Para los revolucionarios de la India, ha llegado el momento de exponer ante el mundo sus principios y objetivos. El objetivo de ello es el interesar al proletariado europeo y americano en la lucha de masas hindú que toma rápidamente el carácter de una batalla por la emancipación económica y social y por la abolición de la dominación de clases.

El manifiesto nacionalista de la India que lucha por la independencia política y por el establecimiento de un gobierno democrático esta muy lejos de satisfacer a las inmensas mayorías de la población hindú, puesto que es imposible decir en términos precisos cómo las masas se beneficiarían con la "existencia nacional independiente”. Un movimiento exclusivamente político nunca podrá extirpar los males económicos y sociales profundamente enraizados, que se encuentran en el origen del descontento popular y que han conducido al pueblo a la acción revolucionaria clasista hacia la emancipación de la clase obrera de la India, la revolución social y la fundación de un Estado comunista.  Para llegar a este objetivo se debe organizar el ánimo creciente de revuelta, existente en las masas hindúes, sobre la base de la lucha de clases, en estrecha unión y cooperación con el movimiento del proletariado mundial. Dado que India está política y militarmente dominada por una potencia imperialista extranjera que priva al pueblo de sus derechos elementales indispensables para la organización de una lucha económica y social, un movimiento revolu­cionario debe establecer, con mucha atención, en su programa las condiciones de la liberación política del país[i].

Esto no significa que el objetivo de la revolución sea el establecimiento de una democracia política burguesa para que las clases privilegiadas del país reemplacen a los capitalistas y burócratas británicos en la explotación de los obreros hindúes.

Hasta el día de hoy el proletariado británico ha permaneci­do en la ignorancia acerca del carácter real de la lucha revolucionaria en la India. El mundo cree que el movimiento revolucionario en este país consiste únicamente en una agitación por la autonomía política y por la independencia completa. La prensa capitalista y el gobierno de Gran Bretaña siempre han interpretado la agitación en la India como la expresión de las ambiciones políticas de un puñado de descontentos de la burguesía, con la cual las masas no tendrían nada que ver. Solamente los conservadores y los políticos moderados, que creen en una liberación otorgada por Inglaterra y utilizan la terminología de los republicanos del siglo XVIII, están autorizados a salir de la India libres sin ser molestados.

Estos elementos hacen una propaganda puramente política, atacando a la burguesía de Inglaterra y de otros países, criticando la política de explotación imperialista seguida por el gobierno anglo-hindú, defendiendo los derechos sagrados del pueblo hindú a la independencia política y a una representación política en el gobierno. Por "pueblo hindú", ellos comprenden naturalmente a la "burguesía hindú". Evidentemente esta forma de propaganda no ha logrado obtener las simpatías y la cooperación de la clase obrera de ninguna región.

En realidad, la clase obrera debe permanecer siempre indi­ferente a las aspiraciones puramente nacionalistas cuyo único objetivo es el de instaurar otras democracias burguesas con la misma división de la sociedad en clases: explotados y explotadores.

La idea de una lucha de clases conciente contra la explo­tación capitalista, gana terreno en India, esa lucha ha sido fuertemente estimulada por la guerra. La aceleración de la industrialización, la aumentación continua del costo de la vida, la expedición de soldados hindúes a otros mares y los ecos lejanos de la revolución rusa exaltaron el descontento que siempre existió en el corazón de las masas hindúes.

El movimiento revolucionario nacionalista, cuyo reclutamiento se efectúa principalmente en las filas de la juventud instruida de las clases medias, intenta dirigir este descontento popular hacia una insurrección armada contra el gobierno extranjero. Desde principios de siglo, el terrorismo y los levantamientos locales se hicieron cada vez más frecuentes y potentes; las conspiraciones secretas que intentaron destituir el gobierno fueron descubiertas y castiga­das con una creciente severidad. Los jefes políticos defensores de la autonomía al seno del Imperio trataron a los conjurados como traidores a los gobernantes y como anarquistas. En el transcurso de la guerra europea, diversas tentativas de sublevamientos armados fueron reprimidas y denunciadas como intrigas germánicas. Finalmente todo el país fue sometido al régimen de la ley marcial.

Sin embargo toda esta actividad no pudo inspirar un entusiasmo duradero en las masas, la solidaridad nacional predicada por los dirigentes en esta fase del movimiento fue puramente sentimental y aunque ellos fuesen idealistas sinceros, no formularon un programa que comportase los remedios a los sufrimientos sociales y económicos que afectan a los obreros.

La dinámica de las fuerzas económicas que llevan al proletariado a la revuelta en todos los países, se desarrollaron también en la India. Lo que tuvo como resultado el hacer cada vez más claro el espíritu de rebelión de un pueblo hasta hoy alimentado de doctrinas puramente nacionalistas, que le fueron predicadas desde hace medio siglo. Actualmente existe, en el movimiento hindú, dos corrientes distintas, claramente definidas en sus principios y que tienden a objetivos diferentes: uno es el movimiento que persigue la independen­cia política de la India, sus jefes incitan a las masas a derribar a los explotadores extranjeros y a excepción de un programa de democracia imprecisa, no presentaron ningún programa. El otro es un verdadero movimiento revolucionario que tiende hacia la emancipación de los trabajadores y que está sostenido por la fuerza creciente del proletariado industrial y agrícola conciente.

Este movimiento ha superado la comprensión y ha roto el control de los "líderes" políticos burgueses, el único programa que puede satisfacer sus aspiraciones es el de la revolución social.  Este Manifiesto se dirige a los que pertenecen a ese movimiento. Quere­mos hacer saber al proletariado del mundo que el nacionalismo perte­nece, por esencia, a la burguesía, sobre todo cuando el proletariado se despierta llamado a la revolución mundial.

El desarrollo de la conciencia de clase del proletariado hindú había permanecido desconocida en el resto del mundo, hasta cuando estalló la huelga general el año pasado, que fue una de las mejores organizadas y poderosas que se produjeron en la historia. Ella fue dirigida por revolucionarios hindúes, se mantiene más de tres semanas y paraliza a todo el país. A pesar de que los jefes nacionalistas sacasen ventajas de esta acción directa utilizándola como arma con­tra la opresión política y presentándola como si fuese una huelga contra el Rule Bill, esta primera huelga de la historia de la India fue incuestionablemente una revuelta espontánea del proletariado contra la insoportable explotación económica. El hecho de que los primeros huelguistas fuesen los obreros de las empresas textiles indígenas prueba suficientemente que la huelga no fue, de ninguna manera, una demostración nacionalista fomentada por los políticos burgueses, sino por el contrario una explosión de los explotados contra los explotadores indígenas y extranjeros. En Inglaterra se conoce como fue aplastado este sublevamiento de obreros hindúes hambrientos: todas las armas destructivas de la guerra moderna fueron dirigidas contra los huelguistas desarmados, en los mítines los soldados disparaban so­bre las masas, incluso por la espalda, las manifestaciones pacíficas de los obreros fueron aplastadas por las ametralladoras, los tanques, los blindados y los aviones.  ¿Cómo el proletariado británico responde a esta revuelta contra la opresión capitalista? ¿Cuál fue su conducta con respecto a la represión?

A pesar de todas las pruebas contrarias, el proletariado británico cree aparentemente que la huelga general hindú fue una simple demostración nacionalista. Engañado por sus dirigentes nacionalistas se abstuvo de toda acción precisa necesaria a la solidaridad de cla­se. Una huelga general simultánea en Gran Bretaña hubiese asestado un golpe mortal al imperialismo capitalista de la metrópoli y de la colonia. Desgraciadamente, el proletariado no aprovechó la ocasión. Se realizó un solo gesto, muy débil y de carácter pequeño burgués, fue la protesta publicada en nombre de la clase obrera inglesa, y que fue firmado por R. Smillie, R. Williams, G. Landsburry y J.H. Thomas, donde no se podía reconocer la vía de un proletariado revolucionario insu­rrecto defendiendo sus  intereses de clase. Los dirigentes del movimiento obrero inglés condenaron la forma como fue aplastada la explosión obrera en la India, sosteniendo que con esas medidas, el gobierno de la India expone a graves peligros la "vida y los bienes de mujeres y niños ingleses en este país". Como discípulos del liberalis­mo inglés, creen en la Sociedad de Naciones, admiten el derecho del pueblo hindú a la autodeterminación y piden un gobierno autónomo para él. Ellos escribieron que el imperialismo inglés se ha vuelto loco, queriendo decir con ello que debiera actuar más razonablemente para llevar adelante su misión de democratización de los pueblos a­trasados que están sometidos a su dependencia y responsabilidad.

El movimiento nacionalista burgués de la india de ninguna manera se encuentra en el terreno de nuestra clase, el mismo no puede tener importancia ni para la lucha mundial, ni para la clase obrera inglesa que constata cotidianamente la vanidad de la simple in­dependencia política y del gobierno representativo, ilusorio dentro del marco de la organización capitalista de la sociedad. Sin embar­go, la importancia de un movimiento proletario en India como en cualquier otro país sometido al imperialismo británico tiene que interesar vivamente a los trabajadores Ingleses; no solo deben cesar de permanecer indiferentes frente a un movimiento de tal envergadura, sino que deben fomentarlo en los lugares donde no exista. A la larga, no se puede ignorar la formidable potencia que el imperialismo inglés extrae de sus posesiones coloniales, ricas en recursos naturales y en fuerza de trabajo barata. Mientras que los millones de trabajadores de la India y otros países colonizados, víctimas de la explotación capitalista, no cuenten con la solidaridad de los proletarios, la destrucción del régimen capitalista en Inglaterra permanecerá leja­na e imposible. Mientras que el capitalismo británico se mantenga firme conservando el dominio absoluto sobre los millones y millones de mulas de carga de sus colonias, podrá ser capaz de satisfacer las exigencias conservadoras de los sindicatos ingleses y con ello retardar la revolución proletaria que terminará finalmente con él. Por un penny que se les otorgue a los trabajadores de la Metrópolis, una libra esterlina le será robada a sus compañeros de las colonias[ii]. Resumiendo, los vastos mercados de las posesiones coloniales suministran un inmenso excedente de beneficios al capitalismo británico que constituye una sólida roca sobre la cual se mantiene, y que es indispensable destruir para poder derribarlo,  La creación de un estado de guerra entre él y el proletariado colonial es el único medio para llegar a ese fin. La industria algodonera de Manchester, cuyos principales mercados se encuentran en la India y China, podría ser transplantada a Bombay en aras del beneficio y para la tranquilidad de los grandes manufactureros y en detrimento de los trabajadores ingleses, hasta que el proletariado del nuevo centro de esta industria se organice para librar la batalla. De la misma manera el capitalismo británico podría asegurar su supremacía sobre el comercio marítimo mundial sustituyendo el carbón por el petróleo, apoderándose de los ricos yacimientos petroleros de India, Birmania, Persia y Mesopotamia, si el proletariado en estas regiones no se organiza para rebelarse contra tal explotación.

Si se permite que Asia y África se conviertan en futuras fortalezas de las naciones capitalistas vencidas en Europa, éstas podrán volver a tomar la lucha por la dominación del mundo y la victoria del proletariado se encontraría fuertemente amenazada.  Para destruir completamente al capitalismo mundial, es absolutamente indispensable atacarlo simultáneamente en todos los frentes, así el proletariado británico solo obtendrá la victoria arrastrando consigo a todos sus compañeros de las colonias en el combate contra el enemigo común.  Puede suceder que cuando escuche el grito de alarma - el imperio peligra - lanzado por los imperialistas y sus servidores al interior del movimiento obrero, la clase obrera británica tenga miedo que con el estable­cimiento de un nuevo gobierno en la India se pongan las materias primas y el mercado de los cuales dependen, en gran parte la industria británica, bajo el control de capitalistas autóctonos que podrían buscar relaciones comerciales con otros países en detrimento de los intereses británicos. Los abanderados de la democracia inglesa inten­tan hacer creer a la clase obrera que la disminución del comercio con otros países llevaría a la catástrofe nacional. Dichos alarmistas pueden crear un malestar en la sicología sindicalista tradicional, limitada por su divisa conservadoras "por un día de trabajo legítimo un salario legítimo".

Pero una clase conciente, el proletariado revolucionario, cuyo objetivo es la destrucción completa de la sociedad capitalista, sólo puede recibir favorablemente tal desmoronamiento del sistema actual, puesto que conduciría a la bancarrota económica del capitalismo, condición de su caída final. Finalmente, para disipar las dudas y desconfianzas posibles de los compañeros británicos, declaramos en nombre de los revolucionarios hindúes que creen en la lucha de clases, que nuestro objetivo es impedir que se establezca en India una nación burguesa que constituya un nueva fortaleza del capitalismo.

El movimiento proletario, en continuo desarrollo en las co­lonias británicas y sus dependencias, no debe convertirse en un movimiento de lucha por la liberación nacional, sino en condición vital de la guerra proletaria mundial contra la dominación de clases. Buscamos alejar la lucha de las masas hindúes del terreno del nacionalismo sentimental, organizar el despertar del proletariado sobre los prin­cipios de la lucha de clases, de manera que la próxima revolución sea una revolución social.  Pensando que la ideología nacionalista está en decadencia, que la pretendida democracia está en quiebra, conven­cidos que la libertad y el bienestar de los trabajadores solo es po­sible con el establecimiento de un Estado Comunista, aseguramos a nuestros compañeros británicos que la lucha proletaria, perfectamente an­tagónica al nacionalismo, ha aparecido en India y se ha manifestado en una serie de huelgas sin precedentes y en otras formas de acción directa de las masas.

Es cierto que este movimiento se encuentra aún en un estado embrionario y como, hasta el día de hoy no existe una clara conciencia de clase, el movimiento se convierte en una víctima ocasional de las ideas nacionalistas. Pero los que están a la vanguardia ven el objetivo y conocen el carácter de la lucha, rechazan categóricamente la posición de la unificación del país sin distinción de clases, bajo la bandera del nacionalismo cuyo objetivo único es el de expulsar al opresor extranjero pues reconocen la existencia de príncipes autóctonos, de aristócratas, de los señores terratenientes, de propietarios de fábricas y de fondos, y saben que cualquiera sea la burguesía que asumiese el control del gobierno nacionalista independiente... sería tan opresora como la extranjera.

La India es un país agrícola, donde los campesinos sin tierra constituyen la inmensa mayoría de la población, Nuestra divisa más fuerte será "Tierra para los Trabajadores" y nuestro programa prevé la organización del proletariado hindú sobre la base de la lucha de clases para la eliminación de la opresión política, económica y social, por el establecimiento de un Estado Comunista en India, el periodo de transición, bajo la dictadura del proletariado. Publicamos este manifiesto contando con la ayuda de los trabajadores de otros países y en especial de la Gran Bretaña para ayudarnos a realizar nuestro programa. Afirmamos que la lucha proletaria en India, como en otros países sometidos al yugo del imperialismo europeo, será reconocida como un factor vital del movimiento proletario internacional. Compañeros de Gran Bretaña, extended la mano a los trabajadores de India en su lucha contra el enemigo común. Preconizando la autodeterminación de India vuestros jefes burocráticos impulsan la ideología del nacionalismo burgués y eliminan de vuestro programa la emancipación del proletariado hindú.

Desligaos de ese imperialismo que deshonra vuestro nombre. El hecho de que la India sea gobernada por el imperialismo más potente de toda la historia hace casi imposible la existencia de cualquier tipo de organización revolucionaria de la clase obrera como lo ha demostrado la prohibición de la huelga general del año pasado. Estamos privados de los derechos elementales del hombre, el terrorismo, la agitación constitucional del sindicalismo ortodoxo, son las únicas vías que se nos abren pero ninguna de ellas puede conducir al objetivo. El primer paso hacia la revolución social en India debe ser la creación de una situación favorable para la organización de masas por la lucha
final[iii] .

Trabajadores del mundo, el proletariado hindú no lucha por defender los intereses de la clase explotadora autóctona contra la ex­tranjera, el llamado sentimental del nacionalismo no ha obtenido res­puesta de parte de las masas trabajadoras, sino que por el contrario nuestra clase obrera se prepara para la emancipación económica y so­cial, el enemigo que quiere destruir es vuestro enemigo: el capitalismo internacional. Los trescientos millones de hindúes están de vuestro lado por una misma causa, son compañeros no permitáis que el enemigo continúe engañándote. Los desheredados de todos los países deben le­vantarse y caer unidos; cesad de ser víctimas de los slogans del imperialismo que afirman que las masas del oriente son atrasadas y que deben permanecer sobre el yugo del imperialismo del cual nuestra lu­cha tiene por objetivo sustraeros. No, compañeros, el hambre atenaza igualmente a todos los hombres, sobre cualquier región o clima, la teoría del determinismo histórico también ha penetrado al proletariado oriental. Nosotros os conjuramos a reconocer al movimiento revolucionario de India como una parte vital de la lucha proletaria mundial contra el capitalismo. Ayúdanos a levantar la bandera de la revolución social en la India y a liberaos del imperialismo capitalista a los efectos de poder ayudaros en la lucha final por la realización de la República Comunista Universal.



[i]En la última parte de este parágrafo se hacen fuertes concesio­nes a la ideología social-demócrata presente en la IC.  Como se parte de la base que el objetivo es un Estado Comunista (lo que para nosotros no tiene sentido), como se decía en la IC pensándose en un país (Stalin no inventó solo el socialismo en un país, ni Brezhnev la "constitución comunista"), es evidente que se debe encontrar una "solución política" es decir establecerse en "el programa de las condiciones de la liberación política del país". En realidad el proletariado no tiene ni puede tener solución nacional, ni puede adoptar programas para "la liberación política de un país”.  "País liberado" o "no liberado" desde el punto de vista de la explotación y de la lucha por su abolición, los términos carecen totalmente de sentido... y constituyen cubre ojos contra la reapropiación del programa único, y mundial de destrucción despótica del capitalismo.

[ii]No es este el lugar para desarrollar nuestra crítica a la concepción dominante del imperialismo, sin embargo no podemos dejar de observar, en este párrafo principalmente, un conjunto de concesiones a la misma. La asimilación del imperialismo a un país, la incomprensión de la autonomización del valor de cambio frente a sus determinaciones formales (la nación), siendo el capital precisamente esa autonomización, lo que a su vez conduce a no comprender como se determina el valor relativo de la fuerza de trabajo (y por lo tanto el salario) en las diferentes regiones, a oponer las reivindicacio­nes proletarias de una con otra región ("por un penny acordado a los trabajadores de la metrópoli, una libra esterlina será robada á sus camaradas de la colonia"), a retroceder al prudhonianismo o el lasallanismo (de los cuales la teoría del imperialismo de la segunda y tercera internacional extrae sus fundamentos) negando las bases de la formación extracción internacional de la plusvalía, sustituyendo a esta la teoría del robo, de la "sobreexplotación" etc.; a negar las bases fundamentales del internacionalismo proletario. Toda lucha del proletariado por sus propios intereses, en cualquier parte del mundo es convergente hacia la dictadura internacional de clase, y de ninguna manera una lucha obrera local por los intereses materiales - aumento de salarios, etc. - se halla en oposición con la de otras regiones etc. etc.

[iii]Es realmente sorprendente encontrar este tipo de párrafos, ocaí todas las confusiones y concesiones a la democracia que el mismo comporta en un texto tan claramente proletario y en ruptura con el nacionalismo "revolucionario".


CO7.3.2 Manifiesto del partido revolucionario de la India. Un llamado al proletariado Británico - Julio, 1920.