Si estamos aquí, no es porque preferimos el comercio equitativo al librecambio, ni porque creamos que la globalización debilita a los estados naciones. No estamos aquí porque pensemos que el estado está controlado por instituciones no democráticas, ni porque queramos más controles del mercado. Estamos aquí porque toda forma de comercio es el comercio de nuestra miseria, porque todos los estados son prisiones, porque la democracia camufla la dictadura del capital.
Si estamos aquí, no es porque veamos a los proletarios como víctimas, ni porque queramos plantearnos como sus protectores. No venimos aquí para dejarnos impresionar con revueltas espectaculares, sino para aprender la táctica de la guerra de clases cotidiana, llevada adelante por los huelguistas de Ansaldo y los proletarios insumisos de la industria metalúrgica. Hemos venido aquí para intercambiar nuestras propias experiencias como desposeídos del mundo entero.
Si estamos aquí, no es como miembros de las numerosas ONG, ni de los lobby oficiales, de Attac o de todos los que quieren simplemente ser incluidos en las discusiones sobre la modernización del capitalismo y esperan que sus propuestas (por ejemplo, la tasa Tobin) podrán salvaguardar las relaciones sociales capitalistas, es decir, las mismas relaciones que perpetúan nuestra alienación y nuestra explotación.
Si estamos aquí es como proletarios que no identifican el capitalismo con las reuniones de esos gángsters, sino con el robo cotidiano de nuestras vidas –en las fábricas, en los centros llamadas(2), en el paro– por las necesidades de la economía. No hablamos en nombre de quien sea, sino que partimos de nuestras propias condiciones de existencia. El capitalismo no existe a causa del G8, sino que es el G8 el que existe a causa del capitalismo.
El capitalismo no es ni más ni menos que la expropiación de nuestra actividad, que se vuelve contra nosotros mismos como si fuera una fuerza extraña a nosotros. Nuestra fiesta contra el capitalismo no tiene ni principio ni fin, no es un espectáculo predeterminado, no tiene fecha fija. Nuestro futuro se encuentra más allá de toda mediación, más allá de los estados nacionales, más allá de toda tentativa de reformar el capitalismo. Nuestro futuro se sitúa en la destrucción de la economía.
¡Por la abolición total del
estado y el capital!
¡Por la comunidad humana mundial!
¡Proletarios contra la máquina!