Es de una importancia vital para nuestra clase el republicar textos históricos que delinean las bases fundamentales para la reconstitución del Programa Comunista. Los dos textos que presentamos en este número de Comunismo, que fueron producidos por la Izquierda Comunista en México durante los años 1938-39 y que publicará la revista Comunismo, se inscriben plenamente en esta vía.

El Grupo Marxista Mexicano surge en momentos en que la contrarrevolución enterraba internacionalmente los últimos vestigios del avance del proletariado de los años 1917-23. La Internacional Comunista, producto de los esfuerzos que el proletariado había desplegado para crearse una centralización mundial de sus luchas, se había transformado en un cadáver pestilente, habiéndose convertido en un gran instrumento de la defensa de los intereses burgueses del socialismo en un solo país, de la patria, de la democracia, del antifascismo y de la Guerra Interimperialista. Su política contrarrevolucionaria ya producía frutos preciosos para el capital: destrucción y masacre de las fuerzas comunistas en China, encuadramiento del proletariado dentro de la defensa de la "patria socialista", de los frentes burgueses que en la ocasión se autodenominaron “anti-fascistas", "democráticos”, de "liberación nacional", "populares”… Estos fueron de una necesidad de primer orden para conducir a los obreros al gran matadero que fue la II Guerra Mundial.

La oposición Trotskista, hundida ya en el pantano de la contrarrevolución, opta por una oposición "crítica" a la Internacional y al estalinismo, pero que se enmarca perfectamente dentro de los postulados de base y la metodología que caracterizó al estalinismo (1). Desde ésta óptica "crítica", pudo ejercer más eficazmente su rol de desorganizador de la vanguardia obrera, encerrándola dentro del corral del apoyo a una fracción burguesa (2)

En plena contrarrevolución, las verdaderas fracciones comunistas que rompieron con la acción contrarrevolucionaria de la Internacional “Comunista” y de sus epígonos, se encontraron lógicamente en una situación de extremo aislamiento, transformadas en grupos ultraminoritarios. Ejemplos de ellas fueron La Fracción Italiana, el Grupo internacionalista de Bélgica y el Grupo Marxista Mexicano. Su acción estará enmarcada invariantemente por la comprensión de la necesidad de la lucha contra la falsificación y revisión que estalinistas y trotskistas hacían del Programa Comunista.

Un aporte central de los comunistas organizados en dicha fase fue el no abandonar nunca un análisis de clase de la sociedad, denunciando al fascismo y al antifascismo como la política complementaria de una misma clase: la burguesía. Las izquierdas comunistas ponen en evidencia el carácter reaccionario de ambas "opciones" frentistas. Ven en el encuadramiento de los obreros en cualquiera de los dos frentes, la destrucción de la clase obrera "la fraternización con el enemigo de clase". "Fascismo y antifascismo”, dirá la Izquierda Comunista Mexicana, “no son otra cosa que dos formas diferentes de la lucha de la burguesía contra el proletariado, dos formas de la dictadura capitalista". Ven en la ideología fascista y antifascista, en su desarrollo, la conducción de los obreros a la guerra.

Los sucesos en España confirman claramente las posiciones y los análisis de los distintos grupos de izquierda comunista mundial (3). El Franquismo y la República destruyen uno de los últimos aletazos que asestaba la clase obrera antes de ser conducida a la Guerra.

La derrota del proletariado en España, sería, así, el último garrotazo que la burguesía infligía a la clase obrera mundial antes de ser masacrada por la guerra. En efecto, mientras la fracción burguesa fascista consolidaba la sujeción de los obreros dentro de la defensa del "Partido de la Revolución Alemana" "Partido Nacional-Socialista" o los fascios, (“El Primero de Mayo en Alemania millones de trabajadores marchan en las calles en grandes manifestaciones contra la democracia y por el fascismo"), la fracción antifascista denunciaba al fascismo como el enemigo número uno del pueblo y, como en México, "cientos de miles de trabajadores marchan en las calles en gran des manifestaciones contra el fascismo y por la democracia" (4).

El combate de la izquierda mexicana, como el de toda la izquierda comunista, fue por defender la autonomía proletaria contra viento y marea. Ella denuncia la guerra en España por lo que fue: parte de la guerra imperialista, y llama al proletariado a no fraternizar con su enemigo de clase y a defender la necesidad imperiosa, para la revolución, del derrotismo revolucionario en ambos campos.

Es este combate que le dará una continuidad histórica a las luchas proletarias, es decir a la ruptura entre revolución y frentismo burgués. La burguesía según el movimiento de sus contradicciones internas se polariza para dividir y destruir al proletariado y transformarlo en marionetas defensoras de sus intereses fracciónales. Según la época o país, utilizó diferentes nombres y variedades de acuerdo al poder mistificador que estos podían ejercer, para ocultar la verdadera contradicción burguesía-proletariado. La izquierda comunista mexicana pone en evidencia la necesidad imperiosa, demostrada por toda la práctica del movimiento obrero, de oponerse por principio a todo frente con la burguesía llámese fascista, antifascista, patriótica, antiimperialista, tercermundista, etc,

La Izquierda Comunista, cuya existencia en México en la pre-segunda guerra se expresara en el Grupo de Trabajadores Marxistas, en continuidad con el trabajo histórico del Partido que Marx formalizará por primera vez en 1848, reinició ese gigantesco trabajo que hoy continuamos, de generalización histórica e internacional de la experiencia del proletariado, de balance de la revolución y la contrarrevolución y de acción y de lucha solidaria internacionalmente, premisas indispensables para la reconstitución del Partido de la Revolución.

Los dos textos que hemos elegido guardan toda su validez hoy:

1) El llamado lanzado por ese "Grupo de Trabajadores Marxistas" desde su primer número de la revista COMUNISMO (Agosto-Setiembre 1938) «HACIA UN PARTIDO COMUNISTA EN MÉXICO», sigue hoy integralmente vigente tanto en ese país, como en el resto de América y el mundo.

2) Ese llamado, para ser comprendido en toda su significación, lo acompañamos de otro a las "Organizaciones Obreras del País y del Extranjero" donde queda en evidencia la solidez programática del grupo en las posiciones adoptadas contra toda la corriente, frente a los problemas fundamentales de la época.


CO6.4.1 MEMORIA OBRERA : LA IZQUIERDA COMUNISTA EN MEXICO (1938):

Presentación