran en diferentes tareas.
- Se realizan actos y manifestaciones. En algunos casos se emplea la violencia contra objetivos del régimen. Sindicalistas, militantes del P«C» se oponen.
- Fábricas de distinto tipo realizan actos comunes. (Ejemplos en Paso Carrasco los obreros frigoríficos, los de Fulgor, Ayax, CICSSA, etc.).
- El combustible comienza a escasear, los camiones-tanques militares exigen a los obreros que le entreguen el petróleo refinado. El sabotaje (mezcla del crudo con el refinado) fue impedido por la Federación Ancap (filial de la CNT), que logra al fin que se le entregue el combustible a los militares.
- En muchos centros de lucha los dirigentes de la CNT son denunciados e insultados. Se escuchan las consignas de los años 68-69: "Militancia sí, burocracia no" y “militancia sí, reaccionarios (por los miembros del PC) no".
- El régimen reconoce que todo está paralizado. El ministro del Interior luego de un discurso “a la gran familia uruguaya", en la que se le tiran flores a todos los progresistas, da un plazo perentorio hasta el día siguiente, a partir del cual se empleará la fuerza.
- El gobierno cambia de táctica, y pasa de una minimización o de ignorar la huelga y las ocupaciones a alarmar a la población sobre las consecuencias de la paralización del país y de todos los servicios esenciales e intenta oponer los "trabajadores y estudiantes dirigidos por falsos líderes" a la población. El proletariado responde profundizando la campaña de información en los barrios y explicando que mantienen guardias en los servicios esenciales ocupados, (agua, luz eléctrica, gas, teléfonos...).
Sábado 30 de junio
- Las fuerzas armadas comienzan la operación desalojo. El combustible utilizado es el proporcionado por la Federación Ancap. Calculan llevarla acabo durante el fin de la semana para imponer el trabajo el lunes.
- La CNT que, a esa altura se consideraba ya propietaria de la huelga, propone que en caso de desalojo, los trabajadores se reúnan en “sus respectivos sindicatos".
- Los trabajadores desde los primeros desalojos contraponen a esa consigna (que hubiese significado la liquidación del movimiento), la consigna de “reorganizarse y ocupar de nuevo" y se hacen llamados a los soldados a no obedecer.
- Los partidos burgueses se unifican (el Partido Nacional firma volantes conjuntos con el Frente Amplio) para copar la lucha proletaria.
- Los desalojos se realizan con mayor o menor violencia según los lugares. En general no emplean armas de fuego, sino bombas de gas lacrimógeno y garrote. Cuando pueden tiran las puertas abajo, cuando no, hacen un boquete en las paredes. En muchos casos la soldadesca apalea a los combatientes obreros.
- En la refinería ANCAP, las fuerzas armadas montan un operativo enorme, propagandeando fantásticamente, para su copamiento.
- El gobierno declara ilegal a la CNT que paradójicamente recibe la noticia en el Ministerio del Interior, donde una delegación esperaba al Ministro "progresista" para el diálogo.
- Comienzan a llegar a Montevideo la información de otras ciudades y pueblos en donde obreros de la industria, del comercio, del transporte, empleados públicos y privados se plegaron a la huelga desde el miércoles o jueves y en muchos casos ocupan: Las Piedras, Paysandú, Dolores, Tacuarembó, Artigas, Colonia, Salto, Florida, Rivera, Minas, Maldonado, Fray Bentos, Mercedes, San José...
Domingo 1 de julio
- La ofensiva del régimen se acompaña de una primera serie de concesiones, se anuncia la reevaluación de pasividades, un próximo aumento de sueldos... anunciándose que "se han dado, las condiciones adecuadas para que en el día de mañana lunes 2 de julio el país reinicie el camino del trabajo...”.
- Los desalojos continúan a paso firme en todas las grandes concentraciones obreras. Desalojos o copamientos se hacen con un impresionante y desproporcionado equipo militar (ejemplo en el desaloja de FUNSA, tradicional centro de proletarios revolucionarios, se emplearon varios camiones, siete tanques, varios helicópteros y la operación fue dirigida directamente por el Ministro del Interior y el Jefe de la Región Militar nº 1).
- En ningún caso hay enfrentamientos propiamente dichos, que hubiesen tornado muy mal para los obreros sin armas de fuego. Hay una cierta resistencia, pero el proletariado comprende que para emplear la violencia es mejor elegir los objetivos del enemigo eligiendo hora y lugar y concentrando fuerzas; que defender una fábrica, en las condiciones impuestas por el enemigo. Esa cierta “resistencia” de la clase obrera es simplemente el sabotaje de la operación desalojo. Se traban y defienden todas las puertas accesos pero sobre todo se hacen operaciones que desorientan a los militares, como por ejemplo, poner en marcha toda la cadena de producción antes de salir.
- Para asegurar la vuelta al trabajo, el sector transporte es fundamental. El gobierno prepara la salida de muchos coches conducidos por policías o patrones de CUTCSA. Gracias a la Federación Obrera del transporte fiel a las directivas de la CNT, los ómnibus están juntos y no fueron saboteados.
- El régimen que desde el principio recibía apoyos morales internacionales recibe apoyo material militar desde el Brasil. La población se informa de la llegada por el Chuy de camiones militares y jeeps. Al mismo tiempo se sabe que las fuerzas armadas brasileras ponen a disposición de las uruguayas un permanente puente aéreo que servirá para el abastecimiento, especialmente en petróleo ya refinado.
- Circula el Boletín nº 1 de la CNT (fechado el día anterior), en donde se alaba a la huelga, las ocupaciones y luego dice "El primer triunfo de la lucha ha sido el discurso del “coronel Bolenti (Ministro del Interior) y las declaraciones del COSENA".
Lunes 2 de julio
- El gobierno logra poner en funcionamiento un número importante de vehículos de transporte colectivo para asegurar la entrada al trabajo. Cada ómnibus es acompañado por vehículos represivos: un jeep adelante y un camión o camioneta policial detrás.
- Grupos de acción directa de proletarios de todos los sectores responden. Se incendian varios ómnibus, las calles están regadas de miguelitos (grampas de 3 puntas). En algunos casos se producen enfrentamientos con los milicos. En otros es gente del aparato de choque de la CNT los que se oponen físicamente a los sabotajes.
- Se logra también inutilizar o dañar seriamente un conjunto de vehículos militares y policiales. En estas acciones arriesgan la propia vida militantes de vanguardia. Hay heridos de bala.
- La CNT llama a continuar la huelga pacíficamente y sin dañar los medios de trabajo.
- Se reabren las puertas de las fábricas y por todos lados se realizan nuevas asambleas que deciden seguir firme la huelga y las ocupaciones. A medio día el proletariado controla totalmente todos los lugares de trabajo.
- Algunos comerciantes que quieren abrir sus comercios son obligados por grupos móviles del proletariado a cerrar a la fuerza.
- Comienzan los sabotajes en los medios de producción. En algunos casos hay una voluntad manifiesta de la asamblea, en otros son pequeños grupos de obreros más decididos.
- Se producen muchas arrestaciones. En todos los casos como se hacía en los últimos años, se encapucha y se tortura sistemáticamente (submarino, electricidad, caballete, colgados...).
- Los militares intentan nuevas medidas, en algunos casos vuelven a desalojar, y a apalear a los obreros. Pero apaleados o no los obreros vuelven a ocupar.
- En otros casos intentan hacer trabajar con el fusil detrás y con perros de custodia, como en ANCAP luego del copamiento o en LANA SUR o en la Banca pública y privada. Pero requieren varios soldados por obrero trabajando y en muchos casos los obreros desaparecen como sucedió el 3 de julio en ANCAP.
-La CNT sigue disociando entre el Presidente de la República y los "sectores progresistas" de las Fuerzas Armadas.
-En Argentina, en Chile, en Bolivia y en otros países, sectores-proletarios de esos países y perseguidos uruguayos realizan diferentes acciones de solidaridad con la lucha.
-El fracaso de la operación desalojo fue considerado a medio día como total y estrepitoso. Se sabrá rápidamente en base a las plantas eléctricas que el consumo de energía fue igual al de un día no laboral: el domingo. Conviene subrayar que las plantas eléctricas estaban totalmente ocupadas.
-Los militares no lograron poner en funcionamiento el transporte interdepartamental, ni los ferrocarriles.
- Durante la tarde el número de unidades del transporte montevideano que se encuentran averiadas es tal, que las Fuerzas Armadas deciden retirar las restantes de circulación.
- En la noche el Ministro del Interior anuncia el decreto de aumento de salarios para el día siguiente.
Martes 3 de julio
- En Ancap, donde se cumplía el tercer día de ocupación por parte de las Fuerzas Armadas, se logra sabotear con una cadena el circuito eléctrico, lo que provocó un principio de incendio, paralizó todo el proceso de refinación del combustible y apagó la simbólica llama. El pánico cundió entre los militares presentes que abandonaron la ocupación, hecho que fue aprovechado por los obreros para apagar la refinería y desaparecer. Las fuerzas militares intentaron luego reunir nuevamente a los obreros, pero a pesar de la búsqueda casa por casa, solo lograron llevar obligados hasta la planta al 5% del personal. De todas formas la puesta en funcionamiento de la planta demoraba días.
- Siguen los desalojos y las reocupaciones. Cada reocupación implicó una reorganización de fuerzas que fortifica la lucha. En algunos lados se desaloja y reocupa la fábrica 2, 3 y hasta 5 veces como en el Dique nacional.
- Todos los partidos políticos, los sindicatos y hasta empresarios totalmente desbordados por las circunstancias se "solidarizan" con la lucha del proletariado dándose casos de donaciones en dinero y víveres. En todos los casos este tipo de "regalos" vienen acompañados de la tentativa de cambiarle las consignas al movimiento proletario, sustituyéndola por ejemplo (lo que es el caso de la propia CNT) por el Himno Nacional.
- La dictadura descarada sigue perdiendo adherentes por parte de aquellos que la prefieren republicana y hasta varios ministros y el vicepresidente se desolidarizan y renuncian.
- El gobierno anuncia un aumento del 25% de sueldos y salarios tanto en el sector público como en el sector privado.
- Se llega a uno de los puntos máximos de la Huelga.
Miércoles 4 de julio
- El gobierno decide la destitución y el despido masivo de todos los huelguistas, deja sin vigencia todas las leyes laborales en la materia eliminando toda indemnización por despido en tales circunstancias y agrega que los huelguistas serán sometidos a la Justicia Penal como delincuentes.
- Los obreros portuarios que constituían la única gran excepción a la huelga, deciden por asamblea plegarse a ella. El puerto se paraliza por completo, con ocupación de instalaciones y barcos.
- En Buenos Aires son ocupados tres barcos uruguayos en solidaridad con la huelga.
- La huelga es quebrada por el sindicato de funcionarios públicos, sólo una minoría continúa la lucha. Hay quema de expedientes y otros sabotajes en entes del Estado y en las intendencias. El sindicato se opone a los sabotajes.
- La CNT define sus objetivos. Considera responsable de todo los males del país a una rosca y el equipo Bordaberry, pide la renuncia del mismo, pero sigue ilusionando con las Fuerzas Armadas o lo que es lo mismo con un sector de las mismas!
- Todos los aparatos de la burguesía, partidos, sindicatos..., dan consejos a los huelguistas a través de publicaciones clandestinas tratando de encuadrarlas.
- La represión se intensifica. Desde que comenzó la huelga se calcula que hay unos 2.000 nuevos presos políticos que se agregan a los 6.000 o 7.000 con los que cuenta el país desde “antes de la dictadura”. Como las cárceles y cuarteles no alcanzan, se utilizan como lugares de detención los estadios cerrados (el Cilindro), vagones de ferrocarriles, barcos.
Jueves 5 de julio
- La tortura, la prisión, el encapuchamiento, la incomunicación..., se acompañan de otras medidas tendientes a asegurar la democracia: se establece la obligatoriedad de los plebiscitos para decidir si se entra o no a trabajar. En todos los casos estas muestras de civismo eran organizadas militarmente y luego –cuando se resolvía volver a trabajar– se anunciaba a toda la población que en tal o tal sector u empresa por tal porcentaje los trabajadores en pleno ejercicio de sus derechos democráticos habían decidido volver al trabajo. Las cifras se daban en porcentajes, sobre todo porque una parte importante de los obreros a pesar de esas condiciones rechazaba la votación.
- En algunos casos el régimen logra triunfos importantes. En particular en el transporte las fuerzas militares logran asegurar un mínimo. Al mismo tiempo que en dicho sector se nota ya un debilitamiento de las posiciones obreras.
- Un gran triunfo del régimen es la relativa normalización de la zona céntrica de Montevideo, gracias a la militarización total, el funcionamiento relativo del transporte, la apertura de una gran parte de los comercios y el retorno al trabajo de la mayoría de los funcionarios públicos.
- El Partido Nacional y el Frente Amplio publican el documento “Bases para la salida a la actual situación”, cuyo título es ya todo un programa.
Viernes 6 de julio
- La huelga sigue perdiendo fuerza. La normalización es transportes, comercio y funcionarios se continúan. La huelga se derrumba casi por completo en el transporte.
- Sin embargo la huelga continúa en todos sus términos en la industria, banca... En todos los barrios obreros-industriales la lucha continúa.
- En el Cerro y la Teja se construyen barricadas y se imposibilita toda circulación automotriz, cortándole la posibilidad a algún carnero de ir a trabajar al impedir la circulación del transporte y dificultando también la circulación de las fuerzas represivas.
- Siguen produciéndose actos y manifestaciones en distintos barrios de Montevideo, en el propio centro y en el interior. En muchos casos se terminan con el apedreamiento o el incendio de objetivos del régimen.
- Los heridos se multiplican, especialmente en el bando de los huelguistas. En este día hay varios heridos graves y un muerto del lado de los proletarios. Se trata de Ramón Peré baleado cuando atentaba contra un vehículo de transporte.
Sábado 7 de julio
- La CNT convoca a una manifestación “PACIFICA Y SIN ARMAS” (las mayúsculas son de la CNT) para el lunes 9. La convocatoria dice además “no realizando ni permitiendo realizar actos voluntaristas de violencia de cualquier especie” (Boletín nº 7).
- El Partido Nacional y el Frente Amplio apoyan dicha demostración.
- Durante el fin de semana las fábricas ocupadas cumplen más que nunca el papel de centro de toda la vida social, familiares y vecinos participan, se realizan acaloradas discusiones políticas, cantos, ollas, asados y fogones.
- Siguen llegando muestras de solidaridad internacional. Estibadores y obreros de astilleros de decenas de países deciden no descargar ni reparar ningún barco que haya tocado puerto uruguayo.
- Desde que comenzó la huelga hay ya unos 4.000 nuevos presos.
Domingo 8 de julio
- Burlando y desafiando la represión se convoca y se concentra la manifestación que acompaña el cadáver de Peré. La misma constituyó una buena demostración de fuerza de los huelguistas y de solidaridad con la acción directa. Sin embargo las consignas de los partidos democrático burgueses son las dominantes,
- Se discute sobre la perspectiva de la huelga, la necesidad y los problemas para dar un salto cualitativo en el enfrentamiento al régimen.
- Dirigentes de la CNT y conocidos miembros del P”C” o de sus respectivos cuerpos de choque comienzan a decir que la huelga ha cumplido sus objetivos.
- Sin embargo la labor de los agitadores y de la red de información y organización de la lucha continua intensamente, tratando de responder al régimen.
- A esta altura en el proletariado se evalúa positivamente la correlación de fuerzas. Se tiene conciencia de que no se va hacia una insurrección, pero aun el régimen tendrá que recular en toda la línea, incluso los más pesimistas piensan que al menos se quebrarán las medidas represivas, que se arrancarán los presos de las cárceles, etc.
Lunes 9 de julio
Se desarrolla con nuevos bríos la propaganda y la agitación. En muchos casos se saca a gente que había comenzado a trabajar y se vuelven a cerrar muchos comercios. Se incendian ómnibus e incluso locales bancarios.
- Es muerto a balazos por las fuerzas represivas Walter Medina, canillita de 16 años.
- Se realiza la manifestación programada que cuenta con decenas de miles de participantes. Es típicamente una manifestación populista y dirigida por la burguesía de oposición. La consigna central es: “¡Tiranos Temblad!
- La manifestación es brutalmente reprimida y disuelta. Parte de los manifestantes vuelven a concentrarse una y otra vez, y cuerpos de choque de la CNT actúan en la detección y represión de militantes obreros que desafiando sus consignas apedrean e incendian comercios y otros objetivos. Las fuerzas militares tiran con ametralladora por encima de las cabezas de los manifestantes y emplean revólveres de distintos calibre para tirar directamente. Decenas de manifestantes resultan heridos de bala.
- Como resultado de la acción desplegada por los grupos de agitación propaganda, acción directa, la huelga vuelve a repuntar; obteniéndose importantes triunfos incluso en aquellos sectores que el gobierno consideraba normalizados: transportes oficinas, comercios...
- Gente del aparato de la CNT sostiene por primera vez públicamente que hay que levantar la huelga.
Martes 10 de julio
- Entierro de Walter Medina, con nutrida concurrencia.
- Ocupación militar del centro de Montevideo por parte del ejército con enorme despliegue en hombres, armas y vehículos blindados.
- La huelga se sigue reafirmando, incluso en el transporte y el comercio. Sin embargo, la Federación de la Carne resuelve levantar la huelga.
- En la tarde el P”C” y la CNT se muestran ya dispuestos, oficialmente, a liquidar la huelga. En la Mesa Representativa Nacional de la CNT, que se reúne por primera vez desde iniciada la huelga, el Comando propone levantar la huelga, sin ningún tipo de condiciones y sin ningún tipo de consulta. Dicha proposición no llega a ser adoptada a pesar de que es notorio que la misma ha sido bien conocida y decidida en el P”C”.
- A pesar de ello la CNT y el P”C” corren la voz de que la huelga ha sido levantada.
Miércoles 11 de julio
- El nivel de paralización logrado volvía a ser él más alto alcanzado. Ello se verifica en las listas (no completas) de fábricas ocupadas o sin trabajar, de locales bancarios y otros lugares de trabajo en manos de los proletarios, publicada en Noticias nº 11 de este mismo día.
- Las versiones del levantamiento de la huelga se generalizaron. El aparato de la CNT logra en algunos lugares la vuelta al trabajo, en otros las órdenes en ese sentido, son rechazadas.
- Horas después se reúne la Mesa representativa de la CNT y oficializa el levantamiento de la huelga a partir del día siguiente, jueves 12 a la hora cero.
- La resolución llega a los lugares ocupados. En lo s sindicatos controlados por el P”C” y la CNT, la resolución se esperaba, en algunos lados ya se había comenzado a trabajar y en otros se aplicaría desde el día siguiente. En los centros de tradicional combatividad, la resolución provocó diversas reacciones de cólera e indignación muchas veces descargada con rabia y violencia contra el "bolche" de la fábrica. Se discutió la posibilidad de continuar la huelga contra la resolución, proposición que encontraba a su vez muy divididos a los obreros. En lugares en donde las tendencias clasistas y la de entreguismo a los militares estaban representadas parejamente, el debate fue violento y acalorado y en muchos casos se fue a las manos.
- El debate llega a los barrios y durante la noche se repercute en el interior del país.
Jueves 12
- La huelga se quiebra. El P”C” y la CNT vuelcan todos sus esfuerzos en la aplicación de la resolución de "repliegue táctico". La CNT se muestra mucho más eficiente que las Fuerzas Armadas en la operación normalización.
- Se distribuye el “Mensaje de la CNT a los trabajadores uruguayos” en el que se explica que hay que parar la huelga, que no es una derrota, sino un cambio en la forma de lucha (!)
- En las fábricas y en los barrios, en los locales bancarios y de enseñanza, se insulta a los miembros del P”C”, "los mismos traidores de siempre" “colaboracionistas”, "reaccionarios", "vendidos"...
- Sin embargo, incluso en sectores combativos, dada la fuerza con la cual la CNT impuso la medida, la gran mayoría no ve ninguna posibilidad de continuar la huelga; en muchos lugares la asamblea acepta con rabia la vuelta al trabajo. La "Corriente" se pronuncia en ese sentido.
- A pesar de ello, hay minorías que intentan quebrar las directivas de la CNT. Los argumentos más fuertes invocados contra ellos son los siguientes: "el repliegue ordenado" y la "unidad y disciplina gremial”..
- En el interior el debate se generaliza y también la CNT va triunfando en su posición de vuelta al trabajo.
- El Frente Amplio hace una declaración llamando a continuar la lucha por otras vías.
Viernes 13 de julio y días siguientes
- La huelga se desmoronó casi por completo, en todas partes se acepta la entrada al trabajo.
- Los representantes de la CNT y los grandes sindicalistas, son repudiados por masas de obreros en todas partes, se los insulta, se los escupe.
- El hecho de que el P”C” y la actuación de la CNT constituyeron el mejor aliado de los militares es gritado y expresado de mil maneras por decenas de miles de proletarios combativos. Se dan aún casos aislados de tentativas de mantener, contra viento y marea, las ocupaciones.
- Sigue aumentando el número de presos políticos y torturados llegándose en momentos determinados a unos 15 a 20.000 prisioneros.
- Los procedimientos de destitución, despido, se masifican. Más de 40.000 huelguistas, son despedidos sin indemnización ninguna.
- Se preparará una segunda gran ola de emigración, centenas de miles proletarios derrotados, de sin trabajo, de perseguidos, de denunciados, sin ninguna posibilidad de encontrar medios de vida abandonarán el país.
- La CNT en su línea de "cambio en la forma de lucha" nunca hablará de derrota y tratará sin éxito de volver a reeditar los paros nacionales.
- La derrota general es un hecho, la brutal política económica se aplicaría sin grandes obstáculos durante diez años.
Las circunstancias de la huelga: algunos antecedentes históricos
El análisis crítico de un conjunto de hechos particulares, siempre encuentra la dificultad de no poder extenderse sobre el conjunto del proceso histórico que fue determinando las circunstancias de tales hechos. En nuestro caso, nosotros no podemos tampoco extendernos sobre el conjunto de circunstancias que convergieron para provocar esa explosión del proletariado, lo que nos llevaría a un análisis de un período histórico determinado (por lo menos 1967-73). Pero sin pretender por lo tanto extendernos sobre el mismo, tenemos al menos que explicar algunos antecedentes históricos fundamentales sin los cuales serían incomprensibles hechos del desarrollo de la huelga misma.
Así la primera pregunta que surge es ¿porque la huelga? o, tal vez, ¿porque el proletariado "eligió" ese momento para la huelga?
La burguesía ha respondido a su manera a esta pregunta: "fue en defensa del parlamento y de la constitución", "era una lucha por la democracia”... Nada más normal que esa respuesta, por parte de la burguesía. Pero desde el punto de vista del proletariado, o bien se afirma que no fue una huelga proletaria pues una lucha no es proletaria si lo que defiende en los hechos (4) es una forma determinada de la estructura de opresión y dominación burguesa (y eso independientemente de que la mayoría de los participantes sean obreros) o bien se dice abiertamente que la explicación del porqué de la huelga no se encuentra ahí, es decir que desde el punto de vista del proletariado, nada se ha explicado aún. Esta es nuestra posición.
Para explicar el porqué de la huelga, hay que tener en cuenta que el proletariado había intentado en sucesivas oportunidades generalizar el enfrentamiento y que las expectativas de huelga general indeterminada existen en el Uruguay desde la congelación de salarios en 1968. Dicha expectativa se expresa incluso terminológicamente. A las sucesivas paralizaciones generales y nacionales de toda la actividad laboral que se fueron produciendo entre 1968 y el 73, el proletariado las designaba como "Paros", en oposición a la "huelga" que se identificaba a jugar todo por el todo en la lucha es decir a no trabajar hasta vencer, a la ocupación de los lugares de trabajo, el sabotaje general de la producción y que algunos sectores del proletariado asociaban a la insurrección.
Hasta 1968, la lucha entre la burguesía y el proletariado, notablemente acelerada por el extraordinario (y casi sin precedentes a nivel mundial por su duración) estancamiento productivo existente desde mediados de los años 50, se desarrolló en forma descentralizada. Cada sector burgués se enfrentaba a cada sector obrero en particular y la correlación de fuerzas precisas en cada lugar o sector determinaba las nuevas condiciones de explotación (salarios, condiciones de trabajo, otros "beneficios" laborales, etc.) lo que facilitaba la vieja práctica sindicalista de corporativismo y división de los obreros. A nivel general de la reproducción capitalista ello tenía como resultado un "empate" la no resolución de nada fundamental lo que desde el punto de vista burgués, implicaba la continuación general de las condiciones de estancamiento. La centralización de las fracciones más dinámicas del capital, qué se opera a través del gobierno de Pacheco Areco, intenta liquidar esta situación imponiendo un aumento brutal y centralizado de la tasa de explotación para recomponer las condiciones capitalistas de inversión, y acumulación. Siguiendo el ejemplo de otros países de la zona (notablemente la congelación de sueldos y salarios en la Argentina de Onganía), en junio de 1968 se decreta la congelación de sueldos y salarios.
Eso fue una declaración abierta de guerra al proletariado. Desde ese momento la posibilidad de aislar las luchas se complica enormemente y la generalización de los enfrentamientos está siempre al orden del día. La clase obrera se encuentra en la encrucijada de responder al mismo nivel de centralización y fuerza de su enemigo histórico o dejarse arrollar por el aterrador avance del capital y someterse a las imponentes condiciones de explotación que este intenta imponerlo.
Esto que fue inmediatamente comprendido por capas importantes del proletariado, le trajo enormes problemas al movimiento sindical uruguayo, habituado a aislar con relativa facilidad a todo sector del proletariado que contra viento y marea emprendía una lucha ejemplar. La CNT desde esa fecha, tuvo una enorme dificultad para impedir que la respuesta proletaria se concentrase al mismo nivel de centralización y violencia que los administradores del capital imponían.
Ante la enorme lucha del proletariado, la necesidad histórica ineludible de un enfrentamiento directo, el desarrollo de la "tendencia" (5), las acciones de violencia de las minorías de vanguardia, la explosión de luchas sectoriales muy radicales, la exigencia cada vez más general de una huelga general indeterminada con ocupación de lugares de trabajo... el aparato de la CNT responderá en base a tres ejes:
-argumentando la necesidad de acumular fuerzas para el futuro y prometiendo para ese entonces un conjunto de luchas radicales, postergando la situación de huelga general indeterminada para el caso del "golpe de Estado".
-Intentando limitar y encuadrar la lucha en base a paros nacionales de 24 horas y 48 horas, así como en base a manifestaciones no violentas.
-La represión política y física de los sectores combativos del proletariado.
Este último punto, que hoy se pretende olvidar, disminuir, relativizar, merece por esa razón una mención aparte. Durante el propio 68, por ejemplo se producen jornadas decisivas de luchas callejeras, sistemáticamente saboteadas y reprimidas por los aparatos de la CNT, de la FEU y los cuerpos de choque del P”C”. Recordamos en particular el día de la congelación de sueldos y salarios en que una masa compacta de obreros, desocupados, estudiantes... se concentró en la Universidad y que dichas organizaciones resolvieron que no había condiciones para hacer ninguna medida, dispersando la concentración, no sin utilizar la violencia contra los sectores combativos que no aceptaban la consigna; recordamos también el día del entierro de Líber Arce en que momentos decisivos de desorganización del estado burgués (amotinamientos en la Guardia Metropolitana, problemas de la Guardia Republicana y en el ejército) en donde, la tentativa de la manifestación de más de 300.000 personas de responder por la violencia al régimen y apropiándose de todo lo que se podía en lo más representativo de la calle 18 de julio y llegando incluso a la Casa de Gobierno, encontró como única barrera represiva seria a los cuerpos de choque del Partido "Comunista” que lograron dispersar la mayor parte de los manifestantes (sólo una minoría logró llegar a 18) y lesionar o herir seriamente a muchos de los principales agitadores que impulsaban la marcha adelante del proletariado. Dicha lista se podría prolongar enormemente, si tenemos en cuenta, la represión ejercida por esas estructuras durante los Primeros de Mayo, o las famosas jornadas de violencia de los viernes de 18 de julio, o la violencia empleada para defender las marchas mortuorias de los actos de la CNT contra cualquiera que gritase consignas clasistas, o la violencia desatada contra sectores radicales del movimiento obrero como los cañeros, el MUSP, la FAU, los obreros de los frigoríficos, los de Funsa, el FER, pero basta con esta afirmación, que nadie podrá desmentir para que las cosas le queden suficientemente claras a los proletarios que no conocieron dicha represión directamente: las famosas armas del P”C” (6) y "aparato militar" nunca fueron utilizados contra el gobierno ni contra los militares, sino exclusivamente contra sectores radicales del proletariado.
Durante 1969, la lucha del proletariado sigue su desarrollo y sectores obreros cada vez más importantes estarán descontentos con la "táctica” de los paros nacionales (7) y contrapondrán la necesidad de realizar verdaderas huelgas combativas, con manifestaciones violentas y preparación de la huelga general por tiempo indeterminado. La CNT y en especial el mito de la disciplina gremial y la "unidad" de la clase obrera en la CNT" constituirán el único y último baluarte del Estado burgués para evitar que en el enfrentamiento inevitable la clase obrera pasase a la ofensiva organizándose fuera y contra la CNT. En efecto, los sectores más brutalmente atacados, no podían seguir esperando las promesas de la CNT (ni tampoco podían esperar para jugarse el todo por el todo hasta cuando en el 73 la huelga general fue una realidad!), por ello estuvieron obligados a jugarse el todo por el todo, esperando que la solidaridad general, que la CNT prometía, viniese al fin. En esa situación iniciaron la valiente lucha los obreros de los frigoríficos, contra la quita de los 2 kilos de carne, constituyendo el punto de convergencia de muchos sectores revolucionarios, así como el eje de unidad y lucha de los barrios del Cerro y la Teja. Por todos los medios marchas, manifestaciones, ocupaciones, propaganda... pedirán solidaridad de toda la clase obrera, a lo que la CNT seguirá respondiendo con paros nacionales puntuales, incapaces de hacer retroceder al régimen. Paralelamente otros sectores del proletariado son empujados, por el propio ataque del capital, a jugarse el todo por el todo, sin esperar ni aceptar las consignas de la CNT.
Es el caso de la huelga general en la industria periodística y luego de la lucha ejemplar contra el Estado que responde con la militarización, de los trabajadores de UTE, de OSE, de ANCAP, de telecomunicaciones... A fines de junio de ese año se llega a una situación extrema, en donde independientemente de todo partido político, hay centenas de miles de proletarios militarizados, en abierto enfrentamiento con el capital y el Estado. A pesar de que el gobierno considera desertores a los huelguistas, que los presos y torturados se multiplican... (8), la lucha se fortifica y se extiende. Así durante esos días se sabe que es inevitable que la huelga se generalice a toda la banca y desde muchos sectores que no están en huelga, como el textil, el caucho, reclaman abiertamente la generalización de la huelga. Pero otra vez aquí la CNT, en base a los gremios controlados por el P”C”, a la capacidad del aparato sindical de imponerse en las asambleas, asegurará la no generalización de dicha huelga y cubriéndose con los famosos “paros nacionales de solidaridad con los gremios en lucha”, dejará librado a sus propias fuerzas a cada uno de esos sectores que estaban obligados a entrar en la lucha precisamente en ese momento en donde o se generalizaba la lucha y se pasaba a la ofensiva o la lucha sería liquidada. Así luego de enfrentamientos masivos con las fuerzas del orden, de ocupaciones y manifestaciones combativas, de acciones de sabotaje y lucha, de huelgas por tiempo indeterminado, esos sectores irán agotando sus fuerzas y serán quebradas. En la mayoría de los casos esas huelgas terminan por derrotas para la clase obrera y en muchos casos cuando se declaraba las otras, las primeras, ya están casi quebradas (9).
La CNT lograba así, lo que ningún otro aparato del Estado podía hacer, impedir la huelga generalizada en un momento de alza del proletariado y mantener relativamente parcializada y por sector una lucha que por todas partes exigía lo contrario. En cuanto a la “Tendencia” expresión heterogénea de los avances y límites del proletariado revolucionario, que convergía en el llamado a enfrentar por medio de la violencia el Estado burgués, en el rechazo a las orientaciones de la CNT, en la necesidad de la huelga general... no presentaba una coherencia orgánica, y no tuvo ni la capacidad, ni la claridad (y el proyecto político que dicha claridad implica) para llamar a desobedecer a la CNT, a organizarse fuera y contra sus orientaciones y a llevar adelante la lucha –incluso militarmente (10) --contra el P”C”. A pesar de los enfrentamientos radicales, de algunos sectores que planteaban abiertamente tales orientaciones..., la mayoría de los heterogéneos componentes de la Tendencia siguieron considerando que la unidad formal que la CNT representaba era un avance del proletariado y que había que enfrentar a su dirección “reformista” y a los aparatos de choque de esas fuerzas.
Este fundamental error teórico y político, fue de una importancia decisiva, antes y durante la Huelga.
Durante los años sucesivos esa expectativa y exigencia de los sectores combativos del movimiento obrero, de generalizar y centralizar la lucha se siguió manifestando y la respuesta dispersiva-represiva fue la misma. Sin embargo fue en esos años 68-69 en donde a pesar de todas las derrotas particulares del proletariado, el movimiento de clase fue indiscutiblemente ascendente y en términos globales la burguesía no logró sus objetivos. Incluso con respecto a la congelación, la burguesía había retrocedido notoriamente en los 18 meses que separan el decreto del fin del año 1969. El año 70 es un año que podemos considerar de transición, del fin del ascenso del movimiento revolucionario, en donde otro conjunto de sectores desarrollan importantes luchas, sin lograr imponer contra la CNT la generalización. Recordemos en particular, los comités de barrio en lucha contra las tarifas eléctricas (11); las huelgas en la metalúrgica (TEM, ATMA), en secundaria, en la salud, en Pepsicola, que en todos los casos se basaban –como en los años anteriores-- en fuerzas con planteos contrarios a los de la CNT.
El año 71 y principio del 72 marcan el inicio del descenso del movimiento del proletariado, comenzando en el 71 por la división objetiva del proletariado en base al frenteamplismo (liquidación de la Tendencia) y la imposición por parte de la burguesía de un ambiente general de “tregua electoral” (lo que ya fue un triunfo burgués en toda línea) con el consiguiente e inseparable aislamiento de los sectores en lucha (aislamiento mucho más profundo aún que todo lo que la CNT había logrado en años anteriores). En 1972 en base a ese profundo aislamiento y al cretinismo de los Tupamaros (12), que frente a un gobierno que hablaba de paz para imponer su guerra, no solo declararon “la guerra” cuando no eran capaces de hacer otra cosa que la paz, sino que realizaron acciones militares (ejecución de soldados rasos) que reunificaron tropas y oficiales del principal aparato del Estado, la represión da el salto cualitativo decisivo. En ese año y principios del 73, las fuerzas armadas logran liquidar todo grupo de acción directa del proletariado con organización semimilitar (o militar). Al respecto cabe señalar que la burguesía ha intentado confundir explícitamente, todo grupo de acción directa con los Tupamaros, lo que conviene directamente a sus intereses. En realidad no sólo había un conjunto de grupos más o menos estructurados, más o menos preparados militarmente, ligados a otras organizaciones y oposiciones políticas (OPR33; FRT; FARO…) sino que existía en fábricas y barrios centenas de estructuras clandestinas de acción directa del proletariado, que a pesar de las tentativas de encuadramiento realizado por los Tupamaros en dirección a su periferia (CAT; FAF…) representaban una dinámica totalmente diferente a la vida de esa organización y en muchos casos rechazaban abiertamente como nacionalista y burguesa los planteos de la misma.
Lo decisivo a retener, para comprender las circunstancias de la huelga es entonces que la misma obedece a un llamado cada vez más patético de los sectores combativos del movimiento del proletariado, pero que esta no se produce cuando debía producirse en la cresta de la ola (lo que no hubiese significado en fin de la lucha sino una nueva base, para continuar el ascenso), sino cuando:
1-Se han desgastado, sistemáticamente, las fuerzas respectivas de cada sector obrero combativo, dejándose en cada caso por el camino, centenas de despidos, destituidos, presos, desmoralizados.
2-Cuando la represión selectiva ya se había realizado fundamentalmente y el régimen había triunfado en toda línea, en base a la tortura y el terrorismo sistemático del Estado democrático.
Con respecto a este último punto es imprescindible tener presente que a mediados del 73, cuando el P”C” sostenía que no había dictadura y la CNT continuaba postergando las resoluciones de huelga general hasta que hubiese un “verdadero golpe de Estado”, más de 100.000 personas habían pasado por las torturas, las cárceles y los cuarteles (¡en un país de 3 millones de habitantes!). En esa fecha, podemos afirmar que por lo menos el 75% de los cuadros combativos del movimiento, obreros, agitadores, teóricos, dirigentes, hombres de acción, se encontraban presos (en algunos casos muertos) y que la gran mayoría del 25% restante que había escapado a la represión, había salido del país o se encontraba en dificilísimas condiciones de clandestinidad. Es decir que casi la totalidad de los cuadros revolucionarios del movimiento obrero que se habían ido gestando durante décadas o años anteriores, se encontraban identificados, perseguidos, presos y en general fuera de combate.
Por lo tanto, la huelga general llevada adelante por el proletariado se realiza cuando la gran mayoría de los sectores combativos y clasistas habían sufrido serias derrotas y cuando ya se había descabezado al proletariado en lo que concierne a sus cuadros históricos y militantes de vanguardia (13). Al respecto es importantísimo subrayar, que de la misma manera que los sectores de vanguardia no habían logrado imponer contra la CNT la huelga general para quebrar la política económica del gobierno, dando un salto cualitativo en la organización y la lucha, el gigantesco desangre en militantes proletarios durante los años 72 y primera mitad del 73, no logró la misma solidaridad activa de todo el proletariado que la que hubo con la ola de presos políticos en años anteriores. Incluso aquí el P”C” y la CNT constituyeron el mayor enemigo de la solidaridad con los presos proletarios, el mejor ejecutor de las necesidades del Estado.
En efecto, el secreto de la cuestión de los presos, en un momento en el cual los aparatos represivos actúan muy selectivamente, buscando a los agitadores, a los que realizan acciones violentas, a los que difunden consignas correctas, a los que propagandean como se hace una molotov o cualquier otro tipo de arma casera (14), es el de la lucha y la solidaridad con los presos que cayeron porque son culpables de luchar, de atacar al Estado. Al respecto la consigna de los sectores más conscientes del proletariado que expresaba esto era la de “liberar a los presos por luchar”. Contra ello, jugando con la ignorancia de sectores menos conscientes del proletariado, el capital, intenta diferenciar los “presos buenos” de los “presos malos”, los que no son culpables, los sindicalistas, de los delincuentes. Los principales grupos políticos que llevaron esta política adelante fueron las estructuras controladas por el P”C” (CNT, FEUU, CESU, El Popular, El Fidel), o grupos que nunca rompieron completamente con el estalinismo como los GAU, o los distintos grupos de trotskistas y en general el Frente Amplio. Como en tantas otras oportunidades se le negaba el carácter de “políticos” a miles de presos y se los aislaba en base a la defensa de los presos “gremiales”, “sindicales”. De esta manera la represión contra todos los sectores de vanguardia del proletariado, se cubría con los derechos democráticos y el terror de Estado seguía desangrando al proletariado, hasta que pudiese barrerlo de la escena histórica.
El desencadenamiento de la huelga
Por lo tanto el desencadenamiento de la huelga se hace en plena revolución descendente, en pleno proceso de derrota del proletariado. Teniendo en cuenta los resultados, y las circunstancias en las que la huelga se desencadenó tal como la describimos en el título anterior queda totalmente explicada nuestra afirmación del principio de que la huelga no fue un triunfo, ni un escalón en la lucha (como lo pretendieron todos los grupos políticos, para la CNT esto constituyó un argumento para levantar la huelga) sino un último e importante manotón de ahogado.
Sin perder de vista todas las circunstancias, desfavorables para el proletariado, que lo conducían a dar batalla en condiciones cada vez peores, impuestas por el enemigo, queda por ver porqué el gobierno dio un conjunto de pasos que precipitaron esa huelga. Al respecto la CNT sostendrá que el “golpe” fue una medida impuesta a las Fuerzas Armadas y a sus sectores cuatrosietistas (15) por la “traición de unos poquitos altos jefes del ejército” (16). Esta tesis concuerda bien con la de la defensa de la democracia que la contrarrevolución le atribuye al proletariado.
La realidad no tiene nada que ver con eso, la burguesía daba un paso más pero decisivo en un plan de largo plazo para reprimir y liquidar al movimiento obrero. La burguesía había ya golpeado decididamente en los puntos neurálgicos del proletariado, había logrado poner fuera de combate todo sector que pudiese dar directivas ofensivas e insurreccionales, le quedaba ahora arrasar con la más mínima resistencia obrera para imponer la política económica que se había intentado a partir del 68 (también se pasaba al ataque frontal contra la burguesía politiquera). Al respecto hay documentos como el elaborado el 9 de septiembre de 1971 en la reunión del Poder Ejecutivo y los Comandantes de las Fuerzas Armadas que prueban la consciencia total que tuvieron en cada uno de los pasos dados (17).
Por lo tanto la huelga se desencadenó cuando dado el imponente ataque consciente y planificado del cual el proletariado era objeto, nadie más, ni siquiera la CNT pudo impedir que aquel reaccionara como totalidad. Desde el punto de vista del proletariado la reacción, la generalización, el salirse a jugar el todo por el todo, es por un lado tardío, y por el otro lado se produce cuando el enemigo había castrado todos los sectores de la clase obrera por donde podía venir una ofensiva insurreccional. De ahí se deducen todas las debilidades de la huelga.
Ello desde el punto de vista real, fundamental, del de la contradicción de fuerzas en el desencadenamiento de la huelga. Pero hay que hacer algunas aclaraciones más en cuanto a las motivaciones particulares que determinaron ese momento y no otro y a los aspectos formales del desencadenamiento de la huelga. En cuanto al primer aspecto, es muy importante constatar que el proletariado saltó cuando no confió más en nadie, cuando las estructuras de la izquierda tradicional que le prometían el paraíso habían demostrado su servilismo hacia los milicos y cuando las organizaciones guerrilleras habían demostrado su total incapacidad de tener un proyecto social diferente y defenderlo consecuentemente en el plano militar.
Este último aspecto es sumamente importante, pues la tendencia del proletariado a constituirse en Partido, los esfuerzos del proletariado por dotarse de estructuras militares habían chocado con la ideología vanguardista, exclusivista, y en el fondo abiertamente populista y burguesa de los Tupamaros. En el terreno de los hechos ello se había manifestado prácticamente en la lucha de esta organización por mantener el monopolio de la oposición militar y en el consecuente sabotaje de toda tentativa de organización militar autónoma (18). Ello fue posible mientras, la espectacularidad de las acciones de los Tupamaros, podía atraer, encandilar a una parte importantísima del proletariado combativo. Cuando los Tupamaros, ni siquiera fueron capaces de eso, cuando ya no había una organización que juraba y parecía ser la única que aseguraría el triunfo en contraposición espectacular con respecto a los fracasos cotidianos de la lucha de masas del proletariado (19), el proletariado no tuvo más remedio que saltar, confiado solo en sus propias fuerzas. El objetivo que, voluntariamente o no, los Tupamaros habían jugado al igual que el P”C” como colchón de amortiguación y postergamiento de la respuesta del proletariado. Miles de militantes reclutados por esa organización quedaban castrados para el movimiento de masas (como miembro del aparato, todo era para el aparato) y hasta se les pedía renunciar a la polémica, a la denuncia, a la discusión pública en nombre de la seguridad, de la compartimentación. Otros encandilados por la espectacularidad de las acciones de los Tupamaros y sus triunfos quedaban paralizados ante lo que creían que constituiría sus insignificantes fuerzas en la lucha de masas”.
Por último, en cuanto a los aspectos formales del desencadenamiento de la huelga, es importante también poner el punto sobre las i. Es cierto que desde el principio de la CNT existía esa resolución, de que si hay golpe de estado había que responder con la huelga general por tiempo indeterminado, y con ocupaciones. Pero como vimos, para la CNT, fiel al estado democrático y vasalla sin igual de sus Fuerzas Armadas, nunca hubo golpe de Estado hasta que decidieron prohibirla. Todo el régimen de Pacheco, las militarizaciones, las medidas de seguridad, la suspensión de garantías individuales, las torturas masivas y hasta la DECLARACIÓN DE GUERRA INTERNA en 1972 no habían sido suficientes para que la CNT considerase que la dictadura había empezado. Como vimos en muchas circunstancias históricas se pedía a gritos la huelga general y la CNT siempre la saboteó.
A pesar de todo eso, si hoy leemos la mayoría de los materiales que circulan en el exilio uruguayo, desde “Mayoría” a “Liberación”, todos tienen el descaro, el desparpajo de llamar a la huelga del 73 “huelga de la clase obrera dirigida por la CNT”, o directamente “huelga declarada por la CNT”.
Como queda claro en la cronología esto es otra mentira más. También en el 73 la CNT fue el principal aparato del Estado contra la Huelga. Cuando el 27 de junio en respuesta a otro salto cualitativo de la represión y en esas circunstancias que hemos descrito, el proletariado es empujado a dar su última gran batalla (en muchos años), no lo hace basándose en ninguna resolución sindical. Lo hace porque está hundiéndose en la mierda, lo hace porque lo están haciendo mierda, lo hace porque no le queda ninguna otra salida que salir a la calle y jugarse.
El proletariado al ocupar las fábricas, sin esperar ninguna consigna se cagó en esa discusión imbécil que se desarrolla en la CNT para saber desde cuando Pacheco es dictador, o desde cuando la violación de la constitución da para considerar que hay que pasar a la huelga.
En los hechos el proletariado para hacer la huelga no necesitaba de ninguna CNT y lo demostró en los hechos. La CNT (al igual que los milicos) hizo todo lo que pudo por impedir la huelga, cuando los hechos estaban demasiado avanzados para lograrlo trató de acortarla en el tiempo y en su contenido. Así durante el primer día quiso transformar la huelga en un paro de 24 horas y luego de 48.
Solo cuando no la pudo evitar, la aceptó y luchó por imponerle su dinámica, sus consignas (servilismo total al Estado y al Ejército) y en base a sus gremios fieles logró al fin quebrarla. Veamos más detenidamente las distintas tácticas de la burguesía contra la huelga.
Fases de la huelga: la división del trabajo y los distintos métodos de la burguesía contra el proletariado
1.Sorpresa
La huelga por su masividad, su combatividad, por su capacidad para dotarse de medios propios de difusión de informaciones y de organización sorprendió a todo el mundo, incluidos a los propios protagonistas y nuevos dirigentes que en muchos casos se situaban por primera vez a la cabeza de sus compañeros. Si tenemos en cuenta que precisamente la situación de terrorismo blanco generalizado, la puesta fuera de circulación de la cuasi unanimidad de los militantes más decididos, la inexistencia de medios de difusión importantes en manos de los huelguistas, la represión policial de toda información o reunión concerniente la lucha, que históricamente han constituido obstáculos decisivos contra los cuales se estrellaron intentos de realizar huelgas generales, puede comprenderse hasta que punto la burguesía se sorprendió ante la capacidad que aún le quedaba al proletariado de generalizar la lucha. Lo que más dejó perplejo a los representantes del Gobierno o de la CNT, fue precisamente que el proletariado fue capaz de dotarse rapidisimamente de una red de información y organización (cuyos nudos fueron las asambleas, los comités de fábrica y de barrio…) que con la velocidad de un rayo transmitían las informaciones y hacía participar en la lucha a proletarios que nunca antes se habían organizado (20).
2.Reorganización de la burguesía
Seguida esa primera fase de sorpresa, todo el Estado burgués se reorganiza y los partidos políticos intentan encuadrar la lucha dándole orientaciones democrático-burguesas completando así la actividad directamente represiva.
Incluso desde su punto de vista la CNT comete el error histórico de creer al principio que puede liquidar la huelga transformándola en un simple paro de 24 o 48 horas. Al mismo tiempo que juega esa carta trata de darle como objetivo, al apoyo a tal o tal fracción del ejército. Poco a poco va aceptando la evidencia y trata de subirse al tren en marcha para sabotearlo, acepta la huelga y trata de superponer su viejo y experimentado aparato de coordinación y encuadramiento ante la naciente y frágil (sobre todo porque nadie había expresado su necesidad histórica para dar un enorme paso adelante en la autonomía y la organización del proletariado) estructura que el proletariado estaba creando. En todos estos pasos la CNT fue incluso atrás de los partidos burgueses.
El gobierno por su parte muestra siempre las dos caras, aunque en el fondo haya demostrado actuar con una coherencia de fiero y como hemos visto, todo haya obedecido de A a Z a una rigurosa planificación. Es como en los interrogatorios, para que de resultado tiene que haber el oficial malo y el oficial bueno, el que tortura y decide la tortura por un lado y el que trata de ayudar y que si uno le dice lo que quiere saber, se encargará de salvarnos de la tortura. ¡Y también hay el sargento y hasta alguno disfrazado de preso, que como el P”C” te dice que es mejor confiar en el “bueno”!
Cuando vieron que la respuesta los desbordaba, los “buenos” pasaron a primer plano. Bolentini hablaba y prometía, la CNT lo hacía creíble. Pero como en los interrogatorios, con la tortura, la represión siguió…
A pesar de la articulación coordinada de todas las fuerzas del Estado, la huelga siguió afirmándose, llegándose así a días en los cuales el proletariado domina toda la escena social: días 2, 3, 4 de julio. La represión se intensifica pero el Gobierno constata alarmado que la huelga sigue fortificándose y la CNT no tiene en absoluto la sartén por el mango, para atreverse a intentar levantar la huelga en general (a pesar del sabotaje permanente de la huelga realizado por los gremios dependientes del P”C”).
3. Más zanahoria y más palo, concesiones y represión
Al final de ese punto culminante, la burguesía retrocede para avanzar. En el mismo momento que prepara nuevas medidas represivas que desencadena a partir del 5 de agosto, anuncia un aumento de salarios. Es también el momento en el cual la CNT radicaliza más su lenguaje y da consignas precisas de “lucha”. El Boletín nº 9 del 4 de julio es el más radical de todos y hasta exige la renuncia de todo el aparato de gobierno como condición para seguir negociando con las Fuerzas Armadas (21). En esa misma línea radical se mantienen los boletines siguientes. Se llama a todo lo que ya se está haciendo, a “organizarse para detener el transporte”, “juntar, almacenar nafta, papel, hojas, víveres”, a “comunicarse permanentemente entre las fábricas” “aumentar la propaganda”, “volver a ocupar” “a organizar desde ya las ollas sindicales y barriales…”(22).
Es el ABC de la táctica del Estado burgués y de sus sindicatos conceder algunas migajas para liquidar la lucha. Los sindicatos “organizan” o mejor dicho proclaman que organizan, en base a su aparato, mejor perfeccionado, de propaganda y difusión (aparato que cuenta con enormes recursos de todo tipo), lo que sucede en la calle y no pueden evitar. Solo de esa manera puede agarrar el sartén por el mango y luego proponer levantadas de la huelga.
O sea que en esta fase, se utiliza lo más extremo de la zanahoria y del paro que la burguesía puede. Los resultados de la burguesía son diversos, primero se obtiene la quiebra de la huelga en algunos lugares y sectores, pero durante el fin de semana el trabajo de agitación vuelve a dar sus resultados y la huelga se vuelve a afirmar contra viento y marea hasta el día 10 de julio de noche.
Sin embargo, el proletariado no había logrado formalizar en una real dirección de clase, la red y la estructura de lucha de la que se había dotado desde la primera gran jornada de lucha. Cuando el proletariado no se da su propia dirección, cuando no es capaz de centralizar su fuerza en base a un programa centrado en sus intereses de clase, la burguesía aprovecha esta debilidad y logra siempre imponerle su dirección, su centralización, sus intereses. Esto es lo que la CNT preparaba y representaba en base a su radicalización.
4. Liquidación de la huelga, más represión, más destituciones
La CNT había sido demasiado conservadora y había aparecido ligada a los otros aparatos del Estado (especialmente al ejército) para impedir la huelga. Por eso mismo, no podía liquidarla cuando se transformó en una realidad avasalladora. Pero en la medida que los días transcurrieron sin que el proletariado haya opuesto una verdadera orientación y la formalización de la estructura que había desarrollado, la CNT fue paulatinamente conquistado el papel de “organizadora”, de “dirección” de la huelga. Cuando logró apoderarse parcialmente de esa dirección formal, no desaprovechó ni un minuto, primero liquidó la huelga (la tarde del 10 de julio y la mañana del 11), en sus bastiones más fieles y luego decretó el levantamiento general. La confusión, la desorganización, la represión, las destituciones, etc., hicieron el resto.
Para terminar sobre el tema vale la pena insistir en que:
1. El argumento fundamental del levantamiento de la huelga fue el de preparar nuevas y más decisivas jornadas de lucha, resultó –como no podía ser de otra forma—una gigantesca mentira porque el proletariado quedaría liquidado.
2. Que fue precisamente ese levantamiento caótico y desorganizado el que permitió el triunfo del capital en toda la línea.
3. Que si el proletariado no tuvo fuerza para imponer una negociación que lograra al menos la libertad de los presos de la huelga, la restitución de todos los destituidos, y en general limitar la sangría del proletariado que había combatido, no se debió para nada a la correlación de fuerzas con respecto a los militares y al gobierno, pues el 10 de julio aún las fuerzas militares estaban obligadas a aceptar una salida de este tipo ante la vitalidad y hasta el desarrollo que manifestaba la huelga en esos días, sino a la correlación de fuerzas con respecto a la CNT. Es decir que la CNT fue el único aparato capaz, con la resolución de levantamiento de la huelga, de desorganizar totalmente al proletariado para llevarlo ligado de pies y manos a aceptar, más presos, más destituidos, más perseguidos, más exilados…
No se trata sólo de condenar a la dirección contrarrevolucionaria de la CNT sino de poner en evidencia que la CNT misma constituyó el fundamental aparato contra el proletariado
Es conocida en el movimiento obrero internacional, la posición que condena a la dirección de los sindicatos y de las centrales sindicales, sin condenar a la estructura sindical propiamente dicha y hasta haciéndose sus mejores defensores. En el Uruguay y entre los exilados uruguayos abundan las posiciones de ese tipo. Dado el desencanto generalizado con respecto a la política de la CNT en el proletariado uruguayo, creemos que esa posición es la más peligrosa pues es la única que puede canalizar la rabia del proletariado contra la impresionante enviada al paredón de la que ha sido objeto por parte de esa Central, contra tales o tales dirigentes, cerrándole el camino para lo único que puede ser la vía de su liberación social: organizarse fuera y contra la CNT y cualquier otro sindicato similar. Por otra parte la lección principal de la huelga general es precisamente esa.
Para responder a aquella posición comencemos por lo más fácil, por las expresiones formales de dicha organización: los programas, las proclamas, los componentes, los dirigentes. En este campo nadie podría sostener que esas diferentes expresiones contrarían al capitalismo. De punta a punta, el programa de la CNT, es un conjunto de recetas para arreglar la economía capitalista nacional, es un programa burgués. Más aún la CNT ha resultado el mejor aliado de las Fuerzas Armadas en su obra represiva. Creemos que alguna referencia histórica precisa, nos eximirá de seguir abundando en el tema. La CNT consideraba que había “coincidencias objetivas entre los comunicados 4 y 7 del ejército y el programa del pueblo y de la CNT” y proclamaba que “no saldremos a la calle como enemigo de las Fuerzas Armadas sino para respaldar nuestros propios anhelos defraudados por la dictadura (¡del Boletín nº 7 del 7 de julio en plena huelga!). Recordemos por último que solo unos meses antes, en el 1º de mayo, en vista de esas objetivas coincidencias en el programa de la CNT y las Fuerzas Armadas con miles de proletarios presos y torturados la CNT, había llamado a un “1º de mayo de fiesta”.
Todo esto lo ha visto y oído todo el mundo, pero a los que sostienen la posición que criticamos no les basta. Ellos dicen que esas “ambigüedades”, “oscilaciones” y “servilismo hacia el Estado burgués” son propios del “reformismo”. No tenemos dudas, que esas posiciones son propias del “reformismo”, pero nosotros decidimos claramente que el reformismo, no es una política obrera equivocada, (aunque –cosa muy diferente– haya obreros equivocados que siguen al reformismo) sino que toda política del capitalismo es reformista y recíprocamente que el reformismo es necesariamente la política del capitalismo en particular la política de la burguesía para el movimiento obrero (y aquí ya estamos limitando el concepto refiriéndonos a un tipo de reformismo en particular).
Pero se nos dirá que a pesar de eso, a pesar de que el programa y la dirección son “traidores”, la CNT está compuesta por obreros y que lo importante es conquistar la dirección y dirigir ese aparato hacia otros objetivos. La confusión es típica. Ya la izquierda comunista alemana hace más de 60 años había puesto en evidencia que los sindicatos y el ejército son ambos aparatos del Estado burgués que cumplen distintas operaciones (¡a veces no tan distintas!) para someter al proletariado! También el ejército está lleno de proletarios. Como la CNT las Fuerzas Armadas están compuestas por obreros. Sin embargo, no están ahí en base a sus intereses de clase, sino encuadrados por la defensa del programa del capital, y solo pueden expresarse como clase en base a actos que rompan con todas las reglas de juego de esos aparatos. En efecto de la misma manera que no basta con sustituir oficiales malos, oficiales buenos, no basta con sustituir “dirigentes sindicales burócratas” por dirigentes sindicalistas clasistas”. Se olvida que los dirigentes no vienen del diablo, sino de la necesidad y de la función social de esos aparatos y que no llevan una política contrarrevolucionaria por su propia voluntad, sino por que son la expresión social y material de esos aparatos. No se trata de que la CNT tenga una dirección traidora sino que dado que la CNT es un aparato del Capital, su dirección se corresponde con su función social. De la misma manera que el único programa proletario con respecto a las Fuerzas Armadas del capital, es el de destruir el ejército, romper la disciplina del mismo en base a los círculos de obreros uniformados organizados contra ellos y los oficiales, y simultáneamente armando a todo el proletariado, el único programa del proletariado con respecto a los sindicatos y a las centrales sindicales con un programa capitalista como la CNT es su destrucción Y ello es totalmente válido, aunque para ello los que se sublevarán no puede ser otros que los que están sometidos como bases a esos aparatos, es decir que los proletarios encuadrados como soldados o como sindicalizados. Pero en uno como en otro caso, la clave es que esa sublevación no es una sublevación de la institución (Fuerzas Conjuntas o CNT) contra sus dirigentes, sino una sublevación de los encuadrados contra la institución misma y que el proletariado se encuentra forzada a asociarse sobre bases nuevas (asambleas, círculos, comités de fábrica o de cuartel…) contra la totalidad de esos aparatos, es decir no solo contra los dirigentes (oficiales, jefes burocráticos) sino contra un aparato cuya función social es el mantenimiento de la opresión de proletarios.
Pero la debilidad, inconsistencia, y en algunos casos la complicidad con los “dirigentes mayoritarios de la CNT”, de la posición de todos aquellos grupos que sostienen que “la CNT es un paso adelante”, que constituye “la unidad de la clase obrera”, a pesar de “los dirigentes traidores o/y reformistas” ha quedado en evidencia en el desarrollo mismo de la lucha de clases entre 1968-1973 y como vimos en la propia huelga.
La unidad formal, la unidad en sí de los obreros no sirve para nada. La unidad del proletariado solo es decisiva si se estructura en base a los intereses obreros y por tanto en la lucha contra el capitalismo. Cuando aquella “unidad” se basa en un programa, en una práctica, de reforma, reorganización y por lo tanto defensa del capitalismo, no es una unidad del proletariado, sino una unidad contra el proletariado, para mantener su división, aislar a los servicios combativos, liquidar por todos los medios la lucha revolucionaria.
La experiencia del proletariado uruguayo en esos años no deja lugar a dudas. Todas las luchas importantes, fueron llevadas adelante por sectores combativos del proletariado y sindicatos clasistas (UTAA, obreros frigoríficos, funcionarios públicos, empleados bancarios, FER…) contra las indicaciones y directivas de la CNT. El desencadenamiento de esas luchas, la organización de las mismas, el tipo de acciones durante ellas, la solidaridad encontradas en otros sectores de la clase…, todo, todo, se hizo por impulso de los propios proletarios que se organizaban por su cuenta, sin apoyo o incitativa por parte de la CNT y en base a criterios totalmente contrapuestos a los de esa central (marchas, ocupaciones, expropiaciones, acciones violentas…). ¿Para qué sirvió la CNT? Decir que no sirvió para nada sería piropearla. En realidad la CNT constituyó durante todas esas luchas, justamente en base al argumento cínico de la “unidad”, el mejor instrumento para aislar los proletarios en lucha del resto de la clase. Cuando un gremio no estaba controlado tajantemente por la CNT y los bolches en particular, era fácil ir a la fábrica, pedir solidaridad, hablar con los hermanos de clase y de una forma u otra siempre se lograba apoyo. Pero ahí donde la CNT era fuerte, había que pasar por el burócrata de turno y nunca pasaba nada. En el terreno más general, fue precisamente la CNT, el único aparato que pudo impedir que esfuerzos de generalización de lucha como los de los cañeros, rindieran mejores frutos, la única fuerza capaz de haber mantenido aislada la lucha de los obreros de los frigoríficos contra la reducción del salario real que implicaba la quita de los dos kilos de carne; la única estructura del Estado que estuvo en condiciones de impedir la huelga general en momentos de alza como en el 68-69 (y en especial en junio del 69)…, en fin el órgano decisivo del capitalismo contra la huelga del 73 como hemos visto.
En todos eso hechos decisivos, quedó plenamente en evidencia la falsedad de la posición de todos aquellos que sostienen que a pesar de que la dirección de la CNT fuese contrarrevolucionaria, el hecho de que los obreros estuviesen organizados en una sola Central era un elemento positivo. Como vimos, ese elemento, esa falsa unidad, o mejor dicho esa unidad falsa fue la mejor arma del capital. Esa gran central, fundada en base a ese mito de la "unidad" (y la complicidad de todos los que la defendieron)m fue la única fuerza capaz de retener la generalización de la reacción obreras hasta el año 1973, objetivamente muy tarde. Y en la gran huelga general del 73, la huelga se desarrolla contra la Central, no solo contra la dirección, sino contra la estructura sindical. En efecto, como vimos, el movimiento no confió ni podía confiar en la vieja estructura sindical de la CNT como red de información, organización y extensión de la huelga (vieja estructura que apostaba a los milicos buenos) y tuvo que constituir su propia estructura en base a asambleas, grupos de militantes, comités de fábrica y de barrio, red de información, etc.
Sin embargo otra debilidad de la huelga, es que los mismos protagonistas no fueron conscientes del punto que habían alcanzado, insultaban y despotricaban contra la CNT, pero no asumieron consciencia de que si habían echado a andar era precisamente porque ya no uno o varios sectores combativos, actuaba fuera de la estructura y las directivas de la CNT, sino que la clase entera había dado –a pesar de la impresionante represión– sus primeros pasos en su organización fuera y contra la CNT, al dotarse de esa red de información y estructuración de las luchas. Contribuían a mantener la confusión todos los imbéciles que decían que la huelga debía hacerse en función de la disolución del parlamento y en ejecución de la resolución de la CNT.
Si la CNT pudo recuperarse pasando en la mitad de la huelga a hacer discursos más radicales (¡cómo para que la gente olvidara que eran los chupamedias de los milicos golpistas!) y logrando reencuadrar algunos sectores de la clase suficientes para quebrar la huelga, fue precisamente porque la clase obrera no consciente el paso que había dado y no logró darle cuerpo, estructura formal, centralización, a esa formidable red de asociacionismo obrero que había creado, sin la cual la huelga hubiese sido imposible y porque era poderoso el mito de mantener la unidad formal.
Estrechamente ligado a esto, existe otro hecho muy importante que contribuyó a posibilitar la recuperación de la CNT. Se trata, de lo que podríamos llamar radicalismo organizativo de la CNT. Mientras la mayoría de los sindicatos en el mundo, organizados sea en base a los partidos políticos sea en base a otras formas de cooperación o división de la clase obrera, aparecen abierta y directamente contrapuestos a las asambleas de obreros y cualquier red de ligazones horizontales entre las mismas, la CNT, por razones históricas ha logrado mantener una cierta compatibilidad con las asambleas obreras en base a un discurso basista, asambleísta, de sus dirigentes. Lo que en casi todas partes del mundo aparecen como dos cuerpos abiertamente contrapuestos --sindicatos y asamblea de fábrica--, entre los obreros y militantes revolucionarios del Uruguay, son utilizados como sinónimos. Este radicalismo de la CNT, que en plena huelga permitió por ejemplo aparecer como la abanderada de la red de comunicaciones ínter fábricas, reprodujo enormemente la confusión entre los obreros y a pesar de que todo el desarrollo de la huelga fue un desafío al aparato, a la dirección, al programa de la CNT, en ninguna parte las asambleas hicieron explícita esa realidad, declarados enemigas abiertas de la Central y de toda su política de servilismo al régimen. Ello (a lo que contribuyó la ideología que hemos venido criticando, de que a pesar de todo los sindicatos y la CNT “eran la organización y unidad de la clase obrera”) permitió que la CNT reencuadrara parcialmente a sectores de la clase, al menos para lograr el desastroso (para la clase obrera evidentemente) fin de la huelga.
Podemos decir por lo tanto que no basta con llevar adelante la lucha fuera y en contra de todos los aparatos del Estado burgués, incluidas las centrales sindicales, sino que es imprescindible asumir eso conscientemente y en especial darle cuerpo, estructura y centralización a esas estructuras que se desarrollan durante la lucha. Solo así el proletariado se constituirá como clase para sí, y podrá imponer sus intereses imponiendo su dictadura de clase.
Conclusiones
Tomando como eje, esa importante batalla histórica de la Huelga General en el Uruguay, hemos visto el desarrollo de la contraposición general entre la lucha del proletariado y la Central sindical que estuvo siempre al servicio del capitalismo.
Hemos puesto en evidencia que la Huelga fue la última gran batalla de un proletariado sumamente golpeado por la represión y la política económica del gobierno, que había encontrado como principal obstáculo a su verdadera unidad de clase en lucha ni más ni menos que a la CNT. Hemos recordado hechos indiscutibles que muestran que el desarrollo de las primeras fases triunfantes de esa batalla no fue realizado gracias a la CNT sino contra ella.
Hemos visto que la CNT constituyó el aparato fundamental para quebrar la huelga, en las peores condiciones que pueden concebirse.
En fin, hemos visto, criticado y denunciado por complicidad objetiva con los bolches y su política contrarrevolucionaria, a la línea consistente en defender la “unidad de la CNT a pesar de los dirigentes traidores”, pues precisamente solo la ruptura total con esas falsas unidades, solo la organización del proletariado fuera y contra esos aparatos de la contrarrevolución, hubiese permitido en el pasado, y permitirá en el futuro, el desarrollo triunfal de la lucha del proletariado para abolir la sociedad de explotación, y opresión en que vivimos.
Estas lecciones fundamentales que el proletariado en el Uruguay tuvo que extraer en base a un enorme costo social (decenas de miles de torturados, muertos, presos, centenas de miles de destituidos, de exilados, baja brutal de los salarios reales, vuelta al viejo terrorismo de fábrica con imposición de condiciones de trabajo que se creían superadas hace un siglo…) son válidas para el proletariado del mundo entero. El deber de los militantes revolucionarios es difundirlas, hacerlas llegar a todos los rincones del planeta en donde aún no se han llegado a vivir situaciones tan extremas y ellos aunque seamos acusados (como siempre sucedió en la historia) de debilitar el “frente contra la dictadura”, de servir a los fascistas o hasta de ser sus agentes.
NOTAS
(1) Se destaca entre ellos, por su esfuerzo informativo y compilador, a pesar de la ideología del autor, el librito de Hugo Lustemberg Uruguay, Imperialismo y Estrategia de Liberación. Las enseñanzas de la Huelga General, Ed. Achaval Solo, Buenos Aires, 1975. El autor se identifica con la línea de la GAU (Grupos de Acción Unificada), organización sindicalista radical y rotundamente reformista.
(2) ¡Por eso se ha ocultado!
(3) El Frente Amplio estuvo compuesto principalmente por: Partido Demócrata cristiano; Partido Comunista; Frente Izquierda de Liberación; Partido Socialista; Partido Obrero Revolucionario, trotskista; Unión Popular, líder: Enrique Erro; Agrupación Avance, líder: Zelmar Michellini; Movimiento Pregón, líder: Alba Roballo; Grupos de Acción Unificadora; Movimiento Independiente 26 de marzo; Movimiento Independiente 7 de octubre; Movimiento Socialista; Movimiento Blanco, Popular y Progresista, líder: Rodríguez Camusso; Asociación Popular Nacionalista; Movimiento Revolucionario Oriental; Partido Revolucionario de los Trabajadores.
(4) Lo que se defiende en los hechos, en la práctica social real, coincide muy pocas veces con las banderas de un movimiento proletario. Es importante no confundir ambos casos.
(5) La tendencia no fue una organización, ni un grupo de organizaciones (al contrario de lo que sería años después su caricatura la "Corriente), sino una línea de ruptura revolucionaria con el reformismo, con la que se ratificaban no solo un conjunto de grupos políticos, sino sobre todo miles de militantes proletarios combativos “sin partido” .
(6) A la vez si insistimos tanto en el P”C” es por eso uno de los más fuertes del mundo occidental, y ello a pesar (y en relación) de la pequeña dimensión e importancia del país.
(7) Lo que no quiere decir que estos “paros" ejemplares por su masividad y por la imposición violenta contra los carneros y el "derecho al trabajo", por ir acompañados de la acción directa de clase, no fuesen parte importantísima de la lucha del proletariado. Ello es evidente y ni siquiera aquí las iniciativas venían de la CNT. Lo que afirmamos es que limitar la lucha a esto, era antiproletario, aislaba a los sectores combativos y preparaba la derrota de todo el proletariado.
(8) Es bueno recordar que la jeta tétrica de la dictadura del capital, la represión abierta, las decenas de miles de torturados y presos, no son el patrimonio exclusivo de los militares que se cagaron en la Constitución en el año 1973; sino que fue gloriosamente compartida por un gobierno y un partido democráticamente elegido: el Partido Colorado y que contaba con la complicidad parlamentaria de todos los partidos “antidictatoriales” de hoy (Partido Nacional, Frente Amplio). Recordemos también el papel que jugaban entonces los líderes de la actual oposición burguesa: Jorge Batlle estaba abiertamente con el régimen; Ferreira Aldunate apoyaba parlamentariamente casi todas las medidas, él mismo y Seregni como Jefe de la Principal Región Militar dirigía la represión necesaria en la aplicación de tales medidas.
(9) Ejemplo: cuando se declara la huelga en la banca privada, la huelga se estaba levantando entre los funcionarios públicos y la huelga frigorífica comenzaba a flaquear.
(10) En cualquier lado (manifestación, fábrica…) el P”C” era el mejor guardián armado del orden capitalista. Solo aquellas minorías proletarias organizadas para responder a ese nivel, lograban parar esa obra represiva.
(11) Comités que en muchos casos iban a ser recuperados (y liquidados para la clase obrera) por la ola de comités frenteamplistas el año siguiente.
(12) El origen proletario de dicha organización no lo ponemos en cuestión sin embargo la línea que predomina, en especial a partir del 70, es profundamente reformista, es decir burguesa. Incluso desde ese punto de vista, de lucha entre diferentes proyectos capitalistas, los Tupamaros en ese año cometieron errores políticos y militares fundamentales que condujeron a la liquidación de ese aparato y paralelamente a facilitar la operación de centralización del Estado en base a las Fuerzas Armadas, la unificación de ellas, y la represión abierta de todas las fuerzas del proletariado.
(13) Este hecho ha sido sistemáticamente ocultado por parte de todos aquellos que desde los partidos, sindicatos y desde el mismo Parlamento, integraban el Estado represor. Ellos tienen interés en decir que la “dictadura” (¡como si para el proletariado la dictadura pudiese ser otra cosa que la dictadura del capital!) empezó en junio de 1973!
(14) Durante los años 68 al 72, cualquier militante obrero accedía fácilmente a confeccionar, preparar, utilizar ese tipo de artefactos de autodefensa. El Uruguay de esos años se caracterizaba por la circulación de cientos de manuales de instrucciones (sobre armas caseras, guerrilla urbana, interrogatorios…), por la existencia de cuentos de lugares semipúblicos en donde se confeccionaban ese tipo de materiales: locales de estudio, o “sindicales”, fábricas ocupadas, campamentos de obreros en lucha, etc. Es esta enorme fuerza potencial, que hubiese sido decisiva en la Huelga del 73, la primera que la represión atacó y desarticuló durante 1972 y la primera mitad del 73.
(15) Para el P”C”, la CNT, etc., así como para muchos grupos guerrilleros (desde el FARO a la mayoría de los Tupamaros) a las Fuerzas Armadas no es necesario destruirlas, ni su destrucción depende de su antagonismo vertical de clase (tropa-oficiales), sino que se dividen de acuerdo en contradicciones entre los oficiales: “fascistas” y “progresistas”. En el Uruguay, los famosos oficiales progresistas, o peruanistas (por imitación de los oficiales de Velasco Alvarado que se comparaban al “partido de la revolución”¡!), tuvieron su máxima expresión en los comunicados 4 y 7 (de ahí el nombre de cuatrosietiestas) de principios del 73. El P”C” los considerará los salvadores de la patria y los Tupamaros soñaban con operaciones conjuntas con ellos. El jefe de tales salvadores según decía el P”C” era el Goyo Álvarez que luego soportaron, como máximo director del Estado que los torturaba. Ironías de la historia.
(16) Textual en el Boletín de la CNT nº 6 del 6/7/73.
(17) El plan contaba con los siguientes objetivos: 1. Realización de elecciones nacionales. 2. Trasmisión del mando al nuevo gobierno electo y acelerar la organización y la preparación militar de las Fuerzas Conjuntas para la lucha antisubversiva. 3. Organización de la Justicia Penal Militar o iniciación de las operaciones ofensivas contra la subversión. 4. Destrucción del aparato militar sedicioso. 5. Neutralización de los factores colaterales y conexos que crean el ambiente propicio para el desarrollo de la subversión. 6. Neutralización del aparato político de la subversión y su acción en los frentes de masas. 7. Brindar seguridad al desarrollo nacional. Los objetivos del plan se encuentran más detalladamente en el libro publicado por las Fuerzas Armadas, Junta de Comandantes en Jefe, “Las Fuerzas Armadas al Pueblo Oriental”.
(18) Sabotaje que contra grupos obreros que rechazaban abiertamente esa organización, llegaba a la prepotencia policial, la apropiación violenta de materiales y armas, la calumnia, etc.
(19) El encuadramiento que realizaron los Tupamaros de una parte importantísima del proletariado combativo es innegable. Ello se debe en principio a que representaron efectivamente la generalización y la radicalización de muchas luchas obreras, la unidad del obrero agrícola, industrial y de otros sectores (banca, enseñanza…) y que en un momento dado representaban los únicos “triunfos” contra el régimen en franca ofensiva antiproletaria. Si se tiene en cuenta las olas de reclutamiento por parte de los tupamaros no cabe duda de que las grandes olas son posteriores a las acciones espectaculares de propaganda armada y reclutan proletarios que habían jugado el todo por el todo en la lucha: cañeros, empleados bancarios, gráficos, enseñanza, desilusionados del “movimiento estudiantil”, empleados y obreros de los entes autónomos y servicios descentralizados, etc.
(20) Con mucha perplejidad la CNT cuando reconoce la huelga reconoce este hecho. Así la CNT dice en su primer Boletín “A los trabajadores en lucha”: “La huelga general y las ocupaciones han tomado un volumen contundente. Miles de lugares de trabajo ocupados; personales que nunca han ocupado su lugar de trabajo, personales que no estaban organizados, están en la huelga general y en lucha”. Cualquiera diría que es un reconocimiento de que la CNT no organizó la huelga. Pero ellos son coherentes y si bien ese primer Boletín parte de un hecho real, termina con "Viva la huelga y la ocupación junto a la CNT, Solidaridad… Venceremos”. Es decir en un solo Boletín de una paginita, se resume de hecho todo el ciclo de lucha de la CNT por recuperar, encuadrar y castrar la lucha del proletariado.
(21) Claro que ni siquiera en ese momento la CNT abandona su política de ilusionar con una salida negociada con los sectores “buenos” de las Fuerzas Armadas”
(22) Pero incluso en esto casos radicales, la CNT muestra clarito su naturaleza de clase burguesa. Así se llama a ganar empresarios en nombre de la razón. Textual del Boletín nº 11: “Conversar y ganar empresarios, comerciantes, almaceneros y militares que se acerquen a las ocupaciones, para mostrarles de que lado está la razón” (¡!).