Para continuar desarrollando nuestra crítica a las concepciones dominantes acerca de la "liberación nacional", resulta indis­pensable aclarar conceptualmente la relación entre Estado y "Nación". Para ello partimos de la definición de nación de la socialdemocracia que más ha perdurado (Kautsky, Stalin, Lenin, etc.) y retenemos como tesis la clásica formulación de que las mejores condiciones para el desarrollo capitalista es la coincidencia del Estado con la Nación: unidad de lengua, raza, costumbres, etc. La crítica de dicha concep­ción, notoriamente antagónica con el desarrollo histórico del capitalismo, así como de sus consecuencias militantes, permitirá luego precisar nuestra contratesis, la relación histórica entre el Estado y esos elementos que supuestamente constituían la nación, lo que nos lleva a definir el Estado "Nacional" sobre bases totalmente diferen­tes.

TESIS N° 5: El Estado Nacional comunidad de lengua, raza territo­rio... es la regla y la "norma" del capitalismo, el Estado con composición nacional heterogénea no es más que un estadio inferior o una excepción. "Una Nación, un Estado".

El surgimiento de la concepción ortodoxa, su concepción del Estado Nacional.

Lenin copiando casi palabra por palabra a Kautsky planteaba de esta manera la cuestión: "La unidad de lengua y el libre desarro­llo se encuentran entre las condiciones más importantes de un comer­cio verdaderamente libre, verdaderamente amplio y correspondiente al capitalismo moderno, del libre y amplio agrupamiento de la población en cada clase tomada particularmente; la condición en fin de una estrecha ligazón del mercado con cada patrón, grande o pequeño, con cada vendedor y cada comprador. La formación de Estados Nacionales, que satisfacieran estas exigencias del capitalismo moderno, es por lo tanto una tendencia propia a todo movimiento nacional. Contribuyen a ello los factores más profundos; y para Europa occidental - más toda­vía para el mundo civilizado en su totalidad - lo que es típico, normal en período capitalista, es por lo tanto el Estado Nacional..."el Estado Nacional es la regla y la norma del capitalismo. El Estado con composición nacional heterogénea no es más que un estadio infe­rior o una excepción. Desde el punto de vista de las relaciones entre nacionalidades, el Estado nacional ofrece incuestionablemente las mejores condiciones para el desarrollo del capitalismo"[i] .

He aquí brevemente definida la posición "ortodoxa", la que se transformaría en dominante en la Segunda y luego en la Tercera Internacional. En la Segunda Internacional ésta, que es la concep­ción más elaborada, surge como respuesta:

1.        en primer lugar al ambiente cada vez más general al nacional imperialismo "socialista"[ii] que Van Kol en nombre del revisionismo (Bernstein, Vandervelde, Terwagne, Rouanet, etc.) formularía
explícitamente poniendo al desnudo los objetivos colonialistas de la socialdemocracia.  Se reconocía por primera vez abiertamente que la concepción del socialismo nacional implica el mantenimiento y el desarrollo del colonialismo[iii];

2.        en segundo lugar como "respuesta" ocasional a la concepción de lo que se denominará el "austromarxismo", del cual Bauer[iv]es su mejor representante.

Sin embargo las posiciones de Bauer, contenidas en su libro "La cuestión de las nacionalidades y la socialdemocracia" cons­tituyen las bases de la posición dominante aplicadas a Austria. En efecto a pesar de que Kautsky primero[v], luego Stalin[vi] y Lenin[vii] intentarán criticar algunos aspectos de la obra de Bauer, el problema fundamental de todos ellos es el de adaptar - haciendo las modificaciones necesarias - la teoría para que ella tenga validez general, y en todos los casos se considerará a Bauer como el primero que sis­tematizó la posición "ortodoxa marxista" contra la revisionista y el propio Kautsky se preocuparía sistemáticamente en afirmar la continuidad (!) entre la posición de Bauer y la de Marx[viii] y llegaría a afirmar que "en rigor entre nosotros (Bauer y Kautsky NDR) solo subsisten diferencias insignificantes acerca de la política práctica de las nacionalidades"[ix]. Lo que sucede entre Bauer y el resto de los auto proclamados ortodoxos, es que estos últimos fueron generalizando, perfeccionando, y dándole cuerpo a la idea de Bauer.

En la definición de la Nación, Bauer ponía en primer lugar los elementos territoriales e históricos dándole menor importancia a aquellos lingüísticos y raciales. Ello, que hacía caer la definición de Bauer en una vaguedad total ("Conjunto de gente reunida en una comunidad de carácter sobre la base de la comunidad de destino"), per­mitió una crítica demoledora de Kautsky-Stalin, pues como es eviden­te en dicha definición entra "cualquier formación social": "la gens, la comunidad, el estado, la corporación, el partido, la... sociedad anónima"![x]). K.autsky, definirá la nación prácticamente a partir de la lengua (lo que a su vez aprovechará para caricaturizar), agre­gando en segundo lugar "el territorio compartido (que) puede generar una serie de intereses, concepciones y sentimientos comunes ...", y Stalin en esa obra tan alabada por Lenin[xi] daría la siguiente de­finición: "La nación es una comunidad de hombres, estable y formada históricamente, sobre la base de la comunidad de lengua, de territorio, de vida económica y de estructura psíquica que se manifiesta en la comunidad de la cultura"[xii]. Esta definición, palabra más pala­bra menos, se trasformaría en la del "marxismo" oficial.

A la definición de Bauer correspondía al principio una solu­ción más federalista tanto para el Estado, como para el Partido y a la de Kautsky-Stalin una más centralista. Bauer, al principio considera solucionable pacíficamente la cuestión nacional en Austria gra­cias a la autonomía cultural de cada una de las naciones dentro de ese país, pero poco a poco va evolucionando hacia la autodeterminación nacional, hacia "el derecho de los pueblos a su autodeterminación".

Es decir que por diferentes vías y a pesar de la polémica inicial sobre la definición de la nación, la posición ortodoxa se alinea sobre la vieja sentencia de Kautsky: "El Estado Nacional es la forma de Estado que corresponde mejor a las condiciones modernas"[xiii].

Las consecuencias en cuanto a la actitud práctica -la lógica del "marxismo" oficial.

Como se sabe la lógica predominante en la socialdemocracia era que ésta debía apoyar todo lo que el capitalismo realizaba de progresista, todo lo que empujaba a la democracia, al avance de la burguesía contra "las trabas precapitalistas". El hecho de que para algunos ello significara renunciar abiertamente a los intereses obreros y que otros pretendieran ilusoriamente realizarlo sin renuncia a ellos, no cambia fundamentalmente las cosas, pues prácticamente como demostramos en otras circunstancias en base a suficientes verificaciones his­tóricas el proletariado solo apoya las tareas del capitalismo, disol­viéndose en él, negándose como clase, y como partido autónomo. La Nación, la libre determinación de los pueblos, el Estado Nacional independiente, fue así la reivindicación democrática por excelencia[xiv] que el "marxismo" dominante levantó como bandera de las "naciones oprimidas".

Su, posición más radical insistirá siempre en que es una "tendencia propia de todas las revoluciones democráticas burguesas", que no se trata únicamente dé autonomías regionales u locales sino que hay que entender por libre determinación el "derecho de la separación" a la "formación de Estados nacionales independientes"[xv]. La rei­vindicación por la cual se apoyaba la formación de Estados según la raza, lengua, tradición, cultura, fue resumida por Lenin en la fór­mula: "Una nación, un Estado", insistiéndose siempre en la necesidad de luchar por ella a pesar de dejarse claramente establecido que dicha reivindicación no era ni proletaria, ni socialista (como preten­derían luego algunas corrientes del stalinismo) sino burguesa[xvi].

He aquí, brevemente sintetizada en base a la expresión más general, la actitud práctica que se deriva del "marxismo dominante".

CRITICA GENERAL

Como nuestros lectores saben muy bien esta concepción en cualquiera de sus variantes modernas conocidas las más sutiles y radicales (algunos hasta pretenden continuar programáticamente  la izquierda comunista italiana !) solo ha servido para dividir al prole­tariado, desorganizarlo, desarticularlo, hacerlo utilizable cono carne de cañón en las permanentes e inevitables luchas interburguesas de división del mundo, repartición, creación de nuevos Estados, separa­tismos, integraciones, etc. O dicho de otra manera, ha constituido una ideologización excelente para hacer servir a los obreros y los otros sectores del proletariado, como soldados guerrilleros, colaboradores, trabajadores modelo del esfuerzo militar o de la reconstrucción na­cional, en las guerras imperialistas localizadas en todos y cada uno de los continentes. Sus agentes principales han sido la socialdemocracia, el stalinismo, el trotskismo, etc.  No se trata de un error táctico, de un problema circunstancial que dependería de un área geográfica o de una época determinada, por el contrario estamos frente al sujeto y la doctrina misma de la contrarrevolución que como hemos visto en otras circunstancias mantiene una enorme constancia progra­mática.

En efecto, desde el punto de partida, al punto de llegada, dicha concepción es falsa:

corresponde a la idealización que el capital desarrolla de sí mismo y por eso constituye un arma de la contrarrevolución.

Para demoler cada uno de los aspectos de la concepción que criticamos, aceptemos provisoriamente la definición de Nación de Lenin, Stalin, Kautslty, etc. y aceptemos a la vez lo que es la definición implícita de Estado que todos estos autores realizan al hablar de Estado Nacional. Pero esto último requiere una muy importante aclaración, en los textos dedicados al tema dichos autores parecieran olvidar que el Estado es el poder organizado de una clase para opri­mir a otra[xvii] y piensan sin excepción en un país (territorio, población, gobierno independiente, ejército, etc.).

Es decir que se acepta ni más que la definición burguesa del "Estado", la que puede encontrarse en cualquier obra de derecho burgués. Que luego de insistir en que los obreros (de las dos o más naciones concernidas - según Lenin) tienen interés en apoyar la formación de un Estado Nacional se agregue que evidentemente en esa circunstancia "la lucha de clases continuará en el nuevo Estado Nacional", no arregla nada. Lo que es claro es que Lenin no podría sostener la misma fórmula reteniendo la concepción marxista del Estado, sustitu­yendo en su fórmula de apoyo a la constitución de un nuevo Estado Nacional, la palabra Estado por su propia definición de Estado en su obra "El Estado y la Revolución". Todo el secreto de la socialdemocracia de utilizar a los obreros en la lucha entre Estados quedaría al desnudo si se dijese por ejemplo "los obreros tienen interés en la formación y fortificación de la maquina burguesa para oprimirlos". Pero este tipo de confesiones no eran propias de la ortodoxia kautskista sino de los revisionistas a lo Berstein.

Hecha esta aclaración y con las definiciones de "Nación" (lengua, raza, etnia, estructura psíquica, cultura, etc.) y "Estado” (país) de la concepción dominante volvamos a la tesis que critica­mos y contrapongámosla con la realidad.

Sin lugar a dudas, el más modesto conocimiento de la reali­dad permite afirmar que la TESIS NO TIENE UN ÁTOMO DE VERDAD; en "Es­tado Nacional" no solo no es la regla ni la norma del capitalismo, sino que sería una excepción.

Muy rápidamente:

a)     En África y Asia, todas las grandes "naciones" de la antigüedad por su importancia decisiva en la evolución de la humanidad entera (China, Egipcia, Persa, etc.) se encuentran hoy divididas en "Estados" cuyos límites han sido trazados hasta en línea recta como resultado de las guerras entre fracciones del capital mun­dial. Por otra parte la enorme mayoría de los Estados albergan en su interior hombres de varias naciones (lenguas, etnia, tri­bus, religiones, etc.). Se trata de mucho más de la mitad del  mundo capitalista, (por su población, su territorio, su miseria) y ello aunque le duela a la socialdemocracia que con su reaccionaria e idílica concepción del capital se lo olvidaba.

b)     En América donde se encuentra el modelo por excelencia del capitalismo (y ya lo era en la época de la socialdemocracia; a pesar de que el potencial productivo de USA solo por esas fechas comenzaría a equipararse al de las potencias de la época) la tesis también es destruida por su irrealidad.

b1) El Estado de Estados Unidos, que difícilmente alguien se animaría a calificar de "estadio inferior" o de "excepción" tiene una composición nacional totalmente heterogénea, tanto étnicamente como por las lenguas, como por el origen de la población, la historia, etc. Es por excelencia un país constituido por inmigrados en diferentes épocas de todas partes del mundo, pues como se sabe la exterminación de indígenas fue casi integral. Desde cualquier ángulo que se le mida, (peso económico en la historia, etnológico, etc.) los elementos homogéneos a través de la historia de ese país, supongamos anglosajones puros, son mucho menos relevantes que los elementos heterogéneos.

b2) En el resto de América, si consideramos la latinidad como una "nacionalidad" es evidente que se encuentra repartida en muchísimos "estaditos" en el mundo entero (cada país de América del Sur, América Central y del Norte, en Europa del Este, del Oeste). Las nacionalidades indígenas están también repartidas (quechua, aztecas…) y en ningún caso conforman un "Estado". Si vemos las cosas al revés del lado de los Estados también vemos en cada uno una total heterogeneidad nacional y por ejemplo aquellos pocos "Estados" de la región donde los indígenas, los negros, los mulatos, zambos, etc. son minorías insignificantes y el blanco es la enorme mayoría, la población está constituida por las mezclas de olas de inmigrantes sucesivas de todas las nacionalidades europeas, donde cada generación considera "extranjera", "gallego",
"tano", "gringo"... a la ola más reciente, y ésta "nacional" a la otra.

c)               Considerando por último los "Estados" de Europa - que es sin lugar a dudas el pobre horizonte de la socialdemocracia europea - la cosa resulta también integralmente falsa. En Europa aún hoy cada muy pocos kilómetros se cambia de lengua sin cambiar de país, ninguna de las grandes etnias (germánica, eslava, latina...) coincide con un "Estado". Las pequeñas etnias tampoco coinciden con un Estado (basca, armenios, lituanos...). Si consideramos las sub­divisiones de aquellas mucho menos, ni los catalanes, ni los bretones, ni los wallones, ni los castellanos, constituyen un "Estado".  Por otra parte todos los grandes Estados modelos de Europa son de composición nacional heterogénea: España (Castilla, Bascuña, Cataluña, Galicia...), Francia ("francés", Cataluña, bretaña, Córcega, Martiniques...), Gran Bretaña (Irlanda, Inglaterra...), Bélgica (Walones, flamencos, germanos), Suiza (francófonos, germanos, "italianos"), Checoslovaquia (Checos, Eslavos, Húngaros, Alemanes), URSS (rusos, ucranianos, turco-iranies, bielorusos, judíos georgianos, armenios). Ni Italia, unificada hace demasiado poco y sin una real unidad lingüística (no se trata en absoluto de simples "problemas" de dialectos sino de lenguas y grupos humanos latinos diferentes), ni Alemania que nunca se mantuvo realmente unificada podrían ser un modelo de coincidencia entre "Estado" y "Nación”. Claro que esta nómina la podríamos proseguir, sobre todo viendo más en detalle la heterogeneidad "nacional" de cada Estado, poniendo en evidencia que ésta es la regla del capitalismo, contrariamente a lo que Kautsky teorizó y tantos dijeron (y tal vez creyeron) luchar por poner en práctica (el propio Hitler). Pero, con esa visión a vuelo de pájaro del mundo, es más que suficiente para considerar de­mostrado que el "ESTADO” “NACIONAL" , siguiendo siempre las definiciones del "marxismo" dominante, contrariamente a lo que este sostiene NO es la regla ni la norma del capitalismo, que el "Estado" con “composición nacional heterogénea" no es ni una excepción, ni un esta­dio inferior.

Aclarado esto, pasemos ahora a la exposición de nuestra con­cepción propia, la comunista, que se toma como punto de partida nuestra concepción del Estado.

EL ESTADO

Desde nuestro punto de vista el Estado, no es un pedazo de tierra, ni un conjunto de población, ni un derecho único, sino la orga­nización de una clase para la dominación de otra. El Estado capita­lista, es antes que nada la organización del capital para reproducir­se en forma ampliada asegurando para ello la sumisión permanente de la fuerza de trabajo... para ello combina un conjunto de elementos ideológico-represivos que mantienen disueltas las clases - desorgani­zada la clase obrera - en el ciudadano, reconstituyendo la sociedad por la suma de ellos, sea como votantes (democracias parlamentarias y presidencialistas), sea como miembros del partido único (democra­cias populares y fascistas).

Es decir que el fundamento del Estado, no es "nacional" (en la definición clásica que hemos venido viendo); su verdadero soporte y razón de ser no tiene nada que ver con elementos como la lengua, la raza, el territorio, la tradición, etc. El Estado capitalista, corresponde al capital, cuya realidad no es "nacional", sino mundial[xviii].

La existencia mundial del Estado del capital, se ha mostrado como una realidad viviente y esencial, como fundamental enemigo de la revolución cada vez que ésta se ha manifestado como tal. En todos esos casos el Estado de todos los países y "naciones" actuó como un so­lo bloque unificado frente al proletariado insurrecto. Ejemplos:cuando la Comuna todos los sectores del capital abandonaban sus querellas para enfrentarla unidos, lo mismo sucedió luego de la revolución del 17, o más recientemente cuando en América del Sur, desde el 68 a la fecha, miles de militantes revolucionarios son perseguidos por una sola realidad Estatal abandonando solo para la ocasión los actos de guerra que se libran entre los países.

A la realidad mundial del capital corresponde la burguesía mundial y la necesidad de enfrentar estatalmente toda tendencia del proletariado a la organización. Pero esa misma realidad tiene otro componente esencial, tan contradictorio, como unificado al primero: el capital no puede existir sin competencia, sin la lucha entre capitales, empresas, grupos industriales, consorcios financieros, ejércitos. La guerra entre grupos de capitales, es tan inherente al ca­pital en tanto modo de producción como la mundialidad del mercado capitalista. Son aspectos necesarios y contradictorios de la unidad capital[xix].

Por ello el Estado como organización mundial de la dominación capitalista solo puede perfeccionarse, formalizarse (unidad militar, mandos únicos políticos, unidad jurídica, complementariedad represiva, etc.) en términos relativos, frente a la emergencia y for­talecimiento del proletariado organizado. Su práctica dominante es la de concretizarse en un conjunto complejo de diferentes Estados, de distintas organizaciones territoriales, militares, represivas, ideológicas, que sin abandonar su función primordial en el terreno mundial, la de mantener la opresión capitalista, representan los diferentes grupos de capitales, disueltos y reorganizados, rompiendo alianzas y frentes económico-militares y reconstituyendo otros. El Estado, en sus diferentes formas particulares comprende elementos con una enorme heterogeneidad de todo tipo, no solo como vimos referente a "lo nacional', sino con respecto al tipo de aparato que lo compone. Así por ejemplo algunos de ellos están ligados a la unidad territorial-país (algunos ejércitos y policías), otros por el contrario son inconcebibles a dicho nivel ( las Iglesia, bloques monetarios, etc.), pero en todos los casos se encuentra presente tanto el elemento lucha mundial contra el proletariado como el de lucha entre capitales. Es, sin perder nunca de vista ambos elementos que se podrá comprender la realidad Estado Nacional.



[i]"Acerca del Derecho de las Naciones de disponer de si mismas".

[ii]No parece ser adecuada la vieja categorización de social-imperialismo por estar ligada al mito de que la socialdemocracia era un partido obrero con dirigentes traidores.

[iii]Los "Socialistas" de la época hablarán más claro aún que los Na­cional Socialistas alemanes, o los Colonialistas laboristas in­gleses, Van Kol diría por ejemplo; Colonias hay y habrá durante
muchos siglos todavía; su existencia (está) indisolublemente entretejida con la historia mundial" y "Las nuevas necesidades que se plantearán tras la victoria de la clase obrera y tras la liberación eco­nómica de la misma exigirán posesiones coloniales incluso bajo el régimen socialista del futuro"; Cuadernos de Pasado y Presente Número 73.

[iv]El objetivo inmediato de la obra de Bauer es de conciliar las contradicciones interburguesas entre nacionalistas checos y nacionalistas alemanes, que se habían exacerbado en la socialdemocracia "austríaca".

[v]Principalmente en su artículo "Nacionalidad e internacionalismo".

[vi]Principalmente en su serie de textos "El marxismo y la cuestión nacional" firmados como KOBA.

[vii]Principalmente en "Acerca del derecho,...".

[viii]Ejemplo: "Podría afirmarse que en Renner (del cual Kautsky también subraya los méritos NDR) predomina el pensamiento de Lasalle y en Bauer el de Marx", Kautsky op. cit.

[ix]Kautsky en la "Nota de Redacción" que acompañara la publicación del texto de Bauer "Observaciones sobre la cuestión de las nacionalidades", en Die Neue Zeit, que éste escribiera en respuesta a la crítica de Kautsky.

[x]Kautsky, "Nacionalidad e internacionalismo".

[xi]Por ejemplo en la famosa carta de Lonin a Gorki de febrero de 1913 haciendo referencia a "El marxismo y la cuestión nacional" aquel elogia el estudio sobre el tema hecho posible gracias a un "maravillo­so georgiano".

[xii]Stalin op. cit.

[xiii]Kautsky op. cit.

[xiv]El hecho de que algunos izquierdistas radicales, jugando irres­ponsablemente con las palabras pretendan no apoyar la lucha burguesa por la democracia, pero si el nacionalismo revolucionario, no merece un análisis particular.

[xv]Lenin op. cit.

[xvi]Amadeo Bordiga "I fattori di razza e nazione nella teoria marxista".

[xvii]Claro que Lenin ha subrayado enormemente esta verdad en toda su vida y ha realizado importantes aportes al tema (contrariamente a los otros dos), sin embargo lo que resulta impresionante es el ol­vido de la misma cuando se habla de Nación, Estado Nacional; es el t£ tal dualismo de concepciones acerca del Estado.

[xviii]Uno de los graves errores de la socialdemocracia en el que no nos detendremos es considerar siempre como previa a la extensión del capitalismo en el mercado mundial la existencia de un mercado nacional. En la práctica ha sucedido lo contrario, ha sido el mercado mundial el que ha precedido e impulsado el desarrollo de los mercados por países y hasta revolucionado las lenguas.

[xix]En la socialdemocracia, donde la lógica vulgar era el "método cien tífico* por excelencia, la polémica se desarrolló entre aquellos que solo veían los enfrentamientos intercapitalistas internacionales ¡ que creían que dada la mundialidad del capital se llegaría a un único capital - trust gigante - que eliminaría las contradicciones.


CO7.4 Contra la mitología que sustenta la liberación nacional (III).