Millones de perseguidos, de sin trabajo, de emigrados, de exilados recorren el planeta. Desde el corazón mismo del gran capital al del pequeño burgués, se “conmueven” e “intentan ayudar a que estos hombres y mujeres sin patria , encuentren una tierra que los acoja y les de trabajo y asilo”. El Exilio se Institucionaliza (1), se habla de él en las Naciones Unidas, en las Iglesias, el los Parlamentos, etc; en todas partes se organizan los típicos “comités de recepción al refugiado”, “las casas del exilado”, “las casas latinoamericanas”, los “comités de denuncia de la represión”, las casas de tal país o de tal otro. Los exilados se organizan como tales apoyados por “gente honrada y de buena voluntad”, por “defensores de los derechos humanos”, por “gobiernos populares o/y democráticos”. Pululan los “partidos revolucionarios” y los “gobiernos en el exilio”. La totalidad de este excremento humanistoide de la sociedad del capital se llena la boca con palabras tan rimbombantes como “fraternidad”, “solidaridad”, etc.
A pesar de esta avalancha, muchos militantes obreros, no caen en el anzuelo de “todo lo que ofrece” la Institución del Exilio Organizado, demostrando en la práctica su incorruptibilidad, intentándose mantener afuera del mismo y en algunos casos luchando abiertamente contra esta Institución. Dicha reacción (que reinvidicamos como revolucionaria) tiene como punto de partida la comprensión (muchas veces pautada por una serie sucesiva de dolorosas desilusiones), de que la solidaridad de clase no se organiza reformando los reaccionarios Comités y otras instituciones de Exilados, ni constituyendo en su interior una oposición de izquierda, sino ¡fuera y contra estos verdaderos Sindicatos del Exilio!
Sin embargo es tan evidente como necesario reconocer que dicha reacción no ha superado el carácter de simple negación, lo que ha implicado que una parte nada despreciable de militantes revolucionarios “sin partido”, que estuvieron en primera fila en la lucha obrera contra el capital, se encuentren hoy aislados, atomizados y sin perspectiva de acción. Ello se debe, al menos parcialmente, a que, exceptuando algunos grupos y publicaciones de existencia efímera, que intentaron valientemente realizar un balance de las luchas pasadas e inscribir su acción en la lucha práctica internacional por la solidaridad real de clase, el Exilo Latinoamericano de hoy no ha sido hasta ahora sistemáticamente criticado; lo que contribuye a que, incluso los mejores elementos que rompen con él, tengan enormes dificultades para explicar su actitud y encontrar una práctica alternativa. En particular creemos no equivocarnos en afirmar que no existe un análisis que ponga en evidencia la continuidad existente (al servicio de la desorganización obrera y de la contrarrevolución) entre dicho Exilio hoy y el conjunto de Exilios organizados del pasado; ni tampoco de la acción de las fracciones comunistas fuera y contra ellos.
Este artículo es algo así como una introducción a dicho problema, tendiendo a sentar algunas bases para esa práctica alternativa en el “exilio”, en continuidad con las fracciones comunistas en el pasado . No nos detendremos aquí en la denuncia de tal o tal comité, a tal o tal "partido revolucionario" del Papa o de Amnisty Internacional; sino que intentaremos responder a preguntas tan grandotas como ¿qué es el exilio? ¿qué hacer hoy en el exilio? etc. Creemos sin embargo que la respuesta a estas preguntas es de hecho una denuncia generalizada de todos los soportes, de la Institución Exilio.
El exilio, realidad inherente al capitalismo
Empecemos por describir lo que aparece en la superficie de las cosas, para, luego, deslindar la paja del trigo, definir las causas y por lo tanto las soluciones. Lo que aparece en todos lados, y nadie puede ocultar, es que gente, de todo tipo, es expulsada por la violencia, más o menos encubierta, del sitio donde vivía. La más superficial observación nos permite comprender, también, que esa masa de exilados está dividida en clases y que objetivamente tienen intereses diferentes . Que entre los que administraron y defendieron directamente el Estado Capitalista como el príncipe Sihanuk, Corvalán, Puigros, el Sha, Ferreira Aldunate, Almeida, Somoza o Arismendi y los obreros chilenos palestinos o paraguayos, también exilados, existe una irreductible oposición de intereses derivada de su antagonismo en tanto que explotadores - productores y traducida en la práctica de la lucha de clases (defensa del Estado capitalista y oposición a éste respectivamente).
Si ésta verdad salta a los ojos, la verdadera frontera entre las clases en lucha escapa, por un lado, a sus propios protagonistas, exceptuando los momentos en que la calle define los dos lados de la barricada, y, por el otro, se desdibuja a cada instante bajo la presión de la ideología burguesa y el hecho de que la lucha por la resolución de las contradicciones interburguesas coincida, en cuanto a su forma (violencia) y a veces en el tiempo, con la lucha del proletariado contra la burguesía . Ninguna fracción burguesa, que ha conquistado o mantenido el "poder político" frente a los obreros o frente a otra fracción burguesa, declara abiertamente que persigue, emprisiona, mata y obliga al exilio a los obreros por defender sus intereses. Por el contrario todo gobierno afirma defender los intereses del pueblo y de los obreros, y perseguir únicamente a los causantes de la subversión, del caos y el desorden . Por otro lado, toda fracción burguesa, en la dirección del Estado, tiene necesariamente su complemento en otra que se opone al gobierno (complemento necesario para la defensa general del capital y el Estado ) más o menos radicalmente, que siempre afirmará también luchar por los verdaderos intereses del pueblo y de los obreros.
Al igual que la sociedad capitalista en su conjunto, el exilio, que es una parte de la misma, es una unidad de intereses antagónicos, encubiertos por un conjunto de fenómenos, que hace siempre necesario un análisis real de los antagonismos las fuerzas en lucha para ponerlas en evidencia . Al igual que en los otros aspectos de la sociedad capitalista, mientras el interés del proletariado es poner esos antagonismo en evidencia, para llevarlo a sus últimas consecuencias y resolverlo (Revolución comunista), el interés de la burguesía en su conjunto es mantener dicho antagonismo encubierto. La fracción de la burguesía gubernamental tiene interés objetivo en atacar a todos los exilados en bloque, en nombre del orden o del socialismo; la otra en constituirse en la oposición general, en mantener la unidad de oposición, para lo cual utilizará la bandera del exilio, del derecho al retorno a la patria de los exilados, etc.
Nada menos extraño, entonces, que la burguesía en todos sus medios de difusión se refiera al exilio en general , a los exilados en bloque de tal o tal régimen que no respeta los derechos humanos, mientras que en el lado opuesto, los obreros, intenten solidarizarse entre ellos (exilados y no exilados) denunciando al mismo tiempo todo intento de mantener la Unidad de los exilados.
Además, desde el punto de vista del proletariado, el exilio no está compuesto únicamente por los declaradamente perseguidos, o los "perseguidos políticos"; sino también por una enorme masa de proletarios que el capitalismo expulsa o no incorpora al proceso productivo en tal país y los obliga objetivamente a desplazarse a otro para buscar sus medios de vida.
Es cada vez más dominante el pretender introducir una distinción tajante, como si obedeciesen a realidades diferentes, entre el denominado “exilio político” y el “exilio económico”, o entre “exilados y refugiados políticos” y los “obreros emigrantes”. Desde el punto de vista del proletariado, esa separación debe ser rechazada porque PRIMERO no existen dos realidades distintas, el "exilado político" también es expulsado del proceso productivo y obligado a vender su fuerza de trabajo en otro país; y el “exilado económico” es muchas veces expulsado, preferentemente del proceso productivo, por su actitud “política” y obligado objetivamente a oponerse a la “política” del capital. Mientras los “marxistas leninistas” que continúan “aportándole la ciencia marxista al proletariado”, siguen propagando la oposición entre exilio económico y político; cualquier empresa capitalista tiene como criterio de reclutamiento de su personal “las ideas y la militancia política de los obreros” por el cual todo aquel al que se le conozcan actitudes de clase se queda sin trabajo y es objetivamente forzado a exilarse. Qué sentido tiene, por ejemplo, establecer una diferencia en el exilio uruguayo, entre el perseguido político y aquel que perdió el trabajo por su participación en la huelga general de 1973 ??? SEGUNDO pues si bien en algunos casos puede existir una diferencia de grado, derivada de diferentes compromisos militantes (importante o no según el caso), su interés objetivo es el mismo, su lucha es una, su situación de exilados se la deben ambos a la dictadura general del capital, que no es ni económica, ni política, sino totalizadora. No existe por lo tanto ninguna causa substancial diferente . TERCERO porque la división, entre el proletariado exilado, contribuye a la división del proletariado en general, se opone objetivamente a los intereses de éste, refleja objetivamente el interés de la burguesía . CUARTO porque esta división oculta el exilio obrero como un fenómeno necesario e inherente al capitalismo, resultado del despotismo generalizado de la valorización del capital en todas las órbitas de la sociedad, contribuyendo a reproducir la estúpida ilusión de que con tal o tal reforma económica se absorbería la desocupación o que si los administradores del Estado cambian no habría más proletarios perseguidos.
Y justamente ésta es la clave del exilio, al que es sometido permanentemente una parte del proletariado: su carácter inevitable en el capitalismo. Solo la destrucción del valor y la burguesía es solución al problema del exilio, pues como nos demuestra el mínimo conocimiento de la historia, siempre hubo fracciones del proletariado exiladas y ninguna reforma del capital eliminará el problema (2).
Como en cualquier otro problema derivado del capitalismo, y solo solucionable por su destrucción, el punto de vista burgués consiste en ocultar dicha realidad, presentándola como derivada de tal o tal falla económica o política, a solucionar con un cambio en la administración del capital. Dicho interés objetivo del capital, se concretiza tendiendo a : a) la división de la clase obrera (exilio económico-exilio político, obreros exilados y no exilados) ; b) la “unidad en la oposición a su majestad”. La Institución del Exilio con mayúsculas, como Unidad de oposición a un gobierno, está además siempre teñida de Patriotismo (regional, nacional o continental), de “nuestra propia identidad cultural”, de “nuestra tierra inigualable”, o de “nuestra superioridad” filosófica, deportiva, combativa, artística o lo que venga mejor, según el público a enganchar, que tiende a dividir los obreros exilados, del resto de los obreros.
Así mientras, el sistema burgués desarrolla en forma creciente el exilio de los obreros, lo que se agudiza en épocas de crisis económico-políticas del capital, contribuyendo a la unidad del proletariado por encima de fronteras, la burguesía pretende frenar la historia intentando separar lo que objetiva e inevitablemente se unirá : el proletariado de todos los países, exilado no, “político” o “económico” e intentando unir lo que objetivamente es antagónico (burguesía-proletariado) en el Exilio. El comunismo, como movimiento y perspectiva histórica, tiende por eso a destruir “el Exilio”, como separación, como problema aparte, a desnudar el verdadero antagonismo: proletariado-burguesía, comunismo-barbarie capitalista. Los comunistas no tienen, entonces, ninguna política específica para el "exilio en general"; sino que desarrollan una práctica aparte y totalmente antagónica a la del Exilio Organizado. Es precisamente esta contraposición que intentamos poner en evidencia en este texto.
No siempre el exilio se organizó como tal
Para caracterizar el Exilio, como Institución Contrarrevolucionaria Organizada por la burguesía, es necesario tener presente que no recubre, en absoluto, las distintas circunstancias en que existe exilio. Es decir, la Institución Burguesa Exilio no asume una importancia vital cada vez que hay exilados, dado que al constituir la negación más brutal del exilio, como realidad inherente al capitalismo, se constituye como una Institución Política-gremial con fines de reforma del capital, solo en determinadas circunstancias sociales y políticas precisas. En otras circunstancias, que nos interesa determinar, la burguesía no encuentra las condiciones para organizar dicha Institución, o para hacerla operativa o fundamental.
Existen casos en que los exilados son exclusivamente burgueses, realidad que puede obedecer al resultado de un cambio violento en la orientación de la acumulación capitalista, o/y en las tácticas de la dominación de clase (agotamiento de la credibilidad de una fracción), o/y a un cambio de bloque imperialista del país en cuestión. En estos casos, por más acogida calurosa que reciban estos burgueses en otro país, por parte de sus socios capitalistas, la institución del Exilio aparecerá como le que realmente ES, como un aparato burgués de recambio (sean cuales sean sus posibilidades), sin capacidad de “organizar a los exilados”. No hay entonces ningún problema, sería como un sindicato sin obreros.
En otros casos pueden existir millones de obreros que, al ser expulsados del aparato productivo y perseguidos por la represión de un país X, encuentran sus posibilidades de vida y lucha en otro país y no por eso tiene que existir la Institución Exilio de aquel país. Tampoco en este caso hay problema, sino simplemente la confirmación de que el grito comunista “el proletariado no tiene patria” no es solo una consigna correcta sino una realidad de todos los días. Desde el punto de vista organizativo, los obreros se organizan como obreros y no como exilados, sin distinción de patrias de origen; lo que constatamos en la totalidad de la historia del proletariado (3). En estos casos, que verificamos en todo gran lucha obrera, el proletariado supera, barre, las raíces mismas de la "Organización de Exilados" y se unifican los obreros de muy distinto origen geográfico.
En ciertas circunstancias históricas, si bien salen como exilados, al lado de una gran masa de obreros, sectores importantes de la burguesía, el proletariado identifica como diferentes las causas de su necesidad de salir del país con las que motivaron la salida de la fracción de la burguesía que emprende el camino del exilio. Así, en las guerras imperialistas generales o localizadas existen en permanencia fracciones de la burguesía que intentan, desde el exilio, organizar y dirigir la "liberación de su patria", es decir el cambio de bloque imperialista. El proletariado que logró escapar de la barbarie de la guerra interburguesa, al ser incapaz de imponer su propia solución: guerra civil revolucionaria contra la burguesía de ambos campos, desertando de cualquiera de los bandos imperialistas en presencia, y llega a otro país con la única pretensión de no ser carne de cañón, de intereses que sabe que no son los suyos, no tiene en principio ninguna tendencia a incorporarse al Exilio organizado por la burguesía, sino que por el contrario tenderá a organizarse como proletariado junto con sus hermanos de clase de cualquier país. La Institucionalización del Exilio será inoperante.
Pero ya aquí las cosas se complican enormemente, pues la guerra y la revolución son dos polos de un mismo antagonismo, dos soluciones que impulsan las dos clases fundamentales de la misma sociedad y que por lo tanto no están separadas ni en el tiempo ni en el espacio, sino que existen y se desarrollan como perspectivas antagónicas pero simultaneas que solo se excluyen como resultado del triunfo de una de las dos . En todos estos casos tanto los obreros que se niegan a combatir del lado del gobierno de turno, como aquellos que se niegan a realizar el esfuerzo productivo necesario para la guerra o la reconstrucción, como los activistas comunistas declaradamente derrotistas revolucionarios; serán acusados y perseguidos exactamente igual que si estuvieran al servicio del campo imperialista contrario. Los exilados obreros y burgueses, serán perseguidos por las mismas fuerzas, en nombre de la misma historia. Estamos entonces dentro del caso más general en donde la fracción burguesa exilada, encuentra ya las condiciones mínimas para intentar la Organización del Exilio y con éxito.
Entre las diferentes circunstancias históricas no existe entonces ningún tipo de barreras netas, sino un conjunto de combinaciones, que harán más o menos importante la Organización del Exilio. Lo que si tiene que quedar bien claro es que no basta que haya muchos obreros exilados para que exista posibilidad de Institucionalización del Exilio, que las condiciones que hacen permanente en el capitalismo el exilio obrero no son suficientes para permitir en todas las circunstancias el surgimiento del Exilio organizado. No queriendo abundar con ejemplos históricos al respecto, nos contentamos con tomar uno que consideramos fundamental: la trágica experiencia, desde el punto de vista obrero, de los exilados españoles; que resume y concentra, como ejemplo, la tragedia de cualquier parte de la clase obrera obligada a exilarse.
Desde tiempos inmemoriales obreros de origen español se encuentran esparcidos por todo el mundo, no solo produciendo capital, sino presentes al lado del proletariado de cada país en la lucha contra el capital. Para ello no requirieron organizarse como Exilados, como Españoles, sino como obreros y así lo han hecho. ¿Porqué dispararon de España? Sea cual sea la época que salieron, lo hicieron huyendo del hambre, del garrote, o mejor dicho del garrote y del hambre indisociablemente ligados. La montaña de obreros de origen español en el mundo la encontramos tanto en el siglo pasado como en éste, antes de Franco, durante Franco y después de Franco.
Sin embargo el Exilio Español, como Organización realmente importante, la encontramos sólo durante Franco, y su importancia contrarrevolucionaria crucial, no solo con respecto al proletariado español, sino principalmente con respecto al proletariado mundial, la tiene en sus primeros años . El punto de partida del Exilio Organizado es una derrota del proletariado infligida a este por la república y el franquismo, por la cual desaparece como clase de la escena histórica. El Exilio Español logrará con esta base desarrollarse como Unidad de Individuos (lo que implica la total disolución del proletariado a favor de la burguesía) Antifascista, Antifranquista y jugará un papel fundamental en el reclutamiento de obreros de todos los países al servicio del bloque imperialista “antifascista”: en todo el mundo, se establecerá una alianza entre las burguesías antifascistas, receptoras de exilados “Republicanos”, y el Exilio Español organizado. Cada vez que la burguesía de los “países democráticos” no sepa como parar las huelgas, o consolidar la unión sagrada, recurrirá a los "grandes representantes del Exilio Español". Estos recorrerán el mundo representando a grupos o partidos del Exilio Español, aconsejando, a los obreros de todos los países, el abandono de la lucha por sus intereses en nombre de que “la tarea fundamental del momento es la lucha contra el franquismo, para lo cual hoy hay que apoyar el gobierno mejicano, francés o/y americano”!!! Y el Exilio Español TRIUNFÓ, contribuyendo de manera fundamental a la GUERRA IMPERIALISTA 1939-1945.
Luego de este aporte a la contrarrevolución, el Exilio Español siguió haciendo lo que podía, organizando el recambio burgués, para cuando el Estado Español lo requiriese, preparado las formas y promocionando los hombres para ello. Hoy ha cumplido su ciclo y solo quedan como resacas algunas instituciones culturales con muy poca incidencia real.
Sin embargo la masa de obreros exilados de origen español sigue, lo que demuestra hasta que punto el ciclo completo de la Institución Exilio obedece a intereses ajenos a los del proletariado y solo esenciales para la contrarrevolución en circunstancias precisas.
Por ello, si queremos comprender lo que es en realidad la Institución Exilio, no podemos situarnos en las condiciones mínimas de existencia de la misma, pues lo único que constataremos es que resultaron exilados de tal país obreros y burgueses, que utilizan un conjunto de medios, de aparatos de encuadramiento para poner a los obreros a su servicio. La esencia misma del Exilio Organizado, como la de cualquier otra institución contrarrevolucionaria, solo se puede comprender frente a la revolución, por eso pasaremos, ahora, a sistematizar la Institución Exilio tomando como referencia aquellos que resultan de una derrota importante de la lucha revolucionaria del proletariado. Debe comprenderse que no se trata de ningún artificio el explicar la esencia de un organismo burgués en su punto culminante contra la revolución. Este método lo empleamos invariantemente para explicar la naturaleza reaccionaria de todo aparato de capital : partidos, sindicatos, frentes, etc.
La Institución contrarrevolucionaria del exilio
Es, justamente, considerando los exilios posteriores a las grandes luchas obreras (que son en primer lugar uno de los resultados de la revolución abortada), que podemos captar la enorme continuidad que tiene la contrarrevolución en su acción y en sus métodos. El Exilio Chileno de hoy, verdadero Modelo Institucional, del que todo socialdemócrata (socialista, estalinista, trotskista, etc.), más allá de sus eventuales diferencias ideológicas, debe estar orgulloso, que sirvió tan perfectamente como sistema de referencia y estructura de encuadramiento del Exilio argentino y uruguayo, es la copia de todos los exilios organizados de la historia. Los mismos mitos, los mismos métodos, las mismas explicaciones sobre el pasado, los mismos discursos, la misma bolsa de gatos, la misma función al servicio de la profundización y la extensión de la contrarrevolución, los encontramos dominando los Exilios posteriores a 1848 en Europa, el “Exilio Francés” posterior a la Comuna, el “Exilio Ruso” posterior a 1905, el “Exilio Italiano Antifascista”, el “Exilio Español Antifranquista” (4) por solo citar los ejemplos más notables y los que más dieron para hablar como Exilios organizados.
La incompatibilidad, entre la lucha de los comunistas y la práctica de esa repugnante institución del Exilio Organizado, es también una constante histórica y la vemos emerger contra la corriente en todas esas circunstancias en formas más o menos claras y explícitas. Así, luego de la derrota de la revolución de 1848, el grupo de militantes comunistas, agrupado en torno a Marx, se coloca en un terreno absolutamente diferente y antagónica al del Exilio: “Cuando luego de la derrota de la revolución de 1848-49 , resultó cada vez más imposible actuar en direción de Alemania a partir del extranjero, nuestro partido abandona a la democracia vulgar el terreno de las querellas de emigración ...Mientras ésta se lanzaba con todo a un agitación frenética, riñéndose tumultuaria y estrepitosamente hoy, fraternizando al día siguiente, y exponiendo de nuevo un día después, sus trapos sucios delante de todo el mundo; mientras que se dedicaban a mendigar algunos pesos en América, para preparar nuevos escándalos a partir de que se los gastase; nuestro partido estaba contento de encontrar un poco de calma para sus estudios. Tenía la gran ventaja de disponer como base teórica de una concepción científica nueva y su elaboración le proporcionaba suficiente trabajo a realizar. Aunque fuese únicamente por esta razón , no podía caer tan bajo como los ‘grandes hombres de la emigración’” ( Engels 1859 ).
En esta época, este puñado de militantes revolucionarios comprenden ya totalmente la función contrarrevolucionaria de la Inmigración como Institución, por eso se organizan aparte y denuncian a los salvadores de la patria y los grandes representantes de la unidad de la emigración : "Se percibe cada vez mejor que la emigración es una institución que transforma a cada sujeto en loco, burro, o canalla . Es necesario por lo tanto mantenerse totalmente apartado de la misma y contentarse con escribir con total independencia, burlándose ...(5) del pretendido partido revolucionario. Es un verdadero semillero de escándalos y de bajezas en la cual el primer burro venido se hace pasar por el salvador de la patria . De todas formas, apenas tengamos un nuevo órgano de prensa , le arreglaremos las cuentas a ese aspirante a cazador de popularidad (Louis Blanc). Nosotros por el contrario, tenemos la satisfacción, de habernos desembarazado de toda la resaca de refugiados londinense, jetudos, confusos e impotentes y podemos así trabajar de nuevo sin ser molestados ... Y haciendo abstracción de otros aspectos, nosotros tenemos la enorme ventaje sobre ellos, (los grandes representantes de la emigración NDR) de que son todos aspirantes a buenos cargos y nosotros no ..." (Engels 1851)
No es difícil sistematizar ahora, a partir de la semejanza de esas situaciones históricas, los elementos comunes del exilio, lo que nos permitirá comprender la esencia contrarrevolucionaria de su Institucionalización :
1. En los casos considerados, el punto de partida (directo o indirecto, mediato o inmediato) es la solución contrarrevolucionaria de una crisis política generalizada en un país o conjunto de países, en donde el proletariado ocupó el centro de la escena social, sin ser capaz de imponer (o desarrollar, fortificar y conservar -Comuna de Paris) su propia dictadura. Se trata entonces de situaciones en donde el proletariado se autonomizó relativamente, con respecto a la democracia extrema, imponiéndole a la sociedad un conjunto de cambios violentos, sin ser capaz de imponer su solución, lo que trajo como consecuencia: la represión abierta que abarca no solo al proletariado, sino a fracciones de la propia burguesía y a capas pequeño burguesas.
2. La sociedad en cuestión no vuelve a consolidar el orden burgués hasta que la fracción burguesa, que se impuso como solución final a la crisis (dado que toda crisis política de la dominación burguesa es al mismo tiempo una crisis entre fracciones burguesas), no liquide todos los vestigios de la misma: no solo lo revolucionario, sino todo lo que se le aparece como revolucionario a esta fracción, lo que puede llegar a los extremos más caricaturales que se quiera concebir : “Se presenta como socialista hasta el liberalismo burgués, como socialista la ilustración burguesa, como socialista la reforma financiera burguesa. Era socialista construir un ferrocarril donde había ya un canal y socialista defenderse con el palo cuando le atacaban a uno con la espada” (MARX 1852). Por eso, no solo se constata la liquidación y persecución del proletariado sino de todo lo que aparece como socialista : incluidos muy especialmente aquellos sectores que resultaron indispensables a la contrarrevolución y que fueron empujados por la emergencia del proletariado a radicalizar su discurso socialista, para mejor cumplir su papel (6).
3. Por ello se encontrarán como exilados, al lado de los obreros combativos que lograron salvar su pellejo (7), los viejos ministros “obreros” (!), los dirigentes de los partidos socialistas-democráticos o democrático-socialistas, una parte importante de la fracción parlamentaria de la burguesía, los inventores de los frentes populares, los torturadores “arrepentidos” (!), los oficiales “honestos” (!), y el resto de la resaca que la purificación necesaria del Estado burgués no puede soportar. El exilio organizado es ésta unidad híbrida en nombre de la “Unidad de la oposición” y de la “revolución a venir”.
4. La desaparición del proletariado, actuando como clase en el país (o en los países) en cuestión, y el hecho de la continuación de la represión indiscriminada fortifica la ideología y la realidad de la unidad de la oposición. Lo que permitió el triunfo de la contrarrevolución (el hecho de que el proletariado solo se haya autonomizado parcialmente con respecto a la democracia extrema) se reproduce y se fortifica, luego de los momentos decisivos, llegando al sumun durante la fase de la contrarrevolución: supeditación total de los obreros a la fracción “opositora” (y gubernamental). No basta con constatar que la desaparición del proletariado actuando como clase es la contrarrevolución, sino que es necesario tener claro que permite la reproducción de la contrarrevolución adentro y afuera de los países en cuestión, que incluso toda aquella fracción obrera que haya conservado su autonomía de clase tiende a ser desintegrada, aplastada por el peso mismo de esa realidad contrarrevolucionaria.
5. La causa se transforma en consecuencia, la contrarrevolución encuentra los medios y las formas para su reproducción, cada vez más amplia. La Institución Exilio es una de sus expresiones más exactas. Ahí, los decrépitos líderes populares, con sus banderas y programas, que el proletariado había combatido de hecho indirecta e intuitivamente, porque no tenía más remedio, y que en su conjunto (a pesar de algunas minorías de vanguardia) no había llegado a combatir directa y explícitamente; comienzan a retomar su aureola gracias al “mérito” de ser perseguidos (situación con la cual los obreros se identifican), gracias a la “condecoración” que les otorga la prensa gubernamental al presentarlos como los “causantes de la subversión”. “La mayor parte de los obreros refugiados” caen poco a poco “en el campo de los hacedores de la revolución de la democracia burguesa”(ENGELS) dopados por dosis crecientes de promesas sobre la revolución a venir. “Los grandes hombres del exilio” prometen a cada momento que todo va a comenzar, que “la junta militar va a caer”, que la revolución se está preparando, lo que evidentemente resulta más atrayente que un análisis materialista de la correlación de fuerzas reales.
6. Para “hacer estas revoluciones”, en todos los Exilios que merecen ese nombre, se organizan los Frentes para derrocar la dictadura, se construyen absurdas fábulas sobre las contradicciones en el ejército gubernamental, se autoproclaman Gobiernos provisorios que los sucederán, aunque no pasa nada importante en el país en cuestión se inventan Resistencias heroicas, se reparten ministerios y se nombran embajadores, se realizan colectas en nombre de los “ que resisten en el anterior”, de “los presos” y de “los que preparan el triunfo”. Lo que trae como consecuencia inevitable que nunca se sepa donde fue a parar el dinero (aunque siempre se averigüe luego a donde no fue: ni a los presos, ni a los obreros), que surjan los profesionales del exilio, sus enfrentamientos y acusaciones personales, etc.
7. Con la mitología chovinista, propia a todo exilio, según la cual representan “al pueblo que verdaderamente estuvo por realizar la revolución más grande de la historia”, los organizadores del Exilio van imponiéndole a los obreros que los siguen su explicación de la derrota, según la cual el problema fue la traición de fulano o de sultano. En efecto, solo esa explicación es capaz de mantener esa bolsa de gatos propia a la emigración, como unidad que se rompe en cada momento y se une de nuevo en vistas de la revolución eminente, o la caída de los dictadores. La vida de la emigración es por eso: “puterio”, conciliación, mito e ilusiones que se desvanecen con la misma facilidad que se vuelven a reconstituir. “Luego de toda revolución o contrarrevolución abortada, los emigrados que se fugaron al extranjero desarrollan una actividad febril. Se fundan todo tipo de agrupamientos políticos, de los cuales cada uno reprocha a los otros el haber empantanado la carreta, se acusan mutuamente de traición y de toda clase de pecados mortales. Al mismo tiempo, se mantiene un contacto estrecho con el país natal, se organiza, se conspira, se publican volantes y periódicos, se jura que eso va a 'recomenzar' en las próximas 24 horas, que la victoria está asegurada, en previsión de lo cual se reparten por anticipado los puestos gubernamentales. Evidentemente, se va de desilusión en desilusión, y como no se ligan esos disgustos a las condiciones históricas dado que se rechaza su compresión y que se los atribuye a los errores fortuitos de personas aisladas, las acusaciones recíprocas se acumulan terminándose la cizaña general. Esta es la historia de todas las emigraciones ...La emigración francesa posterior a la Comuna no ha escapado tampoco a esta fatalidad” (ENGELS 1873). Ni tampoco la emigración “antifascista de Europa” muchas décadas después ni la actual emigración “antifascista latinoamericana”.
A más de un lector se le pararán los pelos de punta cuando identifica, en los textos que citamos de hace más de un siglo, la situación que vive en la actualidad. Lo único que podemos asegurarle, al mismo, es que Engels no conocía aún, cuando escribió todo esto, las peripecias de los partidos de la UP o sus apoyadores críticos, ni los organizadores de revolución para la Argentina Bolivia o Paraguay, ni tampoco las “flores” con las que se tiran entre ellos. Tampoco Amodio Pérez (mito Tupamaro) o Quieto (mito Montonero), u otros nuevos, con los que se alimenta la explicación de la traición, son originales de la “Cuenca del Plata” (NI SIQUIERA EN ESTO!!!) y aseguramos que Engels no había tenido el gusto de conocerlos cuando en 1851 escribía: "Se admite generalmente que los movimientos habidos entre febrero y marzo de 1848 no fueron la obra de individuos aislados, sino de manifestaciones espontáneas, irreprimibles, de necesidades y de requerimientos nacionales más o menos claramente comprendidas, pero muy distintamente resentidas por las diferentes clases de todos los países. Sin embargo, cuando se intenta averiguar las causas del triunfo de la contrarrevolución, se obtienen por todos lados la respuesta cómoda de que el Señor tal, o el ciudadano Tal otro ha 'traicionado' al pueblo ( lo que por otra parte puede ser verdad o no según el caso). Pero en todos los casos esta respuesta no explica absolutamente nada, peor aún, no permite siquiera comprender como ha sido posible que el 'pueblo' se halla dejado traicionar de esa manera. Cuán ruines son las perspectivas de un partido político cuyo único inventario político se resuma en el hecho que el ciudadano Tal o Tal no es digno de confianza!!" (ENGELS 1851 ).
8. Por ello el Exilio Organizado persigue, denuncia, y calumnia, a todos aquellos que intentan subvertir su orden realizando un análisis clasista y de clase de la situación pasada y presente. No puede resistir que se cuestionen “sus” explicaciones basadas en la negación de la historia que han vivido como protagonistas de carne y hueso los propios exilados; la mantención de la unidad de oposición necesita imponer, por todos los medios (incluidos los policiales y físicos), la vieja mitología populista que el proletariado había luchado por reventar en el pasado. Y esto, que parece imposible (convencer a un tipo de olvidar su pasado), es realizado por el avance de la contrarrevolución, por la desaparición de la lucha autónoma del proletariado, actuando en el interior del país en cuestión, que se concretiza en forma creciente en el predominio de la ideología reaccionaria del mal menor: “yo no estoy con el Frente (del Exilio), pero lo sostengo porque es mejor que el Gobierno” con todas sus sutilezas y variantes.
9. También debemos remarcar que, en todos los casos considerados, la contrarrevolución abarca y engloba, transformando en sujetos activos de la misma, a un conjunto de grupos que habían mantenido una actitud obrera independiente en el pasado (o mejor dicho a los restos de estos grupos que escaparon a la represión). En efecto, en el Exilio Organizado se supone que todos “organizan la revolución”, que todos están preparando la “insurrección eminente”. O bien se responde claramente que una revolución no se organiza cuando voluntariamente se desea y que ésta depende de un conjunto de condiciones materiales, que la contrarrevolución incluso local instaura una situación de relativa expansión y estabilidad, y que solo una nueva crisis volverá a poner la revolución al orden del día; o se entra en el juego del Exilio Organizado. La primera opción, que es la dolorosamente realista, la comunista, reconoce claramente que no puede pretenderse realizar una política de masas, ni de preparación insurreccional en esas condiciones. La segunda no entiende que es lo que ha cambiado, reconoce solo parcialmente la derrota (¡ y a veces ni siquiera eso!) y se propone constituir o reconstituir un gran partido de masas, preparando al mismo tiempo la supuesta insurrección, lo que en muchos casos se pretende demostrar públicamente, realizando algunas acciones armadas espectaculares, o haciendo públicos sus preparativos “clandestinos”, marcadas siempre por la ideología terrorista. Los resultados, de esta segunda opción, son siempre un degeneramiento populista de este tipo de organizaciones y una sucesión de fracasos que nunca son capaces de explicar. En realidad los resultados no pueden ser otros: pues se ha optado por organizar una insurrección que materialmente no puede existir, pues se ha elegido conquistar a las masas que continúan siendo precipitadas al pozo de la contrarrevolución. Cuanto más se acrecienta la separación y el despegue entre las acciones militaristas de esos grupos (o sus meros preparativos) y la pasividad obrera; más se pretende llenar el agujero con discursos populistas; dado que el grupo o Partido no puede conquistar a las masas para la insurrección, se va dejando conquistar por la situación contrarrevolucionaria de las masas para la contrarrevolución. Como la revolución proletaria inmediatamente no es posible, y el partido quiere hacer una “revolución”, la única solución es el democretinismo burgués: pasar al campo de hacedores de la “revolución democrático-burguesa”. El proceso de degeneramiento nunca se detiene aquí: se expulsa a los mejores elementos (o éstos abandonan dichos partidos), lo que facilita la revisión total de todo el programa obrero del pasado, se “autocrítica” las mejores posiciones asumidas en el pasado como sectarias, se arrepienten de no haber entrado en los grandes Frentes, etc. En algunos casos se llega a la caricatura, se le cambia el nombre al partido, “para que sea más representativo de las aspiraciones de las masas”, se abandona toda referencia clasista y se habla de “Bloque unido revolucionario”, “partido de la victoria del pueblo”, “partido de la resistencia antifascista”, etc. y desde esa cómoda posición, al servicio de la burguesía, sentencian y amenazan a los que no se pliegan a su carro populista: “el que no acepta que hoy la tarea fundamental es derrocar la dictadura (leer gobierno) está contra el pueblo”, “los que se oponen hoy a la unidad más amplia contra el fascismo con su actitud sectaria, infantilista y ultraizquierdista son nuestros enemigos”.Incluso, en los casos en que estos grupos mantuvieron el principio del Exilio Organizado una actitud autónoma con respecto al mismo, caen siempre en sus redes y terminan desde una supuesta oposición de izquierda siendo sus más serviles sostenedores y chupándole las medias a cuanto organismo religioso, humanista, o/y filantrópico que habla de “solidaridad con los exilados”. La pudrición es irreversible, lo único rescatable es la antítesis de estos grupos: el conjunto de elementos que abandonan (aún sin ver una perspectiva alternativa) estos partidos y grupos; resistiéndose a la total revisión programática y negándose a integrar la carroza fúnebre del Exilio Organizado, cuya función es enterrar los últimos restos del proletariado combativo.
10. Por último es necesario tener presente que el Exilio organizado termina su ciclo con total independencia con respecto a los obreros que quedaron en su mayoría exilados. Cuando su Estado requiere figuritas de recambio; el Exilio Organizado se habrá encargado de promocionarlas. Estas se apresuraran entonces a retornar triunfantes ( y en realidad han triunfado no contra el gobierno, sino contra el proletariado) para salvar la “frágil democracia renaciente"!
La lucha de los comunistas contra la corriente
Existen situaciones diferentes, donde las posibilidades de acción de los militantes comunistas (8), destinadas en permanencia a organizar la clase en partido, pueden variar enormemente. Por ejemplo, existen diferencias profundas entre las posibilidades de acción en una circunstancia en la cual un puñado de comunistas se encuentran exilados en una situación de contrarrevolución, que es general en el mundo y abarca los países donde se asilado, y otra en la que la situación represiva, de la que huyen, es solo regional y las luchas obreras en los países receptores de exilados se refuerzan y por lo tanto la situación contrarrevolucionaria es solo parcial e inestable.
Sin embargo, en cualquier situación existen invariantes, y a los efectos de sistematizar la función y el papel de las fracciones comunistas en el exilio, hay que empezar por esto, aunque esquematicemos aspectos ya abordados en el texto:
a. En primer lugar, los comunistas comprenden el exilio como una realidad inherente a la formación social burguesa y sin ninguna solución general que no sea la destrucción del capitalismo. El carácter de la lucha no cambia como resultado de ser exilado, pues los comunistas comprenden que son permanentes exilados de la sociedad capitalista; que solo en las luchas del proletariado tienen su propio terreno, que es junto a ese proletariado sin patria que encontrarán sus compañeros.
b. los comunistas se organizan en organización aparte y combaten, en la medida que sus fuerzas se lo permitan, el Exilio Organizado, denunciando los mitos que lo sostienen : unidad de la oposición, democracia, patriotismo con todas sus coberturas, revolución a venir, etc.
c. A la falsa y cínica “solidaridad con el pueblo de tal país”, organizada conjuntamente por la burguesía receptora de asilados y los “grandes hombres de la emigración”, contraponen la solidaridad real del proletariado de todo el mundo y organizan como pueden el apoyo material a los revolucionarios perseguidos por la represión
d. En la medida de sus fuerzas, se compenetran en el movimiento obrero del país en el que les toca vivir el exilio, ligándose (o fortificando los vínculos anteriores) con los elementos más avanzados del mismo, encaminando así su acción hacia el reagrupamiento de comunistas a nivel internacional y a contrarrestar la competencia que los obreros se libran entre ellos (obreros nacionales versus obreros emigrados en particular).
e. Contra la corriente, ponen en evidencia las causas materiales que hicieron posible la eliminación de la crisis política en favor de la contrarrevolución . Es decir realizan un balance de la lucha asumida por el proletariado, poniendo en evidencia las causas y los intereses reales, por los que se movieron los protagonistas de la lucha (más allá de sus propias declaraciones), como medio indispensable para explicar las causas de la derrota.
f. Desarrollan un enorme trabajo teórico, explicando la marcha general de la sociedad capitalista y sus contradicciones; mejorando y enriqueciendo su propia comprensión que será un elemento indispensable de la próxima ola revolucionaria.
En base a estos ejes centrales, se han movido siempre los grupos comunistas en el exilio. O mejor dicho solo mantuvieron una práctica comunista, solo son comunistas (9), aquellos grupos que, contra la corriente, mantuvieron viva la autonomía organizativa y teórica del proletariado en base a esos grandes ejes invariantes. El resultado inmediato ha sido en general un mayor aislamiento de los militantes comunistas; el resultado en el mediano y largo plazo ha sido totalmente diferente: solo en base a los trabajos “sectarios” de esos grupos comunistas exilados se ha constituido y reconstituido en cada fase, teórica y orgánicamente la expresión más elevada del Partido del proletariado. Veamos por parte cada uno de estos dos resultados.
Es claro que sostener, frente a los exilados, que la revolución no va ha realizarse mañana, que se pasa por una fase general de derrota y que solo luego de otro ciclo de acumulación capitalista, que conducirá inevitablemente a otra crisis, se podrá hablar de revolución; es como tratar de convencer a los presos de que no habrá amnistía general el mes que viene! Una verdad grande como esta es considerada siempre como una herejía que se paga con el aislamiento político : “En 1850 Marx y yo escribíamos que del hecho de que la prosperidad general en la cual las fuerzas productivas de la sociedad burguesa se desarrollan con toda la lujuria posible al interior de las relaciones burguesas, se deriva la imposibilidad de una verdadera revolución; que solo es posible en los períodos de conflicto abierto entre esos dos factores : las fuerzas productivas modernas y las formas de producción burguesa... Esta fría apreciación de la situación fue considerada como una herejía en una época en la que los Ledru-Rollin, Louis Blanc, Mazzini, Koussuth y entre las luces alemanas de segundo orden, Ruge, Kinkel, Gögg y tutti quanti constituían en serie en Londres futuros gobiernos provisorios, no solo para sus patrias respectivas, sino también para toda Europa: solo les faltaba recolectar, gracias a un empréstito revolucionario, emitido en América, el dinero necesario para realizar en un abrir y cerrar de ojos la revolución europea, así como las diferentes repúblicas que se derivarían muy naturalmente. Quién podría extrañarse que un hombre como Willich halla caído en la trampa; que Schapper mismo en razón de sus viejos aires revolucionarios se halla dejado atrapar y que la mayor parte de los obreros de Londres, en su mayoría refugiados, los hayan seguido en el campo de los hacedores de revolución de la democracia burguesa. En una palabra, la circunspección que preconizábamos nosotros, no era del gusto de esa gente: era necesario dedicarse a hacer revoluciones. Nosotros nos negamos a ello categóricamente” ( ENGELS 1885).
El aislamiento del Grupo Marx en esta época posterior al 48 fue total, sin embargo no realizaron ninguna concesión a los hacedores de revolución y continuaron con las tareas indispensables de Partido. “Si hemos sido derrotados, lo que tenemos que hacer es recomenzar por el principio. Y por suerte, el intervalo de respiro que no es acordado entre el fin del primer y el principio del segundo acto del movimiento, nos deja tiempo para hacer uno de los trabajos más útiles: el análisis de las causas que hicieron inevitables tanto los recientes levantamientos como su derrota, causas que no deben buscarse en los esfuerzos, talentos, errores o traiciones accidentales de algunos de sus jefes, sino en las condiciones sociales generales de vida de cada una de las naciones estremecidas por la crisis” (ENGELS 1851).
El trabajo que dicho grupo de militantes exilados realizará fuera y contra la corriente del Exilio Organizado, en estos años oscuros, es clave en toda la accidentada historia de los esfuerzos del proletariado por organizarse como fuerza a nivel internacional. Primero porque en esa época se redactan el conjunto de trabajos, solo esbozados anteriormente, que serán la base teórica de la crítica proletaria al capital: "Contribución a la crítica de la Economía" "Grundriss", "El Capital", etc. Segundo: porque en esa época se explica por primera vez la contrarrevolución, lo que contribuye a comprender, a un nivel substancialmente más elevado, la teoría de la revolución, lo que es simultaneo con un análisis de los enfrentamientos y perspectivas de las distintas fuerzas políticas contenidas en las obras llamadas “políticas” de Marx y Engels. Tercero ( y fundamental ) porque el conjunto de actividades “teóricas” están ligadas a la previsión del “segundo acto del movimiento” ( y también del tercero y cuarto acto), y a una acción de propaganda contra el frentismo, contra el democratismo, etc Cuarto el conjunto de estos trabajos, y los contactos por encima de fronteras, con los más claros militantes revolucionarios de la época, dará lugar a la primera organización internacional del proletariado: la AIT.
Ha sido precisamente en el trabajo de exilados de las fracciones comunistas donde, durante toda la historia del proletariado, se han gestado los elementos explicativos fundamentales de la revolución y de la contrarrevolución; así como los gérmenes organizativos de los niveles más altos de centralización del proletariado a nivel mundial. No podemos entrar en este texto en la historia de la acción de los comunistas exilados contra la corriente. Recordemos simplemente al lector que el trabajo principal teórico y organizativo de ruptura con la reaccionaria segunda internacional, desde fines del siglo pasado, es realizado por "exilados" comunistas (10) rusos, italianos, poloneses, holandeses, españoles, etc.; y que el trabajo fundamental de ruptura con la tercera internacional en pudrición, como del análisis de las causas y consecuencias tanto del movimiento revolucionario más grande de la historia del proletariado, como de sus derrotas, llega a su punto culminante con la fracción comunista italiana en el “exilio”. No se trata de una casualidad, lo que sucede es que, para los comunistas, la persecución y el exilio, como producto inevitable de su actividad ilegal, es un mal necesario y que puede y debe ser aprovechado; ya que los mete en contacto y los interioriza en los problemas del movimiento obrero de todos los países, contribuyendo a darles una visión totalizadora e internacionalista y a elaborar y actuar directamente en este sentido, por encima de todas las fronteras que la burguesía intenta imponerles.
El Exilio Organizado de hoy: el Exilio Chileno - Argentino - Uruguayo.
El Exilio organizado de hoy es la reiteración caricatural de la totalidad de los aspectos de todos los exilios del pasado: organización de exilados como tales, unificación de obreros y empresarios, de torturados y torturadores "arrepentidos" en nombre de la unidad, colectas para la resistencia, bolsa de gatos, Frentes, Gobiernos y partidos Revolucionarios que se hacen, deshacen y rehacen, casas del refugiado etc.
Ni siquiera viendo las enormes diferencias, en los tipos y duraciones de los ciclos de los Exilios Organizados, podemos encontrar en alguno de ellos originalidades con respecto a las Instituciones Exilio del siglo pasado que hemos mencionado. Ahí tenemos algunos Exilios que como Instituciones se han terminando: el Español (verdadero ejemplo de pureza), el Portugués, el Griego (realidad bien diferente a los obreros exilados de ese origen para lo cual el exilio no tiene fin); cumpliendo enteramente su ciclo y función; sabiendo acudir a tiempo al llamado de sus respectivos Estados cuando las cosas comenzaron a ponerse difícil para éstos. Ahí tenemos Exilio que lucha por completar su ciclo, como el del Perú, Bolivia, Brasil, Nicaragua, el Salvador, etc, que con inestabilidad, idas y venidas, proporciona los cuadros políticos que harán más creíbles los ministerios, las constituyentes, los parlamentos. Podríamos seguir mencionando, algunos más estables, otros menos, unos con más avanzados en su ciclo, otros más atrasados, unos con más apoyo institucional, otros con menos, en ninguno de estos casos (como tampoco en el Exilio Organizado de los países del Este o de África o de Asia) encontraremos elementos originales dignos de relevar. Sin embargo, donde mejor se compensa la falta de originalidad por la cantidad, donde todas las definiciones que caracterizan la Institución Exilio se expresan en forma mas acabada, es en el Exilio Chileno - Argentino y Uruguayo actual, lo que no puede ser explicada por una sola razón particular, sino por constituir la mejor combinación actual de los elementos necesarios para ello que hemos caracterizado y que veremos rápidamente en forma comparativa.
Por ejemplo, no se puede creer, ni un instante, que la importancia del exilio chileno (que veremos es el más importante) se debe a la cantidad de resistencia que genera, ni de los tiros que tira, ya que hasta hoy, haciendo abstracción de los preparativos que dicen eternamente preparar, podemos preguntar: ¡¿qué resistencia ?! y afirmar que cualquier Exilio Africano tiro más tiros y hace más resistencia que el Chileno. La atrocidad y bestialidad de la represión, de la cual escapan los exilados, tampoco es una particularidad ni una excepción: objetivamente no se trata diferente a los presos palestinos, de África del Sur, de China, de Camboya, de Vietnam, etc.
La masividad del Exilio Uruguayo, Chileno y Argentino es imponente (algunos millones que nadie se atreve a precisar), sin embargo eso no alcanza para ser la mejor expresión actual del Exilio Organizado y una de las más acabadas de la historia: en este plano entrarán también a competir otro conjunto de exilios, sea del sudeste asiático, o de la misma América Latina (Paraguay, Puerto Rico). El mero apoyo institucional tampoco es suficiente, el Vietnamita, Camboyano, o el de los países del Este, compiten con éxito con el chileno que es, indudablemente, el más fuerte en este plano de los tres del cono Sur.
Sin embargo, éste es el único Exilio en la actualidad que, al mismo tiempo de ser impresionantemente masivo e impresionantemente apoyado institucionalmente, es producto incuestionable de la liquidación de una importante lucha revolucionaria del proletariado, con todas las secuelas ya caracterizadas (11). Por lo tanto no se trata únicamente de masividad , sino de una masividad brutalmente híbrida, no solo desde el punto de vista de la extracción de clase (lo que seguiría siendo común con los casos señalados), sino de una hibridez que quedó en evidencia en la lucha, cuyo resultado es el exilio y donde las clases definieron prácticamente el antagonismo. Como vimos, éstos lejos de dificultar el Exilio Organizado lo facilita; la brutalidad de la contrarrevolución, su éxito, se expresa totalmente en el Exilio . Mientras que los obreros de origen paraguayo ya se olvidaron que “son paraguayos” y pelearon, por ejemplo, junto a los “argentinos”, los de origen puertorriqueño junto a tantos otros que en Estados Unidos enfrentan al capital, y en este sentido se encuentran en una situación similar a los obreros exilados de África del Norte, de Portugal, de España, etc, difícilmente reclutables hoy para un Exilio Organizado y captando directamente que como obreros no tienen patria; los obreros exilados de origen argentino, chileno, uruguayo, que olieron de cerca la revolución y fueron brutalmente derrotados, les cuesta mucho más comprender que la situación que vivieron no puede repetirse mañana, que el mejor aporte a la lucha por la revolución proletaria es su unificación con los obreros del país en el que viven y trabajan y no la “Unidad de Oposición en el Exilio” donde solo servirán a “sus” burgueses. Hay decenas de problemas graves que proporcionan una mayor base material a esta situación de negación de su propia experiencia histórica, de no identificación de sus intereses, de pérdida total de su autonomía de clase. Citemos dos:
- la fuerte ligazón afectiva con los compañeros de combate que están muertos, presos o desaparecidos es utilizada por los “grandes hombres de la emigración” para reclutarlos para el Exilio Organizado, cómo si la única forma de ser solidarios con sus compañeros no fuese continuar la lucha contra la burguesía de cualquier y de todos los países; sino contribuir, por ejemplo, a la cínica campaña de Amnisty, de la Cruz Roja, o cualquier otra por los tan cacareados derechos humanos !!!
- en muchos casos la debilidad actual de la lucha de clases en el país donde les tocó vivir y las diferencias de la lengua contribuye a la ideología chovinista tan fuertemente arraigada en el Exilio Chileno, Argentino y Uruguayo. Esto varía fuertemente de país en país: en algunos (Canadá, Nueva Zelanda, Suecia, etc.) se llega a una situación de total separación entre los obreros de esos países y los exilados, en cambio en otros, donde la lucha de clases, en los últimos años, es relativamente más importante y hay además menos dificultades de comunicación (otros países de América Latina, España, Italia, etc.), el problema es menor. Sin embargo, cualquier diferencia cultural, cualquier desnivel en la comprensión es aprovechado, con éxito, por los “Grandes Hombres de la Emigración” para demostrar que esos obreros son atrasados y no revolucionarios, que ni siquiera hablan como ellos permanentemente de revolución. ¡¡¡ Cómo si toda la historia no demostrase que no necesariamente todos los que hablan de revolución luchan por ella, y que incluso aquellos que unos años antes ni se preocupaban por el problema son luego empujados por la crisis del capital a luchar en primera fila por su realización !!! A eso se agrega para Europa una supuesta explicación “materialista”: los obreros europeos ganan mucho, son la aristocracia obrera, no son revolucionarios, sino socialdemócratas, etc. ¡Cómo si la revolución fuese un invento chileno, argentino o uruguayo! ¡Cómo si el proletariado europeo no hubiese estado muchas veces al frente del proletariado mundial tanto en el siglo pasado como en éste !
Por lo tanto el Exilio Chileno, Argentino y Uruguayo, tienen condiciones específicas de masividad derivadas, de su origen, que lo hacen diferenciarse de otros Exilios Organizados. Con respecto a la Institucionalidad pasa lo mismo. No sabemos, por ejemplo, si las diferentes instituciones del capitalismo juntaron más dinero, y otro tipo de apoyo material, para solidarizarse con el Exilio Vietnamita o con el Chileno, pero lo que SI podemos afirmar, sin ninguna duda, es que el Exilio Vietnamita es apoyado solamente por un bloque imperialista; en cambio el Exilio Chileno, es apoyado por los dos bloques imperialistas, y la burguesía mundial espera muchos más servicios del mismo.
En efecto, no es para nada una casualidad que, incluso en lo que se refiere al más eminente personal político burgués - ministros de Allende y altos funcionarios, personal de los partidos de la UP y secundariamente de la democracia cristiana -, haya sido recibido con los brazos (y bolsillos) abiertos en los puntos neurálgicos de los dos bloques imperialistas : Rusia, Estados Unidos, República Democrática Alemana, Inglaterra, Bélgica, etc. Esto verifica hasta que punto el gobierno de la UP fue un gobierno de salvación nacional contra el proletariado y que, por encima de las contradicciones interburguesas, se estima enormemente la defensa general del Estado burgués frente a un proletariado firme y autónomo (12). Claro que Chile no fue una excepción al respecto (ni tampoco pretendemos que sea la más importante, el régimen de Velasco en el Perú y la operación “retorno del peronismo” (por citar dos ejemplos claves) fueron situaciones extremas en las cuales los dos grandes bloques imperialistas, y casi la totalidad de las burguesías que acumulan en esos países, se solidarizaron, por encima de sus contradicciones, para la defensa general del Estado amenazado por el proletariado.
Pero si Chile no fue una excepción con respecto a la lucha de clases, por algo fue el Exilio Modelo, incluso para el Argentino y el Uruguayo. Ello se debe, por un lado, a que, para la burguesía mundial, la famosa “experiencia chilena hacia el socialismo, sin violencia obrera”, es su más ferviente deseo y aspiración, y, en segundo lugar, porque la forma en que se fueron resolviendo las contradicciones a favor de la contrarrevolución permiten esconder, en forma mucho más adecuada que en el caso argentino y uruguayo, el brutal antagonismo de clase entre los exilados. Es decir, si bien la represión existió siempre en cualquiera de los tres países, el terrorismo abierto y general del Estado se opera en forme distinta en los diferentes casos. En Chile el “Golpe de Estado” aparece como un corte, en Argentina y Uruguay nadie puede ocultar que no hubo ningún corte, que el terrorismo generalizado de Estado, al menos en lo que se refiere a la clase obrera, precedió notoriamente el Golpe, que éste no es más que un paso por el cual la fracción burguesa, que se impuso como solución final, se encuentra suficientemente fuerte para declarar formalmente que también, a partir de entonces, se reprime al resto de la burguesía. Por eso Chile es el único caso en que se puede hacer creer que la represión generalizada fue destinada conjuntamente a la UP y a los obreros que. según esta versión dominante, defenderían al Gobierno (este es el mismo elemento que le otorgó una importancia vital al “exilio Antifascista Español”). Por ello es más fácil que el Exilio Chileno pueda imponerse, hacer tragar la política reaccionaria de la UP como un problema de "errores del Gobierno Popular", convencer, a los obreros de todos los países del mundo, de que solidarizándose con la UP se solidarizan con sus hermanos de clase. En cambio en el caso Argentino y Uruguayo, la burguesía de oposición ha tenido que hacer mucho más malabarismo para borrar la experiencia directa de los obreros: cuando ellos estaban cómodamente sentados en los parlamentos (y que votaron a favor o en contra de la legislación represiva del Estado de Sitio, del estado de Guerra es secundario y común al caso Chile ) o en sus sindicatos legales, y a veces, como en el caso del peronismo, estaban en el Gobierno; la sangre obrera y de sectores de la pequeña burguesía regaba las calles, la prisión y la tortura abarcaba a muchas decenas de miles de militantes, que, con muy diferentes posiciones y a veces ilusiones, se jugaron enteros contra la única política burguesa que era posible en esas circunstancias.
Ello explica porqué la conspiración del silencio fue tan potente durante la primera fase de represión abierta en Argentina y Uruguay; y que hasta los famosos golpes (que desde el punto de vista de la represión contra el proletariado no cambiaron nada) fuera un delito hablar en el Exilio de otra represión que no fuese la Chilena. Recién a partir de esos Golpes se admiten las denuncias, la prensa internacional llena sus páginas de lamentaciones sobre los muertos, desaparecidos y prisioneros; con algunas excepciones marcadas por los intereses imperialistas (Rusia y sus aliados) para los cuales en la Argentina no hay todavía represión. Ello explica también porqué entre esos tres Exilios, el chileno haya sido el Papá (téngase en cuenta que ¡a fines del 73 el exilio chileno no era siquiera más masivo que el uruguayo!) que adopté y agarró de hijos a los otros dos obligándolos a apitutarse bajo su sombra, a secundarlos en sus maniobras, a imitarlo en sus métodos, a chuparle las medias para compartir con él las excelentes relaciones con todas las instituciones y partidos que se ocupan del Exilio.
La extensión de la contrarrevolución : los servicios brindados por el exilio organizado.
Considerando ahora los tres Exilios del Cono Sur, y sin olvidar que el Chileno es el Papá de los otros dos, podemos afirmar que en ningún otro caso en el mundo se maneja más dinero de todos lados (13) (del "socialismo" o del "capitalismo" de la socialdemocracia, de los P “C”, de la Democracia Cristiana, de la “derecha”, de la “izquierda”) para la resistencia, que contraste mas con le hecho de que nunca hubo menos de la tal “resistencia”, en ningún otro se trafica tanto con promesas de partidos revolucionarios, no hay otro ejemplo en el mundo con tantos profesionales del exilio recorriendo el mundo, haciendo conferencias de prensa y discursos en partidos y sindicatos, en base al negocio de la supuesta resistencia.
Si el negocio entre Exilados organizadores del Exilio y los asilantes apoyadores de tal Institución, es, en este caso, tan próspero, incluso más que en el pasado, no es por casualidad (es de las pocas cosas prósperas en el planeta). En los principales ejemplos del pasado, que hemos visto en el texto de Exilios Organizados Masivos, se estaba ante una situación de última fase de consolidación de la contrarrevolución en todo el mundo, ahora las burguesías de los países que reciben exilados se enfrentan a un proletariado que tiende a ser y será cada vez más activo a pesar de sus disparidades regionales. Por eso el Exilio Organizado de hoy, en particular el del Cono Sur, además de cumplir la clásica función con respecto a su propia patria, intenta cumplir, ya no como función secundaria sino como función principal, una función de extensión de la contrarrevolución.
No es tampoco una originalidad del presente, como dijimos el Exilio Español e Italiano Antifascista fueron especialistas en ello. Se comprenderá que no era lo mismo que el discurso antifascista, lo hiciera en Francia, Rusia o Holanda los gobernantes de turno, que cuando lo hacía alguien “que venía del frente de batalla contra el franquismo” o alguien que era presentado (fuera o no verdad) como “recientemente escapado a las garras del fascismo italiano”. Era objetivamente más convincente, más fácil de ser presentado hasta como “revolucionario” ésta segunda alternativa. Por eso, esos Exilios tuvieron también los brazos, los bolsillos, y también las tribunas abiertas; por eso la prensa de la época recogía tan abiertamente en sus páginas los aportes de los “comunistas” y “anarquistas” antifascistas. El Exilio Organizado por la Democracia y el Humanismo podía fácilmente contribuir a extender y estabilizar la contrarrevolución. Lo que ha cambiado hoy, es que no estamos frente a la profundización general de la contrarrevolución en el mundo; sino por el contrario en un proceso, lento y desigual geográficamente, de comienzo del fin de la contrarrevolución más larga y profunda de toda la historia del proletariado, que incluso impide que sea estable, en el mediano plazo, la situación contrarrevolucionaria en aquellas zonas del planeta donde el proletariado ha sufrido grandes derrotas;
El Exilio Chileno, Argentino y Uruguayo, ha hecho todos los méritos posibles para extender la contrarrevolución, por eso tiene tanta audiencia. De la misma forma que, por el hecho de que el mito de la defensa nacional contra el fascismo prenda menos hoy (en un proletariado que está demostrando en el mundo que no aceptará el sacrificio nacional), no reduce su peligrosidad, haciendo necesario que los militantes revolucionarios continúen a enfrentarlo (no solo como en el pasado, sino mejor que en el pasado), el hecho de que el Exilio Organizado haya tenido menos éxito en esta función, que incluso se haya desgastado muy rápidamente, no implica que haya perdido su peligrosidad, que no debamos continuar denunciándolo. Muchos son los que consideran que estos exilios ya pasaron su apogeo Institucional, que ya no joden a nadie, que los obreros de los países asilantes están ya inoculizados contra él. Evidentemente puede ser así o no; todo depende de la correlación de fuerzas futuras entre internacionalismo proletario y democratismo. El avance del proletariado en el mundo destruirá el Exilio Organizado del Con Sur, al dejarlo sin clientela, arrastrando a los obreros argentinos, uruguayos y chilenos a su lucha y hasta podemos suponer que una parte de ellos recuperará su memoria de clase, su propia experiencia directa contribuyendo así a la lucha general del proletariado. En cambio no tengamos dudas, que todos los aparatos, que en conjunto han desarrollado las burguesías asilantes y los burgueses que dominan el Exilio Organizado, no han sido construidos sin ningún objetivo; por el contrario juegan hoy un papel y lo intentarán desarrollar mañana tratando de poner los obreros de los países asilantes al servicio de la democracia.
Si quisiéramos enumerar la lista de méritos adquiridos por el Exilio del Cono Sur en los 5 continentes al servicio de todas las burguesías asilantes, no nos alcanzarían para ello muchos números de la revista Comunismo. Digamos simplemente que la totalidad de las expresiones del Exilio Organizado intentan explicar a los obreros de los países asilantes las razones por las cuales hay que trabajar mucho, defender al gobierno democrático o a su oposición socialista, o viceversa, y sobre todo porqué en esos países no se justifica una revolución y mucho menos la violencia y el terrorismo etc. La historia es la misma de siempre (idéntica a la ya comentada del Exilio Español), pero se adecua hábilmente según las necesidades de la burguesía asilante. En algunos países el Exilio es directamente oficialista y llama a “trabajar mucho y apoyar el Socialismo” (países del Este, Cuba, etc ) o a defender los gobiernos y parlamentos que “defienden los derechos humanos y la democracia” (Venezuela, México, etc.) en la mayoría el Exilio Organizado se reparte entre el Gobierno y los Partidos y Sindicatos que constituyen la oposición a su majestad (toda Europa Occidental, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y los otros países de América Latina), pero en todos los casos se trata de convencer a los obreros que para ser solidarios no se debe pelear contra la burguesía, sino que, dado que donde hay que hacer la revolución es allá lejos, aquí lo importante es convencer a “su” gobierno, a “sus” sindicatos, a “sus” partidos de enviar algún telegrama , de hacer alguna denuncia en algún foro internacional, de no comprarle a Chile, de obtener parlamentariamente que no se le venda armas a Argentina ,etc. Siempre su función es ligar a los obreros con el cuento de la “solidaridad” a los partidos, sindicatos y otras instituciones del capitalismo. ¿Se consideran bien servidos Señores Asilantes? NO, a veces piden más, cuando hay que reprimir, desarrollar democráticamente la campaña terrorista del Estado en nombre del “antiterrorismo” recurren a los “Guerrilleros”. Quién mejor que un terrorista tupamaro o montonero para legitimar el terrorismo de Estado justificando la campaña antiterrorista, para explicarle a los obreros europeos que en Europa no se justifica el terror obrero, pues existen medios democráticos, o de algún guevarista vestido con gorra de comandante y todo, para explicar que si bien la lucha es una, los métodos son diferentes : “en América Latina hay que hacer la guerrilla, en Europa votar por Mitterand, Felipe González O Carrillo”. Si con esto no les alcanza todavía son capaces de denunciar a los obreros que sabotean la producción o conspiran, a aquellos exilados que están “mal agradecidos a los gobiernos que tuvieron la gentileza de asilarlos”, de hacerles homenajes a los Frentes Populares del pasado a Blum o a Companis, de juntar su gente para fúnebres desfiles folklóricos de los primeros de mayo que organizan los partidos y sindicatos del régimen, etc. La complementariedad es total, los partidos y sindicatos asilantes, a su vez, envían a sus militantes a realizar estadías de aprendizaje y de colaboración en los Comités de Exilados y estos socorren a aquellos cada vez que es necesario pedir en nombre de la “Revolución” “allá lejos”, la adhesión aquí y ahora al sindicato, al partido, al parlamento, al gobierno.
Quién se atrevería a afirmar que “los Grandes Hombres de la Emigración” no servirán mañana para enganchar a la Guerra Imperialista a los obreros, en nombre del socialismo, o/y del antiimperialismo, o/y de los derechos del hombre, o/y del fascismo ! Ahí donde hoy ya es necesario, en las cuñas imperialistas de ambos bloques (ej. en Israel y en Cuba ), ya lo están haciendo!
Antiexilio y acción comunista
Del lado de la contrarrevolución no se ha innovado nada, del lado de la revolución tampoco hay nada que haya cambiado, las tareas comunistas son las mismas de siempre, las que realizó el grupo Marx en el Exilio, las que realizó la fracción comunista italiana en circunstancias similares. Pero hoy la situación es otra, la posibilidad de acción, en cualquier país donde nos haya tocado vivir el exilio, es mayor, la necesidad de organizarse por encima de fronteras vuelve hacer sentida por el proletariado del mundo entero, la gigantesca fuerza del proletariado mundial no ha sido liquidada como en la pre-segunda guerra mundial. En esta fuerza se encuentra la única salida a la situación actual para toda la humanidad. En aquellas zonas donde la situación de derrota del proletariado es la más catastrófica de toda su historia, se podrá reinvertir la situación solo y solo si en otras zonas el proletariado pasa a la ofensiva de clase, en las que fuera de toda consideración de exilado o no exilado, con la que intentan dividirnos, debemos actuar terminante y decididamente, y de ninguna manera juntándonos al carro fúnebre del Exilio Organizado. Las tareas en el campo proletario son enormes en el enfrentamiento a la burguesía de cada país, de todos los países, a todas sus maniobras y tácticas. Ellas no permitirán descansar a ningún militante obrero que comprenda la gravedad de la situación actual, en donde la burguesía intenta derrotar, paquete por paquete con los Exilios Organizados, los Partidos, los sindicatos, los Ejércitos, los Parlamentos, las Iglesias, los Pacifistas, los derechos del hombre y todo el resto de su batería, al proletariado, para llevarlo a la barbarie de la Tercera Guerra Mundial que hoy prepara. Contra eso es necesario, hoy como ayer, explicar el pasado, reconstituir esa historia de nuestra clase que conocemos apenas (casi nada en América Latina, África, Asia), reconstituir el programa de la revolución comunista tan falsificado y desconocido, atacar cada mito de la burguesía, reforjar el conjunto de armas teórico prácticas de la revolución, prepararse a sabotear toda economía nacional, sabotear la producción (que ya es producción para la Economía de guerra) en todos los países, utilizar la acción directa, la huelga y el fusil contra la burguesía de cada país, solidarizarse con todos aquellos que hoy, de cualquier manera que lo hagan, se niegan a soportar la austeridad reclamada por todos los Estados, Partidos y Sindicatos en el mundo.
Hoy algunos personeros menores del régimen de Allende, entran en Chile y no son reprimidos; la burocracia del sindicalismo argentino nunca fue reprimida y hoy vuelve a ocupar primeros planos y primeras planas en ese país. No nos extraña. Mañana puede agotarse la función de uno de los Grandes Exilios Organizados a los que les hemos dedicado no muy cortésmente este artículo; sin embargo, la esencia del Exilio Organizado no habrá variado y serán sustituidos por otros que utilizarán los mismos métodos, que realizarán la misma política contrarrevolucionaria. Como comprenderá el lector no todas son desventajas, cuando no se tiene la posibilidad de dedicar un texto, una publicación, a atacar a uno u otro personaje, a uno o otro partido de la democracia burguesa. Como muchos otros textos surgidos de la necesidad general de la clase, no perderá su vigencia.
Tampoco lo perderán nunca aquellas gloriosas palabras que resumen el Manifiesto Comunista de 1848 y que hoy retomamos para reafirmar, contra toda la corriente, en todo el mundo (incluso en el exilio) : "en resumen, los comunistas apoyan por doquier todo movimiento revolucionario contra el régimen social y político existente... Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos solo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia el orden social existente. Las clases dominantes pueden temblar ante una Revolución comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella, más que sus cadenas . Tienen en cambio un mundo que ganar. ¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAISES, UNIOS!"
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