Periodista (1): «En Chile... ¿quién detenta realmente el poder?».
Allende: «Por el momento son aún las potencias del dinero, pero, poco a poco, pasa a nuestras manos. Hoy en día, el pueblo está en el gobierno y llegará rápidamente a asegurarse el poder. Hemos escogido nuestra propia vía, que es diferente a aquella que siguieron otros pueblos. Se trata de una vía auténticamente chilena, adaptada a la realidad chilena, con métodos chilenos. No hay una experiencia análoga a ésta en todo el mundo. El socialismo no se impone por decreto ni por un golpe de magia.
Desde el punto de vista económico, nuestro programa prevé tres sectores bien distintos: el sector estatal o social, el mixto y el privado. De ninguna manera se trata de socializar toda la economía. Además, acá contamos con muchos partidos. Hay muy pocos países en el mundo donde el socialismo existe, digamos, como expresión de una democracia organizada en partidos, en gobiernos. En Chile tenemos los partidos del gobierno y 1os partidos de oposición».
Periodista: «¿Piensa usted que sea posible evitar la dictadura del proletariado, señor presidente Allende?».
Allende: «Yo creo que sí. Es para eso que nosotros trabajamos. El futuro nos dirá si tuvimos o no razón. Hoy en día pensamos que es posible realizar ese objetivo, aunque no sea fácil. Para poder alcanzar ese objetivo, es indispensable obtener una participación auténtica de 1os trabajadores, no solamente a nivel político, sino también a nivel económico y social. Creemos que es la única manera de pasar de una democracia formal a una democracia concreta. Ya hemos demostrado, a través de algunos hechos concretos, cómo concebimos la participación de 1os trabajadores en el ejercicio de poder. Acabamos de crear el Consejo Nacional de Campesinos. Así podrán ellos indicar cuáles son sus opiniones acerca de las tierras que tienen que ser afectadas para la expropiación, cuáles son 1os patrones que no cumplen con su deber, es decir, los campesinos tendrán una participación activa, responsable. En el ámbito industrial haremos todo lo posible para que los obreros sean representados en la dirección de las empresas del Estado y de las empresas mixtas, privadas».
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Nota
1. Le Monde, 7-8 febrero de 1971, entrevista efectuada por el periodista Claude Buhrer.