“Este hecho significa el más temerario desafío contra todo cuanto significa orden legal y culto a la Patria que es el culto de las propias instituciones a cuyo amparo grupos obreros más o menos auténticos intentan con abuso incalificable dar rienda suelta a sus odios y rencores de clase”

         Dicen los burgueses “La Unión” 1921

        “¡Proletarios de todos los países unios! En un fuerte bloque. En un fuerte abrazo de hermanos de explotación marchemos por el camino que conduce a la emancipación de esclavos del capital”

          Responden los obreros Sociedad Obrera de Oficios Varios de Río Gallegos 1921

          Es natural que la burguesía trate, con todas sus fuerzas, de ahogar en el olvido, esconder y falsificar todo proceso histórico donde el proletariado haya actuado como fuerza autónoma. Con ello confiesa el terror que siente a verse, una vez más, enfrentada a esas fuerzas que nacen del salvajismo de su dominación. Es natural que el proletariado luche por desenterrar su historia, fortificarse a través de ella. Con ello pone de manifiesto la necesidad de rehacer su experiencia, y de poner al desnudo sus enemigos de clase para no caer en los mismos errores que tanta sangre y humillación le costó. La reapropiación de nuestra historia es imprescindible para realizar nuestra perspectiva, destruir el capitalismo. Es así que lo comprende la burguesía y por ello trata impedir la acumulación de nuestra experiencia, es así que lo comprende el proletariado y por ello lucha por reconstituirla.

          Todo avance de la revolución descubre un pasado que parecía enterrado para siempre. A principios de siglo, la obra de la socialdemocracia había sido tan perfecta que todas las grandes luchas obreras del siglo pasado se desconocían o aparecía absolutamente desfiguradas, lo que se vendía como marxismo era en realidad la política burguesa para los obreros, cuyo máximo exponente fue Kautsky. Las grandes luchas obreras, a finales del siglo pasado y principio de éste, permitieron desenterrar hechos, textos, interpretaciones indispensables para la reconstrucción del programa comunista.

         Después de muchas décadas de contrarrevolución, en especial a partir de la década del 60, el proletariado replantea la cuestión. En América Latina, como en todas partes, se comienza a redescubrir la historia del proletariado mundial. En todos los países empiezan a salir los trapitos al sol, de siglos de explotación capitalista. Muchos mitos, como el del feudalismo en América Latina estallan en pedazos: el capitalismo tiene que soportar solito la responsabilidad de siglos de exterminación y miseria. Muchos partidos que todavía presentaban una careta obrera son desnudados por la historia. Y lo que es más importante (aunque aún muy rudimentario) la clase obrera comienza a saber que tiene un enorme pasado de luchas heroicas. Se quiebra el mito de la independencia-liberación latinoamericana, y aparece como lo que fue, una guerra entre intereses y potencias imperialistas. Las supuestas progresistas burguesías latinoamericanas aparecen ya a principios del XIX como lo que fueron: asesinas de todo ese proletario en formación: de mineros, asalariados agrícolas, indios, gauchos, esclavos, artesanos, trabajadores a domicilio. La oposición civilización contra barbarie, progreso contra anarquismo, readquiere su verdadera dimensión de antagonismos de clase.

        Hoy ya no es posible ocultar los esfuerzos que el proletariado latinoamericano desempeña durante todo el siglo pasado para dotarse de organizaciones de clase. Las primeras organizaciones y periódicos socialistas (socialismo utópico) surgen, en América Latina, en los años 30 y 40 del siglo pasado, por todos lados. En las dos décadas siguientes, comienzan a tomar importancia las huelgas obreras en la industria urbana, agregándose a las permanentes batallas de los mineros, del campesinado (1) proletarizado contra las  burguesías locales y metropolitanas. Se crean en 1865 las primeras secciones de la Primera Internacional, que adquieren un importante impulso en la década siguiente, por la llegada de combatientes de la Comuna. A partir de entonces, las asociaciones obreras se multiplican, las grandes manifestaciones, huelgas, enfrentamientos callejeros, intentos insurreccionales, se sucederán.

         Entre todas esas páginas enterradas de nuestra historia, las más importantes para el proletariado mundial, son las de sus momentos más altos de su lucha y de su constitución en clase: es decir el período revolucionario 1917-23. En todo el mundo el proletariado emergía como protagonista de su propia historia. La “dictadura del proletariado”, la “revolución comunista” dejaron de ser, por primera vez en la historia del planeta, consignas de un puñado de revolucionarios y se generalizaban a la clase obrera de todos los países. Hasta ese momento, los comunistas afirmaban siempre que la revolución sería mundial, o no sería nada; pero tenían muy poco claro como podía mundializarse. La insurrección victoriosa en Rusia , su ejemplo, prendió el barril de pólvora (que ya ardía en muchos países) y respondió prácticamente a la cuestión: por un lado unificando a todo el proletariado, al trazar prácticamente una clara perspectiva (de lo cual la formalización orgánica en la Tercera Internacional no es más que uno de sus aspectos), por el otro unificando a toda la contrarrevolución en su contra (donde el lugar privilegiado lo tienen los socialistas).

           Por primera vez en su historia, el proletariado mundial apareció como un solo cuerpo, en un solo movimiento, bajo una sola perspectiva: la revolución. Fue ese mismo grito, esa misma perspectiva, revolución comunista, que se escuchó y se extendió en una zona tan lejana como la Patagonia.

           ¿Increíble? Sí, todo lo que es capaz de hacer la revolución cuando está en marcha; parece mentira después de estar filtrado por más de 5 décadas de contrarrevolución. Solo el nuevo despertar del proletariado latinoamericano y mundial ha permitido destapar hechos como éste, y desenterrará y reinterpretará muchos más.

          ¿Cómo es posible que hechos históricos tan importantes sean desconocidos ? ¿Cómo es posible haber ocultado la historia de esa manera ?

         Muy sencillo, afuera de la zona directamente implicada (Argentina, Chile, América Latina) la contrarrevolución impuso el mito de una América Latina poblada de campesinos, que luchan por la tierra o por una revolución nacional. El proletariado es incapaz, ahora , de identificar a su propia clase mundial. En Europa, por ejemplo, incluso los grupos que defendían algunas posiciones obreras, en el campo internacional, adoptan posiciones con respecto a América Latina claramente contrarrevolucionarias, idénticas a la de los socialistas latinoamericanos del 17 al 23 y a las de los posteriores estalinistas (revolución agraria y antiimperialista, revolución nacional, continuada por la revolución proletaria, etc).

         En Argentina (y Chile) se construyeron dos falsas versiones sobre el contenido de las luchas (como siempre) :

       - La del propio Ejército Argentino, las ligas patrióticas, etc. : se procedió severamente contra los bandoleros extranjeros que mataban, violaban mujeres, quemaban estancias, etc.

        - La de los sindicatos, socialistas, estalinistas, etc. : el ejército torturó apaleó, ordenó cavar las tumbas y fusiló a más de 1500 obreros que solo reclamaban sus derechos (SIC)

        La monumental obra publicada en cuatro tomos de Osvaldo BAYER (2) permite destruir ambas versiones. El trabajo de Bayer es el único serio al respecto. Es impecable en lo que se refiere a documentación y  exhaustividad del tema tratado. El mismo nos ha sido de una enorme utilidad; de él hemos extraído el conjunto de citaciones utilizadas. Sin embargo, las interpretaciones que el autor realiza derivan de una concepción que no es la nuestra y que por lo tanto no reproducimos aquí.

La Patagonia, antecedentes y protagonistas de la lucha

      La Patagonia es, en el extremo del Cono Sur de América Latina, un enorme territorio (desde el Atlántico, al Pacífico) balcanizado, por la política del capital colonizador e independentista, en base a la Cordillera. Durante la colonización, forma parte de lo que el capital definió como “tierra de ningún provecho”, gracias a lo cual las comunidades indígenas pudieron vivir como tales un tiempo más. Pero la sentencia de integración, estaba ya contenido en el propio criterio por el cual se decidía no explotar dicha zona. La sentencia se ejecuta durante la primera mitad del siglo XIX: la burguesía que acumula en el espacio productivo que se llama Argentina (originaria de todas partes del mundo, evidentemente, pero muy patriota) decide enviar su ejército a civilizar la zona. Resultado: exterminación total de las comunidades indígenas. Este es el precio que pagó toda organización indígena que no había desarrollado formas tales de explotación, y de grandes trabajos colectivos que pudieran ser directamente utilizados por el capital, en base a su dominación formal y a su transformación en modos de producción subsidiarios del capital (y nada de precapitalistas).

       La colonización es una empresa capitalista que, basada en la mayor tasa de ganancia a obtener, decide apropiar tales o tales otras fuerzas productivas (minas, hombres, tierra). Aquí no había minas, los hombres eran difícilmente adaptables a la estructura salarial, y había muchísima tierra de pastoreo. La decisión capitalista no podía dudarse: matar a los hombres y apropiarse de la tierra. Y luego traer más hombres ya adaptados a trabajar para otros, a cambio de un salario.

     Como en otras zonas de América Latina, la gran mayoría de la población estará constituida por obreros venidos de todas partes del mundo.

     Los resultados de esta combinación es un altísimo grado de “internacionalismo” de las dos clases que protagonizarán el enfrentamiento de la Patagonia. La determinación fundamental del capital es su valorización, después decide que patria va a defender. Por eso los patriotas argentinos de la Patagonia serán, en su mayoría, sociedades anónimas inglesas, capitalistas alemanes, belgas, norteamericanas, españoles, portugueses, franceses, uruguayos, rusos, chilenos y algún argentino.

     Los obreros venían también de todo el mundo, pero no tenían ninguna patria a defender : chilenos, españoles, argentinos, rusos, paraguayos, italianos, alemanes, etc; solo podían levantar bien alto el internacionalismo de su clase, y así lo hicieron.

  

      En esos millones de hectáreas vacías de gente, solo había ovejas, vacas y capital. Este panorama tentaría a cualquiera para teorizar feudalismo, o precapitalismo o al menos únicamente subsunción (3) formal del trabajo al capital. Pero no es el caso, el proceso laboral preexistente, ha sido totalmente destruido. En la Patagonia, no sucede como en Río Grande, Provincia Oriental, Entre Ríos y mismo Buenos Aires; donde la estancia, como empresa, es precedida por más de un siglo de vaquería (subsunción formal del trabajo al capital). En unas pocas décadas, en esa tierra abonada con sangre india, el capital hará funcionar sin más población que la necesaria a su valorización (el ejército industrial de reserva eran los chilotes (4) y los desocupados europeos) todas las actividades necesarias a la producción, a la comercialización al acopio, al transporte interno y externo, etc.

     El rápido crecimiento de la industria de la lana, el cuero y la carne fue controlado por los mismos capitales en todas sus instancias. A fines del siglo pasado encontramos los mismos propietarios en las estancias, en los bancos, en los frigoríficos, en las barracas, en las compañías de seguros, de electricidad, telefónicas, curtiembres, fábricas de calzados, astilleros, almacenes, compañías marítimas de carga y de pasajeros, de cabotaje y de ultramar, etc.

    Las fuerzas político-militares con que contará la burguesía en el enfrentamiento de clases, además de la policía local, el ejército argentino y chileno, fueron un conjunto de aparatos descentralizados del Estado como las Ligas Patrióticas (Argentina y Chilena - aparatos paramilitares), Sociedades Rurales, Ligas de Comercio y de la Industria, la prensa local y de Buenos Aires, la Asociación de Libre Trabajo (como su nombre lo indica rompehuelgas), el democrático y antiimperialista Yrigoyenismo y otros fuerzas pretendidamente obreras.

      Del lado obrero, existían un conjunto de Asociaciones, Federaciones obreras locales que sería imposible enumerar. Sin embargo el movimiento se centralizará alrededor y será dirigido por la Sociedad Obrera de Río Gallegos, que contra todo el patrioterismo de la época, establecía ya en sus estatutos de 1910 : “La sociedad no conmemora más fiestas que el primero de mayo por ser el día de protesta de los trabajadores del universo”. En 1914 se realiza la primera huelga, los primeros presos, por subversivos, en la zona, la generalización de la misma, la traída de carneros desde Buenos Aires, el piquete de huelgas para enfrentar a los rompehuelgas, el enfrentamiento con las fuerzas del orden, etc. Hasta entonces los puertos patagónicos se solidarizaban con las huelgas decididas en la agitada Buenos Aires, sin pasar a mayores. En abril de 1917 hubo la primera tentativa de huelga general en Río Gallegos, declarada por la sociedad obrera.

    Pero las cosas toman otro tinte a partir de la Revolución en Rusia. En 1918, se declara la huelga general en Puerto Deseado, los huelguistas descarrilan un tren, hieren de bala a un carnero, etc. A finales de ese mismo año, y principios del 19, las organizaciones obreras de la Patagonia chilena se declaran en huelga. Los centros de la misma son Puerto Natales y Punta Arenas. En Puerto Natales obreros toman la ciudad. Los hechos se multiplican, llegan las primeras noticias a Río Gallegos de la huelga revolucionaria en Buenos Aires : “Huelga General Revolucionaria. El paro es total ... tiroteos entre huelguistas y policías. Muchos muertos y heridos. El movimiento tiende a agravarse. Varios convoyes ferroviarios y estaciones fueron incendiados. La situación es gravísima. No se recuerda otra semejante”. Nos imaginamos la emoción de ese puñado de obreros que se reúnen en Río Gallegos (5) que llaman públicamente a una gran asamblea, previendo, ya en llamado, la huelga general en la zona. Resultado la policía les gana de mano, toda la dirección obrera presa, clausura de local, palos, etc. Pero el Gobernador Correa Falcón y el comisario Ritchie no las tenían aún todas de su parte. La Federación obrera se crea otra dirección en la clandestinidad y comienza a distribuir volantes llamando a la huelga. Las detenciones continúan y dos días después  se produce algo que podría considerarse increíble en la zona: las mujeres proletarias salen a la calle y enfrentan a los milicos con sus manos desarmadas. En todo Río Gallegos circula un volante que llega hasta la propia cárcel : “Soldados y agentes de policía ... ustedes no deben ser verdugos del pueblo, hay que unirse a él como lo han hecho vuestros colegas en el Rosario”. La represión descubre a los organizadores del movimiento, los detiene y quiebra la lucha. Se organiza la guardia blanca y el gobernador de Santa Cruz el comisario Ritchie organiza las fuerzas que irán a socorrer a la burguesía "chilena" en apuros. El consejo obrero que esta a cargo de la ciudad de Puertos Natales es reprimido, el ejército chileno retoma la situación en manos, son ejecutados los dirigentes del consejo.

                La burguesía había ganado la batalla del 19, pero en el 20 la crisis económica mundial se extiende a toda la zona ganadera. El mercado mundial de carnes y lana está abarrotado, los precios bajan y comienzan a quedar de clavo en los puertos Argentinos. El capitalismo comienza a ejecutar su política de crisis, baja de salarios, desocupación, austeridad. La clase obrera responde, se producen las grandes huelgas del proletariado rural en Santa Fe, entre Ríos, Córdoba, Chaco, Patagonia y la Provincia de Buenos Aires.

                Los elementos decisivos contra esta “subversión extranjerizante” (según la expresión utilizada por la Forestal, empresa con sede en Londres) serán el Ejército Argentino y la Liga Patriótica Argentina. Esta última actúa según dice “en nombre de los intereses colectivos (contra) ... La aparición de agitadores anarquistas...forajidos... (que) han querido hacer uso de las armas...dispuesto a libertar a varios agitadores que se hallaban detenidos. Este estado de cosas determinó la grave medida de movilizar la brigada y divididos en varios sectores de defensa nos hallamos dispuestos a repeler la agresión...”

     Para terminar de presentar los protagonistas y los antecedentes debemos hacer una rápida mención de las posiciones políticas y organizaciones que tendrán importancia en la lucha:

- La sociedad obrera de Río Gallegos estaba afiliada a la FORA (Federación Obrera Regional Argentina ) del IX° Congreso o FORA SINDICALISTA. Sin embargo esta afiliación será puramente formal. En efecto las posiciones de la FORA, son abiertamente contrarrevolucionarias y toda su política gira en torno al apoyo “critico” al régimen “democrático y antiimperialista de Irigoyen”. Los revolucionarios de la época la llamaban, con razón, FORA camaleónica o FORA de los ministerios (ministerialista), pues, por un lado cambiaban de posiciones como de camiseta, todas las grandes huelgas las abandonaban en las instancias cruciales, y sus hombres de dirección se pasaban en los ministerios.

- Las fuerzas realmente proletarias, es decir comunistas, habían sido incapaces de dotarse, como en todo el mundo, de una centralización única. La fuerza revolucionaria más importante era la FORA comunista, donde predominaba el anarquismo comunista. Es de aquí que vendrán los únicos intentos reales de apoyo a la sociedad obrera de Río Gallegos. El Partido Comunista Argentino, a pesar de ser uno de los primeros del mundo en constituirse (enero 1918), estaba ya dominado por la fracción de derecha. En la misma aparecían ya dominando los tristemente célebres Ghioldi, Codovilla, (eternos viajadores a Moscú) que mantenían la dirección, en base a la política oportunista de la Internacional Comunista, contra la fracción de izquierda (mayoría en los tres primeros congresos) que publicará luego el periódico “La Chispa”. De este Partido los obreros de la Patagonia no podían tampoco esperar nada. Si la Revolución Rusa había unificado al proletariado, la contrarrevolución, la política de conservación del capital y de represión obrera realizada por los bolcheviques, el oportunismo de la IC, iba a dividirlo. De estos 2 aspectos contradictorios, a la Patagonia del 20-22 había llegado solo el primero. Recién en el 22 aparecen algunos papeles condenando la política antiobrera de los bolcheviques. Eso es lo que explica que, hasta entonces, los obreros de la Patagonia se autollamasen anarquistas puros, anarquistas bolcheviques, anarquistas sindicalistas, anarquistas comunistas, comunistas, y hasta socialistas se identificaban todos con la revolución rusa, que les trazaba el camino y utilizaban expresiones comunes como: ¡Si te agarra Lenin ! Como obreros las necesidades materiales y el ejemplo de la revolución rusa tendía a unificarlos en un solo partido de acción comunista. Sin embargo la carencia de bases programáticas y orgánicas sólidas tendrá lógicamente como resultado la perpetua oscilación de la dirección de la Sociedad Obrera de Río Gallegos con las consecuencias que veremos.

1920 -1921 acción directa y huelga generalizada

     En abril de 1920, el gobernador Correa Falcón dice “algunos elementos de ideas avanzadas procedentes de la capital federal y otros puntos del país habían iniciado una campaña tendiente a subvertir el orden público en este territorio”. Y era cierto, la sociedad obrera de Río Gallegos había logrado reorganizarse, en julio declara la huelga en los puertos y en los hoteles de la Patagonia.

      La burguesía estaba muy cebada con la solución represiva; comienzan las detenciones en Río Gallegos, luego se extiende a Santa Cruz. Ninguna reunión obrera es permitida, palo y cárcel al que se resiste. El comisario Ritchie comienza a solicitar envíos de tropas de línea. La Sociedad Obrera responde llamando a todos los obreros a solidarizarse con la huelga; y lo increíble, en esas tierras desérticas (téngase en cuenta la baja concentración obrera, lo difícil que resultaba hacer llegar las comunicaciones entre las estancias, etc), se logra que LA HUELGA, PARA ARRANCAR A LOS PRESOS DE LAS CARCELES, FUESE IMPARABLE.

      La burguesía retrocede y libera a varios presos, esperando romper la huelga. La huelga sigue, el 1 de noviembre la burguesía no tiene más remedio que soltar a todos. Ya era tarde, la comunicación y organización entre los obreros había madurado, y se había decidido CONTINUAR LA HUELGA, ahora por mejoras para los obreros rurales.

       La representación de los estancieros prometen “sacrificarse” y otorgar aumentos saláriales y otro conjunto de mejoras. También era muy tarde, el proletariado rural había ya creado sus columnas de vanguardia y había comenzado a asegurar la extensión de la huelga. Dos contingentes de hombres armados habían pasado a la acción . Sus dirigentes históricos fueron el Toscano ( por su origen Italiano) cuyo verdadero nombre era Alfredo Fonte y el 68 (número que llevaba como penado, también italiano) cuyo verdadero nombre era José Aicardi. Recorrían las estancias, llamando a la huelga, los obreros agrícolas se incorporaban a la marcha. De paso se tomaba, en las mismas, todo lo necesario para continuar: alimentos caballada, armas y dinero. El movimiento se fortificaba así en hombres y en armas en cada acción. A los patrones, alcahuetes y administradores de las estancias se los llevaba como rehenes. Luego se desaparecía para desorientar a la policía.

        Se llega así a una situación en donde absolutamente todo el Sur de Río Santa Cruz está paralizado. Los estancieros intentan una y otra vez conciliar, los irigoyenistas como “consejeros de los obreros” tratan de “mejorar la armonía del capital y el trabajo”. La huelga sigue, se fortifica, se extiende, medio millón de animales se pudrían en las estancias sin poder ser vendidos, los frigoríficos no podían faenar, los puertos estaban totalmente paralizados. La represión policial, los allanamientos, las detenciones, no lograban tampoco quebrar el movimiento.

       Los periódicos burgueses anuncian, entonces, la constitución de la Asociación de Libre Trabajo : “Entre un núcleo numeroso de obreros de la localidad ha surgido la iniciativa de constituir una Asociación de Libre Trabajo, de manera que el obrero, hoy tiranizado por el absurdo sectarismo mantenido con bandas de combate e instrumentos de insidias, pueda en cualquier momento, en posesión de su libre albedrío, acomodar su conducta a la altura de sus circunstancias e intereses”. En nombre de la democracia y la libertad de trabajo se decide, así , traer desde Buenos Aires un conjunto de carneros.

       Si tenemos en cuenta que la FORA sindicalista (a la cual, repetimos, estaba afiliada la sociedad obrera de Río Gallegos) controlaba las organizaciones de los trabajadores marítimos, podía suponerse que al menos impedirían la llegada de carneros. Era mucho esperar, la FORA camaleónica estaba del otro lado de la barricada, los carneros llegan.

      Acompañados de escolta policial, se intenta conducirlos a los lugares de trabajo. Pero el recibimiento obrero fue a balazo limpio; balas que harán recordar al proletariado que hay sectores de la clase obrera que no entran en el juego democrático, que comprenden perfectamente que las libertades democráticas son las libertades de los opresores para mantener la explotación, que los decretos u demás procederes están hechos para desorganizar al obrero en tanto clase.

      El susto es tan grande que inmediatamente los amarillos y la escolta policial están de vuelta en Gallegos. Indignado Correa Falcón ordena al comisario Ritchie perseguir, con varios automóviles y agentes del orden, a las columnas del Toscano y del 68, pero éstos no encuentran ni el rastro de los bandoleros. Si bandoleros, la burguesía había instrumentado una campaña para diferenciar los grupos armados de “los obreros que luchan pacíficamente por sus intereses económicos”. Con ello pretendía dividir al proletariado, descalificar la acción violenta de la clase y aislar las vanguardias obreras.

     La clase obrera entiende perfectamente el trasfondo de los hechos, ve en estas nuevas formas de lucha la expresión de un cambio cualitativo en el nivel de enfrentamiento al capital, sabe que los bandoleros son sus hermanos de clase, que todos son bandoleros. “Hurra bandoleros del Sur” titulará la prensa obrera de Buenos Aires, bandolero se había transformado en sinónimo de obreros consciente de sus enemigos de clase. La Sociedad Obrera, que por su dirigencia debería estar muy lejos de apoyar tales iniciativas, llama a solidarizarse “continuando inquebrantablemente la huelga indefinida”.

      La burguesía utiliza nuevas tácticas para quebrar la unidad y centralización creciente que se forjaba la clase obrera en su lucha. Los estancieros hacen otra proposición de arreglo, ésta supergenerosa. El terror de la burguesía, ante el avance de la organización y armamento del proletariado, le hace retroceder, se prefería perder una parte realmente importante de la plusvalía, que la totalidad del capital y tal vez la propia cabeza. La FORA Sindicalista defiende ante los obreros la necesidad de aceptar el convenio propuesto por los estancieros.

        ¡Qué sorpresa para ella cuando la Federación Obrera responde NO! Continuación de la huelga. La FORA camaleónica se desenmascara. Como siempre, en estos casos, los amarillos se hacen los abanderados del democratismo “obrero”. Se propone que se consulte a los obreros del campo que son los interesados; intentando quebrar la unidad de la clase en base al consenso mayoritario. Se denuncia a la comisión que toma la decisión de continuar la huelga en nombre de las asambleas: “¿era la comisión autoridad suficiente para rechazarlo sin consultar con los obreros del campo únicos interesados en el conflicto?”. Sin embargo, y a pesar de todas las maniobras de la FORA Sindicalista, la asamblea se pronuncian decididamente por continuar la huelga. La posición de la FORA sindicalista, no era únicamente utópica y reaccionaria, era francamente policial pues o bien no participaban las columnas militares o serían liquidadas al entrar a la ciudad. Estos verdaderos antecesores del sindicalismo argentino actual, no tenían tampoco tapujos en la lengua para reconocer que ellos estaban contra toda acción obrera: “Convencidos de que el fanatismo es peligrosísimo, quisimos hacer obra eficiente para la causa de todos y se nos insultó, llegando a la amenaza cuando con lógica pretendimos se evitara el malestar que nos acechaba y que hoy tan de cerca lo palpamos como consecuencia del desacierto que la ilógica frecuencia de las huelgas y lo absurdo de los boicots, habíamos de soportar”. Estos hombres eran los que se suponía debían conectar a los obreros de la Patagonia con el resto del territorio Argentino! Es evidente que los obreros se quedaron solos, a pesar de los esfuerzos (sin reales contactos directos) que desplegaría para solidarizarse con ellos la FORA Comunista.

        En ese momento Correa Falcón (Gobernador) envía una carta que todavía hoy puede darnos lecciones sobre los derechos y libertades democráticos y sobre los servicios que rinden los sindicatos a la patronal “...La Federación Obrera de esta capital y de otros puntos del territorio son dirigidas por sujetos extraños al elemento obrero, circunstancia que en estos últimos tiempos ha producido honda disidencia entre el malo y buen elemento, pues éste último repudia la conducta de los agitadores, habiéndose hecho evidente que no persigue ninguna mejora económica ni social para el elemento de trabajo...Grupos de hombres sugestionados por la verba sovietista se habían lanzado al campo cortando un sin número de alambrados...Es natural que en estos casos la policía ejercite una acción un tanto enérgica protegiendo, como es su primordial deber, la propiedad y la libertad de trabajo ...Mientras la situación era tranquila y los trabajadores no incitaban al desorden y al pillaje, los obreros tuvieron todas las asambleas y reuniones que desearon puesto que ejercitaban un derecho sin desmedro de lo ajeno, pero ha sido necesario restringir el permiso toda vez que ellas servían (a los obreros) para alterar la tranquilidad (de la explotación) poniendo en peligro (la dominación de la burguesía) las garantías constitucionales".

     En “Puerto Deseado”, el 17 de diciembre de 1920, se producen los primeros enfrentamientos a tiro limpio, un obrero muerto, muchos heridos y presos. Los obreros quedan mal parados, pero no se achican. Como no tienen imprenta escriben sus volantes a lápiz y papel canson : “Al pueblo trabajador. COMPANEROS ! Treinta camaradas están presos por la tiranía capitalista. No obstante quedamos muchos trabajando por la causa con mayor entusiasmo contra más tiranía VIVA LA HUELGA!".

      A fines de diciembre comienza la campaña del flamante comisario Michieri con esta orden: “tienen 24 horas para ir a trabajar o desalojar el Lago Argentino de lo contrario los voy a cagar a palos y a bañar en sangre y los voy a hacer pasar la cordillera”, todo lo que servía de apoyo logístico de los huelguistas, boliches, locales de reuniones, etc, es arrasado, todo el que aparece adentro recibe sable, palos y cárcel. La partida del comisario Michieri es un éxito hasta que choca con las columnas del 68 y el Toscano, que no se achican ante ningún uniforme. Le dan la voz de alto, Micheri y su gente responde a los tiros. El método le había dado resultados hasta el momento, pero aquí le falló, los obreros le meten plomo sin asco. Varios milicos muertos, agentes de la liga patriótica heridos, otros se rinden y son tomados prisioneros por los obreros. El comisario con dos plomos en el cuerpo será llevado como rehén.

         Cuando las columnas obreras, a esa altura unos 500 a 600 hombres, deciden proseguir la marcha llegan los refuerzos de Río Gallegos al mando del Comisario Ritchie. Nuevo enfrentamiento, los obreros pierden un compañero, pero los milicos no la sacan barata. Un agente del orden burgués muerto en el enfrentamiento, otro ejecutado, las fuerzas de Ritchie son obligadas a huir. Más de uno de los acompañantes del comisario se llevaba un plomo de recuerdo, el propio Ritchie en la mano derecha.

         Así llega  derrotada la comisión de patriotas a Río Gallegos. El cuadro de terror para la burguesía se completaba, con el incendio de la barraca “La Amberense” repleta de tanques de nafta y aceite. Bayer constata que : “Los huelguistas se han elegido bien el lugar. Toda la noche se sucederán las explosiones. El terror juega como un hilo de hielo en las espaldas de los que creen en la propiedad; en cambio para el pobrerío, es todo un espectáculo ese chisporroteo de fuegos artificiales. No son pocos los que piensan que ha llegado el momento de irse de allí, porque Santa Cruz se parece ya a la Rusia de 1917”.

        El llamado de Correa Falcón es patético : “La situación creada por los elementos disolventes hace necesaria la unión de los hombres respetuosos de las leyes y libertades que acuerda la Constitución Nacional. No se trata en este caso de un movimiento obrero, hay algo más grave, una subversión del orden y de todos los principios de equidad y justicia. Sujetos sin patria y sin ley asesinan... Velemos, pues, por el respeto a nuestra Constitución y a nuestras leyes y mantengamos alto la sagrada enseñanza de la patria”. Y todos los patriotas se juntaron ante la patética situación, desde la Liga Patriótica Argentina a la Legación Británica en Buenos Aires, desde el Gobierno Chileno a los demócratas radicales Yrigoyenistas, desde la Sociedad rural hasta la FORA camaleónica. Los gobiernos de Inglaterra y la flamante República Alemana, hacen patéticos llamados a la Cancillería Argentina para que ésta proteja las propiedades y los ciudadanos.

 Como se quiebra la unidad obrera

       La Sociedad Obrera de Río Gallegos seguía haciendo sus desesperados llamados a la FORA Sindicalista de Buenos Aires. Esta por el contrario había, ahí donde tenía peso (Federación Obrera Marítima), llegado a arreglos y se comenzaba el trabajo . La situación en Río Gallegos comienza a ser insostenible. Las oscilaciones de Soto, producto de un rompimiento muy parcial e intuitivo con la ideología contrarrevolucionaria del anarco-sindicalismo, lo harán empujar a levantar la huelga en las ciudades. Soto, no había aprobado nunca enteramente el salto cualitativo que había dado el movimiento pasando a la acción directa y a la ofensiva. El consideraba necesario explicar que es porque a los obreros se los ha reprimido que debieron “castigar la ofensa con las armas en la mano” y que hasta ese momento “los trabajadores del campo se hallaban en su indiscutible derecho de huelga al no querer vender su fuerza productora sino al precio que ellos pedían”.

      Sin embargo, la posición de Soto (centrista y oscilante), que será combatida por la vanguardia comunista, no debe confundirse con la adoptada por la FORA sindicalista, claramente del otro lado de la barricada. A instancias de Soto, cuya influencia (aquí nefasta ) era total, la Sociedad Obrera de Río Gallegos levanta la huelga. Los obreros del campo seguirán su huelga absolutamente solos.

     La dirección de la huelga estaba ahora en mano de los hombres fuertes: el 68 y el Toscano. Se decide enviar al 68 a Río Gallegos, a combatir las posiciones derrotistas de Soto. Entra clandestinamente y sale acompañado ya de 30 hombres, que por el camino comienzan a operar, toman rehenes (administradores, estancieros y varios gendarmes) requisan armas, caballos. Más obreros se unen al destacamento. El 68 había partido solo, ¡llega con 150 hombres! Otros comisarios y subcomisarios con sus tropas intentarían enfrentar a los destacamentos obreros organizados en grupos de 50 a 150 hombres. En todos los casos serán rechazados. Las banderas rojas seguían flameando en los campos.

      Es, en estas circunstancias tan complejas para los obreros, que el Yrigoyenismo tomará las riendas de la situación en nombre de toda la burguesía. Se sustituye al gobernador, odiado por los obreros, Correa Falcón, y se nombra un Yrigoyenista que “defenderá a los obreros contra los patrones”. Desembarcan las tropas del ejército argentino al mando del yrigoyenista comandante Varela que reconocerá que en general “los obreros tienen razón”.

       La burguesía comprendía perfectamente que la solución militar era muy difícil, el ejército argentino no daba abasto por los levantamientos obreros en todo el territorio; las fuerzas que disponía para enviar a la Patagonia eran incapaces de enfrentar a los obreros si estos hubieran continuado el camino hacia la revolución como lo proponían los jefes rojos: el Toscano y el 68.

       Los gobernadores y militares recibirán las “instrucciones del poder ejecutivo”: “...evitar derramamiento de sangre ... ser intérprete del pensamiento del señor Presidente de la Nación cuya política obrerista era ya bien conocida”. Lo que no había logrado la represión abierta lo lograría la política obrerista de la burguesía: desorganizar al enemigo, desamarlo, dividirlo. Se preparaba así el segundo acto: la masacre.

       El comandante Varela aparecía respaldando los pedidos de los trabajadores, la libertad de todos los presos, la amnistía de todos aquellos que hayan cometido actos de bandolerismo, etc. Las propuestas se dirigen a las columnas del 68 y del Toscano, se realiza una asamblea, se acepta por mayoría entregar los rehenes, armas, caballada y reiniciar el trabajo. Cómo en tantas otras veces en la historia, una minoría de revolucionarios, no acepta el mito del democratismo obrero. 200 hombres, con el Toscano y el 68 a la cabeza, se apropian de la mayoría del armamento y desaparecen. Sin embargo la táctica obrerista de la burguesía había triunfado, se aislaba a la vanguardia revolucionaria de la clase. Cuándo sea demasiado tarde, se reconocerá que “nuestra confianza en ese militar nos perdió”.

La huelga sin perspectivas

      Es así que las actividades productivas vuelven a normalizarse; en las estancias se esquila, a toda velocidad, en los puertos se embarca y se desembarcan las mercancías. Se libera a los presos, y se les otorga un pasaporte firmado por el propio Varela, a todos los subversivos que dice: “El sujeto...(fulano de tal) cuya firma e impresión digital va al pié tiene permiso para circular libremente dentro del territorio en demanda de trabajo, debiendo las autoridades Militares o Policiales no obstaculizar su marcha”. Los estancieros protestaban y Varela se ganaba la confianza ciega (absurdamente ciega) de los obreros.

      El radicalismo había logrado sus objetivos, a una Patagonia insurreccional que parecía que nada podía contenerla, se  la convierte en una Patagonia de la recuperación de todo lo perdido (para los capitalistas). Promesas de un futuro mejor y toda la Patagonia (salvo ese puñado de obreros que había comprendido el juego), agradece y honra al Gobernador Iza y al Comandante Varela (yrigoyenistas ambos) por su labor  “progresista en favor de los obreros”.

      Como era de esperarse, las condiciones de explotación no cambiaron, las promesas quedaron en buenas promesas. En marzo del 21, solo un mes después del acuerdo estalla una huelga en el frigorífico Swift, pero es rápidamente quebrada. Era solo el primer síntoma de que la cosa no podía quedar ahí.

      Las clases se preparaban para un segundo enfrentamiento. Los obreros de la Patagonia harán todo lo posible para no quedar solos de nuevo y obtener la solidaridad de toda la clase obrera, generalizar la lucha al territorio. Impulsarán un Congreso de toda la Patagonia (Argentina y Chilena) con participación de las sociedades obreras de Puerto Madryn, Comodoro, San Julián, Puerto Santa Cruz, Puerto deseado, Río Gallegos y la Federación Obrera Magallánica. Este intento de centralizar la lucha por encima y contra las fronteras será abiertamente saboteado por la FORA Sindicalista. El enfrentamiento contra la Sociedad Obrera de Río Gallegos era total: quitarle todo apoyo externo, crear sindicatos libres de obreros buenos, etc. Cada avance de la Fora sindicalista, será así un eslabón más de la preparación de la derrota obrera y será ampliamente publicitado por todos los periódicos de la burguesía.

        Entre mayo y julio de 1921, se dan los primeros encontronazos, manifestaciones, represiones, en Río Gallegos y en Puerto Santa Cruz. Patriotas contra internacionalistas, cuerpos policiales respaldando a obreros libres contra el proletariado. En Chile, la situación es también explosiva principalmente en Puerto Natales y Punta Arenas. A pesar de la política contrarrevolucionaria de los sindicalistas, los obreros de uno y otro país logran coordinar y realizar algunas acciones comunes de boicot y sabotaje.

        En setiembre de 1921, la Federación obrera comienza su ofensiva, en dos frentes. Desde su periódico “1° de mayo” se denuncia el papel jugado por los sindicalistas de la FORA, y se desarrolla una campaña por el internacionalismo proletario. Al mismo tiempo un puñado de hombres -comprendido Soto- comenzarán a recorrer el campo para preparar la nueva huelga.

         El 1 de octubre, bajo el título de “fiestas patrias”. el periódico obrero dice: “El mes pasado se festejaron tres fiestas patrióticas. Ha habido derroche de banderitas, escarapelas, veladas, bailes y borracheras ... parece mentira que en nuestras filas haya compañeros que tan pavamente apoyen esas fiestas. Adiós bandera roja enarbolada el Primero de Mayo!...” Luego de informar sobre los enfrentamientos proletarios en el mundo, en especial de Italia donde emocionados los obreros preveían un triunfo de sus hermanos de clase dice: “... ¿Quiénes fueron los propiciadores de estas fiestas? Unos comerciantes que compran y venden productos en todo el mundo en competencia con los de su patria (luego, de hecho, su patria es la ganancia comercial). Un banquero que especula en todas las bolsas del mundo que agiotiza sobre todas las plazas mundiales (de hecho su patria es el dinero). Un estanciero que emplea obreros de cualquier nacionalidad (siempre que le cueste menos y trabajan más) (De hecho sus compatriotas son todos los brutos de carga más rendidores y baratos)”(6) “¿Cuándo comprenderemos, los proletarios, los que no tenemos tierra, ni bienes ni nada material que nos retenga en un sitio con preferencia a otro, que la idea confusa de patria no tiene para nosotros ningún interés? ¿Cuándo nos daremos cuenta, los brutos de carga, que la patria está perfectamente conforme y es fomentada por los privilegiados de la casta burguesa?”

        En el campo la rabia obrera ya había estallado. Tiempo antes había reaparecido “El Toscano” que sin esperar a las decisiones y oscilaciones de la Sociedad Obrera había declarado por su cuenta la huelga general en el campo y comenzado sus acciones. Al grito de “Viva la Revolución” constituirá lo que llamará el “Consejo Rojo”. A principios de octubre se entrevista con Soto sin ningún éxito. Este no aprueba los métodos del Toscano, y considera que todo debe aprobarse en asamblea. El rompimiento fue total, el Toscano y su puñado de hombres quedarían sin ningún apoyo y, poco después, caerían presos. Se perdía así la última posibilidad de pasar a la ofensiva.

        Soto y su gente habían firmado su propia sentencia y marchaban irremediablemente hacia la muerte. Recién a fines de octubre, cuando la represión abierta había comenzado, la Sociedad Obrera llama a la huelga general. Se empezarán a constituir varias columnas de cientos de obreros que recorrerán la campaña, cortando las comunicaciones, cortando alambradas, tomando caballadas, armas y víveres; pero con la absurda esperanza de que la llegada del ejército argentino, vuelva a adoptar “la política obrera”. El ejército llega a la zona a mediados de noviembre y se distribuye en pequeños grupos en el territorio.

         La internacional de la masacre estaba constituida : el gobierno chileno envía el Batallón Magallanes y la compañía de ametralladoras, el gobierno inglés, alemán, español, piden sangre, la Sociedad Rural, la Liga patriótica militar chilena, la liga patriótica argentina, la prensa de Buenos Aires exhortan a defender las instituciones y la patria. La FORA sindicalista había aportado su valiosa contribución a la orgía de sangre. Se decreta la pena de muerte y comienzan los fusilamientos.

        Si fusilamientos y no enfrentamientos, pues los obreros estaban desarmados políticamente, por más fusiles que tuvieran, no tenían ni dirección, ni perspectiva. Las oscilaciones sindicalistas de la Sociedad Obrera los habían aislado de la única salida con perspectiva: la ofensiva generalizada. Si bien se enfrentaba a la policía, al ejército al mando de Varela, que había actuado tan hábilmente el año anterior, las columnas obreras se rendían de inmediato.. Sólo así puede explicarse que columnas obreras constituidas de 400,200,230,250,600,350, 80 hombres se entreguen a destacamentos militares de algunas decenas de individuos sin tirar un solo tiro. ¿Cuántos fusilaron? Todavía hoy se discute: 500 ó 600 confirma Bayer, los periódicos obreros de la época hablan de miles.

        Las secuelas de la masacre fueron muchas, en Argentina y Chile la clase obrera desorganizada intentó responder. Los llamados desesperados de los periódicos obreros se suceden. Por ejemplo la Federación Obrera Magallánica dice “...Los trabajadores señalados por los administradores de estancias son fusilados por la espalda y otros colgados en los postes telefónicos y después queman los cadáveres ... En el nombre de Dios Capital o de la Patria se cometen tan salvaje asesinato en masa ...¡Queremos que por los ámbitos del mundo repercuta como una clarinada potencial como toque de alerta! que en la libérrima y democrática República Argentina tropas de su ejército se han lanzado como bestias sedientas de sangre humana por la Patagonia Argentina ¡matando! ¡matando!”.

        Hubo algunos enfrentamientos, pero no existió ninguna respuesta generalizada de la clase en ese momento. Aproximadamente un año después el comandante Varela terminaría su miserable existencia con 17 heridas en el cuerpo: doce producidas por una bomba que le quebró las piernas y 5 plomos en la parte superior del cuerpo. Era un acto desesperado, que no podía ya reinvertir los acontecimientos, de un anarquista tan valiente como sin perspectiva. Las venganzas de un lado y del otro se sucederán y culminarán con la “huelga general revolucionaria” del proletariado argentino que quebrará el Partido Socialista, el Partido "Comunista" los viejos sindicalistas de la FORA todos unidos en la flamante USA (Unión Sindical Argentina).

        El ejército argentino considerará que los obreros de la Patagonia concretizaron el “primer ensayo de guerra revolucionaria”. Como dijimos los sindicalistas, harán la historia diciendo que los obreros luchaban por los derechos democráticos y por justas reivindicaciones económicas.

         Nosotros rechazamos cualquier pretensión de separar los intereses de los obreros en económicos y políticos. La lucha revolucionaria por la dictadura del proletariado no es más que la generalización de toda reivindicación . Los hechos de la Patagonia lo demuestran; confirman una vez más que la clase obrera sólo defiende sus intereses inmediatos peleando por la revolución comunista. Sus protagonistas así lo comprendieron, su reivindicación era la revolución, su ejemplo la revolución rusa: “compañeros ... proseguid como hasta ayer, en la lucha franca y fuerte que es así como conseguiremos nuestras justas reivindicaciones, al igual que aquellos compañeros de allende de los mares que supieron imponerse al infame zarismo. ¡Viva la Federación Obrera!”

         Bayer constataba que ninguno de los sindicatos argentinos tienen en sus locales retratos de los combatientes de la Patagonia o del obrero de origen alemán que ejecutó a Varela; sino los retratos de TRES GENERALES DEL EJERCITO ARGENTINO SAN MARTIN , ROSAS Y PERON. Podemos aún dudar que intereses de clase defienden los sindicatos argentinos ??

           “ ¡El mes pasado se festejaron tres fiestas patrias ! Ha habido derroche de banderitas, escarapelas, veladas, bailes y borracheras ... Parece mentira que en nuestras filas haya compañeros que tan pavamente apoyen esas fiestas ...¡Adiós bandera roja enarbolada el primero de mayo !... ¿Quiénes fueron los propiciadores de estas fiestas ? Unos comerciantes que compran y venden productos en todo el mundo en competencia con los de su patria - luego, de hecho, su patria es la ganancia comercial. Un banquero que especula en todas las bolsas del mundo que agiotiza sobre todas las plazas mundiales -de hecho su patria es el dinero-. Un estanciero que emplea obreros de cualquier nacionalidad (siempre que le cueste menos y trabajen mas ) -de hecho sus compatriotas son todos los burros de carga mas rendidores y baratos -... ¿Cuándo comprenderemos los proletarios, los que no tenemos tierra, ni bienes, ni nada material que nos retenga en un sitio con preferencia a otro, que la idea confusa de patria no tiene, para nosotros, ningún interés? ¿Cuándo nos daremos cuenta los brutos de carga que la patria esta perfectamente conforme y es fomentada por los privilegios de la casta burguesa?"

             Federación Obrera de Río Gallegos (1921)                 

              


CO2.6 1917-1923: ¡Hasta la Patagonía!