Introducción

En nuestra rúbrica Memoria Obrera, publicamos, por primera vez en castellano, lo esencial de la trascendente polémica acerca de las “causas de las guerras imperialistas" que se desarrolló en la Izquier­da Comunista Internacional antes de la segunda guerra mundial. Se trata de textos y extractos de textos elaborados por compañeros de la Liga de Comunistas Internacionalistas de Bélgica, en donde se sintetizan las dos posiciones contradictorias al respecto. De dichas posiciones contrapuestas (al principio expresadas como tendencia Hennaut -­ tendencia Jehan), a las que se fueron agregando un conjunto de aspec­tos programáticos esenciales que en el fondo son inseparables, se de­rivaron profundos desacuerdos, sobre la actitud del proletariado y las vanguardias comunistas ante la guerra imperialista, que terminaron por provocar la escisión histórica en las izquierdas comunistas de Europa.

Para subrayar la importancia de esta cuestión, tanto de la polémica como de sus consecuencias, tanto en el pasado como en el presente, caracterizamos brevemente la situación social de la época en la que los textos han sido escritos, época que se diferencia de la actual en el nivel de las relaciones de fuerza entre las clases.

1936marca, con la guerra de España y la agudización de la polarización fascismo-antifascismo, un punto de no retorno en la afirmación de la alternativa burguesa a la crisis capitalista: la guerra imperialista Mundial. 1936-39 marca el perfeccionamiento de la destrucción físico-ideológica del proletariado mundial, después del largo período de derrotas comenzadas con las victorias de la contrarrevolución en Europa Central contra las violentas luchas comunistas entre los años 1917-1923.

Nunca el proletariado había estado más descuartizado, el proletariado no tenía una existencia autónoma, es decir no existía como clase, como fuerza estructurada y organizada en partido. El triunfo del Nacional-socialismo, del Socialismo-Nacional, del fascismo, del antifascismo, en una palabra, de la democracia, del Terror blanco en general, nos había reducido a una masa amorfa de individuos atomizados, condenados a servir de carne de cañón en la guerra imperialista. Es­ta época terrorífica de contrarrevolución, donde el único sujeto de la época es el capital y donde el proletariado es reducido a no ser más que su simple juguete, a ser el objeto de la "historia del capi­tal”, tuvo como consecuencia objetiva que la barbarie de la civilización expusiera una vez más "los frutos del progreso": los cadáveres de 60 millones de obreros. Las fracciones del proletariado, organizadas sobre bases comunistas en esas circunstancias, se encontraron reducidas a su mínima expresión, no solamente por el hecho de su debilidad numérica, sino, sobre todo por lo restringido de su actividad, por su aislamiento, por su incapacidad para organizar y dirigir al proletariado para la ruptura con el partido del capital y para su constitución en fuerza autónoma. Esta inexistencia del comunismo como fuerza es una constante de la contrarrevolución. La inexistencia temporal, pero casi total del sujeto de la revolución, el proletariado organizado en clase autónoma, es por un lado consecuencia de toda una serie de profundas derrotas del proletariado en el terreno mili­tar e ideológico, por el otro, es causa de la persistencia y la reproducción de la contrarrevolución. En 1936-39 el proceso toca a su fin, generalizándose a todos los países. A pesar de los últimos so­bresaltos de un proletariado vencido, aplastado, el campo está libre para liquidar al “fantasma" del comunismo y polarizar la sociedad capitalista mundial entre las diferentes opciones burguesas: fascismo y antifascismo.

Nunca nos cansaremos de repetir la importancia de comprender la contrarrevolución como parte indisociable de la teoría de la revolución. Nunca será demasiado, contra todo inmediatismo, el insistir en el hecho mismo de que en los peores momentos de la contrarrevolución, el trabajo duro y oscuro de las fracciones comunistas es indispensa­ble para la reconstrucción programática, sin la cual no podrá reorganizarse el partido de clase. Para los inmediatistas de toda suerte, para los constructores de internacionales en plena contrarrevolución, que, para ser coherentes han seguido a las masasen suevolución hacia la contrarrevolución, el trabajo de las izquierdas no vale nada "porque se han aislado de las masas", Para nosotros por el contrario, sin ese trabajo el proletariado debería recomenzar cada vez su histo­ria de derrotas, repetir los mismos errores, estrellarse contra los mismos escollos. Es en este cuadro que nosotros situamos la validez de las izquierdas comunistas que, incluso reducidas a su mínima expresión, intentaron realizar un trabajo común por encima de las fronteras que la burguesía impone,conectando grupos en Italia, Bélgica, México, Francia, los Países Bajos, Rusia, etc., intentando la construcción de un centro internacional único.

Ese mismo trabajo de las izquierdas de la época desmiente categóricamente la ideología de muchos de sus pretendidoscontinuadores en la actualidad. Así, contra todo revisionismo, las izquierdas comunistas reafirmaron los fundamentos invariables esenciales del progra­ma del proletariado (1). Lucha internacionalista por la dictadura de clase y abolición del trabajo asalariado, antidemocratismo, antifren­tismo, antinacionalismo, etc. Contra todos esos que pretenden que el marxismo es una Biblia roja íntegramente "revelada" en el siglo XIX, para los cuales no hay nada que añadir, las izquierdas comunistas son claras, dando un contenido preciso, con un nivel de claridad jamás alcanzado, al programa comunista. En efecto, es en plena contrarrevo­lución, y a la luz de las enseñanzas extraídas de ésta, que la crítica comunista de la democracia, del nacionalismo, del frentismo, ha sido precisada: criticando toda forma de electoralismo, afirmando el abs­tencionismo comunista, denunciando la naturaleza capitalista de todos los Estados del mundo, cualquiera que sea su etiqueta (democrático, soviético, fascista, ...) afirmando el hecho de que los proletarios de un régimen no tienen nada que envidiar a los proletarios de otro, etc. Fue necesario que la putrefacción de la III Internacional resultara evidente, que todas las "tácticas" de "frente único", de parlamentarismo "revolucionario", de liberación nacional, de construcción del so­cialismo en un sólo país, fuesen aplicados hasta el fin, llevando al extremo (y verificando) su lógica contrarrevolucionaria y que la dominación de la sociedad por el fascismo y el antifascismo condujera a­ la guerra imperialista, para que se comprendiera más profundamente el programa comunista. Las izquierdas comunistas no han hecho más que explicar a fondo (sin innovar) las líneas invariantes del marxismo, la generalización de los intereses de una clase que es antinacionalista, antidemocrática, etc. Cada paso de la revolución y contrarrevolución permite la precisión y la formulación más acabada del programa comunista.

Por eso, cuando nosotros reproducimos textos del pasado, no se trata de atacar tal o cual formulación imprecisa (muchas de esas formulaciones pueden por otra parte ser corregidas hoy a la luz de los conocimientos extraídos durante las últimas décadas de contrarrevolución; es por eso que una verdadera continuidad comunista se pue­demanifestar), sino por el contrario de centrarnos en la clarifica­ción de los aspectos fundamentales aportados por los textos comunis­tas del pasado. En los textos siguientes, antes de ver los errores, las imprecisiones, las ilusiones o las posiciones ciertamente falsas (que condujeron por ejemplo a la mayoría de la Liga a una incompren­sión total de la situación en España), es necesario poner en evidencia la relativa coherencia del conjunto de posiciones de la Liga, en el momento en que la ideología antifascista era omnipotente, donde todas las "grandes direcciones obreras" socialistas, estalinistas, trotskistas, anarquistas, confiaban a la democracia "la salvaguardia de la paz", preparando así a los obreros para la guerra imperialista. Solo teniendo en cuenta esos elementos, puede comprenderse que las izquierdas co­munistas eran la única tentativa para constituir una dirección prole­taria. Si los socialdemócratas y los estalinistas fueron durante largo tiempo los mejores agentes de la contrarrevolución, los trotskistas y anarquistas demostraron en esa época, que podían rivalizar bien con ellos, eficaces como reclutadores de izquierda para la defensa de la república, por el frente democrático, es decir, para el reinado con­trarrevolucionario del antifascismo.

Es en ese marco en el que se puede comprender la importancia de la polémica que se desarrolló en el interior de las izquierdas co­munistas, a cerca de las causas de las guerras imperialistas. La lec­tura atenta de los textos que presentamos, permite tener en cuenta to­da una serie de puntos programáticos centrales, sobre los cuales hay un acuerdo general entre las dos tendencias:

a) Comprensión de la situación contrarrevolucionaria general, de las relaciones de fuerza desfavorable, de donde se deduce el aislamiento y la base restringida para la actividad de las izquierdas comunistas (realidad mejor comprendida por la minoría de la Liga-Jehan).

b) Comprensión de la situación de preparación para la guerra (reali­dad mejor comprendida por la minoría de la Liga-Jehan).

c) Comprensión del hecho de que el capitalismo se dirige inequívoca­mente a la guerra y que la política "pacifista" del capitalismo no hace más que prepararla.

d) Comprensión de la guerra como derivado inmediato de la competen­cia exacerbada entre capitalistas.

e) Rechazo de todo frente con la burguesía, comprensión de la necesidad para el proletariado de oponer su propia lucha a la de la bur­guesía, rechazando por consiguiente el pacifismo antimilitarista y reivindicando el derrotismo revolucionario.

f) Denuncia de la democracia y del fascismo como producto del mismo sistema de explotación capitalista (posición más clara en los textos de Jehan).

g) Lucha contra la preparación de la burguesía para arrastrar al pro­letariado a la guerra, sea en nombre de la defensa de la democra­cia o de la URSS.

h) Comprensión de la defensa de la "neutralidad" como cortina para la preparación de la guerra imperialista.

i) Denuncia de todas las fuerzas de la contrarrevolución, específi­camente de la II y III Internacional.

j) Denuncia del carácter contrarrevolucionario de la URSS, a pesar de que las izquierdas comunistas no lo denuncien claramente aún como Estado capitalista.

k) Denuncia del carácter contrarrevolucionario de todo frente nacio­nal, de toda liberación nacional (posición más clara en los textos de Jehan)

1) Comprensión de la integración de los sindicatos en el Estado capitalista (más clara en Hennaut).

m) Comprensión del hecho de que sólo el proletariado puede, instau­rando el comunismo, abolir las guerras.

Sin embargo, el hecho de que en dicha polémica se encuentren las raíces de dos posiciones prácticas antagónicas, que llevó a una de esas "tendencias" a colaborar con el campo enemigo y por lo tanto a formar parte del mismo, nos está indicando que las posiciones erróneas no eran nada despreciables y como constatara el lector, que conoce las clásicas posiciones de la socialdemocracia, principalmente en las varian­tes de los epígonos del luxemburguismo y el leninismo, es notoria una ruptura totalmente insuficiente con dicha ideología del capitalismo.

Sobre ello volveremos al final (y en algunas notas que hemos agregado), pues en esta versión hemos considerado más adecuado el exponer brevemente nuestra posición sobre el corazón de la polémica (causas de las guerras) al final del texto cuando el lector conoce ya las posiciones en juego, y no como introducción como lo efectuamos en la versión en francés publicada hace algo más de un año en Le Communiste Nº.. A demás esta versión en castellano, teniendo en cuenta la mayor dificultad que existe en dicha lengua para procurarse esos materiales(2) es algo más completa, tanto en los extractos de los textos históricos que se reproducen como en las notas, y comentarios que hemos agregado.

Hoy ya no requerimos hablar de la actualidad de la cuestión; el curso hacia la guerra se sigue confirmando como la única vía capita­lista: la guerra imperialista está en todos lados a la vuelta de la esquina masacrando decenas de miles de proletarios. La necesidad de conocer sus causas y en acuerdo con las mismas reafirmar la línea y las tácticas de la lucha proletaria, comunista, contra ella, solo puede ser despreciada por los agentes de la contrarrevolución o/y (pues objetivamente son lo mismo) por todos los inconscientes de mierda que siembran la confusión en la clase obrera diciendo que las guerras im­perialistas pertenecen al pasado, que atribuyen un carácter no contrarrevolucionario a las guerras imperialistas localizadas (liberación nacional), que dicen no hay peligro de guerras imperialistas pues nos encontraríamos en un proceso revolucionario, en fin que contribuyen a ocultar que la acción y reacción guerra mundial-revolución comunista, son ya hoy la vida de todo el capitalismo mundial concretadas en las guerras localizadas y el derrotismo revolucionario renaciendo embrio­nariamente en Irak, Argentina, Irán, Líbano. Israel, Siria, Etiopía,…

NOTAS DE LA INTRODUCCIÓN:

(1)   Es en el ser mismo del proletariado, clase explotada y revolucionaria, que abarca el mundo entero sin ningún interés regional, nacional, etc. que se encuentran dichos fundamentos, incluso antes de que ello fuera puesto en evidencia por las fracciones comunistas, anteso después de Marx.

(2)    En francés ya existe al menos algo publicado en grandes editoria­les, como en 10/18.


CO10.3.1 Memoria Obrera: Las causas de las guerras imperialistas :

Introducción.