Ayer Chile-Argentina, hoy Perú-Ecuador (y El Salvador,
ver texto), mañana… Contrariamente a lo que muchos dicen, no se trata de ninguna
manera de simples blufs, sino de contradicciones reales interimperialistas
que por el momento no llegaron, por un conjunto de factores (lucha obrera,
oposición á. la guerra, indisciplinas en los ejércitos, realineación y reacomodamiento
permanente de los bloques en la región), a hacerse efectivas, a prolongarse
en el terreno de la guerra general. Los repetidos enfrentamientos fronterizos,
la gran producción e importación de armas en América Latina, las reiteradas
alarmas generalizadas a la población, las campañas de movilización, las drásticas
medidas económicas y políticas de un Estado contra el otro, la intervención
creciente y abierta de las grandes potencias en la política militar de los
Estados de la región, la permanencia de la propaganda nacionalista, las declaraciones
chovinistas (o “derrotistas” de un solo lado) de todos los partidos de la
derecha y de la izquierda, incluidos los distintos grupos izquierdistas (maoístas,
guerrilleros castristas, etc.,). los reiterados ensayos generales de los ejércitos
implicados, la denuncia y la detección de "espías" de un país vecino,
las condenas a muerte y ejecuciones de saboteadores, la extensión de zonas
militaros donde se le prohíbe el acceso a la población, la adaptación de diferentes
elementos a las normas internacionales de guerras convencionales (pintura
de cruces rojas en los techos de los hospitales, etc.), el envío de ordenes
de ataque a unidades fronterizas y de contraordenes inmediatas (o de permanencia
nocturna en preparación para ello: unidades aéreas donde se duerme arriba
de los aviones esperando la orden de ataque indiscriminado de tal o tal ciudad),
etc., etc. no solo constituyen avances contradictorios hacia la guerra imperialista,
la aceleración de la carrera de preparativos; sino que constituyen simultáneamente,
elementos prioritarios del ataque nacionalista contra el proletariado internacionalista,
la concretización actual de la guerra que la burguesía tiene que desarrollar
contra los proletarios, para poder llevarlos al matadero,
En estas circunstancias en las cuales la enorme mayoría de las organizaciones
que en Sudamérica se dicen marxistas, o marxistas leninistas, colaboran directamente
con las campañas nacionalistas de los ejércitos, llaman a la unidad frente
al invasor, critican al. gobierno de "derecha" de su país por ser
demasiado débil en sus negociaciones con los otros, acusándolos a menudo de
"entregar al país al extranjero", cambian sus banderas rojas por
las de su patria, y hasta llegan a sustituir La Internacional por el himno
Nacional, confesando más abiertamente su carácter de clase, su naturaleza
burguesa y contrarrevolucionaria; el deber de los revolucionarios es hoy,
como en la época de Lenin, el de dirigir todos los esfuerzos del proletariado
hacia el enfrentamiento invariante contra "su propia" burguesía,
mostrando la única perspectiva obrera: «SOLO LA GUERRA CIVIL REVOLUCIONARIA
PUEDE BARRER LA GUERRA IMPERIALISTA»