QUINTA PARTE: PERSPECTIVAS

LA CONTRADICCIÓN POSTERGADA

Como hemos visto, nos encontramos nuevamente en pleno gran salto adelante del ejército y ello desde hace ya 2 años[1]. El Es­tado Norteamericano continúa haciendo efectivo el cobro de la políti­ca de los derechos del hombre y el de la capacidad de adaptación del ejército a toda ideología feminista, igualitaria de los derechos entre razas, "nuevas" modas, Black Power, sexismo, etc. Los "grandiosos proyectos" de poseer una fuerza armada capaz de estar presente en todas partes y pronta a todo, se van concretando a toda máquina y parecería que ésta no tuviese freno posible. Y sin embargo, no es difícil de prever que pronto, y en especial ante la implicación más o menos di­recta en la guerra, todos los problemas se replantearán con mayor fuer­za, pues ninguna contradicción ha encontrado una solución estable, por­que todas ellas han sido postergadas, desplazadas, retardadas.

Al nivel más general (que sobrepasa en mucho las pretensiones de este texto), es seguro, que si bien la burguesía mundial ha obteni­do victorias importantes contra el proletariado y no nos encontramos más en una situación mundial de flujo revolucionario, como la de los años 1968-73, la situación no tiene nada de comparable a la que ha caracterizado la pre-segunda guerra mundial, donde la adhesión mundial de los proletarios a las banderitas nacionales (negación del proletariado como clase impuesta por la contrarrevolución democrática terrorista a nivel mundial) era cuasi completa. Por el contrario, la situación ac­tual del proletariado se caracteriza por un conjunto de reemergencias esporádicas, que a pesar de estar aún muy marcadas ideológicamente por la contrarrevolución, han anunciado la posibilidad de una nueva generalización internacional (1976 y 198O). Ni dicha generalización se rea­lizó, ni la victoria de la burguesía fue decisiva e irreversible, impo­niendo la salida de la guerra imperialista sin oposición revolucionaria... En general la contradicción guerra y revolución, o lo que es lo mismo burguesía y proletariado, se ha desplazado en el tiempo y se pre­sentara aun en forma más violenta en el futuro, por parte de las dos clases grandes de la sociedad, hasta que una de ellas imponga su solu­ción.

Dicha afirmación es enteramente válida para los Estados Uni­dos y, si bien la victoria parcial del Estado es innegable y visible tanto en el nuevo boom nacionalista, como en la recomposición de la política de reclutamiento y adhesión de la población a las Fuerzas Armadas, todos los elementos indican que la aplicación de las nuevas medidas de austeridad chocarán con una creciente resistencia obrera (los temores sindicales y patronales al respecto han sido expresados por todas partes) que nuevamente barrerá con la transitoria e inestable unidad nacional, repolarizando así la sociedad en las clases que la componen. La afirmación de la lucha proletaria, basada en sus propios intereses clasistas, replanteará necesariamente con más fuerza todos los proble­mas anteriores, comprendida la desorganización y la indisciplina en el ejército, donde los métodos utilizados se revelarán de doble filo.

DESGASTE IDEOLÓGICO

La burguesía de los Estados Unidos ha quemado cartuchos importantes.  Al mismo tiempo que la ideología feminista, del Black Power, de la igualdad de derechos, cumplen sus funciones de re-militarización de la sociedad y de recomposición de la buena marcha del ejército, y se transformaron en ideologías cuasi-oficiales del propio ejército, perdie­ron la atracción que ejercieron antes[2].

Es seguro que no existen 10.000 mecanismos y métodos para re­componer la nación y el ejército, y que la nueva ola de luchas obreras encontrará enormemente debilitada a la burguesía, sobretodo en lo que concierne a ideologías de recambio totalmente nuevas. Sin embargo, sería prematura e ilusoria la afirmación de que estas mismas ideologías -feminismo, black power, igualdad de derechos...- hayan agotado sus capacidades de engatusar a los proletarios.  Lo que queremos simplemente afirmar es que la lucha contra el capitalismo racista no podrá desviar­se con la facilidad que se hizo en el pasado y que será mucho más di­fícil para la burguesía el liquidar -esconder, camuflar- la lucha de clases, en nombre y haciéndola pasar por una lucha de razas.  Queremos simplemente reafirmar que las consignas acerca de la igualdad de dere­chos de los hombres y mujeres, de los negros y los blancos, consignas burguesas que hace una quincena de años estaban en la calle, y los izquierdistas podían encontrarse como el pez en el agua, liquidando en su nombre la lucha contra el Estado y su Derecho, están ahora en la Casa Blanca dictando la política militarista de las Fuerzas Armadas y, por eso mismo, no  tiene, ni podrá tener, la importancia que la misma tuvo en el pasado.

HACIA UNA MAYOR INDISCIPLINA EN EL EJERCITO

"Las mujeres en el ejército", ha sido una operación exitosa por el cual se aumentó la eficacia general de las Fuerzas Armadas: las mujeres se han revelado (proporcionalmente) más aptas y dispuestas que los hombres, y éstos, gracias a las relaciones("más humanas") con las mujeres, habrían -según los informes- aumentado también su capacidad, eficiencia, su motivación.  Incluso entre los tristemente célebres y sanguinarios Marines hay ya 8000 mujeres.

Sin embargo, en un plazo no muy lejano podemos augurarles a las Fuerzas Militares Norteamericanas más problemas que nunca. En efecto, el ejército en su propia esencia supone y se basa en la deshumanización, en la individualización extrema del individuo. Se entra en el cuartel como en la fábrica, dejando la vida en la casa, por la necesidad de ob­tener medios de vida.  A esto difícilmente se le puede llamar "vida", y todo lo que al soldado puede recordarle que pudiera ser un sujeto de su propia vida, debe dejarlo en su casa para que el ejército funcione como es necesario, en concordancia con su propia naturaleza substancial. Un buen soldado es la negación más acabada del ser humano. Puede consumir alimentos, armas, sexo, solo como número indefinido.  Como en todos los aparatos del Estado, en el ejército no pueden haber ni hombres, ni cla­ses sociales, la unidad del ejército está sustentada en dicha negación concretada en la disciplina[3].

Todo esto está evidentemente en contradicción con la vida misma, con las clases sociales existentes y sus intereses propios. Con la nueva política del ejército, todos los problemas se agravan y, a pesar del buen resultado inmediato, todas las contradicciones entre la vida y el ejército reaparecerán con más violencia y se manifestarán por proble­mas aun más agudos de indisciplina en el ejército.

Por ejemplo, al buen soldado (hombre o mujer) le viene bien la mujer de goma, el pene de plástico u ambas cosas.  Como número cual quiera puede cumplir con sus necesidades biológicas para ser un buen soldado.  Pero, el simple hecho de la existencia de sexos opuestos trastorna la "vida" del cuartel, Hay aspectos de la vida, incluso de una vida limitada a la supervivencia (que implica reproducción de la especie), que no pueden ser enteramente proscriptos, o que incluso si lo son, recuerdan la incompatibilidad entre el ejército y la vida: ¡14% de mujeres soldados esperan un niño y deben ser dadas de baja!

El  ejercito hace todo lo posible para que el sexo continúe siendo el sexo muerto, disciplinado, negado como vida y realidad socio cultural y reconocido como simple necesidad biológica. "Por razones de disciplina los romances entre superiores y subordinados están prohibidos".  Y los lugares donde duermen las mujeres están netamente se­parados de los lugares donde duermen los hombres.  Pero, ese tipo de medidas preventivas no impiden ni los idilios, ni los matrimonios fugaces, ni son capaces de impedir que los conyugues abandonen juntos el ejérci­to incluso antes de que sus respectivos contratos terminen. El porcentaje de mujeres embarazadas ha crecido en un 40% en los últimos años.

También en cuanto a la aceptación de las madres solteras, el ejercito evoluciona más rápido y progresistamente que el resto de la sociedad.  El porcentaje es muchísimo más elevado que en cualquier otra parte: el 50% de las madres soldados son solteras  Y es en el ejérci­to donde esa situación es considerada como más normal y social. Lo único que ha roto un poco con ese extremismo antimoralista de los valores del ejército, es el hecho de que oficiales -mujeres- aparezcan semidesnudas en cintas publicitarias, o que posen directamente desnudas en revistas para "machos".

Sin embargo, la contradicción entre la negación de la vida humana y lo que de ella no puede ser eliminado, entre, por un lado, un número indefinido pero ejecutante, un pedazo de carne y hueso que sir­ve para matar y por el otro la vida del soldado, que reclama por todos sus poros una existencia humana, no solo no ha sido eliminada con la nueva política de reclutamiento, sino que pensamos que la misma termi­nará contribuyendo a la agudización de dicha contradicción. Pensamos que a pesar del resultado inmediato incuestionablemente positivo, des­de el punto de vista del ejército y el Estado Burgués que dicha polí­tica ha tenido, los que son reclutados en base a las promesas de viajar sin ser separado de su grupo de amigos y amigas, los que son atraídos por los buenos mozos o las buenísimas chicas que aparecen en la publicidad[4], los que van al ejército para pagar sus deudas, aquellos que firman para recibir el dinero inmediatamente, para pasar "las mejores vaca­ciones de la vida", sin tener clara conciencia de que el pacto que realizan es aún más macabro que el de Fausto, pues no venden el alma sino su vida, los que se alistan para "volar con el ejército", o para "conocer Europa": no podrán -en su mayor parte- ser constituidos en buenos soldados.                                                                                                   

Incluso, antes de pasar a la acción directa, sea en una gran guerra o en una lucha contra el proletariado derrotista, quedará cla­ramente en evidencia que todas esas promesas son un total engaño, que en realidad el ejército no puede dar siquiera la vida limitada que promete, que no solo da la muerte sino que es la muerte.  La lucha militar abierta contra el otro bloque o/y la guerra contra el proletariado dejará aun más en evidencia toda esta mentira.

La burguesía utiliza esos métodos, no porque los considere los mejores en general, sino, como hemos visto, porque los otros méto­dos han fracasado y porque no podían mantener el servicio militar obligatorio sin la guerra abierta contra un proletariado que rechazaba abierta, violenta y colectivamente la conscripción.

En el futuro próximo, cuando comience a quedar claro que la zanahoria de la publicidad no puede sustituir el garrote de la obliga­ción, el Estado reintroducirá el servicio militar obligatorio.  Como siempre, no es ni la zanahoria ni el garrote lo que asegura por si mismo la dominación, sino que la burguesía debe combinar a ambos,

PROBLEMAS DE LAS DOS CLASES SOCIALES PARA PREPARAR LA LUCHA FUTURA

La táctica actual para lograr el objetivo fundamental estra­tégico, el de poseer un ejército presente en todas partes del globo y capaz de todo, puede fracasar en un futuro próximo.  Sectores concientes de la burguesía y del proletariado, saben que todas las contradic­ciones, continúan totalmente vigentes y que solo han sido desplazadas en el tiempo y que estallarán con mas fuerza aun.

Por esta razón encontramos ya una prefiguración de alternativa de oposición burguesa a los métodos de militarización de Reagan, que no tiene nada que ver con las "palomas" totalmente desprestigiados. Se trata del Frente entre el mayor sindicato AFL-CIO y una parte importante del patronato, representados respectivamente por Lañe Kirkland y Clifton Garvín (presidente de la ESSO). Dicho frente ha conocido ya su primer paso exitoso: la firma de un documento conjunto en el cual el AFL-CIO se compromete formalmente a asegurar "el apoyo del movimiento obrero organizado al sistema capitalista a cambio del compromiso del patronato de mantener los convenios colectivos y el derecho de existencia de los sindicatos"[5]. Esta oposición parte (además de los intereses fracciónales de la burguesía que nos hemos propuesto no tratar aquí) de la intuición de que la política de Reagan se parece demasiado a la que conduzco a VietNam, sin asegurar previamente un proyecto de militarización alternativo. Lane Kirkland y una parte importante de la mafia sindical ligada al "Comité del Peligro Presente", así como una parte de la Comisión Trilateral, preparan así una salida alternativa a la inevitable crisis futura...

Desde nuestro punto de vista, el problema en esa nueva fase de lucha, donde todas las contradicciones estallarán con más fuerza que antes, no es el determinar si ella se hará o no realidad, pues todas las fuerzas del presente hacen inevitable y seguro ese estallido, sino el de si el proletariado habrá sido capaz o no de extraer las lecciones del pasado, de dotarse de una dirección revolucionaria, de reconocer el enemigo y de oponer a la guerra burguesa no solo luchas radicales como en el pasado, sino la fuerza revolucionaria de una cla­se organizada luchando directa y conscientemente por la destrucción del Estado y el ejercito burgués. La impreparación para ello, la ideo logia antiorganizativa que la justifica, la debilidad numérica y organizativa de las fuerzas que se sitúan en la línea del Partido, constituye ya una real y alarmante desventaja para el proletariado, cuya superación parte de su propio reconocimiento y de la acción voluntaria, organizada y consciente para dirigir -contra todas las fuerzas burguesas- las revueltas futuras hacia la revolución social.

*

*    *

Este texto es una modesta contribución a la obra del Parti­do.  Nos queda subrayar que, en este tema, hemos debido partir prácti­camente de la nada, que es particularmente alarmante el retraso que los grupos revolucionarios tienen en todo lo concerniente a la cuestión militar (el conocimiento de las fuerzas militares burguesas, el desarrollo de sus contradicciones y el armamento del proletariado) y que este texto es solo un primer paso en la aproximación de un conjunto de problemas que conocemos aún muy mal. En este sentido, serán muy bienvenidas las contribuciones y críticas. Insistimos de nuevo, sobre la importancia de los problemas militares (ver Primera Parte Introductiva) y llamamos a los proletarios revolucionarios a volver a dar a la cues­tión militar la importancia que el marxismo revolucionario le ha dado siempre.



[1] Este texto fue terminado de redactar en octubre 1981.

[2] Ello podría ser comparado (no totalmente asimilado) a la inutili­zación de "gobiernos socialistas", de "frentes populares" que en esta generación de proletarios no podrán tener la misma atracción que en el pasado. Ejemplo en Perú, Chile, Portugal... Francia.

[3] Cuando las clases sociales emergen como tales, la disciplina se rompe, el ejército se descompone, todos los elementos sustanciales de la negación, en la que el ejército se sustenta, son negados a su vez, es la negación de la negación, el ejército arriesga su destrucción violenta.

[4] El ejército sandinista, con menos sofisticación publicitaria, utiliza sin embargo el mismo método: la exposición de exuberantes mujeres donde los fusiles aparecen acobijados en hermosos senos.

[5] Textual del acuerdo, según Le Monde Diplomatique.


CO9.4.3 El ejército y la política militar de los Estados Unidos (2) :

Quinta parte: perspecivas.