En POLONIA continúan desarrollándose los importantes y
trascendentes antagonismos de clase y de fracciones de clases en concordancia
con las grandes líneas destacadas en nuestro texto del número anterior. El
proletariado polaco sigue dando un luminoso ejemplo de lucha y poniendo en
el tapete su capacidad de aterrorizar a la burguesía del mundo entero. Pero,
cuidado: la burguesía internacional, el Estado Polaco, los sindicalistas con
Walessa a la cabeza siguen haciendo todo lo posible por aislar a la vanguardia
obrera. La represión y la invasión del gran gendarme imperialista Ruso, están
en preparación.
Hace unos meses (según informan algunos documentos de la alta burguesía mundial,
«Lettre de l’Expansión») los servicios secretos franceses detectaron que los
preparativos del Estado Ruso de hacer realizar la invasión y represión de
los obreros polacos, a través del Estado de la RDA, habían fracasado debido
a la falta de disciplina en el ejército alemán, donde se habrían registrado
algunos motines de soldados, y a la efervescencia social en ese país. Lo que
está frenando esa posibilidad, es por lo tanto la lucha misma de los obreros
y soldados contra los enemigos internos, que de hecho están respondiendo a
ese llamado que con su lucha el proletariado polaco está haciendo a los obreros
del mundo entero. Pero cuidado; la burguesía también se solidariza: el Pacto
de Varsovia anuncia maniobras en Polonia para fines de marzo, la OTAN da públicamente,
a través de distintos portavoces, seguridades formales de que no respondería
militarmente en el caso de una invasión de Polonia, y ese viejo cipayo del
imperialismo ruso que es Fidel Castro, al calificar de contrarrevolucionaria
la lucha de los obreros polaco, está justificando por anticipado la represión/invasión
del proletariado en ese país. Los proletarios necesitamos ir mucho más lejos
en nuestra solidaridad de clase, los obreros polacos nos siguen llamando a
la acción directa, a enfrentar juntos a la burguesía mundial.
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Debimos soportar más de un año de histéricas campañas, por LOS YANQUIS DETENIDOS EN IRÁN, por los "inocentes secuestrados". En Estados Unidos, el histerismo nacionalista que se propagandiza llega a niveles nunca conocidos, intentándose así reconquistar la población para servir al Estado. La imponente maquinaria de creación de la opinión pública, de fabricación del arte y de la cultura, fue readaptada en función de dicha necesidad. Se trató, con ese pretexto de los "secuestrados”, de hacer olvidar la miseria impuesta cotidianamente, la inocultable repugnancia ante la fresca barbarie de Vietnam, de debilitar la oposición proletaria a la política imperialista. Centenas y centenas de nuevos discos, casetes, libros, programas de T.V., revistas, etc. intentaron demostrarle al norteamericano medio, al hombre-ciudadano del mundo, que él era el atacado» que cualquiera trabajador podía estar en el lugar del "pobre e inocente rehén", etc. Y así la burguesía fue creando un ambiente monstruoso al interior de USA, donde los best-sellers culturales son por ejemplo canciones que dicen "transformemos el Irán en un Parking”. En el resto de occidente la campaña se adapto al público, pero en muy pocas circunstancias se dijeron las cosas como son.
Las grandes fuerzas de la “derecha” o de la '"izquierda", apelando a esos mismos derechos del hombre y del ciudadano, sobre los que se asienta todo Estado, remarcaron su deseo de encontrar una solución negociada a ese nivel, el estatal; solución por la cual los detenidos fuesen recuperados con vida. De esta forma, en occidente se ocultó que esos detenidos eran agentes claves del terrorismo de Estado (profesores de contrainsurgencia, de interrogatorios, especialistas en torturas, planificadores de los campos de exterminio y concentración) y el Estado de Irán, aprovechando un recule en la lucha obrera en la zona, transformo la cuestión en un buen negocio económico.
Desde el punto de vista del proletariado, lo importante es la ruptura total con todas esas campañas; la clase obrera no tendrá más remedio en el futuro que ejecutar a ese tipo de agentes, organizadores del terrorismo del Estado burgués y seguir luchando por los secuestrados, los rehenes, los presos políticos de su clase, que se cuentan por decenas en los cinco continentes. Ni por el contenido ni por los métodos empleados, las campañas burguesas por los derechos del hombre y la liberación de ese tipo de agentes tienen nada que ver con la lucha proletaria por liberar a los presos políticos, por arrancar a los rehenes, los secuestrados, los desaparecidos por luchar por la destrucción de esta sociedad.