La Tercera Internacional, nacía marcada por una concepción básicamente falsa, no proletaria, de la cuestión nacional. Se entendía la ruptura con la Segunda Internacional de la siguiente manera: aquella había sostenido en los hechos[i] su propia burguesía ("autonomista", "colonialista", "separatista" o "centralista" según la ocasión), lo que correspondía realizar ahora era "sostener no en las palabras sino en los hechos, todo movimiento de emancipación en las colonias"[ii]. En los hechos la concepción seguía siendo la misma, aunque se adoptase una definición a favor del polo antitético se seguía al interior de aquella solución; se seguía comprendiendo la historia nacional en términos de oponer opresión a emancipación nacional, sin captarse que ambas son inseparables y que no son otra cosa que formas donde se encaja la estrategia burguesa de guerra impe­rialista... guerra que bajo la forma de "emancipación” de "opresión” (ninguna fracción burguesa confesará las cosas de esta manera), de "liberación', de “autodeterminación de los pueblos", o cualquier otra mierda, es destructora del Ser internacionalista del Proletaria­do, es antiproletaria, anticomunista.

La concepción de base y los problemas de información, ambos aspectos estrechamente vinculados, se conjugarían progresivamente en el degeneramiento de la Internacional comunista para empujarla a buscar como sus aliados, no a los proletarios de vanguardia de Asia, África (y en alguna medida de América Latina, algunas zonas periféri­cas de Europa, etc.), sino a las burguesías y a los partidos nacionalistas, social-nacionalistas de esas zonas. Esa tendencia, que contrariamente a lo que se escucha a menudo, estuvo presente y fue dominante desde el origen en la IC, al mismo tiempo que impedía el acer­camiento del proletariado revolucionario a la IC (y muchísimo menos la asociación común y la centralización única del movimiento comunis­ta) fue promocionando el frentismo, las invitaciones a los delegados nacionalistas de los "países coloniales o semicoloniales", es decir afirmándose como fuerza antiproletaria.

La concepción de base que predominó en la IC, que es en úl­tima instancia la dominante en esta sociedad; aunque en aquella oca­sión se la pudiese presentar como "marxista" gracias a la obra revisionista de décadas de socialdemocracia, se basaba en una incomprensión del carácter mundial del capitalismo, en una asimilación (de hecho apologética del capital) entre gran industria y capital, en una estrechez europeísta (Europa modelo necesario) y del evolucionismo lineal del capital, en una identificación entre proletariado y obreros de la gran industria, en una "comprensión" de la cuestión nacional cuya captación de la realidad es muy inferior a la de la economía clásica burguesa de los siglos XVII y XVIII, en el postulado integral­mente falso de que la industria capitalista tiene una base de desa­rrollo nacional[iii]... en fin, en una incomprensión del carácter obligatoriamente mundial de la lucha del proletariado, que presupone comprender que la lucha comunista, la lucha por la destrucción del capitalismo, no parte de las ideas de un grupo privilegiado de inte­lectuales burgueses, sino por el contrario de la lucha contra las condiciones de explotación, contra la explotación misma, contra los ex­plotadores directos, independientemente de la especulación filosófica de que estos sean "nacionales", "extranjeros"... etc.

En base a esta información, se aceptaba sin muchos pataleos la información dominante de las grandes agencias de prensa internacional, que como es evidente reinterpretaban (como hoy) la lucha del proletariado contra el capital en base a sus propios intereses, ignorando la oposición real y los proyectos sociales integralmente antagónicos que estaban en juego, "informaba" de acuerdo a su limitado horizonte que "se lucha por tal o tal transformación política", "por la independencia nacional", "por un gobierno autóctono',' etc.  Claro que no se trata solo de una interpretación pasiva, sino al mismo tiempo de las tentativas de canalización político burguesa, de los profundos y explosivos antagonismos sociales. Recíprocamente, el proletariado más directamente ligado a la IC, el proletariado de ciertos países de Europa en particular se sumergía en una ciega ignorancia acerca de dichos movimientos sociales, así como sobre la importancia de la lucha autónoma del proletariado en todo el mundo.

Esos elementos combinados harían que las diversas burguesías de oposición en Asía, África e incluso América verían progresivamen­te con buenos ojos la acción de la IC, al mismo tiempo que los revolucionarios, es decir el proletariado de vanguardia de esas regiones, se desinteresaba o/y despreciara la acción de la IC. Los partidos "comunistas" que al mismo tiempo serían purgados desde Moscú (en forma generalizada a partir de 1921) los elementos revolucionarios que
no aceptaban las directivas de la IC de participación en las elecciones, defensa de la democracia, y (progresivamente) apoyo a la fracción nacionalista de la burguesía en "la lucha contra el imperialismo" estarían de más en más dirigidos por la fracción nacional, "socialista" de la burguesía y sus personeros serían los representantes en los sucesivos congresos de la IC.

Por lo tanto la falta de diálogo entre el proletariado de vanguardia de las zonas en donde la IC consideraba como "no resuelta la cuestión nacional", entre los militantes revolucionarios que objetivamente se situaban en la línea histórica del partido comunista en las cuatro puntas del mundo y la dirección de la IC, sería cuasi-total: en forma cada vez más notoria, a la IC concurrían los representantes "socialistas" de la lucha nacional y no los militantes revolucionarios de la vanguardia proletaria[iv].

Es por esa razón, que entre la enorme masa de documentos de los militantes revolucionarios fuera do Europa (muy poco trabajada y conocida aún), son muy pocos los textos (en nuestro limitado conoci­miento) en los que aquellos responden explícitamente a la IC, inten­tando mostrar los errores en su dirección política y poniendo en guardia al proletariado europeo sobre su profunda y trágica ignorancia, acerca del carácter real y la importancia de las luchas del proleta­riado en otras regiones del mundo, que permitía un aislamiento - una incomprensión - de cada una de sus partes[v]. Lo que sucedió en general, fue que las mismas polémicas se tuvieron en todos lados, en di­ferentes formas, sin una verdadera centralización de ella; y que la verdadera crítica a la liberación nacional, al frentismo, al parlamentarismo...  en los pretendidos países "atrasados" fue la lucha realizada por el proletariado, que mal o bien teorizada por diferentes núcleos de la vanguardia revolucionaria, tuviera como enemigo no solo a la burguesía nacionalista y su ala "socialista" sino también a la enorme mayoría de -los representantes de la IC.

No es esta la ocasión elegida, para continuar abordando los aspectos generales de dicha crítica, que solo podrá ser desenterrada en toda su importancia y esplendor, en base a la "obra mancomunada:-de revolucionarios de todos los continentes, sino que hemos elegido re­ferirnos a una excepción. En efecto EL MANIFIESTO DEL PARTIDO REVO­LUCIONARIO DE LA INDIA - UN LLAMADO AL PROLETARIADO BRITÁNICO, que presentamos (creemos que por primera vez en castellano) tiene un enorme valor histórico, no por ser un excelente documento revolucionario contra la burguesía, del cual pudiésemos aún hoy extraer lecciones o pruebas históricas de la invarianza de las tesis de los comunistas; pues en ese plano contiene un conjunto enorme de confusiones (concesiones a la ideología socialdemócrata aún presente en la IC) y superados por otros documentos de la época de los proletarios de vanguardia de esos países considerados "atrasados", en los cuales aquellos oponen sus tesis internacionalistas en contra de la burguesía nacionalista, patriota; sino por constituir una de las pocas excepciones en donde el diá­logo entre el proletariado de los llamados "países oprimidos" y la dirección de la IC es entablado como tal, abierta y explícitamente. O mejor dicho, el enorme valor histórico del llamado del proletariado revolucionario de la India de julio 1920, que nos impulsa a publicarlo, no estriba tanto en el hecho de demostrar que los obreros de la India peleaban contra su propia burguesía, que el movimiento social en la India - como en todos lados - estaba regido por la contradicción, entre el proletariado y las diferentes fracciones de la burguesía (incluida la nacionalista), pues dicha tesis no requiere (ni posee), una demostración circunstancial, dependiente de la región considerada, dado que está invariante y/estratégicamente contenida en nuestra concepción comunista de la mundialidad del antagonismo fundamental capitalismo-comunismo, vigente para la totalidad de la era capitalista[vi] . La importancia incuestionable de dicho documento estriba por el contrario en que el poner en evidencia los objetivos proletarios, comunistas de la lucha de los obreros en India se haga para romper el indiferentismo del proletariado europeo que se deriva na­turalmente de creerse que en la India se lucha por cuestiones nacio­nales, para interesar a los obreros del mundo en esa lucha. En es­ta medida permite, a pesar de algunas concesiones a la concepción dominante en la IC que el texto contiene (las más graves de ellas las señalamos explícitamente en NOTAS), dar a conocer los marcos de la polémica internacionalmente formalizada al interior de la IC (también muy poco conocidas e integralmente desfigurada por los leninistas de todo tipo - stalinistas, trotskistas puros - y dejar en evidencia el carácter anti-intemacionalista y anti-proletario de las posiciones al respecto del centro formal de la IC.

Queremos subrayar que la posición burguesa que en última instancia triunfara en la IC, - que ya en la época de Lenin (y con éste a la cabeza) dirigía la política de la misma, que sería afirmada con el apoyo del Comité Ejecutivo a los sectores conciliadores con el nacionalismo de los nacientes PC (y evidentemente con la separa­ción, crítica, aislamiento, purga, de las tendencias de la izquierda comunista) y que sería coronada por ejemplo con la "brillante" solu­ción de la "cuestión china", tuvo una importante resistencia proletaria que no ha conocido fronteras y que como tal se vio obligada a denunciar la ignorancia en que era mantenida una fracción del proletariado con respecto a la lucha de otra parte del proletariado.

Es decir, lo importante no es demostrar hoy que el proletariado hindú luchaba contra su burguesía ("inglesa" e "hindú"), pues repetimos que a partir de que Marx escribió el Capital, ello no re­quiere demostraciones particulares, sino el enorme paso hacia el internacionalismo que significa el gritarle al proletariado "europeo y americano" esa verdad "para interesarlo" en la lucha que desarro­llaba ese proletariado por la "emancipación económica y social y por la abolición de la dominación de clase" y el contener posicionesexplícitas hacia la solidaridad internacional de clase[vii]. Lo que es excepcional en el texto para la época es esto y no su claridad antiburguesa, ni su comprensión de las leyes de la acumulación mun­dial del capital.  Es el fijarse como objetivo, el dirigirse al proletariado europeo, y el hacer explícito que la ignorancia de éste "con respecto al carácter real de las luchas revolucionarias constituía una traba al internacionalismo. Al decir por ejemplo "el proletariado británico se ha mantenido en la ignorancia del carácter real de la lucha revolucionaria de la India" se está atacando de hecho una de las barreras fundamentales que se oponían y se oponen al internacio­nalismo proletario, que producen ese aislamiento en las luchas del proletariado de cada país contra su propia burguesía. Dicha barre­ra, basada en la ignorancia y que la IC fortificaría, que haría creer a los obreros que sus aliados eran los "movimientos de liberación nacional" y que desinteresaría a los proletarios sobre las luchas en los otros continentes, sigue siendo hoy como ayer uno de los obstáculos principales que será necesario derribar para la constitución de una verdadera INTERNACIONAL COMUNISTA. Hoy como ayer la lucha de los obreros en Irán, en Polonia, en El Salvador... es interpretada y falsificada por nuestros enemigos como si la misma fuese una lucha por la liberación de la nación, por un cambio puramente político, etc. Hoy como ayer hacía el Partido Revolucionario de India, los revolucionarios debemos luchar contra dicha barrera, rompiendo con la ignorancia del proletariado sobre el carácter de la lucha llevada adelante por sus hermanos en otras regiones del planeta, hoy como ayer lo importante no es solo reconocer que en Irán, Polonia o El Salvador se lucha por el comunismo, sino agitar esa verdad subversi­va en el proletariado que interese efectivamente a cada fracción del mismo en la lucha de sus hermanos de clase.

Pasemos por lo tanto al manifiesto, donde se remarcará quelos objetivos del mismo, están suficientemente explicitados: el poner en evidencia el carácter social, revolucionario, proletario de las luchas en India, tiene por objetivo declarado el romper el indiferentismo normal que siente el proletariado frente a aspiraciones solamente nacionalistas, el combatir la ignorancia del proletariado mundial sobre las luchas en la India que cree que se lucha por la autonomía política y la independencia; el interesar al proletariado del mundo en las luchas de las masas de la India.

Al mismo tiempo, los destinatarios del mismo, no pueden haber sido mejor caracterizados:"El presente manifiesto se dirige a los que pertenecen a ese movimiento (al de la revolución social). Que­remos hacer saber al proletariado del mundo que el nacionalismo per­tenece POR ESENCIA a la burguesía, sobretodo cuando el proletariado se despierta llamado a la revolución mundial".



[i]Ideológicamente nunca hubo en la Segunda Internacional homogeneidad alguna al respecto y había tantas posiciones como variantes del nacionalismo y regionalismo podían combinarse con una palabrería marxistoide. Ver por ejemplo "La Segunda Internacional y el Problema Nacional y Colonial" (Cuadernos PyP) Siglo XXI.

[ii]De la 8a Condición de admisión de los Partidos en la IC

[iii]"Con gran lamento de los reaccionarios (la burguesía, el capital NDR) ha quitado a la industria su base nacional." Manifiesto del Par­tido Comunista (1847).

[iv]En las "Tesis acerca de la cuestión nacional y colonial" del Se­gundo Congreso de la IC se decía "Es necesario combatir enérgica­ mente las tentativas hechas por los movimientos de emancipación, se­paratistas que en realidad no son comunistas ni revolucionarios de adoptar un ropaje comunista..." (Tesis 11 punto e).  La política de la IC no solo no combatía prácticamente dichas tentativas, sino que muy pronto los representantes de los "países atrasados" que la IC cooptaría serían precisamente, los representantes de esos movimientos separatistas que adoptaban un ropaje comunista.

[v]Es evidente que dicha ignorancia no es particular al proletariado europeo, sino que la tomamos como ejemplo en la medida que el mismo desempeñaba como en el pasado la función de centro, y que en general en cualquier parte del mundo el proletariado subestima (dado el filtraje-interpretación de la información que la burgue­sía- realiza) el carácter proletario y anticapitalista de la lucha de los obreros de los otros continentes, creyendo sin excepción que los objetivos de la misma son los que declara tal o tal partido burgués de oposición que como es obvio son los únicos que la prensa interna­cional difunde.

[vi]Es decir, que contrariamente a las posiciones de todos aquellos que consideran la "cuestión nacional", como una mera cuestión táctica (concepción que es por excelencia la de la ideología dominan­te – burguesa - para los obreros) y requieren en cada circunstancia, país, región definirse frente a la misma, demostrando por ejemplo que como tal zona es atrasada el proletariado debe apoyar la lucha nacionalista de la burguesía, que como tal país está suficientemente industrializado aquel debe luchar por el comunismo, etc. nuestro grupo, en continuidad con las fracciones comunistas del pasado y desarrollando más profundamente las concepciones de ellas, ha puesto en evidencia (diversos textos en los números anteriores de Comunismo) que la existencia del proletariado incluso en sus niveles inferiores implica lucha contra la burguesía contra la explotación, contra la nación... que incluso la lucha obrera más limitada regionalmente es por su contenido internacionalista, antagónica a todo el nacionalismo y por lo tanto que es contrario a la esencia misma del prole­tariado, al mundo real de la lucha de clases, el hacer depender los "deberes" de la clase proletaria de tal o tal circunstancia regional. Por otra parte no es la contradicción nacional entre fuerzas productivas y relaciones de producción la que proporciona las condi­ciones objetivas de la revolución comunista, sino por el contrario la contradicción mundial entre esos dos polos y por lo tanto no tiene ningún sentido el hacer depender la posibilidad de la lucha por el comunismo en una región del "adelanto" o crecimiento económico existente en la misma.

[vii]Opuesta a esos "gestos" cínicos y "pequeños burgueses" (según el texto, burgués en realidad) del humanitarismo burgués y el dere­cho de los pueblos a la autodeterminación.


CO7.3.1 Memoria obrera: La izquierda comunista en India (1920)