CONTRA LA MITOLOGÍA QUE SUSTENTA LA LIBERACIÓN NACIONAL (VI)

En la publicación de este largo trabajo, que se extiende por varios números de "Comunismo", nosotros tenemos una línea general con un conjunto de puntos más o menos elaborados a hacer conocer. Sin embargo los comentarios y las críticas recibidas, son muy tenidas en cuenta y nos llevan a veces a modificar el orden de presentación de nuestros materiales, a privilegiar el tratamiento de ciertos temas, etc.

Esta vez teníamos pensado atacar los mitos de la lucha entre "capital nacional y capital imperialista", y el de "la necesidad del proletariado de definirse por uno de esos polos" pero una inter­pretación errónea, pero bastante general del último texto consagrado a la cuestión, publicado en Comunismo No. 7, nos ha convencido de la necesidad de responder primero a dicha interpretación; pues el conjunto del trabajo está concebido en forma de escarpados senderos - como decía el viejo Marx - en donde se trata de hacer afirmaciones cada vez más antagónicas con las dominantes en la sociedad y que tienen una dificultad creciente de comprensión. Al respecto sin una buena compren­sión de la relación Estado-Nación tal como la hemos intentado poner en evidencia en Comunismo 7, resulta bastante difícil seguir adelante.

En la tesis pasada nosotros hemos puesto en evidencia que tal como lo definía la Segunda y luego la Tercera Internacional, el Estado Nacional (comunidad de lengua, raza, territorio..,) no es la regla y la "norma" del capitalismo, como dichas organizaciones pretendieron, que el Estado con composición nacional heterogénea no era tampoco un estadio inferior o una excepción, sino la regla del capitalismo. Al mismo tiempo hemos intentado explicar la relación real entre el Estado del capital, que solo puede existir como existencia particular localizado, y la Nación que la definimos siguiendo la trayectoria­ de la izquierda comunista italiana; no como la comunidad de lengua, raza territorio..., sino por el contrario como la envoltura indispensable de la falsa comunidad para movilizar a todas las clases por los intereses de la burguesía, que lucha por la conquista del mundo (1).

Sin embargo esto se interpreta muchas veces como un "desco­nocimiento de toda realidad nacional", que podemos resumir en la te­sis que numeramos como 6 y que a continuación pasamos a responder y criticar:

TESIS Nº 6:

"Ustedes desconocen la Nación. Sin embargo la Nación es una realidad innegable, realidad que es común a to­dos sus sectores sociales y por la cual incluso los obreros están dispuestos a morir. Basta mirar para cualquier parte del mundo para constatar la radicalización creciente de los problemas nacionales, para verificar la importancia cada vez mayor de las luchas nacionales"

Vayamos por partes. En primer lugar nosotros no desconoce­mos la Nación, (como ropaje del Estado) como tampoco se nos ocurriría desconocer la Religiónen otro nivel - menos lejano de lo que habitualmente se cree - tampoco desconocemos la realidad social del Carna­val o del Deporte (2) que bajo el dominio del capitalismo tiene una función esencialmente similar. Lo que no admitimos de ninguna manera es la creencia religiosa, de que el fundamento de dichas realidades sea el que se dice que es. No, la Nación no encuentra su fundamento en una verdadera comunidad humana, de la misma manera que la religión no en­cuentra su fundamento en la existencia de Dios. No es la "comunidad" de lengua, de raza, etc. la que constituye el fundamento de la nación, sino que éste es el propio capital y su constitución en Estado. De la misma manera la religión no encuentra su fundamento en ninguna revelación divina, en la obra de ningún profeta, sino en la existencia de la propiedad privada y en su desarrollo hasta la actual forma capita­lista.

Y no sirve de nada decir que tal profeta existió, que efectivamente la gente tiene distinto color de piel, que el milagro fue visto por centenas de personas o que se habla la misma lengua (o que fue inventado por algunos interesados), pues cada una de estas afirma­ciones solo se afirmaría a sí misma, es decir solo explicaría porque cree que cree el que cree, pero jamás el porqué cree en realidad, y mucho menos el porque existe la religión o porque la comunidad ficticia del capital debe adoptar la nación como ropaje y porque socialmente la existencia de ambas (la religión, la Nación) esta condenada a reproducirse, mientras existan estas relaciones de producción,

Buscar la razón de existencia de la Nación en la lengua o en la raza, porque los que son movilizados en su nombre creen que esas son las razones de su existencia, es como darle validez a la expli­cación religiosa de la religión misma, explicación que necesariamen­te tiene que empezar con Dios. El ABC de la metodología materialista dialéctica, es el no partir de lo que los hombres dicen y creen de sí mismos, sino por el contrario de las condiciones sociales en las que esos hombres hacen la historia, o mejor dicho de las condiciones en que producen socialmente su vida; de sus relaciones de producción que al mismo tiempo determinan, producen y reproducen todas las formas de conciencia.

Solo de esa manera, y teniendo en cuenta todo el arco histó­rico de la especie humana (desde el comunismo primitivo al comunismo integral), puede comprenderse adecuadamente como todas esas formas de conciencia, que transformadas en fuerzas sociales sirven para mante­ner unida la comunidad ficticia, son el producto histórico social de la inexistencia de la comunidad humana, del desarrollo del dinero en todas sus determinaciones.

En efecto, el dinero, especialmente en su desarrollo como capital (y por lo tanto trabajo asalariado), toma el lugar de la comu­nidad, excluyendo toda otra comunidad, es decir, el dinero es la única comunidad por ser la única sustancia general de la existencia de to­dos, en la que cada individuo puede reconocer su producto como de la sociedad y por lo tanto reconocerse como parte de ella y ser social­mente reconocido; más aún es la sustancia de esa sociedad asumiéndose (todo el resto es no sociedad-individuo separado). Pero, la comuni­dad en el dinero es mera abstracción, comunidad ficticia, cosa exter­na y casual para el individuo y puro medio para satisfacción como individuo aislado. Adonde, quedan al descubierto el antagonismo de clases y sus intereses, la falta de comunidad de vida queda en evidencia y la comunidad dinero tiende a resquebrajarse, ... la organización del proletariado en Partido Comunista prefigura la Comunidad Humana futura, el comunismo. Todas las formas ideológicas, de las que estamos tratando son por un lado el reflejo espiritual, ideal de la comunidad dinero (3), por las cuales esa misma comunidad en la búsqueda de su autoconservación (4) se disfraza de algo mucho menos putrefacto que su propia existencia, oculta que para entrar en ella (el reino de los po­seedores de dinero sin lo cual nadie es reconocido como parte de esa sociedad, ni tiene derecho a la vida en ella) se requiere sacrificarse, trabajar (5), y aparece así, como si ella fuese dios común, raza común, lengua común, ... Por el otro lado, esas formas ideológicas (al mismo tiempo que producto de la comunidad dinero) son materias socia­les de solidificación de la sociedad, pegamentos efectivos realmente existentes para mantener unida la sociedad de la separación, gracias a las cuales el capital continua su existencia. Para el capital, que necesariamente se organiza en Estado y en Estados diferentes (o mejor aún en diferentes fuerzas Estatales (6)): lo realmente importante pa­ra la existencia de la falsa comunidad nacional, es decir para la Co­munidad del Capital organizada en Estado (7) es que esas materias so­ciales, sean lo suficientemente sólidas, SOCIALMENTE SÓLIDAS.

Esto requiere una pequeña aclaración, Desde el origen hemos asimilado deliberadamente y expresamente religión y nación, la idea de dios con la idea de los elementos considerados como "nacionales", co­munes, elementos que nuestros opositores, los ideólogos burgueses, consideran como el fundamento de la nación (lengua, raza, territorio ...(8)). Frente a ello el materialista vulgar, saltará indignado repro­chándonos el asimilar algo que no existe materialmente (Dios) con al­go cuya existencia material es indiscutible (el territorio, la lengua, la raza, la historia…)

El hecho de que estos elementos no coinciden en absoluto con el Estado del capital, ya lo hemos dejado suficientemente establecido y evidenciado, sin apelación posible, en Comunismo Nº 7 páginas 35 a 49. El Estado Nacional se basa en la comunidad del capital organiza­da en fuerza estatal y por lo tanto lo importante no es la existencia "física" (9) de la coincidencia de esos aspecto con el Estado nacional, sino por el contrario su existencia social, la existencia de la idea con fuerza social real, de que tal elemento es común, que hay una co­munidad de algún tipo. Que la raza, la lengua, dios, el diablo, el fútbol, el "internacionalismo proletario" del estalinismo, la historia común, las costumbres, ... sean elementos totalmente disparates con existencia "física" o no, no interesa en absoluto, lo decisivo PARA QUE REALMENTE LA COMUNIDAD DEL CAPITAL COMO ESTADO NACIONAL EXISTA, ES QUE ESAS IDEAS SEAN FUERZAS SOCIALES, es decir, QUE SE HAYAN APODE­RADO DE LAS MASAS, QUE SIRVAN PARA ENVIAR A MILES DE HOMBRES A MORIR (¡¡en nombre de cualquier disparate!!)) ENBENEFICIO DEL CAPITALISMO.

Desde ese punto de vista la, existencia social de dios como idea con fuerza material se ríe desu no existencia física-espiritual y al mismo tiempo ridiculiza todo el materialismo no histórico, no social, no dialéctico, es decir a todos aquellos imbéciles que siguen repitiendo que el Estado Nacional tiene por fundamento la raza, la lengua, el territorio... Más aún la idea Dios, en su existencia como cemento de la sociedad del capital, deja pegados a los que sostienen y difunden esa teoría, como CURAS DEL CAPITAL Y DE SU ESTADO, de ahí que les resulte tan molesta, esa asimilación entre idea de Dios, idea de Nación, que no es ningún invento nuestros, sino una asimilación socialmente producida por el capital al cementar y recementar su socie­dad.

Volviendo ahora a la tesis 6 se puede concluir que no desco­nocemos la Nación, sino que por el contrario la conocemos como lo que es, como uno de los mejores ropajes que adopta la comunidad ficticia, la falsa comunidad, la comunidad aparente e incluso fugaz del capital. Como tal existe, es totalmente material y cumple una importantísima función contrarrevolucionaria.

Sin embargo, cuando se dice "la nación es una realidad inne­gable, realidad que es común a todos los sectores sociales y por la cual incluso los obreros están dispuestos a morir...” (ver tesis) se está diciendo una verdad, pero lo que se tiene en la cabeza es total­mente FALSO. En efecto, es totalmente cierto que "los obreros están dispuestos a morir" por algo que denomina "nación", por lo que consideran "su comunidad con el resto de los miembros de la nación" y esa es la única "realidad innegable''. Es decir es innegable que realmen­te hay proletarios, que están dispuestos a morir en la defensa de la comunidad de lengua, de la comunidad de raza, de la comunidad de territorio, de la patria, de la religión,… sin esos idiotas útiles del capital y para el capital no habría guerra imperialista y hace mucho tiempo que tampoco existiría el capital!!! Lo importante es saber que al lado de esa "verdad" es integralmente FALSO, que se muere por la comunidad de lengua, de raza, de territorio,… por lo que denominan nación, y que en VERDAD se está muriendo por mantener el capital y su oprobiosa dominación contra la humanidad.

En efecto, la única "realidad común a todos los sectores sociales" es que todos se encuentran en el valor autonomizado yque todos actúan para el capital, su valorización y su guerra. Cuando los pro­letarios están dispuestos a morir por esa comunidad, la comunidad del capital, comunidad que se concreta en la fuerza estatal revestida de nación, están renunciando a sus intereses inmediatos e históricos, y contribuyendo objetiva y subjetivamente a la lucha contra el proleta­riado, que solo es tal en tanto que es revolucionario.

De ahí esas consignas centrales del Partido del Comunismo, en toda su trayectoria histórica: EL PROLETARIADO NO TIENE PATRIA (Manifiesto de 1847), EL PROLETARIADO ES REVOLUCIONARIO O NO ES NADA (Marx),

Basta mirar para cualquier parte del mundo para constatar la radicalización creciese de los problemas nacionales, para verificar la importancia cada vez mayor de las luchas nacionales" continua la tesis. Y sigue siendo "cierto" solo en el sentido de que es verdad que si no fuese por el ropaje, el cemento "nacional", al capital no le sería posible responder a su propia crisis, por la guerra imperialista, de la misma manera de que sigue siendo falso que exista una verdadera comu­nidad humana de vida, de intereses, de objetivos entre proletarios y burgueses. La "radicalización creciente de los problemas nacionales" la "importancia de las luchas nacionales" no es otra cosa que la deno­minación (denominación totalmente prisionera de la mistificación nacio­nal) que adquieren las luchas del capital por autoconservarse, en la medida que la crisis se agudiza, es decir las luchas del capital organizado necesariamente en fuerzas Estatales diferentes que chocan entre sí en las guerras imperialistas.

O mejor dicho, para decir las cosas con toda la brutalidad que ellas contienen, esa radicalización creciente de las luchas nacionales, no es otra cosa que la guerra del capital vestido de comunidad nacional, contra el comunismo. En realidad esa es la realización má­xima de la comunidad delcapital, la COMUNIDAD DE MUERTE, comunidad no entre el obrero y el burgués pues son casi exclusivamente los proleta­rios los que revientan en las guerras del capital, lo que parece has­ta burlarse de lo nacional poniendo al descubierto "que ni siquiera en la muerte, burgués y obrero pertenecen a la misma nación” sino comu­nidad de muerte de la materia del capital que resulta excesiva en relación a la valorización del capital, muerte común de todo tipo de medios de reproducción del capital sin distinción entre mercancías hombres y mercancías de consumo productivo (máquinas, medios de subsistencia...), comunidad de muerte del capital, nación, para que viva todo el capital, comunidad de muerte entre el esclavo asalario y la máquina, a la cual sirve.

            Y para terminar, vayamos ahora al principio de la tesis "US­TEDES DESCONOCEN LA NACION", TERMINANTEMENTE NO, de ninguna manera podemos ignorar o ser indiferentes a esa COBERTURA DE LA COMUNIDAD DEL CAPITAL ORGANIZADO EN FUERZA ESTATAL, los proletarios dejaron varias centenas de millones de cadáveres en su altar, por ello desde que el proletariado ha intentado organizarse en clase y por ello en partido ha sido un ENEMIGO TOTAL E IRRECONCILIABLE de "LA NACIÓN", por ello todas las fracciones de vanguardia de ese partido, a través de toda la historia, hemos colocado la "cuestión nacional" como una cuestión fun­damental en el programa, POR ELLO LOS COMUNISTAS LEVANTAMOS LA BANDE­RA FUNDAMENTAL DE OPONER LA GUERRA REVOLUCIONARIA A LA GUERRA IMPERIALISTA, QUE NO ES OTRA COSA QUE LA CONCRECCIÓN DE LA LUCHA DE LA COMUNI­DAD HUMANA EN CONSTITUCIÓN CONTRA LA COMUNIDAD DEL CAPITAL VESTIDA, DE NACIONES DIFERENTES.

CONTRATESIS 6:

La nación, como la religión, u otras formas ideológicas constituyen importantes materias sociales que mantienen cementada la comunidad ficticia, la comunidad del capi­tal y como tales han sido siempre enfrentadas por el partido del comunismo. El fundamento de esas realidades, no tiene nada que ver, por lo tanto, con el que sus pro­tagonistas pretenden y creen, sino que el mismo debe buscarse, como en todos los demás casos, en la reproducción de una sociedad de explotación, que bajo el capitalismo se reproduce precisamente negando las clases y los antagonismos inherentes a él. Dicha negación se reproduce con el propio capital, pues el capitalismo existe como comunidad ficticia en contraposición viviente y total a la comunidad humana. La máxima expresión de esa comunidad ficticia, cementada por la creencia nacional (creencia de que son los elementos lengua, raza, territorio, los que se defienden) es la guerra imperialista de des­trucción del proletariado, del comunismo. Hoy la "agudización de problemas nacionales", no responde de ninguna manera a algo como la "reemergencia de las culturas nacionales", o algo que sería inherente a las diferentes pigmentaciones de la piel o unidades lingüísticas, sino por el contrario a la exacerbación de la competencia propia al modo de producción capitalista, que ante la reemergencia violenta de su crisis histórica solo puede existir en base a la guerra imperialista entre sus Estados Nacionales, es decir en base a la guerra capitalista contra el comunismo.

Notas

(1) Bilan, enero 1935 y comunismo Nº 7

(2)  No nos referimos al deporte en sí, ni a las festividades y los bailes como tales, sino a las formas actuales enajenadas que ex­presan la realidad de una sociedad basada en el trabajó extrañizado, no nos referimos a la manifestación de la actividad de la vida de los seres humanos que esas actividades tendrían en una sociedad de productores asociados; sino muy por el contrario a la falsa comunidad vestida de fiesta deportiva o carnavalesca. No nos referimos a la vida hu­mana como vida integral donde el desarrollo físico, el deporte, la fiesta son manifestaciones propias e inseparables del ser comunitario real; sino por el contrario a una diversión que tiene por objetivo negar falsa y fugazmente la vida de todos los días, a una manifes­tación de la vida que es en realidad separación de toda la vida, a una acción en donde se puede y se debe saltar, reír, emborracharse, disfrazarse para ser uno más igual a todos.

(3) Evidentemente esas formas ideales utilizan siempre mitos heredados del pasado y con el capitalismo desarrollado adquieren además formas propias y más adecuadas.

(4) Es importante subrayar la coincidencia entre el sujeto gramatical y el sujeto histórico: la comunidad dinero y sobre todo el dinero como capital.

(5) Recuérdese que el término trabajo deriva de un instrumento de tortura. Insistimos en este aspecto, porque la ideologización es socialmente producida para el proletario: es el, el que debe trabajar para ser reconocido en la comunidad dinero; y es precisamente en el interior del proletariado que resulta tan importante desnudar las ideologías como lo que son. El capitalista, por el contrario entra en ella apropiando trabajo de otro, y por lo tanto el tomar la ideología por la realidad (la comunidad religiosa pongamos, por la comunidad dinero) no requiere de tantos subterfugios, pues al contrario del proletario, el capitalista se complace en la mistificación.

(6)Es más claro decir fuerzas Estatales que Estados diferentes, porque mientras la primera expresión designa ampliamente todas las fuer­zas organizadas del capital, que se alían, asocian, chocan entre si, fusionan, se resquiebran… de todo tipo(ejércitos, cuerpos de choque especiales, partidos, iglesias, sindicatos, equipos militares de intervención rápida...), a nivel mundial, pasándole por encima a toda divi­sión en territorios políticos, en razas, en religiones, etc. la segun­da se asocia (también gracias a la obra de la socialdemocracia) erróneamente a país.

(7) O mejor aun, en concordancia con lo que dijimos en la nota ante­rior "en uno de los niveles del Estado del Capital".

(8) El diccionario Larousse dice: “Nación: Comunidad humana, en gene­ral instalada en un mismo territorio y que de hecho de una cier­ta unidad histórica, lingüística, religiosa o incluso económica se ve animada de un “querer vivir en común`”.

(9) Hablamos de existencia "física" por oposición a social, pues no encontramos otra expresión más adecuada. Mantenemos, así, la con­tinuidad de los "estados nacionalistas" con toda su escuela materialista vulgar, mecanicista, fisicista, biologista, cuentista,… pero el termino "físico" no designa exactamente lo que queremos, por no poder, por ejemplo, ser aplicado a la "no existencia física de dios" (ver más aba­jo) y porque tampoco es estrictamente correcto hablar de existencia "fí­sica" de la coincidencia.


CO10.6 Contra la mitología que sustenta la liberación nacional (4)