Todos al suelo, fraternalmente mezclados desde Carrillo hasta Fraga, desde Calvo Sotelo hasta Felipe González, se han encontrado los dignos elegidos del pueblo español. Y si esta posición achatada corresponde a su culto común de la santa democracia, es el santo canguelo que está al principio de su zambullida.

Pero este "gran miedo" no es nada al lado del que les inspira el espectro de la revolución Comunista que destruirá de arriba a bajo el sistema de esclavitud asalariada. No, la mieditis que tuvieron estos canallas es originada por algo mucho menos peligroso para ellos y los intereses que defienden: la simple posibilidad -hoy día prematura- de cambio en la forma de la dictadura capitalista.

Para nosotros, obreros revolucionarios es claro que en el fondo, todos, desde la extrema derecha putchista hasta el P"C"E, desde la Iglesia hasta los izquierdistas (incluso ETA), están de acuerdo sobre lo esencial: la defensa de la economía nacional (que necesita aumentar las medidas antiobreras) y el reforzamiento/blindaje de la democracia (es decir, el desarrollo del terror estatal). Es por otra parte esta comunidad fundamental de intereses la que ha sido subrayada por todos lados; los diputados/rehenes gritaban «Viva la democracia, viva España»; el Teniente Coronel Tejero, jefe público de los conjurados (1), afirmaba actuar para «establecer una verdadera democracia en España». Todos Invocan al representante supremo, del Estado capitalista, el rey Juan Carlos; todos quieren La Unión Nacional, la paz, el orden y la seguridad.

Que el putch haya resultado o no, es de todas maneras el Estado capitalista, la dictadura democrática la que busca fortificarse, hacerse más terrorista, gracias al sostén del pueblo unido en «la defensa de la Constitución y de la legalidad», De todos lados, la burguesía quiere así sofocar al proletariado y sus luchas bajo la unión sagrada anti-fascista o anti-putchista. «Es el tiempo de la fraternidad, el de estar brazos cogidos sin distinción de izquierda y de derecha», repite la prensa española.

El proletariado, en su lucha por la destrucción del Estado capitalista, no tiene ningún interés en defender una u otra fracción de la burguesía, putchista o anti-putchista, porque todas tienden (a veces por diferentes vías) a aplastarlo violentamente, a destruirlo en tanto que clase en lucha. Es por eso que las únicas perspectivas para los obreros en España son las de desarrollar la lucha autónoma sin ningún descanso contra "su" propia burguesía, cualquiera que sea su bandera; socialista, nacionalista, putchista, antifascista, separatista.

¡NI TREGUA NI ALIANZA!

SINO CLASE CONTRA CLASE, FUERZA CONTRA FUERZA, PUES UNION NACIONAL = UNION PARA EL CAPITAL

Notas

(1) Lo que no quiere decir que sea el jefe real.

«Bajo la bandera antifascista, el proletariado español cae por el capitalismo y no por el socialismo. La guerra "antifascista" está dirigida contra él; proletariado cuyo deber como clase es el desolidarizarse con ella, desencadenando la guerra civil para la destrucción del Estado capitalista y aceptar las consecuencias "derrotistas" que resultan de esta situación» "COMMUNISME" 1937 (Fracción Belga de la Izquierda Comunista Internacional)


CO6.1 España: De Rodillas ante la dictadura democrática.