CONTRAPOSICIÓN GUERRA IMPERIALISTA-REVOLUCIÓN COMUNISTA

NUESTRA POSICIÓN

La guerra imperialista, la guerra entre potencias y estados capitalistas por intereses capitalistas, asumen ya en América Lati­na la forma abierta en la que los hombres se masacran por intereses que no son los de ellos. Cualquiera sea el desenlace en el futuro próximo de la Guerra de las Malvinas (incluso en el caso en que la guerra en la zona vuelva a su estado de "paz"), la guerra imperialista, la guerra abierta, está al orden del día por todas partes. Estallé entre el Estado Argentino y el Estado Ingles, como podía haber estallado entre el Estado Chileno y el Argentino, como mañana podrá estallar entre el Estado Peruano y el Estado Ecuato­riano, entre el Estado Colombiano y el Estado de Venezuela o/y de Nicaragua; entre el Estado Argentino y Peruano coaligados y el Estado Chileno y Ecuatoriano, o cualquier otra combinación en la que Estados más potentes como Israel[1], Cuba, Estados Unidos, la URSS intervengan en la misma, en forma más o menos encubierta. La guerra imperialista también se desarrolla dentro de un mismo país entre fuerzas del capital internacional (como sucedió por ejemplo en España en 1936-39, o sucede hoy en la misma Gran Bretaña con el IRA) y ya hemos subrayado la creciente presencia de la misma en el continente (especialmente en América Central y el Caribe).

Frente a las guerras imperialistas, frente a las guerras en­tre Estados burgueses por el reparto del mundo, el proletariado solo actúa como clase por sus propios intereses cuando lucha contra "su" burguesía y de esa manera lucha contra la guerra imperialista. Esa lucha para triunfar, para parar la guerra, tiene obligatoriamente que ser una lucha revolucionaria, lucha por la destrucción del Estado burgués, por la revolución social.. En caso contrario... cuando se presta a matar y morir por el Estado de "sus" burgueses, el proleta­riado se niega como tal, traiciona sus propios intereses, se transforma en esa masa amorfa de agentes del Estado burgués, en el "pueblo" y contribuye activamente a la contrarrevolución al liquidarse como único sujeto revolucionario (liquidando también a los obreros del otro bloque) y colaborar en la limpieza que el capitalismo requiere para recomenzar un nuevo ciclo de expansión y opresión.

Por ello, frente a la guerra imperialista, la única posición proletaria y comunista es: OPONER A LA GUERRA IMPERIALISTA LA GUERRA CIVIL REVOLUCIONARIA CONTRA SU PROPIA BURGUESÍA.  En efecto, todas las demás posiciones liquidan al proletariado como clase, como partido, como fuerza. Dicha posición programática no es táctica, aleatoria, sino estratégica, fundamental e invariante.  Como todas las posiciones centrales del partido comunista, ellas son inherentes al proletaria­do y por eso son invariantes: el proletariado solo manifiesta su existencia como sujeto revolucionario asumiéndolas prácticamente y ello desde mucho antes que a alguien se le haya ocurrido escribir sobre el proletariado, el comunismo y su partido. Nuestra posición, como la de todo grupo que no abandone los intereses de la clase obrera, frente a la guerra imperialista por la "soberanía de las Malvinas" sean cuales sean las potencias intervinientes de uno y otro lado, no podrá detenerse en ninguna otra consideración, que se base en el derecho internacional, la autodeterminación de los pueblos, la situación geográfica, o en cualquier otra justificación propias a cada uno de los bandos en presencia, sino que consiste (y consistirá siempre) en RESPONDER A LA GUERRA IMPERIALISTA INTENSIFICANDO LA LUCHA CONTRA LA BURGUESÍA MUNDIAL Y SU RÉGIMEN MILITARISTA, HACIENDO EFECTIVA LA GUE RRA CONTRA LA BURGUESÍA DE NUESTRO PROPIO PAÍS, CONTRA EL ESTADO DE LA  BURGUESÍA DE "NUESTRO" BLOQUE, CONTRA EL EJERCITO DE "NÚESTROS" EXPLOTADORES DIRECTOS, POR LA DESTRUCCIÓN DE TODOS LOS ESTADOS BURGUE­SES.

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Las causas generales de las guerras imperialistas se encuen­tran en el capital mismo, en la necesidad permanente de valorizarse y en los límites que impone el capital a su propia valorización, en sus propias determinaciones que lo conducen inevitablemente a destruir para poder intentar una nueva valorización, limites que son percibidos-por la burguesía y que se concretan como efectos de la competencia, como lucha contra la burguesía rival, como guerra de apropiación de medios de producción, de destrucción de fuerzas productivas de los competidores, de imposición violenta de determinadas condiciones de competencia, de ocupación de mercados, etc.[2].

Todas las fronteras han sido trazadas a sangre y fuego, y por ello no existe zona en el mundo, en la que las fronteras sean admitidas por todas las partes y donde no existan reclamos pendientes de territorios, de "autonomías", "autodeterminaciones" o/y independencias.

En períodos de expansión económica, estos conflictos propios a la existencia del capital (el capital solo puede existir como capitales particulares que se hacen la competencia y que solo se alían entre ellos para enfrentarse en mejores condiciones), se mantienen reducidos en general a lo que la propia burguesía confiesa como lo mínimo inevita­ble, mínimo que incluye siempre guerras fácilmente limitadas localmente[3].  Por el contrario, en épocas de crisis generalizada del capital, como la que estamos viviendo; épocas de dificultades enormes para cada una de las infinitas divisiones y combinaciones en las que el capital se atomiza y se refunde[4], para obtener una tasa de va­lorización adecuada (relación entre el plusvalor y el capital total), la competencia tiene que asumir cada vez más su forma militar[5] y esos mismos conflictos pasan a dominar la totalidad de la sociedad, siendo cada vez más difícil la limitación, la localización del conflicto, tanto en cuanto a las fuerzas que intervienen como a la extensión geográfica del mismo.  Paralelamente, al hecho de que esos conflictos particulares entre burguesías pasan a dominar toda la sociedad, sin que en realidad constituyan más que las circunstancias y las formas en que la necesidad del capitalismo de hacer la guerra se implementa, aparean como las razones mismas de la guerra y todas las explicacio­nes y discusiones que se dan sobre lo sucedido se cantonan a saber cual de los Estados o constelaciones tiene razón, o al sin sentido de determinar un agredido y un agresor, a aclarar sobre cual Estado se encuentra en el campo del derecho y cual en el de la fuerza (¡Cómo si el derecho internacional tuviese otro fundamento que la fuerza, es decir la apropiación violenta y armada!). De esa manera el desdibujamiento de las causas reales de la guerra, que sirve a todos los Estados para llevar a millones de proletarios a la carnicería imperialista, se va desarrollando y encuentra como único límite los intereses objetivos de los proletarios de enfrentar la guerra, la síntesis de los mismos concretados en la práctica revolucionaria y en la centra­lización comunista.

Nuestro método, es esencialmente invariante, Para entender, para explicar, para actuar, para vencer, debemos siempre y antes que nada trascender el cuadro estrecho en el que se le hace "razonar" a la opinión pública. No es preguntándose quién tiene razón, si Argen­tina o Inglaterra, que se puede avanzar en la lucha por los intereses del proletariado. En realidad esa pregunta, condensa ya un conjunto enorme de mistificaciones, que son precisamente las que reproducen la contrarrevolución. No comenzaremos siquiera a aproximar lo que suce­de en realidad si razonamos en el campo del derecho, si actuamos en nombre del derecho[6] ó en base al derecho.  Tampoco se avanza un solo átomo si, en cualquier análisis particular de la sociedad, se olvidan las determinantes fundamentales de la misma como globalidad, o lo que es lo mismo si en cualquier conflicto actual se olvida el antagonismo capitalismo-comunismo, a la parte como reproducción limitada del todo, de un mundo capitalista donde se desarrolla y fortifica la necesidad de la guerra imperialista (y la guerra imperialista misma) y la lucha de la humanidad contra esta sociedad podrida, lucha desa­rrollada por el proletariado y que tiene como objetivo el comunismo.

Planteadas las cosas así, por su base, no hay ningún lugar para terceras posiciones: O SE ESTA CON EL PROLETARIADO, SUS INTERE­SES Y SU NECESIDAD URGENTE DE DESTRUIR A LOS QUE BUSCAN SU MASACRE, 0 SE ESTA DEL LADO DE LOS ESTADOS, DEL CAPITAL, DE LA GUERRA, DE LA CONTRARREVOLUCIÓN. Por ello, bajo cualquier pretexto que sea, todos los sectores, asociaciones, partidos que hoy apoyan uno de los campos de la guerra, sea del lado Inglés, sea del lado Argentino SON FUERZAS DE LA CONTRARREVOLUCION QUE ES NECESARIO DESTRUIR. 

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Si uno de los Estados que realiza la guerra, tuviese el derecho de hacerlo, si uno de ellos fuese el inocente agredido (a), si todos los habitantes de los pedazos de tierra en cuestión se definieran en favor de uno de esos Estados (b), si uno de ellos fuera más progresista que el otro (c), si uno representara la colonia o neo-colonia y el otro la potencia imperialista (d), si existiera incluso uno que no tuviese manchadas las garras de sangre proletaria (e),[7] etc. e incluso si todos estos "si ..." coincidieran en darle la razón a un mismo Estado la posición de los comunistas seguiría siendo la misma: LUCHA INTRANSIGENTE POR LOS INTERESES DE LA CLASE OBRERA Y POR LO TANTO OPOSICIÓN REVOLUCIONARIA A LA GUERRA IMPERIALISTA.  En efecto, incluso ignorando la absurdidad de cada una de esas presuposiciones, el proletariado no tiene nada a ganar en esa guerra, por el contrario tiene todo a perder. Nunca la explotación disminuirá o será eliminada por la guerra imperialista y además incluso para aquellos a los que no se los envía directamente a matar y dejar el esqueleto en el campo de batalla, la guerra imperialista supone siempre que sus espaldas sean cargadas aun más pesadamente con el esfuerzo de la guerra: más trabajo, menos producto, más esfuerzo, peor vida para la prole. La patria, la nación podrá ganar o perder, en un caso habrá desfiles y banderitas, en el otro tal vez hasta se suicide algún general; pero del lado obrero será lo mismo, habrá que seguir llorando los muertos por la patria, se nos pedirán más esfuerzos para la reconstrucción, más sacrificios, menos sueldos. Si la patria gana, si -por ejemplo -las Malvinas se consolidan como definitivamente Argentinas, habrá so­ciedades anónimas (de argentinos y extranjeros), patrones, que habrán logrado sus objetivos, habrá banderitas nacionales y fiestas patrióticas, pero no solo no se nos devolverán como vivos a los muertos, sino que el ESTADO DE NUESTROS OPRESORES DIRECTOS SE HABRÁ FORTIFICADO CON EL DESANGRAMIENTO DE NUESTRA CLASE. No dudamos por lo tanto, contra todo tipo de defensismo, en recordar que las mejores condiciones para la revolución son las del fracaso militar de "nuestro" Estado (del que directamente los reprime), la de la descomposición del ejército en las clases sociales de la sociedad en base a la derrota y a la propaganda revolucionaria[8]. El deber de los internacionalistas, en ambos lados es siempre el del derrotismo revolucionario, el de actuar deliberadamente por la derrota y descomposición del ejército de su propio país, por la solidaridad internacional del proletariado contra la guerra imperialista.

Habiendo dejado claramente establecido el carácter invarían te de las posiciones comunistas, sea cual sea el tipo de Estado capitalista que realiza la guerra, veamos la mentira y la confusión que encierran todas esas presuposiciones que hacen diferencias entre los Estados.

(a) El derecho de un Estado sobre otro, no puede ser otra cosa que la legitimación jurídico-ideológica de un hecho de fuerza anterior. Hoy Inglaterra basa su derecho en la ocupación violenta efectuada hace un siglo y el Estado Argentino en la herencia militar de una ocupación también de hecho realizada aun antes. En base a estos derechos ambos son agredidos y agresores según el derecho de la fuerza que se reivindique. Sin embargo, no está de más recordar que en la guerra unos de los elementos estratégicos del triunfo es el de agredir sin ser el agresor, pues el que realiza los primeros actos de hostilidad militar es el que se encuentra estratégicamente imposibi­litado de obligar al otro a ser el agresor. En la guerra capitalis­ta, en general el que actúa como agresor militar es el campo burgués que no puede conformarse con el statu quo, el más incapaz de contro­lar sus contradicciones internas, el objetivamente más débil desde el puntó de vista de la guerra estrictamente comercial, de la competen­cia. El campo burgués más fuerte es lógicamente el más interesado en la mantención del status-quo, pues si las cosas quedan como están, la guerra sin tiros -la lucha por la apropiación de medios de producción-por mercados, etc.- le resulta favorable.  De ahí que el que tiene ma­yor capacidad de agresión pueda siempre presentarse como inocente defensor y obligar al otro a comenzar las hostilidades militares, de ahí el carácter cínico e hipócrita de todos los "defensores contra la agresión extranjera".

(b) En cuanto a la autodeterminación, a los referéndums, al hecho de que la mayoría de los habitantes del pedazo de tierra en cuestión se definan por uno de los campos imperialistas, la cosa tie­ne la validez que tienen en general todas las consultaciones electorales. Ellas no reflejan nunca los intereses de los "consultados" ni mucho menos los del proletariado local e internacional (intereses que son necesariamente los mismos, pues el proletariado como clase no tiene intereses particulares), sino la correlación de fuerzas entre las fracciones del capital, la capacidad ideológica y financiera de las fuerzas burguesas en cuestión para imponer sus intereses como si fue sen los intereses de "todos", del pueblo entero. El hecho de que di­cha autodeterminación popular busque sus razones en la identidad de ­tradiciones, de lengua, de costumbres, etc. no cambia en nada las cosas, "el principio de las nacionalidades nunca ha sido otra cosa que una frase para la agitación de masas" (Bordiga). Lo que hay detrás es siempre la subordinación de las masas al Estado y la posibilidad de éste de cubrir en base a la existencia de esa falsa comunidad, la opresión generalizada y organizada, y más aun de utilizar los prole­tarios para sus fines imperialistas[9].

(c) En toda contradicción interburguesa, siempre se podrá probar que un sector es más progresista que el otro. Ello se debe a la propia naturaleza contradictoria del capital, a la necesidad de éste y de cada fracción del mismo de revolucionar las fuerzas producti­vas y por lo tanto de desarrollar el capital, y al hecho de que cada fracción particular ofrece necesariamente opciones de desarrollo par­ticulares y por lo tanto necesariamente diferentes, tanto en su ritmo, como en el tipo de fuerzas productivas producidas y en las relaciones sociales que aquellas determinan. Si los obreros se contentan con seguir a la que ofrezca la opción más progresista, nunca serán una clase social, nunca actuarán en base a sus intereses propios y dado que siempre habrá una fracción burguesa capaz de representar el mayor progreso posible, desde el punto de vista del capital, siempre habrá recambio burgués. La contrarrevolución más efectiva es por eso la impuesta no por aquellas opciones y fracciones del capital menos pro­gresistas, sino precisamente por las más capaces de representar un recambio en el que puedan creer los obreros. Desde el punto de vista del proletariado, del de la destrucción de la sociedad capitalista, no puede caber duda de que todas las fracciones burguesas son idénticamente enemigas y que todas -incluso las más progresistas-, son regresivas, reaccionarias, conservadoras, retrogradas, con respecto al proletariado y su proyecto social: como Marx lo ha puesto en eviden­cia, el desarrollo gigantesco de las fuerzas productivas que el capital permite es ínfimo al lado del que no permite; o mejor dicho desde el origen mismo del capitalismo como modo de producción e incluso en los periodos de mayor crecimiento económico, el capital constituye siem­pre una traba al desarrollo de las potencialidades sociales.  De ahí el carácter contrarrevolucionario de todo sacrificio de los intereses proletarios, de todo apoyo a la fracción burguesa más progresista.

(d) Sin lugar a dudas, la oposición colonia-potencia imperialista existe en la cabeza de las masas que se hacen matar por uno u otro bando. Es una aplicación particular de la nación como "fase para la agitación de masas". Pero más allá de esta comunidad de pensa­miento y de acción existente realmente, no hay, como lo hemos señalado muchas veces, ninguna comunidad de intereses, ni de objetivos históricos. Bien por el contrario, los proletarios que se hacen masacras de uno u otro lado no tienen nada que ganar con dicha guerra y de hecho sirven a una u otra gran potencia capitalista, pues tanto el bando "colonial", como el de la potencia imperialista, son en reali­dad bloques, constelaciones imperialistas. El capital es imperialis­ta por su propia constitución esencial, la búsqueda de la mayor ganancia posible es totalmente inseparable de la guerra por la dominación. Cada fraccionamiento del capital busca aliarse, centralizarse, fusionarse con otros para imponer su política de dominación imperialista.  Del resultado complejo de este fraccionamiento y fusionamiento permanente se deriva necesariamente una polarización en dos: la gue­rra siempre tiene 2 bandos (aunque intereses no conciliables existan mucho más). Ocupar el lugar del bando abiertamente imperialista, en dicha polarización (muy similar a lo que decíamos de agresor), equivale ya a tener menos chance en la guerra, por ello en la guerra entre Estados Capitalistas, las primeras batallas son las que permiten -antes de la apertura oficial de hostilidades- a uno de los bandos, ganar el derecho a presentarse como no imperialista, como conjunto de fuerzas que apoyan la independencia, la liberación nacional, o la auto-determinación.  En general la potencia imperialista ascendente es la que se encuentra mas capacitada para desempeñar, en la propaganda (para la agitación de masas), el papel de colonia: así a principios del siglo pasado, el Estado Inglés ligado a la burguesía portuaria y agraria latinoamericana jugaron el papel de independentista y anti­colonialista frente a la burguesía española, la latinoamericana españolista y la manufacturera latinoamericana no tuvieron más reme­dio (perdía así las primeras batallas) que reconocer que sus intere­ses estaban ligados a la manutención del monopolio colonial español. Los ejemplos los podríamos multiplicar al absoluto, cada liberación nacional triunfante constituye una nueva confirmación, toda nación liberada aparece ligada a una fracción ascendente del capitalismo mundial. Más aun, cada gran cambio en el método de desarrollo del capital, impuesto por la violencia como guerra de descolonización, ha estado ligado a la asociación cada vez más estrecha entre la fracción ascendente de la burguesía local y una gran potencia del capital in­ternacional (o una fracción de la misma). Los sectores políticos que reclutan para el lado "antiimperialista" de la guerra, representan ob­jetivamente los intereses de esa asociación imperialista. De ahí que no haya un bando menos imperialista que el otro, de ahí que la lucha proletaria contra el imperialismo sea inseparable de la lucha simulta­nea contra todas las fracciones del capital y sus guerras.

(e) Un estado burgués que no tuviese manchada las garras con sangre proletaria, es algo así (utilizando, trastocada, una vieja máxima que pasó a la historia como si hubiese sido enunciada por primera vez por Perón) como un león vegetariano (o un revolucionario pacifis­ta)!   El Estado cuando no tiene que recurrir seguido a la represión abierta, es porque ha logrado imponer tan profundamente el terroris­mo que al hombre se le ha arrancado lo único de humano que puede po­seer en la sociedad capitalista: la necesidad de vivir como hombre, de apropiarse de lo que necesita (violar la propiedad privada), de rebelarse contra las condiciones de deshumanización. Es decir un Esta­do que no se manche las garras de sangre, es aquel en el cual los hombres ya no tiene más sangre porque se les ha extraído la vida, es aquel en donde no existen proletarios, sino bestias de carga, máqui­nas, donde todo el trabajo actúa como trabajo muerto, donde la compe­netración con el Estado es tan grande que todos los habitantes son buenos ciudadanos, y todo buen ciudadano es un policía. Una situación de este tipo es la de la más profunda contrarrevolución (dejando de lado aspectos totalmente locales y circunstanciales, sin ninguna im­portancia en lo que nos estamos refiriendo pues el Estado burgués, desde. el punto de vista marxista, no es una realidad local, sino la organización de la clase dominante para la presión de los explotados), solo puede encontrarse precisamente luego del triunfo de la contrarre­volución y ésta solo puede triunfar combinando todo su arsenal ideo­lógico con el terrorismo abierto. Por ello, los Estados con menos sangre en sus garras hoy, son los que fueron más abiertamente terro­ristas ayer y que solo pueden mantener su imagen de marca en el futuro en base a reprimir, con la máxima severidad, toda acción directa de los obreros que intente o indique la posibilidad de reemergencia del proletariado. ¡Cuán putrefactos son los argumentos de todos aquellos que se definen en nombre de un Estado por ser menos represivo, menos terrorista!!

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Somos concientes de la imposibilidad de ser exhaustivos en la enumeración y crítica de los distintos argumentos de los partidos burgueses, y en especial del socialismo burgués, para definir uno de los bandos en presencia como favorable a los obreros.  Digamos sim­plemente que el apoyo a un Estado, por ser por ejemplo menos milita­rista y buscar la paz (dado que el militarismo es una necesidad inherente al capital y todo Estado hace la guerra en nombre de la paz), constituye un caso particular del ya criticado al principio (a), que el apoyo a un Estado por ser democrático y antifacista es un caso particular de este último (e)[10], que la definición en contra de la barbarie y por la civilización es un  caso particular de (c), etc. y que a la vez cada uno de estos casos se combinan entre sí.

TODO ESTE ARSENAL IDEOLÓGICO DE LOS ESTADOS BURGUESES FUN­CIONA CONTRA EL PROLETARIADO, ya hoy por las Malvinas..., como ayer funcionó por cualquier otra contradicción ínter capitalista. EN LOS INTERESES MISMOS DE LOS ENVIADOS A LA GUERRA, Y DE LOS PROLETARIOS A LOS QUE SE LE PIDE TRABAJAR Y REVENTAR POR LA PATRIA, ESTÁN LOS ELEMENTOS PARA HACER ESTALLAR EN PEDAZOS TODO ESE ARSENAL.

EL ESTADO INGLES, EL ESTADO ARGENTINO

La introducción que venimos de efectuar, no solo reafirma la posición proletaria frente a toda guerra imperialista, y en particular frente a la guerra imperialista de las Malvinas (posición que no de­pende de ninguna circunstancia aleatoria), sino que además denuncia un conjunto de pretextos siempre utilizados por la contrarrevolución para liquidar al proletariado y llevar a sus componentes al campo de batalla  Con respecto a la Guerra de las Malvinas, dicha introducción podría decirse que excede las necesidades; en efecto, nunca en una guerra imperialista ambos bandos carecieron tanto de pretextos como en la actual, nunca ha sido tan fácil dejar en evidencia el carácter criminal y antiproletario de ambas partes. Sin embargo, hemos insistido en el desenmascaramiento de ese conjunto de falsedades, tomando referencias mucho más generales que la guerra de las Malvinas, pues, como decimos al principio del texto, la guerra imperialista está al orden del día en todas partes, y aunque se detenga en un lado estallará en otro, y esa masa de pretextos será nuevamente utilizados contra el proletariado. Por esa misma razón todas nuestras publicaciones, -contra todos aquellos que desconocían la posibilidad de guerra imperialista en América Latina y los que niegan que el curso inevitable del capitalismo es hacia la guerra imperialista- han tenido siempre como eje central la contraposición fundamental de la hora actual: guerra impe­rialista, única solución burguesa a la crisis actual y hacia la que se dirigen todas las fracciones del capital[11]; revolución comunis­ta mundial única solución proletaria a la crisis internacional del capital y hacia la que convergen los intereses de todos los obreros y la acción conciente de su vanguardia comunista.

La guerra de las Malvinas, aunque no puede decirse que sea una guerra sin pretextos pues un caso así sería inconcebible (siem­pre se requieren razones ideológicas para llevar los soldados a matar y hacerse matar y lograr la adhesión de los obreros en el trabajo), es sin dudas una de las guerras imperialistas en la que todos los pretextos quedan más rápido al descubierto, una de las guerras más abiertamente sucias y antiproletarias, donde ni siquiera se puede ocultar que fue iniciada ante el temor de una reemergencia proletaria e inten­tando responder a ella con la unidad nacional que crearía un enemigo exterior, una de las guerra en donde ninguno de los bandos imperialistas es capaz, en lo más mínimo, de esconder su jeta sanguinaria, una de las guerras en la que incluso todos los llamados a la paz parten del hecho indiscutible de que "Argentina e Inglaterra no son al fin de cuentas, enemigos, sino que comparten lo mas importantes el ver­dadero enemigo común de nuestra civilización, el comunismo”[12].

Y esto es tan cierto históricamente, que a cada una de las partes le resulta enormemente difícil presentar a la otra como san­guinaria, agresora, imperialista, sin presentarse a sí mismo de la misma manera: El Estado Ingles es, por excelencia, el Estado de la Piratería, de la predominancia naval para imponer el "libre cambio" a sangre y fuego, para destruir el "monopolio" por medio del bandidaje, el asalto de barcos, los golpes de Estado en nombre de la Independen­cia. Hoy está suficientemente establecida la complicidad total entre el Banco de Londres y América del Sur y las compañías de piratería, entre las sanguinarias invasiones inglesas y los héroes de la independencia como Garibaldi, verdadero mercenario del Estado Inglés, como puede aún esconderse el régimen de exterminación y tortura impuesto por Inglaterra en cada uno de las colonias, la brutalidad máxima con­tra los indígenas, o el hecho de que cada vez que el Estado Inglés no podía destruir la manufactura local por su competitividad superior, recurría abiertamente a la destrucción militar de todo el aparato productivo, incluida la masacre total de la población.

¿Cuál es el origen del Estado Argentino? Exactamente el mis­mo, el de la liquidación violenta en nombre de la sola independencia respecto a España, de un movimiento socialmente revolucionario para lo cual contó directamente con el apoyo de Inglaterra, el de la exterminación del indígena que no se adaptaba al trabajo asalariado y del gaucho que vivía de la vaquería, el de la "gloriosa conquista del desierto" con generales criollos y armas inglesas. El Estado Argenti­no, no es otra cosa que el Estado del "no ahorren sangre gaucha que abona los campos de la patria", el de la civilización (en el siglo pasado sinónimo de Inglaterra para los próceres del Estado Argentino) contra la barbarie, el de Sarmiento, el de Mitre, de Rivadavia, pero también el de Lord Ponsombu, el de Caning!!

Todos los que se indignan y rebelan con razón, contra el terrorismo del Estado inglés, contra esa Marina de asesinos y mercenarios que reclama un pedazo de tierra a más de 10.000 kms. de sus costas; debieran recordar que el Estado Argentino parte históricamente de un grupo de burgueses porteños lúcidos ligados al capital inglés y su ejército de mercenarios, ocupando tierra indígena. Que si hay que hablar de imperialismo, de ocupación violenta y sanguinaria, de exter­minación, ¡Estado Argentino (o cualquier otro) y Estado Inglés, tienen las mismas condecoraciones y medallas! Ambos tienen los mis­mos reclamos que efectuar sobre cualquier pedazo del mundo: el derecho de la ocupación, de la guerra, de la exterminación de sus ocupantes anteriores!

Recordemos además que todas esas fuerzas del Estado Inglés y Argentino, aparecieron siempre coaligadas frente a las montoneras, a aquellos movimientos sociales que se rebelaban contra todo el or­den establecido[13] y no dudaron en ponerle precio a las cabezas de los "anarquistas", de los "tupamaros"[14].

Si habrán tenido razón los militantes revolucionarios del proletariado en la Argentina en indicar siempre a la patria Argenti­na, al Estado Argentino, a la Liga Patriótica Argentina, COMO LOS INTERESES COALIGADOS DE CAPITALISTAS DE TODAS PARTES DEL MUNDO CONTRA EL PROLETARIADO QUE TRABAJA EN LA ARGENTINA (proletariado de origen internacional)!!!  Durante más de un siglo, por todos los medios su alcance, las organizaciones proletarias en la Argentina han puesto en evidencia, contra todas las fuerzas burguesas, que el Estado Argentino tiene por base no la nacionalidad de los capitalistas o las de las sociedades anónimas que lo crearon, sino la necesidad de organizarse como fuerza militar y democrática contra toda organización de los obreros que trabajan en la Argentina (que a su vez tienen también origen internacional).  De eso existe constancia inocultable en todo lo que ha sido conservado de la prensa obrera, en especial en la época de mayor autonomía proletaria, tanto en las décadas finales del siglo pasado como en los primeros 25 años de este siglo. Testimonio fundamental de ello es "La Protesta" que constituye (sin entrar a discutir aquí sus aciertos y sus desaciertos, ni considerar la importante lucha de tendencias del proletariado revolucionario internacional que se expresará en dicho periódico) en la historia del movimiento obrero mundial, el cotidiano que ha perdurado más tiempo al servicio de la causa del proletariado.

¡Y cómo desconocer las veces que el Estado Argentino, coaligado con otros Estados cipayos de la región, actuaron directamente al servicio del capital y el Estado Inglés! ¡Cómo olvidar que la ma­sacre sistemática, la liquidación de aproximadamente el 85 %  de la población del Paraguay realizada por la coalición del Estado Argentino, Uruguayo, y Brasilero, en lo que se llamó la Triple Alianza, se realizó para liquidar la única industria en América capaz de competir realmente con la industria de Inglaterra. Claro que siempre la burguesía portuaria (de Buenos Aires, de Montevideo... de Liverpool), independientemente de su nacionalidad, tenía los mismos intereses en liquidar competidores!.

¡La historia Argentina está escrita para adular el imperialismo Inglés, a "la civilización"! Todos los héroes de la patria, los próceres, fueron agentes -a sueldo o no- del Estado Inglés.  El Estado Inglés y el Estado Argentino hicieron siempre uno, tanto contra otros sectores del capital, como contra el proletariado emergente en el si­glo pasado y contra las grandes luchas comunistas de principios de siglo.  ¡Cómo pretender convencernos ahora que uno es pro colonialista y el otro quiere la "liberación"!  ¿Reescribirán de nuevo la historia de la patria Argentina?

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¿O es qué acaso las cúpulas actuales de los Estados se en­cuentran en discontinuidad con sus sanguinarios antecesores civili­zadores? ¡EVIDENTEMENTE N0!

La Tatcher, su partido, así como su oposición, son sin nin­gún tipo de matices los continuadores perfectos tanto de los empresarios, comerciantes, piratas, banqueros librepensadores y otros ge­nerales de ultramar del siglo pasado, como de los piratas modernos, de los que dirigieron en nombre de la democracia la matanza más gran de qué conoce la humanidad: la primera y la segunda guerra imperialista mundial.

Por su parte los milicos argentinos y su populista oposición son los hijos legítimos del Coronel Falcón y la masacre del primero de mayo proletario en 1909, de la Liga Patriótica Argentina de Caries, de los asesinos de la Semana Trágica, del radical Yrigoyen y su subordinado Várela, de los criminales de la Patagonia trágica.

Cada uno de los avances del proletariado, en 1917 en Rusia, en la tentativa revolucionaria de enero del 19 en Buenos Aires, o más recientemente frente al Cordobazo, todos esos patriotas ingleses y argentinos, hombres de derecha así como sus opositores laboristas y populistas estuvieron juntos, coaligados del mismo lado de la barricada CONTRA EL PROLETARIADO.

Esa continuidad total está refrendada recientemente en cada uno de los actos y pasos del gobierno británico contra el proletariado, en las medidas antiobreras de austeridad (cuya gran mayoría fue adelantada o caucionada por la actual oposición laborista), en la represión de las manifestaciones de Brixton, en los imponentes campos de reclusión para presos políticos, en la sanguinaria represión contra el proletariado en Irlanda, etc.  ¡Y ahora, luego de años de venderles armas -a todos los milicos del Cono Sur-, justo ahora descubren que les milicos argentinos son "dictadores" !

No es un secreto para nadie que durante los últimos años, los milicos argentinos y el ejército de la patria argentina, se han vistos obligados a actuar directamente como mera guardia blanca del capital, respondiendo a las luchas obreras, a las huelgas, las ocupa clones, el sabotaje de la producción, la violencia contra los agentes del Estado; por medio de la masacre masiva de proletarios, la tortu­ra, el "desaparecimiento", la prisión ... Tampoco es un secreto que dicho ejército, el gobierno y los distintos grupos de patoteros, de escuadrones de la muerte, de torturados, se encuentran íntimamente ligados y que, en base a esa impresionante fuerza militar contrarre­volucionaria, el terror blanco logró imponerse y restaurar el orden de las tumbas, de los desaparecidos desde mediados del 70 hasta mar­zo de este año 1982. Lo que tiende a olvidarse demasiado, como resultado de la campaña de la oposición peronista, y de la convergencia de intereses entre ella y la socialdemocracia y otras fuerzas del capi­tal internacional, es que esa exterminación metódica y sistemática de los cuadros revolucionarios del proletariado, así como de todos aquellos grupos de obreros combativos, fue posible por haberse iniciado precisamente durante el peronismo y, gracias a él, porque la clase obrera, en gran parte encandilada religiosamente por el peronismo en el gobierno, fue incapaz de reaccionar en bloque y autónomamente, ante el comienzo de las desapariciones sistemáticas, combinadas con los llamados a la calma de los dirigentes en el gobierno y los llamados de izquierdistas y montoneros a exigirle al gobierno que impidiera la continuación de dichas desapariciones !!!

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Esta pequeña recapitulación histórica, sobre lo que fueron y lo que son los Estados Argentino e Inglés con sus derechas y sus iz­quierdas, reafirma prácticamente la contraposición fundamental de intereses que existe siempre entre todo Estado burgués y el proleta­riado.  En LA DERROTA DE ESOS ESTADOS, LA DESTRUCCIÓN DEL EJERCITO ARGENTINO E INGLES, EL PROLETARIADO INTERNACIONAL NO TIENE NADA QUE PERDER Y TODO A GANAR.

Que le revienten la flota a su Majestad, que liquiden a los temibles oficiales de los marines... el proletariado internacional y el europeo e ingles en particular no pueden desearle nada mejor á sus enemigos directos. Los grupos obreros que actúan en Gran Breta­ña son revolucionarios cuando llaman hoy a rebelarse contra la disciplina nacional, a desertar, a destruir el ejército mismo de su Majestad.

Que el ejército argentino, asesino de siempre del proletaria­do en Argentina sea masacrado, que los oficiales torturadores del ejército, la marina, la aviación, escupan sangre para defender su pa­tria[15]... los proletarios del mundo y en particular el proletario de América Latina y argentino no pueden augurarles mejores deseos.

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Pero ambos, el ejército de su Majestad y el de los milicos cipayos, no quieren morir solos, son totalmente conscientes que de nada sirve entre matarse, ¡hasta en eso son aliados objetivos !

Quieren que mueran también los obreros, los proletarios uniformados, los colimbas, los reclutas, los conscriptos obligados y voluntarios. El proletariado argentino y el proletariado ingles, el latinoamericano y el europeo reencuentran su interés común inmediato e histórico, el del mundo entero: ninguna solidaridad con el ejército de la patria de los explotadores. QUE VAYAN A MORIR LOS EXPLOTADORES Y L0S OFICIALES DEL EJERCITO, interés que solo puede implementarse y desarrollarse con el sabotaje de la unidad nacional, de la producción y del esfuerzo de guerra, con la lucha abierta contra el reclutamien­to, por la ruptura de la disciplina en la fábrica y el cuartel, en base a la desobediencia generalizada y a la constitución de asociacio­nes clasistas de obreros y soldados para aprovechar la desorganización del ejército y el Estado y transformar la guerra imperialista en revolución comunista. 

MALVINAS Y REALINEAMIENTO IMPERIALISTA

Veamos el conjunto de circunstancias y posiciones precisas que hay en juego entorno a las Malvinas.

Del lado del Estado Inglés se definieron el conjunto de viejas potencias colonialistas, aquellos Estados que tienen algún territorio similar que defender, muy lejos de sus costas e incapaces de argüir otro "derecho" que la ocupación militar anterior, y ello independiente del carácter "socialista" o derechista de sus gobiernos respectivos. Basta observar un mapamundi para comprobar que el porqué la Francia "socialista" de Mitterand debía necesariamente alinearse del lado de su Majestad y porque los USA de Reagan tenderán a definirse cada vez más claramente de ese lado. Gran Bretaña defiende lo que le queda de la larga dominación de los mares, hoy puesta en discusión en todos lados. No debe olvidarse que desde el punto de vista del Estado Inglés, no solo están en discusión las Malvinas, las Georgias, Sandwich ... así como otras islas más próximas del Polo Sur, sino Gibraltar, que muy pronto se vencen los acuerdos sobre Hong Kong, que en la Polinesia Gran Bretaña detenta aun las islas Oeno, Henderson, Ducie, Pitcairn ... en el Océano Atlántico Ascención, Santa Helena, Tristan de Cunha, que aun tiene posiciones en las Bermudas, en las Antillas, en el Mar de Corail (Nuevos Hébridas), en el convulsionado Océano Indico (Archipiélago Chagos) por nombrar solo puntos superestratégicos en cada uno de los mares más importantes del mundo. Francia y Estados Unidos son las otras dos grandes potencias de los mares que poseen aun, cada una de ellas, posesiones (todas basadas en el derecho de la apropiación violenta) en el Océano Pacífico, el Atlántico, el Indico (una docena de puntos claves cada uno de ellos),

Claro que los intereses del Estado Norteamericano son contradictorios, dado que un apoyo demasiado descarado y abierto al lado Británico haría inevitable el resquebrajamiento del bloque occidental[16]. Al respecto el Estado Norteamericano está interesado globalmente en mantener el equilibrio, especialmente de su lado, o al menos el retorno a ese continuo "tira y afloja" pero sin rupturas rotundas en que se mantiene el bloque;  de la misma forma que le con­viene simultáneamente la desestabilidad del bloque ruso (y viceversa)... Pero no cualquier "equilibrio" y mucho menos uno que cuestione la propiedad, en base a la ocupación, oponiéndole la proximidad geográfica o/y el "derecho anterior" (hace un siglo apenas los Estados Unidos no habían aun reclamado sus derechos!) y que además pretenda imponerle condiciones en el proyecto de la OTAS[17]: el Estado Argentino aumentaría mucho su capacidad de negociación en esa alianza si se apropiase definitivamente de las Malvinas.

Las otras viejas potencias colonialistas europeas están de­masiado embarradas históricamente en el mismo lodo para dejar solas a Francia e Inglaterra..., de ahí que no se podía dudar de la adhesión de los Estados de Holanda. Bélgica, Italia... en síntesis de todo el Mercado Común Europeo,  El descaro con el que, de hecho, se está reivindicando todo el criminal pasado colonialista, frente al cual los Estados Unidos no pudieron esta ven desimplicarse[18], determina a su vez una polarización de las distintas fuerzas imperialistas que en el largo plazo favorece al Estado Argentino, pues le permite presen­tarse como el abanderado de los Estados del Tercer Mundo (como antes Egipto, Argelia, Yugoslavia, Cuba...), retomando un conjunto de banderas "independentistas" y "anticolonialistas" de los tres continen­tes África, Asia y América Latina (y hasta da la "Tricontinental"!!). Los  milicos, así como su servil oposición peronista, en beneficio de la patria, no han escatimado esfuerzos por afirmar dicha imagen, por retomar las consignas tercermundistas y el de la gran Patria Latinoamericana.  Se vuelve a hablar de Bolívar y San Martín[19] y hasta de "marxismo bolivarismo"! Esto aumenta el divorcio entre el Estado Norteamericano y los Estados Latinoamericanos, constreñidos por ese conjunto de circunstancias, polarización que disgusta a sectores de la más vieja burguesía latinoamericanas, norteamericana y europeas tradicionalmente unidas por innumerables lazos. En la misma medida que los distintos Estados latinoamericanos se han ido definiendo por los "tercermundistas", del lado argentino, y que ha quedado claro que par­te de los más viejos sectores burgueses no están demasiado entusiasma dos con la guerra[20], han pasado otros sectores al primer plano dentro de cada Estado Latinoamericano, y por más derechistas que sean los milicos o republicanos de turno en el gobierno, comienzan a radi­calizar el discurso anticolonialista y a guiñarle el ojo a toda la burguesía de izquierda- tercermundista y partidaria de la "nación latinoamericana". La izquierda latinoamericana de la "patria grande" se va quedando sin banderas propias, pues LOS MILICOS TORTURADORES AR­GENTINOS ESTÁN EN SU VANGUARDIA; realizando lo que el propio viejo Perón, o sus viejos amigos Stroesner y Fidel Castro no tuvieron los cojones de hacer.

Algunos alineamientos de uno u otro lado de la guerra impe­rialista, o lo que es lo mismo una pseudo neutralidad, parecen no coincidir con esta polarización cada vez más clara entre viejas potencias colonialistas y países "no alineados", "tercermundistas".  Sin embar­go, recordando un poco los otros conflictos pendiente, el panorama se aclara de inmediato. Así, al principio podría parecer que el Estado Español, como vieja potencia debiera haberse alineado del lado Inglés, pero la disputa por Gibraltar aclara enseguida las dudas, de la misma manera el Estado de Colombia no aparece demasiado alineado del lado argentino. Ello se explica pues el carácter de la reivindicación, que Argentina realiza sobre las Malvinas, es exactamente del mismo tipo que el que realiza el Estado de Nicaragua, contra el Estado de Colom­bia por las islas San Andrés y Providencia. La posición ambigua del Estado Chileno se explica también por las contradicciones que tiene ese Estado con el Estado Argentino. La guerra entre ambos está siempre en el orden del día, y puede hacerse efectiva en cualquier momento.  Podría también llamar la atención el alineamiento del Estado Chino (que coincide por primera vez en tantos años con la posición del Estado Ruso!), pero basta pensar en el manifiesto antagonismo Chino-Británico ante la necesidad de redefinir el estatuto de Hong Kong pa­ra ver un poco más claro.

Del lado del Estado Ruso, de los otros países del Pacto de Varsovia, del Estado Cubano, la cosa es clara, nuevamente pueden aparecer como los abanderados del Tercer Mundo.  Esto es sumamente importante en la correlación de fuerzas de las grandes potencias imperia­listas. Estados Unidos corre el riesgo de perder así todo el presti­gio populista cosechado durante Cárter y las radicalizadas campañas por los derechos del hombre[21]. Como dijimos, nunca la contradicción real es entre "imperio y tercer mundo" (aunque las masas mueran por ella), sino que en todos los antagonismos, en los que se tienden a po­larizar las potencias imperialistas en dos bandos, ambas aspiran -y constituye un elemento fundamental para el triunfo político en la guerra imperialista- a representar el tercermundismo y el anticolonialismo  En los últimos tiempos, por el sucio papel desempeñado por el Estado Cubano en África, sea formando los cuerpos policiales y de torturadores del Estado de Angola, sea por apoyar la integridad del Es­tado Etiope contra la liberación nacional de Eritrea, apoyo que se hizo a sangre y fuego contra la población civil ... y por la invasión del Estado Ruso para apoyar la restauración del orden blanco del Es­tado Afgano, totalmente desbordado por las luchas obreras y los mo­vimientos burgueses nacionalistas, el bloque ruso había jugado un papel no demasiado "tercermundista".  Con lo de las Malvinas se le abre, a dicho bloque del capital imperialista, una maravillosa oportunidad de recuperar su imagen. Claro que para mantener la imagen, "tercer mundo vs. imperialismo", tan útil a los intereses del Estado Ruso, es indispensable que éste actúe desde atrás del escenario y no demasia­do directamente. No importa, para eso tiene el mercenario Estado cubano: unos 3 a 5 millones de dólares diarios sin contrapartida es lo que destina Rusia a tales efectos.

Además, claro, la histórica amistad Perón-Castro, que se con­cretó en un conjunto de acuerdos comerciales entre el peronismo en el gobierno y Cuba primero, luego Rusia; sirvió de base luego para un acercamiento mucho más profundo, aun entre los milicos argentinos y los milicos cubanos y rusos. No solo los oficiales rusos fueron condeco­rados por los militares argentinos (lo que sucedía por primera vez en América Latina!), sino que los intercambios financieros y comercia­les entre esos países se multiplicaron enormemente, empresas rusas hicieron importantísimas obras de infraestructura en la Argentina, y empresas argentinas encontraron los compradores (que no encontraban en el mercado Común Europeo) en los países del Comecom. En Rusia y Cuba al mismo tiempo que se denunciaban los milicos Chilenos, Urugua­yos, etc. se ocultaba sistemáticamente la sanguinaria represión en la Argentina, donde a decir de radio Moscú, “Vidella defiende la democracia contra los militares Pinochetistas", y en Argentina (a cambio), en el mismo momento que se masacraban a decenas de miles de proletarios, se respetaba la legalidad del Partido "Comunista" Argentino...

Este sólido compromiso del Estado Ruso-Cubano con el Estado Argentino, que en la oportunidad tiende a desarrollarse y que crea grandes problemas al interior de todas las burguesías latinoamerica­nas y de los ejércitos de estos países (tradicionalmente ligados al bloque occidental), no puede manifestarse en toda su profundidad pues -repetimos- se perdería el encanto de "defensa del tercer mundo".

El Estado Inglés no puede retroceder sin guerra, pues como dijimos se está jugando todos los puntos estratégicos que le quedan del Gran Imperio Británico.  El Estado Argentino, por otras razones que veremos a continuación, no puede tampoco dar marcha atrás sin muchos muertos.  LA GUERRA EFECTIVA Y EL REALINEAMIENTO IMPERIALISTA SON UNA REALIDAD.

Este tipo de realineamiento imperialista, necesario en toda mundialización de la guerra, es aun muy .inestable, pero tenderá a definirse mucho más precisamente, sobré todo al interior de cada país, en los días y meses siguientes por lo que la agudización de la lucha ínter fracciones, así como la lucha al interior de todas las unidades regionales (OEA, OTAN, ALALC, MCE, etc.), se exacerbará.

NO PUEDE SUBESTIMARSE EL RIESGO DE PARTICIPACIÓN CRECIENTE DE OTRAS FUERZAS, NI TAMPOCO EL DE MUNDIALIZACION DE La GUERRA IMPE­RIALISTA SI EL  PROLETARIADO NO SE MUESTRA CAPAZ DE COMENZAR A DAR UNA RESPUESTA CLASISTA AL MENOS EN LOS PRINCIPALES PAÍSES IMPLICADOS.

EL FANTASMA DE LA REMERGENCIA PROLETARIA

El Cono Sur de América Latina fue, durante los años 1968-73, uno de los polos fundamentales de la lucha del proletariado mundial contra el capitalismo internacional.  En esos años, donde por primera vez en casi 50 años se ponía nuevamente en cuestión la contrarrevolución reinante, el proletariado de la región empujaba a sus hermanos de clase en el mundo entero y formaba parte de la avanzada al multiplicar sus asociaciones clasistas en lucha por la dictadura del proletariado. Las grandes huelgas masivas que trascendieron fronteras, y que ningún aparato del Estado pudo encerrar en el cuadro nacional (y mucho menos nacionalista), las manifestaciones violentas desafiando todo el orden establecido, las ocupaciones de fábricas, de campos, de minas, de casas, de ciudades enteras, y más aun la generalización de ellas a una lucha de hecho por el poder, por la autoridad en la calle, que llegó a organizar territorialmente la desobediencia gene­ral al Estado y la indispensable -aunque primaria- guerra contra el mismo en Argentina, Uruguay, Bolivia, Perú y Chile, contribuyeron a la cresta de la ola de lucha proletaria que abarcó todos los conti­nentes entre 1968-73.

No nos detendremos aquí en las fuerzas y debilidades de ese movimiento, es decir en los esfuerzos y dificultades de organización del proletariado en fuerza autónoma mundial con una dirección, que habiéndose reapropiado de la experiencia pasada sea capaz de conducir el conjunto de esas rebeliones e insurrecciones hacia la revolución comunista. Pero para comprender, con todo el rigor necesario las contradicciones en las que la sociedad se debate en la actualidad, debemos tener presente:

- que durante todos estos años la clase dominante consideró que el triunfo burgués en la guerra contra el proletariado era sólido, que la subversión había sido definitivamente erradicada,

- que todo el proyecto de recuperación económico se basaba (dicho muy esquemáticamente) en retener los capitales, que desde la zona se exportaban al exterior, hacer retomar los que ya estaban afuera y atraer nuevos capitales gracias a la brutal comprensión del salario real, y el consiguiente aumento de la tasa de ganancia;

- que si bien al principio dicho proyecto tuvo buenos resultados capitalistas, y globalmente en el Cono Sur se llegó a un crecimiento económico superior al de décadas pasadas, el mismo se agotó más rápido de lo esperado y hubo que volver a reconocer que la crisis estaba otra vez presente violentamente.  Fue precisamente en Argentina que dicha crisis se manifestó primero, y por ahora, con más fuerza y violencia.  Ahora ya resulta nuevamente inocultable en los otros países de la región,

- que la burguesía del mundo entero, que ayer se alió abiertamente en contra del proletariado de la región[22], es consciente de haber utilizado y desgastado todo su clásico arsenal contrarrevoluciona­rio[23] y siente un pánico atroz ante el más mínimo fantasma de la reemergencia de un proletariado con experiencia directa en cuanto las formas mas elevadas de guerra de clase contra clase.

Se podrá decir que nada indica que el proletariado no cae­rá en los errores del pasado, y ello es totalmente cierto luego de la impresionante derrota sufrida, la liquidación física de una parte de los cuadros revolucionarios y de la inexistencia de una internacio­nal comunista. El proletariado europeo vivió experiencias similares en el pasado y la actual generación de proletarios (salvo los grupos de vanguardia revolucionaria) no conoce nada al respecto. Sin embargo, en el caso del Cono Sur de América Latina, la mayoría de los actúales proletarios vivieron esa experiencia directamente, experiencia que comprende desde la revolución ascendente a la revolución descen­dente y el tiempo de la contrarrevolución.[24]

Estos elementos y principalmente el pánico ante la posible reemergencia del proletariado son indispensable para comprender las circunstancias en las que los Milicos Argentinos toman la iniciati­va de ocupar las Malvinas.  

Sería totalmente aventurado el afirmar que las luchas prole­tarias, que sobre todo en el mes de marzo de 1982 se desarrollaron en Argentina y Bolivia (pero también en Chile), constituyen una ver­dadera reemergencia del proletariado. Pero lo que no hay ninguna du­da, es que a la burguesía se le volvió a aparecer el fantasma de lo que creía muerto.

Ya durante el año pasado, hubo algunos hechos que un tiempo antes hubiesen sido impensables[25]. Algunas huelgas duras,  en Buenos Aires se vuelve a escuchar "hay que organizarse".  En noviembre, una manifestación tipo entierro organizada por religiosas y sindicalistas de 50,000 personas resulta desbordada por los participantes. En el mismo momento, en Santiago de Chile -sobre todo en la zona Nor­te- comienza un proceso de asociacionismo territorial que no respon­de a ningún partido político preciso y que se reivindica del "clasismo". Hay además una reemergencia del movimiento de los “sin casa". Paralelamente, en el Gran Buenos Aires algunas familias proletarias co­mienzan a ocupar tierras. Al principio se trata únicamente de unas pocas hectáreas en Lomas de Zamora. El movimiento se masifica de inmediato y más de 200 hectáreas son ocupadas en Quilmes y Almirante Brown. Los milicos impresionados por la masificación de la ocupación de casas, decenas de miles de familias, no reprimen abiertamente sino que in­tentan impedir que se continué extendiendo y organizando. Rodean y controlan a los que entran y salen de las tierras ocupadas donde se han ido construyendo improvisadas viviendas.  De hecho, el movimiento demostró una organización que desorientó a los milicos. Otro elemento significativamente importante es la violación masiva de contadores de luz en todo Buenos Aires, reconocida por la prensa del régimen, que tiene porque inquietar a los milicos[26].  Desde principios del año se registran algunas luchas del proletariado industrial en Buenos Aires, en Santiago de Chile y en la Paz. Durante marzo, se realizan varias manifestaciones en diversas ciudades de esos países, que los sindicatos tienen cada vez más dificultad a encuadrar. En Buenos Ai­res, luego de una manifestación en la Plaza de Mayo, el Ministro de Trabajo Brigadier Julio Porcil "admitió el temor del gobierno a que estas concentraciones conlleven a acciones de sectores que no precisa­mente integran esa organización" (refiriéndose a los sindicatos dialoguistas) y agregó "Nadie puede asegurar la ausencia de los desbordes y actos no tan pacíficos como los anteriores, en casos de que se rei­teren"[27]. Pocos días después, el martes 30 de abril, el desborda­miento se producía. Columnas procedentes de todos los barrios proletarios del Gran Buenos Aires convergieron hacia el centro, e inmediatamente los manifestantes desconocieron las consignas pacifistas lanzadas por sus organizadores. Por primera vez en muchos años, los enfrentamientos entre proletarios y policías -mediados por sindicalistas- volvieron al centro de Buenos Aires. Aunque los manifestantes no lograron llegar a la Plaza de Mayo, hubo varios comercios y casas bancarias incendiadas o destruidas por bombas de fabricación casera, algunos vehículos policiales destruidos y milicos lesionados. Del lado de los obreros hubo unos 1500 detenidos, dos muertos y decenas de heridos. Hubo enfrentamientos similares en casi todas las grandes ciudades, en particular en Rosario, Córdoba y sobretodo en Mendoza, donde se registraron también heridos graves y un muerto del lado de los manifestantes.

Pero lo que mas aterrorizó a la burguesía (no nos referimos a ninguna burguesía "nacional", sino al interés del capital mundial en general) fue la convergencia objetiva de esas manifestaciones radicales en Argentina con un movimiento aun más violento en Bolivia. Unos días antes, respondiendo a un conjunto de medidas económicas dictadas por el gobierno boliviano, que de hecho significaban una baja del salario real más brutal aun, el proletariado realiza un conjunto de huelgas, ocupaciones, manifestaciones. Una concentración obrera en Cochabamba, el viernes 25 de marzo, fue reprimida en la sangre por grupos mi­litares y paramilitares del Estado. Contrariamente a lo esperado por la burguesía, y a lo que había venido sucediendo últimamente[28], el proletariado respondió con la huelga general que duró 48 horas, y con actos y demostraciones violentas en varias ciudades, el día Lunes 29 de marzo (un día antes que las de Argentina !).

Es así como la burguesía sé encontró de golpe, con una situación de efervescencia general en el eje del Cono Sur, en menos de 24 horas hubo huelgas y manifestaciones violentas en Buenos Aires, Cór­doba, Mendoza, Rosario., La Paz…, que se fueron determinando como objetivos las casas de gobierno respectivas y como si eso fuese poco los mineros de Catavi, Siglo XX y Huanuni daban un ultimátum al régimen diciéndole que si no se atendían las reivindicaciones salariales y se liberaban a los presos políticos "se verían obligados a marchar hacia la sede del gobierno pertrechados con dinamita y otros explosivos".

En el fondo, no hubo una situación preinsurreccional, ni tampoco un desarrollo de la lucha de clases por canales autónomos como en el pasado. Luego de la destrucción general del proletariado combati­vo, operada en la década pasada, y de tanto tiempo de parálisis del movimiento reivindicativo no puede esperarse que de un día para el otro haya una situación de ese tipo. Ello puede medirse en el tipo de consignas como "Paz, pan y trabajo" (es el tipo de consignas más generales tanto en Argentina como en Bolivia, Chile, Perú y Uruguay) mucho más limitadas y primarias que en el pasado. El conjunto de manifestaciones violentas y de huelgas en la región, han simplemente recordado a la burguesía que es posible una reemergencia,

No es ante la reemergencia real que la burguesía retrocede (los gobiernos de Argentina y Bolivia no tardaron en buscar satisfa­cer en algo las peticiones), pues una golondrina no hace primavera, sino ante el terror de la reemergencia futura. Los hechos de fines de marzo no marcan por lo tanto el comienzo de la revolución ascen­dente, sino mucho mas modestamente recuerdan que la burguesía y la crisis de su sistema empujan a ese proletariado, destruido, masacra­do, secuestrado, exilado, etc. a volver a organizarse, más autónoma­mente, más firmemente, más compactamente y sobretodo habiendo extraído las lecciones de su derrota pasada.                                                   

Y SI, eso, el fantasma de la reemergencia, es ultra suficiente para sembrar el terror en las filas del Estado y sobretodo en los MI­LICOS Y TORTURADORES, que saben que en las primeras de cambio, muchos de ellos dejarán sus tripas colgadas en los faroles ahorcando a los sindicalistas que con ellos han colaborado; que en cualquier situación donde el proletariado, aunque sea coyuntural y localmente, controle la situación vengará la sangre de los suyos ejecutando a todos los terroristas del Estado. Todos los oficiales y torturadores arrepentidos, en diferentes declaraciones públicas, reconocieron que esta situación (miedo al futuro), es común en los ejércitos del Cono Sur.

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Fue en esas circunstancias. y ante la represión, que, desde el seno mismo de las manifestaciones proletarias, salió el grito salva­dor:

"SI SON TAN VALIENTES PORQUE NO VAN A COMBATIR LOS CHILENOS"

"SI SON TAN VALIENTES PORQUE NO VAN A COMBATIR LOS INGLESES".

Era la forma de exorcizar el fantasma del comunismo, de atraer la atención sobre "el enemigo exterior" ocultando que el enemigo está siempre en nuestro propio país.

La consigna corresponde, sin lugar a dudas, a los planteos ideológicos de todo el abanico de oposición burguesa, frente a la re­presión la gritaban también los proletarios lo que pone en evidencia su desorientación y los límites del movimiento. En el fondo se le daba una tabla de salvación a los aterrorizados milicos. Estos no tu­vieron más que avanzar hacia las Malvinas, para realizar lo que la oposición pedía e intentar arrancarle su bandera. En el mismo acto se conjuraba el terror y, si todo salía bien, se fortificaría la Nación Ar­gentina, los militares serían saludados como héroes nacionales y el proletariado seguiría en el cementerio de la historia.                       

Interesa muy poco el ver el conjunto de circunstancias (que un año atrás no hubiesen sido las mismas) que condujeron a los milicos a desafiar a los Milicos Ingleses y no a los Milicos Chilenos. Al respecto como se sabe, hubo un conjunto de hechos totalmente circunstanciales unos días antes a partir del desembarco en San Pedro, una de las Islas Georgias del Sur, de unos 40  trabajadores argentinos, la puesta de la bandera argentina, la expulsión de ellos por las autori­dades inglesas, etc.; hechos a los que se le atribuye el haber sido el elemento detonador. A pesar de que la oposición burguesa, sobretodo peronista, que en el fondo siempre ha sido ultra servil con respecto al Estado (como toda socialdemocracia), hubiese también contra Chile apoyado a sus Milicos; no cabe duda que en la decisión de los milicos, mas que esos anecdóticos hechos de los 40 laburantes, debe haber pesado el hecho de jugar la carta "tercermundista", "anticolonialista", que en el caso de guerra con Chile hubiese sido imposible. Entre los verdugos argentinos y los verdugos chilenos, es difícil hacer creer al mundo que hay una gran diferencia (solo los interesados capitalistas de los partidos "comunistas" especialmente de Cuba y Rusia pueden pretender que unos son fascistas y los otros no!).  Por el contrario entre los torturadores tercermundistas y liberadores de la nación argentina, y los más viejos colonialistas, piratas y verdugos del mundo, se tiene la esperanza de que la opinión pública mundial pre­fiera la causa de los primeros.

Considerando las cosas más globalmente puede decirse sin embargo, por todo lo expuesto, que el ejército argentino ocupó las Mal­vinas no contra el ejército ingles, sino contra el fantasma de la reemergencia del proletariado internacionalista.

UNIDAD NACIONAL Y PROLETARIADO

No cabe duda de que la falta de una respuesta firme y global del proletariado británico contra su Estado es alarmante. Sin embar­go, el mismo no ha mostrado, como en el pasado, una tendencia a abrazar fácilmente el nacionalismo de sus explotadores y en este sentido los partidos burgueses sienten un serio golpe. Si a ello agregamos la persistencia de un conjunto de luchas -aun pequeñas y limitadas- contra la política de austeridad del gobierno, y la tendencia lenta pero general del proletariado europeo a retomar el camino de clase, podemos augurarle muy serias dificultades al Estado Inglés y en general a los Estados Europeos en su irreversible carrera hacia la guerra imperialista. En la guerra de las Malvinas, el pretender que el proletariado inglés ha adherido a la política de su Estado es como mentira demasiado burda y, como realización real, totalmente pretenciosa ante la situación social y una causa demasiado poco defendible políticamente.

Se ha insistido, por el contrario, en la unidad nacional argentina y en el furor latinoamericanista. Desde el punto de vista bur­gués, esto es relativamente cierto. Salvo algunos sectores, reducidos por el momento al silencio, todo el espectro político tiende a alinearse del lado del Estado Argentino. Sin pretender enumerar  todas las fuerzas, digamos que al interior de la Argentina mismo aparecieron totalmente unidas junto a los milicos la izquierda y la derecha, los grupos económicos (Sociedad Rural Argentina, Cámara de Comercio., Unión Indus­trial, Federación Agraria Argentina) y sus agentes sindicales (Intersectorial CNT 20,  Confederación General del Trabajo, y los 32 sindica­tos democráticos), y todos los partidos políticos (Peronistas, Radica­les, todos los Partidos Socialistas y los "populares", los trotskistas, todos los estalinistas, todos los frentes de izquierda, el Partido Conservador Popular, la Unión Cristiana Democrática ... etc.). Son todas fuerzas profundamente contrarrevolucionarias, y su unidad por la guerra imperialista contra el proletariado no nos sorprende en absoluto.

Tiene que quedar absolutamente claro, sin embargo, que la posición estilo Montoneros de lucha por las Malvinas y contra el gobier­no es una muy cínica y vieja posición, que ha existido siempre y QUE ES INDISPENSABLE PARA LA FORTIFICACIÓN DEL ESTADO CONTRA EL PROLETA­RIADO.  Como decíamos en al articulo sobre el Estado norteamericano, para aumentar la potencia global del Estado "no es necesario que apo­yen globalmente al gobierno, es suficiente, pero indispensable, que una parte de ellos crean en las oposiciones presentadas por la bur­guesía o, lo que es lo mismo, que consideren que existe una solución política (cambio de gobierno por uno peronistas) a su miserable situación social (solo solucionable con una REVOLUCIÓN COMUNISTA!)."

Pertenecen no solo al campo de la hipocresía, sino ya del ridículo, de la payasada general, las declaraciones de los Montoneros “contra el gobierno" porque no les permite ir a defender su patria; o más aun la presencia de JORGE ABELARDO RAMOS, una de las figuras más prestigiosas del trotskismo internacional[29], junto con Saúl Ubaldini jefe sindical peronista y Joseph Hirsch jerarca del sector empresarial, en el acto militar realizado por el Ejército en la asunción del mando por parte del nuevo Gobernante argentino de las Malvinas: General Mario Benjamín Menéndez!!  Que Montoneros v Trotskistas están totalmente del lado de la contrarrevolución ya lo sabíamos, lo que llama la atención es con el desparpajo que se VISTEN DE MILICOS olvidando a sus propios militantes, a sus simpatizantes y amigos, que han sido arrestados, torturados, asesinados por esos mismos milicos.

Todas las fuerzas que apoyan al Estado argentino han abandonado las banderas por las que pelearon sus propios muertos y presos. AHORA MAS QUE NUNCA, LA BANDERA DE LOS PROLETARIOS, ARRESTADOS, TOR­TURADOS, ASESINADOS POR LOS MILICOS, aun aquellos que pertenecían a esos partidos o que cayeron creyendo en todos esos falsos revolucio­narios, NO PERTENECE A ELLOS (peronistas, trotskistas, estalinistas..) SINO POR EL CONTRARIO, A LOS PROLETARIOS QUE HOY COMO SIEMPRE CONTI­NÚAN LA LUCHA CONTRA EL ESTADO ARGENTINO; CONTRA LA GUERRA IMPERALISTA POR LA REVOLUCIÓN.

Por todos lados se habla de que es la primera vez que todas esas fuerzas (todas fuerzas capitalistas) se unieron y que ello cons­tituye un gran acontecimiento. Sin embargo, tanto estratégicamente, por la contraposición permanente y total entre guerra imperialista y revolución, como tácticamente, porque el comienzo de hostilidades no responde en realidad al ejercito ingles sino que tiende a exorcizar la reemergencia en el subcontinente del fantasma del comunismo, puede afirmarse que "esta" unidad de derechas e izquierdas, de gobiernos y de oposiciones, de milicos e izquierdistas es CONTRA EL PROLETARIADO y en este sentido no constituye (salvo por su coincidencia continental) nada nuevo.

Por todas partes, tanto en América Latina como en Europa, se ha pretendido falsificar las cosas hasta tal punto de asimilar lo que es antagónico. Así se nos ha querido hacer creer que porque los mi­licos y los peronistas se pusieron de acuerdo (LO QUE NO NOS LLAMA LA ATENCIÓN. HICIERON LO MISMO CON CAMPORA Y EL RETORNO DE PERÓN!), los obreros habrían adherido al Estado!  ¿Se olvidan que esa misma fuer­zas coaligadas le pedían la adhesión al Estado dirigido por Cam­pora, Perón o Isabelita y la lucha obrera fue aun capaz de dar gran­des batallas, que culminaron con el terrorismo abierto organizado por el Estado Peronista y los Milicos (el Estado de Sitio que dura hasta hoy fue adoptado por el peronismo)!?

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Hoy no se puede hablar aun de lucha abierta contra la gue­rra imperialista, pero lo que podemos afirmar en base al conjunto de informaciones (aun muy escasas) que hemos podido reunir es:

- que no hay ningún entusiasmo en el proletariado argentino y lati­noamericano por ir a pelear "contra los ingleses", como han queri­do hacer creer todos los medios de difusión, hay un sentimiento de desorientación y sobretodo de temor de ver por primera vez (no se olvide que la guerra entre países en la zona no se ha vivido des­de hace mucho tiempo, que ni siquiera la "segunda guerra mundial” llegó a implicar seriamente la zona) a la guerra tan cerca

- que en Argentina mismo, las distintas movilizaciones, manifestaciones, colectas, programas 24 horas por televisión, se consideran un fracaso pues esas fuerzas coaligadas calculaban una capacidad de convocación mucho mayor;

- que los llamados a reclutamientos voluntarios han fracasado;

- que la suspensión de las medidas de lucha contra el gobierno fueron mal recibidas en el proletariado y al respecto es bueno recordar que la propia CGT (el sindicato más radical) intentó frenar la manifestación del martes 30,  precisamente para apoyar la acti­tud "positiva"  de los militares contra los ingleses; que al verificar a último momento que era imposible, llamó, por todos los medios, a que, la manifestación sea estrictamente pacífica, la adhe­sión a esa consigna está a la vista !

- que hay gran rabia contra el gobierno pues contra comandos ultra-entrenados, mandan a morir a los colimbas, a jóvenes de 18 años mal armados, totalmente inexpertos, algunos agarraron por primera vez un fusil hace dos o tres meses, que se comenta mucho que dejaron los mejores cuerpos de choque, como los paracaidistas, sin intervenir en las Malvinas para reprimir posibles luchas proleta­rias, lo que nos parece sumamente coherente;   

- que es de esperarse que ya hayan habido motines, dentro del ejército, de los soldados, negándose a cumplir ordenes pues aunque ahora no tenemos información al respecto, hubo varios casos de motines contra oficiales cuando se preparaba la guerra contra Chile a pesar de que la oposición peronista daba también su apoyo al Gobierno;

- que si bien hay un odio normal al Estado Inglés (no debe olvidarse que ha estado siempre del lado de los explotadores y de los Estados de América Latina), el nacionalismo argentino, el argentinismo, es resentido instintivamente por la clase obrera, desde siempre, como un buen negocio patronal y de los milicos,

- que ahora, frente al hecho de que la oposición llama a la tregua social en nombre de la guerra, toda lucha obrera por sus propios intereses no solo es abiertamente contra la guerra y el Estado, sino que directamente asumirá la forma de lucha contra los mili­cos y la servil oposición;

- que en Inglaterra y en Europa la situación es similar, no hay ningún tipo de entusiasmo nacional imperialista en el proletariado, y que si la guerra exigiese la necesidad de llamar a voluntarios sería limitadísimo el número que concurriría;

- que el problema fundamental no es en ninguno de los dos bandos la capacidad real de movilización del Gobierno y su oposición, como ha sucedido en el pasado, donde los obreros fueron conducidos de­trás de las banderitas nacionales, sino la inconciencia general, el indiferentismo de los obreros, el sentimiento (peligrosísimo)de que la cosa está demasiado lejos (hasta en Buenos Aires, las Malvinas se consideran demasiado lejanas y ni siquiera se ha alterado la cotidianidad!), de que los que se matan son los otros (!), de que no va a pasar a mayores ni alterarnos nuestra vida (!), en fin la falta de la fuerza organizada del proletariado contra la guerra.

CONCLUSIONES FRENTE A LA GUERRA DE LAS MALVINAS

1. La guerra imperialista es siempre anti-proletaria y contrarrevolucionaria. La única respuesta de clase frente a ella es la conti­nuación de la lucha por los intereses proletarios, la lucha contra la "propia" burguesía y el "propio" Estado; el internacionalismo y la centralización de las fuerzas de la clase obrera contra el capital, sus Estados, sus guerras, por la revolución comunista.

2. Dicha posición es estratégica, fundamental e invariante. Todos los pretextos de tipo defensista, (el "agresor fue el otro bando", "autodeterminación de los pueblos", "lucha anticolonial", "apoyo al campo progresista") han sido siempre, y son hoy en el caso de las Malvinas, sanguinarios anzuelos para enganchar obreros a la barbarie asesina del capitalismo y su guerra.

3. El Estado Inglés y el Estado Argentino, han sido siempre aliados inseparables en la lucha contra el proletariado y todas sus prefiguraciones históricas, Incluso hoy, no son enemigos, sino aliados objetivos contra el comunismo,

4. Gobiernos y oposiciones, piratas y torturadores, demócratas y ci­vilizadores, sindicalistas y mercenarios, izquierdistas y derechistas, tercermundistas y colonialistas, peronistas y conservadores, estancieros y sindicalistas, socialistas y miembros del escuadrón de la muerte, empresarios y trotskistas, oficiales y curas, radi­cales y liberales, laboristas y bolivaristas, patrioteros y castristas, ... todos, todos juntos, los que viven del trabajo de otros y de la sangre derramada en las guerras, están otra vez más unidos a favor de la guerra imperialista y exorcizando el fantasma de la reemergencia del proletariado en el mundo entero.

5. Es mentira que las guerras son inevitables, es mentira que hay adhesión importante al Estado Inglés y al Estado Argentino, es men­tira cada una de las cosas que nos dicen para pedirnos colaboración con el Estado y la Nación, pero es alarmante la indiferencia de los proletarios frente a la irremediable carrera burguesa hacia la guerra imperialista,

6. Hoy, como siempre, la única línea proletaria -contra todos los socialchovinos- es EL OPONER A LA GUERRA IMPERIALISTA LA LUCHA POR LA REVOLUCIÓN COMUNISTA, LA LUCHA CONTRA "NUESTRA PROPIA" BURGUE­SÍA, contra la nación, contra el reclutamiento y por la ruptura de la disciplina en la fábrica, y en el cuartel, por la constitución de asociaciones clasistas de proletarios para aprovechar la desor­ganización del Estado de nuestros opresores directos y TRANSFORMAR LA GUERRA CAPITALISTA EN GUERRA CIVIL REVOLUCIONARIA.

7. Son los acontecimientos mismos que le están gritando al proletariado:  REVENTAR POR EL CAPITALISMO 0 CONSTITUIR EL PARTIDO INTERNACIONALISTA DE LA REVOLUCIÓN COMUNISTA

10 de mayo de I982



[1] La importancia de la presencia militar de Israel (en armas, consejeros, etc.) en países como Guatemala y Chile es enorme.

[2] Apenas dispongamos de espacio, publicaremos un texto, ya aparecido en nuestro órgano central en francés, sobre "las causas de las guerras" donde se presenta la trascendental polémica al respecto que dividiera la izquierda comunista internacional.

[3] La existencia de guerra imperialistas localizadas en forma per­manente, no es negada por la burguesía. Cuando se dice "Guerras han existido siempre”, lo que se niega es más bien la necesidad y la posibilidad de suprimir revolucionariamente las causas de las guerras y por lo tanto las guerras mismas.

[4] Los fraccionamientos del capital están en perpetuo movimiento y puesto en cuestión, no existe ninguna unidad estable, sólida y

ningún límite al número de sus combinaciones, porque no se trata de combinar un conjunto finito de capitales particulares o de Estados nacionales, sino que por el contrario cada "átomo" (expresión aun demasiado rígida para designar la permanente desintegración del capital en capitales opuestos) del capital tira para su lado (el de su máxima valorización), y solo funciona como un todo con leyes propias como re­sultado inestable de todos esos antagonismos; o dicho de otra manera solo existen los capitales globales, o el capital global como proceso contradictorio de capitales y recíprocamente el proceso de capitales contradiciéndose es la única forma de existencia del capital global.

[5] Dicha forma está sin embargo contenida en la esencia misma de la competencia, o dicho de otra manera la competencia contiene, in­cluso en sus formas pacíficas, la potencialidad de la guerra, la ame­naza de la guerra, la guerra encubierta, ... y por ello a la guerra misma.

[6] Al respecto los comunistas fueron siempre terminantes, como Marx y Engels lo subrayaban: "En lo concerniente al derecho, nosotros hemos subrayado, junto con muchos otros, la contraposición existente entre comunismo y derecho, tanto público como privado, así como bajo su forma más general de derechos del hombre" La Ideología Alemana.

[7] El lector reconocerá en lo que precede las formulaciones típicas de la contrarrevolución, del defensismo, todos los "si" son absurdidades. Permítasenos, utilizarlas para empujar al absurdo to­das esas presuposiciones, desenmascarar lo que "valen" y reivindicar nuestra invarianza. Voltaire decía "si dios no existiese habría que inventarlo" y Bakunin respondía "si dios existiese habría que matarlo".

[8] El mejor ejemplo está constituido por Rusia en 1917 y la propa­ganda, revolucionaria efectuada por una fracción de los bolcheviques agrupados en torno a Lenin.

[9] Ver "Liberación Nacional: cobertura de la guerra imperialista" COMÜNISMO No. 3 y "Contra la mitología que sustenta la liberación Nacional", principalmente la Tesis y Contratesis 5 en COMUNISMO No.7

[10] Ver también COMUNISMO No. 1 "Contra la Democracia" y COMUNISMO No. 7 "Fascista o antifascista la dictadura del capital es la de­mocracia".

[11] Dirigiendo al mismo tiempo al mundo hacia la guerra imperialista generalizada.

[12] Así rezan los editoriales de diarios norteamericanos, argentinos, británicos y de otros países latinoamericanos.

[13] Nos referimos al movimiento social y a los intereses de sus pro­tagonistas, que emergió en esa parte de América durante todo el siglo pasado contra la propiedad privada en los campos y el orden impuesto por el centralismo porteño y refrendado sin excepción por Inglaterra y no a las variadas recuperaciones del mismo intentadas por los federales que llegaron a Buenos Aires (cuyos jefes más notorios fueron: Francisco Ramírez, Chacho Peñaloza, etc. y que son los que hoy reivindican "Los Montoneros") y que sin excepción terminaron re­primiendo aquel movimiento.

[14] Designaciones utilizadas tanto por los gobiernos españoles y españolistas antes de 1810-25, como por sus sucesores libre cambistas pro-británicos, contra los que desafiaban simultáneamente la pro­piedad privada, las policías y las sucesivas organizaciones del Estado.

[15] El proletariado NO TIENE PATRIA.

[16] En los altos mandos militares argentinos hay una clara consciencia de haber puesto el dedo en la llaga empujando a ese resquebrajamiento y frente a esa situación se asumen plenamente las consecuencias (lo que quiere decir les guste o no, una disponibilidad más ma­nifiesta aun hacia el otro bloque).  En esa línea se adoctrina ya públicamente. En La Prensa del 23 de abril de 1982 se registra la po­sición del Comandante en Jefe de la Armada. Isaac Anaya que explica el protagonismo de Argentina en esa situación "en donde los riesgos son grandes en cuanto al resquebrajamiento del bloque occidental y dentro de éste del sistema Ínter americano" concluyendo que "no se dará mar­cha atrás" si no se satisfacen las pretensiones Argentinas,

[17] Organización del Tratado del Atlántico Sur.

[18] No se olvide que en circunstancias similares anteriores Estados Unidos, como todo buen Estado del capital en ascenso, jugó también la carta de la potencia "anticolonialista”. Nos referimos al rechazo de la posición del Estado Inglés y Francés contra la ocupa­ción militar efectuada por el Estado Egipcio del canal de Suez, o en general a la "liberación nacional del continente africano".

[19] Esos héroes latinoamericanos fueron también buenos representan­tes del capital internacional y como tales sus posiciones estu­vieron en las antípodas de las del proletariado emergente.

[20] Desde el punto de vista del capital, la marcha hacia la guerra es inevitable, sin embargo existen siempre sectores del capital

que no ven en "esa" guerra nada que ganar. En la guerra de las Mal­vinas también los hay y la convergencia de ellos, con los intereses más generales del Estado Norteamericano, constituye objetivamente una fuerza que busca una reconstitución del equilibrio y de conciliación al interior del bloque occidental.

[21] Ver en este mismo número, páginas 61-64

[22] Baste recordar que el gobierno de Velasco fue apoyado abiertamente por el Estado imperialista ruso, por Cuba y los trotskistas al mismo tiempo que era de todos los estados de América Latina el que recibía mayor ayuda militar norteamericana!  o por ejemplo que la carta del retorno del peronismo la jugó toda la burguesía unificada de derecha e izquierda ante la incapacidad de los militares de sofocar la efervescencia insurreccional del proletariado en la Argentina.

[23] Se trata de una de las pocas regiones del mundo donde, en esta misma generación de proletarios, se desarrolló todo el ciclo contradictorio de autonomía creciente de clase hasta la lucha abierta y consciente contra el Estado y el triunfo de éste; donde se sucedieron a un ritmo vertiginoso los frentes populares, los gobiernos de "derecha" e "izquierda", los fascismos, las caricaturas de ellos, las elecciones, con los toques de queda, los rastrillos, la metralla, los atentados, las polarizaciones interburguesas y la guerra de clases abierta oficial y declarada de la burguesía y su Estado contra el proletariado y todo asociación que subvirtiera el orden.

[24] Experiencia que (para hacer una comparación internacional, sumamente ilustrativa) el proletariado en Polonia, por ejemplo, comienza a vivir. En efecto, la situación actual de este país no puede ser asimilada a la de la liquidación de la guerra de clases, el terror blanco triunfante, que se consolida en el Cono Sur aproximadamente en 1975, sino por el contrario a la de la represión dura pero incapaz aun (sin una nuevo pasaje de las izquierdas a primer plano) de paralizar por el terror a todo el proletariado. Se ha asimilado erróneamente el golpe del general Jaruzelski al de Pinochet, al de Vidella o el de los Milicos Uruguayos, asimilación que pretende, implícitamente, considerar consolidada la derrota del proletariado polonés.  En realidad el golpe de Jaruzelski corresponde, desde el punto de vista de la lucha de clases, no a la liquidación del proletariado, sino al pasaje a un nivel superior, con mucho mayor represión estatal, y puede ser puesto en paralelo con mucha mayor razón con el régimen de Onganía en Argentina, el de Pacheco Areco en el Uruguay, etc.

[25] En lo que sigue a continuación, solo disponemos de informaciones o bien muy parciales o bien las aparecidas en la prensa totalmente incompletas.

[26] No puede olvidarse que en el pasado, la lucha contra los aumentos en los servicios públicos constituyó un importante elemento unificador del proletariado, que ese fue el elemento detonador de varias sublevaciones en las ciudades del interior y que el no pago, de las tarifas eléctricas, la conexión directa (sin pasar por el contador) a la red de distribución, fue organizada masivamente por la población.

[27] Liberación 5 de abril de 1982.

[28] Las huelgas de hambre (como pretende la izquierda burguesa) no eran en realidad una demostración de fuerza obrera, sino por el contrario de máxima debilidad, pues es una medida sin perspectiva, ni capacidad de coerción del enemigo.

[29] Jorge Abelardo Ramos fue uno de los albaceas políticos de Trotsky,

tanto es así que algunos lo acusan de haber escrito algunos de los textos que se le atribuyen a Trotsky en la línea de los "Estados Unidos Socialistas de América Latina” y ha reivindicado intransigentemente la posición de Trotsky de apoyar aun el gobierno más reaccionario de la colonia contra el más progresista del país imperialista. Jorge Abe­lardo Ramos se ha convertido, así, en un importantísimo intérprete Trotskista. Entre otros libros ha escrito "América Latina un país", "El partido Comunista en la política argentina", "Revolución y contrarrevolución en la Argentina", "Historia de la Nación Latinoamericana". Es uno de los inventores de ese engendro contrarrevolucionario denominado "marx­ismo bolivarismo" !


CO9.1 Malvinas: Contra la guerra imperialista: La revolución comunista mundial.